“Piel de Serpiente” de James McClure. Calidad por encima de todo

piel-de-serpiente-9788415973256James McClure dignificó el género policíaco hasta unos niveles insospechados; no hay novela suya que no tenga un nivel calidad elevado; de hecho es la tercera vez que aparece por el blog y, a este paso, cada vez que Reino de Cordelia publique otra, seguirá apareciendo, porque bien lo merece.

La última, inédita hasta ahora, es este “Piel de serpiente” publicada inicialmente en 1975 con el nombre de “Snake” nos trae de nuevo al teniente Kramer y al sargento Zondi, esta extraña pareja de detectives en el post-apartheid sudafricano, el “veld” como marco geográfico; esta vez con la inesperada muerte de una bailarina de Striptease que hacía un número con una pitón y una serie de robos extraños y aparentemente sin sentido por la cuantía del dinero robado.

En la última novela comentada,  ya incidía en los aspectos más típicos, sello de la casa, que la llevan a la total excelencia y que aquí vemos reflejados de nuevo; con McClure volvemos a vivir el duro desequilibrio entre la población blanca y negra en el clima del post-apartheid;  en ese estado de las cosas se llega a discutir la posibilidad de que un negro no solo no sea igual a un blanco sino si incluso se le puede considerar un ser humano:

“En cuestión de diez minutos, el color de la piel de Lucky se había aclarado, pasando del chocolate al chocolate con leche, empezaba a desprender un olor dulzón y la expresión de sorpresa en su rostro había desparecido casi por completo.

-¡Ostras! Sí que hace calor –dijo Kramer, dirigiéndose al sargento blanco con mono color caqui que estaba a su lado. Las manchas de grase en los rasgos planos y compactos del hombre le hicieron pensar en el manual de un taller.

-Qué mala suerte, ¿no cree, teniente?

-Es mejor que el cáncer.

-¿Los negros tienen cáncer?

-Sí.

-Vaya, cada día se aprende algo nuevo.”

De hecho, se le considera algo distinto:

“-También lo ha hecho Martha. Hace de todo. Eso sí, he intentado ayudarla a mejorar su alfabetización, pero no quiere.

-Los mejores saben cuál es su sitio.

-En eso podríamos no estar de acuerdo –contestó Shirley, sonriendo amablemente-, pero naturalmente usted ve una cara de la comunidad africana mucho más sórdida de lo que pueda ver yo. Eso contribuye a tergiversar algo las cosas.

-En mi opinión, un cafre es una cafre, se mire del lado que se mire.”

Lo bueno es que McClure lo utiliza de dos formas: la primera, ya reseñada, como base de la situación sudafricana, este reflejo de su sociedad de desigualdad sirve como crítica al régimen establecido; la segunda, más sutil, será imprescindible para la resolución del caso por la particularización de la relación entre negros y blancos; ah, claro, hay una tercera forma, evidentemente, la relación entre Zondi y Kramer, una relación de amigos más allá de las fronteras raciales, una relación cargada de buen humor:

“-Esa es la verdad. Lo que lo hizo grande fue el miedo de la gente a la oscuridad… la oscuridad de sus propias mentes.

-¿Tú qué eres, Mickey Zondi?

-Un cafre supersticioso –dijo Zondi, sonriendo de oreja a oreja-. Y usted, jefe, es más sabio que el elefante.

-Bueno, yo no diría tanto. Pero una cosa sí te digo: yo no sufro de esta forma por los puntos flacos de mi gente. Al menos no en el trabajo.”

La trama sigue siendo más que satisfactoria y no voy a relatar nada sobre ella, los que le descubran ya se darán cuenta de esto; lo que sí quería comentar es un nuevo nivel que aparece en esta entrega y que nos introduce pequeñas reflexiones sobre el género a través de sus grandes creadores:

“-Ya, así que queda descartado. Perdone que me haya dejado llevar por la imaginación. Se debe a los libros que lee mi mujer.

-¿Agatha Christie o Dick Francis? –preguntó Strydom con interés.

-Edward McBain, un caballero americano, me temo.”

James McClure revela que una de sus influencias es el gran Ed McBain (visitante también en este blog), pseudónimo de Evan Hunter  y creador de las novelas del Distrito 87. Esta referencia cobra más importancia si tenemos en cuenta la progresiva conversión de sus novelas en “novelas corales”; sin quitar el protagonismo a Zondi y Kramer, pero es evidente que los secundarios (Marais, Kloppers, Strydom…) tienen voz propia, hasta el punto de que el sudafricano cambia continuamente de punto de vista en un mismo capítulo para mostrar avances en las investigaciones que serán necesarias para la resolución final poniendo el punto de vista de estos secundarios; de esta manera consigue hacer fluir la narración aunque nos obligue a estar muy atentos para no perder detalle.

El resultado final es una nueva muestra del talento que poseía McClure para realizar novelas policíacas; nueva oportunidad para rezagados de conocer a este grandísimo autor. No me puedo cansar de recomendarlo.

Los textos vienen de la traducción del inglés de Susana Carral de “Piel de Serpiente” de James McClure en Reino de Cordelia.

5 thoughts on ““Piel de Serpiente” de James McClure. Calidad por encima de todo

  1. Lei de este autor el primero de la serie “El cerdo de vapor”, todo un descubrimiento. Lo lei por recomendación y por huir un poco de la novela negra nórdica, entre la que cuesta separar el polvo de la paja. Y qué bien, me gustaron los personajes que se van definiendo a sí mismos, me gustó el procedimiento policial, al estilo de siempre: hablando con unos y otros. No he vuelto a leer más de McClure, pero caerá.

    Gracias y un saludo

    • Pues sigue con los que hay publicados. Son fantásticos! A mí me apasionan.
      Muchas gracias por comentar!!
      Un abrazo

  2. Un nuevo autor por descubrir que tiene muy buena pinta. Directo a la lista de pendientes

    Gracias por el descubrimiento

    D.

    • Te lo he dicho por Twitter… pero te lo digo también aquí.
      ESta es más dura. Si vas a comenzar a leerlo por primera vez, coge “La canción del perro”…
      Un abrazo!

  3. Pingback: Las lecturas de Abril del 2014: Afectado por un jilguero. | Lectura y Locura

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