Revenge, el folletín del siglo XXI.

En el último capítulo de la anterior temporada de “Revenge”, “Reckoning”, había un momento en el que Nolan (Gabriel Mann) y Emily (Emily VanCamp) estaban secuestrados por el siniestro hombre del pelo blanco (James Morrison), los dos aparecían encadenados y sin solución aparente; en ese momento Ems era capaz de sacar un fino alambre de su jersey y, cual escapista, o como James Bond mismamente, se quitaba las esposas y las de su amigo Nolan. Es en ese momento en el que Nolan exclama “I am not worthy”, en sus palabras se hicieron eco las mías: “We are not worthy” (“No somos dignos”) de tener una serie como esta.

“Revenge” toma como punto de partida la novela de Alejandro Dumas “El conde de montecristo”: la protagonista Emily Thorne, vuelve a “The Hamptons”, una comunidad costera de familias ricas dominada por la presencia de la omnipotente familia Grayson encabezada por Victoria (interpretada primorosamente por la recauchutada y convincente mala-malísima Madeleine Stowe). Su objetivo será vengarse de aquellos que hicieron que su padre David Clarke muriera después de ser encarcelado por un delito que no cometió. Como ayuda tendrá la herencia de su padre, una caja con la información necesaria para saber lo que ocurrió y que le pasa su, a partir de ese momento, amigo Nolan Ross.

La idea era de un atractivo insultante, ya que daba la impresión que el creador de la serie, Mike Kelley, pensaba hacer un procedimental en el que en cada episodio se vengaría de una  de las personas que ella identificara como culpables gracias a la caja, y esto era así en los primeros episodios, pero, ¿se podría conformar con esto? Qué va, al final se olvidó de lo repetitivo para intentar crear una trama constante y que se  mantuviera episodio a episodio; y esto durante los 22 episodios de esa primera temporada, nada menos, más en la tradición de folletines clásicos como “Dinastía” o “Falcon Crest” pero añadiendo aún más.

Todo puede suceder, es un “mindfuck” que no busca mantener una verosimilitud, ni falta que le hace, sino descompensar, desestabilizar todos y cada uno de los personajes mediante tramas y subtramas con recovecos aparentemente imposibles, un juego en el que la tensión está presente en todo momento, donde cada “cliffhanger” al final de un episodio lleva a otra locura en el siguiente, donde los dos personajes enfrentados, Emily y Victoria, desbordan personalidad y carisma en cada fotograma, sobre todo en el caso de la malvada matriarca de los Grayson; los conprimarios no van a la zaga en cuanto a presencia, todos tienen su momento en el puzzle que se ha formado, no hay descanso, y todos los que han entrado en ella lo agradecen porque el resultado es muy adictivo y la convierte, sin lugar a dudas, en la mayor sorpresa del mainstream norteamericano, la primera serie que veo siempre; máxime ahora que ha empezado su segunda temporada y de la que pongo la promoción a continuación:

 Baste decir que el capítulo de presentación es magistral, lo que podrían haber alargado “ad nauseam” lo han resuelto con dos golpes geniales, añaden nuevos personajes que dan nuevos bríos a las tramas ya establecidas, las situaciones límite vuelven a sucederse. En vez de limitarse a presentar la situación tal y como acabó, la presentan “in  medias res”, han pasado unos meses y han sucedido una serie de hechos que cambian el status quo, pero no necesitan recurrir a flashbacks continuos, no; se utiliza la misma narración y se van presentando pequeños detalles que completan la información que nos falta,  y manteniendo el pulso con lo que ya se ha hecho en capítulos anteriores. El resultado es un capítulo falto de linealidad, pero elegante en su construcción de los hechos y desde luego coherente con lo que pedimos a la serie: una obra maestra de la narrativa que eleva esta serie a lo que debería ser el folletín de nuestra generación.

Quiero hacer un último apunte sobre la serie y lo difícil que es venderla en nuestro país; en EEUU entraron, sorprendentemente, en el juego, y está teniendo unos ratings fantásticos y una audiencia consistente.

En España, es preciso hacer dos o tres puntualizaciones que suponen hándicaps para una serie de este estilo:

-Se valora especialmente el realismo, es decir toda serie que parte de una base que puede ser real tendrá más posibilidades de triunfar que una donde puede haber “fantasmadas” como tiernamente se las llama, es decir, es más fácil que pueda gustar “Homeland” (que me encanta igualmente, aunque por otros motivos) que “Revenge”, es una verosimilitud mal entendida, ya que nadie se puede creer tampoco lo que ocurre en la primera, por mucho que se esfuerce.

-Toda serie que lleve la palabra folletín asociada, a priori, se considera desde el punto de vista más peyorativo de la palabra, reduciendo el producto a un nivel más bajo que el de otras. Se habría vendido mejor si se hubiera establecido como una serie de espías, misterio o policíaca.

-Quizá un tercer punto a considerar es la apariencia de los protagonistas, que recuerdan a una serie como “Sensación de Vivir”, aunque esté muy alejada de esta en prácticamente todo, de hecho Tele 5, la cadena que la puso en España, vendió la serie de esta manera, limitando el público susceptible de verla; además de programarla en una absurda hora de la siesta (podría haber funcionado en un Prime time, como ocurre en EEUU).

Y eso es todo por ahora, esto es lo que hay; si esta base os gusta, a partir de ahora no hay más que diversión garantizada en cada episodio. Si no os gusta, afortunadamente tenemos muchas posibilidades donde elegir.