Contraluz (1): “La luz sobre las cumbres”

Como hasta ahora no tenía un espacio a mi medida, no me atreví a escribir nada sobre el gran Thomas Pynchon, cierto es que, además, cualquier cosa que diga se podría quedar pequeña ante la magnitud del huidizo y legendario escritor. De todos modos, con la lectura de mi último “Pynchon”, “Contraluz”, voy a realizar algo distinto, una reseña/comentario en varias partes.

“Contraluz” fue publicado en el año 2006 con el nombre de “Against the day” y fue publicado en España por Tusquets en el 2010 con el título que ya he mencionado y con traducción de Vicente Campos González. Como anécdota introductoria, me gustaría mencionar la nota sobre la edición que el traductor, respetuoso (y temeroso, o reverencial) pone al principio del primer capítulo de tan magna gesta.

“Se han respetado, hasta donde ha sido posible, las peculiaridades ortográficas, tipográficas y léxicas del autor: el uso intencionado de mayúsculas y cursivas, las expresiones en otras lenguas con grafía no siempre ortodoxa, y la toponimia de fuentes, tradiciones y épocas diversas. Se ha marcado siempre entre comillas simples (“) las palabras y expresiones que en la obra aparecen en español y cursiva. Como en el original, se ha evitado añadir notas explicativas al pie y traducir las expresiones de otros idiomas, así como la mayoría de los nombres propios.”

Está claro que es consciente de la dificultad de traducción de esta y así lo quiere dar a significar. Es evidente que lo ideal sería leerlo en su lengua original, y más en este caso, pero por falta de tiempo me limitaré a está traducción.

Estructuraré las reseñas/comentarios según los cinco capítulos que usa el propio escritor para dividir su voluminoso relato.

Así, el primero es “La luz sobre las cumbres”, como en su genial “Mason y Dixon”, el primer capítulo es el comienzo de un viaje, metáfora que usa con relativa frecuencia, aunque luego pueda subvertirla de su significado habitual de evolución. Lo que en aquella novela empezaba con una travesía en barco, aquí se realiza en un dirigible de descriptivo nombre “Inconvenience”, tripulado por los Chicos del Azar:

“Entre tan animadas exclamaciones, la aeronave de hidrógeno Inconvenience, con la góndola envuelta en banderitas patrióticas y una tripulación de cinco jóvenes miembros del famoso club aeronáutico conocido como los Chicos del Azar, ascendió con agilidad hacia la mañana y no tardó en aprovechar el viento del sur.”

La tripulación está formada por Darby Suckling, el “niño”, el comandante Randolph St. Cosmo y su segundo Lindsay Noseworth, el aprendiz Miles Blundell y el recientemente admitido Chick Counterfly, también está Pugnax, el perro lector, y al que todos entienden aunque solo farfulle. El dirigible y sus tripulantes se erigen como observadores de toda la historia que nos va a ir contando, nosotros mismos, a través de ellos, paradigma de las novelas de aventuras más clásicas, sentiremos la historia como nuestra.

Ya en este primer capítulo asistimos a la presentación de varios de los personajes principales que luego irán surgiendo en cualquier momento de la narración con especial atención a la familia Vibe (encarnada por el magnate Scarsdale Vibe, representante capitalista) y la familia Traverse que tiene en Webb al patricarca sindicalista.

Se puede ver en estos primeros momentos la escisión evidente de estas dos visiones del mundo, y se convierte en una de las ideas vertebradoras esenciales del texto, posiblemente como causa de las guerras que se producirán más adelante, ya que está ubicado temporalmente en 1893, casi principios del siglo XX.

“Tal vez el capitalismo decidió que ya no le hacía falta la vieja magia. Un énfasis cuyo desprecio intencionado no escapa a la atención de Merle. ¿Por qué preocuparse? Inventó su propia magia, y les va bien, gracias; en lugar de transformar el plomo en oro , podían exprimir el sudor de los pobres y convertirlo en billetes de banco, y así se guardaban el plomo para mantener el orden”

Esta oposición de contrarios se va a subrayar constantemente según avanzan las páginas, oposición que no sólo tiene lugar entre regímenes políticos, sino en todos los aspectos de la vida. Una de las imágenes que el genial escritor presenta antes del segundo gran capítulo es el paso de la luz a través del “espato de Islandia”:

“La luz normal al atravesar este mineral se dividía en dos rayos distintos, llamado “ordinario” y “extraordinario”, una propiedad que los científicos japoneses habían explotado para crear un canal suplementario de comunicación óptica allá donde la estructura de capas de la perla hubiera sido uno de los miles de diminutos cristales astutamente dispuestos.”

Esta dicotomía es aplicable no solo a este libro sino que está presente en toda la obra de Pynchon: la oposición de lo “ordinario” a lo “extraordinario” se puede extrapolar a la religión, la ciencia, la magia, la mística, a todos los aspectos de una realidad, la nuestra, fragmentada por el punto de vista de aquel que la observe. La falta de ideas absolutas deviene en una visión relativa de los acontecimientos según diferentes prismas, en este caso a través del “espato de Islandia”.

¿Está el escritor norteamericano tratando de mostrarnos que la realidad se construye con la complementariedad de estos contrarios? ¿O va a tomar partido de un punto de vista que él considera el más adecuado? Seguiremos con ello en la próxima crónica.

7 thoughts on “Contraluz (1): “La luz sobre las cumbres”

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    • Muy chulas las imágenes… muy pynchonianas de hecho.. podrían utilizarse para el ARco Iris y mucho más… no digamos Contraluz.
      Gracias!!
      ABrazos

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