“Doctor Marigold” de Charles Dickens

cubiertacontrase–adoctor.inddDe la mano de Contraseña Ediciones y con la traducción de Ismael Attrache nos llega un nuevo relato de Charles Dickens que se publicó el año pasado, bien encuadrado en el bicentenario del nacimiento del titán británico. Publicado en 1865 (etapa de madurez del escritor y muy cerca de su final en 1870), en el número extra de Navidad de la revista All the year Round, dirigida por el propio Charles Dickens,  con el nombre de “Doctor Marigold’s Prescriptions”; se trataba un extenso relato en ocho capítulos, de los cuáles sólo el primero y el octavo estaban escritos por él. Estos dos capítulos se publicarían posteriormente en 1894, en el volumen Christmas Stories from “Household Words”  con el nombre de “Doctor Marigold”, y es la edición que sigue Contraseña.

Ya yendo a la obra en cuestión, el narrador y auténtico protagonista es un buhonero que debe su nombre al doctor que le trajo a la vida y que se gana la vida como vendedor ambulante, profesión para la que ha nacido, con la que disfruta en demasía y que defiende a capa y espada como podéis ver en el siguiente párrafo, en comparación con los políticos de la época:

“Esos politicastros lisonjean a la gente de forma vergonzosa, pero los chamarileros no hacemos eso. Decimos la verdad a la cara y no nos dignamos adular a nadie. En cuanto a la osadía con que se exageran las virtudes de los lotes, los politicastros nos superan con mucho en ese aspecto. Los que nos dedicamos a la venta ambulante solemos pensar que no hay artículo mejor que una pistola para ejercer nuestra labor de charlatanes divirtiendo a la gente, a excepción de unos anteojos. Con frecuencia me paso quince minutos hablando de una pistola con la sensación de que podría no parar jamás. Sin embargo, cuando cuento lo que se puede hacer con el arma y a quién ha abatido esta, no llego tan lejos como los politicastros cuando se dedican a ensalzar sus propias armas, ellos, que tan bien armados vienen de argumentos.”

La palabra como arma, que él utiliza para divertir a la gente y, de paso, ganarse la vida. Uno de los puntos de inflexión de su vida será la pérdida de su familia y posterior encuentro con Sophy, una niña, sordomuda, que arranca los momentos más líricos y emotivos:

“La muchacha era guapa de cara; ahora que nadie le daba tirones a esa melena brillante y oscura, ahora que la llevaba peinada, su apariencia destilaba un matiz conmovedor que brindaba una atmósfera de lo más sosegada y apacible al carromato, pero nada luctuosa.”

La educación de la niña le llevará a tener que renunciar temporalmente a ella; Marigold preparará, durante el tiempo que esta fuera, el carromato, para que acoja los libros que le pueden gustar a ella, para preparar su vuelta, la vuelta de su hija adoptada:

“Llevé a cabo mi propósito sin precipitarme; me construyeron y montaron los muebles, de forma muy ingeniosa, bajo mi supervisión añadía una litera para Sophy, con cortinas, y una mesa de lectura; por todas partes había filas y filas de libros, con ilustraciones y sin ellas, empastados y sin empastar, de bordes dorados y sin adornos, todos los que le fui encontrando en mis viajes por los cuatro confines del país, en parajes hermosos y en parajes feos, en sitios rebosantes de riqueza y en otros sumidos en la pobreza, algunos lejanos, otros cercanos. “

Esta biblioteca se convierte en una metáfora del hogar, un hogar cargado de libros de todo tipo que recogen todo su saber, una imagen muy bella de esas bibliotecas cada vez más abocadas a su extinción.

No voy a avanzar el final del relato, aunque sí que puedo certificar que resulta tan conmovedor como varias de sus obras más conocidas. Este amor por los libros, esta censura por la clase política, la presencia de la sordomuda; no dejan de ser detalles autobiográficos presentes a lo largo de las páginas; Marigold, curiosamente, un buhonero, un charlatán, es el personaje elegido con el que más se identifica un Dickens que está llegando al final de su carrera literaria y de su propia vida; una paradoja, la elección de este personaje, que le acerca definitivamente a un espíritu más bohemio, más cercano al pueblo más común.

No quiero dejar pasar este pequeño comentario con esta frase, hermosísima, en la que los libros actúan como metáfora de presencia de Sophy; los libros, evocadores de lo sublime o de lo que más queremos:

“Esos libros de Sophy evocaban tanto su presencia que vi claramente su conmovedor rostro antes de quedarme dormido al lado del hogar.”

Dickens, siempre necesario; más, imprescindible.

“El Vivo” de Anna Starobinets

A comienzos del año 2012 tuvimos la suerte de ver publicada una obra de la rusa Anna Starobinets gracias a Nevsky Ediciones, me hice eco de ella aquí . En aquella ocasión se trataba de una recopilación de cuentos breves donde se mezclaba la ciencia ficción y el terror de una manera muy saludable, si tal cosa es posible. A finales del mismo año, la misma editorial ha sacado ya el segundo libro de la autora, “El Vivo”, del que pasaré a hablar a continuación y al que, a pesar de ser una novela de ciencia ficción, al menos en apariencia, lo relatado también está muy emparentado con el terror indudablemente.

el-vivo“El Vivo es nuestro salvador. Vino al  mundo para dominar a la muerte. Con Su nacimiento estableció el fin de la Gran Reducción. Con Su nacimiento nos ha donado la vida eterna. Sabrás también que el secreto del nacimiento del Vivo es el más grande del universo. Sabrás que no necesitamos respuestas ni explicaciones, sino que solo necesitamos tener fe en que Su nacimiento es el milagro de la resurrección.”

Con el mesianismo casi místico de este párrafo enlazo directamente con el fantástico prólogo de Julián Díez, donde se citan varias de las claves de esta novela (no se trata de una recopilación de relatos), encuadrada en un subgénero habitual como es el de las novelas distópicas, apocalípticas muestras de hipotéticas sociedades futuras que muestran lo que podría ser un futuro distinto al que desembocará el presente que estamos viviendo. Los ejemplos son de dominio general, pero podemos citar a “1984” de Orwell o “Un mundo feliz” de Huxley.

Julián comenta nada más empezar el prólogo: “Al igual que en el Nosotros de Zamiatin. El vivo se desarrolla en un futuro muy lejano, en el que la nueva sociedad, consecuencia de las carencias de la nuestra, es una estructura firme y asentada. Y, al igual que en esa novela de hace un siglo, la consecuencia directa más visible es la anulación del individuo. Solo que en este caso el ejecutor de ese proceso no es el socialismo, sino el desarrollo de nuevas tecnologías, que en muchos casos nos resultan familiares por ser una proyección evolucionada de algunas que conocemos.”

Entroncándolo directamente con el “Nosotros” de Zamiatin y señalando dos de las características más importantes que podemos apreciar nada más empezar el libro: la influencia, perniciosa, de una tecnología que sirve de desencadenante de dicha sociedad; pragmatismo y control como fuente distópica; y la lejanía de un futuro que ya está establecido pero que nos resulta cercano porque algunas de estas nuevas tecnologías son proyecciones evolucionadas de elementos actuales ya conocidos.

Con ello la escritora busca que el lector reflexione a través de la historia que cuenta, elementos tan cercanos como los asesinos en serie, las telenovelas o un Friktube son tan identificables que permiten esa total empatía. Otro ejemplo de esta cercanía es la presencia de Twitter (como elemento subversivo) y el Socio (un facebook al uso futuro), símbolo de estancamiento que obliga continuamente a sus habitantes a acceder a él para interaccionar, quitando, anulando al individuo y convirtiéndolo en un elemento más sin personalidad integrado en el Vivo.

Resulta terrorífica la existencia de Luxuria, un placebo unificador que está totalmente integrado con la sociedad tecnológica:

“Luxuria es uno de los misterios más grandes del Socio y del Vivo: el jardín de las delicias donde los participantes del acto dan rienda suelta a sus fantasías y las hacen florecer. Las fantasías se entrelazan, se alimentan mutuamente, y se vuelven una. “La unión perfecta es lo que nos dará la alegría –se dice en la configuración del Socio-. En el modo luxuria, tienes a tu disposición tus cinco sentidos, y puedes compartirlos con tus amigos.”

Aún así, la estructura es la clásica en distopías: presentación de la sociedad totalitaria y anuladora del individuo, desarrollo de las voces en contra, en este caso los “disconformes”, a través de la figura mesiánica de Cero (“Murió por nuestros pecados. Pero usted le transmitirá el mensaje cuando resucite”) y rebelión final en su contra.

Sin embargo, para desarrollar la historia no utiliza un narrador omnisciente sino que utiliza diferentes narradores en primera persona, con diferentes puntos de vista, continuos cambios en el espacio y en el tiempo, experimenta diferentes estilos para narrar los episodios, además de establecer una compleja trama de capas de información que da niveles de lectura distintos.

Manipula el lenguaje de tal forma que nos transmite el terror de una sociedad tecnificada e inhumana de manera muy palpable, con los sentidos; una sociedad, me temo, que no está tan alejada de lo que estamos viviendo, salvando las distancias, pero que sirve como alerta. No cabe duda de que Anna Starobinets está muy preocupada por lo que se puede desencadenar y es lo que nos quiere transmitir.

Excelente novela que confirma la necesidad de seguir a esta escritora, espero que le acompañen las ventas (parece a priori que sí) y podamos ver más libros de esta jovencísima autora que ya es más que una promesa.

Mis tenores favoritos (2ª parte)

 bayreuth

Ya empecé a comentar cuáles eran mis tenores favoritos en este artículo anterior . Hoy voy a terminar con él; me gustan más tenores, naturalmente, en distintos papeles que no han podido entrar por limitaciones de espacio, quizá en el futuro.

-Ahora me voy a centrar en el tenor ligero,  característico por cantar más de cabeza que de pecho, en repertorios más ligeros en cuanto a la orquesta y donde no es necesario dar peso a la voz media, ejemplos característicos son los Mozartianos, Haëndelianos o Rossinianos. La mayoría de la gente lo asocia fácilmente hoy en día, ya que Juan Diego Flórez lo está bordando y es tremendamente conocido. Pero mi tenor elegido va a ser otro peruano y amigo del anterior, el gran Ernesto Palacio, poseedor de una voz pequeña en el volumen pero de un alcance inmenso y con una capacidad para hacer agilidades que resulta, simplemente proverbial, sobre todo porque para ser ligero no resultaba tan autoparódico como oír a ese clásico Tenor di Grazia que era Luigi Alva, que parecía que estaba cantando en falsette en todo momento. Un ejemplo válido para entender la importancia de Palacio puede se este “Languir per una bella” de “L’Italiana in Algeri” de Rossini, es bárbaro lo bien que se mueve en las agilidades y el manejo del canto en “pianissimo”, delicadísimo:

Aquí voy a introducir el contratenor, esa voz capaz de cantar de cabeza sin pensar nunca en pasar al registro de pecho, prodigio de técnica y trabajo; mucha gente lo considera frío pero a mí, sinceramente me emociona; como ejemplo voy a poner esta vez uno actual porque me tiene totalmente hipnotizado, Philippe Jaroussky, ¿se puede tener más sensibilidad a la hora de cantar? Increíble este “Lascia Chio Pianga” de Haëndel:

-Como transición a los pesos pesados de los tenores, tiene que aparecer, tenía que hacerlo en algún momento, Franco Corelli, lírico spinto que lidió con papeles más potentes en lo orquestal como los Puccinis o el simple repertorio del verismo; la voz, muy peculiar, era ciertamente hermosa y tenía unas cualidades asombrosas de fiato, además de una agudo espectacular; el único enemigo para convertirse en uno de los mejores tenores era su propia falta de confianza que le obligaba a usar el portamento a veces antiestéticamente; a pesar de esto, su voz es un monumento, os pongo dos fragmentos de los muchos que se podrían elegir, atención al primero, “Recondita armonia” de “Tosca”, jovencísimo, exuberante, un torrente de voz, en directo:

Y para acabar de enamorarse de esta peculiar voz, una de las arias más famosas de la historia de la ópera, “Vesti la Giubba” del “I Pagliacci” de Leoncavallo, desbordante de nuevo, vaya plenitud:

-Paso a los tenores dramáticos, ojo, yo suelo distinguir entre dramáticos y heldentenors (el tenor wagneriano); pues bien, aquí podría haber introducido a Carreras (poco probable) y a Domingo, con papeles como el Sansón o su increíble Otello; pero me voy a quedar con algo distinto, el chileno Ramón Vinay, broncínea voz (muy al estilo de Mario del Mónaco) pero de mayor calidad y sensibilidad; menos tosco, especialista en dramáticos potentes y que cantó lo más pesado del repertorio wagneriano (¡con éxito!), imprimiendo una personalidad única a un papel que bordó, os pongo precisamente de su “Otello” el “Dio mi potevi Scagliar”:

-Y con el chileno paso a lo más pesado, el heldentenor, el tenor heroico, el tenor que tiene que luchar con orquestas de una densidad brutal y sobrevivir al intento, ¡¡desde luego es heroico!!. Hay muchos pertenecientes a la época dorada de Bayreuth que cumplieron su cometido, que no es poco, pero me gustaría pensar que existe un tenor que aúne las características de Lauritz Melchior y Wolfgang Windgassen: la mezcla perfecta para crear el tenor heroico total. Lo de Lauritz no era normal, una voz incombustible de una potencia descomunal; empezó como barítono pero en seguida se convirtió en el heldentenor por excelencia y llegó a cantar en el MET durante 25 años más de 1000 veces los papeles wagnerianos!!, esto no lo ha hecho nadie, ya que el desgaste de este tipo de papeles es considerable, inhumano. Os pongo una muestra con su “Nothung, Nothung” del “Sigfrido” de Wagner:

Windgassen era también un titán, pero, además, añadió lirismo a los personajes de Wagner, supo cantarlos dotándolos de emotividad sin perder fuerza, labor ciertamente difícil, es proverbial, verle cantar su Tristán o su Sigfrido, paradigmas de canto expresivo con toda la potencia que requiere; su voz era muy amplia y podía luchar contra todas las orquestas que le ponían igualmente; conocer Wagner con él y la inconmensurable Birgit Nilsson es enloquecer con Wagner, os voy a poner un par de fragmentos de este increíble cantante, en primer lugar el “Heil dir, Sonne! Heil dir, Licht” del “Sigfrido” con ese dúo:

Cuánto transmitía Birgit de Brünhilde, cuánta fuerza, qué rotundidad en cada nota, sin portamentos y afinación plena;  qué pareja más memorable en el fondo de nuestros recuerdos, en ese rinconcito de nuestro corazón; para acabar, por qué no, el último fragmento va a ser el Dúo de amor de “Tristán e Isolda”, esta vez cantado con Martha Mödl, tened en cuenta que este último momento dura media horita, guardadle un hueco:

Espero que os haya gustado la recopilación, otro día recopilaciones de otras cuerdas, cómo no. Si os gusta claro.

“Cuando sale la luna” de Gladys Mitchell

Ediciones Nevsky, de la que ya he hablado alguna vez, gracias a su sello Fábulas de Albión, inaugurado durante este año pasado, están enriqueciendo su catálogo y, por qué no decirlo, mejorado aún más si cabe la calidad de las obras que están publicando; ya que, al evidente catálogo de escritores rusos y afines a lo ruso, se están uniendo ahora obras de otro tipo de temática, más oscura, tirando al gótico y que vienen a complementar extraordinariamente a una de las editoriales más interesantes del panorama actual.

Mitchell_Portada_PrensaDentro de estas obras nos encontramos ahora con “Cuando sale la luna” de la autora británica Gladys Mitchell. Esta escritora, contemporánea de Agatha Christie y Dorothy L. Sayers, era una de las “tres grandes damas” de la ficción detectivesca los años 30 del siglo XX, la menos conocida de las tres, al menos por aquí, pero perteneciente como ellas al fabuloso “Detection Club”: la edad dorada de las historias de detectives. Su obra se caracterizó por utilizar lo clásico del género para intentar una interpretación más personal, llevando la novela policíaca a estructuras más novedosas, utilizando psicología freudiana y desembocando, según las circunstancias en novelas más oscuras, jugando con lo sobrenatural y creando casi novelas góticas.

En “Cuando sale la luna” tenemos a un asesino destripador que actúa en las noches de luna llena y que alterará la vida de un tranquilo lugar de vacaciones en la campiña británica, y muy especialmente la de los hermanos Keith y Simon Innes (el narrador), que, debido a la acusación que pende sobre su hermano mayor harán las pesquisas necesarias para averiguar el causante de los asesinatos.

La novela, en esta ocasión parte de un planteamiento tremendamente clásico, pero utilizando estas reglas le sirve para crear una historia más oscura, no revoluciona en cuanto a lo estructural, pero sí en cuanto a la caracterización psicológica de los personajes y en dotar de atmósfera, tenebrosa, a medio camino en lo macabro y el cuento de hadas desde el punto de vista del niño; la luna se convierte, claramente, en uno de los personajes del libro: “Para mí la luz de la luna siempre lo inundaba todo de un efecto tan romántico como siniestro. Aquel hombre peligroso estaba dentro de mis ideas sobre la noche”, omnipresente en todas sus páginas y dotando de un aire siniestro o lírico a la trama según el momento.

La novela, en estos parámetros, es deliciosa, además de reflejar lo que piensan los niños, también le sirve para pintar una situación social que vivía, en aquel tiempo de entreguerras la sociedad inglesa más costumbrista y le da un aire que en algunos momentos tira a lo mágico, como podemos ver en el excelente párrafo que pongo a continuación:

“La luna se volvía más pequeña y luminosa. Se estaba agrandando, volviéndose enorme. El efecto era el de un cuento de hadas, irreal, una ensoñación, hermoso. La maleza veraniega que bordeaba el canal era alta y untuosa. Las hierbas estivales comenzaban a crecer formando arbustos. Ya hacía tiempo que había pasado  la flor del espino, y las hojas eran espesas y entretejidas. En la orilla opuesta altos árboles se elevaban ennegrecidos contra la luz de la luna, ante nosotros vimos las siluetas de las vigas, líneas pesadas y gruesas, del puente de la vía del tren al otro lado del agua.”

Estamos ante una prosista excepcional y que complementa maravillosamente las clásicas novelas de detectives del resto de miembros del mejor club de detectives de ficción de la historia. Espero que tenga éxito, ya que la escritora tiene más de 65 libros en su haber y, posiblemente, sean, al menos, de una calidad parecida a este; tendríamos diversión garantizada durante mucho tiempo.

Mis tenores favoritos (1ª parte)

A raíz de este artículo de Rubén Amón en su siempre recomendable “Blog de Pecho” empecé a pensar en este tema, una de esas disquisiciones habituales, donde se tiende a absolutizar y/o denostar diferentes cantantes, más cuando hablamos de lo operístico.

El divismo es necesario y sirve como realimentación para crear debates y partidismos que, normalmente, hacen que la lírica gane adeptos, eso no lo vamos a discutir. Lo que sí voy a discutir es la idoneidad de elegir un cantante sobre el resto, y más en el caso de los tenores.tres_tenors

Después de mucho tiempo escuchando ópera y todo tipo de música soy más partidario de escoger cantantes más adecuados según repertorios; por qué limitarse a un cantante, ya sea Pavarotti o Domingo, si tienes la posibilidad de tener al mejor cantante para cada repertorio; en mi opinión, acaba resultando lo más idóneo y sensato.

Si intentáramos hacer esta clasificación, de todas maneras, ¿cuál sería el criterio? Rubén Amón, gran seguidor, biógrafo y defensor a capa y espada de Plácido Domingo acaba el artículo de esta manera:

“El tenor madrileño puede decir ahora, con razón, que es el número uno, aunque también tendría sus razones para reivindicar la misma plaza cuando Luciano Pavarotti vivía. Nadie ha cantado tantos papeles como él -más de 140- ni ha abierto en más ocasiones la temporada de los grandes teatros. Sin olvidar que Plácido ha sido tenor wagneriano en Bayreuth, ha cantado Otello durante 30 años y se ha mudado de voz hasta convertirse en barítono polifacético.”

Los criterios que utiliza son, para mí, desarmables por diversos motivos:

-Más de 140 papeles cantados, Domingo es voraz en este aspecto, no le importa decir que es barítono y coger aún más papeles aunque los cante de pena, ¿estará dentro de ellos cantar “Tristán” en versión estudio?, sólo por decir que lo ha cantado; ¿estará el “coso” ese que hizo cantando de barbero”?; ¿y Rigoletto?; sí, exactamente, estarán todos (nunca ha tenido demasiado decoro para destrozar papeles) aunque no sean  los más adecuados por diferentes motivos.

-Abrir en más ocasiones los grandes teatros, claro, cantando todo lo que canta, y ahora dirigiendo, pésimamente, así cualquiera.

-Tenor wagneriano en Bayreuth, seamos serios, el papel más adecuado para él es Sigmund, pero no, con esa dicción alemana de pueblo español sale de pena, destroza parte del encanto de cualquier ópera en alemán. El resto de papeles, pues como siempre, vaya Tannhäuser, Lohengrim.. en fin…

-Cantar un papel 30 años… y ¿lo de Hans Hotter qué fue? O ya en tenores ¿Lauritz Melchior?

Desgraciadamente es una clasificación tremendamente partidista y adecuada demagógicamente a lo que le interesaba.

Pero bueno, pasemos a la clasificación, en base a criterios distintos, de los tenores que más me han gustado según el repertorio más adecuado a su voz, no voy a poner muchos; hoy la parte más aguda y en un próximo post los de los registros más graves:

-Tenor lírico, prototipo de muchos papeles de Verdi y, por ejemplo, algunos papeles de Puccini como Pinkerton o Cavaradossi: sin duda la elección sería el gran Carlo Bergonzi, del que ya hablé por aquí , posiblemente ha habido pocos cantantes tan inteligentes a la hora de interpretar cada papel; era más bien spinto, que lírico puro, pero para el momento nos vale; apoyado en un fiato inconmensurable, su dominio de de la mezza voce le hace acreedor de posiblemente la voz más adecuada para cantar el tenor lírico verdiano, esa “rara avis” de la que no salen prácticamente ejemplos hoy en día; cada frase de su repertorio está cantada con tanta sapiencia, sacando jugo de cada nota, que resulta un verdadero manual de canto; el timbre era, además, bellísimo, a pesar de que el agudo estuviera forzado a veces, ya que su voz no era muy amplia; voy a poner un par de ejemplos relacionados con Verdi, para empezar el “Di tu se fedele” de “Un ballo in maschera”:

 Y ahora uno de los papeles menos conocidos, “Quando lo sere al placido”, el Rodolfo de “Luisa Miller”. No se puede cantar mejor, su voz me produce tantísima emoción al oírla, es difícil resistir las lágrimas.

 

-Desde este tipo de tenor vamos a subir en la tesitura e intención; si entramos en el terreno de los lírico-ligeros utilizaré como transición al gran Luciano Pavarotti, mucha gente le pone dentro de los líricos, pero con esa tesitura y los papeles que hizo, en fin, me resisto a clasificarlo así; .Pavarotti tenía una de las voces más claras que he oído nunca, y, en sus mejores tiempos, tenía unos agudos de una brillantez proverbial, estratosférica, insultante; si a eso sumamos un timbre aterciopelado, de una belleza sin discusión, estamos ante uno de los mayores fenómenos de la historia; voy a obviar que es Rodolfo (“La Boheme”) porque tiene mucho y muy bueno; la primera demostración es el Tonio de “La fille du Regiment” de Donizetti; no hay forma de cantarlo mejor, es brutal está versión en vivo que he encontrado de 1969 en La Scala (en italiano) del famoso aria de los 9 do’s de pecho que hace sin dificultad:

 

Y para acabar otro papel increíble, Arturo de “Il puritani” de Bellini, brillante es un adjetivo demasiado corto para este otro prodigio, “A te, O Cara”, es inmortal para siempre:

-De un portento a otro lírico-ligero que siempre estará en mi corazón, Alfredo Kraus, un prodigio técnico que siempre estuvo cantando al nivel más alto hasta el final de su carrera, con una elección exquisita del repertorio, especialmente francés, en el que tenía una dicción excelente, aunque también italiano, Mozart.. siempre consciente de sus limitaciones, rechazó cantar “La flauta mágica” porque su dicción alemana no era adecuada (Ay, Domingo…), siempre se identificó con Tristán pero fue su sueño frustrado, sabía que su voz se destrozaría cantando ese papel, muy a su pesar, por carácter podría haberlo bordado; con él voy a ser tópico, hay que poner “Werther” de Massenet, “Pourquoi me reveiller” estaba unida a su melancolía inherente, cuánta belleza, qué brillantez para dar cualquier agudo, no en vano era capaz de dar un mi sobregudo de pecho:

 Y otro ejemplo, sorprendente, el “O muto asil del pianto” del “Guillermo Tell” de Rossini con la nota optativa al Mi sobreagudo, el poder de la voz de Kraus:

 -El último lírico ligero que voy a poner, que me estoy extendiendo demasiado ya, va a ser el alemán Fritz Wunderlich, este no es tan conocido para el público más habitual, pero su voz  era de un encanto irresistible, desde que le escuché haciendo el “Dies Bildnis ist bezaubernd schön” de “La flauta mágica”, busco con avidez las pocas grabaciones disponibles que tiene (murió jovencísimo a los 35 años); qué dominio del canto legato, qué fluidez para ir de nota a nota, qué agudo cargado de armónicos, cuánta inspiración en cada pasaje, a disfrutar:

 Otro ejemplo de la delicadeza con la que cantaba es esta “Mi lusinga Il Dolce Affetto” del Alcina de Haëndel, es imposible no rendirse ante él, se me saltan las lágrimas cada vez que la oigo:

Bueno, ya está bien por ahora, que me extiendo demasiado. El próximo post tendrá un ligero, y los tenores más potentes: dramáticos y heldentenors.

“El americano perfecto” de Peter Stephan Jungk

Con motivo del estreno mundial el próximo día 22 de enero de la ópera sobre la vida de Walt Disney, “The perfect American” de Philip Glass, se ha publicado anteriormente el libro en el que se basa el libreto de la ópera: “El americano perfecto. Tras la pista de Walt Disney” (“Der König von America”) del norteamericano, aunque con lengua materna alemana, Peter Stephan Jungk.

americanoperfectoEl libro no es una biografía al uso, está a medio camino de la biografía y el relato de ficción y se basa en la vida de Wilhelm Dantine que es el que se encarga de construir la narración al completo desde su punto de vista. Dantine fue el creador de los bocetos para “La bella durmiente” y fue expulsado por el propio Disney en 1959, lo cual desencadenó su obsesión por el creador estadounidense:

“Echo la vista atrás y contemplo la historia de su vida, como si me fuera más próxima y familiar que la mía propia. Incluso ahora, treinta años después de nuestro último encuentro, le sigo dedicando mi primer pensamiento cuando me levanto al amanecer y el último cuando me voy a la cama por la noche. Hace algunas semanas, cuando me propuse dar forma a lo vivido, no sabía si saldría una elegía, un libelo difamatorio o una epopeya”

Esta mezcla de veneración y odio que deviene en obsesión nos hace ver, casi desde el principio, lo falible, lo poco fiable que es este narrador y; desde luego, todo lo que vaya sacando de Disney irá entre lo elegíaco y lo despreciativo. Construirá su vida desde los momentos en que se relacionó con él, pero también a través de los testimonios de aquellos lo trataron. Y todo con continuos cambios en el tiempo, según le interese, lo que convierte la narración en algo poco predecible y por supuesto tremendamente entretenida, además de estar bien escrita.

Casi al principio de todo nos damos cuenta de que era un “megalomaníaco” sin lugar a dudas:

“Soy un líder, soy un pionero, soy uno de los grandes hombres de mi época; en su interior, a Walt estas palabras le resuenan como un eco. Esta oración de alabanza de sí mismo se la repite todas las mañanas, mientras está tendido despierto, antes de que salga el sol, desde Blancanieves, desde 1937. Mi nombre está en boca de más personas que el de Jesucristo. Millones de personas conocen, por lo menos, una de mis películas. Soy un mito. Mi ratón gusta más que el Niño Jesús y Papá Noel juntos. Es algo que no existía antes de mí: un género artístico, una idea, un concepto, que llega a toda la humanidad, que gusta y deleita a todos. He creado un universo. Mi fama durará siglos.”

A pesar de que el discurso, ciertamente, acusa de delirio de grandeza, el tiempo nos ha mostrado que no estaba muy lejos de la realidad. Otras pinceladas de su personalidad, igualmente menos agradables, tenían que ver con su falta de reconocimiento de los demás en público:

“Walt casi nunca daba su aprobación, y cuando esto ocurría lo hacía de una manera indirecta, con rodeos: hacía saber que otro había hecho un trabajo sorprendentemente bueno. con lo cual quedaba implícito que, aquel al que se dirigía debía comprobar en sí mismo si había dado muestras satisfactorias de su capacidad para entusiasmar al jefe.”

O simplemente con sus sentimientos racistas o machistas:

“Siente usted una llamativa simpatía por los negros, así sí que no estamos de acuerdo. […] No permito, bajo ningún concepto (y en todo caso no se ha dado nunca hasta ahora) que trabajen para mí, ni aquí, en Anaheim, ni en los estudios de Burbank. Dejo que haya uno o dos como jardineros, y la mayoría de las mujeres de la limpieza del estudio son negras, por supuesto. Pero yo prefiero apartarme de su camino.”

“Que nunca ha permitido ni a una mujer tomar parte de un proceso creativo. Las mujeres estaban autorizadas a copiar, pintar y colorear con tintas las ideas, los patrones y los bocetos de los hombres, pero no a producir ni el más mínimo trabajo creativo.”

A pesar de estos delirios, se nos revela como hombre, con sus miedos, quizá el miedo mayor sea a que desaparezca en el tiempo su persona:

“En los últimos tiempos no me abandona la sensación de que mi nombre ya no me pertenece. Es como si yo fuera el portador de este nombre, cuyo propietario es, en realidad una empresa. Una compañía que ofrece mi nombre como si fuera el suyo ¿Yo soy yo o soy una empresa? Dentro de cincuenta años, mi estudio aún existirá, pero nadie sabrá ya que tras él había un hombre de carne y un hueso, un tal Walter Elías Disney”

Miedos visibles por la forma en que se refiere a los animales: “Prefiero los animales a las personas, con mucho. Y creo que a la mayoría de la gente le sucede lo mismo. El éxito, en todo caso, me da la razón.” Walt Disney resulta, cómo no en este tipo de grandes figuras, un personaje muy paradójico según lo que nos cuenta Dantine: por un lado tenemos al visionario e influyente empresario capaz de influir en las elecciones democráticas de EEUU, recibir al presidente ruso o hablar con Neil Armstrong para conseguir que sea el primero en salir a la luna con un muñeco de Mickey Mouse (si no lo consiguió es porque murió antes); por otro tenemos a una persona insegura, anclado en la nostalgia de su niñez (visitó muchas veces su ciudad de origen, Marceline), profundamente asexual (tuvo una amante con la que prácticamente ni se acostaba) y temeroso de las relaciones con las personas.

Sin embargo este hombre de contradicciones supo rodearse de personas de mucho talento, (tal es el caso de Ub Iwerks, creador de Mickey y “capaz de crear 700 dibujos en un día”. Ward Kimball,  creador de Dumbo, o el propio Dantine, etc.), y exprimirlos para crear lo mejor que se podía hacer con un punto de partida muy claro y que nunca perdió en su horizonte:

“Nosotros no producimos filosofía, Bill, sino entretenimiento. […] Puede que una metáfora tan rebuscada satisfaga tu cerebro retorcido, pero no a los millones de personas que forman mi público.”

Esta biografía ficcionalizada nos ofrece esto y más (las pequeñas anécdotas y muchos más datos es mejor descubrirlos leyéndolo), pinta a Walt desde una óptica postmodernista que podemos creernos o no pero que no está muy lejos de la realidad, y que pone en perspectiva a una de las más importantes figuras del siglo XX, un visionario que ya es inmortal (como su empresa), en boca de su colaborador Ward Kimball:

-De Leonardo todavía nos acordamos hoy, cuatro siglos y medio después de su muerte. Y lo mismo ocurre con Miguel Ángel, Rubens y Velázquez. De igual manera se recordará a Walt Dinsney, en un futuro lejano , muy lejano. Y así debe ser. Puede que las películas de Walt sean simplificaciones., pero son clásicos. Deberían ser preservadas; no, no deberían, se preservarán de hecho como la Biblia de Gutenberg.”

Guste o no, la influencia de Walt Disney y el imperio que creó es inmensa y, sobre todo, decisiva en la forma de entender la cultura popular :”Resulta difícil imaginar un mundo sin Walt”.

No me gustaría acabar sin una carta-anécdota que se nombra en las últimas páginas, tras su muerte, y es la que Disney dirigió a Charles Chaplin pidiéndole perdón por haberle acusado en la caza de brujas contra los izquierdistas; en esa carta Disney comenta: “Tan solo quería hacerle saber lo mucho que usted ha significado para mí. Sin su ejemplo, nunca habría existido el ratón Mickey. Sin su inspiración, no habrían existido Blancanieves ni Pinocho, ni casi ninguna de mis películas. Usted fue mi maestro y mi modelo. Sin usted, nunca habría existido Walt Disney.”

Gracias Chaplin, gracias Walt, por haber hecho tantísimo por la cultura.

“Aquí y ahora (2)” de Paul Auster y J.M. Coetzee

Sabiendo que venimos de aquí ; en este segundo post voy a poner alguno de esos momentos que considero reseñables por algún hecho en particular y que paso a relatar sin más dilación:

jm+coetzee-1Me encanta la crónica espontánea que realiza Coetzee para referirse a las organizaciones de eventos culturales en Italia, reflejo de una mentalidad, la mediterránea, que, a pesar de lo caótico que pueda ser superficialmente, consigue obtener buenos resultados:

“A estas alturas ya he estado en bastantes eventos culturales en Italia como para no perder los nervios ante el caos que parece rodearlos. Nadie está del todo seguro de dónde ha de celebrarse el evento, al técnico de sonido no lo encuentra nadie, la intérprete está furiosa porque nadie la ha informado del orden de las intervenciones, etc, etc. Sin embargo, cuando llega la hora, todo sale bien: el público averigua milagrosamente adónde ha de ir, el equipo de sonido funciona y la intérprete lo hace de maravilla. Resulta que todo el caos era espurio.”

Uno de los momentos más sonrojantes tiene que ver con la figura de Philip Roth, el sudafricano acaba de leer “Sale el espectro” y realiza un análisis crítico del mismo, detallado, conciso, intentando ahondar, como crítico, en lo que está detrás del libro del autor norteamericano, olvidando el reduccionismo biográfico de la cultura americana sobre la que, además, le pregunta a Auster centrándose en Nueva York, ya que puede perderse algo que sea necesario para su análisis:

“Doy por sentado que has leído “Sale el espectro” y que sabrás que es un poco un batiburrillo. Incluye una diatriba completamente inmotivada sobre las tendencias del llamado periodismo cultural, puesta en los labios del personaje de Roth, Lonoff. Sin duda en esa diatriba hay mucho que yo, que no soy de Nueva York, me pierdo. Pero está claro que Lonoff (¿y también Roth?) no siente nada más que desprecio hacia esa mezcla de moralina y reduccionismo biográfico que pasa por crítica literaria en vuestros órganos culturales (y también en los nuestros). (Cuando hablo de reduccionismo biográfico me refiero a tratar la narrativa como una forma de camuflaje del yo que practican los escritores: la tarea del crítico es deshacer ese camuflaje y revelar la “verdad” que hay detrás)”.

Y, ¿cuál es la respuesta de Auster?, me guardo el comentario para luego, porque tiene chicha:

“¿Nado yo en las mismas aguas que Roth? No estoy seguro. Nuestros caminos se han cruzado unas cuantas veces, en dos ocasiones hemos cenado en un grupo de tres con Don Delillo (íntimo amigo mío desde hace muchos años), y hemos intercambiado un puñado de cartas. En otras palabras, es un conocido, no un camarada. Lo que a él más le interesa de mí, creo yo, es que ambos hemos nacido en Newark. En cuanto a Nueva York, sin embargo, no soy algo menos visible que él, sino muchísimo, quizá infinitamente menos visible. Roth es un dios cuya obra ha sido universalmente elegida desde su primer libro, mientras que yo solo soy un simple y esforzado mortal cuya obra ha recibo más coces de las que quisiera recordar. Y además, tiendo a evitar muchedumbres, fiestas y declaraciones públicas, prefiriendo cuidar de mi pequeño jardín en Brooklyn. Por otro lado, Roth ha tenido una enorme presencia literaria durante más de cincuenta años: una trayectoria excepcionalmente prolongada para todo escritor, sin duda la carrera más larga de cualquier autor norteamericano en la historia. Una prueba de su fama: es el único novelista vivo cuya obra se ha publicado en la Library of America”.

Auster Coetzee

Nuevamente utiliza la comparación (en este caso con Delillo) para establecer que Roth no es, ni mucho menos íntimo (“es un conocido”); solo hay que ver el comienzo (“¿Nado yo en las mismas aguas de Roth?”), esta frase tiene tanto resentimiento explícito que puede no ser peor, pero sí lo es, vaya que sí; comenta que a Roth no le interesa nada de él más allá del hecho de ser de la misma ciudad, se reconoce prácticamente invisible ante Roth en Nueva York, ignorado por los círculos críticos y culturales en comparación, y con esta frase (“Roth es un dios cuya obra ha sido universalmente elegida desde su primer libro, mientras que yo solo soy un simple y esforzado mortal cuya obra ha recibo más coces de las que quisiera recordar”) hace gala de una acritud sin límites, ese dios en minúscula, encumbrado (según él) por la crítica desde el primer momento, mientras que él, con todo lo que se esfuerza, no consigue lo mismo y le machacan. Hay mucho rencor detrás de toda la afirmación, un sentimiento de inferioridad manifiesto ante la efigie del gran Roth (en mi opinión, muy superior a él, como Coetzee), un complejo que no puede evitar sacar (me atrevo a decir que hay odio) y que le hace olvidarse totalmente de lo que le ha preguntado, muy profesionalmente, Coetzee. Anecdóticamente, antes de este párrafo, lo primero que reconoce es no haberse leído la obra comentada, aunque se haya leído muchas de Roth, ¿casualidad?, más bien no, es evidente que los dos escritores no se llevan muy bien y que, además, en EE.UU. hay mayor consideración por el segundo.

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Me he extendido mucho con lo anterior pero creo que valía la pena, me gustaría poner también el comentario que hace Coetzee sobre el signo de los tiempos, ese cambio a lo electrónico que, desde luego, no tolera demasiado bien:

“Hace poco me llegó una revista […]. Incluía un artículo que celebraba la inauguración de una nueva biblioteca universitaria, con terminales informáticas, cubículos para estudiar, salas para seminarios e incontables espacios de trabajo. Leí el artículo y lo volví a leer para asegurarme. Pero no me equivocaba la primera vez. La palabra “libro” no aparecía ni una sola vez. […]

¿Qué tiene esa gente contra los libros? ¿Por qué no comparten mi idea de la biblioteca como hectáreas y hectáreas de estanterías sumidas en penumbra que sostienen hileras interminables de libros apelotonados extendiéndose hasta el infinito en todas direcciones?

El argumento en contra de la biblioteca borgiana es casi demasiado tedioso como para repetirlo: demasiado tedioso y demasiado concluyente, en una época en que la economía ha sido proclamada reina de las ciencias. Y es que los libros ocupan demasiado espacio.”

Sí quería terminar con algo que entronca claramente con la realidad vivida este año, un hecho que los dos escritores complementan: su preocupación por el momento en que deberían dejar de escribir. Coetzee se ve incapaz de detectar ese momento:

“Lo que me interesa en la situación presente es la cuestión de cómo y cuándo se anunciará el agotamiento de las energías. No se puede seguir escribiendo eternamente; y tampoco quiere uno despedirse con un producto vergonzosamente malo de la chochez. ¿Cómo detecta uno que simplemente ha perdido la capacidad para hacerle justicia a un tema?”

Auster es más positivo al respecto, estupendo el hilado que hace con la novela de Willeford (autor de novela negra, por cierto):

“Una frase me ha estado rondando por la cabeza durante estas últimas semanas: New hope for the dead (Nueva esperanza para los muertos- Novela de Charles Willeford) […] y la tengo muy presente después de enterarme de que Doctorow acaba de publicar un nuevo libro de relatos a los ochenta años, de hablar con Coover (79) acerca de la conferencia sobre Beckett que dará en Irlanda este otoño, de cenar con Roth (78) y Delillo (74), y al encontrar a todos esos presuntos ancianos en un increíble estado físico, llenos de proyectos, contando chistes, comiendo con saludable apetito, me sentí animado por lo que vi y oí. Nueva esperanza para los muertos. Lo que significa: “Nueva esperanza para nosotros”.

Sin embargo, ya sabemos que escritores como Roth y Kertész se han retirado de su carrera literaria, quizá no estemos tan lejos de la retirada de estos grandes escritores, lo cuál siempre me embarga con un poco de pena; prefiero quedarme con el mensaje que nos envía, para acabar la correspondencia Coetzee: “El mundo sigue enviándonos sorpresas. Y nosotros seguimos aprendiendo.”

“Aquí y ahora (1)” de Paul Auster y J.M. Coetzee

“Aquí y ahora” es un diálogo epistolar entre los dos autores, el norteamericano Paul Auster y el sudafricano/australiano J. M. Coetzee, desde que se conocieron en el año 2008 y que mantuvieron hasta el 2011. Estos dos grandes amigos charlan, a su manera, de temas que van desde el deporte hasta la crisis económica pasando por las malas críticas, el amor, el matrimonio, etc…

Aqui y ahoraEl resultado de tal experimento es, desde luego irregular, por varios motivos: uno, al ser simples cartas, Coetzee, que es inteligente, cohíbe su estilo, y desde luego no intenta que destaque tanto la forma como el fondo de lo que está contando, de esta manera tenemos unas cartas en las que predominan los mensajes sobre la forma de reflejarlos. El segundo motivo es, sin lugar a dudas Auster; es buen escritor, pero no le llega ni a la manga del chaleco a Coetzee; sus comentarios, la mayoría de las ocasiones, se convierten en anécdotas sin gracia basadas en experiencia personal, pero muy superficiales, o en diatribas contra lo primero que pille como ya relataré en otro momento; el caso es que sus intervenciones son bastante prescindibles como luego pasaré a exponer con algún ejemplo concreto.

Teniendo en cuenta todo esto, aún así, es interesante leerlo, ya que hay momentos muy buenos y esos son los que voy a intentar reflejar en dos o tres posts distintos.

Uno de los temas que quería reflejar es la opinión de los dos escritores sobre la crisis mundial que nos azota, la incomprensión de Coetzee ante el fenómeno:

“Por la gracia de Dios, en 2008 no sufrimos ninguna calamidad. Nuestras ciudades siguen intactas, nuestras granjas siguen siendo productivas y nuestras tiendas están llenas de vituallas.

Entonces ¿qué pasó que nos hizo más pobres?

La respuesta que nos han dado es que ciertos números han cambiado. Ciertos números que solían ser elevaos de repente han descendido, y por esa razón somos más pobres.”

Esos números que reflejan su indefensión, la de un hombre de letras que no puede entenderlos, los números que suben y bajan como metáfora de bienestar o crisis según su tendencia. Auster no puede más que decir que corroborar su impresión y añadir el elemento personal de los que la sufren:

 “La crisis únicamente se acabará cuando se disipe el pánico. Pero qué producirá el fin del pánico es un misterio para mí.”

Me temo que, en ambos casos, la respuesta es más bien tibia, quizá influenciados por políticas editoriales.

Más interesante resulta cuando Auster empieza a hablar del atractivo del deporte para el público aunque lo equipare, más bien erróneamente, con la literatura de género (thrillers, novelas policíacas); queriéndose poner por encima estas formas, un elitismo snob que desprecia un fenómeno y lo simplifica exageradamente, uno de los complejos del norteamericano que van surgiendo a lo largo del libro:

“No hay duda de que los deportes poseen un sólido elemento narrativo. Seguimos los giros y peripecias del encuentro con objeto de saber el resultado final. Pero no, no es exactamente lo mismo que leer un libro; al menos no la clase de libros que tú y yo tratamos de escribir. Aunque quizá tenga una relación más estrecha con la literatura de género. Piensa en los thrillers  o en las novelas policiacas por ejemplo, que siempre son el mismo libro, incesantemente repetido, miles de sutiles variaciones de la misma historia, y sin embargo el público siente un apetito insaciable por esas novelas. Como si cada una de ellas fuera la representación de un ritual”.

Afortunadamente tenemos al gran sudafricano que, partiendo de una volea de revés de Federer:

“Federer haciendo una volea cruzada de revés. Y me pregunto: ¿acaso es realmente la estética, o únicamente la estética, lo que da vida a esos momentos para mí?.

A mí me parece que mientras presencio la jugada me pasan dos pensamientos por la cabeza: (1) si yo también me hubiera pasado la adolescencia practicando golpes de revés en lugar de lo que hice… entonces también habría podido hacer juagadas así y provocar que el mundo entero ahogara un grito de asombro. Y a continuación: (2) por mucho que me hubiera pasado la adolescencia entera practicando golpes de revés, jamás podría haber hecho esa jugada, mucho menos bajo el estrés de la competición y de forma voluntaria. Y por consiguiente: (3) acabo de ver algo que es al mismo tiempo humano y más que humano; acabo de ver algo que viene a ser el ideal humano materializado.

Lo que quiero reflejar en esta serie de réplicas es la forma en que la envidia levanta primero la cabeza y luego se ve sofocada. Uno empieza envidiando a Federer, de ahí pasa a admirarlo, y por fin termina ni envidiándolo ni admirándolo, sino exaltado ante la revelación de lo que puede hacer un ser humano, o por lo menos uno como él.

Y considero que eso se parece mucho a mi respuesta a las obras de arte a las que he dedicado mucho tiempo (de reflexión y análisis), hasta el punto de tener una buena idea de lo que contribuyó a su creación: puedo ver cómo se hicieron pero jamás las podría haber hecho yo, están fuera de mi alcance; pero fueran hechas por un hombre (de vez en cuando una mujer) como yo; ¡qué honor pertenecer a la especie de la que es representante!

Y llegado a este punto ya no puedo distinguir lo ético de lo estético”

Extrapola la idea del deporte a su ideal de apreciación de la belleza en el arte, la búsqueda de lo sublime en las obras de personas a las que puede admirar, apreciación que comparto plenamente y que se parece mucho a lo que me sucede a mí al apreciar manifestaciones artísticas. Él no necesita denostar, o ponerse por encima, para reflejar lo que quiere pensar, es un titán, y en el siguiente post lo seguiré mostrando.

“Macbeth desde el vouyerismo” en el Teatro Real

 El pasado día 30 asistí a la última función programada en el Teatro Real del “Macbeth” de Verdi. Era la primera vez desde que se abrió últimamente el teatro y, desde luego, era un acontecimiento más que reseñable por la calidad de una obra que, sin embargo, no es tan conocida para el público más generalista; de hecho se caracteriza por tener una buena cantidad de números para coro, a cuál mejor, que suelen entrar muy bien a la gente si están bien ejecutados.

macb--644x362Como de costumbre en estos casos, ya conociendo como conozco la obra, me fijé mucho más en la parte escénica; había que comprobar la visión de Dmitri Tcherniakov: el comienzo, novedoso, se iniciaba a telón cerrado con un gigantesco mapa encima del telón a la manera de Google Maps, este mapa se utilizaba como transición entre todas las escenas, que tampoco es que fueran más que dos: uno, la calle, para reflejar los movimientos del pueblo y, dos, la corte que se hacía un zoom desde el mapa para centrarse en una ventana que mostraba el salón de una casa y que, en tamaño pequeño, como si fuéramos “voyeurs”, nos servía para acechar lo que hace la realeza con sus vidas (las escenas con Macbeth, Lady Macbeth, etc..).  La metáfora era evidente, en la línea del “Ocaso de los dioses” wagneriano, la casa que albergaba la corte se hacía cada vez más decrépita según avanzaba la obra y observábamos desde fuera, la caída de la monarquía por el pueblo, idea que, por otra parte se está repitiendo durante toda la temporada en estos primeros títulos, incluso en ballet. A continuación podéis ver parte de este montaje en el vídeo oficial del Real:


Lo que podría parecer una idea interesante, resultaba, al final de la ópera, tremendamente repetitivo y acababas muy cansado del mapa que servía para ocultar las carencias de dirección artística de las grandes escenas: mucha gente en escena y sin embargo muy estáticos; además de dejar el final prácticamente sin escena con el coro cantando desde el foso de la orquesta o la claustrofobia de todas la escenas ambientadas en la corte, poco acorde con la música de Verdi. Si a eso sumamos las típicas irreverencias sin sentido que se hacen porque le apetece al director de escena: poner a Macduff cantando metido en una cuna no tiene ningún sentido o que Macbeth acabe en calzoncillos su escena de muerte tampoco es de recibo. Se le puede buscar a todo un significado pero, ¿vale la pena?.

macbeth-tr-2En cuanto a lo musical, en fin, parece ser que mi día fue el de los entusiastas, sin que sirva de precedente, todo merecía bravos, estaba tan asombrado que no me lo creía. La dirección de Teodor Currentzis fue muy interesante, sacando bastante partido a la partitura a pesar de la velocidad con que llevó los dos primeros actos de una manera extraña. Luego el sosiego ayudó a que todo se ensamblara mejor, de hecho, en los primeros coros el coro titular se perdía, llegando tarde a muchas entradas, a partir de un sublime “Patria opressa” estuvo simplemente perfecto, como ya es habitual; hasta aquí lo más sobresaliente. Lo demás, regular tirando a malo, Ulyanov como Banco empezó tremendamente frío en el dúo inicial con Macbeth, no dieron una, pero, por lo menos, nos regaló un estupendo final en su muerte ya con la voz en plenitud. Tiliakos en cambio no tuvo ni un momento bueno, empezó frío y cuando calentó su voz no daba más de sí, tremendamente pequeña y absorbida por la densidad orquestal de un Currentzis que no se refrenaba; no pido un Cappucilli, pero algo más sí. Violeta Urmana, ya se avisó desde el principio que tenía un proceso gripal y eso la salvó de cara al publicó, que vitoreó todas sus intervenciones con entusiasmo a pesar de la estridencia de los agudos que le obligó a dar más de un gallo y más de dos; además de que su voz, le guste o no, no es la más adecuada para cantar Lady Macbeth, espero que se dé cuenta porque está perdiendo el tiempo. Sorprendente el Macduff de Stefano Seco, que en su aria “Ah la paterna mano”, hizo una demostración de cómo no se debe cantar, a pesar de la cuna, parece increíble que se pueda cantar calada casi todo el aria, desastroso; eso sí, el público rendido, fue justo después del coro “Patria opressa”. El resto, aceptables, no estuvo mal el Malcolm de Alfredo Nigro.

Sensación agridulce con este montaje del que esperaba un poco más, aunque la música de Verdi todo lo soluciona y te hace olvidar esos momentos.

“El post de las estadísticas”

Todos los años, desde hace ya tiempo, intento realizar una retrospectiva a nivel cuantitativo, de los libros leídos, esto se suele complementar con la visión más cualitativa que pasé el día anterior con las lecturas que más me han gustado; y sirve para hacerme una idea de mi avance literario desde otro punto de vista.

floating admiralDe tal manera, el 2012 no puede ser menos, fríamente hablando, he leído una cantidad bastante aceptable de libros, mi reto lector era 120, y al final he llegado a 131 libros, superado con creces como podéis comprobar (sirva como referencia que el año anterior leí 100 libros); de todos modos este dato es aún más divertido si comparamos el número de páginas leídas, en el 2011 fueron 30.000 páginas; este año han llegado a las 40581 páginas; esto sí asustará algo más al lector ocasional o no-lector porque supone lo siguiente:

1º El libro medio en el 2011 tenía unas 300 páginas de media; sin embargo, este año ha sido de 310 páginas aproximadamente.

2º Teniendo en cuenta los 12 meses del año, la media de libros mensual ha sido de casi once (lo que supone unas 3382 páginas mensuales)

3º Si dividimos el año en 52 semanas, compruebo de esta manera que he leído, de media, dos libros y medio (780 páginas) por semana. Suele ocurrir que compagino dos o tres lecturas a la vez, de ahí que pase esto; alternar lecturas no es más complicado y ayuda a coger más velocidad lectora, está certificado.

No está nada mal la verdad. Como toda estadística, no es exacto; en meses veraniegos, leo mucho más que en los meses de trabajo y, desde luego, todos los libros no tienen ese tamaño, los he leído desde 1380 páginas a 50… un abanico muy amplio de posibilidades.

En cuanto a la lista de libros ha sido la que pongo al final del post, las conclusiones son claras, muy variado todo, con poca concentración de autores, muchos distintos, los autores más leídos han sido por este orden: Stefan Zweig, Philip Roth y Terry Pratchett, Muriel Spark y Jo Nesbo. Una mezcla extraña desde luego. Otro dato curioso es que 11 de los 131 libros fueron en inglés completamente, y tiene pinta de que este año vayan a ser más, una tendencia muy incesante. Como finalización, a pesar de leer mayoritariamente de escritores anglosajones, ha habido hueco para muchas nacionalidades, solo hay que ver el caso de Zweig o Nesbo.

Y para acabar, la lista….

Eric Ambler

Causa de Alarma

Javier Pérez Andújar

Los príncipes valientes

Paul Auster(con J. M. Coetzee)

Aquí y ahora. Cartas (2008-2011).

Poesía completa. (inglés)

Bill S. Ballinger

Retrato de humo

Linwood Barclay

El accidente

John Franklin Bardin

El percherón mortal.

Henry Howarth Bashford

Augustus Carp

Anthony Berkeley

El caso de los bombones envenenados

Lawrence Block

Tiempo para crear, tiempo para matar.

Louis Borgenicht

Manual de instrucciones del bebé.

Willy Breinholst

Hola, estoy aquí

Fredric Brown

El asesinato como diversión

Ed Brubaker

Ascensión y caída del imperio Shi’ar

Edward Bunker

Perro come perro

A.S. Byatt

Posesión

El libro negro de los cuentos.

Javier Calvo

El jardín colgante

Francisco Casavella

Elevación, elegancia y entusiasmo: Artículos y ensayos (1984-2008)

Jerome Charyn

Ojos azules

James Hadley Chase

Un loto para miss Quon

Gilbert Keith Chesterton

Lectura y locura

Charles Dickens

Detection club

The floating admiral (Inglés)

Jonathan Coe

La terrible intimidad de Maxwell Sim

J.M. Coetzee

Foe (inglés)

Robert Coover

Noir

Don Delillo

Fascinación

Los nombres

Body Art

Charles Dickens

Las memorias de Joseph Grimaldi

Estampas de Italia.

Francis Scott Fitzgerald

The great Gatsby (ingles)

John Fowles

El coleccionista

Jonathan Franzen

Libertad

Stella Gibbons

Navidades en Cold Comfort Farm

Wolfgang von Goethe

47 poemas.

Graham Greene

The quiet American (ingles)

Ernest Hemingway

The snows of Kilimanjaro (ingles)

Vicki Hendricks

Poesía Cruel

Stefan Heym

Rehenes

George V. Higgins

Mátalos suavemente

Zora Neale Hurston

The gilded Six-bits (ingles)

Kazuo Ishiguro

The remains of the day (ingles)

P. D. James

La muerte llega a Pemberley

B. S. Johnson

La contabilidad privada de Christie Malry

Paul Johnson

Humoristas.

Stephen King

22/11/63

El viento por la cerradura.

Chuck Klosterman

Pégate un tiro para sobrevivir.

Stanislaw Lem

El hospital de la transfiguración

La investigación

Elmore Leonard

Un tipo implacable

Bernard Malamud

El reparador

Los inquilinos

George R.R. Martin

Danza de Dragones

Ed McBain

Odio

James McClure

La canción del perro.

El leopardo de medianoche

El huevo ingenioso.

Val McDermid

El canto de las sirenas.

Margaret Millar

La bestia se acerca

Arthur Miller

Death of a salesman (inglés)

Gladys Mitchell

Cuando sale la luna

Nancy Mitford

Trifulca a la vista

Dr Vicente Munar

Preparaos papás.

Jo Nesbo

Némesis

La estrella del diablo

El redentor

Headhunters

Nele Neuhaus

Blancanieves debe morir

David Nobbs

Caída y auge de Reginald Perrin

Cees Nooteboom

Tenía mil vidas y elegí una sola

Flann O’brien

La gente corriente de Irlanda.

Flannery O’Connor

Cuentos completos

Joyce Carol Oates

Del boxeo

Hermana mía, mi amor

Jean Patrick Manchette

El caso N’Gustro

Pilar Pedraza

La pequeña Pasión

Daniel Pennac

Diario de un cuerpo

Terry Pratchett

Buenos presagios

Los pequeños hombres libres

Regimiento monstruoso

Nación

Carpe Jugulum

Douglas Preston, Lincoln Child

Venganza

Sangre fría

Thomas Pynchon

Mason y Dixon

Contraluz

Adrienne Rich

Poemas (1963-2000) (inglés)

Alex Ross

Escucha esto

Philip Roth

Zuckerman encadenado

La contravida

El animal moribundo

El pecho

El profesor del Deseo

Patrick Rothfuss

El nombre del viento

Maj Sjöwall, Per Wahlöo

La habitación cerrada

Terry Southern

El cristiano mágico

Muriel Spark

El asiento del conductor

Memento mori

Los solteros

La abadesa de Crewe

Mickey Spillane

Mi pistola es veloz

Anna Starobinets

Una edad difícil

D.E. Stevenson

El libro de la señorita Buncle

Leonie Swann

¡Qué viene el lobo!

Josephine Tey

La hija del tiempo

Jim Thompson

Mujer endemoniada

Noche salvaje

Un cuchillo en la mirada

Ko Un

Fuente en llamas

Diez mil vidas

Fred Vargas

Los que van a morir te saludan

El hombre de los círculos azules

El ejército furioso

Susan Rich

Miedos de medio minuto

Vidocq

Mis memorias

 Kurt Vonnegut

Matadero 5

Mientras los mortales duermen

Edith Wharton

Souls Belated (Inglés)

Charles Willeford

Miami Blues

 Cornell Woolrich

La novia vestía de negro

 Stefan Zweig

Carta de una desconocida

Novela de Ajedrez

Veinticuatro horas en la vida de una mujer

Momentos estelares de la humanidad

Ardiente secreto

Mendel el de los libros

Los milagros de la vida

“Felices reyes sabios”

Espero que vuestros reyes hayan ido muy bien. Los míos han sido “sabios” y me han regalado verdaderas maravillas que paso a comentar a continuación. Una imagen, esa que vale a veces más que mil palabras, lo dice todo:

2013-01-06 21.58.01

Aparte de otros regalos de tipo más pragmático, como tiene que ser; en cuanto a lo cultural, que es lo que aparece en la foto, me gustaría comentarlos.

En libros tengo ya en mis manos dos recopilaciones extraordinarias:

En primer lugar el que ya comenté como posible regalo navideño en este post a comienzos de la Navidad : los “Cuentos de Navidad” de Charles Dickens, qué mejor colofón para acabar el bicentenario de su nacimiento con esta recopilación plagada de buenas historias y muy adecuadas para la época en la que estábamos.

El segundo lugar, una recopilación excelente de las “Novelas” de Stefan Zweig, el imponente escritor austríaco que nos ofrecía siempre buena literatura; en este caso tenemos todas sus novelas, con el aliciente de haber tres inéditas: “Miedo”, “Confusión de sentimientos” y “Clarissa”. A pesar del precio, es tan recomendable que si tuviera que llevarme una novela a  una isla desierta me llevaría esta, casi sin dudarlo.

También es conocida mi predilección por la música, y, especialmente, por la ópera; pero como dice mi hermano, cada día es más difícil encontrar algo que ya no tenga; pues sí, este año lo han vuelto a conseguir, un monográfico Haëndel con varias óperas de él que no tenía: “Tolomeo”, “Solomon” y “Eracle”. Un festín musical que disfrutaré mucho.

Aunque no aparezca en la foto me gustaría comentar el regalo de la función de  “The perfect American” de Philip Glass, un estreno mundial que espero con expectación.

Para acabar los Reyes, una noticia etérea pero que desemboca una esperanza a seguir este año y es el anuncio por parte de la editorial Penguin de la publicación, aún sin fecha, del nuevo libro de Thomas Pynchon, “The Bleeding Edge”.

Y eso es todo por ahora. ¡Disfrutad lo que queda del día!

“Navidades en Cold Comfort Farm” de Stella Gibbons

navidadescoldcomfortLa publicación hace algunos años de ”La hija de Robert Poste”  de Stella Gibbons fue un bombazo para la editorial Impedimenta, fue una de esas sorpresas que la gente recomendaba naturalmente, el boca a boca (o boca a oreja) sirvió para auparla y convertirla en un clásico de obligada visita, una diversión muy loca y metaficcional con las andanzas de un grupo de brutos ingleses que son visitados por la refinada Flora Poste y hace que cambien sus vidas; no en vano llevan ya 19 ediciones de este libro.

Su publicación original en 1932 ocasionó algo parecido, su autora ganó el reconocimiento general a nivel de crítica y público y le sirvió para ir publicando más libros, además de algunos relacionados con este gran éxito.

El caso de “Navidades en Cold Comfort Farm” en 1940 es un poco fruto de este aprovechamiento, el título es exacto al de la edición inglesa; pero sin embargo, una vez leído al completo, se da uno cuenta de que solo hay una historia, especie de “precuela” de la primera novela de la que hablé, ambientada en la granja “Cold Comfort Farm”, a pesar de estar llamado de esta manera el libro; otro dato curioso es el referente a las “historias navideñas” porque si bien es cierto que el libro empieza con una típica (“El arbolito de Navidad”), es también un evento aislado; ya que, en el resto de relatos, las referencias son tan sutiles que, a veces se  vuelven inexistentes.

Impedimenta aprovecha, no sabemos si conscientemente, estos mismos hechos y lo saca en período navideño para sacar el mayor filón posible de una de sus escritoras  más importantes y, para qué engañarnos, es una decisión excelente, porque el libro es fantástico, los relatos son muy eclécticos y funcionan, como de costumbre en esta insigne escritora, como disecciones perspicaces de la sociedad de la época, por citar algunos de los fantásticos cuentos:

Así, en “La marca del crimen” tenemos una historia de detectives a la vieja usanza con el boticario quiromántico capaz de ayudar a resolver un caso; en “Hermanas” el final está cargado de amargura, todo por  el desdén de una sociedad que se alimenta del escándalo; “Vanidad dorada” le sirve para hablar sobre la idealización del escritor por algunos lectores ahondando en los motivos por los que la gente lee libros para concluir que, muchas veces, no es por la calidad de los mismos; más doloroso por sus consecuencias es “Más que amable”, donde ataca despiadadamente la diplomacia sobre lo “políticamente correcto” en el trato personal y familiar; me gustaría citar también, por su audacia, esa joya freudiana e introspectiva que es “El hermano del señor Amberly”, donde profundiza aún más, si cabe, en el estudio de la identidad de la persona y en la forma de afrontar los miedos personales.

En fin, estamos, cómo no, ante una obra excelente, variada, exquisita y, desde luego, de calidad de una autora que, actualmente, aún siendo del siglo XX, me parece simplemente imprescindible. Stella Gibbons tiene ya varias de sus obras publicadas por aquí y, desde luego, nadie debería perderse ninguna de ellas.

“La abadesa de Crewe” de Muriel Spark.

Me permitiréis recurrir al cliché, pero es cierto que se han escrito “ríos de tinta” sobre Richard Nixon y su mandato en Estados Unidos. La literatura no fue menos, y tuvo distintas manifestaciones. 

nuestra_pandilla_medPor ejemplo, tenemos el caso de Philip Roth que en su libro “Nuestra pandilla”(1972) modeló como una sátira despiadada del gobierno de Richard Nixon y de toda su “pandilla” o políticos y otras figuras que estaban al lado de él en esa época. Roth escogió la sátira explícita y no escondía las verdaderas identidades de la época: el periodismo ( hay periodistas con nombres tan gráficos como lameculos, osado, cójame-en-contradicción, cacho-bruto), el FBI (“Es lo que decimos los del FBI: no me hagas preguntas y no te contaré mentiras”), el propio pueblo americano (“nunca he perdido mi fe en la maravillosa indiferencia del pueblo norteamericano“), McCarthy, que lo llama McCatastrophy y, cómo no, a Nixon (Tricky Dixon en el libro) con perlas como “Nadie en este país supera mi deseo de PARECER religioso”. Una forma que, sobre el mismo fondo, nos sugiere momentos de felicidad total en un libro más que recomendable a pesar de que se refiere muy explícitamente a una época de la historia norteamericana.

Muriel Spark escribió “La abadesa de Crewe” en 1974, habían pasado ya dos años después del escándalo que supuso el famoso “Watergate” en el que Richard Nixon no salió indemne y tuvo que dimitir; el único presidente norteamericano que lo ha hecho hasta ahora, debido a las escuchas ilegales que hacía en los pasillos de la Casa Blanca. 

cubiertacontrase–adoctor.inddSpark decide, sobre esta base, reflejar estos hechos, y para ello elige la ironía, sin ser explícita en cuanto a los personajes, pero con reminiscencias evidentes que nos hacen recordar el caso en cuestión: “Me atrevo a decir que en esta hora triste ha llegado para Inglaterra la decadencia. ¡Toda esa polvareda pública, que no ha hecho más que aumentar de mes en mes, por un dedal de plata! Jamás habría estallado en Estados Unidos un escándalo semejante. Allí hay sentido de la medida y se comprende la naturaleza humana; es el secreto de su éxito. Una raza realista, aunque no tenga ni idea de cómo se comen los espárragos”.

Todo el libro es una parodia del caso Watergate, no en vano pone escuchas a lo largo del convento que son oídas y grabadas: “Arriba, lejos de ellos, las grabadoras de la sala de control, activadas por sus voces, continúan dando vueltas. Hay tantos oídos en las paredes de la Casa que ni Mildred ni Walburga, al contrario que en el momento de su instalación, cuentan con ello. Es como saber, porque siempre te lo han dicho, que te contempla el ojo de Dios, lo cual, por significarlo todo, no significa nada.”

 Tenemos nuevamente a la escritora inglesa en estado de gracia, ya hablé de dos de sus grandes momentos por aquí, destilando humor negro e ironía raudales y no dejando títere sin cabeza, como el propio Roth hacía en su obra, al hablar del periodismo y la función que lleva a cabo: “-Lo tergiversarán –dice la abadesa-. Eso es lo que necesitamos ahora, hermanas una tergiversación. Estamos abandonando el ámbito de la historia para entrar en el ámbito de la mitología. La mitología no es otra cosa que la historia tergiversada, igual que la historia es una tergiversación de la mitología; a eso se reduce la historia de la humanidad. ¿Quiénes somos nosotras para alterar la naturaleza de las cosas? En lo referente a nuestro caso, mis queridas hermanas, buscar la verdad sería como buscar los miembros, los dedos y las uñas perdidas de un cadáver desmembrado en un accidente aéreo.” 

Qué brillante novela de una Spark divertidísima y negra como la vida misma, siempre innovando, siempre intentando dar con lo que mueve y martiriza la sociedad. Dos maneras de utilizarlo, la de ella y la de Roth, mismo material, diferentes formas estilísticas, con el mismo resultado paródico.

Mis lecturas favoritas del año 2012

Llegó el cambio de año: ¡Bienvenido 2013!!, y como no podía ser de otra manera, me gustaría hacer una de esas listas que tanto se prodigan por todas partes; a mí, como a alguno más, me encanta comprobar en ellas el “zeitgeist” aplicado al microcosmos literario, si se me permite extenderlo de esta manera; además, después de  la lista de las malas noticias, hay que empezar el año con fuerzas y alegría.

Siempre me gusta hacer un pequeño resumen de mi situación literaria a nivel personal  y lo visto del panorama más general que, a continuación, paso a contar.

En lo personal ha sido un año inmenso, he batido mi récord lector, haciendo más de ciento treinta libros y el nivel ha sido muy alto; quiero destacar especialmente que ha sido un año en el que he profundizado tanto en estudios como en las propias lecturas; la filología me ha exigido un esfuerzo que, sin lugar a dudas, ha complementado la variedad de lecturas y el grado de reflexión al que he llegado en varias de ellas, no en vano he podido finalizar a Pynchon, leer mucho Roth, Delillo, Zweig, Oates, Byatt, Spark… algunos de ellos en su lengua original y eso, indudablemente, enriquece la visión y ayuda a disfrutar al máximo la escritura de estos colosos. Con esta perspectiva el año que viene promete, y ya estoy pensando en cuáles serán los pilares de mi camino lector futuro.

En cuanto al panorama literario, este año se ha confirmado la tendencia que ya subrayé el año pasado en este artículo ; y que se puede resumir en pocas palabras: abundante variedad de novela negra y policíaca (incluso con recuperaciones detectivescas) y labor ingente de editoriales pequeñas que se están volviendo tremendamente interesantes con catálogos muy selectos y retadores; todo ello coincidiendo con el declive de interés que me inspiran las grandes dominadoras del mercado. Sólo hay que echar un vistazo a algunas de estas para ver ejemplos ilustrativos: Impedimenta, Sajalín, Nevsky y su sello Fábulas de Albión, Funambulista, El Reino de Cordelia, Minúscula, Libros del Silencio, Libros del asteroide, Valdemar… en fin, un cúmulo de propuestas con diferentes posibilidades, a cuál más atrayente. Echadle un vistazo por internet y veréis qué interesantes. Siempre nos queda RBA y su colección negra, que ahora intenta sacar un sello de Ciencia Ficción; lo que tenemos perdido, y esto no cambia, es el terror; poco, se sigue publicando muy poco, y últimamente sólo de temática zombi….

No me voy a enrollar más, voy a lo que interesa a la mayoría, la selección que hecho con las lecturas que más me han gustado, los criterios no son ni más ni menos que mi propio criterio,  no dependo de nadie ni tengo acciones en ninguna editorial, por lo tanto solo pongo lo que me ha gustado sin partidismos. Las lecturas las intento coger de entre las que han salido este año y siempre cuelo alguna que no se ha publicado en este por su especial relevancia; ya aviso que este año la lista de candidatos ha sido extensa porque he tenido mucha diversión; en el camino quedan “Miami Blues” de Willeford, “Retrato de Humo” de Ballinger, “El redentor” de Nesbo, “La novia vestía de negro” de Woolrich, “El cristiano mágico” de Southern, “La caída y auge de Reginald Perrin” de Nobbs, “Mis Memorias” de Vidocq, “Fascinación” de Delillo, “Mátalos suavemente” de George V. Higgins y “Noir”, la visión postmodernista de la novela negra de Robert Coover; no todos pueden estar, así que sin más dilación:

bombones_envenenados“El caso de los  bombones envenenados” de Anthony Berkeley, la obra maestra del representante del Detection Club vio la luz a principios de año y nos proporcionó un paradigma de lo que tiene que ser una novela de detectives, hablé de ella en este post. Si te gusta Agatha Christie o Chesterton y quieres una trama inteligente y al mismo tiempo divertida, este libro llenará de satisfacción a cualquiera.unaedaddificil

“Una Edad difícil” de Anna Starobinets, una de esas pocas novelas de terror que hemos tenido la suerte de ver por aquí, recopilación de cuentos cortos, con ecos de ciencia ficción y de los grandes del terror, las influencias son evidentes pero tiene voz propia y es tremendamente desasosegadora. Parece, además, que tuvo éxito, Nevsky ha publicado ya el segundo libro de  la escritora rusa “El vivo”, que tengo pendiente de leer. Si queréis más información de este primero aquí me extiendo más.

“Blancanieves debe morir” de Nele Heuhaus, atípico libro policíaco dentro de la editorial Maeva (sí, la de Camilla Lackberg), novela alemana de una calidad excelente, magnífico planteamiento y desarrollo de la trama en una ciudad donde los secretos y las sociedades ocultas están a la orden del día, un detective carismático y un final nuevamente genial, en serio, es magnífica. Aquí hablé sobre ella y otras blancanieves-debe-morir-9788415120872muestras de buena novela negra alemana.

“Rehenes” de Stefan Heym, excelente relato de novela negra durante la ocupación alemana, caracterización sublime de personajes y una trama que no acaba de resolverse hasta las últimas páginas, ya dije en su momento en este post, que sería una de las novelas del año, puede pasar desapercibida por estar en una pequeña editorial como Funambulista, y sería una pena perderse este festín.rehenes

“La contabilidad privada de Christie Malry” de B.S. Johnson, ojo a esta pequeña joya, el autor era un innovador nato, un buscador de nuevas formas estilísticas que intentó superar la monotonía que impartían sus coetáneos,; esta novela es corta, intensa, plagada de humor negro y, como decía, especialmente bien escrita y estructurada, aunque comprendo que es rara, con esa belleza rara que tienen algunas cosas en la vida pero que te subyugan. Guardo la esperanza de que la misma editorial que se ha arriesgado, Libros del Silencio, ponga en marcha “The Unfortunates”, su obra maestra.

la_contabilidad_privada_christie_malry_3003_med“El libro de la señorita Buncle” de D.E. Stevenson, Alba sacó un sello nuevo, Rara Avis, para poner recuperaciones clásicas de este estilo, y no podemos más que estar de enhorabuena; desternillante historia de principios del siglo XX que no dudo en recomendar porque te puede proporcionar uno de los ratos más divertidos de este año, es impagable, aquí tenéis el comentario que hice sobre esta obra ineludible.el-libro-de-la-senorita-buncle-ebook-9788484287353

“22/11/63” de Stephen King, si hubiera que hacer un libro propenso a ganar premios y aunar crítica y público, este libro sería un ejemplo perfecto, como cuando vemos “Una mente maravillosa” o “Titanic”, este es el mayor defecto que he oído; tiene más, pero la historia, en mi opinión, es excelsa, paradojas temporales, un romance de fondo y en el tiempo y, como siempre el buen hacer de este fabulador que es King. También ha salido otro de la Torre oscura, pero ese es más personal para recomendarlo, así que me quedo con este y lo recomiendo fervientemente.

“La canción del perro” de James McClure, ya comenté lo que me gustó el canto del cisne de la pareja de detectives del mejor escritor sudafricano de novela negra en este artículo , baste decir que siendo el final, es el principio y se puede leer igual, una maravilla de un autor olvidado canciónperroen España pero de gran prestigio internacional. Un reencuentro inolvidable.

“Siempre hemos vivido en el castillo” de Shirley Jackson, que Minúscula haya sacado este libro y lo complemente con un postfacio ejemplar de Joyce Carol Oates da una idea del calibre de la obra con la que nos encontramos. Esta novela gótica a medio camino del horror es asfixiante y claustrofóbica, y es extraña, por qué no decirlo, cargada de sutilezas, un descubrimiento subyugador que te atrapará si caes en sus redes. Una verdadera delicia.

siempre-hemos-vivido-en-el-castillo-9788495587893“Hermana mía, mi amor” de Joyce Carol Oates, otro ladrillo de perfección en la insigne obra de mi candidata favorita del año que viene para el Nobel de literatura. Este prodigio se ríe de los géneros, se ríe del postmodernismo o no… y se disfruta a tantos niveles que es imprescindible, conmovedora, traicionera, pero siempre, genial, aquí tenéis el comentario que hice sobre esta obra maestra de la norteamericana.

Y la novela de otros años que se cuela en este es, y no podría ser de otra manera si habéis seguido este blog, “Contraluz” de Thomas Pynchon, también cayó este año la excepcional “Mason y Dixon”, pero he elegido esta por muchas otras razones; quizá se trate de una obra irregular, pero es perfecta en sus imperfecciones, una obra que refleja como nada hoy en día el “zeitgeist” del que hablaba al principio, ese momento en el que vivimos, relativizaciones, ambigüedades, perfección dentro de esos grises. Una obra imprescindible para entender nuestro tiempo y la literatura moderna. Aquí tenéis el último comentario que hice y que aunaba los cinco que hice a propósito de ella.

Al final han sido once, y no es por la metáfora futbolística, os lo puedo asegurar. Es un número que me gusta, espero que os hayan gustado.