“La vida de las mujeres” de Alice Munro

la-vida-de-las-mujeres-9788499898582Si hay una escritora que tiene posibilidades de ganar el Nobel de literatura en este año o en los siguientes es, sin duda, la canadiense Alice Munro; sería el pretexto perfecto para los  miembros de la academia sueca para decir que han elegido a un escritor norteamericano, y encima es mujer. Son un par de factores de peso.

Aprovechando entonces la proximidad de la entrega del Nobel de literatura de este año y este pequeño monográfico de mujeres aspirantes tenía muchas ganas de profundizar en su prosa.

Curiosamente me había preguntado alguna vez si había escrito novelas además de relatos cortos, su verdadera especialidad. Dicho y hecho, este “La vida de las mujeres” escrito en 1971, lo podemos considerar una novela, o, hablando con propiedad un ciclo de relatos cortos, no exactamente continuos entre sí, pero que conforman una novela en su conjunto, muy a la manera del “Winesburg, Ohio” de Sherwood Anderson.

Anderson usaba cada uno de los relatos de los personajes de las vidas de Winesburg como un microuniverso para extrapolarlo a la sociedad norteamericana; Munro, en cambio, usa cada una de las narraciones como partes en las que divide la evolución, la formación del personaje principal, la narradora Del Jordan en un pueblo del sur de Canadá: Jubilee; en efecto, nos encontramos con un Bildungsroman que, al final, no solo será de formación como persona, sino de formación como artista, esto es, una escritora.

La implacable sencillez de Munro se basa en relatar a través de las sensaciones de Del el prisma de lo cotidiano y de las personas que la rodean para hacer evolucionar al personaje; en este centrarse en lo cotidiano, tanto en acciones como en personajes, se encuentran  la mayoría de los temas que usará la escritora. Una buena muestra de ello es la siguiente descripción de lo que vive uno de sus familiares, el tío Benny:

“Así, paralelo a nuestro mundo, estaba el mundo de tío Benny, como un perturbador reflejo distorsionado, que era lo mismo pero sin serlo del todo. En este mundo la gente podía hundirse en arenas movedizas, ser derrotada por fantasmas o por horribles y vulgares ciudades; la suerte y la maldad eran colosales e impredecibles; nada era merecido, todo podía suceder; las derrotas eran recibidas con demencial satisfacción. Era su gran logro sin él saberlo, hacérnoslo ver.”

La influencia se revelará aún más decisiva en el caso de su familia más directa, concretamente en su madre:

 “Nadie quiere –dijo ella con franqueza-. A nadie le gusta ir. Pero tienes que hacerlo. Has de aprender a afrontar las cosas algún día.

No me gustó cómo lo dijo. Su brusquedad y su celo me parecieron falsos y ramplones. No me fiaba de ella. Siempre que la gente te dice que tendrás que afrontar algo algún día y te empuja con toda naturalidad hacia el dolor, la obscenidad o la revelación indeseada que te acecha, en sus voces hay una nota de traición, un frío y mal disimulado júbilo, algo ávido de tu dolor. Sí, en los padres también; en los padres sobre todo.”

Que especialmente influirá su posible papel como madre en el futuro en contraposición con su inherente inclinación a su faceta de artista:

“-Creo que va a haber un cambio en la vida de las niñas y las mujeres. Sí. Pero depende de nosotras que se produzca. Todo lo que las mujeres han tenido hasta ahora ha sido su relación con los hombres. Eso es todo. No hemos tenido más vida propia, en realidad, que un animal doméstico. “Él te abrazará, cuando su pasión haya agotado su fuerza original, un poco más fuerte que a su perro, con un poco más de cariñó que a su caballo”, escribió Tennyson. Y es cierto. Era cierto. Pero tú querrás tener hijos.

Eso demostraba lo bien que me conocía.

-Pues espero que… utilices la cabeza. Utiliza la cabeza y no te distraigas. Una vez que cometes el error de distraerte pegándote a un hombre, tu vida ya no vuelve a pertenecerte. Tendrás que hacerte cargo de todo, a la mujer siempre le pasa.”

Más adelante empezamos a comprobar este avance, está centralización en las sensaciones que le produce el arte con mayúsculas, en este caso a través de la ópera.

“De todos modos yo prefería estar sola cuando escuchaba Lucia di Lammermoor, Carmen o La Traviata. Ciertos fragmentos me emocionaban tanto que no podría estarme quieta en la silla; tenía que levantarme y dar vueltas por el comedor, cantando mentalmente con las voces de la radio, abrazándome y pellizcándome los codos. Se me llenaban los ojos de lágrimas. Dentro de mí bullían fantasías que iban formándose a toda prisa.”

En el prodigioso final “Epílogo: el fotógrafo” tenemos una declaración fundamental de su estilo y que ya propuso en el momento en que escribió esta novela:

“Y ninguna lista podía contener lo que yo quería, porque lo que yo quería era hasta el último detalle, cada capa de discurso y pensamiento, cada golpe de luz sobre la corteza o las paredes, cada olor, bache, dolor, grieta, engaño, y que se mantuvieran fijos y unidos, radiantes, duraderos.”

Este es uno de los secretos de su escritura, el gusto por el detalle, por todas las capas de lo cotidiano que nos configuran a nosotros y a la realidad que vivimos. Si hay que empezar con un libro de Munro, qué mejor que irse de cabeza a esta obra maestra.

Los textos provienen de la traducción del inglés de Aurora Echevarría Pérez para esta edición de “La vida de las mujeres” de Alice Munro.

5 thoughts on ““La vida de las mujeres” de Alice Munro

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  4. Estoy leyendo a Munro actualmente. El libro “La vida de las mujeres” el cual no he terminado, me parece interesante aunque no tan espectacular como la reseña quiere hacerlo ver. Me parece que el segundo capítulo es un poco tedioso en comparación al primero, “El del Tío Benny”. Espero que se ponga más interesante. Munro me parece genial, pero debemos observar que algunas reseñas tratan de inflar de manera muy pomposa su obra. Seguiré leyendo sus relatos y sacaré mis propias conclusiones. Saludos.

    • Pues a mí me encanta el libro entero… y desde luego no pretendo “inflar pomposamente” las reseñas…. en este caso, este grupo de relatos me encantan porque luego forman un conjunto. Al estilo de Sherwood Anderson y su Colosal “Winnesburg Ohio”. Hay gente que le gusta más que los relatos no guarden relación. Es otra manera de hacerlo. A mí este me gustó especialmente por la cohesión que ofrecen todos al final. Si no le gusta… abandone…. y lea otro de Munro… y si no le gusta MUnro… a por otro autor autora…. Es mejor no obcecarse, dejo un libro si no me gusta.
      Un abrazo y gracias por venir!

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