Con los últimos movimientos del mercado literario las grandes, Planeta o RHM, se están volviendo cada vez más grandes y las editoriales de medio alcance, por ejemplo Anagrama, Tusquets… están siendo absorbidas sin remedio. La consecuencia es que, solamente, el caso de editoriales pequeñas y que consigan hacer un catálogo diferenciador por lo temático, atraerán a una pequeña cantidad de lectores que vaya más allá de los best-sellers encontrados en todas las listas. Este es el caso de tres editoriales de las que voy a hablar en sucesivos posts que han encontrado, o están encontrando su lugar.
La que vengo a comentar hoy es la Editorial Ginger Ape Books & Films, cuya atractiva web podéis consultar aquí y que está apostando por cosas bastante distintas a lo que están sacando el resto.
En “Los forajidos del Misisipí” tenemos la recuperación de una de las clásicas novelas del escocés Allan Pinkerton (1819-1884); legendario personaje que fue el creador, junto con sus hijos, de la famosa “Agencia de Detectives Pinkerton”, precursora del FBI en EEUU.
Pinkerton quiso reflejar en sus novelas las peripecias que tenían que ver con la historia del oeste americano y la manera en que resolvían sus casos estos intrépidos detectives mediante la captura de los típicos bandoleros, forajidos y pistoleros.
En este caso ambientada en 1879, la novela se convierte en un fresco de la época, del paisaje en el que se desarrolla, narrada toda ella en la primera persona de Allan:
“A veces durante millas y millas, lo único que se ve es la repugnante vegetación del pantano, que crece silvestre y abundante y cubre el engañoso cieno con una tupida red de hojas y ramas que hacen que la superficie parezca lo suficientemente sólida como para confundirse con suelo firme. De modo que si algún desdichado viajero se aventura por tales parajes, las enredaderas acuáticas lo atraparán, sus pies no encontrarán un apoyo seguro, su cuerpo se hundirá rápida y profundamente en el fango y sus huesos hallarán sepulcro donde nada, salvo un terremoto, los importunará jamás.”
Y de las gentes que lo habitan, de las duras condiciones que tienen que sobrellevar en el salvaje oeste:
“A lo largo de toda la región, la gente padece fiebres y calenturas nueve meses al año y la dispepsia parece ser hereditaria. Sin embargo, sus médicos generalmente no requieren más educación que la necesaria para tender fracturas de extremidades y heridas provocadas por bala; toda su formación en medicina se limita a tres elementos: quinina, calomelanos y whisky.
Como ya se apuntó, debe entenderse que la descripción precedente es solo aplicable a la mayoría de los habitantes de las tierras pantanosas y no a los residentes de las ciudades y sus alrededores. Incluso en la tierra de los cañaverales puede en ocasiones encontrarse a gente con educación, capacidad y buen carácter. William quedó muy agradecido a varios de ellos por su ayuda e información.”
En medio de este inhóspito paraje, sobresale la figura de su hijo, cabeza de la investigación, que le lleva a perseguir sin tregua a los atracadores, atracadores sin clemencia dispuesto a luchar por sus vidas cueste lo que cueste.
“Una luz tenue ardía en ambas estancias, y mientras los guardias caminaban de un lado a otro en silencio, los prisioneros yacían en sus camas profundamente dormidos. Ni un solo recuerdo del pasado, lleno de crímenes y escenas sangrientas, venía a perturbar su descanso; ni siquiera un pensamiento de futuro, con sus dos posibilidades de castigo, les hacía perder el sueño un solo instante. No sabían qué era el miedo, y hacía tiempo que habían olvidado los remordimientos; inconscientes o indiferentes ante su inminente condena, dormían plácidamente.”
La novela gustará a aquellos amantes de las novelas policíacas y, cómo no, a los que disfruten de esas novelas pulp ambientadas en el oeste. Funciona como fresco de costumbres y de una época (hasta hay fotos que lo complementan, y un cómic!!!), funciona como acción desenfrenada de vaqueros en el lejano oeste. En general, todo va bien en esta espléndida propuesta que hará las delicias de muchos aficionados al género. Habrá que esperar que haya suerte, las ventas acompañen y veamos más de estas novelas publicadas por aquí.
Los textos provienen de la traducción del inglés de Teresa Lanero para esta edición de “Los forajidos del Misisipí” de Allan Pinkerton.