Dos hitos en la corta andadura del blog

Cuando uno empieza un blog poco se puede imaginar sobre si va a tener éxito o no. Y mucho menos lo que se puede considerar un éxito más allá del hecho objetivo que supone el número de visitas diarias. Después de año y pico, sin embargo, han ocurrido dos hechos que, en mi opinión, reflejan buena salud y no está de más señalarlos.

Y digo que el autobombo es necesario porque, como todos los blogueros saben, actualizar con frecuencia requiere esfuerzo, y tiempo sobre todo; tiempo que te quitas de unas cosas que te pueden gustar más que meterte en estos menesteres: horas intempestivas, poco sueño, etc; en fin, todo un cúmulo de adversidades. De ahí que los pequeños éxitos reafirmen la conveniencia de seguir con él, a pesar de estas dificultades.

Y con esto paso a entrar en faena, ¿cuáles son estos dos hechos?

*El primero de ellos fue el récord de visitas en un día: nada menos que 343 visitantes con 540 páginas vistas.

Visitas

Es humilde comparado con la mayoría de blogs establecidos, pero en mi caso, tenía unas 80 visitas al día, fue un gran avance; además después de ese día, el número de visitas se ha estabilizado en más de cien al día.

Y el éxito de ese día fue, sin lugar a dudas, gracias a los posts relativos al Nobel de Literatura, la clarividencia aparente que me llevó a poner que la ganadora podía ser Munro (y tener varios artículos de ella preparados) no es más que el trabajo de varios años en el que el “Grupo del Nobel “ que formamos en twitter @JonatanSark @KepasaMike @Mecomiaunflan y un servidor; con el presidente en la sombra en la figura de @JonatanSark,  verdadero inspirador y capaz de adivinar año a año las posibilidades; la observación y el conocimiento de las motivaciones del comité sueco así como la aparente ayuda de la casa de apuestas de Ladbrokes nos “acercan” a lo que ronda la cabeza de los suecos, más allá de favoritismos personales como rigen a la mayoría de los medios.

*El segundo éxito se une más aún a lo personal, en este caso la raíz es este post que hice sobre “Las luminosas” de la grandísima escritora sudafricana Lauren Beukes. Cuál no fue mi sorpresa cuando la escritora,  desde su cuenta de twitter (@laurenbeukes) realizó un RT de mi reseña:

LaurenBeukes

Lo curioso fue comprobar el tweet anterior que enlazaba directamente a su tumblr donde podéis comprobar que, en este post, comenta lo mucho que le ha gustado el enlace que he hecho de un fragmento de su anterior novela “Zoo City” que ligaba directamente con esta última. Y sí, aparezco con nombre y apellidos a nivel internacional. BUFFFFF, esto sobrepasa cualquier expectativa. Es en  este momento donde un escritor, como decía Lessing, espera que un crítico encuentre algo que ni él mismo imagina que estaba escrito en su obra. Es un momento apoteósico.

LaurenBeukesTumblr

Esto supone la internacionalización de mi querido blog, no en vano, el post de “Las luminosas” en una semana ha tenido ya más de 500 visitas…

Y eso es todo. Logros humildes, pero que para mí, se convierten en algo muy grande y me dan más ganas aún de continuar; a pesar de lo que cueste.

“La cartera del cretino” de Kurt Vonnegut

la-cartera-del-cretinoHablaba el otro día sobre la proliferación de editoriales pequeñas que buscan su hueco en el mercado; hoy os traigo el estreno de otra de ellas que buscan diferenciarse con un catálogo distinto y de calidad y una propuesta que, al menos, quiere crear un estilo distinto. Estoy hablando de Malpaso cuya web podéis consultar por aquí, ya que viene el catálogo de los próximos meses y hay cosas jugosas.

Su propuesta consta de un libro, en edición de tapa dura, con bordes en diferentes colores y la posibilidad de adquirir la “versión metafísica” del mismo, es decir, en ebook; con un ingenioso sistema según el cual, pasando la foto de una página del libro con tu nombre por correo, casi en el momento, te pasan el libro en formato electrónico. Ya os puedo asegurar que funciona.

En cuanto al catálogo, sinceramente, no pueden haber comenzado mejor; la última novela del siempre interesante Eduardo Lago y el libro que me ocupa hoy, siendo el pretexto para este post: “La cartera del cretino” del ya fallecido escritor norteamericano Kurt Vonnegut.  Libro publicado póstumamente con los últimos cuentos que se han encontrado del escritor; de esta manera tenemos  seis cuentos, un ensayo y un último cuento incompleto.

Todavía habrá gente que no habrá leído nada de este inmenso escritor; mal hecho desde luego, el poder de su prosa permanecerá en el tiempo; cada frase de sus cuentos, ahora tan en boga, está milimétricamente construida, todo está premeditado para provocar nuestra estupefacción al mismo tiempo que el sentido de la maravilla. Estos cuentos no ahondan tanto en la parte de ciencia ficción de la que tan amigo fue, centrándose más en detalles de la vida más conocida; cada uno de ellos tiene la perfección que le caracteriza y, además, están cargados de buen humor e ironía a raudales, uno de los artificios que mejor utilizaba el norteamericano. Así, en cada uno de sus últimos textos encontramos momentos para recordar:

En “Entre tibio y Tombuctú“, el autor nos hace reflexionar sobre la necesidad de rememorar los tiempos vividos;  la dolorosa ironía final se enmascara con la belleza de su prosa:

“Admiró esa loma verde calentada por la primavera… El estanque a sus pies, rebosando sobre las piedras de tan rudimentario dique… Los jóvenes amantes mojando los pies descalzos en la espuma del estanque… El rostro de la mujer era propio de un ángel.. y resultaba tan real que sus labios parecían a punto de moverse…”

En “Roma” no falta el humor, por todos lados, como este mágico momento en el que una hija, ciega ante los encantos del mafioso de su padre, es capaz de tergiversar su percepción al límite:

“Me pregunté qué diría cuando oliera todo ese vinazo.

-Oh, papi, papi, papi…. -dijo-. Ya se te ha vuelto a ir la mano con el aftershave.”

La decepción final la hará crecer, como en un relato de formación de un artista.

En “Paraíso junto al río” la sorpresa final nos escandaliza por sus implicaciones (o no?)

En “La cartera del cretino” equivale el arte al manejo de una cartera de valores de bolsa:

“No soy ningún artista, pero creo sinceramente que mi trabajo se parece mucho a la pintura. Me pone de los nervios ver una cartera de valores maltratada, del mismo modo que a un pintor le duele ver un cuadro que no acaba de estar bien hecho.”

En “Señorita Snow, está usted despedida”, nos sorprende con un relato donde se exalta lo bueno que nos ofrece la vida; es uno de los relatos más vitales que me he encontrado del maestro:

“No he perseguido la felicidad- continuó Flemming.

-Francamente, me temo que ninguno de nosotros lo hace -reflexionó Arlene.”

Y en “París, Francia”, cómo no, el amor es tratado desde una multiperspectiva, tres parejas diferentes, tres evoluciones diferentes, una única conclusión:

“Helen Donovan empezó a escribir una novela sobres sus tres días en París. Pero las dos primeras líneas que escribió la hicieron abandonar el proyecto: “el amor es una cosa muy rara. Creo que no soy lo suficientemente mayor como para entender todo lo que hay que saber de él.”

Quiero acabar con unas palabras del autor incluidas en el ensayo “El último de Tasmania”, que resumen a la perfección lo que trata de explicar en dicho texto además de convertirse en paradigmáticas del estilo inconmensurable de un autor único.

“Y así, con estas lúgubres palabras, termino un idiosincrático viaje personal sobre el papel. Una silla de cocina plantada frente a una máquina de escribir ha sido mi carabela. Un gato blanco, mi única tripulación. He navegado por medio de palabras, hechos y personas libremente asociados, empezando por el número 1492. Que me recordaba en cierta manera al jefe de mi regimiento años atrás, el cual me recordaba a su vez la exploración del espacio, y así sucesivamente. Por el camino me topé con mapaches y zarigüeyas; y con Jane, mi primera mujer; y con Jesús y Hitler; y con submarinos atómicos; y con una virtuosa jovencita que fue azotada hasta comportarse como si hubiera crecido en una escuela para furcias; y con Kirkpatrick sale y Robert Hughes, y mucha más gente.”

Gracias a Malpaso por traer una obra tan necesaria; como todo lo de Kurt Vonnegut.

Los textos provienen de la traducción de Ramón de España para esta edición de “La cartera del cretino” de Kurt Vonnegut en Malpaso Ediciones.

“Los Forajidos del Misisipí” de Allan Pinkerton

los-forrajidos-del-misisipi-9788494014680Con los últimos movimientos del mercado literario las grandes, Planeta o RHM, se están volviendo cada vez más grandes y las editoriales de medio alcance, por ejemplo Anagrama, Tusquets…  están siendo absorbidas sin remedio. La consecuencia es que, solamente, el caso de editoriales pequeñas  y que consigan hacer un catálogo diferenciador por lo temático, atraerán a una pequeña cantidad de lectores que vaya más allá de los best-sellers encontrados en todas las listas. Este es el caso de tres editoriales de las que voy a hablar en sucesivos posts que han encontrado, o están encontrando su lugar.

La que vengo a comentar hoy es la Editorial Ginger Ape Books & Films, cuya atractiva web podéis consultar aquí   y que está apostando por cosas bastante distintas a lo que están sacando el resto.

En “Los forajidos del Misisipí” tenemos la recuperación de una de las clásicas novelas del escocés Allan Pinkerton  (1819-1884); legendario  personaje que fue el creador, junto con sus hijos, de la famosa “Agencia de Detectives Pinkerton”, precursora del FBI en EEUU.

Pinkerton quiso reflejar en sus novelas las peripecias que tenían que ver con la historia del  oeste americano y la manera en que resolvían sus casos estos intrépidos detectives mediante la captura de los típicos bandoleros, forajidos y pistoleros.

En este caso ambientada en 1879, la novela se convierte en un fresco de la época, del paisaje en el que se desarrolla, narrada toda ella en la primera persona de Allan:

“A veces durante millas y millas, lo único que se ve es la repugnante vegetación del pantano, que crece silvestre y abundante y cubre el engañoso cieno con una tupida red de hojas y ramas que hacen que la superficie parezca lo suficientemente sólida como para confundirse con suelo firme. De modo que si algún desdichado viajero se aventura por tales parajes, las enredaderas acuáticas lo atraparán, sus pies no encontrarán un apoyo seguro, su cuerpo se hundirá rápida y profundamente en el fango y sus huesos hallarán sepulcro donde nada, salvo un terremoto, los importunará jamás.”

Y de las gentes que lo habitan, de las duras condiciones que tienen que sobrellevar en el salvaje oeste:

“A lo largo de toda la región, la gente padece fiebres y calenturas nueve meses al año y la dispepsia parece ser hereditaria. Sin embargo, sus médicos generalmente no requieren más educación que la necesaria para tender fracturas de extremidades y heridas provocadas por bala; toda su formación en medicina se limita a tres elementos: quinina, calomelanos y whisky.

Como ya se apuntó, debe entenderse que la descripción precedente es solo aplicable a la mayoría de los habitantes de las tierras pantanosas y no a los residentes de las ciudades y sus alrededores. Incluso en la tierra de los cañaverales puede en ocasiones encontrarse a gente con educación, capacidad y buen carácter. William quedó muy agradecido a varios de ellos por su ayuda e información.”

En medio de este inhóspito paraje, sobresale la figura de su hijo, cabeza de la investigación, que le lleva a perseguir sin tregua a los atracadores, atracadores sin clemencia dispuesto a luchar por sus vidas cueste lo que cueste.

“Una luz tenue ardía en ambas estancias, y mientras los guardias caminaban de un lado a otro en silencio, los prisioneros yacían en sus camas profundamente dormidos. Ni un solo recuerdo del pasado, lleno de crímenes y escenas sangrientas, venía a perturbar su descanso; ni siquiera un pensamiento de futuro, con sus dos posibilidades de castigo, les hacía perder el sueño un solo instante. No sabían qué era el miedo, y hacía tiempo que habían olvidado los remordimientos; inconscientes o indiferentes ante su inminente condena, dormían plácidamente.”

La novela gustará a aquellos amantes de las novelas policíacas y, cómo no, a los que disfruten de esas novelas pulp ambientadas en el oeste. Funciona como fresco de costumbres y de una época (hasta hay fotos que lo complementan, y un cómic!!!), funciona como acción desenfrenada de vaqueros en el lejano oeste. En general, todo va bien en esta espléndida propuesta que hará las delicias de muchos aficionados al género. Habrá que esperar que haya suerte, las ventas acompañen y veamos más de estas novelas publicadas por aquí.

Los textos provienen de la traducción del inglés de Teresa Lanero para esta edición de “Los forajidos del Misisipí” de Allan Pinkerton.

“El muñeco de nieve” de Jo Nesbo

muñeco-nieve-3501Casi al comienzo de iniciar este blog hice un artículo , bastante exitoso por número de visitas, donde traba de resumir las razones del éxito del noruego Jo Nesbo, seguramente el escritor nórdico más interesante del panorama actual de la novela negra. Lo hice a propósito de la salida a la venta de la interesantísima “El redentor” que reunía la mayoría de los motivos por los que triunfa este audaz escritor.

Ha pasado un año de aquella publicación y ya tenemos entre nosotros la siguiente novela del gran Harry Hole, “El muñeco de nieve” y, odio tener que decirlo, pero me voy a convertir en la voz discordante ante la euforia general que está causando esta última entrega, ya que considero que, desgraciadamente, estamos ante la peor de la serie; lo cual no quiere decir que sea mala, pero, acostumbrados a un nivel más que elevado en todas sus historias, esta se convierte, por comparación, en la más floja. Posiblemente si nadie ha leído nada del autor y lee esta, le maravillará, pero no hay que perder la perspectiva ni dejarse llevar por “forofismos”: esta novela supone un aviso que esperemos que no progrese.

Desde luego tiene sus cosas buenas, indudablemente Harry Hole es su mayor atractivo; la empatía que despierta en los lectores permanece intacta, y sostiene él solo prácticamente toda la novela:

“-¿Y qué haces si notas que te destruye?

-Entonces te busca otro trabajo.

[…]

-¿Y tú qué hiciste, Harry?¿Qué hiciste cuando notaste que te estaba destruyendo?

[…]

-Se me olvidó buscar otro trabajo.”

El responsable detective es instantáneamente amado desde su capacidad de demostrar que es débil como nosotros, la catarsis que provoca es proporcional al grado de ternura que demuestra:

“Como quiera que fuese, Harry no consiguió reprimir las lágrimas que de repente le afloraban en los ojos, que se los colmaron hasta que el rostro de Jonas se desdibujó emborronado, y las lágrimas le rodaban por las mejillas, descendiendo como regueros calientes antes de encontrar las arrugas que las canalizaron hasta las comisuras de los labios, y Harry pudo notar su sabor salado, el sabor a sí mismo.”

De lo que comentaba en dicho artículo, se mantiene igualmente el abuso de escenas escabrosas y cargadas de tensión, que el asesino sea tan macabro contribuye a que estés pegado a las páginas y desde las primeras páginas plantea una trama sin duda enigmática:

“La nieve del jardín reflejaba suficiente luz como para distinguir desde allí el muñeco de nieve. Parecía tan solitario… Alguien debería ponerle una gorra y una bufanda. Y tal vez el palo de una escoba para que se sujetara. En ese momento, la luna salió de detrás de las nubes. Jonas vio la dentadura negra. Y los ojos. Inspiró aire como por un acto reflejo y dio unos pasos hacia atrás. Se apreciaba un brillo tenue en los ojos de piedra. No miraban solo a la fachada de la casa, miraban hacia arriba. Hacia él. Jonas echó las cortinas y se metió en la cama.”

La lucha de Harry contra el poder establecido tampoco puede faltar, es nuestro tiempo; es imprescindible que aparezca esta pequeña rebelión ante lo impuesto:

“-¡Son dos caras de la misma moneda, Harry! Nuestras condiciones de trabajo dependen de la opinión pública. ¡La prensa es importante!”

Si lo dejara aquí podríamos concluir que tiene elementos suficientes para ser una muy buena creación; sin embargo, también tiene varios fallos que, además, pueden ser bastante peligrosos en el devenir de las siguientes entregas.

Si hay algo que caracterizaba las novelas anteriores era que Harry no estaba solo, la sensación de existir un “Universo Hole” con una serie de personajes secundarios perfectamente en consonancia con él y que le ayudaban a resolver los casos, además de estar fantásticamente caracterizados, daban una sensación coral sin quitarle protagonismo; sin embargo, aquí prácticamente pasan desapercibidos, se vuelven anécdotas y esto resiente profundamente la riqueza de detalles que había anteriormente. Todo el trabajo de presentación de novelas anteriores aquí no se aprovecha y personajes como su amigo taxista Oysten Eileland, Beate Lonn o el psicólogo Aune Stale no contribuyen a la resolución. No digo que esté mal esto, pero indudablemente empobrece el resultado.

Otro de esos indicadores preocupantes tiene que ver con la trama; Nesbo es su mayor enemigo; esa necesidad de dar tres giros de espaldas con un montón de volteretas para intentar enrevesar todo lo posible la trama se queda en agua de borrajas; que haya hasta tres resoluciones del caso en diferentes puntos de la novela es innecesario a todas luces; entre otras cosas, porque todo el que lo lee sabe de sobra que no es el asesino, sobre todo por el número de páginas que quedan; por lo tanto  da la impresión de no saber qué hacer para desviar la atención a nivel de investigación y utiliza el recurso del falso culpable perdiendo toda su efectividad al usarlo tantas veces y con tanta antelación. Encima, en mi caso, no sirvió de mucho, a las cien páginas ya sabía quién iba a ser el asesino; los giros me molestaron más por esto, pero es un caso subjetivo. Quedémonos con lo esencial, parece que Nesbo rellena páginas sin saber muy bien qué hacer con la investigación y esto sí es preocupante. Este afán de añadir más giros puede convertirse en una parodia si no lo maneja adecuadamente. Echo de menos novelas como las de Jim Thompson, con tramas fantásticas y que  casi nunca pasaban de doscientas cincuenta páginas. No había necesidad de hacerlo.

El último detalle es la dulcificación de nuestro “loser”, demasiado tiempo la trama se centra en su amor por Rakel y Oleg; y esto, nos guste o no, no puede funcionar a medio plazo; Harry debe sufrir para que suframos por él; el día en que esto no ocurra parte de su atractivo se perderá porque es la base de Harry Hole.

No sé cuál serán las ideas del noruego para el futuro, pero espero fervientemente que esta novela sea una isla en su más que aceptable carrera y que sigamos disfrutando de uno de los escritores más creativos y uno de los detectives más subyugadores del panorama actual.

Los textos provienen de la traducción del noruego de Carmen Montes y Ada Berstein de “El muñeco de nieve” de Jo Nesbo para RBA.

Lo que fue septiembre y parte de octubre… y el miedo!

Con el acontecimiento del Nobel he dejado pasar bastante tiempo entre el resumen de septiembre y parte del de octubre; ciertamente las mujeres con posibilidades de ganar el Nobel han sido las verdaderas protagonistas del pequeño monográfico que dediqué; pero no fueron las únicas lecturas de ese mes y medio; a continuación: ellas y el resto; la mayoría tienen post en el blog o review en goodreads que enlazo en el título:

“La mujer del teniente francés” de John Fowles: una obra maestra del postmodernismo británico, una leyenda por su juego de perspectiva y variabilidad final. Una obra asentada en una base clásica, prácticamente decimonónica y que, sin embargo, al desarrollarla subvierte la propia narración. Una obra imperecedera.

“El Loro de Flaubert” de Julian Barnes: Barnes es tan variado que puedes encontrar todo tipo de temáticas; en esta curiosa obra ficción y realidad se juntan en la figura del escritor francés Flaubert y lo realiza con tal maestría que me abruma.

“Un puñado de polvo” de Evelyn Waugh: poco se conoce a este autor británico más allá de su “Brideshead”, mal hecho; este novelón sorprende en todo momento, qué humor más negro que tenía el puñetero.

“Resurgir” de Margaret Atwood: Atwood fue gran protagonista del monográfico, esta novela supuso en mi caso un descubrimiento por lo diferente de sus propuestas habituales.

“El cadáver” de Preston y Child: segundo libro de la saga de Gideon Crew, siguen sin ofrecer algo diferenciador, no acaban de despegar.

“Un día es un día” de Margaret Atwood: buena manera de relanzar la obra de la canadiense, sobre todo si goza de continuidad, lo que está por ver ahora por el tema Munro… en fin.

“El señor de las moscas” de William Golding: obra de una inusitada violencia, potentísima, de poderosas e inolvidables imágenes y con multiplicidad de interpretaciones. Genial, qué arriesgado era el británico.

“Fantasmas Vs Extraterrestres” de Javier Avilés: el creador de uno de esos blogs que hay que seguir “El lamento de Portnoy” compuso un relato libre y estimulante. Un buen ejemplo de narrativa breve.

“JSA Justice Be Done” de James Robinson: primero de los volúmenes de la JSA que se relanzó hace algunos años, revisitación de cómics en inglés que iré haciendo.

“La vida de las mujeres” de Alice Munro: la única novela de Munro o un ciclo de relatos cortos de formación de la protagonista y una declaración de principios de la escritora en sus comienzos. Imprescindible para entender su evolución estilística.

“La maravillosa O” de James Thurber: fábula para niños y adutos que, a pesar de su brevedad, se convierte en una delicia.

“JSA Darkness Falls” de Geoff Johns: Segundo de los volúmenes que comentaba, buena historia, a pesar de la irregularidad.

“Las Lunas de Júpiter” de Alice Munro: una de esas recopilaciones fantásticas de relatos que han supuesto los méritos para que gane el Nobel.

“Bagheria” de Dacia Maraini: una espléndida manera de descubrir la prosa de una de las escritoras italianas más importantes, si no es la que más.

“Zoo City” de Lauren Beukes: la sudafricana es un valor seguro de diversión; escribe maravillosamente y resiste cualquier categorización; esperemos que esta obra la podamos ver traducida en breve.

“La rata en llamas” de George V. Higgins: siempre hace lo mismo, pero lo hace tan bien que se lo podemos perdonar. Higgins es un maestro de los diálogos y del humor.

“El amor de una mujer generosa” de Alice Munro: solo el excelso relato homónimo merece el esfuerzo de leerla al completo.

“Las luminosas” de Lauren Beukes: un asesino en serie que viaja en el tiempo, ¿qué mejor premisa se puede uno encontrar? Y más con ese desarrollo, acción desenfrenada y caracterización. Imprescindible.

“JSA The return of Hawkman” de Geoff Johns: por recopilaciones como esta vale la pena leer esta etapa.

“JSA Fair Play” de Geoff Johns: la innegable relajación ante nuevos retos.

“Sexy” de Joyce Carol Oates: hasta en los relatos para adolescentes  sabe lo que se hace,

“Infiel. Historias de Transgresión” de Joyce Carol Oates: una obra maestra de la transgresión de la subversión de todo lo establecido. Hacía tiempo que un cuento no me causaba esta impresión. Aquí lo hacen varios. Brutal.

“El libro de Nebal” de Carmen del Bosque: un buen relato infantil con ilustraciones a juego, en la fiel tradición de los grandes, no hay innovación pero hay buen hacer.

“Lejos de Medina” de Assia Djebar: muy buena aproximación a la prosa de la argelina, relato fundado en una base histórica y que sirve para reescribir la historia de las mujeres en el Islam.

“El viento en la sangre” de M.A. West: novela muy pulp del recuperado escritor norteamericano, Navona Negra quiere dejar huella en el género.

Cierto, han sido unos pocos.

De las compras del mes que os pongo a continuación:

2013-10-14 23.06.24

Caerá alguno seguro, y más los relacionados con el género del Terror; en efecto, aprovechando la proximidad de Halloween realizaré un pequeño monográfico en noviembre con varias novelas de terror. Espero que os guste. Habrá variedad. No todo puede ser King, aunque estará presente por supuesto.

Y con esto finalizo el resumen, en otro mes y medio nos vemos en esta sección habitual.

¡Buenas lecturas!

“Lejos de Medina” de Assia Djebar

lejosmedinaDentro del monográfico que dediqué a las mujeres que podían ganar el Nobel me quedaba una de las posibilidades por publicar; en este caso hablamos de la argelina Assia Djebar para la cual escogí la obra “Lejos de Medina”, aunque la escogí más bien porque no hay mucho disponible actualmente de ella.

Una vez que ya es de dominio general la concesión a Munro, es evidente que Djebar se queda con bastantes menos posibilidades;  lo habitual es que se tarden tres años por lo menos en dar el Nobel a otra mujer y, posiblemente, por la nacionalidad, en los dos siguientes años tengamos algún representante africano u oriental que cerraría prácticamente sus posibilidades.

De todos modos, es interesante que aparezca por aquí por la indudable calidad de su prosa y, por qué no decirlo, descartada no está.

En esta singular obra, Djebar adopta una premisa muy potente: la revisitación de la historia islámica, el recorrido de los momentos decisivos del establecimiento del Islam en los tiempos del profeta Mahoma, desde la perspectiva de las mujeres que tomaron parte de ella directa o indirectamente.

El objetivo de la escritora es mostrar la importancia de la mujer en la historia de una cultura que, sin embargo, la ha relegado a un papel muy secundario actualmente; en estos parámetros Assia aprovecha la historia presente como anticipo a lo que le sucede a las mujeres protagonistas, como podemos ver en el siguiente párrafo:

“Comprendiendo que la ley “de ellos” será implacable con ella, no se resigna. Se apresura a recurrir a Dios. Se apresura a morir. Y muere de ese “no” incesante, incansable, a la ley de Medina”

El papel que tengan estas mujeres puede que no sea el de una heroína al uso, pero son heroínas al fin y al cabo, es ilustrativo el ejemplo de “la repudiada”:

“Así es como la hija de No’man, lejos de la fortaleza, lejos de sus amigos reducidos a esclavitud, desaparece en una noche definitiva. La han repudiado dos veces: una primera por causa de la ruidosa jactancia de su padre (a no ser que el corazón del Profeta retrocediera de veras ante la mención de su vigorosa salud. Como si la perfección de una cualidad no pudiera sino encubrir, en última instancia, una confusa tara). Una segunda vez por Ikrima, que siente palpitar su corazón por ella, pero que ha de callarse; someterse y callarse…

Silueta de mujer que ha abrazado la libertad y que ha sido doblemente repudiada. Libre por ser doblemente repudiada.”

Sucesivamente, irá recorriendo cada uno de los episodios ponderando el papel de estas mujeres y, al mismo tiempo, nos irá descubriendo con todo lujo de detalles, lo que sucedió en los tiempos narrados; se trata de una narración exigente, que requiere un esfuerzo de atención pero que, por momentos, se vuelve muy bella:

“Tras lo maravilloso, lo legendario; muchas tradiciones refieren los detalles del último combate de Dyaffar: este desmonta del caballo y lo desjarreta de un sablazo -primer héroe que adopta esta decisión postrera de prepararse irreversiblemente para el martirio-. Sostiene la bandera del islam con la mano izquierda, se la cortan, y entonces la mano derecha empuña el estandarte. Le cortan también esta mano, pero sigue avanzando, da la impresión de volar. (La leyenda se apodera entonces del guerrero que bailó: se dice que Satán se le acercó en ese momento para recordarle las bellezas de la vida, sus seducciones. Dyaffar le respondió, irónico: “Ahora que la fe arraiga en el corazón de los fieles, ¿para qué habría de tentarme dar media vuelta y volver a encontrar a los vivos?”. Y Dyaffar se sume en pleno corazón del grupo enemigo.)”

Es muy sintomática la forma que tiene de referirse a los hechos presentes con respecto al momento vivido; el caso del velo es más que adecuado para comentar esto:

“Los versículos sobre el velo de las esposas del Profeta no han sido revelados aún y Aisha va vestida como cualquier otra creyente. Descuida su persona, no hay protocolo que observar: solo importa ser útil.”

Una buena manera de introducirse en ficción contemporánea árabe; una novela de trasfondo indudablemente histórico, que buscar reescribir el papel de la mujer en una cultura represora como lo es la musulmana. Una estupenda obra.

Los textos provienen de la traducción del francés de Santiago Martín Bermúdez para esta edición de “Lejos de Medina” de Assia Djebar.

“El viento en la sangre” de M. A. West

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ACTUALIZACIÓN IMPORTANTE AL FINAL DE LA RESEÑA SOBRE EL AUTOR DE ESTA OBRA.

 

Navona editorial se ha lanzado con un nuevo sello dentro de su fantástica colección; en este caso se trata de Navona Negra y, sinceramente, no pueden haber empezado mejor: han etiquetado el increíble “La promesa” del austríaco Dürrenmatt (del que hablé ya en otro momento); o están incluyendo clásicos de Chejov o Conan Doyle; incluso están dedicándose a recuperar autores y ese es el pretexto que me sirve para publicar esta reseña.

Martin Aloysius West (en adelante M.A. West) fue un autor norteamericano del que no se sabe prácticamente nada, más allá de su nacimiento en 1923 y de publicar una serie de novelas enraizadas en el pulp más clásico de la época y que tienen como protagonista al Rudy Bambridge, una mezcla de sicario y solucionador de problemas.

“El viento en la sangre” es la novela de M.A. West que Navona ha elegido para embarcarse en esta aventura; y no puede haber comenzado mejor, la novela es irresistible desde las primeras páginas hasta el fantástico final. Es un pulp con todo lo bueno del género, esas características que lo hicieron único. Solo hay que ver la siguiente descripción de Danny Morton, uno de los personajes, para caer enamorado en un vistazo:

“Pequeño y escuchimizado, Morton tenía un semblante pálido y anguloso, con una gran nariz cuyas dimensiones intentaba disimular inútilmente sirviéndose de un ridículo bigote tan negro y fino que parecía dibujado con lápiz de ojos. Se movía con la resolución característica de los tipos duros, aunque sabía (como sabían todos los que le conocían) que siempre había sido y nunca sería más que un perdedor, un segundón que se arrimaba a quienes valían más que él para alimentarse con sus sobras.”

La novela está estructurada en capítulos cortos, con continuos cambios de puntos de vista según el personaje del que se trate y avanzan a toda velocidad, sin respiro, dejando un cliffhanger en cada uno de ellos que contribuye a que te apetezca aún más leer los siguientes; además, no se cortan en describir con todo lujo de detalles alguno de los temas escabrosos que salen, la violencia está a la orden del día, pero se trata con humor:

“-Quiero que ese hijo de perra tenga una muerte lenta y dolorosa. Quiero que le arranques uno a uno los cinco miembros mientras aún está vivo y que, cuando todo acabe, cada trozo de su carne sirva para alimentar a los peces del río Chicago en un barrio distinto.”

La mezcla de comedia y tragedia es sello de la casa y no puede ser más sabia, el dolor está tan presente como en nuestras vidas; a pesar de todo lo que supone la parodia del género; la ficción se convierte en una de las mejores maneras de reflejar la realidad en la que vivimos:

“Lorna no pudo continuar hablando. De nuevo se echó a llorar sin poder reprimirse. Lloró por Tom, por Helen, por Danny Morton, por ella misma. Lloró por todos ellos, por lo que habían hecho y por lo que habían dejado que hacer, por sus decisiones equivocadas y por las cosas que no habían podido evitar. Ahora Danny estaba muerto y ellos, los tres, tenían las manos manchadas con su sangre. Y las manchas de sangre jamás se limpian.”

Es curioso que, en los tiempos que corrían, M.A. West decidiera hacer ese paradójico final, pero se agradece encontrarlo; no solo por el cambio de perspectiva sino por atreverse a ir más allá del típico macho protagonista. La novela, pues, se convierte en una subversión  que coge lo mejor de los Thompson, Goodis, MacDonald…  una excelente propuesta que esperamos que tenga su continuidad con próximos títulos que recuperen a un autor tan interesante, sobre todo para aficionados al buen pulp como nosotros.

Los textos provienen de la traducción de Thalía Rodríguez y Alexis Ravelo para esta edición de “El viento y la sangre” de M.A.West para Navona.

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ACTUALIZACIÓN DÍA  01/09/2014

Lo que son las cosas…. resulta que esta novela no pertenece a ningún M. A. West sino que fue escrita por el canario Alexis Ravelo que ha explicado en el siguiente post  los motivos que le llevaron a perpetrar este pequeño juego. 

Desgraciadamente este post no me deja muy bien como bloguero/crítico de cara a mis lectores. Siempre he querido contrastar fuentes y, en este caso, por confiar en la editorial e impulsar una nueva colección de novela negra (que tanto quiero) he cometido un error que es achacable más a mí que al propio engaño urdido entre editorial y escritor. Y que, me guste o no, es un engaño para los que me leen también.

Esta lección me sirve para que, en futuras reseñas que publique no cometa errores de este calibre, comprobaré las fuentes y la coherencia de lo publicado por respeto a mí mismo y al de los que me leen.

La obra es muy disfrutable, independientemente de esta pequeña mascarada y no voy a dejar de recomendar su lectura, eso sí la reseña estaba fundamentada en otros factores y no recomiendo su lectura por el montón de imprecisiones.

Lo que no aseguro es que los libros de alguna editorial entren tan fácilmente en mi amplísima lista de lecturas, entre otras cosas porque no me “fiaré” mucho de sus propuestas. No es una rabieta, es, sencillamente un medio más para elegir lecturas. Todo vale para el bagaje literario que sigue en su vida. Y esto, indudablemente, no será fácil de olvidar.

Un abrazo a todos.

“La conquista de México”: cuando lo teatral está tan indisolublemente unido a la música

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Desde la propia definición de la “ópera” el compositor Wolfgang Rihm no escondía sus intenciones al llamarlo música teatral en cuatro partes. Si remontamos a otros tiempos, estaba claro que la música era el pretexto principal a la hora de construir una ópera, sin descuidar el libretto y la acción teatral; hoy en día, en la música contemporánea, teniendo en cuenta la importancia que tiene la dirección escénica sobre la dirección musical o de los cantantes, los propios compositores conciben sus obras, lógicamente, desde esta perspectiva teatral; es decir, como música para ser representada sobre todo.

De ahí que mi primera impresión al escucharla: sonidos inconexos, gritos, coros repetitivos, textos deslavazados, luchas, percusiones desaforadas, etc. resultara tan árida a pesar de poseer parte del libretto. Todo este repertorio de aparentes rarezas, sin embargo, con la representación de Pierre Audi se contextualiza, la escena se convierte en el necesario sustento con el que cada momento cobra su significado, de los muchos que se le puede buscar a una obra muy rica en detalles. La escena se vuelve tridimensional, gracias a los músicos que se encuentran en los palcos y detrás de los espectadores en el palco real. Incluso los papeles de contralto y soprano uno a la derecha y el otro a la izquierda de los espectadores. También contribuye la aparición de los figurantes en medio del patio de butacas. Esa sensación de ser parte de la representación, no un mero observador de acontecimientos sino un vividor de los mismos con los protagonistas.

La multiplicidad de significados de la puesta en escena y de la música de Rihm no esconde algunos más evidentes como la crítica al imperialismo, el choque de culturas mediante la vuelta a lo básico, lo primitivo. El discurso lingüístico desaparece por momentos e iguala a los contendientes: los civilizados y los salvajes, que se vuelven iguales. Es en esa igualdad cuando la violenta percusión y los gritos guturales cobran aún más significado como único medio de comunicación entre ambos. La elección de una mujer para el papel de Montezuma supone otra dicotomía antagonista a tener en cuenta, donde el discurso de género está también vigente, hay una voluntariedad de igualar, es el signo de nuestros tiempos que el alemán no olvida.

Miedo tenía, después del año pasado, y su infame dirección de “Don Giovanni”, por comprobar lo que tenía que hacer uno de los protegidos de Mortier: Alejo Pérez. De hecho me sorprendía bastante su predilección con él habida cuenta de sus fallos evidentes. Afortunadamente, es el repertorio contemporáneo el que cuida y consigue llevar a buen término. Su dirección de la música de Rihm fue fantástica, clara y concisa, muy atenta a todos los músicos que estaban en la sala a los que dirigió con gestos ostentosos para que se notara muy bien lo que hacía ; especialmente cuidadoso fue en el manejo de los tempos que marcó con cierta facilidad y luminosidad. Intenso en el manejo de la percusión, le sacó prácticamente todo lo posible, no resultó nada monótona. Fue verdadero ejecutor de la música del compositor alemán.

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En cuanto a los protagonistas, Nadja Michael estuvo más que correcta en el papel de Montezuma durante todo el tiempo, su voz ejecutaba bien los sonidos agudos y las dificultades vocales de la partitura y fue la que arrancó los momentos más líricos aunque se notó algo de cansancio en la parte final (recordemos que la obra se hace sin descansos);  Geor Nigl no tiene una voz tan atractiva pero es más que suficiente para representar a Cortez, denso y caluroso fraseo según se acercaba al final especialmente; de los demás son muy destacables los papeles de Caroline Stein y Katarina Bradic como soprano y contralto respectivamente, muy dificultoso el primero por los continuos y estridentes agudos que realizó con solvencia, muy cálida la segunda con una voz que, por momentos, subyugaba a los espectadores, puro terciopelo en unos graves sobresalientes. El resto adecuados, más teatrales, como el de Ryoko Aoki como Malinche. El coro, en una representación grabada, adecuado para lo solicitado.

El teatro no estaba lleno, ya había algunos espectadores que esperaban algo de este estreno en España, algunos se marcharon en el medio. Los que quedamos disfrutamos de un espectáculo distinto y, en algunas fases, cautivador.

“La rata en llamas” de George V. Higgins

la-rata-en-llamas-ebook-9788415625650No es la primera vez que hablo de George V. Higgins; a propósito de la publicación de su segunda novela lo incluí en este artículo; entonces ensalzaba su capacidad para crear diálogos y caracterizar personajes mediante ellos. No es que haya cambiado la forma de hacerlo en este “La rata en llamas” que nos trae Libros del asteroide; muy al contrario, todas sus virtudes siguen ahí, no hay más que echar un vistazo a este diálogo para darse cuenta, desternillante:

“Me alegro, porque mi vida ha estado llena de malentendidos -afirmó Proctor-. Mi mujer no me comprende. Mi hijo, el que sigue en casa cuando no se ha escapado a no sé dónde, no me comprende. Yo no comprendo al cabrón de mi hijo, lo que igual tendrá algo que ver con que este año ya se haya largado de casa tres veces, y seguro que él no entiende por qué me empeño en traerlo de vuelta. Yo tampoco lo entiendo, como tampoco entiendo que el cabrón de mi hijo sea tan imbécil como para huir tres veces en siete meses y no conseguir buscarse un sitio donde no pueda encontrarlo.

El chico es tonto del culo, eso es lo que es, y en lugar de seso tiene mierda en la mollera. Ha salido a su madre. Yo soy imbécil, pero te juro que podría irme de casa y perderme de vista, si quisiera. Me largué de casa a los veintitrés años, no te jode, y también me largué de la cárcel. Sé que era de media seguridad y que bastaba con saltar la alambrada a oscuras sin engancharse los pantalones, pero lo hice, no me rajé los pantalones y pasé catorce meses fuera. Y ahora ese crío me dice que yo tengo algo que ver con su llegada al  mundo y que eso le hace infeliz, y miro a la gorda de mi mujer y sé que el crío tiene razón, aunque me parezca increíble, joder.

Me parece increíble porque la miro y sé que nunca, estando en mis cabales, me follaría a un puto zepelín como ese.[…]”

En apenas cincuenta páginas la interrelación de los personajes es tan divertida y dinámica como esta. Afortunadamente no se quedó  ahí, el norteamericano quiso representar la realidad tal y como la veía; quizá ese sentido de verosimilitud se convierte en otro de sus sellos; dentro de lo que cabe, ya que todos sabemos que se trata de ficción, pero si adoptamos la premisa, entramos fácilmente en este aura, podemos ver por ejemplo cómo retrata a los banqueros:

“Billy, ¿has visto alguna vez a uno de esos banqueros de pelo gris, trajes con chaleco, zapatos negros y gafas de montura metálica?¿Has hablado alguna vez con alguno? No viven en el mundo real, te lo juro. Lo que hacen es vivir en los bancos. Tienen sus mesas a la vista de todos y es ahí donde viven. Ni follan si se pelean ni ponen mala cara ni se lavan ni cagan ni se cambian los calzoncillos. Qué coño, todos los que pasan por la calle podrían verlos, también los tipos que ocupan las otras mesas de la alfombra roja, y al final entendí cómo lo hacen: contratan a gente que no hace nada de eso, para que no les haga falta hacerlo.”

Si tuviera que elegir otra característica, sin duda sería la elección de personajes; paradigmas de lo que son los “losers”, perdedores de tomo y lomo que tienen que buscar negocios alternativos para intentar salir de la mediocridad en la que viven, tanto ellos como sus familias:

“-De vamos a ver, nada. Esto no es un juego con polis que apuestan dinero del Monopoly, ¿vale? Esos tipos me conocen y creo que no les gusto. Me toman por un inútil, una mala influencia para la juventud. Me echan un vistazo y piensan que les gustaría verme con un traje a rayas, ¿comprendes? Y  eso me pone nervioso, me pone nervioso porque esos tíos me pueden endosar las rayas si consiguen cogerme de los huevos y ahora mismo me los tienen bien cogidos y no veo a nadie capaz de hacer que me los suelten. Y eso me pone aún más nervioso.”

Lo único que se echa en falta en esta ocasión es, curiosamente, el mal cuerpo que dejaban las anteriores entregas; en aquellas, la sensación de pesimismo era el carácter general, te dejaban desecho debido al grado de empatía que alcanzabas con los protagonistas; esta,  publicada más tarde, es claramente más “suave”, si podemos usar esta palabra. El momento final supone la derrota de esos perdedores,; pero, sin duda, no es tan dramática, pierde intensidad. También contribuye a ello la elección, curiosa, por decirlo de alguna manera, de una trama donde seguros, fuego, fraude y ratas se convierten en una unión indisoluble a la par de estrambótica.

Que siempre hace lo mismo es un hecho; que lo borda es otro hecho. Qué pena que siempre se hagan tan cortas. Diversión garantizada.

Los textos provienen de la traducción del inglés de Magdalena Palmer para esta edición de “La rata en llamas” de George V. Higgins de Libros del asteroide.

“Las Luminosas” de Lauren Beukes

Luminosas-673x1024“It’s not about using the new beats in our deal with Babyface; it’s not about getting every sub-Saharan Android phone pre-loaded with iJusi FutureSong credits. It’s about this. People say the twins shine when they sing. I say that we should all shine; that we can all shine if we just focus, if we just get past what’s holding us down.” (“Zoo city” de Lauren Beukes)

Todos podemos brillar, pero, sin duda, las mujeres son las que más brillan en “The shining girls” (“Las luminosas”), verdaderas protagonistas de una novela con una de esas premisas que te subyugan desde que la empiezas: Un asesino en serie que se desplaza a lo largo del tiempo para perpetrar sus matanzas.

Beukes organiza la narración desde el punto de vista de varios personajes, aunque los verdaderos protagonistas son, por un lado, el asesino, Harper Curtis; por el otro, Kirby Mazrachi,  una de sus posibles víctimas que, al sobrevivir al ataque se convertirá en su mayor amenaza.

Decía en una entrevista Lauren que no imaginaba a Curtis con dobleces, es un malo de libro, sin grises, sin posibilidades de redención, sin compasión ante sus víctimas; no deja de ser sintomático que los enemigos de este estilo sean los que más nos aterrorizan (y atraen!), debido a que no podemos comprender que alguien no tenga una vertiente más benigna:

“Con eso basta. Lo comprende. Es como si se hubiera abierto una puerta dentro de él. La fiebre sube y algo en su interior aúlla, lleno de desprecio, ira y fuego. Ve los rostros de las luminosas y también cómo deben morir. Oye gritos en su cabeza: “¡Mátala, detenla!”

Curtis utiliza para cambiar de tiempo una Casa, en la línea de las historias con casa encantada, se convierte en portal para viajar en el tiempo; un cambio de tiempo es descrito con lirismo y nos muestran de los mejores momentos de la escritura de la sudafricana como podemos ver por la siguiente descripción según Harper se adapta a la nueva realidad que se encuentra:

 “Solo tarda un minuto en averiguar cómo funcionan las luces de los pasos de peatones. El hombre verde y el hombre rojo, señales para niños. Y esta gente, con sus juguetes, su ruido y sus prisas, ¿no son, precisamente, niños?

Advierte que la ciudad ha cambiado de color, de blancos y cremas sucios a cientos de tonos de marrón. Como el óxido. Como la mierda. Recorre el parque para comprobar por sí mismo que, efectivamente, las chabolas han desaparecido sin dejar rastro.

Desde donde se encuentra, la visión de la nueva ciudad resulta perturbadora. La silueta de los edificios recortados contra el cielo está mal, las relucientes  torres son tan altas que se las tragan las nubes. Es como el paisaje del infierno.”

Esta dicotomía Harper-Kirby, en realidad, es extendible, ya que las verdaderas protagonistas son las que van a ser asesinadas, las víctimas: mujeres que viven su momento y que está ubicadas en la intrahistoria estadounidense

A la muerte de Zora, una de ellas, de hecho, podemos ver cómo se entrelazan las vidas de estas mujeres:

“Le deja la tarjeta de béisbol metida en el bolsillo del mono. Es Jackie Robinson en el jardín de los Brooklyn Dodgers. Se la había arrebatado recientemente a Jin-Sook Au. Estrellas luminosas se unen a través del tiempo. Es una constelación de asesinatos”

El que use elementos comunes al thriller, como los cliffhangers, los viajes en el tiempo, la tensión desenfrenada, las persecuciones, etc… no son óbice para mostrarnos, al mismo tiempo, la historia oculta de Estados Unidos a través de las vidas del colectivo de mujeres, mujeres que luchan día a día, que se resisten al destino y a las limitaciones que les impone una sociedad patriarcal, una sociedad que, en ocasiones, les horroriza y que está muy dentro de la propia ontología del ser humano:

“Willie se queda donde está, pasmada. Se pueden esconder las revistas radicales, hacer trizas los bocetos de depravado contenido sexual y quemar las sábanas, pero ¿cómo se borra la esencia misma de una persona?”

Y por si fuera poco, también aprovecha alguno de los pocos momentos de descanso para mostrarnos sus ideas de lo que debería ser escribir literatura, en esta analogía con el deporte ensalza la necesidad de luchar por el “cómo” hacer las cosas, eso es lo que diferencia un libro de otro, no tanto el “qué”:

“-Y es tan predecible…  ¿no te aburres de escribir lo mismo una y otra vez? Un hombre golpea la pelota, otro corre, a otro lo sacan.

-Sí, pero lo mismo ocurre con las películas o con los libros –dice Kirby-. Hay un número finito de tramas. Lo interesante es cómo se desarrollan.”

El momento en que un viaje al pasado lo utiliza como una prolepsis de la protagonista para adelantar el final se convierte en una paradoja tan deliciosa que es imposible no rendirme ante sus encantos. Esto entronca directamente en el “cómo” hacer las cosas. Beukes sabe cómo innovar y crear una trama absorbente con los suficientes elementos para dejarte sin aliento. Milimétricamente calculado hasta su momento final, esta novela es el ejemplo perfecto de cómo se debe crear literatura. Va a estar, sin lugar a dudas, entre los libros del año. Es posible encontrar obras perfectas, estamos ante una de ellas.

“Hay patrones porque procuramos encontrarlos. No es más que un intento desesperado de encontrar un orden, porque no somos capaces de enfrentarnos al terror de que todo sea aleatorio. Esta revelación lo destroza. Es como si todo el puto mundo trastabillara.”

Los textos provienen de la traducción del inglés de Pilar Ramírez para esta edición de “Las luminosas” de Lauren Beukes  de RBA.

Las consecuencias de la concesión del Nobel a Munro. “Infiel. Historias de transgresión” de Joyce Carol Oates

infielMe gustaría subrayar las consecuencias del Nobel a Alice Munro; no son pocas y tienen bastante importancia en el mundo literario:

La primera de ellas es, evidentemente, lo romántica que resulta esta elección; supone la exaltación, la entronización del cuento como género literario como obra magna; no olvidemos que si algo caracteriza a Munro es la creación de cuentos; de hecho, solamente podemos hablar de una novela oficial, e incluso podríamos clasificarla como un ciclo de cuentos con un hilo conductor.

Lo segundo: es una autora que va a intentar descubrir muchísima gente, sus obras son mainstream a nivel mundial, fáciles de encontrar; muchos intentarán descubrirla por curiosidad y les llevará a un mundo diferente con salvedades;  no todo el mundo será capaz de apreciar su genialidad por un hecho esencial: el cuento es lo más cercano al poema, una aproximación de una intensidad tremendamente lírica que no suele ser del gusto general,  mientras unos cuantos huirán despavoridos, otros disfrutarán de lo lindo.

Lo tercero: esta entrega supone la condenación eterna (¡qué dramático!) para las grandísimas e hipercompletas Atwood y Oates; sí, esto es una consecuencia negativa, porque no todo puede ser positivo, y más en este caso en que se va a producir unanimidad en la crítica internacional. Munro es buenísima, no nos engañemos; pero no quiero olvidar el hecho de que estas dos no lo van a recibir y han llegado a lo sublime en varias ocasiones, variando entre géneros y estilos.

Lo cuarto: las personas que descubran a Munro y les guste querrán descubrir obras contemporáneas del estilo. En ese caso no me cansaré de recomendar a Amy Hempel, tenemos sus “Cuentos completos” publicados; o a la grandísima Lorrie Moore, que con “Pájaros de América” se acerca poderosamente a la canadiense; tampoco debemos olvidarnos de su compatriota Atwood, “Chicas bailarinas” es un ejemplo que atestigua su buen hacer; y, naturalmente, el que quiera seguir profundizando más, tiene a la simpar Joyce Carol Oates, que con este “Infiel. Historias de transgresión.”  llega a lo sublime en tantas ocasiones que casi se convierte en una costumbre.

Y es que, aunque “Infiel” (Faithless) sea el título de uno de sus cuentos, no refleja lo que nos podemos encontrar en él. Es el subtítulo, “Historias de transgresión” lo que define esta increíble recopilación de historias.

Es curiosísimo estar en redes sociales de libros como Goodreads en particular, porque cada libro posee una valoración y, en ocasiones, reseñas de los lectores; en el caso de esta obra no tiene nota muy alta así que me dediqué a indagar; el caso es que en una mayoría muy amplia los que calificaban mal esta obra ,lo hacían porque la mayoría de los cuentos acaban mal. En efecto, esto es así.

Me he dado cuenta de dos motivaciones que tienen los lectores:

-La primera y primordial, la mayoría leen para encontrar algo distinto de  sus vidas. Es por ello que buscan que las historias acaben bien por encima de todo, eso hace que un libro sea redondo para ellas.

-La otra gran motivación es la necesidad de una catarsis, que ya hablé en esta crítica; leer sobre desgracias de los demás relativiza tus problemas y hace que sean más llevables.

Pues bien, este libro será perfecto para el segundo tipo de lector; en cuanto al primero, quizá deberíamos discutir sobre el hecho de si una obra de arte es mejor o peor si acaba bien o mal, en mi caso es claro que es independiente, ya que deberíamos más bien discutir sobre cómo está hecha; pero soy consciente de lo estéril de esta disquisición en la mayoría de las personas, incapaces de ninguna apreciación artística más allá de esta superficialidad. Por  lo tanto no me voy a poner a discutir sobre ello.

En estas “Historias de transgresión” nos podemos encontrar, sin más ni más, con una de las recopilaciones de cuentos más brutales y violentas disponibles; cada uno de ellos es una bomba de relojería emocional; un encuentro con los abismos del ser humano; una dolorosa experiencia de la que no te puedes olvidar al terminarlo. Joyce escribe con el corazón, con el alma, y desgarrador se convierte en una palabra demasiado leve para lo que presenciamos. Nadie ha reflejado la oscuridad del ser humano como Oates; esos recovecos de ambigüedad y malestar que no te dejan a medias, no hay medias tintas; es tal el dolor que se transmite que es difícil no quedar demolido ante tanta adversidad:

En “Au sable” presenciamos un suicidio programado; desde la primera persona de un hombre; Oates no necesita centrarse en una mujer, cualquier narrador es válido.

En “Fea” se refleja con toda la acritud posible el trauma que supone su fealdad a la protagonista:

“Él también era un feo. Un feo raro. Pero la fealdad en un hombre no importa demasiado. La fealdad es una mujer se convierte en su vida”

“Amante” supone la venganza de una amante despechada a la que no le importan los daños colaterales que pueda causar:

“A alta velocidad la  tristeza no es una posibilidad seria.

Él no la había amado lo suficiente como para morir con ella: ahora lo pagaría. Y otros pagarían también.”

El personaje femenino de “Preguntas” no duda en meterse cocaína para sobrevivir a lo que siente:

“Le duelen los senos y no quiere recordar el motivo. También le duelen los muslos. Gruesas protuberancias carnosas en la curva de sus caderas que no soporta contemplar o tocar, y sin embargo le dicen que es hermosa, un grano de uva madura y suculenta de Concord. La cabeza se le aclara rápidamente debido a la avalancha de la preciosa nieve y puede ver las cosas con una lucidez extraordinaria. La metadrina le resulta útil si no se siente precisamente bien los días de clases; necesita esa ventaja diabólica, esa energía blanca candente durante cincuenta minutos, no para pasar el rato como los chicos, sino por motivos terapéuticos, para volver a ser la Ali Einhorn más parecida a sí misma, no una vaca hija de puta, triste y rezagada.”

La madre de “Amor por las armas” tiene “suerte” de no haber sido asesinada:

“Nuestra familia tiene suerte, solía decir mi padre. Quizá estuviera siendo irónico, pero de hecho es así. Como cuando tiraron al suelo a mi madre, le robaron y fue sometida a una violación anal, y no la asesinaron. ¿Ves?”

“Infiel” supone una subversión de todo lo que estás suponiendo en un final transgresor como pocos y que cambia cualquier perspectiva halagüeña:

“Poco después de la desaparición de Gretel Nissenbaum surgieron, de numerosas fuentes, desde todos los puntos de la brújula, ciertas historias sobre la mujer. […] Una mala esposa. Una madre antinatural. Se decía que había abandonado a su esposo y a sus hijas en el pasado, que había regresado con su familia. […] Claro que tenía un novio, un amante. Claro que era una adúltera.”

En “Idilio en Manhattan” asistimos a un suicidio demoledor (por si alguna vez no lo fuera..):

“-¡Sí! Así es – y papá me besó en la mejilla y dijo- ¡Adiós, princesa! –en voz alta y alegre; y me apartó de él, y papá se metió el cañón de la pistola en la boca. Y apretó el gatillo.”

La violencia de género es la protagonista de “La Vigilia”, ¿cómo podría quedarse lejos en este catálogo de perversiones?

“Por favor, no hagas lo que sea que estás haciendo no me hagas conseguir una orden judicial, no, por favor pensé que estabas de acuerdo, pensé por qué tú esta no es la clase de hombre que yo creía que eras ¿Verdad?

Lo implícito se mezcla con lo explícito según el cuento; Oates es capaz de cambiar de narrador y narración para mostrarnos toda la crudeza de su percepción de la realidad vivida.

Todavía tengo alguno de los relatos en mi cabeza; como un germen que no puedo olvidar; tanto dolor, tanta brutalidad insana; Oates es excelsa, te remueve las entrañas como nadie y te hace reflexionar sobre el género humano, ese hombre que es “un lobo para el hombre”; ¿hasta dónde puede llegar la perversidad humana? Con ella nos acercamos bastante a alguno de los límites.

Solo hay que ver el relato del disfuncional “Tusk”

“Pasa la navaja por la arteria que ha ubicado bajo su mandíbula, una sensación aguda y abrasadora y comienza a sangrar de inmediato, pero el corte no es lo bastante profundo así que lo intenta de nuevo, sosteniendo firme su mano derecha con la izquierda y apretando con todas las fuerzas que le quedan, de rodillas, tambaleándose, jadeando, ahogándose por algo caliente y líquido. Mierda, se le ha caído la navaja, no la encuentra, tantea entre los periódicos mojados que hay en la acera, envoltorios arrugados amarillos de Doritos, pero allí está la navaja, la navaja reluciente por la sangre que es  su único consuelo, la coge y la aprieta en su puño y lo intenta otra vez.”

Joyce Carol Oates no ganará nunca el Nobel, pero para mí está en lo más alto de ese escalafón. Cuánta excelencia. Lo sublime está indisolublemente unido a su encomiable labor literaria. No me cansaré nunca de recomendarla.

El nobel de literatura 2013

Dr. Francis Crick's Nobel Prize Medal on Heritage Auctions

A falta de unas horas escasas para el nombramiento oficial, quería hacer un post resumen con las posibilidades que se ofrecen este año y, cómo no, con mis especulaciones sobre quién lo ganará. Como siempre la página de apuestas de Ladbrokes va mostrando las posibilidades aunque no se han hecho eco de la novedad de este año… una especie de shortlist de cinco autores (que no van a hacer públicos), estilo Man Booker Prize, y de ahí harán la elección final, no sé si este año, antes de la elección,dirán los cinco, es una incógnita, aunque me inclino a que no va a ser así. El secretismo es marca de la casa. En esta entrevista aparecen estas normas y es interesante cómo las comenta Peter Englund, es curioso comprobar como media hora antes de la proclamación llaman al galardonado, esto ocasiona que escritores como Vargas Llosa creyera que se trataba de una broma.

Entrando en materia, os pongo los primeros a estas alturas:

Haruki Murakami             5/2

Alice Munro                       4/1

Svetlana Aleksijevitj       6/1

Peter Nadas                        8/1

Joyce Carol Oates            8/1

Jon Fosse                            9/1

Ko Un                                   10/1

Assia Djebar                      12/1

Después de ganar el año pasado el chino Mo Yan, por mucho que le pese a sus fans, es bastante difícil que Murakami o Ko Un sean escogidos. La academia sueca nunca ha escogido dos asiáticos seguidos; todo sea que rompan la norma pero me inclino a que no va a ser así.

Se lleva especulando bastante tiempo con la posibilidad de elegir una mujer; más teniendo en cuenta las pocas que han sido galardonadas (12); yo estoy muy de acuerdo con esta posibilidad y es la que sostengo para este año. En cuanto a la nacionalidad hay dos opciones con muchas posibilidades: en primer lugar la norteamericana (tanto Canadá como EEUU); y, en segundo, la africana. Las europeas son más difíciles pero, aun así, en los últimos años, siempre ha habido alguna cercana.

Teniendo en cuenta  lo dicho anteriormente, la posible quiniela se reduce a las siguientes candidatas que han ido apareciendo regularmente en este blog, sobre todo con el monográfico “Mujeres de Nobel”:

AliceMunro“La favorita”: Alice Munro.

Visto el “odio” en general que han demostrado en repetidas ocasiones los académicos suecos, sería la forma de castigar aún más a los escritores de EEUU, eligiendo a una norteamericana canadiense. Munro ya ha estado los otros años muy cerca en la lista de apuestas. Es, casi sin dudarlo, la opción más clara. Nos encontramos ante la autora por excelencia del cuento; una capacidad innegable para ahondar en lo cotidiano mediante la narrativa corta; relatos de formación tanto de la persona como del artista. Las mujeres como protagonistas. Narración detallista. Un placer leerla. En mi opinión no es la más completa, ya que se dedica casi en exclusiva a la narrativa breve; pero no se puede poner en cuestión su calidad. En cuanto a sus novelas, os pongo a continuación aquellas de las que tengo  comentarios tanto en el blog como en mi biblioteca virtual de Goodreads, por si alguien quiere entrar más en profundidad en alguna de ellas: “La vida de las mujeres”, “Las lunas de Júpiter”, “Amistad de juventud” y “El amor de una mujer generosa.”

Un buen comienzo para iniciarse con ella es la primera de las que he comentado, una verdadera delicia que reúne todo lo mejor de la prosa de Munro. De los habituales recopilatorios de cuentos cortos, “Amistad de Juventud” es un buen compendio.

assia_djebar“La segunda opción favorita”: Assia Djebar.

La otra gran posibilidad además de la norteamericana; hace ya unos años (2003) de la elección de Coetzee del continente africano; la argelina sería entonces un opción más que loable si quieren premiar esta ausencia prolongada (nunca comparable con los 20 años de EEUU), de hecho, si no es este año, posiblemente entre en posteriores.  Hay poco disponible de la autora por aquí, aun así, “Lejos de Medina”, con la que me inicié podría ser una buena puerta de entrada. Es una narración que mezcla la historia musulmana con el papel de la mujer, ninguneada habitualmente, y busca darle importancia en una sociedad de por sí, patriarcal, que niega los derechos que poseen, por lo menos en el occidente.

“La opción deseada, mi favorita”: Joyce Carol Oates.

joyce-carol-oates_grandeLos que me seguís con frecuencia ya sabéis que esta sería mi opción desde hace bastante tiempo. Los motivos son múltiples: es completísima y muy versátil, capaz de escribir cualquier tipo de narración y estilo y llevarlos a la excelencia. Colosal narradora, muy buena cuentista y ensayista, capacidad analítica. Capaz de ejecutar sabias mezclas de novela de género con “literatura seria”. Es camaleónica en su manera de afrontar cada narración, en mutar la estructura de acuerdo a lo que quiere contar y a quién se lo quiere contar. Es imposible etiquetarla en un solo género o movimiento literario. Qué eclecticismo. En fin, estamos ante  que debería ser la opción preferencial. Además seamos egoístas, es la única posibilidad de que se dé un empujón a la publicación en España de su inmensa carrera literaria. Es prolífica como pocas.

Entre sus innumerables obras, si estáis interesados, tenéis comentarios de las siguientes para escoger: “Hermana mía, mi amor”, “Una hermosa doncella”, “Mujer de barro”, “Infiel”, “Del boxeo”, “Violación: una historia de amor”, “Puro Fuego”, “Sexy”, “El primer amor”, “Memorias de una viuda”, “Ave del paraíso”, “Bestias” y “A media luz”.

Empezar con ella es entrar en un universo de sensaciones donde lo escabroso y polémico se mezcla con la inefable dulzura de su prosa. Cuántas sensaciones genera cada uno de sus excelentes libros.

atwood-margaret-2005-credit-jallen“Si no gana la opción deseada que sea esta…”: Margaret Atwood.

La canadiense es, por derecho propio, la aproximación más cercana a Oates. Se encarga de fusionar géneros como la estadounidense y transformar su estilo según las necesidades de la narración. Capaz de hacer tanto una dixtopía como un relato ecológico mezclando entre medias poesía, ensayo o relato corto. Quien lea “El asesino ciego” será capaz de paladear lo que es capaz de perpetrar esta insigne señora. Vaya obra maestra. De ellas tengo comentarios de todos los libros que he leído: “El asesino ciego”, “Asesinato en la oscuridad”, “El cuento de la criada”, “Un día es un día”, “Resurgir”, “La maldición de Eva”, “Chicas bailarinas” e, incluso, “Miedos de medio minuto” (recopilación de mini-relatos de terror que contiene también un cuento de Oates).

maraini5“La opción extraña”: Dacia Maraini

Ya, no la conoce nadie. Pero da la casualidad de que la escritora italiana ha estado en los primeros puestos en los años anteriores, por lo tanto, descartable no es. Maraini juega con factores típicos pero muy efectivos, el manejo de la nostalgia en la narración, el juego de lo sensorial mediante una prosa preciosista y de potentes imágenes. Mezclas de relatos de formación con la historia y la política italianas del presente y del pasado. “Bagheria” es un ejemplo paradigmático de su buen hacer.

“La opción romántica, pero casi imposible”: A. S. Byatt

Siendo realistas, es poco probable que se acerque ni a la posibilidad. Pero quería que apareciera por aquí porque su prosa, su estilo, son ciertamente inigualables. Erudita pero no byatt-250exenta de emoción, capaz de crear una obra tan compleja y apasionante al mismo tiempo como “Posesión”, monumento literario donde no hay adjetivos que puedan calificarlo. Os dejo comentarios sobre varias de sus obras: “Ángeles e insectos” , “Posesión” y “El libro negro de los cuentos.” No exagero si digo que es imprescindible leerla.

Y por último…. Que no falte nunca nombrar al que debería tenerlo ya y que, posiblemente, como Joyce, Proust o Borges, no lo gane nunca:

“Si no gana una mujer, el más grande”: Thomas Pynchon

He comentado alguna vez mis preferencias con el esquivo escritor norteamericano. Hoy  no me voy a extender con él, ya que no es su momento, dejemos paso a las féminas, este año, les toca a ellas. Que gane la mejor. Eso sí, pase lo que pase, no dejéis de leer a esta constelación de estrellas actuales, lo más granado de la prosa contemporánea sin el premio de marras.

“Sexy” de Joyce Carol Oates

SexyOtra de las innumerables facetas de mi querida Joyce (perdonad la familiaridad, pero después de tantos libros, uno coge confianza) es la de realizar relatos para adolescentes, faceta que, por otra parte la ha empezado a hacer recientemente.

Consciente del público al que se dirige, la camaleónica escritora adapta su estilo a la audiencia y nos trae a colación uno de esos temas que más suelen preocupar a los adolescentes y a sus padres: el abuso sexual.

La transformación es radical, lo he notado especialmente porque, al mismo tiempo estaba leyendo su recopilación de relatos cortos “Infiel. Historias de transgresión” y la diferencia es notable, la dificultad en las estructuras sintácticas así como en el vocabulario y la oscuridad en el fondo de la historia se suavizan con frases más cortas, vocabulario sencillo y una claridad necesaria para que no haya ambigüedades en la exposición.

El protagonista de la historia es un adolescente de dieciséis años como cualquiera en el que podamos pensar:

“Las chicas siempre decían que Darren Flynn era sexy pero tímido. O que era tímido pero sexy.

En realidad Darren era un tipo majo, un colega de sus colegas, un deportista con todas las de la ley. Con sus amigos se mostraba relajado y se lo pasaba bien, pero cuando estaba con chicas era como si la cara se le encendiera de un modo extraño y la mente le quedara en blanco.”

Y se enfrenta a los dilemas habituales de su edad, esa timidez para con las chicas y, sobre todo, la expectativa de sus padres, no sentirse comprendido:

“Me mira como si viera a alguien distinto, a alguien que no soy yo. A un hijo diferente. Un hijo más inteligente, mejor deportista. Un hijo que no le va a decepcionar.”

En un momento decisivo, ocurrirá un suceso que cambiará la percepción de todo lo que le va a suceder  debido a uno de los profesores:

“No tenía por qué pensar en aquello, nadie lo sabía.

Aquello que había pasado entre el señor Tracy y él.

Aquello que no había ocurrido.

(¿No?)

Nadie lo sabía y no había pasado nada.

No había pasado nada. Esa era la verdad. […]

No, no me tocó.

…ni siquiera llegó a intentarlo.

Si lo hubiera hecho…

Le habría matado.”

Los sucesos se desencadenarán causando una desgracia que cambiará la vida del joven, Darren siente una epifanía, se da cuenta de que podría haber hecho algo para que no pasara lo que sucede:

“Se sentó en el borde de la cama, abrumado. Aquel sería uno de los mayores golpes que recibiría en su vida.

Muerto.

La palabra era rotunda: muerto.

Tanto que casi se preguntaba qué quería decir. ¿Quería decir ausente? ¿Quería decir Nos vas a verle más?

¿Quería decir  Y es tu culpa?”

Joyce Carol Oates aprovechará todos los sucesos para hacernos reflexionar sobre las consecuencias de las calumnias, de levantar falsos testimonios y, últimamente, sobre la culpa y lo que podemos hacer individualmente para luchar contra ello. Fenómeno extrapolable no solo a la adolescencia sino a nuestras propias vidas más allá de ese período de nuestras vidas.

Hasta en lo más pequeño la americana nos ofrece material digno, es innegable que su eclecticismo y su capacidad para cambiar de estilo son dos de sus grandes virtudes.

Los textos proceden de la traducción del inglés de Xohana Bastida para esta edición de “Sexy” de Joyce Carol Oates para SM.

“El amor de una mujer generosa” de Alice Munro

el-amor-de-una-mujer-generosa_alice-munro_libro-oafi3051Lo que son las cosas, este libro lo encontré saldado; a un precio, sinceramente, ridículo, en una papelería, abandonado, las portadas descoloridas; tuve que mirar dos veces el título y el autor para cerciorarme; no digo que no me haya venido bien a mí, pero es bastante penoso encontrarlo así. Más aún, me queda esta sensación al acabarlo, ya que el nivel medio de los relatos incluidos es, como de costumbre en la canadiense Alice Munro, alto o muy alto.

De hecho  si cogemos el primer relato, el homónimo “El amor de una mujer generosa”, nos encontramos con un prodigio y lo voy a utilizar para centrar esta reseña, ya que es impresionante cómo maneja todos los recursos literarios de los que dispone.

El relato se divide en varias partes, empezando con un prólogo desde un narrador omnisciente  que aborda el relato de un accidente de coche de un optometrista. En la primera parte cambia la perspectiva a la de tres niños que no saben cómo contar el que han encontrado un coche con un vecino muerto dentro; de hecho, leídos varios de sus relatos, esto resulta muy novedoso ya que, no es la mujer en primera persona la que narra; sino que lo hace a través de los niños y presenta la relación de ellos con sus familias y con el pueblo en general.

En la segunda parte cambia a la tradicional narración en primera persona con Enid, enfermera de hogares y verdadera protagonista, focalizadora de lo que va sucediendo. A través de ella se desarrollarán todos los eventos, sobre todo con la enferma que está ahora, la señora Quinn, que constituye la personificación del resentimiento y la no aceptación de su enfermedad, esa es su forma de luchar ante lo que le sucede:

“Enid creía saber lo que eso significaba, ese resentimiento y ese veneno, aquella energía acumulada para despotricar. La señora Quinn buscaba nerviosamente un enemigo. Las personas enfermas sienten rencor hacia quien está sano, y a veces ocurre entre los maridos y sus esposas e incluso entre madres e hijos. En el caso de la señor Quinn ocurría tanto con el marido como con las hijas.”

Enid constituye esa “mujer generosa” del título, y desde la perspectiva de su madre representa esa generosidad con toda la miseria de la que es capaz:

“Pero no pudo evitar comentar que eso significaba que Enid había decidido renunciar a la posibilidad de un empleo decente en un hospital, para dedicarse a un trabajo agotador y deprimente en casas sórdidas y primitivas, ganando una miseria. Enid tendría que bombear agua de pozos contaminados, romper el hielo que se forma en las palanganas en invierno, luchar contra las moscas en verano y usar retretes fuera de las casas. Tendría que utilizar tablas para restregar la ropa y lámparas de carbón en lugar de usar lavadoras y electricidad. Significaría cuidar a la gente enferma en malas condiciones, a la vez que hacer frente a las responsabilidades de la casa y atender a niños pobres y raquíticos.”

Enid es la personificación del bien, de hecho, supone lo que significaría la culpa en una persona por haber cometido un acto inmoral y la necesidad del castigo para esa culpa como expiación única y verdadera:

“¿Sabes por qué creo que deberían ser castigados? –dijo Enid-. Es por lo mal que se van a sentir por dentro. Aunque nadie les hubiera visto actuar o nadie lo supiese jamás. Si haces algo muy malo y no te castigan, te sientes peor, mucho peor que si te castigan.”

A raíz de uno de los capítulos, el enfocado en la señora Quinn (que además sirve para unir todos los hilos argumentales planteados hasta el momento), toda esta seguridad se tambaleará; se irá fragmentando su personalidad, surgirán las dudas, la indefensión que siente ante la obligación de denunciar una situación y no ser capaz de hacerlo, grietas en su fe inconmovible.

De hecho el final se convierte, sin que casi nos demos cuenta, en todo lo contrario que podríamos haber pensado como conclusión, ya que todo lo que creía inamovible está mutando; es nuestra propia vida, el cómo las dudas ante nuestros actos nos pueden llevar a un bloqueo del que no podemos salir.

“Se acercó a la orilla, donde sus botas se hundieron poco a poco en el barro y quedaron atrapadas. Si se lo proponía, todavía podía oír los movimientos que hacía Rupert entre los arbustos. Pero si se concentraba en el movimiento de la barca, un movimiento leve y secreto, sentía como si todo lo que la rodeaba se hubiese aquietado.”

Magistral. Siempre. Munro.

Los textos provienen de la traducción del inglés de  Javier Alfaya, José Hamad, Javier Alfaya McShane para esta edición de “El amor de una mujer generosa” de Alice Munro  de RBA.

“Mujer de Barro” de Joyce Carol Oates

portada-mujer-barroLos que seguimos la cuenta de Twitter de Joyce Carol Oates somos muy conscientes no solo de lo activa que es, sino de sus denuncias sociales que revelan sus ganas de ser comprometida con la sociedad que le rodea.

De ahí que en “Mujer de barro”, la última novela suya publicada en España, veamos de una manera explícita su crítica ante unos hechos que han causado vergüenza a nivel mundial.

En este libro se presentan dos narraciones paralelas de la protagonista principal, Meredith Ruth Neukirchen (M.R en adelante y en el libro): en una de ellas (Niña de barro) asistimos a la evolución desde su niñez:

“Y qué belleza en esos lugares olvidados. Niña de Barro se acordaría toda su vida. Porque los sitios a los que más afecto guardamos son aquellos a los que nos han llevado a morir pero en los que no hemos muerto. Ningún olor es más acre que el agudo olor a estiércol de las marismas en los puntos donde rezuma el agua salobre el río y queda atrapada y estancada, con algas de un verde brillante como el de un lápiz de colorear. Vastas hectáreas insondables entre hierbas de enea y estramonio y restos dispersos de viejos neumáticos, botas, trozos de ropa, neveras con las puertas abiertas de par en par como brazos vacíos.”

Se trata, por tanto, de un relato de formación hasta convertirse en la Mujer de Barro. Pero muy al contrario de lo que puede parecer aprovecha la circunstancia para que todo se vuelva muy introspectivo, primitivo, crudo, muy visceral; a medio camino de lo onírico mezclado con la realidad. Consigue quizá los momentos más líricamente bellos del libro.

Por otro lado, tenemos la narración de la mujer adulta (mujer de barro) donde se desvelan las críticas de las que hablaba anteriormente; la intención de poner de manifiesto el error que supuso la guerra de Irak como consecuencia de la indefensión como nación ante el 11-S y por extensión, “la amenaza terrorista”:

“En el asiento trasero de la limusina, M.R. escuchó. Qué crédulos se habían vuelto los medios de comunicación desde los atentados terroristas del 11-S, qué poco crítica se había vuelto la información; le daba náuseas, le daba ganas de llorar de frustración y rabia, la voz inexperta del secretario de defensa de Estados Unidos que advertía sobre las armas de destrucción masiva que se cree que el dictador iraquí Sadam Hussein tiene almacenadas y dispuestas para utilizarlas en un ataque… Guerra biológica, guerra nuclear, amenaza contra la democracia estadounidense, catástrofe mundial.”

Vuelve luego a uno de sus temas habituales, el papel de la mujer en la sociedad, sus necesidades y la lucha contra una sociedad dominada por hombres:

“En cualquier caso había aceptado la oferta del Consejo de Administración de la universidad. Leonard Lockhardt había redactado su contrato. El claustro de la universidad había aprobado por una mayoría abrumadora designar a Neukirchen para el rectorado; eso había sido crucial para que M.R. Aceptase. Nunca se había sentido tan reinvidicada.

Casi se podría decir, querida.

Porque esa era la culminación de la vida de Mujer de Barro: ser admirada, querida.”

O precisamente la influencia de dicha sociedad en nuestro juicio, que elimina toda posibilidad de desarrollo individual si quieres mantener el status que has ganado en ella:

“Hablar a las claras, con franqueza –hablar con sinceridad- sólo es posible cuando se es un particular, no el representante de una institución. De modo que su indignación, su alarma, su desesperación ante la idiotez belicosa del Gobierno ardían bajo sus palabras en público, animadas y optimistas. Y su furia por la cínica explotación que hacía el Gobierno de Bush del miedo a los “atentados terroristas” después del 11-S, todo lo que sus padres cuáqueros le habían enseñado a aborrecer y rechazar.”

La soledad de la protagonista, quizá la extensión de la propia soledad que siente la escritora en su vida (no olvidemos que es viuda desde hace poco tiempo), le sirve para esconderse, para no demostrar lo que se está sufriendo:

“Señalaría una ventaja de vivir solos: nadie sabe lo débiles y ridículos que somos, cuando estamos solos.

Nadie conoce nuestra desesperación. Cuando estamos solos.

De lejos, todos parecemos serenos. Nuestra apariencia interviene para tapar nuestro ser.”

En estas condiciones el único consuelo que le queda es el disfrute de la lectura: alienación y puerta hacia otras vivencias.

“Lo que le parecía más fascinante a Meredith eran los libros: las páginas impresas, las palabras. No eran meros libros de texto ni pasatiempos, sino que podrían haber sido puertas hacia regiones desconocidas.”

En estas condiciones, no resulta incomprensible que la protagonista, impotente ante la figura de su compañero que manipula, le hace la vida imposible e intenta desacreditarla como rectora, como figura de autoridad; decida en un momento en su subconsciente que es Dexter y que esa sería la única manera de solucionarlo:

“Se puso los guantes de látex que ya estaban manchados. Como una cirujana –mejor dicho, como una patóloga-, agarró el serrucho, al principio con un temblor, pero poco a poco con más fuerza, y cortó las gruesas muñecas del hombre, los tobillos. ¡Qué sorprendente era tocar hueso! Tenía que abrirse camino por huesos y articulaciones. Ese era el secreto de la desarticulación.”

Sí, hacerle trocitos.

En momentos como estos te das cuenta de lo que nuestra Joyce Carol Oates quiere hacer, buscar nuevos medios de expresión, salirse del guión establecido; al fin y al cabo, hacer literatura. Libro difícil para iniciarse con ella, pero una buena lectura al fin y al cabo.

Los textos provienen de la traducción del inglés de María Luisa Rodríguez Tapia de esta edición de “Mujer de Barro” de Joyce Carol Oates en Alfaguara.

“Las lunas de Júpiter” de Alice Munro

lunasjupiterUna de las pocas cosas con la que estoy de acuerdo con el polémico Franzen es que recomienda leer a Munro;  por una vez y sin que sirva de precedente.

Ya hablé bastante de “La vida de las mujeres”   y desvelaba algunos de los secretos que utiliza con frecuencia; bueno, en realidad, lo decía ella misma en el increíble epílogo a ese ciclo de relatos cortos estructurado como novela.

En esta ocasión tenemos ya el típico libro de relatos ambientados en el sur de Canadá y es una buena forma de comprobar el hilo conductor de la trama; sigue utilizando lo cotidiano, naturalmente utiliza mujeres como narradoras en primera persona;  aquí, además, reflexiona sobre el pasado pero, afortunadamente, va mucho más allá de la simple nostalgia. Lo que vive en ese pasado le puede causar nostalgia pero la mayoría de las veces genera ira, indignación, impotencia; la experiencia, pues se convierte en generador del carácter, pero precisamente porque lo ha pasado mal, no hay lugar para los recuerdos en forma de placebo, lo pasado no se emborrona con el tamiz que siempre confunde.

En “Alga Marina Roja”  podemos ver parte de este hilo conductor; y lo referencia claramente al amor y a la posible felicidad de la mujer:

“Como muchas mujeres de su generación, tiene una idea del amor que es destructiva, pero que de algún modo no es seria, no es respetuosa. Es codiciosa. Habla de forma inteligente e irónica, y de este modo encubre sus insostenibles expectativas. Los sacrificios que ella hizo con Duncan –arreglos en la forma de vivir, en cuanto a amigos, así como también en la periodicidad del sexo y en el tono de las conversaciones- eran violaciones, no cometidas en serio, pero sí descaradamente.”

“¿Cuándo es usted feliz?

Cuando está contento conmigo. Cuando hace broma y se divierte. No. No. No soy feliz nunca. Lo que siento es alivio, como si hubiese vencido un reto, es más triunfante que feliz. Pero él siempre puede dejarme tirada en la cuneta.”

Con Munro no hay medias tintas, describe la realidad de tal manera que sabes que es posible que ocurra; y esa crudeza al expresarlo te causa un desasosiego permanente.

En “El autobús de Bardon” vuelve sobre el tema del amor, pero con la perspectiva de otra mujer anclada en una sociedad patriarcal, de ahí que defina el amor de la peor manera posible, por su antónimo: el egoísmo.

“Cuando el amor es nuevo y crece en ella se vuelve mística, vacilante; cuando el amor está en declive y ha pasado lo peor, es enérgica y jovial, directa, analítica.

-No es más que el deseo de verte reflejada –dice-. El amor siempre se vuelve egoísmo. La idiotez.  No los quieres a ellos, quieres lo que puedes obtener de ellos. Obsesión y engaño de uno mismo.”

Sin embargo lo más doloroso de ese cuento es el momento en que decide poner unas palabras en la boca de un hombre como contraposición a lo que le sucede a la protagonista:

“-He visto tantas partes del mundo, tantas cosas extrañas y tanto sufrimiento. Mi conclusión ahora es que no se consigue felicidad alguna engañando a la vida. Es solo por medio de la renuncia natural y de la aceptación de la pérdida como nos preparamos para la muerte y como por tanto conseguimos algo de felicidad.”

Es sintomático que sea el hombre el que quiera mantener su posición en la sociedad relegando a la mujer a un papel de renuncia y aceptación de la realidad que está viviendo; es la manera más cruel de reflejar el papel de la mujer en el pasado, sumisa, esclava ante el dominio del hombre. Munro no ignora el detalle, de ahí que utilice a un hombre para decirlo.

Afortunadamente, la forma en que caracteriza a las mujeres está muy lejos de ser autocomplaciente; habla de mujeres fuertes, que se sobreponen, que quieren demostrar su papel en una sociedad que intenta denigrarlas; no les gusta sufrir porque sí:

“Hay un límite para la cantidad de sufrimiento y desorden que uno puede soportar por amor, del mismo modo que hay un límite para la cantidad de desorden que se puede esperar de una casa. No se puede conocer el límite con antelación, pero sabes cuando has llegado a él. Yo lo creo.

Cuando empiezas realmente a liberarte, así es como es. Un pequeño dolor, furtivo, que te punza cuando no te lo esperas. Luego una levedad. La levedad es algo en lo que penar. No es solo un alivio. Hay una extraña clase de placer en ella, no un placer autohiriente ni malicioso, nada personal en absoluto.”

Lo mejor de esta increíble escritora es conocerla por ti mismo, sin más, comprobar como cada palabra, cada momento, tiene su función específica, está todo tan milimétricamente concebido que abruma tanta perfección, os dejo ya de hablar de este gran libro, otro más de la señora, con la encantadora forma que tiene de describir a un personaje en un relato corto, una pequeña obra maestra: “Prue”:

“En aquella época tenía muchos amigos en Toronto, la mayoría de ellos amigos de Gordon y de su mujer. Les gustaba Prue y estaban dispuestos a sentirlo por ella, pero ella se burlaba hasta que desistían. Es muy agradable. Tiene los que los canadienses del este llaman un acento inglés, aunque nació en Canadá, en Duncan, en la isla de Vancouver. Su acento le sirve para decir las cosas más cínicas de forma simpática y despreocupada. Ella presenta su vida en anécdotas y, aunque el sentido de la mayoría de sus anécdotas es que las esperanzas se han desvanecido, que los sueños son ridículos, que las cosas nunca resultan ser como se esperaba, que todo se altera de un modo grotesco y nunca hay una explicación, las personas siempre se sienten animadas después de escucharla; dicen de ella que es un alivio encontrarse con alguien que no se tome a sí misma demasiado en serio, que sea tan poco vehemente, tan civilizada, y que nunca formule ninguna petición ni queja auténticas.”

¿Hay mejor  forma de describir la fortaleza de una mujer? Me costaría encontrarla.

Los textos provienen de la traducción del inglés de Esperanza Pérez Moreno para esta edición de “Las lunas de Júpiter” de Alice Munro.

“Bagheria” de Dacia Maraini

bagheria-9788495587930Aunque parezca mentira, por lo poco conocida que es en España, Dacia Maraini ha estado en los últimos años en los primeros puestos con posibilidades de ganar el Nobel de Literatura; al menos es lo que aparece en la página de Ladbrokes, que sigo habitualmente cuando llegan estas circunstancias.

Ese es el motivo, también entrará la argelina Assia Djebar, de intentar leer algo de todos los posibles ganadores, el saber no ocupa lugar. En el caso de la italiana, hay algunas obras encontrables, me he decidido por “Bagheria”, editada con mimo por la editorial Minúscula.

No me suele gustar poner las sinopsis ni contar de qué va, en este caso haré una excepción, ya que me parece muy ilustrativa:

“Una niña llega en 1947 a la costa siciliana en barco, procedente de Japón. Con ella están sus padres y sus hermanas. La joven familia busca refugio tras los sufrimientos de la guerra en Bagheria, cerca de Palermo, en la mansión solariega materna. Aquella niña descubrirá allí con particular intensidad sus orígenes, tan enraizados en aquel paisaje acunado por el sol ardiente, el mar y las playas, la agreste naturaleza. Muchos años después, ya adulta, Dacia Maraini regresa a Bagheria. Recorre y evoca los viejos escenarios, la maravillosa y temida Sicilia, y se abandona a la memoria. Retorna así su amor por la literatura, la historia y el arte; todo ello sin cejar en su defensa de la mujer y en su crítica comprometida a los abusos perpetrados en aquella tierra.”

Se trata de una novela en la que la escritora indaga en sus raíces, por lo tanto tiene mucho de autobiográfico, además le sirve como avance para ese futuro y lo que deparará. Al ser una novela de postguerra, esta aparece como no puede ser otra manera, y sus consecuencias en la familia:

“Al mismo tiempo, la guerra me había dejado un miedo insensato a la noche y al silencio. Cuando mi padre y mi madre tardaban en volver, me torturaba pensando en sus cuerpos heridos, sanguinolentos, desgarrados y descuartizados. Y hasta que no oía sus voces no me tranquilizaba.

Mis hermanas y yo jugábamos todavía, como en el campo de concentración, con piedras y hojas, no sabíamos qué eran los juguetes. Y cuando empezaron a regalarnos muñecas nos parecieron un lujo inapropiado para nosotras.”

Dacia nos hace sentir, sensorialmente, los sonidos, lo que ve y lo que huele, ese olor se convierte en reminiscencia de lo que vivió y recuerda de su padre:

“Cuando volvía de uno de sus viajes, yo anotaba con meticulosidad los olores que traía consigo: de viejas manzanas (el interior de las mochilas, quién sabe por qué, tiene siempre ese fondo de manzana, fuerte, ácido e imborrable), de ropa interior usada, de cabellos calentados por el sol, de libros hojeados, de pan seco, de zapatos viejos, de flores marchitas, de tabaco de pipa y de bálsamo de tigre contra el reumatismo.”

La narración fragmentada en el tiempo de lo que vivió, con continuos saltos en el tiempo, le sirven para pintar un relato de formación; en este caso en particular, el relato de su formación como escritora; especialmente bella resulta el símil que propone para describir lo que es la poesía, esa dicotomía de ciencia y arte que, si normalmente están en continua lucha, aquí se encuentran y se vuelven iguales:

“Entendía que la poesía no era muy distinta de los quebraderos de cabeza de la geometría, que la primera vez me dejaban mal sabor de boca. Sin embargo, después, al descubrir los mecanismos escondidos, me invadía una euforia sin límites.

Era la división inesperada del espacio, las reglas que esta división aplicaba, el sustraerse y multiplicarse de aquellas ante los ojos asombrados, dentro de medidas que encajaban perfectamente. Era esta sorpresa formal la que atenazaba la garganta. ¿Por qué una palabra puede suscitar alegría, hilaridad, paz, si está combinada con otra palabra de un modo que cada vez es distinto e imprevisible a pesar de cumplir las reglas convencionales del lenguaje?”

El libro se convierte pues en un retrato nostálgico que sirve como relato de formación, quizá la nostalgia se convierte en un borrón que no representa toda la realidad, pero la belleza indudable de la prosa de Maraini consigue que leamos sin apenas esfuerzo, que sintamos todo lo que esta misteriosa e impenetrable ciudad siciliana nos puede ofrecer. Nos convertimos, como lectores, en habitantes de la misma ciudad, la ciudad en la que se formó.

Buena muestra del indudable atractivo de la prosa de la escritora italiana.

Los textos provienen de la traducción del italiano de Juan Carlos de Miguel y Canuto para esta edición de “Bagheria” de Dacia Maraini en la editorial Minúscula.