“Los niños se aburren los domingos” de Jean Stafford. Ser mujer significa sufrir penurias

los-ninos-se-aburren-los-domingos-9788494236709“Jean Stafford es probablemente la escritora de relatos más versátil de una generación con autores de la talla de Eudora Welty, John Cheever, Katherine Ann Porter y Flannery O’Connor.” (Joyce Carol Oates)

Esta cita de Joyce Carol Oates que aparece en el reverso del libro “Los niños se aburren los domingos” de Jean Stafford da “en el clavo”, como se suele decir popularmente, al ensalzar una de las mayores virtudes de esta recopilación de cuentos que, además, la pone al nivel de los grandes creadores del gótico sureño. Joyce, de todos modos, por no prodigarse tanto, suele ser una medida fiable de calidad, es una excelente lectora.

Sajalín ha realizado la más que encomiable labor de recopilar varios de los cuentos que le sirvieron a la escritora norteamericana para ganar el Pulitzer en 1970 y el resultado es, sencillamente, excepcional. Eclecticismo por encima de todo, cada cuento saca facetas distintas y, al mismo tiempo, llegando por momentos a lo sublime de su estilo.

Solo hay que comprobarlo ojeando alguno de los primeros cuentos, la descripción de una residencia de ancianos llega a sobrecoger por lo vívido, la pérdida de la individualidad sirve para desdibujar tanto en lo psicológico como en lo físico la presencia de los ancianos:

“Bajo los ligeros cobertores, los bultos de sus cuerpos atrofiados sugerían roturas o deformidades que hacían pensar en miembros amputados o amasijos de huesos rotos. Los rostros glaciales que miraban fijamente desde aquellas míseras almohadas habían perdido todo rastro de individualidad: habría resultado imposible determinar cuál de ellos, en su origen, había sido triste, mezquino, valiente o estúpido, puesto que la edad y la humillación habían desdibujado los rasgos más predominantes de su carácter y casi habían forrado las facciones de su cara.“

Aunque la tercera edad aparezca de fondo es, como podéis imaginar, lateral, periférico al tema principal de fondo: el papel de la mujer en una sociedad que sufre un patriarcado inherente; fascinante su capacidad para expresar tantos matices al respecto, tendría que poner mil citas para describir la cantidad de posibles detalles; me quedaré con ciertas reflexiones que ayudan a descubrirla, como este texto:

“A Margaret le sorprendió descubrir cómo la palabra “libertad”, en boca de la hermana Evelyn, podía transformarse en un antónimo del resto de sus acepciones, ya que, para entrar en casa de la señora Yeoman, uno debía estar dispuesto a aceptar unas horas de encarcelamiento y a convertirse en una estatua de piedra mientras la anfitriona proferían un airado e interesado monólogo sobre lo mucho que habían cambiado las cosas.”

Las mujeres, verdaderas protagonistas, expresan todo el sentir de un género, en este caso en relación con la supuesta “libertad” que tenían, que se ve reducida por su propio papel, esa infame aceptación de lo impuesto socialmente como válido.

A partir del magnífico “El castillo interior”, donde juega de manera mística con la narración homónima de Santa Teresa, todos los cuentos, que hasta ese momento eran buenos o muy buenos, empiezan a sublimar lo esperado; en este cuento se produce una total conjunción  espiritual y física de la protagonista, que ha tenido un accidente y espera una operación para recuperarse; una espera que se hace insoportable y que se vuelve paralela al paso del tiempo, del paisaje, de las estaciones, un sopor que sirve para augurar lo que está por venir:

“En seis semanas el paisaje apenas había cambiado: el cielo no anunciaba ni nieve ni sol, y no había atardeceres escarlata que marcasen el paso de los días. Los árboles no morían, pero tampoco brotaban. Pansy no recordaba haber vivido ninguna estación tan monótona; era como si cada minuto se fundiese con la palidez del invierno a medida que se escapaba de la esfera del reloj que había en el pasillo.”

La única defensa en su invalidez es su propio interior, ese “castillo” que le sirve de refugio ante el dolor físico y psicológico; este castillo es una metáfora de una realidad con la que tiene que luchar y que será la misma independientemente de sus problemas físicos:

“Pansy, por su parte, disfrutaba con malicia y en secreto del desconcierto de las enfermeras, y cuanto más trataban ellas de ganarse a su paciente ofreciéndole revistas, crucigramas y una radio que podía alquilar en el hospital, más distancia interponía ella, refugiándose en su interior y en el mundo que había ido creando durante aquellas largas horas de reclusión; un mundo al que nadie podía acceder e imposible de imaginar.”

La valentía de Pansy es llegar a soportar este dolor físico que le inflige un doctor al que odia por su condescendencia, por cómo la trata; el reflejo del dominio masculino. Ese dolor es descrito con crudeza, pero no podemos olvidar que va más allá de lo físico, es una lucha ante una opresión establecida.

“Una espiral de dolor se lanzó sobre Pansy, convertida ahora en un pájaro rosa que se había posado en lo alto de un cono. El dolor se transformó en un diamante con forma de pirámide, en una luz cegadora, en el fuego más abrasador y el más gélido frío, en el pico más alto, la fuerza más resistente, el límite más lejano, el instante más reciente. Pansy sabía que lo único que podía arrebatarle era su propia esencia: tras un velo fino y transparente, el cerebro temía por la vida y temblaba al oír el sonido de los cuchillos, aquellos lobos al acecho que olfateaban y lanzaban mordiscos al aire. ¡Piedad! ¡Piedad!, gritaban los maltrechos nervios.”

Cada mujer, cada narradora, se comporta ante la situación establecida de una manera distinta, si la anterior lucha heroicamente, en “La merienda de heroicas señoras” es un grupo de ellas el que soporta, en sus meriendas, con estoicismo, una situación de la que son conscientes y que saben que no pueden cambiar a pesar de que estén desesperadas por ello:

“Se comportaban con formalidad y evitaban la confianza en el trato, temerosas de que un enfrentamiento directo con la realidad las desarmase. No utilizaban los nombres de pila y no se hacían preguntas comprometidas. ¡Lo extraño era que no llevasen ni sombrero ni guantes! Nunca se referían, ni siquiera de forma indirecta, a sus problemas personales ni a las amenazantes y continuas deudas que las mantenían despiertas por la noche a pesar de su permanente estado de agotamiento. Tampoco hablaban de la dolorosa sensación de desaliento que las invadía cada mañana o del angustioso y frustrante desprecio que sentían por sus maridos, desempleados que se pasaban los días reunidos en el parque maldiciendo la desesperada situación del país.”

No faltan las que consiguen librarse del yugo, o que al menos intentan hacerlo, los dos ejemplos siguientes son buena muestra de la lucha activa ante una situación insoportable

“¿Por qué los hombres  se comportan como se comportan? ¿Por qué Arthur te trata en público como si fueras un soldado? Te juro que un día te haré un favor y mataré a tu contralmirante. ¿Por qué Eliot alardea de sus infidelidades delante de Frances? Porque son unos sádicos, todos y cada uno de ellos. Hoy tengo el día antihombre.”  (“Policías y ladrones”)

“Se dijo que a pesar de lo mucho que se había divertido hasta entonces, aquel paréntesis había sido un grave error y que ella pertenecía a su lugar de origen; en terreno desconocido, era imprudente correr riesgos. Con cierto sentimiento de culpa, puesto que ella era afortunada y él no, Abby reconoció que estaba ansiosa por perder de vista a aquel hombre ridículo.” (“Un juego de niños”)

Stafford no se limita a reflejar una situación tan desigual como la de mujer en aquella época, también alerta sobre las formas en que una mujer puede defenderse de ella, superarla e, incluso darle la vuelta. Su situación, a pesar de que haya mejorado, está muy lejos de reflejar la igualdad merecida. Estos pequeños diamantes nos lo recuerdan una vez más, nunca es suficiente.

Los textos provienen de la traducción de Ana Crespo de “Los niños se aburren los domingos” de Jean Stafford para la editorial Sajalín

“El regreso de Reginald Perrin” de David Nobbs. Epítome de Humor Meláncolico

El-regreso-de-Reginald-PerrinQué mejor que empezar este artículo con estas palabras del postfacio de Kiko Amat:

“Caída y auge de Reginald Perrin” y esta secuela, “El regreso de Reginald Perrin, ambos de David Nobbs, son dos de los mejores ejemplos habidos de humor melancólico, hasta un punto tal que su existencia convierte el término en género. Hablamos de Humor Melancólico, en mayúscula. En ambos libros, el humor, el disparate, la hipérbole y el absurdo -todo lo cómico, en resumen- sirven a un fin: explicar una historia de congoja y desazón, de almas en quebranto y espíritus aplastados, de monotonía urbana y aburrimiento pertinaz. De gente sin rumbo encadenada a su propia rutina, abulia y ocasional desaliento.”

Resume a la perfección el subgénero del que forman parte las novelas de David Nobbs, en este caso, la segunda que narra las aventuras de Reggie Perrin “El regreso de Reginald Perrin”; un humor melancólico que se caracteriza por el uso de todos los artificios disponibles y en todas sus modalidades humorísticas emplazados en una historia que, sin embargo, no tiene nada de gracioso y sí mucho de infeliz.

De hecho, la novela, que empieza exactamente donde lo dejó la anterior nos presenta a Martin Wellbourne (¡¡bien nacido!!!) inmerso de nuevo en un vaivén donde el aburrimiento se convierte en la característica más reseñable. Ante tal desesperación Martin (nuestro Reggie) vuelve a hacer gala de un humor teñido de tristeza en cada manifestación, hasta cuando dicta una carta a su secretaria, donde, en realidad recuerda una broma que utilizaba en su anterior vida:

“-A la atención del director del Colegio de Psicología Industrial -dijo Reggie-, Casa de Iniciativas de Helions Bumpstead. Afectísimo señor: gracias por su amable misiva en relación con la Fundación Reginald Perrin. El propósito de nuestras piernas es que nuestros empleados sean más felices…

-¿Piernas, señor Wellbourne?”

Nobbs aprovechaba estas novelas para mostrar, con toda su acidez, la infelicidad inherente en el trabajo, y lo extendía a una sociedad como la inglesa:

“-Va contra natura ser feliz en el trabajo -opinó el doctor Morrisey-. Hay gente que disfruta de lo lindo criticando a los demás a sus espaldas, guardando rencor y quejándose porque las chicas de la cantina no se lavan las manos después de ir al baño. Es el modo de vida inglés.”

Es una de esas cosas que sorprende bastante, esa capacidad de reírse de sí mismo que parece que en otros sitios no se puede ni llegar a pensar. Nuestro protagonista llega a plantearse la necesidad de desaparecer de nuevo para renacer como el que era; ante las vicisitudes que le llevan a perder su trabajo tendrá una idea feliz de trabajo; esa idea se basará en, quizás lo más absurdo que se pueda plantear:

“-El mundo es absurdo, de modo que cuanto más absurdos seamos, más posibilidades de triunfar tendremos.

-Pero la gente no es tan tonta. Se dará cuenta de que vendemos basura.

-Pero lo sabrán desde el principio.”

Sin embargo, se demostrará que la idea no es tan absurda, lo podemos ver en este diálogo desternillante del que solo pongo unas pocas frases pero que se extiende durante un par de páginas con idéntico resultado:

“Reggie se les acercó discretamente.

-¿Puedo ayudarles?

-Querríamos unos de esos cuadros -le dijo el hombre.

-¿Les gustan?

-No, la verdad es que no.

-Son horribles, ¿verdad?

-Horrorosos. Son perfectos para nuestros amigos.

-¿No les caen bien sus amigos?

-No, al contrario, son una gente encantadora, pero los pobrecillos carecen por completo de gusto.

-No sé por qué dices los pobrecillos -comentó la mujer-. Ellos son felices así.”

No podemos dejar de darnos cuenta de los dos factores que hacen que tenga éxito: uno, efectivamente, es el hecho de vender cosas que no valen para nada y decirlo desde el primer momento, sólo por la curiosidad del público puede llegar a funcionar; el otro va más allá, ya que el regalo no es para una persona porque la odian, sino que, en realidad son conscientes de que les van a hacer felices, también son conscientes de que no tienen el suficiente gusto para apreciarlos. Esta segunda reflexión ayuda a entender cómo mucha gente se puede llegar a conformar con lo justo y a no indagar en momentos que quizá podrían traer más satisfacción: la querencia general por tener lugares seguros en los que guarecerse; la búsqueda de los refugios también en lo cultural.

Fantástica la capacidad de Nobbs para pintar todo lo malo del hombre e impregnarlo con gotas de humor, como cuando habla con una de sus empleadas a la que “no le gusta criticar”:

“-Dime: ¿se te ocurre alguna cosa más que el señor Morrisey haga mal aparte de lanzaros miraditas, hacer comentarios, rozarse con vosotras, vender las cosas más baratas a niños, viejos y chicas (sobre todo a chicas), olvidarse de hacer los pedidos y formarse un poco de jaleo con el papeleo?

-No. Y aunque así fuera, no se lo diría. No me gusta criticar a la gente a sus espaldas.”

Al final resulta que somos demasiado previsibles en nuestros comportamientos, pero si lo miras de diferente manera puede ser hasta divertido ser conscientes de esta situación:

“-¿Está sugiriendo en serio que a la gente le gusta tirar el dinero?

-Desde luego que sí, a la gente le encanta derrochar dinero. Es una de las pocas cosas divertidas que se pueden hacer con el dinero.”

Las novelas de Nobbs no necesitan recurrir a moralinas, ellas mismas enseñan de una manera sutil pero siempre, siempre con muy buen humor, de eso van sobradas.

Otro culmen de la novela humorística británica, del Humor Meláncolico.

Los textos provienen de la traducción de Julia Osuna Aguilar de “El regreso de Reginald Perrin” de David Nobbs en Impedimenta.

“Una singularidad desnuda” de Sergio de la Pava. Postmodernismo humanista

Una-singularidad-desnudaPoco, muy poco se está hablando de esta novela.

Y sería una pena que pasara desapercibida cuando tanto tiene que ofrecernos, es de esas ocasiones en las que te encuentras con una gran novela que, sorprendentemente, consigue llenar parte de tu vida al leerla.

En la sinopsis de la editorial “Pálido Fuego” liderada por José Luís Amores, se habla en detalle del perfil de este norteamericano nacido en Nueva Jersey pero que procede de emigrantes colombianos; su lucha por autopublicarla para que, más tarde, se llevará la atención de la University of Chicago Press que la publicó con éxito de crítica y público. Llegando a ganar el prestigioso PEN en el año 2013.

Una de las mayores críticas que se ha hecho al postmodernismo ha sido, precisamente, su frialdad: las dificultades inherentes que causan su lectura sumadas al reflejo de una sociedad fragmentada donde no hay puntos a los que agarrarse suponen un total desafío al lector habitual que siente que su mundo se desmorona y la empatía desaparece como por ensalmo. Tal es el caso de los grandes con los que ya se ha comparado a Sergio De La Pava, Pynchon, Gaddis, Foster Wallace… Esta comparación es aparente en muchos temas, sin embargo, De La Pava, consciente de esta situación va un paso más allá en mi opinión, ya que postula un postmodernismo de alto calado humanista sin perder de vista los postulados habituales y comunes a la corriente. Es imposible no sentir empatía por el grandioso protagonista, narrador en primera persona, Casi, un abogado (como De la Pava), hijo de emigrantes colombianos y que nunca ha perdido un juicio.

Uno de los medios que utiliza para conseguir esta empatía es, sin lugar a dudas, el humor; los primeros capítulos sirven para, además de caracterizar a Casi, a su familia a sus compañeros de profesión y a todas las circunstancias de su vida; realizan una disección de primera mano del sistema judicial norteamericano. Son páginas que, no os engaño, me hicieron reírme a carcajadas en algunos momentos pero que no dejan de reflejar una situación de fondo que no es, ni mucho menos tan alegre; este texto lo dice todo:

“Quiero disculparme ante usted señoría por soltar tacos en la sala. Como dijo mi abogado yo tan sólo estaba frustrado por la situación.

Bueno, la situación la creó usted mismo, joven. Si no infringe la ley no se le arresta, así de simple. Tampoco soporto esa clase de lenguaje. ¡Esto es un maldito tribunal y no una esquina cualquiera! Me trae sin cuidado lo que a usted le parezca que esos policías le hicieran o no en la calle; cuando entre en mi tribunal me mostrará respeto puesto que yo soy un hombre respetable. Supongo que su abogado le dirá que soy una persona extremadamente justa. Cómo se supone que se convierte uno en juez si no es demostrando un grado de imparcialidad extremo, rayano en lo delictivo, pero no dejaré que los de su calaña conviertan mi sala en un circo. Cuando me enfrento a una situación así hago uso de mi considerable poder pronta y decididamente… con prontitud decisiva. Va a tener que aprender a respetar la autoridad. El agente que le arrestó y yo somos la autoridad, pregúntele a su abogado. Y bien, ¿lo lamenta?

Claro que lo lamento.

¿Sí?

Sí.

Me parece bien, no es mal tipo después de todo. La próxima vez obedecerá las señales.

Puto…

¡Ya está bien! Encuentro al acusado culpable de desacato al tribunal y le sentencio a una pena de quince días. Quince días que cumplirá bajo las condiciones más infames que permita la ley de Nueva York. ¡Sáquenlo de aquí!”

El que la risa esté asegurada siempre ayuda, no falta la indagación sobre la sociedad que vivimos dominada por la imagen, con la Televisión de fondo y el morbo por encima de todo ello, como verdadero motor (no muy lejano aquí temáticamente de Delillo y su terror a lo tecnológico):

“-Estás estudiando psicología, ¿verdad?

-Así es, ¿y? A diario veo gente en la Televisión y no digo que no se encuentre en su estado natural. Salir en Televisión es convertirse rápidamente en el estado natural. En el futuro la vida entera será televisada. El alcalde ha salido esta noche en Televisión diciendo que una cámara puede ser más efectiva que un arma en la lucha contra el crimen. Quiere poner cámaras en todas partes y hasta armarnos a todos con más cámaras para ayudar al estado a luchar contra el crimen. ¿Cómo actuará la gente entonces? Bueno, yo tengo más idea de ello que la mayoría.”

“La imagen constituye el único lenguaje efectivo que queda y Dios querría ser efectivo. En Televisión y en sus varios retoños, ahí es donde lo buscaríais si creyerais que ha vuelto. Creedme, Jesús hablará por Televisión.”

Esta mezcla agridulce de humor y reflejo social es sello de la casa; es una tragicomedia (no en cuanto a su significado clásico) sino en cuanto a la mezcla del pathos con la comedia:

“-Tuve uno al que le habían colocado un marcapasos un sábado y que vino con un cargo de posesión el miércoles siguiente. Me enseñó la incisión recién vendada para que no desconfiases.

-Yo tuve a una mujer que cambió su pierna ortopédica por crack.

-Las opciones del adicto no tienen límites.

-Vender el estéreo de tu madre.

-Prostituir a tu hija de trece años.

-Antes de que lo interrumpieran tu hombre iba a decir, tras darse el trabajo de asegurar a la concurrencia su heterosexualidad, que practica el sexo oral con hombres a fin de financiar sus actividades adictivas.

-Gracias por recordármelo.”

Y ante esta situación un incólume Casi, luchando, a pesar de la paradoja que supone su nombre (que Casi no pierda nunca) por conseguir que todo salga bien, en conseguir salvar a todo el mundo:

“Y fuera como fuese el juramento consistió en que, en el futuro espiritual, que empezaba por así decir en aquel momento, a un cliente mío jamás le sucedería nada perjudicial o inapropiado. Hacía este juramento, pensé, porque estaría físicamente presente siempre que un suceso dañino amenazara con ocurrir. Estaría ahí cuando alguien –juez, fiscal, agente judicial, conserje- intentara que ocurriese algo nocivo y estaría ahí para detenerlo. Lo que haría sería sencillamente detenerlo. El cómo dependería obviamente de la situación. Así que ningún error más, pensé. Nada de casis ni quizás. En el futuro siempre tendría éxito; todo lamento y culpa se marchitarían y morirían frente a una eficiencia aplastante, compulsiva.”

Tan idealista que para su propio compañero (impagables las conversaciones entre ellos) se convierte en un anacronismo en sí mismo, en un entorno como es el mundo en el que vivimos, parece que ayudar a los demás no tiene ya sentido:

“Me sorprendes, Casi. No te tenía por semejante tontaina. ¿El propósito básico de los seres humanos es ayudarse unos a otros? ¿Hasta el extremo de que los propietarios de esa humanidad que ignoran ese mandato invitan a la miseria? ¿Estás de broma? ¿No has estado prestando atención? ¿Cómo se desarrolla la vida en esta piedra? Esto es una puta competición en la que tu miseria constituye mi triunfo. ¡Es absolutamente incorrecto decir que tú o yo tenemos responsabilidad hacia los demás, Jesús! En realidad me he expresado mal. La única responsabilidad que tiene cualquiera hacia los demás es machacarlos como harían ellos con un bicho si tuvieran la oportunidad.”

Incluso este mismo personaje luchará por transformar el idealismo de Casi; un acto tan moralmente erróneo como robar y evadir dinero se puede convertir en una acto humano si se utiliza para ayudar a los más necesitados.

“Tú emplearás el dinero en aquello que veas adecuado. Puedes decir que lo emplearás en rectificar alguna de las terribles injusticias de nuestra sociedad. Puedes seleccionar a cientos de personas al azar, gente que esta sociedad ignora y rehúye, y utilizar el dinero para ayudarlos a salir de la ciénaga en que se encuentran. Después esas personas pueden, a cambio, hacer lo mismo y en consecuencia puedes acabar ayudando literalmente a miles de personas con dinero que de otro modo emplearía en comprar confeti. Pues ayudar a reequilibrar la balanza. ¿No es eso lo correcto?

-El acto en sí seguiría estando mal.

-¿Seguro? ¿A qué arcaicas nociones morales te aferras? ¿En este caldero distópico? Me preocupas, Casi. Tienes que despertar. De lo contrario tu ingenuidad te aplastará.”

La ingenuidad de Casi, es deliciosa, él es el epítome de la bondad; aunque según vaya avanzando el libro evolucionará, transmitiendo un desencanto hacia la sociedad que él mismo intenta afrontar; tal desesperación, inevitable es expresada en términos matemáticos-astronómicos-físicos, “a la manera pynchoniana” hasta el sorprende y desangelante final:

“-Bueno, tío, querías la explicación y ya está. Nuestro universo se está colapsando en una singularidad. Lentamente, lo admito, pero está sucediendo. Y tampoco de la clase de singularidades que se encuentran en los agujeros negros. No. A lo que nos dirigimos es a eso que los teóricos denominan una singularidad desnuda. No encubierta por la sombra envolvente de un agujero negro. Patente y visible y con efectos que se dejan sentir en todos nosotros. Previsibilidad, Espacio, Tiempo, leyes físicas, todo ello significa menos cada segundo que transcurre y dentro de muy poco no significarán absolutamente nada. ¿Por qué ahora? ¿Por qué el colapso? Demasiada materia, tío, que provoca un tirón enorme. Mi teoría es que ciertas cosas que antes no tenían masa de repente ahora sí la tienen y se está multiplicando. O eso o la misteriosa fuerza invisible que previamente había servido para combatir la gravedad y favorecer la expansión del universo ahora nos ha abandonado o en su defecto nos ha fallado.”

Pequeñas notas que no hacen justicia a una novela redonda, me he centrado en estos aspectos pero podría haber hablado de la mezcla de géneros, de sus inimitables personajes, ¡de las listas! que parodia y explica, de su estilo; en fin, gracias a “Pálido fuego” nuevamente tenemos una de esas novelas imprescindibles que, sin dudarlo, va a estar en mi lista de lo mejor del año. Lo tiene todo.

Los textos provienen de la traducción de José Luís Amores de “Una singularidad desnuda” de Sergio de la Pava para la editorial Pálido Fuego.

“Historia en viñetas de la Gran Guerra” de Louis Raemaekers. Visión pictórica de la Gran Guerra

Cubiertas DEF.inddLibros como este son posibles gracias a que haya editoriales pequeñas independientes que buscan otros parámetros a la hora de publicar. Como ya dije en este post, estamos viviendo el aniversario del comienzo de la Primera Guerra Mundial y las librerías están recibiendo un aluvión de propuestas. La que nos trae Ginger Ape Films & Books es muy original ya que se trata de una historia de la guerra en viñetas.

El autor es el semidesconocido holandés Louis Raemaekers (1869-1956); afortunadamente, la imprescindible introducción de Rubén López Conde sirve para ubicar temporalmente la figura de este dibujante y nos hace comprender la importancia de su obra:

“Una cita puede ser suficiente para dar una dimensión aproximada de la figura que aquí nos atañe: “Fue el único particular que ejerció una gran y efectiva influencia en el transcurso de la guerra de 1914-1918. Obviamente, hubo una doce na de hombres, entre emperadores, reyes, jefes de Estado y comandantes en jefe, que formalizaron sus políticas y guiaron sus acontecimientos. Pero al margen de este círculo de grandes, Louis Raemaekers se distinguió felizmente por ser la única persona que, sin la asistencia de un título o cargo, influyó indudablemente en el destino de los pueblos.”

Importancia que es subrayada con las palabras del publicista, periodista y actor berlinés Maximilian Harden en la revista Die Zukunft:

“Nos ha hecho más daño en el mundo que cualquier otra forma de propaganda. […] En la cabeza del siniestro artista se han hecho objetivas todas las trágicas visiones de la guerra, y él ha sabido reflejarlas, cargándolas a nuestra exclusiva cuenta, como si en el mundo no hubiese otros a meditar sobre la justicia de esa infatigable campaña. […] De la guerra quedará, en definitiva, lo que extraiga el historiador de estas jornadas de sangre y lo que perpetúe el artista. Pasada la guerra, es posible que el tiempo restañe las heridas […] Pero ¿qué podrá el tiempo contra el lápiz vengador de Raemaekers?”

El “lápiz vengador” de Raemaekers sirvió para desprestigiar aún más las acciones alemanas; sus ilustraciones, ciertamente, son únicas con un simple vistazo, el final de la introducción describe con profusión de adjetivos las sensaciones que transmiten, un juego de contrastes:

“Un simple vistazo a las viñetas de Raemaekers puede dar la medida justa de su arte y ayudar a entender el porqué de su éxito: sus lápices hablan un lenguaje popular, sencillo y directo, arquetípico y sintético; un lenguaje animado por una indómita fuerza expresiva, al que recorre una emotividad pasional y sincera, capaz de conmover y hacer vibrar los espíritus más embrutecidos, de sacudir las más lánguidas conciencias. Sus viñetas oscilan entre el sarcasmo feroz y la piedad más patética; entre el documento veraz y la alegoría sempiterna. Imágenes históricas reminiscentes, capaces de evocar un tiempo y un espacio distantes; pero también atemporales, prestas a invocar pesadillas por siempre universales.”

CalaisDespués de dicha introducción se produce una recopilación cronológica de varias de estas viñetas de los tres volúmenes que hizo en su momento con textos de la época que complementan la visión, siempre ácida, de Raemaekers; para entender el éxito que tuvo no hay mejor forma de comprobarlo que echando un vistazo a algunos ejemplos; como este avance de los alemanes a Calais y sus consecuencias funestas:

“En estos días los cuarteles generales alemanes emiten continuadamente la orden: “A Calais, a Calais”, y con tal de lograr el éxito, ni consideran las dificultades ni calculan los sacrificios.

La historia contará el coste en vidas humanas de estas enloquecidas órdenes.” (L. Mokveld, The German Fury in Belgium)

También utilizó textos alemanes, reflejando en toda su crudeza el sentir alemán; no extraña que estuvieran descontentos con su tratamiento; eran poco más o menos que asesinos a través de sus lapiceros:

submarino“Cuantos más enemigos se expongan a las proas de nuestras naves y sean hundidos, ¡mucho mejor! Enterrémoslos en el fondo del mar; ¡solo eso nos ayudará! Esperemos que pronto podamos recibir más buenas noticias.” (Vicealmirante Kirchhoff en el Hamburger Fremdenblatt, 19 de marzo de 1915)

La siguiente de frase de Churchill, sin embargo, le sirve para sacar a la palestra la importancia que tuvo la población civil:

WorldPower“De una cosa sí estoy convencido. Es la primera guerra del mundo que no es militar, aunque se exija el genio militar y sea la más sangrienta de la historia. Precisa sin embargo de otras cualidades; hombres y mujeres que no son soldados profesionales luchan en ella, y contribuirán a nuestra victoria. La pompa y circunstancias de otras guerras están ausentes de esta, la más grande de todas las guerras.” (Winston Churchill, A traveller in wartime, 1918)

De hecho, dentro de este acontecimiento, las mujeres se revelaron como parte primordial en el devenir de la guerra:

“En el ejército Femenino y en gran parte de nuestras ocupaciones estamos aprendiendo disciplina y trabajo de conjunto, aprendiendo lo que significa estar orgullosa de tu tropa y a sentirte digna del uniforme que vistes o de la insignia que portas; volviendo a sentirnos mujeresmerecedoras de nuestra bandera y de los ideales por los que nos mantenemos en pie” (Helen Fraser, Women and War Work, 1918)

Todo ello hasta llegar al final del conflicto:

“Anoche, por primera vez desde el agosto del primer año de guerra, no se vieron ráfagas de disparos en el cielo, ni repentinas puñaladas de fuego a través de la oscuridad, ni resplandores despegándose sobre los árboles negros; nada hubo allí donde por cuatro años la muerte quebró las noches de los hombres. Los fuegos del infierno se han extinguido.” (The New York Times, 11 Noviembre de 1918)

finguerraEs indudable que las viñetas de Raemakers cumplen a la perfección el fin de reflejar todos los pequeños detalles a la perfección; se lee y se disfruta esta propuesta que, por lo menos, nos saca de nuestro margen de comodidad; nos hace olvidarnos de los lugares comunes para encontrarnos con lo más oscuro del hombre, que salió a relucir en esta guerra, en cualquier guerra.

Su profundo dinamismo nos remueve, nos hace sentir; Raemaekers sabía perfectamente cómo impactar, y esta fantástica recopilación lo demuestra.

Los textos provienen de la traducción de José María Matías para “Historia en viñetas de la Gran Guerra” de Louis Raemaekers en Ginger Ape Films & Books.

Mi “Hype” literario de Otoño

Porqué manda OccidenteYa es habitual que, cuando llegamos a Otoño, se publiquen diversos artículos en periódicos que, en la mayoría de los casos, reflejan casi siempre los mismos libros, un catálogo gigantesco donde tiene cabida casi cualquier cosa y que, curiosamente, olvidan otras maravillas que, sin embargo, tienen mucho interés.

Para este Otoño os he preparado una selección jugosa y, os apuesto a que no va a aparecer por muchos sitios. Son los cuatro libros en los que tengo puestos más esperanzas para este final de año:

“¿Por qué manda Occidente…. por ahora?” de Ian Morris, editado por Ático Libros en su colección de Ático Historia. Estamos ante el tercer título de esta fabulosa colección que ya comenté en el blog con sus dos primeros libros aquí y aquí . Este ensayo, con un título tan potente, según la sinopsis editorial promete muchas emociones:

“Ian Morris nos acompaña en un viaje apasionante que se remonta al inicio de la civilización humana y reconstruye el surgimiento y caída de estados e imperios en busca de pautas y reglas que nos ayuden a comprender qué sucederá en el futuro inmediato. Ayudándose de la los-desafortunadosgeografía, la sociología, la biología y la historia militar, Morris consigue elaborar una asombrosa teoría que cambiará para siempre cómo comprendemos la historia del mundo.”

Me consta que el trabajo de edición ha sido arduo, la editora está más que orgullosa y viendo la calidad de los títulos barajados en esta colección y, particularmente la que atesora el británico, este diez de septiembre irá a nuestra biblioteca.

“Los desafortunados” de B.S. Johnson, nunca creí que podría decirlo, pero los chicos de la editorial Rayo Verde lo han hecho realidad, una de esas obras claves de un escritor, el malogrado B.S. Johnson del que solo disponíamos el fantástico “La contabilidad privada de Christie Mawlry” (de la extinta Libros del silencio). Ojo, no estamos ante un escritor fácil, muy al contrario, su excepcional prosa y todo el libro es un prodigio de experimentación. Se trata de una caja donde solo hay los-reconocimientosobligación de leer en orden el primer y el último capítulos, lo del medio cada uno lo puede leer en el orden que quiera. Una experiencia única, postmodernismo puro. Deseando ver cómo lo han hecho ya mismo.

“Los reconocimientos” de William Gaddis, en efecto, por fin podremos disponer en Noviembre de una de las obras pioneras del postmodernismo. Sexto Piso, poco a poco, va editando casi toda la obra del norteamericano. Todas las anteriores están reseñadas ya por aquí. ¿Cómo podría faltar su primer gran título? Otro festín, bastante voluminoso, pero para degustarlo.

“The public burning” de Robert Coover, editado por Pálido Fuego, todavía no hay fecha, título o portada, pero sí se sabe que va a salir en este otoño; considerada la ThePublicBurningobra maestra del norteamericano y una de las novelas más importantes del siglo XX. Increíble el trabajo de José Luís Amores para publicar una obra de tanta dificultad por primera vez en España. Una joya de esas que da sentido a la existencia de esta editorial.

Cuatro obras que constituyen un póker de ases. Obras claves del siglo XX en diferentes disciplinas y temáticas. Obras que enriquecen una lista de lecturas que, en ocasiones, se podría volver monótona. Que no falten los sobresaltos de este estilo.

“Ingeniería” de Fajas: Una nueva sección

Es sorprendente el montón de gente que decide sus compras por lo que ve visualmente de un libro; es decir, el formato, la portada… pueden ser factores decisivos para según qué compras. Que sean atractivos para los lectores ya de principio y sin tener que leerse una sinopsis puede ayudar, la mayoría gente busca comodidad.

Dentro de esta estrategia las editoriales están trabajando mucho, haciendo “ingeniería”, con el diseño de las fajas, esas bandas de papel que rodean al libro y que suelen dar información que refuerza el contenido del libro y “nos ayudan” a decidirnos por su compra sobre otros que, extrañamente no las tengan.

De ahí que me haya decidido a crear esta sección que añadirá un contrapunto cómico a un blog quizá demasiado serio, cada mes intentaré poner una buena muestra que analizará “de alguna manera” alguna de las fajas que me vaya encontrando.

Para esta primera entrega he escogido dos fajas; la primera de ellas tiene que ver con el estreno del nuevo sello de novela negra de Salamandra, Salamandra Black y su primera novela, “Galveston” de Nic Pizzolato.

fajagalveston

Empezar un nuevo sello necesita impacto de comienzo, eso es evidente, y Salamandra Black ha escogido a un autor aparentemente desconocido para los amantes más clásicos del género, afortunadamente la primera frase ayuda mucho a solucionar este problema: “una novela magistral del creador de TRUE DETECTIVE”.

-Fijaos que lo primero que nos llamara la atención son las mayúsculas, True Detective es uno de los últimos bombazos televisivos de HBO y todo “seriéfilo” lo conoce, de un golpe se quita el anonimato.

-La utilización del artículo indeterminado “una” no es al azar tampoco, da la impresión al leerlo que tiene varias novelas escritas y que han escogido una que, además es una obra maestra; los que nos movemos en el mundillo sabemos que es la primera novela; pero hay que reconocer que la mayoría de los que la lean no lo sabrán y atrae sin lugar a dudas.

La segunda frase es el colofón perfecto “El mejor noir que he leído en la última década” de Lehane; utilizar la autoridad de un autor de novela negra bien conocido es garantía de calidad y reafirma que no sólo es una obra maestra del autor sino que, además, es una obra maestra del género negro en sí. La jugada no acaba ahí, curiosamente, el segundo título de la colección va a ser una novela de Lehane, es la manera de ir preparando la continuidad del sello.

El único problema que le ven los que la van leyendo es la identificación con la serie, los que vengan motivados por ella van a encontrarse algo diferente; todavía no la he leído pero todo se andará y lo comentaré por aquí.

La segunda muestra del día tiene que ver con la apuesta por todo lo alto de Duomo, una biografía de André Agassi “Open”;  bueno, más bien Memorias, que biografía queda distinto… Aquí sí que tenemos un ejemplo de faja sobrecargada, grandísima como podéis apreciar en la foto y con opiniones de casi todo el mundo:

OpenAgassi

La primera frase que utilizan resume a la perfección el objetivo editorial “EL LIBRO DEL QUE TODO EL MUNDO HABLA. UN ÉXITO DE CRÍTICA Y VENTA.”

Evidentemente, esta es su primera edición en España, se publicó hace unos años en EEUU, por lo tanto el éxito de crítica y venta será por el mercado anglosajón, aunque puede ser que sean adivinos y va a ser un éxito de crítica y venta y todo el mundo va a hablar de él.  Componente indispensable de los tiempos que corren es que el libro lo lea mucha gente, ya que, si no, ¡con quién lo comentas! Me gustaría saber qué comentan todos los que leen “50 sombras…” uhmmm. Para la editorial, el libro lo tiene todo; calidad, éxito de público y ventas.

Las siguientes cuatro frases de cuatro escritores distintos son fundamentales para reforzar el mensaje superior, la elección de los escritores es tan heterogénea y curiosa que me despertó una sonrisa. Montero y Millás para atraer a los más lectores más clásicos, Carrasco para los más experimentales-moderno y Espinosa para… ¿qué hace Espinosa ahí? Ah… para decir que es “inconmensurable”… para atraer a todas las chicas que leen sus estupendos best sellers sentimentales. Buena jugada…

Montero nos dice que es “hipnótico” y Millás que es “apasionante” y “no puedes dejar de leerlo”, no acabo de comprender cómo no ha aparecido el “engancha desde la primera página”… en estas frases, aunque puede que estas también acaben funcionando.

Carrasco, el autor de “Intemperie”, incide sobre el otro aspecto fundamental: acabarás “amando al protagonista”, la empatía que todo el mundo busca al leerlo.

Yo después de esta faja no puedo estar más convencido, estas memorias lo tienen TODO.

Ah, ha faltado Fresán reforzando la calidad de una obra “imperecedera”.

Por hoy yo creo que ya está bien. Otro día más, si os gusta la sección claro.

Resumen de lecturas del Estío del 2014

Fuego-BlancoSi recordáis este post antes de irme de vacaciones, ahí exponía los libros que podrían entrar en este tiempo vacacional; al final, de lo que uno se propone a lo que realmente ocurre va un buen trecho; el caso es que era muy exigente, aquí están las píldoras de todas ellas, en casos puntuales hay enlace a reseña que ya he publicado en blog (sobre todo las que salieron en la votación); vayamos al tema, que han sido unos pocos los que han caído en este verano:

“¿Soy una Esnob? ¿Qué regalar a una Snob?” de Virginia Woolf y Walter Benjamin, texto corto de Woolf que sirve para conocer aún más a la escritora británica en una de sus facetas más ocultas.

“El adoquín azul” de Francisco González Ledesma, un crepuscular Ledesma nos relata una historia de postguerra que no deslumbra pero está llena de buen oficio.

“El general Ople y Lady Camper” de George Meredith, nouvelle que nos arranca sonrisas a la par que descubrimos una buena muestra de literatura británica.

“Fuego Blanco”  de Douglas Preston y Lincoln Child, los verdaderos especialistas del thriller nos vuelven a traer otra de esas aventuras para no levantarse del sillón hasta terminarla. Pulp a raudales, imaginación y creatividad como bandera.

“Pequeño Teatro” de Ana María Matute, descubrir a “la Matute”, tras su reciente fallecimiento, es siempre un gusto; esta pequeña maravilla no hace más que realzar su figura literaria.

“La mujer de otro hombre y su marido debajo de la cama” de Fyodor Dostoyevsky, recopilación de cuentos cómicos del grandísimo escritor ruso para pasar el rato (y alternarlo con su tocho de los Karamazov).

“Pandora” de Henry James, James siempre me llamó la atención por su forma de reflejar la “nueva mujer”, esta novela vuelve a este tema, además de mostrar el conflicto Inglaterra-américa que vivió en sus propias carnes; su estilo, su escritura, configuran una muy buena novela.

“LEGO Star Wars: The Yoda Chronicles” de Daniel Lipkowitz, curiosidad que pillé de casualidad en Bookdepository por su precio y que nos cuenta las crónicas de Yoda con un montón de piezas de Lego como protagonistas.

“El ciclo del hombre lobo” de Stephen King, la revisión del mito del hombre lobo por parte de King está anclada en los parámetros más clásicos pero, aun así, resulta tremendamente entretenida.

colorado“Colorado Kid” de Stephen King, King meets postmodernism, una historia de un crimen sin un aparente final; un ejercicio de estilo narrativo en cuanto a estructura en intenciones. Una obra muy diferente a lo suyo habitual pero delicioso igualmente.

“Riding the bullet” de Stephen King, no sé si lo hizo a posta, pero desde luego esta pequeña historia que nació como un ebook no es de lo mejor del autor norteamericano, aunque se deja leer.

“El ladrón del rayo” de Rick Riordan, primera parte de la saga de los Héroes del Olimpo que tiene como personaje protagonista a Percy Jackson; los elementos en común con Harry Potter son abundantes, si bien es cierto que Riordan monta una historia donde la acción no deja respiro.

“El fugitivo” de Stephen King, increíble, después de tantos libros leídos, encontrarse con los primeros, los que escribió como Richard Bachman, y maravillarme de nuevo con una historia que mezcla ciencia ficción y terror, visceral, con un estilo diferente y un final trepidante que traerá, sobre todo a los norteamericanos, infaustos recuerdos; no me extraña que hasta hace poco el propio King prohibiera su publicación.

“El mar de los monstruos” de Rick Riordan, una vez lees el libro te das cuenta del fracaso que supuso la segunda película; muy influenciado aún por la marca “Potter”, pero empiezan a verse elementos diferenciadores.

“Carretera Maldita” de Stephen King, otra excelente muestra de esta primera época con el pseudónimo Bachman. Menos brutal, la potencialidad de lo que va a ocurrir sostiene la trama; que a nadie se le ocurra leer la sinopsis editorial que revela vilmente lo que va a suceder.

“Enemigo” de Jiro Taniguchi, quién dijo que Taniguchi no podría escribir un Thriller; sale indemne de esta historia llena de acción pero sigo prefiriendo sus “Slice of life”.

“La dama de provincias prospera” de E.M. Delafield, ¡qué divertida era Delafield!, qué buen rato puedes pasar con las andanzas de su dama de la alta sociedad británica. Lástima la lasitud que demuestra la traducción que podría ser más exhaustiva y detallista (de las innumerables notas en francés  y de las referencias de la época), que ayudaría para obtener un mayor disfrute.

zombie“Zombie” de Joyce Carol Oates, una muestra excelente, nuevamente, de la capacidad de Oates para ahondar en lo más oscuro del corazón humano; en este caso con uno de esos protagonistas, Quentin P, que dejan huella por sus cualidades monstruosas e impunidad. Es una novela de una crudeza y una violencia no apta para estómagos “sensibles”.

“Pastoral” de George Saunders, el talento de Saunders desborda en cada palabra, en cada frase… pero la traducción-edición deja mucho que desear, espero que no sea la norma, pero en esta recopilación de cuentos no ha estado muy afortunada.

“La maldición del titán” de Rick Riordan, indudablemente, este tercer libro supone el despegue definitivo, Riordan olvida conscientemente la evolución educativa para centrarse en las aventuras y se separa del mito Potter; el resultado es una saga cada vez más divertida y disfrutable.

“Los hermanos Karamazov” de Fyodor Dostoyevsky, obra maestra de un escritor en su madurez creativa, una de esas obras inolvidables y que proporciona horas de literatura al mejor nivel posible. Deslumbrante la capacidad del ruso para caracterizar psicológicamente a unos personajes que se convierten en reflejos de nuestra propia vida.

“Fantasmas y Samurais. Cuentos modernos del viejo Japón” de Kido Okamoto, buena recopilación de Kaidanes (Cuentos de fantasmas japoneses) del creador de Hanshishi; esto es lo que llamo una buena lectura “playera”.

“Una aventura del tiempo” de Charlotte Moberly y Eleanor Jourdain, decepcionante sucesión de repeticiones de la misma historia sin apenas cambios, aburre, y quería que me gustara.

“Máquinas del tiempo” de Nina Allan, recopilación de historias, aparentemente independientes, que tienen al tiempo como verdadero protagonista. Las variaciones de los roles de los protagonistas, de sus vidas y de sus historias nos llaman la atención a través de pequeños detalles. Muy buena propuesta veraniega.

“La batalla del laberinto” de Rick Riordan, Riordan sabía lo que se hacía, en esta entrega de Percy Jackson tenemos un montón de sorpresas que había ido preparando y muchas ideas interesantes; sería la mejor entrega si no fuera por el apocalíptico y épico final en el quinto libro.

“El último héroe del Olimpo” de Rick Riordan, ¿es posible que un libro cuya trama es una batalla estirada no sea aburrido? El norteamericano consigue guardar golpes de efecto suficientes para que la acción no decaiga en ningún momento; épica a raudales, lo trepidante como leit motif; y asentar las bases para la siguiente saga. Un gran colofón para una grandísima serie.

nacidodehombre“Nacido de hombre y mujer (y otros relatos espeluznantes)” de Richard Matheson, esta recopilación de las primeras historias de Matheson es, sencillamente, excepcional; relatos cortos de ciencia ficción y terror que se caracterizan por su eclecticismo y su buen hacer; no extraña que King y otros autores reconozcan la influencia del escritor. La de ideas que anticipó. Una obra maestra.

“El mar” de John Banville, el reciente premio Príncipe de Asturias de las Letras ganó el Booker Prize por esta obra imprescindible. Un “thriller espiritual”, como dice Fresán, que es paradigmático en cuanto al estilo de orfebre del irlandés, sencillamente subyugador.

“Sombra y hueso” de Leigh Bardugo, se ha convertido, por derecho propio, en el truño veraniego y del año. Tanto rubor, tantas lágrimas, tantos clichés han conseguido que yo me ruborice y casi lloré ante el que se supone verdadero bombazo de literatura juvenil para chicas; una almibarada historia donde todo es previsible y anodino. Me sorprende muy negativamente que este producto (que tanto alaba Veronica “Divergente” Roth) esté tan bien valorado…

“Miracleman: el sueño de volar” de varios autores, tras mucho tiempo podemos ver publicado de nuevo uno de esos cómics que resultó toda una revolución. Si además contamos con los dibujos de Alan Davis… esta historia cargada de oscuridad se convierte en toda una diversión.

“El maestro y Margarita” de Mijáil Bulgákov, en la reseña me extiendo más al respecto de la obra maestra del ruso.  Baste decir que estamos ante la edición definitiva de esa maravilla. Una verdadera delicia.

“La detective miope” de Rosa Ribas, novela negra e investigación detectivesca de la mano; la venganza de fondo; bien narrada, bien tramada, bien divertida.

“Historia mínima de la literatura española” de José-Carlos Mainer, encomiable esfuerzo de resumir en menos de trescientas páginas toda la historia de la literatura española con sus autores y sus obras. La comento más profundamente en su reseña.

“La trama nupcial” de Jeffrey Eugenides, Eugenides, al igual que Tartt, dedica bastante tiempo a la creación de cada novela, de hecho solamente tiene tres hasta ahora como la susodicha; el resultado, eso sí, está bastante lejos del de la norteamericana; esta trama nupcial tan metaliteraria me ha convencido y mucho. Un grandísimo autor.

el-fantasma-de-baker-street1“El fantasma de Baker Street” de Curtis Garland, Mitografía Creativa, sí, gracias al excelente prólogo de Darkland editorial me entero del término, una nueva editorial que apuesta por traernos títulos desaparecidos del amado bolsilibro; hay que tener muchas narices para, en un contexto como el actual, lanzarse con este tipo de libros. Yo, desde luego, aplaudo y apoyo, y más, si traen títulos tan emblemáticos como esta maravillada del ya fallecido Curtis Garland.

“Rancho Drácula” de Silver Kane, el otro título, en realidad, es el primero de la colección, que Darkland ha sacado para iniciar su andadura; Silver Kane, junto con Garland, son tan paradigmáticos del pulp como puede parecer. Una muestra de weird western que se lee con pasión. Viva el pulp, larga vida.

“Una trampa para cuervos” de Ann Cleeves, novela policiaca atípica por varios aspectos: en primer lugar por la descentralización de la trama criminal en un primer momento para, sin embargo, realizar un enfoque más personal de los tres personajes femeninos principales; en segundo lugar por la importancia de la localización geográfica, los Peninos del Norte escoceses, como elemento necesario para la caracterización de la trama y de los personajes; el tercer elemento es, sin lugar a dudas, la personalidad de la originalísima Vera Stanhope, una detective que sale de los cánones establecidos tanto en lo físico como en el carisma que desprende. Todo ello conforma una novela que se olvida de lugares comunes para plantear algo distinto.

“Los visitantes” de Jonathan Stroud, el escritor británico inicia una nueva saga juvenil con la Agencia Lockwood y no podemos más que congratularnos ante su propuesta: un mundo donde los fantasmas están a la orden del día y existen unas agencias que se encargan de eliminar a estos fantasmas. La mezcla de lo sobrenatural, magia y elementos terroríficos (casas tétricas donde no sabes dónde te llegará el susto, bisagras que suenan, amenazas indeterminadas…) es un cóctel mezclado con sabiduría, una buena premisa al que acompaña un fantástico desarrollo y la potencialidad inherente que promete muchas sorpresas futuras.

Agencia Lockwood. Los visitantes - Jonathan Stroud“La larga marcha” de Stephen King, escrita en 1979, nos encontramos ante otra de las creaciones de su primera época con el pseudónimo de Richard Bachman y que se caracteriza por la crudeza de una historia brutal; un perverso juego a modo de reality televisivo que avanza inexorablemente en un tour de force plagado de horrores, sorprende tanto por lo claustrofóbico y por el dolor transmitido; anticipó mucho de lo que vamos viendo, una sociedad morbosa, los realities televisivos y lo más oscuro que tiene el hombre en su interior.

Y este fue el último libro leído en este verano. Se han quedado muchos en el camino que leeré en meses posteriores pero creo que la mezcla es indudablemente interesante. Ha sido muy divertido, afortunadamente es de lo que se trata.

Otro día  vendré con una pequeña selección de los libros que más me interesan para este otoño-invierno.

“La trama nupcial” de Jeffrey Eugenides. La renuncia como la máxima expresión del amor

tramaNupcialPrimero: No he leído “Las vírgenes suicidas”

Segundo: No he leído tampoco “Middlesex”

Ergo, no conocía nada del autor hasta que he llegado a este: “La trama nupcial”.

Tercero: Tengo claro que, después del disfrute que ha supuesto su tercer libro, los otros caerán en un tiempo no muy lejano.

El norteamericano Jeffrey Eugenides es de esos escritores sosegados, que necesitan su tiempo para sacar cada libro, al estilo de Tartt y Salter; uno se acostumbra a la exuberancia creativa de Mr King o de la gran Oates y, claro, estos ritmos acaban sorprendiendo. De todos modos, es lógico que cada escritor tenga una forma de escribir, es parte de su personalidad, la labor de nosotros como críticos-lectores es evaluar el resultado final. También creo que el mercado anglosajón tolera más este tipo de escritor que el español que, en muchas ocasiones, parece que obliga a ciertos autores a sacar libros (al precio que sea) para cubrir el cupo editorial de ventas, con resultados más que dispares (y poco satisfactorios).

En “La trama nupcial” tenemos un atípico triángulo amoroso; en un vértice se encuentra Madeleine Hanna, el prototipo de mujer romántica que está escribiendo una tesis sobre las tramas nupciales; no puedo evitar recordar mi motivación principal cuando empecé Filología inglesa, en palabras, es lo que siente la protagonista:

“Que era exactamente lo que Madeleine quería. Había elegido Lengua como asignatura principal por la más pura y simple de las razones: porque le encantaba la lectura. El “Catálogo del Curso de Literatura Británica y Norteamericana” era, para Madeleine, el equivalente del Catálogo de los almacenes Bergdorf para sus compañeras de apartamento.”

Eugenides ha crecido con las grandes corrientes y escritores del siglo XX y lo utiliza a discreción gracias a Madeleine; mi corazoncito saltó con cada una de estas reflexiones metaliterarias que le dan unas posibilidades infinitas de interpretación:

“Zipperstein asignaba cada semana un libro de teoría (intimidador) y una pieza literaria. Los emparejamientos eran extraños si no abiertamente arbitrarios. (¿Qué tenía que ver, por ejemplo, “Escritos sobre lingüística general”, de Saussare, con “La subasta del lote 49”, de Pynchon?)”

Sólo faltó Adrienne Rich en este casi póker de autoras contemporáneas francesas:

“Cogió Nuevos feminismos franceses de la mesa del comedor.

La austera cubierta mostraba todo un regimiento de nombres. Julia Kristeva, Hélène Cixous, Kate Millet. Mitchell había visto montones de chicas leyendo Nuevos feminismos franceses en la facultad, pero jamás a un chico. Ni siquiera a Larry, que era menudo y sensible y muy aficionado a las cosas francesas.”

Madeleine una la figura de Barthes para expresar, con sus palabras, la evolución del amor que siente; se apoya en la literatura, en la novela, para poder expresar dicho amor; aunque recurra a la prosa inglesa victoriana como verdadero sostén más allá de lo contemporáneo:

“¡Qué maravilloso era que una frase siguiera lógicamente a la anterior! ¡Qué exquisita culpa sentía al disfrutar perversamente de la narrativa! Madeleine se sentía a salvo con una novela del siglo XIX. En ella habría gente. Y algo le iba a suceder a esta gente en un lugar parecido al mundo.

Además había montones de bodas en Wharton y en Austen. Y había todo tipo de hombres sombríos e irresistibles.”

En los vértices masculinos tenemos por un lado a Mitchell Grammaticus, estudiante de ciencias de la religión y atormentado por las dudas. Dudas que le llevarán a nunca expresar lo que siente por Madeleine y que le atormentarán a lo largo de su devenir, de su evolución en la vida:

“El hecho de que Larry hubiera superado lo de Claire en cuestión de semanas, mientras Mitchell seguía con el corazón destrozado por Madeleine –por mucho que no hubiera tenido una relación con Madeleine-, significaba una de las dos cosas siguientes: o bien su amor por Madeleine era puro y verdadero y crucialmente trascendente, o él era un adicto a sentirse abandonado, alguien a quien le gustaba que le rompieran el corazón, y la “emoción” que sentía por Madeleine –incrementada un tanto por el generoso chianti- era solo una forma pervertida del amor a sí mismo. En otras palabras: no era amor.”

En estas circunstancias, la protagonista se enamorará perdidamente de su compañero de clase Leonard Bankhead, un carismático, aunque solitario personaje que conseguirá que Madeleine caiga rendida y del que iremos conociendo sus terribles problemas psicológicos:

“Durante un tiempo, la Enfermedad –que aún no tenía nombre- le susurraba cosas. Le decía: Acércate. Adulaba a Leonard para que se sintiera más que la mayoría de la gente; más sensible, más profundo. La visión de una película “intensa” como Malas calles dejaba a Leonard conmocionado, incapaz de hablar, y eran necesarias tres chicas abrazándolo durante una hora para hacerlo volver en sí. Inconscientemente, empezó a sacar partido de esta sensibilidad.”

Leonard vivirá una lucha continua consigo mismo para poder sacar adelante su vida en común con ella, su trastorno depresivo, insalvable, marcará la relación de ambos:

“He aprendido una cosa: entre la drogadicción y la depresión, la depresión es mucho peor. La depresión no es algo de lo que uno se quita. No puedes desengancharte de la depresión. Depresión es como un moratón que nunca se te quita. Un moratón en la mente. Tienes que tener mucho cuidado de no tocarte donde duele. Pero está siempre ahí.”

En estas condiciones, Mitchell huye hacia delante, convierte sus estudios teológicos en una forma de descubrirse a sí mismo; gracias al hecho de ayudar a los demás, como en su estancia en la India, consigue salir de su intervalo de comodidad y evolucionar.

“Enjabonaron al anciano con jabón antiséptico, y lo hicieron con las manos desnudas. Le lavaron los pies, las piernas, la espalda, el pecho, los brazos, el cuello. Ni por un momento creyó Mitchell que el cuerpo canceroso que yacía sobre la losa era el cuerpo de Cristo. Bañaron al anciano tan suavemente como pudieron, frotándole la base del tumor, enrojecido por la ponzoña y rezumante sangre.”

Parece que Eugenides configura tres relatos de formación, para su trío amoroso, con características muy diferentes, pero que acaban fluyendo hasta un final ciertamente conmovedor.  Leonard y Mitchell viven una epifanía en la parte final de sus relatos; especialmente bella es la de Mitchell, le llevará al paroxismo emocional y a una entrega total:

“Él era un kit de supervivencia.

La verdad lo iluminó como una luz, y si alguno de los amigos sentados a su lado vio a Mitchell secándose los ojos no dio la menor muestra de ello.

Había llorado durante los diez últimos minutos, tan calladamente como había podido.”

La renuncia se convierte, en manos de la Eugenides, en la mayor expresión del amor de sus protagonistas y, al mismo tiempo, de su propia libertad.

Los textos provienen de la traducción de Jesús Zulaika de “La trama nupcial” de Jeffrey Eugenides.

“Historia mínima de la literatura española” de José-Carlos Mainer. Visión Academicista

historiamínimaSi hay algo que caracteriza a la editorial Turner es el eclecticismo de su catálogo; es sorprendente la cantidad de diferentes colecciones que tienen con el único sello en común: una edición cuidada y muy buen gusto. Uno de las colecciones a las que tenía ganas de “hincarle el diente” era, sin lugar a dudas, la de “Historias mínimas”.

Qué mejor forma que iniciarla que con esta “Historia mínima de la literatura española” sobre un tema que conozco bastante y que me despertaba bastante curiosidad. Es indudable que, a priori, se me ocurren varios hándicaps para este tipo de libros en general, sobresaliendo dos especialmente: por un lado la dificultad de condensar tanta información en menos de trescientas páginas; por el otro, conseguir que el repaso realizado no resulte superficial, poco profundo; de ahí que la labor del escritor sea particularmente ardua en esta ocasión. El catedrático José-Carlos Mainer consigue que, además, tal repaso de nombres y títulos no resulte especialmente aburrido, si bien es cierto que la forma de realizarlo respira una formalidad académica que como enfoque resulta abotargado, ligeramente anacrónico y alejado de visiones críticas más modernas que habrían dado otro aire a un texto tan interesante.

El caso es que el comienzo resulta prometedor, la base sobre la que se sustenta la  narración, es bueno que recuerde lo peyorativo que viene indefectiblemente asociado a tal combinación de palabras:

“Las palabras “historia de la literatura” concitan de inmediato la imagen poco apetitosa de una asignatura escolar. Y más todavía cuando las acompaña un gentilicio que nos remite a un modelo de aleccionamiento que, desde hace dos siglos por lo menos, han venido soportando muchos estudiantes, a los que se persuadía de que en una lista de autores semiolvidados y en la mención de textos más o menos remotos anidaban los fundamentos de su existencia colectiva.”

Para empezar a afirmar que, lejos de lecturas obligatorias, que ahogan el placer lector; es importante subrayar la importancia de la literatura como experiencia personal de vida:

“Para llegar a sentir lo que la literatura tiene de experiencia personal de la vida, muchos futuros lectores han tenido que olvidarse de lo que sus primeros libros tuvieron de obligatorios. Y es posible que de nunca leídos…”

Me encanta la idea de que la historia de la literatura pueda servir para enriquecer nuestras lecturas; de hecho, no concibo la idea de leer libros sin querer conocer lo asociado a ellos, no solo la historia sino el contrapunto, la literatura comparada, los medios que se utilizan para llegar a escribir y transmitir historias:

“Pero es hora ya de decir que la historia de la literatura puede ser simplemente otra forma –más consciente, más rica- de leer libros que nos gusten y que nos hablen de la infelicidad o de la dicha, del viaje o del enclaustramiento, de la soledad o de la compañía. Volúmenes que se prestan a otros, se anotan en los márgenes o cuyos fragmentos más llamativos, en otro tiempo, se transcribían en cuadernos manuscritos de notas personales.”

En ese momento es cuando, entrando en faena, el autor, empieza a repasar en orden cronológico el devenir histórico de nuestra literatura uniéndolo a los autores y sus obras desde la Edad Media:

“Quizá lo más significativo de aquel largo milenio (Edad Media) fue que fragmentó el mundo e hizo los horizontes vitales de las gentes mucho más cortos. El orden feudal fue la respuesta a un mundo desagregado de donde también desapareció, como sabemos, la lengua de comunicación usual, y donde solamente la iglesia preservó el eco remoto de una esfera política y organizativa común.”

Estableciendo como los primeros textos las famosas jarchas de las que ya teníamos conocimiento en nuestra formación anterior:

“No deja de resultar curioso que al peor conocido de los dialectos primitivos de los que se hablaba en el capítulo precedente la nebulosa habla mozárabe, haya que adscribir los más antiguos textos literarios en la Península. Se trata de las famosas jarchas (palabra árabe que significa final, o salida), breves cancioncillas líricas que se articulaban a modo de estribillos en composiciones más extensas en lengua árabe culta, llamadas moaxajas (collares).”

Especialmente lúcida es esta conjunción histórico-literaria en el caso del insigne Siglo de Oro español; Quevedo aparece retratado en todo su esplendor:

“Hubo poetas de valía en todos los rincones del país, pero resulta imposible, sin embargo, escribir la historia de la lírica del siglo XVII sin Francisco  de Quevedo y Villegas, durante mucho tiempo más conocido por otras partes de su obra. La burla y la sátira alcanzaron en él un retorcimiento y eficacia únicos, pero, junto a esa refinada inhumanidad, Quevedo fue, como Dámaso Alonso escribió, el poeta del “desgarrón afectivo”.

También recordamos, gracias al catedrático, el inicio de la novela, que vino para quedarse y que se mantiene en la actualidad.

“En su artículo de 1881 “El libre examen y la literatura presente”, Leopoldo Alas reconoció que el gran descubrimiento de 1868 fueron los poderes de la novela, “el vehículo que las letras escogen en nuestro tiempo para llevar al pensamiento general, a la cultura común, el germen fecundo de la vida contemporánea.”

El texto funciona, desde esta perspectiva academicista, a la perfección. Al menos hasta que llega el siglo XX-XXI donde, sin embargo, el enfoque resulta un poco desfasado; no sólo por lo limitado de la información, que expone en cuanto a autores y corrientes críticas contemporáneas, sino también por el olvido consciente de todo lo relacionado con literatura de género; es en estos casos donde vuelvo a recordar los “Cultural Studies”, tendencia crítica que sigue siendo olvidada por los “académicos” y que suele enriquecer mucho más este tipo de puntos de vista culturales. Es sorprendente que fenómenos como el bolsilibro ni se mencionen a pesar de sus treinta años de historia y que, para hablar de novela negra, sólo recuerde a Vázquez Montalbán.

Lectura que contentará más a unos que a otros, recomendable sobre todo si quieres poner en perspectiva cronológica la literatura española desde sus inicios; menos recomendable, se queda muy corta, cuando llegamos a los tiempos más cercanos. ¡Me están dando tentaciones de ponerme con la “Historia mínima de la música de occidente”!

“El maestro y Margarita” de Mijaíl Bulgákov. Clásico imperecedero

maestro_previa_corregida_rgbTiene muchísima gracia que la opción más votada en las novelas de verano para reseñar haya sido este “El maestro y Margarita”; entre otras cosas porque, a estas alturas, qué puedo contar yo sobre una obra de la que se ha dicho tanto; podría ser una tentación hablar de la excelente traducción de Marta Rebón y sobre la edición, se supone que definitiva, de este clásico ruso y no estaría nada mal, pero me voy a centrar en dos o tres aspectos que, quizá no sean tan evidentes.

En el prólogo de Ricardo San Vicente seleccioné dos citas muy interesantes que me sirven como introducción a la obra: en primer lugar, la necesidad de encuadrar dentro de la literatura rusa el estilo de Bulgákov:

“Así, ya en el siglo XIX pero también hoy, se pueden observar dos corrientes poderosas que han marchado paralelas en esta literatura; además de la propiamente realista, subrayemos la que el escritor Andréi Siniavski llama literatura del exceso, de la transgresión, prosa en la que conviven la imaginación y el sarcasmo, el lirismo y el arrebato, el eterno, dolido y grotesco vuelo del ensueño y la imaginación.”

Desde luego, “El maestro y Margarita” estaría entre aquellas obras en prosa que se alejan de la parte más realista para utilizar la ciencia ficción, incluso el terror como elementos desencadenantes de ese “lirismo ensoñador donde conviven la imaginación y el sarcasmo.”

En segundo lugar, los temas tratados, lógicamente lo “fáustico” y su contraposición con lo “bíblico”:

“Hay otras influencias […] está Fausto […] o, mejor dicho, los Faustos, escritos y cantados: la vieja tradición fáustica, donde el demonio, el Príncipe del Mal, es la cara inversa de un mundo regido por un Bien omnipotente, indiscutible y aniquilador. Y también la versión musical del mito, en particular la fascinación que el escritor siente de joven por la ópera y tal vez por su rasgo fundamental, que es la modulación variada y melodiosa de los motivos, sean estos musicales, o extraídos de la realidad más palpable, llámense fuego, tempestad o manuscrito. Está la fascinación por la Biblia y en particular por la pasión –juicio, condena y muerte- de Cristo, el constante interés por el enfrentamiento entre el individuo y el poder.”

De fondo, estos dos elementos y todo lo asociado a ellos, están coherentemente unidos de una manera musical; la ópera, los motivos musicales que se encuentran dentro de ella, los “leit motifs”, surcan con profusión todas las peripecias de nuestros protagonistas; al mismo tiempo, la musicalidad del texto se subraya especialmente y va evolucionando, esa sensación al leer la prosa del autor ruso de que hay un ritmo por detrás que mantiene la cohesión de lo narrado desde el principio y según se van desarrollando;buena parte de esa musicalidad viene de la traducción de Marta Rebón que transmite a la perfección estas sensaciones, a veces de manera explícita como en estas referencias directas a los tipos de voces protagonistas de una ópera:

“-¿Puedo ayudarle en algo? –y se maravilló al no reconocer su propia voz. Había dicho “puedo”  con voz de tiple, “ayudarle” con voz de bajo y “en algo” en un murmullo ininteligible.

El desconocido soltó una risita amistosa, sacó un reloj grande de oro con un triángulo de diamantes en la tapa, que sonó once veces, y dijo:

-¡Las once! Hace exactamente una hora que espero a que se despierte, ya que usted me citó a las diez en su casa. ¡Y aquí me tiene!” (Primeras palabras de Mefistófeles en el Fausto de Gounod)

Otras veces en el propio ritmo, mediante la repetición de sentencias que van apareciendo y van evolucionando, como es el caso de la frase “¡El demonio sabrá qué está pasando!” que aparece citada en diferentes ocasiones.

Adopta el uso de narrador omnisciente que busca, además, la complicidad con el lector mediante continuas digresiones que buscan la implicación; es un narrador que presume de “veraz” aunque no le importe la historia:

“Incluso a mí, narrador veraz, aunque ajeno a esta historia, se me encoge el corazón cuando pienso en lo que debió de sentir Margarita al llegar al día siguiente a la casita del maestro sin haber tenido tiempo, por suerte, de explicárselo todo a su marido, que no había regresado el día previsto, y enterarse de que el maestro ya no estaba allí.”

La visita del Diablo a Moscú, la aparente línea principal de la trama, le sirve para mostrar la decadencia de la sociedad rusa, es la interpretación más evidente para la mayoría de los lectores; en el siguiente texto vemos reflejada en toda su elocuencia, la temible frivolidad rusa ante la desgracia de uno de sus miembros:

“Sí, una ola de dolor se desató con la llegada de las terribles noticias sobre Mijaíl Aleksándrovich. Alguien, agitado, gritaba que era preciso, al instante y allí mismo, redactar un telegrama colectivo y enviarlo inmediatamente.

Pero ¿qué telegrama?, nos preguntamos. ¿Y a dónde? ¿Y por qué enviarlo? En realidad, ¿a dónde se podría mandar? ¿Y de qué serviría un telegrama a quien ahora estaba con la nuca aplastada entre las manos enguantadas del disector y con el cuello pinchado por la aguja torcida del profesor? Ha muerto y no necesita telegramas. Todo ha acabado, no saturemos las líneas del telégrafo.

Pues sí, ha muerto, ha muerto… Pero nosotros estamos vivos.”

O en este otro momento donde retrata con crueldad el interés pecuniario:

“-Bueno –respondió este último, pensativo-, son como todas las personas. Les gusta el dinero, pero eso siempre fue así… La humanidad ama el dinero, no importa de qué esté hecho, si de piel, de papel, de bronce o de oro. Bueno, son frívolos… Pero ¿y qué?  A veces la misericordia también llama a sus corazones… Gente corriente…”

La aparición del diablo y sus secuaces, maravillosamente gráfica:

“La celebridad recién llegada impresionó a todos por su frac maravillosamente cortado, de una longitud nunca vista antes, y por aparecer, además, con un antifaz negro. Pero lo más sorprendente de todo eran los dos compañeros del mago: un tipo alto con un traje de cuadros y unos quevedos rajados y un gato negro gordo, que entró en el camerino sobre las patas traseras y con total desenvoltura se sentó en el sofá, amusgando los ojos por la luz de las desnudas lámparas de maquillaje.”

Ellos son los instrumentos que utiliza Bulgákov para diferentes funciones

1 .La ya comentada representación (y crítica) de la sociedad rusa.

2. Aderezar el texto con detalles humorísticos de todo tipo.

3. Añadir (sorprendentemente) elementos truculentos a los ya comentados fantásticos:

“Y ocurrió algo inaudito. Al gato negro se le erizó el pelo y soltó un maullido desgarrador. Luego se hizo un ovillo y se lanzó como una pantera directamente sobre el pecho de Bengalski y desde allí saltó a la cabeza. Gruñendo, el gato hundió sus patas regordetas en la escasa cabellera del presentador y, tras aullar de un modo salvaje, en dos movimientos, le arrancó la cabeza del cuello carnoso.”

4. Como elemento principal del mito fáustico, le sirve para contraponer los elementos bíblicos más o menos implícitos:

“El canto del gallo se repitió, la chica rechinó los dientes y su pelo rojo se erizó. Al tercer quiquiriquí la chica dio media vuelta y salió volando.”

5. (y quizá más importante) Ayuda a descubrir el libro de Pilato que ha creado el maestro y que se incorpora a la narración en mediante una reescritura.

Este maestro nos hace dudar sobre quién es el álter ego del escritor ruso, para mí claramente es este, y no el narrador omnisciente:

“Soy el maestro –se puso serio y sacó del bolsillo de la bata un gorrito negro, todo mugriento, con una “M” bordada en seda amarilla. Se puso este gorrito y se mostró a Iván de perfil y de frente, para probar que era el maestro-. Me lo cosió ella, con sus propias manos – añadió, misterioso.

-Pero ¿cómo se llama?

-Ya no tengo nombre –respondió el extraño visitante con un lúgubre desdén-. Renuncié a él, al igual que he renunciado a todo en la vida. Olvidémoslo.”

El maestro no tiene nombre y su primera aparición tiene lugar en un manicomio, da la impresión que se sentía de esa manera en una Rusia que le censuraba y que ahogaba su trabajo.

Esta reescritura de un relato bíblico, el pasaje de Pilato con respecto a Jesucristo y su pasión es quizá, lo más innovador y lo menos evidente; ¿qué buscaba el autor con esta estrategia?

La tradicional condena al procurador es suavizada y obtiene, de alguna manera, una cierta redención; es posible que Bulgákov como escritor se atribuyera cualidades mesiánicas y, al mismo tiempo, buscara aumentar la importancia del escritor como autor en la sociedad, desde luego, en cada párrafo de estos capítulos sus cualidades artísticas alcanzan el mayor lirismo:

“Las tinieblas llegadas del Mar Mediterráneo se extendieron sobre la ciudad odiada por el procurador. Desaparecieron los puentes colgantes que unían el templo con la temible Torre Antoni, del cielo descendió un abismo que engulló a los dioses alados que dominaban el hipódromo, el palacio de los Asmoneos con su troneras, los bazares, los caravasares, los callejones, los estanques… Despareció también Yershalaim, la gran ciudad, como si nunca hubiera existido. Quedó todo devorado por las tinieblas que asustaron a todo ser vivo en Yershalaim y alrededores. Una extraña nube llegó del mar hacia el final de la jornada del decimocuarto día del mes primaveral de Nisán.”

En esta, su magna obra, buscaba su propia redención; buscaba su descanso después de tantas penurias, un descanso eterno a través de la literatura:

“-Escucha la calma –decía Margarita al maestro, y la arena susurraba bajo sus pies descalzos-. Escucha y disfruta de lo que nunca se te dio en vida, la calma. Mira, delante de ti está tu casa eterna, que te han ofrecido como recompensa. Ya veo la ventana veneciana y la vid que trepa hasta el techo. Esa es tu casa, tu casa para la eternidad. Sé que de noche vendrán a visitarte aquellos a quienes amas, los que te interesan y no te inquietarán. Tocarán para ti, cantarán, verás qué luz habrá en la habitación cuando ardan las velas. Te dormirás con tu gorrito mugriento y eterno puesto, te dormirás con una sonrisa en los labios. El sueño te fortalecerá, empezarás a razonar sabiamente. Y nunca más te atreverás a echarme. Yo velaré tu sueño.”

Una narración perfecta, donde la mezcla de géneros y su musicalidad nos reconfortan, nos divierten y nos hacen reflexionar. Fabulosa.

Los textos provienen de la excelente traducción de Marta Rebón de “El Maestro y Margarita” de Mijaíl Bulgákov para Nevsky. Ilustraciones de Alfonso Rodríguez Barrera.

Lo normal es que mi reseña hubiera acabado aquí. No será así, es más un tirón de orejas para la editorial.

Mi ejemplar tuvo un problema de paginación importante a mitad del libro, unas páginas se repetían, había saltos, faltaban muchas… en fin, era imposible leerlo. Lo comuniqué a la editorial por diferentes medios (Twitter, Facebook…) pero no he recibido ninguna respuesta de ellos, aunque sí en particular de la traductora, que no tenía por qué haberlo hecho y se interesó igualmente.

Lo solucioné con mi librero que fue donde lo compre pero el evento me genera unas reflexiones:

-Ocurrió en agosto, cierto, todos tenemos derecho a unas vacaciones, incluso las editoriales. El problema es que ni siquiera se ha contestado desde ninguno de los medios mencionados y, desde luego, no parece haber interés.

-Si llego a comprarlo en su web… todavía no estaría solucionado después de veinte días. Menos mal que lo compro en una librería maravillosa. Es evidente que no creo que vuelva a comprar en una web porque estaría bastante indefenso.

-Me consta que hay más lectores a los que les ha ocurrido, por lo tanto una tirada salió mal… ¿no sería lo suyo que la editorial pusiera un comunicado en su web o hiciera algún tipo de acción de comunicación a sus lectores? Entre otras cosas porque es un libro que se deja guardado por su tamaño y a lo mejor se tarda tiempo en leerlo… si pasa mucho tiempo puede ser difícil de cambiar según ciertos cauces. Incluso debería revisar su propio stock por si las moscas….

-Me sentó mal la falta de interés de una editorial a la que he defendido siempre pero que no muestra, por lo menos, un poco de profesionalidad y respeto por sus lectores actuales y potenciales.

Lecturas de Junio 2014. Lecturas estivales.

Este post tiene tres partes muy diferenciadas:

-En primer lugar, haré el resumen con las ya consabidas lecturas del mes anterior, en este caso se trata de junio.

-Lo segundo será, también como habitualmente, una foto con las últimas adquisiciones.

-La tercera parte es lo más novedoso de este post, estamos en verano, y un servidor necesita un descanso del blog, debido principalmente a que no tendré acceso físico al mismo; lo cual no quiere decir que deje de leer, muy al contrario, voy a intentar poner unas cuantas de las lecturas que he escogido para el verano y los motivos para escogerlas. Ya he agrupado en mi base de datos de Goodreads estas lecturas bajo la estantería “estío2014” para tenerlas bien controladas, y comprenderán el período del 1 de julio al 31 de agosto. Haré un resumen extenso en septiembre con las lecturas que hayan entrado en dicho período.

Sin más dilación, a por el resumen de junio:

“Ojo de Halcón: Pequeños aciertos” de Matt Fraction y dibujos de David Aja, segundo volumen de la fantástica serie de cómics con nuestro arquero favorito (con permiso de Green Arrow) y que vuelve a alcanzar cotas de excelencia.

“Americanah” de Chimamanda Ngozi Adichie, una de mis favoritas al Baileys Prize del que hablé por aquí anteriormente, la nigeriana nos ofrece una densa obra con el racismo de fondo con muchos grises, humor y pelo afro. Una muy buena lectura.

“El doctor Proctor y el fin del mundo. O no.” de Jo Nesbo, la última entrega del doctor Proctor me ha obligado a abandonar definitivamente la serie infantil de Nesbo, pinchando en la obra averiguaréis el porqué.

“De Sastre & Total 2: Mira lo que has hecho” de Stephan Pastis, todo lo contrario que la anterior, serie que sirve tanto para adultos como para niños  y que, sobre todo, es inteligente. Una verdadera delicia.

“The fabulous Beasts: Poems” de Joyce Carol Oates, mi incursión en los poemas de Oates nos revela claves de la inmensa obra de la norteamericana.

“El Joven Moriarty y la planta carnívora” de Sofía Rhei, confirmación del buen hacer de Rhei en una obra que aprovecha al personaje principal con cada vez más detalles divertidos sin olvidarse de la trama principal.

“Nosotros caminamos en sueños” de Patricio Pron, el díptico de obras publicadas por el argentino empezó con esta reflexión satírica de la guerra y de la que hablé en profundidad en el post que enlazo con ella.

“Flavia de Luce y el misterio de la gitana” de Alan Bradley,  historia de detectives con la especial Flavia que merece mejor suerte, aunque a estas alturas es difícil que remonte.

“Libertad condicional” de Jim Thompson, mi monográfico inconsciente de Jim Thompson empezó con esta, digo inconsciente porque ni me esperaba que iba a hacerlo este mes.

“Arte Salvaje. Una biografía de Jim Thompson” de Robert Polito, esta obra, editada con gusto exquisito por Es Pop fue el desencadenante del monográfico que he mencionado. Si digo que ha convertido en una obra de referencia casi me quedo corto. Excelente.

“El piloto y el principito” de Peter Sís, Sexto Piso está haciendo una labor editorial gigantesca, su elección de obras es exquisita, más en casos como este librito ilustrado delicioso.

“El libro tachado” de Patricio Pron; justo es hablar igualmente de la labor editorial de Turner  con este ensayo, la segunda de las obras recientemente publicadas de Pron, me trajo sentimientos encontrados; pero es una buena obra.

“Aquí y ahora” de Jim Thompson, la ópera prima del norteamericano, cargada de elementos autobiográficos, es una obra irregular pero indudablemente necesaria para entender la evolución del escritor.

“Muerte en el bosque” de Sherwood Anderson, recopilación de los últimos cuentos del gran escritor norteamericano, un  especialista en la narrativa breve que influyó a los más grandes.

“NOS4A2” de Joe Hill, ejemplo perfecto de cómo utilizar una narración clásica, modernizarla y crear una obra casi indispensable, saltándose cualquier posible estructura que pudiéramos prever y dándonos mucha mala leche. Subvertidora en sí misma por los temas que trata de fondo y el cómo lo hace.

“Asesino burlón” de Jim Thompson,  obra primordial para entender lo grande que es Jim Thompson. Brutal desde casi cualquier punto de vista. Hardboiled  puro.

“Huida del corredor de la muerte” de Edward Bunker, recopilación póstuma de relatos de Edward Bunker, no es de lo mejor del autor, pero es Bunker, sello de calidad mínima.

No se ha dado mal la verdad… lo bueno es que el verano ha empezado mejor.

No pueden faltar las últimas adquisiciones, ellas ayudarán a configurar las lecturas estivales, de hecho, según escribo esto, ya han caído cuatro de ellas.

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Y ahora, para terminar, la selección de lecturas estivales;  por comodidad las he dividido en bloques fácilmente reconocibles.

Bloque Stephen King, está incluido dentro de proyecto literario y, aunque parezca mentira me faltan todas las que aparecen en la foto (y alguna más). Es una ocasión de las buenas para al mismo tiempo que me divierto avanzo el proyecto, y encima en verano.

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Bloque literatura juvenil, ya había ganas de meterse a fondo con varias de estas obras, en especial con las de Riordan y su saga de dioses del Olimpo, aunque tengo gran curiosidad por “Sombra y hueso”, paradigma de novela juvenil con mucho éxito entre los blogs especializados. También Stroud me llama mucho la atención.

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Bloque inglés, no puede faltar en el verano un poco de novela en su lengua de origen, sobre todo por seguir practicando y no relajarse, no son muchas pero tienen un buen nivel; la última del creador de “The teleportation accident” es quizá la que tengo más ganas junto con la ganadora del Baileys Prize por “A Girl is a Half Formed Thing”. La de Oates me da bastante curiosidad. Este bloque puede verse aumentado cuando salga la nueva novela de Lauren Beukes, que ya tengo reservada.

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Bloque comedia inglesa, me apetece mucho reírme, por lo tanto, esta selección busca lo lúdico en su corriente más hilarante. La obra de la hermana de Mitford es un acontecimiento y seguro que trae alguna que otra carcajada. “El regreso de Reginald Perrin”, después de “Caída y auge…”, parece también una opción segura, lo pasé bomba con la anterior. El ensayo sobre beber de Amis es una opción de lo más sugestiva. Quizá de la que menos espere es la de “Inglaterra, Su Inglaterra” pero me puede la curiosidad. Ah, en la foto no aparece pero también entra el último de Delafield sobre la dama de provincias.

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Bloque Harry Dresden – Fantasía –Ciencia Ficción, yo he sido de los que he conocido tarde a Butcher y su saga de Harry Dresden, el investigador de lo paranormal, con la reedición de sus obras en bolsillo me estoy poniendo al día. Tengo pendientes estas tres. Nevsky y su bilogía del tiempo puede ser más que interesante, aunque quizá más con la obra de Bulgakov “El maestro y Margarita”. Mucha curiosidad me da “Los Jardines Estatuarios” del francés Abeille que nos trae Sexto piso y que prometen una lectura diferente. No puede faltar un poco de terror con la recopilación del grandísimo Matheson de varias de sus obras cortas en Gigamesh. Ah, se me olvidaba esos “Fantasmas y Samurais” de Quaterni prometen una lectura gozosa.

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Bloque policíaco, no he cogidos muchos de este género porque, la verdad es que, últimamente, como podéis ver en el blog, he leído bastantes. Aun así, estas cuatro aseguran diversión. Acabaré todo lo que se puede leer de Bunker con sus memorias, disfrutaré con el último de la alemana Neuhaus y, a pesar de la horrorosa portada, veremos qué nos ofrece Quaterni en “El verano de la Ubume”.  Calla, se me olvidaba una de las más apetecibles, la de Ann Cleeves, una curiosa propuesta.

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Bloque literatura contemporánea, justificar cada una de las que vienen en este bloque me llevaría mucho tiempo pero la mezcla que he escogido es heterogénea y de gran calidad: Un Banville, después de su Príncipe de Asturias. El último ganador del Pen Award, la primera novela, multipremiada, de Lahiri. Las narraciones más famosas de Saunders. Lo último de Eugenides y Lethem. La historia de Italia a través de su comida. Lemaitre tratando el tema de moda, la primera guerra mundial. Los relatos de la ganadora del Pulitzer Stafford. Y de propina, una historia mínima de la literatura, gracias a Turner.

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Son muchos libros, no sé si caerán todos. Son un reto en sí.

No sé cuándo volverá a estar activo este blog. Tampoco estoy seguro de lo que  voy a hacer una reseña o si solamente haré un comentario como este. Lo que si voy a poner es una encuesta para que me pongáis vuestras preferencias si os apetece.

Allá va el enlace: Libros que os gustaría ver reseñados.

Buen verano a todos!!! Disfrutad de las vacaciones!!

“NOS4A2” de Joe Hill. Lo viejo puede ser nuevo otra vez

NOS4A2_coverCreo que ya es hora de dejar de decir que Joe Hill es “hijo de…”; hablemos con propiedad, Joe Hill brilla con luz propia y es injusto hacer una crítica de su obra con esa perspectiva. Valoremos su obra por sí misma. Teniendo en cuenta esto “NOS4A2” (Nosferatu, pronunciado en inglés) es, así, sin más, excepcional; su obra más redonda hasta el momento y una de las obras del año. Y lo es porque parte de la base clásica para renovar y subvertir sin abandonar su estilo y una estructura que hacen una conjunción maravillosa.

En el prólogo inicial, que funciona a modo de prolepsis, tenemos una presentación maravillosa del villano, en un hospital psiquiátrico, despertando de un coma para decir a la enfermera que le cuida y que le está llevando sangre:

“-Su hijo Josiah -dijo Manx con voz rasposa y seca-. Tiene una plaza reservada en Christmasland, con los otros niños. Yo le daría una vida nueva. Una nueva y bonita sonrisa. Y también dientes nuevos.”

Charlie Manx, en un lado de ring, es un enemigo temible, se desplaza en un inmenso coche con una matrícula que da más información sobre él:

“Al final de la manzana un coche viejo sealejaba. Era un Rolls-Royce negro, con estribos y apliques cromados. Los faros traseros proyectaban haces rojos en la noche e iluminaban la matrícula:NOS4A2.

Después doblo la esquina y desapareció, llevándose con el los alegres sonidos navideños.”

La referencia a NOSFERATU nos habla de la base clásica que extrae del texto; en efecto, el clásico mito vampírico, claro que, en este caso, el vampirismo lo realiza a través de su coche, y la potencial amenaza, su casa, es un pueblo de pesadilla, Christmasland; donde los sonidos navideños se convierten en soniquetes sangrientos.  Su némesis es Victoria McQueen, atípica antiheroína que descubre a Manx como su enemigo y lucha contra él, su descripción me trajo ecos de “Phantasm”, juzgad por vosotros mismos:

“Estaba en el jardín y era uno de los hombres más altos que Vic había visto nunca, dos metros por lo menos. Era calvo y había algo obsceno en su pálido cráneo plagado de venas azules. Llevaba un abrigo de otra época, una prenda con faldones y doble hilera de botones dorados en la pechera. Parecía un soldado, un coronel al servicio de alguna nación extranjera donde un ejército no se llamaba ejército, sino legión. “

Estos dos protagonistas, la relación entre ellos son el eje de la excepcional historia que nos presenta Hill, una historia que alterna tiempos desde la prolepsis inicial, volviendo al pasado y yendo luego al futuro. Esta falta de linealidad, la estructura ciertamente original y el cambio de punto de vista son parte de los lujazos estilísticos que se marca Hill.

Afortunadamente no son los únicos, la historia se llena de personajes marginales, desde la bibliotecaria drogadicta hasta la pareja futura de Vic, Lou, paradigma del antihéroe:

“Deseó tener otra oportunidad. Deseó poder rescatar a alguien más y que Wayne estuviera allí para verlo. De buen Grado habría usado su grueso cuerpo para parar una bala, siempre que Wayne pudiera presenciarlo. Entonces podría desangrarse en un halo de gloria. ¿Acaso existía un anhelo humano más triste -o más intenso- que desear otra oportunidad de algo?”

Hill aprovecha una historia adictiva para reflexionar sobre los temas que ocupan nuestra vida, uno de ellos es el anhelo, el deseo del hombre de no cometer fallos y, si los comete, poder solucionarlos. El otro, indudablemente, verdadero eje argumental, es el de las relaciones, a veces difíciles, entre padres e hijos; solo hay que comprobar esta conversación de Wayne con Manx:

“-¿Qué me está haciendo? -preguntó.

-Te estoy alejando de todas las cosas que te hacían desgraciado -dijo Manx-. Y cuando lleguemos a nuestro destino habrás dejado la infelicidad por completo. “

Manx es el epítome de la subversión que plantea Hill, siempre intenta convencer a los niños que secuestra de que la vida que tenían con sus padres era infeliz y que la solución es ir a vivir a un lugar ideal, ese Christmasland que se convierte, por definición, en una confluencia de imágenes pop que todos conocemos:

“Para entonces Wayne ya se había dado cuenta de que ir a Christmasland era mejor que ir al colegio Hogwarts, a la fábrica de chocolate de Willy Wonka, a la Ciudad de las Nubes de Star Wars o a Rivendel de El señor de los anillos.”

Sin embargo, y como todos sabemos, la parte final se convertirá en una pesadilla, Christmasland se convierte en un infierno por la descripción que hace Hill; los niños, la Navidad, un lugar de Navidad permanente funcionan justamente al contrario de lo que podían significar por valores tradicionales; es terrorífico pensar en ellos de esta manera,(y es) lo que más horror nos puede causar; Hill, al igual que su padre, lo saben muy bien, y lo explotan hasta el final:

“La niña -o lo que fuera- tenía dedos huesudos terminados en uñas largas y amarillas. Sus facciones eran tersas y blancas, con un fino dibujo geométrico bajo la piel, de manera que parecía una máscara de esmalte siniestra despojada de toda expresión. La niña -la cosa- la miró pasar sin decir palabra. Los ojos le brillaban con una luz rojiza, como los de un zorro, cuando se reflejó en ellos el resplandor de los faros.”

“Era mil veces más realista, y sin embargo más falso, que cualquier cielo que Vic había dibujado en sus libros de Buscador. Aquello era sin duda el fin del mundo. Estaba asomada a los confines fríos e insondables de la imaginación de Charlie Manx.”

No quiero desvelar más porque el libro está tan plagado de referencias, y de buen hacer que es mejor descubrirlo por uno mismo. Para muestra de lo que es capaz el norteamericano, solo tenemos que leer esta introspección de Wayne en un momento dado:

“Darle un martillazo a Tabitha en esa cara redonda, de zorra guapa y lista, partirle las gafas, saltarle todos los dientes. Eso sería divertido. Imaginarla con los labios carnosos cubiertos de sangre le producía una descarga inconfundiblemente erótica.”

Irresistible, imaginación desbocada, juegos de estilo, esta novela de Joe Hill se ha convertido en un clásico instántaneo (vale, aquí transito en lugares comunes, pero tenía ganas de decirlo).

Los textos provienen de la traducción del inglés de Laura Vidal de “NOS4A2” de Joe Hill para Suma de Letras.

“Arte Salvaje. Una biografía de Jim Thompson” de Robert Polito. Perfecta conjunción biográfico-crítica.

thompson_portadaUno de los motivos para pasarme este año por la Feria del Libro de Madrid era, sin lugar a dudas, adquirir la obra que os traigo hoy. Óscar Pálmer, traductor y alma de la editorial Es Pop Ediciones ha decidido centrarse en el ensayo;  vengo a honrarle por su decisión, porque si el material que va a traer tiene la mitad de calidad que este, va a contar conmigo para hacer proselitismo sin reservas.

“Arte Salvaje. Una biografía de Jim Thompson”, del periodista Robert Polito, es el sueño hecho realidad de cualquier aficionado a las fabulosas novelas de uno de los más grandes de la novela policíaca, el norteamericano Jim Thompson; en el prólogo tenemos una introducción esencial a la obra del autor:

“Jim Thompson ofrece uno de esos raros ejemplos de arte popular que también es personal y profundamente subversivo. Su ficción está impulsada por una inteligencia escabrosa que arrasa cualquier tipo de distinción entre cultura seria o sensacionalista. Igual que las fotos de espectáculos y asesinatos de Wegee o que Death and Disaster (la serie de lienzos de Andy Warhol sobre coches accidentados, revueltas raciales y sillas eléctricas), las novelas de Thompson se regodean en su condición precaria y contradictoria. Tal como sugirió Luc Sante en The New York Review of Books: “Thompson cubre un hueco significativo en la continuidad de la ficción norteamericana de posguerra, un eslabón entre la literatura popular y el vanguardismo.”

Esa es la magia de Thompson: literatura de género de calidad, ese momento que esperamos que se dé en el futuro, aquel en el que, independientemente del género, se criticará una obra en sí misma, sin consideraciones de “ser serio” o “no serlo” todavía vigentes en crítica reaccionaria; con Thompson ya no hay esta disquisición, él es nexo de ambos mundos por su calidad.

A partir de ahí, Polito desarrolla una exhaustiva biografía que se caracteriza por aglutinar:

-Testimonios orales de la familia o gente que conoció al autor o interactuó con él.

-Datos históricos de la Norteamérica de posguerra.

-Análisis crítico de todas y cada una de sus obras emparentadas con su propio canon y con el contexto, subrayando incluso el contrapunto con otros autores a los que influenció o por los que se vio influenciados.

El resultado es que la biografía puede ser leído de dos maneras: como un testimonio oral a través de la gente que le conoció o, y esto es un mérito de Polito, como si de una novela del propio Jim Thompson se tratase.

Buen ejemplo de estos testimonios orales los tenemos en las sucesivas declaraciones de su esposa, sobre todo en algo tan controvertido como los “posibles” abusos en la infancia de Jim Thompson:

“La esposa de Thompson, Alberta, que vivió con los padres de Jimmie en varias ocasiones durante su matrimonio, respalda la valoración de Sharon: “No creo que tuviese una infancia feliz. Era inestable financiera y emocionalmente. Tenía una madre muy cariñosa que fue buena con él, pero su padre… en fin, probablemente hubiera ciertos abusos. Jimmie tenía mucha rabia contenida hacia su padre.”

Aunque no lo afirme, no lo desmiente, lo que es evidente es la rabia de Jim hacia su padre que aparece sucesivamente en sus novelas:

“Las infancias disparatadas, caprichosas, crueles  y perdidas presentes en el corpus de Thompson caen dentro del modelo de familia totalitaria descrito por el poeta Randall Jarrell como “uno de los campos de concentración de Dios”. Recuerdos de terribles palizas, abandono, privaciones, humillaciones ritualese incesto asolan de manera rutinaria los flashbacks infantiles contenidos en sus novelas, como también lo hacen otras formas más sutiles de lo que el psicoanalista Leonard Shengold llama “asesinato del alma”. Critch King, en “La sangre de los King”, es uno de los muchos personajes de Thompson atormentados por su incapacidad para estar a la altura de las exigencias de su padre.”

Es, sin embargo, en la crítica de su obra donde Polito es capaz de dar el “do de pecho”; buena muestra es lo que comenta al hablar sobre el final del libro“Always to be Blest”:

“El final del libro anticipaba en casi dos décadas la narración partida con la que concluye Una mujer endemoniada”. Thompson, como muchos otros escritores norteamericanos, aprendió probablemente el uso de la cursiva leyendo a William Faulkner, el cual, según su esposa Alberta, era su novelista favorito. Faulkner indicó en una ocasión que los pasajes en cursiva de “El ruido y la furia”, el modelo más probable para Thompson en este caso, marcaban una ruptura entre la “descripción objetiva” y una “transferencia de pensamiento subjetivo”. Thompson utilizaría la cursiva exactamente de esta misma manera en sus próximos escritos.”

Además del análisis crítico, aprovecha para hablar sobre el tipo de narración utilizada, el recurrente uso de la cursiva en el futuro (como parte de su “escisión de la identidad” en varios de los personajes usados en sus novelas) y, ya de paso, poner en perspectiva una de sus influencias literarias más importantes, Faulkner.

Sobre el estilo, igualmente, el siguiente párrafo indica claramente el amor de Thompson por la poesía y por el pulp:

“Sobre la insistencia de Thompson en la poesía en una clase de escritura creativa, Shestack comenta: “Jim nos decía una y otra vez que el escritor de prosa ha de leer poesía para afinar el oído. Hablaba mucho sobre la importancia de escribir en lengua vernácula, en oposición a lo pomposo o literario. Uno de los trabajos que nos puso fue tomar un pasaje de un autor establecido y reescribirlo en vernácula, usando el modo de hablar de la gente corriente. El pulp era poesía para Jim.”

Parece diseccionar su obra de tal forma, que es capaz de inferir los temas que rondan la obra del autor de novela policíaca; por un lado, la escisión de la identidad que mencioné anteriormente, por el otro, el fracaso del sueño americano, del hombre hecho a sí mismo:

“El fracaso acabaría siendo el gran tema de Thompson. Sus novelas más desoladoras irradian empatía por los marginados y fracasados aplastados por la maquinaria  norteamericana del individualismo, el progreso y el éxito. La literatura proletaria y hobo de las historias orales crudas y desgarradoras recogidas posteriormente por Studs Terkel en su volumen “Hard times”, han tallado un retrato del hombre marginal de la Depresión implícito en el personaje esencial de Thompson.”

No quiero dejar de la ocasión para poner uno de esos párrafos que se convierten en el sello de identidad en la narración de Polito, una mezcla excelente de crítica y de análisis de la obra, haciendo además una disección del personaje y utilizando diversas fuentes literarias para hacer uso de literatura comparada:

“Puede que Nick Corey se presenté a sí mismo con un dialecto cómico propio de Mark Twain o Bret Harte, exprimiendo la ironía del que relata un divertido cuento chino, pero “1280 almas” sigue una trayectoria aún más oscura que “El asesino dentro de mí”, y la malicia e inteligencia de Corey resultan ser más agudas y estar mejor enmascaradas que las de Lou Ford. A medida que su manida y autocrítica cháchara, trufada de referencias religiosas aparentemente extemporáneas (“había alcanzado el Reino de los cielos”), se va centrando tras un par de festivas vueltas de tuerca en la convicción de que él es el azote de Dios, Corey emerge como,quizá, la más aterradora e inquietante creación de Thompson.”

Creo que no hay forma de explicar mejor al maquiavélico sheriff bobalicón de la inconmensurable “1280 almas”, grandioso.

Thompson, al límite hasta el final, dejó su sello hasta unos días después de morir:

“Thompson falleció, tumbado junto a Alberta, el 7 de abril De 1977, Jueves Santo. Sus cenizas fueron esparcidas sobre el océano pacífico desde un avión.

El sábado anterior, Sharon le había llevado una Malta y dos cajetillas de Pall Mall. Thompson apenas toco la Malta, pero cuando Sharon se puso a buscar los cigarrillos la mañana de su muerte, descubrió que se había fumado hasta el último de ellos.”

Sinceramente, estamos ante una obra de referencia sobre el autor; mezcla perfecta de lo biográfico y análisis crítico de la obra. Esto se me antoja como una de esas lecturas ideales para el verano, y ya que estamos, ¡para todo el año!

Los textos provienen de la excelente  traducción de Óscar Pálmer Yáñez de “Arte Salvaje. Una biografía de Jim Thompson” de Robert Polito para Es Pop Ediciones

Reseñas ”Express”: Ledesma, Meredith y Matute. Tres historias de amor diferentes

el-adoquin-azul-9788415740100Llegan las vacaciones y yo cada vez tengo menos tiempo para escribir reseñas; aun así, no quiero dejar pasar la oportunidad de dejar algunos libros en el limbo veraniego, por lo menos con un poco más de extensión que un simple resumen, este es el caso de las que traigo hoy; reseñas “express” de tres novelas cortas, de muy diferente temática cada una de ellas:

“El adoquín azul” de Francisco González Ledesma, Menoscuarto ediciones nos trae a un ya crepuscular Ledesma, grande de la novela policíaca, inconmensurable autor pulp, ciudadano de Barcelona con una capacidad de observación por encima de lo habitual; para mostrarnos una típica historia de postguerra en Barcelona cuyos protagonistas son Montero, traductor  y poeta, herido en una redada  que escapará gracias a Ana, la mujer de su peor enemigo; en Montero se aglutinan las inquietudes del autor,  sobre todo en lo artístico, aunque también conforma la lucha contra un orden establecido:

“Montero escribía sobre cosas tan perfectamente frágiles como las calles que cambian y las mujeres que envejecen, y supongo que eso hizo que no se le considerara nunca un poeta de valores permanentes, al revés de lo que ocurre con los sabios que te cantan a ti, Señor, a la patria o a la madre, inversiones espirituales siempre seguras y que Montero desdeñó. Yo no sé si fue un gran poeta, pero imagino que debió de serlo, porque no lo cita ninguna antología y porque alguna vez, sin embargo, he oído sus letrillas en la calle, en boca de alguna vieja que aún las recuerda. Montero interpretó la luz de los portales, la risa de los niños, el llanto de las mujeres y la mirada de los perros, es decir, hizo un trabajo perfectamente inútil sobre cosas pasajeras de las que ninguna historia se acuerda.”

La historia de amor entre los dos protagonistas se funda en lo que se no se dice, en ese verdadero amor basado en el silencio:

“El verdadero amor –le hubiera gustado escribir a él- es el que está hecho de silencios, el que no necesita afirmarse, el que tiene como único soporte un tiempo hecho para dos. El verdadero amor no es un grito –pensaba-, es un susurro.”

el-general-ople-y-lady-camper-9788494123566Sobrevivirá al tiempo, a un tiempo que refleja el devenir del autor, un autor que es cada vez más consciente de lo que ha vivido.

Curiosa propuesta la que nos trae la editorial Ardicia  en “El general Ople y Lady Camper” de George Meredith, una poco común historia de amor entre el militar retirado, el general Ople, y una excéntrica vecina, lady Camper, en el marco de la campiña británica; se trata de una comedia amable donde asistimos a la lucha del general por entender a su vecina:

“Desde primera hora, el general Ople se hallaba listo para iniciar la batalla. Sus fuerzas consistían en la anticipación de la victoria, un aseo personal meticuloso y, en el terreno de la palabra, un insólito espíritu emprendedor, porque lady Camper ya no le inspiraba aquel temor reverente de antes.”

De la que acabará enamorada locamente; con la simple pronunciación de una palabra basta para que esto ocurra:

“¡Y pensar que esa mujer está a punto de convertirse a la nuestra! De no haber tenido la certeza absoluta de que esas cosas no existen, el general habría creído que estaba en manos de una bruja.

El “adieu” de lady Camper fue absolutamente maravilloso: amable, cordial, íntimo sobre todo, capaz de satisfacer los anhelos del general; el “adieu” de una mujer  elegante y delicada que acaba de abandonar el fondeadero de los cuarenta para poner rumbo a la cincuentena.”

Es novedoso el empleo de la mujer como verdadera dominadora y conductora de la relación en la época; de hecho, el general retirado notará como todo aquello en lo que cree, su intervalo de comodidad, tiene que cambiar para poder conquistarla; es inevitable que sienta que, cual bruja, ella le tiene hechizado:

“¿Por qué ejercía Lady Camper tanto poder sobre él?… ¡Una señora que ocultaba sus setenta años con una caja de colorete o un pote de pintura! Era una brujería de la peor especie. Llevaba seis meses a sus órdenes, haciendo vida propia de un animal, degradado ante sí mismo, amoscado por las risas ajenas, perdido, sobrecogido y, por así decirlo, marcado o herrado, para luego dejar que el proceso se repitiera.”

Sin ser una obra que vaya a pasar a la historia, funciona bastante bien esta pequeña historia de amor casi en la senectud; se lee con gusto y ayuda a pasar un buen rato.

pequeno-teatro-9788408100850Los textos provienen de la traducción de Pepa Linares de “El general Ople y Lady Camper” de George Meredith en Ardicia.

Para acabar, empiezo a empaparme en la prosa de Ana María Matute, recientemente fallecida y de la que no había tenido la oportunidad de leer alguna obra suya; para remediar esto “Pequeño Teatro”, obra que ganó el planeta a pesar de la juventud de su autora en el momento de escribirla:

Ese “Pequeño teatro” supone la metáfora de la vida, una vida que se caracteriza por su amargura:

“El tiempo descendía, rodando, impasible. Marco se miraba la muñeca, porque no tenía reloj. Pero las horas tampoco le importaban. Lo único que importaba era ganar tiempo. La luz iba hundiéndose en el mar, como si las olas la tragaran. Marco notaba entre sus labios un sabor salado, embriagador. “Hay una vida, es indudable. En alguna parte, andará escondida la vida.” La vida es violenta, brutal, y a veces deja en el paladar un regusto agrio y seco de polvo. “Pero hay una vida. Tiene que estar en alguna parte, esperándonos. Yo creo que algún día…”. Entonces, Marco olvidó. Marco olvidó el polvo, la sed, el tiempo y la infancia solitaria.”

Los inolvidables personajes son muñecos, marionetas zarandeadas por la vida, verdadera manejadora de las cuerdas de nuestro destino; hay mucha poesía en cada momento de esta historia de amor que va más allá de lo efervescente preciosista y que se acerca más a lo que tiene de oscuro el amor, o su falta de él:

“Súbitamente, Kepa experimentó una gran decepción, salió de allí, con paso rápido. En realidad, Kepa huía. Huía de su casa, de su hija, del muchacho. De aquel muchacho,  que, en un rincón, le miraba anonadado y confuso. “Todo es siempre igual. El vacío, la tristeza, la inútil soledad. Yo sé de hombres que no encontraban la orilla, que se ahogaban sin remedio y no alcanzaban la orilla. Siempre igual. ¿No acabará nunca?”

Cuadro que refleja con toda su sordidez (belleza igualmente) el desigual camino que tenemos que seguir todos. Ciertamente dolorosa, pero hermosa sin lugar a dudas. Vaya legado el de Matute.

“¿Soy una Esnob? ¿Qué regalar a un esnob?” Woolf, Benjamin. Destellos de inteligencia

soyunaesnobJosé J. de Olañeta Editor tiene una de esas colecciones que tienen personalidad propia; se trata de su sello Centellas que reúne a modo de flashes, destellos de obras cortas, grandes autores en un formato, igualmente, bastante pequeño, manejable, trasladable a cualquier sitio y en cualquier circunstancia. Recoge perfectamente mi filosofía de poder llevar un libro a cualquier lado porque “nunca se sabe cuándo te va a surgir un momento muerto” y el libro ocupará ese momento.

Dentro de esta colección me atrajo poderosamente la atención el título de este “¿Soy una Esnob?” de Virginia Woolf, en el imprescindible prólogo de Fernando Ortega se hace un resumen histórico de la motivación del texto; la creación del Memoir Club a partir de los miembros del Bloomsbury Group:

“Molly MacCarthy –esposa de Desmond MacCarthy- impulsó la formación, en marzo de 1920, del Memoir Club, al que se le unieron la mayor parte de los componentes de grupo. Su actividad fundamental consistía en unas reuniones periódicas en las que algún integrante del club pronunciaba una conferencia basada en sus propios recuerdos vitales. Era condición esencial que dichos recuerdos fuesen rigurosamente verídicos, si bien, como señalaba Leonard Woolf, “la sinceridad absoluta es siempre relativa, incluso entre los más íntimos.”

En tales condiciones de “sinceridad” y “recuerdos vitales” brilló, como de costumbre, Virginia Woolf; la británica realizaría hasta tres de estas “memorias”:

“Virginia leyó tres “memorias” en el club. La primera de ellas, “Hyde Park Gate, 22” en 1921; la segunda, “Old Bloomsbury”, ha llegado a ser la más conocida, quizá no tanto por su intrínseco valor literario, cuanto porque en ella se extendía sobre los abusos sexuales que sufrió en su adolescencia por parte de su hermanastro; no parece haber acuerdo en cuanto a la fecha de su lectura, aunque probablemente es también de comienzos de esa década. “¿Soy una esnob?” fue leído en el Memoir Club mucho después el 1 de diciembre de 1936, cuatro años antes de su muerte, cuando Virginia ya había publicado todas sus obras importantes.”

Siendo la tercera la que lleva el título de esta “centella”; es curioso comprobar cómo Woolf planteó el posible tema y su indecisión inicial:

“Yo misma podría ser, entonces, el tema de esta charla; pero se plantean ciertos inconvenientes. Este tema único ocuparía tantos volúmenes que aquellos de los presentes que aún conservan el pelo, aquellos cuyos cabellos todavía pueden crecer, empezarían a sentir un hormigueo en los dedos de los pies antes de que hubiera terminado. Debo separar un minúsculo fragmento de un tema tan vasto;” 

Una vez entrada en faena, da una definición de esnobismo que resulta ciertamente elocuente y que resulta clarificadora además de estar de rabiosa actualidad:

“En cualquier caso, he hecho un descubrimiento. La esencia del esnobismo es la voluntad de impresionar a los demás. El esnob es una criatura de mentalidad revoloteante e inestable, tan escasamente satisfecha de su condición que, a fin de consolidarla, está siempre alardeando públicamente de títulos u honores, para que los otros crean, y le ayuden a creer, lo que él o ella realmente no cree: que es una persona importante.”

Con tal definición sí que reconoce que en algunos momentos es esnob, aunque por motivos distintos de los que podríamos llegar a imaginar:

“He llegado a la conclusión de que no soy solamente una esnob de escudos nobiliarios, sino también una esnob de salones iluminados y las fiestas de la alta sociedad.”

La conferencia estuvo muy bien llevada y resulta muy amena, a pesar de tratar de temas y personas muy afines al momento en que estaba viviendo, ese 1936 que tan lejos queda de nosotros.

Este texto se complementa perfectamente con el  ocurrente “¿Qué regalar a un esnob?” del alemán Walter Benjamin que en su primer momento exhorta sobre la dificultad de regalar algo a una persona que sufre este mal:

“Hacer un regalo a un esnob es como embarcarse en una partida de póquer. De hecho, el farol es el alma del esnobismo. Y es tan difícil como en el póquer  distinguir en ese farol el aplomo del miedo. En todos los casos, el peor error que se podría cometer consistiría en mantenerse a la defensiva preguntándose tímidamente: ¿qué tendrá que objetar a un neceser de viaje?, ¿qué dirá del modelo de pijama?, ¿qué mueca podrá hacer ante un Cointreau?”

A esta creatividad inicial le siguen una serie de recomendaciones literarias que no son demasiado conocidas en nuestro ámbito y que hacen perder un poco de interés, por quedar las referencias tan lejanas a nuestro ámbito; aun así, la brevedad del texto ahorra cualquier tono plomizo.

El resultado final de esta pequeña propuesta no desmerece la obra de la británica; lectura más que interesante para conocer un poco más a la fascinante Woolf.

Los textos provienen de la traducción de María Tabuyo y Agustín López para esta edición de “¿Soy una Esnob?” de Virginia Woolf y “¿Qué regalar a un esnob?” de Walter Benjamin  para José J. de Olañeta, Editor.

“Huida del corredor de la muerte” de Edward Bunker. El ocaso del autor

huida-del-corredor-de-la-muerte-9788494236723Es evidente que Sajalín ha encontrado su buque insignia editorial, tras bastante tiempo y mucha paciencia; Edward Bunker empieza a ser bastante conocido en los círculos que lectores que disfrutan con la novela policíaca en su vena más radical, la “hardboiled”. El problema de este filón es que, desgraciadamente, con tantos crímenes, asaltos y entradas en la cárcel al hombre no le dio tiempo a escribir todo el tiempo que habría sido necesario para generar una carrera literaria extensa.

“Huida del corredor de la muerte” es lo último que ha publicado la editorial del autor y se trata de una recopilación póstuma de relatos del norteamericano; relatos que se encontraron después de haber fallecido, al mismo tiempo que “Stark”, la última novela encontrada. El problema de estas cosas es que, lo que se suele encontrar, puede desmerecer un poco lo anteriormente publicado. “Stark” era un buen Bunker indudablemente pero no al nivel de sus mejores obras.

Lo mismo sucede con esta recopilación, se caracteriza por ser bastante irregular, con pocos destellos tanto del salvajismo habitual en sus obras como del estilo lírico de los mejores momentos del señor Blanco. Además, en mi opinión, la mayoría de los relatos se centran en lo carcelario y no creo que sea el tema al que le sacó el mejor partido, “Fábrica de animales” se quedaba pequeña comparada con otras obras del autor como “No hay bestia tan feroz”,  “Little Boy Blue” o el brutal “Perro come perro”.

Aun así, hay varios aspectos que justifican su lectura, como podemos ver en el relato que abre la antología: “La justicia de los ángeles 1927”, dos conceptos que usa con frecuencia y que son comunes a toda su obra; el racismo, indagando en esta ocasión en el miedo como catalizador de la violencia racista:

“Se acordaba de cuando tenía once años y le preguntó a su madre por qué los hombres blandos eran tan crueles con la gente de color, especialmente con los hombres. La respuesta le sorprendió: “Temen a los hombres negros. Dios santo, ojalá no los temieran… porque cuando alguien tiene miedo es cuando se odia y se es cruel, por miedo. No vayas por ahí metiéndole miedo a la gente, chico, y sobre todo no a los hombres blancos.”

El otro concepto es el relacionado con la cárcel como “ciudad de condenados” que ya salía en la “Fábrica de animales” y que explica claramente la sensación que sienten los presos y la inevitabilidad que marca su destino, tarde o temprano, volver allí:

“Cuando salió a donde un guardia lo esperaba para escoltarlo, escuchó el timbre que llamaba al siguiente hombre. Mientras caminaba alrededor del borde del hermoso jardín, miró más allá de los tejados de la cárcel y pensó en una pequeña ciudad. Eso era aquel lugar, la pequeña ciudad de los condenados.”

“Entrada en la casa de Drácula” introduce la idea que los convictos asociaban con San Quintín,el presidio era la Casa de Drácula, lo vampírico que les succionaba su esencia vital; una vida condenada:

“Notó mi indiferencia y no intentó seguir con la conversación. Me puse a hacerme la cama. Había llegado a mi última morada. Había entrado en la Casa de Drácula. Sería una muerte larga y lenta.”

En el magnífico homónimo, quizá el mejor de los cuentos de la recopilación, aparece de manera sincera esta inevitabilidad, el destino que proviene de las decisiones mal tomadas, decisiones que no van a poder evitar:

“-Siento verte aquí, Harper. Pensaba que te iría bien ahí fuera.

Roger se encogió de hombros.

-La cagué.

-Nadie es perfecto –dijo Blair.”

Para cerrar la recopilación en “La vida por delante” se refleja como nunca por qué se cometen esas malas decisiones:

“El subidón de adrenalina al acabar un robo con éxito era mejor que el sexo. Mejor que las drogas. Mejor que cualquier cosa que había sentido nunca.

No cometas el crimen si no puedes cumplir la condena, le habían dicho. Max estaba preparado para las dos cosas.”

Solo quedaría que Sajalín consiguiera los derechos de “La educación de un ladrón”; la única obra que les queda de Bunker y que publicó Alba y ahora está inencontrable y descatalogada;  afortunadamente, el próximo mes la disfrutaré, pude encontrar uno de los ejemplares.  Se cerrará un ciclo, el del gran Edward Bunker.

Los textos provienen de la traducción de Zulema Couso de “Huida del corredor de la muerte” de Edward Bunker para Sajalín Editores.

Una recopilación de novelas de Jim Thompson. La escisión de la identidad

libertadcondicionalAprovechando que acabo de terminar la biografía del escritor norteamericano, una joya de la que tendréis noticias en este blog en no mucho tiempo; se me ocurrió la posibilidad de hacer un pequeño monográfico con las obras que me quedaban por leer del escritor; ha valido mucho la pena, sobre todo porque gracias al análisis de la biografía, es indudable que ayudan a disfrutarlas mucho más.

La primera de ellas ha sido la última que ha sacado RBA en su serie negra, “Libertad Condicional”, obra encuadrada históricamente tras el que fue su primer gran éxito, esa obra maestra que es “El asesino dentro de mí”, esta influencia y la atracción del cine serán decisivas en el resultado final.

Partiendo de una buena idea, se nos presenta un presidio, Sandstone, donde el convicto Pat Cosgrove malvive, pero que, sin embargo, verá la posibilidad de salir gracias a la ayuda aparentemente desinteresada de Doc Luther, obteniendo la libertad condicional para trabajar con él, librándolo de un verdadero infierno:

“Luther creía estar acostumbrado a las aberraciones. Pero con Sandstone era imposible no escandalizarse. Sandstone no era una cárcel. Era una casa de locos en la que quien estaba loco era el director, y no los inquilinos. En Sandstone tan sólo había una forma de sobrevivir: llegar a ser más duro y más retorcido que el propio director. Si lo hacías -si conseguías caerle en gracia al hombre con los ojos extraordinariamente brillantes y la risa impredecible-, no sólo sobrevivías, sino que lo hacías con relativa comodidad. “

Es evidente, para nosotros, los lectores, que salir en estas condiciones tiene que tener un precio, pero el plan de Doc Luther no es evidente; es la espera, esa potencial amenaza, la que sostiene la narración. Según avanza, la desconfianza de Cosgrove será cada vez mayor:

“-¿Y no conocía nada a esa persona que le consiguió su libertad condicional… Que la compró por así decirlo?

-Exacto.

-Pues tiene usted razón, señor Cosgrove. Tiene motivos más que sobrados para desconfiar. A esa persona le hubiera resultado igual de barato y fácil conseguir que le concedieran el indulto. Con el indulto, usted podría haberse ido donde quisiera… Lejos de la periferia de su benefactor. Esa persona no tiene nada de benefactor. Esa persona no tiene nada de filántropa.”

No faltarán mujeres fatales, dobles juegos, traiciones… que llevarán a desentrañar la trama final desde el punto de vista de Cosgrove, verdadero narrador (excepto en el capítulo inicial que narra Luther) y afectado por los acontecimientos. Thompson no era un dechado de virtudes a la hora de plantear las tramas, la resolución resulta farragosa; el final feliz, desacostumbrado en el caso de Thompson, estuvo muy influenciado por la querencia del autor por conseguir un contrato con Hollywood para alguna de sus novelas. Aprovechar el éxito de su anterior novela parecía una buena oportunidad. La pena es que la novela se resiente mucho por esta circunstancia.

aqui_y_ahora_300x459“Aquí y ahora”  fue la ópera prima del autor; publicada en 1942, recoge muchos elementos autobiográficos aunque no se atreviera a poner exactamente los nombres de las personas de su entorno; sin embargo, eran perfectamente distinguibles entre las historias que nos relata el autor como cuando se refiere a sus hermanas y a la situación de pobreza en la que subsistían, alentada por el abandono de su padre:

“Margaret –mi hermana mayor- y yo sobrevivíamos gracias a la caridad de los vecinos, mientras que mamá apenas probaba bocado. Así que la única que necesitaba verdaderos cuidados era Frankie. Por desgracia, la pequeña no podía alimentarse de las sobras ajenas y mamá tampoco podía amamantarla. A todo esto, solo nos quedaban cincuenta centavos.”

No es la infancia de Thompson una de esas “misery memoirs” ficcionales donde el protagonista es maltratado, violado, etc.., pero sí es bien cierto que la influencia de su padre fue muy negativa para el desarrollo de su personalidad y de su propia vida y lo podemos comprobar en el texto:

“¿Y qué? –me dije-. ¿Es que en algún momento fuiste feliz? ¿Es que alguna vez te sentiste en paz contigo mismo? Pues claro que no –me respondí-. Está clarísimo que no, nunca dejaste de sentirte habitante del infierno. La única diferencia es que ahora has caído un poco más bajo. Y vas a seguir deslizándote por la pendiente, porque eres igualito a tu padre. Eres tu propio padre, aunque careces de su determinación y su fuerza de voluntad. De aquí a un año o dos acabarán encerrándote igual que a él.”

También su obsesión por la escritura y las consecuencias de su mercantilización aparecerán en varias ocasiones a lo largo de la novela para mostrar las inseguridades de un escritor que tuvo que luchar mucho consigo mismo a la hora de crear:

“A mí me daba igual vender los derechos de la narración o no. De hecho, prefería que nadie la adquiriera. Sabía que si la vendía, me perseguirían para que escribiera un nuevo cuento por el estilo, cuento que sería todavía peor. Y la constante certeza de que me estaba dejando llevar por lo facilón bastaría para aniquilar en mí incluso ese último y débil afán de expresarme mediante la escritura.”

“-No sé cómo explicarlo –dije-. Lo más seguro es que nunca sea capaz de explicarme, ni aunque escriba un libro.”

Quizá el mayor logro sea ese diálogo hipotético que realiza con el padre fallecido durante todo un capítulo, hay aquí un presagio de esta lucha interior psicológica que le servirá para configurar a los Lou Ford y Nick Corey futuros; que ya tiene reminiscencias del desarrollo futuro  de uno de sus temas más importantes: la escisión de la personalidad que tan bien analiza Polito en su biografía sobre el autor norteamericano:

“No estoy loco. No estoy ni asqueado ni furioso, quiero decir.

Solo estoy…

¿Cómo? ¿No puedes hablar un poco más alto, papá? Ya sé que siempre ha sido la costumbre… Pero aquí no hace falta que me hables en murmullos. Háblame con voz tonante, la misma que tanto efecto causaba en las salas del tribunal. Alza tu vozarrón como el estruendo que se eleva sobre el trueno de la perforadora de petróleo. Grita y ruge y golpea la mesa como si no pudieras porque le haremos una cara nueva a golpes, hasta dejarlo por muerto. Maldita sea su estampa.”

Como la mayoría  de las primeras novelas, Thompson experimentó, buscaba su estilo y los temas que seguiría más adelante, se apoyó en los temas que vivía en primera persona para darle la estabilidad que necesitaba y conseguir una buena novela pero que todavía estaría lejos de sus grandes creaciones. Eso, sí es indudablemente interesante, a la luz de su biografía, para entender parte de vida del autor, imprescindible para entender el devenir de su literatura.

Los textos de estas dos obras  provienen de la traducción del inglés de Antonio Padilla de “Libertad condicional”y “Aquí y ahora” de Jim Thompson para RBA.

Asesino-Burlon-Jim-ThompsonPara acabar, una obra, “Asesino Burlón” de la que solo tenemos una edición en España, la de Libro Amigo Policíaca de ediciones B del año 1988; una obra que no ha sido reeditada y es prácticamente inencontrable y donde encontramos una de sus cimas, sin lugar a dudas; encuadrada en su “época dorada” de creación y que entraría en la categoría de sus psicópatas a nivel de los ya mencionados de “Asesino dentro de mí” o “1280 almas”, la novela no solo se queda en esta caracterización psicológica que,  ya de por sí, supone un logro; en las primeras páginas el propio Jim Thompson nos da pistas sobre lo “especial” que puede llegar a ser:

“-Bueno… sí –asentí-. Sí, es algo mío. Una especie de melodrama que estoy escribiendo en torno a los crímenes del Asesino Burlón. Supongo que confundirá por completo al lector de novelas policíacas, pero tal vez lo que necesita es precisamente que lo confundan. Quiza su sed de diversión lo lleve al terrible trabajo de pensar.”

Clinton Brown, el periodista del Clarion, es el epítome de psicópata que tan bien desarrolló Thompson, “la enfermedad” de Lou Ford en esta ocasión es un “doble sentido”, el juego de dicotomías refleja a la perfección este doble sentido, esta división de la personalidad que altera a nuestro protagonista; de fondo, como en otras obras, la guerra y más concretamente, la castración, con unas connotaciones ciertamente esclarecedoras:

“En ese momento estaba comenzando a sentir ese peculiar doble sentido que se me había manifestado con creciente intensidad y frecuencia en los últimos meses. Era una mezcla de calma y ansiedad, de resignación y rechazo furioso. Simultáneamente, yo deseaba emprenderla a golpes contra todo y no hacer absolutamente nada.”

El caso es que el propio Clinton (Brownie para los conocidos) ve en Lem Stukey, el jefe de detectives su “doppelganger”, ese contrario que es la extensión inconsciente de su personalidad escindida, “un hijo de puta” en sus propias palabras:

“Tal vez esté equivocado –me he equivocado con tantas cosas-, pero no recuerdo haber oído hablar jamás o conocido a un hijo de puta que no se las arreglara perfectamente bien. Estoy hablando, entiéndase bien, de verdaderos hijos de puta. De la variedad A, de doble destilación y calentada al vapor. Coges a un hombre así, un hijo de puta que no lucha contra ello –que sabe lo que es y se entrega de cuerpo y alma- y realmente tienes algo. Mejor dicho, él tiene algo. Él tiene todas las cosas que tú no puedes tener, como recompensa por no ser un hijo de puta. Por no ser como Lem Stukey, el jefe de Detectives del Departamento de Policía de Pacific City.”

Como comentaba anteriormente, esa castración, ocasionada por las consecuencias de la guerra le llevará a elegir entre sus víctimas a tres mujeres,; a la hora de matar a su exesposa seguimos comprobando, en una escena cargada de violencia, la caracterización de la personalidad de Clinton, esta vez unida al mayor vicio de Thompson, el alcohol:

“-No –dije-. No puedes y no lo harás.

Y estrellé la botella contra su cabeza.

Me quedé mirándola, mientras mi cabeza navegaba y yo me tambaleaba lentamente sobre mis pies. La humedad y el esfuerzo y la larga conversación me estaban desembriagando, y cuando estoy sereno me emborracho. Más borracho de lo que podría ponerme cualquier cantidad de whisky.”

Según va cometiendo asesinatos, va perdiendo el sentimiento de culpa ante las consecuencias de sus actos; la desesperación de sus actos perturbados le llevará a justificar sus actos de la manera más infame; su desequilibrio le lleva a crear un mundo de acuerdo a sus ideas, un mundo inconscientemente influido por el trauma de su castración:

“El problema me perturbaba solo de una manera muy lejana: bueno-debería-sentirme-avergonzado. En realidad, no sentía ninguna culpa. Con Ellen sí. Lo lamentaba sinceramente en el caso de Ellen. Y, ciertamente, lo sentía mucho más en el caso de Deborah. Pero no me asaltaba ningún remordimiento en el caso de Constance. Ella no hubiese continuado viviendo como ellas lo hubieran hecho, de no mediar mi intervención. En Constance no había vida, solo flema y avaricia, ¿y cómo se puede quitar la vida cuando no existe?” 

En este mundo nada es lo que parece, el sorprendente final, del que no hablaré, nos revela la subversión de la propuesta, lo enrevesado de la situación, ese maestro que es el gran Jim Thompson en una de sus propuestas más arriesgadas y posiblemente peor entendidas.

Los textos provienen de la traducción del inglés de Gerardo Di Masso para “Asesino Burlón” de Jim Thompson.

“Muerte en el bosque” de Sherwood Anderson. El placer de la narración corta

muerte_bosqueDe la introducción de Miguel Ángel Martínez Cabeza sacamos dos características esenciales a la hora de afrontar esta recopilación de cuentos cortos que nos trae la editorial Traspiés, en primer lugar:

“Anderson reunió casi todas su narrativa breve en tres volúmenes: “The triumph of the egg” (1921), “Horses and men” (1923), y “Death in the woods and other stories “(1933). […] El presente volumen comprende los diez cuentos que quedaban inéditos de “Death in the woods”, con una nueva traducción del relato que da título al volumen, y dos cuentos más también inéditos, de los mejor considerados por la crítica entre los relatos dispersos: “La siembra del maíz” y “La esposa.”

Esta recopilación de 1933 es muy posterior a su influyente ciclo de relatos cortos “Winesburg, Ohio” (1919); quiere esto decir que, aunque intentemos buscar hilos conductores que unan las historias, la idea inicial del escritor no fue esa; ya que el único “ciclo” que hizo fue, el anteriormente mencionado, desgranado en mi crítica. Por otra parte:

“El lector deberá juzgar por sí mismo esta colección, pero una citas del poeta Hart Crane sobre Sherwood Anderson puede darle algunas claves: ” de sus párrafos y páginas surge un lirismo, deliberado y ligero, como unas semillas de algodoncillo que se elevan buscando el sol… (Anderson) carece de sentimentalismo y tampoco pretende ofrecer soluciones pero tiene una humanidad y una sencillez que desconciertan por su profundidad y capacidad de insinuación…”

Con esta descripción nos podemos hacer una idea de cómo son las historias de Anderson: alejadas de efectismos finales y más cercanas a la realidad, a la caracterización psicológica de los personajes inmersos en lo cotidiano. Todo esto está presente en el primer cuento, el homónimo, en la descripción de la muerte de la anciana:

“Bien, ya estaba muerta. Les había dado de comer a los perros de los Grimes cuando estaba viva, ¿y ahora qué?

Tenía el bulto en la espalda, el saco con el trozo de cerdo salado, el hígado que le había dado el carnicero, los despojos para los perros y los huesos para sopa. El carnicero del pueblo, dominado de pronto por un sentimiento de compasión, le había llenado el saco hasta arriba. Aquello había sido un gran botín para la anciana.

Ahora era un gran botín para los perros.”

Lo efímero de una vida cualquiera, en este caso de la anciana, su generosidad en vida servirá tras su muerte como tesoro para alimentar a los perros igualmente. Afrontar la muerte se convierte para los narradores, los dos hermanos, en un avance en su persona, un relato de formación a pequeña escala:

“No parecía vieja, echada allí bajo aquella luz, congelada e inmóvil. Uno de los hombres le dio la vuelta sobre la nieve y lo vi todo. Mi cuerpo se estremeció en una extraña sensación mística el igual le paso a mi hermano. Puede que fuera el frío. “

En “Como una reina” asistimos a un momento tan aparentemente sencillo, tan simplemente cotidiano, como puede ser el descubrimiento del amor, de la belleza de una persona, basta un simple destello, instantáneo para darse cuenta de ello; Anderson lo refleja de manera realista pero no exento de un cierto lirismo, un poco subterráneo, sin efusividad, aun así somos perfectamente conscientes de la belleza de la situación:

“Pero yo estaba hablando de la belleza de la gente, lo extraña que es, como aparece, desaparece y reaparece.

La vi fugazmente en Alice aquella noche.

[…]

Iba caminando por el claro iluminada por la luna como una reina, tal como decía aquel amante suyo que solía cruzar la habitación o el escenario.

[…]

Me enamoré de ella, locamente, durante un instante.”

En “La esposa “, curiosamente, sí que asistimos a una declaración de principios, él mismo describe su prosa: qué es la literatura si no una forma de hablar, de describir el ánimo, las pequeñas historias de la gente:

“Cuando tenía la pluma en la mano me volvía mudo”, declaraba. Qué tontería. Cuando me fui del lugar el doctor solía escribirme largas cartas. Todavía lo hace a veces, pero no muy a menudo. Las cartas son relatos maravillosos de sus estados de ánimo ciertos días, cuando recorre en coche la región, y hay descripciones de los días, los días de otoño, de primavera… Lo lleno que esta se sentimientos verdaderos… Lo profundo  y auténtico de su conocimiento… Pequeñas historias de la gente, sus pacientes. Se olvida de lo que escribe. Las cartas son como si hablara.”

El colofón a la antología lo pone el magnífico “En un lugar extraño” donde plantea una premisa muy diferente: salir de lo cómodo, ir a sitios donde eres un desconocido:

“Y por eso paseo por lugares desconocidos como este. Sueño. Tengo fantasías. Ya he salido antes a la calle, he recorrido varias calles de este pueblo. Ha despertado en mi un pequeño caudal de fantasías nuevas, reunidas alrededor de vidas desconocidas, y mientras caminaba siendo un desconocido, andando despacio con un bastón, parándome a mirar el interior de las tiendas, por las ventanas de las casas y los jardines, he provocado en otros esa misma sensación que yo he tenido.“

Esta deslocalización de nuestros lugares comunes funciona a dos niveles, como formación literaria y personal; es esto lo que consigue que nos abramos, que sintamos la epifanía de un crecimiento en nuestra personalidad o de nuestras facetas artísticas.

Anderson, con esta aparente naturalidad, consigue forzar el que abandonemos lo rutinario para sumergirnos en la fluidez de su prosa. Un placer leer a  un escritor diferente, un escritor que, particularmente, me subyuga sin remedio.

Introducción y Traducción de los textos del inglés de Miguel Ángel Martínez Cabeza  de “Muerte en el bosque” de Sherwood Anderson para editorial Traspiés.

Patricio Pron: dos facetas del mismo autor. La controversia de una opinión.

nosotroscaminamosEsta reseña sobre dos obras del argentino Patricio Pron puede resultar incoherente en sí misma, incluso contraproducente para el mismo autor. Coincide que el joven escritor acaba de ver publicadas dos obras de carácter muy diferente y que nos revelan dos facetas de su creación artística; además, las dos obras han sido publicadas por editoriales diferentes y con motivos distintos. Ciertamente, ambas me han producido sentimientos encontrados que pasaré a describir.

“Nosotros caminamos en sueños” (publicada dentro de Penguin Random House Mondadori) nos trae al Pron novelista dedicándose a lo ficcional; se trata de una sátira posiblemente relacionada con la guerra de las Malvinas, pero extrapolable por extensión a cualquier guerra. Y esto es así porque, más allá de lo geográfico, todo lo que va apareciendo lleva un hilo conductor detrás subyacente:

“Quisiera presentar una queja, señor”. “Yo también lo haría si fuera usted –respondió el Capitán Mayor observándolo, y preguntó-: ¿De qué se trata?” “Quisiera dejar constancia de mi desacuerdo con esta guerra, señor”, dijo Zinovy Rozhestvensky. “¿Por qué soldado?”, quiso saber el Capitán Mayor. “¡Porque es peligrosa, señor!” Usan armas de verdad, no de juguete. Quizá hasta usen también tanques y aviones. ¡Alguien puede ser lastimado! Mejor nos marchamos de aquí de inmediato”, propuso. “¡Pero si no ha estado en la guerra ni un día!, dijo el Capitán Mayor. “¡Un día es más que suficiente! ¡Mejor me voy antes de que me maten!”

Me ha sorprendido gratamente la vena humorística del autor, no voy a negar que en ciertos momentos, por lo absurdo de las situaciones planteadas me arrancó la sonrisa; el problema es que, para el público español, este libro traerá reminiscencias de los monólogos del humorista Gila, no sé si el autor lo intentó conscientemente o ha salido involuntariamente pero, más de uno y de dos, recordarán al humorista:

“¿Quieres decir que solo actuaremos como personas responsables y ganaremos la guerra si continuamos bombardeándolos?”, pregunté. “En principio sí –me respondió-, pero no es que los bombardeemos a ellos sino que ellos nos bombardean a nosotros y no es que así ganemos la guerra sino que ellos la pierden y no es que así actuemos responsablemente sino solo de forma de no ser considerados irresponsables”, dijo. Una vez más, me pregunté si Morin solo quería confundirme con algún oscuro propósito, o si también él estaba confundido”

No pierde la oportunidad Patricio de utilizar el texto como reflexión del oficio periodístico y de las injerencias del Estado en la libertad de prensa, un tema siempre actual, nos encontremos en la época que nos encontremos.

“¿Qué te ha parecido?”, preguntó Morin. “Una basura: tú sabes que no fue así cómo sucedió”, respondí. “Verás, El Nuevo Periodista solo escribe lo que le piden”, le defendió Morin. “¿Sólo escribe lo que le piden? Lo dices con toda naturalidad, como si dijeses: “El Nuevo Periodista pesca con mosca”. “Es que El Nuevo Periodista no pesca con mosca: solo escribe lo que le piden. Eso es lo que te estoy diciendo”, insistió Morin.”

Lo que no nos puede hacer olvidar el leit motif, el alegato antibelicista, el sinsentido de la guerra:

“Me pareció una objeción razonable y no puse reparos, pero luego pensé que aún había una pregunta por hacer. “¿Quién se beneficia con todo esto?” pregunté. “Nosotros”, respondió Morin rápidamente. “¿Quiénes somos nosotros?”, volví a preguntar, y tuve la impresión de que me había pasado toda la guerra haciéndome esa pregunta.”

A pesar de que, en mi caso no resulte tan estimulante, por el uso de los lugares comunes que ya han visitado tantos autores antes que él y porque, no nos engañemos, no me seduce la forma de expresarlo; tengo que reconocer que esta obra es más fácil de recomendar a un lector común; Pron utiliza muchas referencias literarias pero lo hace de una manera lo suficientemente sutil para no agobiar ni entorpecer la historia.

el-libro-tachado-9788415832287Muy diferente es, sin embargo, la segunda obra: “El libro tachado”, publicado por Turner. El Pron ensayista es considerablemente más interesante para un servidor por mi bagaje personal, aunque, desde luego, estimo que lo que trata el argentino puede resultar poco amigable para el lector habitual; la profusión de notas al estilo del inimitable David Foster Wallace, la multirreferencialidad y el uso de conceptos que conllevan una cierta reflexión y significados ambiguos son caballos de batalla para la interesante aunque dificultosa narración.

En parte de la sinopsis editorial encontramos latente la ambición del autor:

“Y hace falta reflexionar a fondo sobre el futuro de la literatura, y sobre lo que nos enseñan los libros que no tenemos en la estantería: los censurados, tachados, quemados, prohibidos. Los que no escribieron los autores silenciados, bloqueados, dementes o suicidas. Y, con perdón, los que se plagiaron, se piratearon o se robaron. Este libro tachado no pretende ser una historia de la literatura, pero es la historia que un lector no puede dejar de leer.”

Por un lado, una historia de la literatura a través de los libros que no tenemos en nuestra estantería, lo mejor del libro sin lugar a dudas, además de resultar lo más original/creativo; por otro lado, una reflexión al presente-futuro de la literatura, donde asistimos al discurso corporativo editorial, ya habitual y poco enriquecedor, que desmerece el resto de la obra.

Centrémonos en la primera parte con algunos de sus destellos, los mejores del escritor en opinión de un servidor; tomando como base a Barthes y “la muerte del autor” y a Foucault (¿Qué es el autor?), este hilo conductor es la trama que sustenta su reflexión histórica libresca; en este marco la trayectoria del Ouvroir de Littérature Potenttiele se reveló como determinante al llegar casi a definir una topografía literaria tras las consecuencias de “La muerte del autor” barthesiana:

“Con su trayectoria, el Ouvroir de Littérature Potenttiele llamó una vez más la atención sobre el hecho de que toda literatura se construye con la ayuda de procedimientos y mediante la adhesión a formas que determinan qué se puede decir y cómo, evitando así la dispersión y la proliferación que se producirían si el autor careciera de un marco. A su vez, al sistematizar las restricciones pasadas y crear otras nuevas, el OuLiPo se acercó quizá de manera involuntaria a la consecución de un objetivo largamente acariciado por algunos: el trazar un mapa topográfico de la literatura y acotar un repertorio de posibilidades que permitiera seguir escribiéndola incluso tras la “muerte del autor” y de la literatura como productora de sentido.”

La idea de los libros que han desaparecido como parte de la historia literaria nos trae ecos, en este caso de su fragilidad; de hecho la cultura, en épocas de crisis es lo que sufre más, es lo que primero se abandona:

“Todos los libros destruidos y quemados y los textos jamás escritos e incluso los ilegibles son el reverso necesario de la literatura que nuestra cultura ha preservado: le sirven de trasfondo pero también de advertencia sobre su propia fragilidad.”

Lo que nos lleva igualmente a esos autores que no han existido, y a los autores ficticios (falsificados) o incluso a aquellos que colaboran entre sí, una variante avanzada de esa “Muerte del autor”:

“Aunque lo primero que viene a la mente al pensar en escritores que no hayan existido nunca es la ingente cantidad de autores ficticios resultado de la práctica de la falsificación literaria, el hecho es que también se produce un tipo de “muerte de autor” en el momento en que cesas la colaboración. “

En el capítulo de falsificadores aparece uno de esos conceptos, el de las misery memoirs, tan en boga en la actualidad y que, posiblemente, no dejarán de estarlo nunca debido a la búsqueda empática del lector como:

“Las misery memoirs son obras literarias cuyos autores y editores promocionan y comercializan apelando a ciertas estrategias editoriales y a la inclusión de unos paratextos que inducen a los lectores a creer que se trata de relatos autobiográficos; como su nombre indica, a menudo estos textos narran historias personales terribles -abusos sexuales, drogadicción y persecución política o religiosa son tres de sus temas más recurrentes.”

A partir del capítulo dedicado a los anónimos, ya encontramos un avance de lo que comentaba al principio relacionado con la red:

“No es casual, por supuesto, que la práctica de la publicación de obras literarias de forma anónima y la publicación de pseudónimos realmente impenetrables haya desaparecido casi por completo -con la excepción de la red, donde prolifera como garantía necesaria para la práctica del insulto y de la difamación-, ya que las empresas que comercializan literatura no tienen como objeto la venta de libros sino la de autores.”

Lo curioso de este argumento es que desacredita parte de lo leído, ya que “la muerte del autor” no se ha producido más que para la crítica, de hecho, fue el desencadenante que ha servido para el desarrollo de otras perspectivas críticas posteriores. No nos engañemos, los lectores de hoy en día siguen buscando, la mayoría, autores, aunque pueda haber otras causas de elección que, evidentemente, se producen, y que no son el objetivo de este texto.

Lo que me hizo gracia es que olvide el uso de los pseudónimos como parte de estrategia comercial actualmente, solo tenemos que ver los casos de King como Richard Bachman (que cita) y el de Joanne K. Rowling (como Galbraith) o el de Banville/Benjamin Black, para enseguida centrarse en el uso de esto en las redes para difamar e insultar… procedimiento habitual de “trolls” pero desde luego no estamos ante un comportamiento general.

Esto, de todos modos, es un aperitivo ante lo que aparece en el infame “Crisis”, donde nos encontramos la habitual demonización de la red predicada por editores/editoriales  y mayorías de autores en consonancia con políticas editoriales, Pron, emparentado con Penguin Random House Mondadori, dominadora junto con Planeta de la mayoría del sector editorial español, no desentona en su discurso “progresista” con peroratas como la siguiente:

“La publicación en la red que ha sido considerablemente facilitada en los últimos tiempos mediante la popularización, la simplificación y el abaratamiento de la tecnología de diseño de páginas web y la existencia de plataformas para la creación gratuita de blogs, presenta dos tipos de problemas. El primero está relacionado con la tecnología misma, que, en primer lugar, dificulta notablemente la lectura de textos extensos –ya que estos carecen de materialidad y “desaparecen” de la vista a medida que son leídos en pantalla-; en segundo lugar, ha reducido a mínimos el tiempo que se requiere para acceder a la literatura pero no ha podido acelerar la velocidad con la que esa literatura debe ser leída, que sigue siendo baja; y, en tercer lugar, convierte en simultáneas las actividades no simultáneas de leer y opinar sobre lo que se lee, entre las cuales ya no media la reflexión. El resultado es un tipo de comunicación literaria en la red principalmente superficial, con notables y muy valiosas excepciones. El segundo de estos problemas está vinculado con el hecho de que la multiplicación de blogs y páginas webs personales en los últimos años –por lo mencionar la dispersión de los contenidos literarios en redes sociales y su reducción empobrecedora en los ciento cuarenta caracteres de una de las redes más populares del momento- ha conducido paradójicamente a la reducción de su visibilidad, así como a su pérdida de interés y atractivo, lo que queda de manifiesto, por ejemplo, en la reducción de visitas y comentarios en los blog literarios en los últimos tiempos.”

Dos focos principales tiene este discurso, el primero, el de las “limitaciones de la tecnología” para la lectura, parece que dificulta la lectura de textos largos, no ha favorecido el aumento de lectura y, infierno de los infiernos, convierte en simultáneas la opinión y la propia lectura. Tienen gracia “las limitaciones”, lo que no tiene tanta gracia es que obvie lo que la tecnología ha favorecido para el fomento de la lectura: accesibilidad de libros a través de ebook que supone ahorro en espacio y coste, compartir impresiones con otros lectores al mismo tiempo que se lee que fomenta clubes de lectura y que ayuda a que se puedan leer más obras y profundizar en ellas conjuntamente; olvida (conscientemente imagino) una dimensión social posible gracias al fomento de redes de lectura sociales que ofrece la tecnología y olvida (igualmente) que, comentar impresiones iniciales no tiene por qué ser óbice para que haya reflexión posterior sobre la obra que se está leyendo.  Pero, claro, queda mejor decir que todo lo que se hace en la red es SUPERFICIAL (con “notables y valiosas excepciones”… para no generalizar, jaja)

El segundo foco es, como no podía ser de otra manera el aumento de blogs y webs que no valen para nada y que ensombrecen los contenidos literarios que él considera rigurosos, (posiblemente su grupo de amigos, porque ya sabemos los que llevamos ya tiempo en esto, cómo se ayudan entre estos amiguetes, aunque nadie les lea por su deliberado cripticismo), y, cómo no, twitter, y su dispersión literaria. No digo que haya parte de razón en su argumento, dispersión y twitter se convierten en pleonasmo por definición natural de la red social y es cierto que hay muchos blogs que carecen de valor crítico. El problema es que estos blogs, incluso aquellos que solo digan que los libros son bonitos por la portada, tienen muchos lectores detrás, en algunos casos, como los de literatura juvenil, miles de lectores y no son despreciables; más bien, busquemos lo positivo y utilicemos lo bueno de ellos: el fomento de lectura, el juego de afinidades que se da entre blogs y lectores, te da una idea de dónde quieres ver tu libro reseñado y eso, le guste o no a Patricio, es evidente y MUY utilizable por cualquier editor con dos dedos de frente.

Más adelante, por si no nos queda claro vuelve a redundar en el segundo foco, el ninguneo de la posible “crítica” que pudiera surgir en espacios literarios ubicadas en esa diablura que es la red:

“En ese sentido, ninguno de los espacios en la red en los que se pone de manifiesto este tipo de “crítica” es interesante por sí mismo, sino sólo como síntoma de una enfermedad más general -y posiblemente más grave que la calumnia, que ya es grave -, que es la fosilización de la forma en que leíamos en el pasado y la inexistencia aún de algún tipo de alternativa.”

A lo mejor la alternativa es no anclarse en el pasado y mirar hacia delante aprovechando lo que está pasando, es inevitable y no se va a frenar, ¿no será mejor subirse al carro y aprovecharlo? ¿llevarlo a tu terreno?

Como parte de esta enfermedad, siento mucho haber hecho esta crítica que, posiblemente, no satisfaga al autor, es lo que tiene, estar involucrado en estas “odiosas” redes de internet.

Lástima esta parte final de un libro que resulta muy estimulante en sí mismo. Dos propuestas diferentes y, la verdad, que invitan a una reflexión.

También leo novelas juveniles: Proctor, Moriarty, De Sastre y Agatha

el-doctor-proctor-y-el-fin-del-mundo-o-no-9788424651671Siempre me ha gustado leer de todo, pero es bien cierto que desde que nació Alejandro tengo aún más interés en literatura infantil y juvenil. Hoy traigo una selección con recomendaciones y una no-recomendación para niños que suelen ir de diez años en adelante; bueno, excepto el de Agatha Mistery que pueden leerlo niños de menor edad, más infantil.

El primero sobre el que quiero hacer énfasis es una serie de la que me bajo por el motivo que os voy a exponer. Esperaba mucho más de la serie infantil del escritor noruego Jo Nesbo, mucho más conocido a nivel internacional por las novelas negras que protagoniza Harry Hole; sobre todo porque la serie policíaca atesora gran calidad.

El tercer libro de la saga infantil del Doctor Proctor se titula “El doctor Proctor y el fin del mundo. O no” de Jo Nesbo y vuelve a tener las feístas pero divertidas ilustraciones de Per Dybvig (aunque esta vez en blanco y negro). Ya comenté mis impresiones sobre la primera entrega por aquí  y sobre la más compacta segunda parte. Esta tercera parte, por el contrario, vuelve a las andadas y denota un mal gusto que me va  a obligarme a descolgarme de la serie.

La idea potencial es muy interesante y divertida. Darse cuenta de que llega el fin del mundo (o no) por las faltas de ortografía que se cometen es bastante educativo:

“-Y ayer mi padre dijo quería, en vez de querida. Y mi madre dijo preparao en vez de preparado y olvidao en vez de olvidado. ¿Eso no son errores de pronunciación?

-Puede ser una casualidad –dijo Tapón-. Puede que se les escapara la D. Quizá tenían un mal día, digamos.

-Pero piénsalo –insistió Lise-. ¿No te has dado cuenta de que en los últimos días todo el mundo está pronunciando mal?”

El uso de unas criaturas como los camaleones lunares como enemigo primordial también tiene su gracia.

“-Página trescientos quince –dijo, y empezó a citarla de memoria-: “Nadie sabe dónde se meten los camaleones lunares cuando están en la Tierra, pero se sabe que evitan la luz del día. Si tuvieras la mala suerte de ver un camaleón en pleno día, significaría que se está fraguando algo horrible. Algo superhorrible en verdad. Algo ultragigasupermegahorrible, para ser más exacto. O para ser absolutamente exacto del todo: el fin del mundo.”

E incluso que la música se convierta de nuevo en solución al problema no deja de tener su su aquel, sobre todo porque lo hace a través de las canciones de los Beatles:

“Y la banda de música más extraña que jamás haya tocado en un sidecar, no se hizo de rogar. Lise tocaba el clarinete, la señorita Strobe aporreaba un piano de juguete, Janne tocaba la tuba, Beatrice el saxofón, el papá comandante pulsaba una guitarra con dos cuerdas rotas, la mamá comandante tocaba un flautín, Truls y Trym el redoblante y la hermana de Tapón le atizaba al bombo mientras su madre gritaba tan alto, feo y desafinado que los turistas de la plaza, boquiabiertos, se llevaban las manos a las orejas: 

-¡Silovyuyeyeye! ¡Silovyuyeyeye!”

Si solo os hubiera puesto estos textos diríais que la crítica es positiva; sin embargo en la parte final ocurre una escena, que no pienso relatar, que denota un mal gusto brutal, y, desde luego, la carga de contenido sexual de dicha escena y sus implicaciones de fondo, no parecen los contenidos más adecuados para el público al que está dirigido. En este caso tengo que desaconsejar totalmente su lectura para niños. Un adulto lo puede leer pero tampoco es que la trama le vayaa seducir, volvemos a las simplicidades sin estar demasiado bien realizadas. Nesbo con esta serie está en modo de escritura automático, no dudo de que esté consiguiendo muchas ventas aprovechando al público dirigido pero, sin duda, no parece lo más apropiado. Una pena. Seguiremos, eso sí, la fantástica serie de Harry Hole.

Los textos provienen de la traducción del noruego por Cristina Gómez-Baggethun.

EL JOVEN MORIARTY Y LA PLANTA CARNIVORAMucho mejor, afortunadamente, es el segundo libro de Sofía Rhei que narra las aventuras del archiconocido enemigo de Sherlock  Holmes en su versión juvenil: “El joven Moriarty y la planta carnívora”, acompañado de nuevo por las buenas ilustraciones de  Alfonso Rodríguez Barrera.

Si bien no conecté con el primer libro del joven Moriarty, en este caso la historia está muy bien llevada desde el principio y empezamos a ver los rasgos maquiavélicos del joven enemigo, hay una buena caracterización del peligro potencial que devengará en el futuro:

“Siempre pasaba lo mismo. Si Arabella corregía sus errores idiomáticos, a Frau Weiss le parecía muy bien. Si era yo quien lo hacía, se ponía como una hidra. Todo el mundo nos trataba de manera muy diferente. Y no era justo. Algún día las cosas cambiarían.

Lo tenía tan claro como que mi nombre era James… James Moriarty.”

De hecho alguna introspección nos revela una cierta poesía al imaginarse los lugares más oscuros donde cometer fechorías que resulta ciertamente inquietante:

“Cerré los ojos y sonreí, imaginando lo fabulosa que podría ser esa mazmorra. Tendría las paredes de piedra cubierta de musgo y líquenes, con un montón de insectos y de ratas que me harían compañía. Yo descubriría un pasadizo secreto que conduciría a unas catacumbas abandonadas, llenas de cráneos y ratas aún más grandes, con el pelaje blanco por no haber recibido jamás la luz del sol. Y entonces oiría un goteo sospechoso, y llegaría a un río subterráneo, y entonces…

Las palabras de la señorita Godard interrumpieron mi agradable ensoñación…”

Hablando con Leonora de casos de policías, definitivamente, empezamos a ser conscientes de por dónde van a tirar las apetencias de nuestro joven protagonista:

“-Estoy orgullosa de lo listo que es usted, señorito James. Algún día podría llegar a ser un gran policía.

Yo fruncí el ceño. No estaba seguro de que me apeteciera ser policía. La verdad era que cuando alguien me contaba historias de crímenes no podía evitar sentir más simpatías hacia aquellos que se atrevían a desafiar a la ley… los que hacían lo que les daba la gana en lugar de seguir las reglas establecidas. Los que conseguían hacer trampas sin que nadie les pillara.” 

Estupendo el trabajo, tanto en la trama como en la caracterización, además de tener el inevitable cameo que no quiero desvelar pero que está realizado con una escena llena de sutilezas para los conocedores del canon. Espero con verdaderas ganas la siguiente entrega de sus aventuras.

desastre-total-2_mira-lo-que-has-hecho_stephan-pastis_libro-MONL173Y la joya de la corona, nuevamente, es la segunda entrega de las historias de Timmy De Sastre y su oso Total, en “De Sastre & Total 2: Mira lo que has hecho” de Stephan Pastis con las divertidísimas ilustraciones del autor. Ya hablé de la primera magnífica entrega por aquí  y esta segunda vuelve a redundar en los elementos que suponían un triunfo.

Timmy De Sastre, nuestro simpar investigador, no necesita abuela, es el mejor investigador, sin lugar a dudas:

“Me siento tentado de hacer valer mi rango. De revelar quién soy.

Es un nombre tan reconocible que enseguida sabría que soy el fundador, presidente y consejero delegado de la mejor agencia de detectives de la ciudad y probablemente del estado. Puede que hasta de toda la nación.”

Aunque como el lector bien sabe, las investigaciones rozan el ridículo más espantoso,y ahí está una de las claves; este nivel autoconsciente, es perfectamente perceptible por el lector, y contribuye a que nos saque más de una sonrisa cuando resuelve cada uno de sus casos, ya que siempre se equivoca.

Pastis es muy original a la hora plantear los peligros que pueden fastidiar a nuestro héroe; de hecho, lo podemos ver, sobre todo, al presentar a su némesis , que ya salía en el anterior libro, y a la que, en esta ocasión, le cambia el nombre, aunque sea perfectamente reconocible de nuevo.

“Un empleado SOLO puede activar la alarma si se da uno de los dos casos siguientes de peligro mortal:

1. Se va a acabar el mundo.

2. Ha aparecido la CALZONA

CALZONA significa:

Cruel

Aficionada a

Los

Zarpazos

Ominosos y

Nunca

Amables.”

Capítulos cortos, que empiezan con reformulamientos conocidos como “Accidental, querida Escurri” o “Crónica de una falacia anunciada”, mucho buen humor, dobles sentidos, resoluciones chapuceras y la ternura de sus personajes nos vuelven a traer un libro para disfrutar tanto pequeños como adultos por todas sus posibilidades de lecturas. Qué disfrute, la verdad.

Los textos provienen de la traducción de Isabel Llasat

agatha-mistery-5-asesinato-en-la-torre-eiffel-9788424641757¡Bola Extra!: No me gustaría acabar sin una mención a la obra de Steve Stevenson y sus historias de detectives con claro aire holmesiano  y que he podido descubrir gracias a el “Asesinato en la Torre Eiffel” con las ilustraciones de Stefano Turconi.

De la presentación de la editorial la Galera podemos inferir los ingredientes:

“Aspirante a detective con un olfato extraordinario, rueda por el mundo con el chapucero de su primo Larry, su fiel mayordomo y el gato Watson para resolver los misterios más intrincados”

Nueva reescritura del mito que aprovecha para presentar elementos distintos, como una protagonista femenina, Agatha Mistery, con un olfato detectivesco del nivel de nuestro ya conocido detective, pero más afable que este, y con una familia que ayuda y colabora en sus casos. Hay una novela de formación de fondo y cada entrega se ambienta en un lugar del mundo distinto, con lo que añade exotismo y conocimiento de otras culturas. Si la trama, sin ser compleja, no toma por tontos a los lectores, estamos ante una más que recomendable serie para niños, un sano entretenimiento para recomendar.