“El muñeco de nieve” de Jo Nesbo

muñeco-nieve-3501Casi al comienzo de iniciar este blog hice un artículo , bastante exitoso por número de visitas, donde traba de resumir las razones del éxito del noruego Jo Nesbo, seguramente el escritor nórdico más interesante del panorama actual de la novela negra. Lo hice a propósito de la salida a la venta de la interesantísima “El redentor” que reunía la mayoría de los motivos por los que triunfa este audaz escritor.

Ha pasado un año de aquella publicación y ya tenemos entre nosotros la siguiente novela del gran Harry Hole, “El muñeco de nieve” y, odio tener que decirlo, pero me voy a convertir en la voz discordante ante la euforia general que está causando esta última entrega, ya que considero que, desgraciadamente, estamos ante la peor de la serie; lo cual no quiere decir que sea mala, pero, acostumbrados a un nivel más que elevado en todas sus historias, esta se convierte, por comparación, en la más floja. Posiblemente si nadie ha leído nada del autor y lee esta, le maravillará, pero no hay que perder la perspectiva ni dejarse llevar por “forofismos”: esta novela supone un aviso que esperemos que no progrese.

Desde luego tiene sus cosas buenas, indudablemente Harry Hole es su mayor atractivo; la empatía que despierta en los lectores permanece intacta, y sostiene él solo prácticamente toda la novela:

“-¿Y qué haces si notas que te destruye?

-Entonces te busca otro trabajo.

[…]

-¿Y tú qué hiciste, Harry?¿Qué hiciste cuando notaste que te estaba destruyendo?

[…]

-Se me olvidó buscar otro trabajo.”

El responsable detective es instantáneamente amado desde su capacidad de demostrar que es débil como nosotros, la catarsis que provoca es proporcional al grado de ternura que demuestra:

“Como quiera que fuese, Harry no consiguió reprimir las lágrimas que de repente le afloraban en los ojos, que se los colmaron hasta que el rostro de Jonas se desdibujó emborronado, y las lágrimas le rodaban por las mejillas, descendiendo como regueros calientes antes de encontrar las arrugas que las canalizaron hasta las comisuras de los labios, y Harry pudo notar su sabor salado, el sabor a sí mismo.”

De lo que comentaba en dicho artículo, se mantiene igualmente el abuso de escenas escabrosas y cargadas de tensión, que el asesino sea tan macabro contribuye a que estés pegado a las páginas y desde las primeras páginas plantea una trama sin duda enigmática:

“La nieve del jardín reflejaba suficiente luz como para distinguir desde allí el muñeco de nieve. Parecía tan solitario… Alguien debería ponerle una gorra y una bufanda. Y tal vez el palo de una escoba para que se sujetara. En ese momento, la luna salió de detrás de las nubes. Jonas vio la dentadura negra. Y los ojos. Inspiró aire como por un acto reflejo y dio unos pasos hacia atrás. Se apreciaba un brillo tenue en los ojos de piedra. No miraban solo a la fachada de la casa, miraban hacia arriba. Hacia él. Jonas echó las cortinas y se metió en la cama.”

La lucha de Harry contra el poder establecido tampoco puede faltar, es nuestro tiempo; es imprescindible que aparezca esta pequeña rebelión ante lo impuesto:

“-¡Son dos caras de la misma moneda, Harry! Nuestras condiciones de trabajo dependen de la opinión pública. ¡La prensa es importante!”

Si lo dejara aquí podríamos concluir que tiene elementos suficientes para ser una muy buena creación; sin embargo, también tiene varios fallos que, además, pueden ser bastante peligrosos en el devenir de las siguientes entregas.

Si hay algo que caracterizaba las novelas anteriores era que Harry no estaba solo, la sensación de existir un “Universo Hole” con una serie de personajes secundarios perfectamente en consonancia con él y que le ayudaban a resolver los casos, además de estar fantásticamente caracterizados, daban una sensación coral sin quitarle protagonismo; sin embargo, aquí prácticamente pasan desapercibidos, se vuelven anécdotas y esto resiente profundamente la riqueza de detalles que había anteriormente. Todo el trabajo de presentación de novelas anteriores aquí no se aprovecha y personajes como su amigo taxista Oysten Eileland, Beate Lonn o el psicólogo Aune Stale no contribuyen a la resolución. No digo que esté mal esto, pero indudablemente empobrece el resultado.

Otro de esos indicadores preocupantes tiene que ver con la trama; Nesbo es su mayor enemigo; esa necesidad de dar tres giros de espaldas con un montón de volteretas para intentar enrevesar todo lo posible la trama se queda en agua de borrajas; que haya hasta tres resoluciones del caso en diferentes puntos de la novela es innecesario a todas luces; entre otras cosas, porque todo el que lo lee sabe de sobra que no es el asesino, sobre todo por el número de páginas que quedan; por lo tanto  da la impresión de no saber qué hacer para desviar la atención a nivel de investigación y utiliza el recurso del falso culpable perdiendo toda su efectividad al usarlo tantas veces y con tanta antelación. Encima, en mi caso, no sirvió de mucho, a las cien páginas ya sabía quién iba a ser el asesino; los giros me molestaron más por esto, pero es un caso subjetivo. Quedémonos con lo esencial, parece que Nesbo rellena páginas sin saber muy bien qué hacer con la investigación y esto sí es preocupante. Este afán de añadir más giros puede convertirse en una parodia si no lo maneja adecuadamente. Echo de menos novelas como las de Jim Thompson, con tramas fantásticas y que  casi nunca pasaban de doscientas cincuenta páginas. No había necesidad de hacerlo.

El último detalle es la dulcificación de nuestro “loser”, demasiado tiempo la trama se centra en su amor por Rakel y Oleg; y esto, nos guste o no, no puede funcionar a medio plazo; Harry debe sufrir para que suframos por él; el día en que esto no ocurra parte de su atractivo se perderá porque es la base de Harry Hole.

No sé cuál serán las ideas del noruego para el futuro, pero espero fervientemente que esta novela sea una isla en su más que aceptable carrera y que sigamos disfrutando de uno de los escritores más creativos y uno de los detectives más subyugadores del panorama actual.

Los textos provienen de la traducción del noruego de Carmen Montes y Ada Berstein de “El muñeco de nieve” de Jo Nesbo para RBA.

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