2018_09_12: Recuerdos del verano, actualidad lectora

Hablar a estas alturas de mis lecturas de verano es bastante complicado; ha sido, como de costumbre, una cantidad bastante elevada de ellas; afortunadamente, gracias a GoodReads podéis echarle un vistazo en el enlace que os he puesto.

Ha sido un verano variado y tomé como base la lista que hice para el verano en Canino y añadí otros que salieron posteriormente. La verdad es que funcionó  a la perfección, he disfrutado mucho de la lectura.

Entre ellos, brilla con luz propia el dúo que forman Dixtópicas /Poshumanas, proyecto asombroso de Teresa López-Pellisa y Lola Robles que tiene como resultado una recopilación de pequeñas historias de ciencia ficción de autoras españolas desde el siglo XIX hasta la actualidad que cumplen a perfección su cometido: dar visibilidad, quitar prejuicios sobre ellas y, sobre todo, disfrutar de historias mucha calidad y suficientemente variadas por la amplitud de los temas escogidos.

Dos grandes triunfos del verano (y del año!) son las nuevas historias de Josephine Tey y Margery Allingham, escogidas de nuevo con gran acierto por los editores de Hoja de Lata e Impedimenta. Lo de Tey es un festín absoluto de lo policíaco, siempre capaz de mostrar nuevos puntos de vista y, al mismo tiempo, añadir un desarrollo psicológico de los personajes a la altura de las circunstancias, en Patrick ha vuelto no importa tanto lo que va a pasar sino el cómo se ha llegado a esa situación y es una evolución realizada con maestría. Excepcional, igualmente, Más trabajo para el enterrador, novela de madurez de una de las autoras menos conocidas del “detection club” y que demuestra su manera de crear una trama mediante el desarrollo de una ambientación, en un barrio, inteligentísima y realmente bien escrita. Un lujo en nuestras manos.

El terror también ha triunfado este verano en mi pila de libros. Gracias especialmente a dos editoriales que tienen muy claro hacia dónde van. Por un lado, Orcinny; por el otro, Cerbero.

Orcinny sigue con su apuesta (todavía minoritaria) de publicar “bizarro” y se ha lanzado este verano pasado con otros dos títulos de grandísimo nivel que tuve el placer de disfrutar. Volvió Laura Lee Bahr, la autora del impactante Fantasma, con un libro de nombre provocador: Porno religioso improvisado (llevarlo en transporte público era una fiesta de caras ajenas). El libro no es tan arriesgado en cuanto a estilo pero, sin embargo, tira por otros derroteros, lo policíaco está muy presente y el humor negro también. La mezcla funciona muy bien nuevamente gracias a las convenientes dosis de misterio que propone la autora. Mejor incluso diría que es Monstruos Bizarros,  una antología de cinco historias de bizarro muy originales y altamente recomendables para hacerse una idea de los tropos que se utilizan en este subgénero.

Con Cerbero estoy encantado, haberles seguido desde el principio me ha hecho más consciente de su evolución y me da la impresión que se han asentado en un estándar de calidad mayor. No me pierdo ningún título de su sello de terror (Tíndalos) y Micosis, de Enerio Dima, además de Agnus Dei de Nieves Mories son dos títulos tremendamente interesantes y de temáticas muy variadas. Me parece que el camino para que el terror funcione en España está siendo allanado cada vez más.

Otro día hablo de otro par de lecturas de verano, pero que no falte un apunte de lo actual. Estoy en medio de una lectura de largo recorrido, una de las apuestas fuertes de esta temporada en el sello Alfaguara: La octava vida (Para Brilka), de Nino Haratischwili, una escritora georgiana que se ha atrevido a realizar una de esas sagas familiares monumentales que transcurre a lo largo del agitado siglo XX. No quiero dar pistas sobre mis impresiones todavía, no sería justo adelantarlo, más en una lectura de más de mil páginas. Ya iré comentando cosas que surjan en este pequeño diario.

Una de mis prácticas lectoras más habituales cuando me introduzco en “tochos” de este calibre es alternarla con otras lecturas que sean, además, radicalmente distintas. Se gana mucha destreza y consigues que no te canse el recorrido. Buen ejemplo de esto es el libro que acabo de terminar, La casa del reloj en la pared, de John Bellairs, una fantasía juvenil que tiene como mayor virtud introducir elementos terroríficos de una manera no demasiado horripilante, con pequeñas gotas de buen humor, elementos mágicos y un personaje que lucha, como cualquier adolescente, por integrarse en la sociedad tras una tragedia como es perder a sus padres. Tic-Tac, un reloj de fondo que presagia el apocalipsis y mucha imaginación del autor confluyen en un cóctel irresistible.

Creo que esta entrada se ha extendido más de lo que esperaba, otro día más.

Abrazos y ¡buenas lecturas!

Tan poca vida e Instrumental. ¿Caminos paralelos?

9788416290437Más de uno ha quedado sorprendido con el éxito de Instrumental del artista James Rhodes; al principio nada presagiaba el éxito de ventas actual; el que se haya convertido en un long seller que funciona, precisamente, por la recomendación de unos lectores a otros. Es el tipo de libro que le encanta a las editoriales, ya que les ayuda a tener un margen y sacar otras cosas, sobre todo en el caso de las editoriales independientes. Todas las que aguantan suelen tener un libro de esta categoría, que se lo digan a Sexto piso (Del color de la leche) o a Impedimenta (La hija de Robert Poste), Blackie Books no puede negar que el fenómeno Rhodes le está dando muchas alegrías. 

El libro, por si alguien no sabe de qué va, es, resumiendo, un relato autobiográfico del concertista; relata con bastante crudeza los abusos que sufrió siendo un niño y cómo la música clásica le sirvió para superar este estigma, de hecho habla concretamente de ciertas piezas musicales al comienzo de cada capítulo y las liga a momentos concretos de su vida. Fenómenos de este estilo suelen resultar inexplicables para la crítica y es curioso ver surgir artículos que intentan dar algún tipo de lógica. 

Dentro de ellos, es muy interesante este de Santiago Gerchunoff  en El Español titulado “La aristocracia del dolor”, donde establece una teoría ciertamente curiosa y que quizá no está muy alejada de lo que sienten sus seguidores, en sus palabras: “pero mi sospecha es que lo que hace que la gente esté embelesada con Rhodes (fue contratado incluso como concertista en el ciclo “los veranos de la villa” por el Ayuntamiento de Madrid), no es su talento como pianista clásico sino su condición de ex niño violado.”

Como crítico operístico y de música clásica no he hecho el esfuerzo de escucharlo todavía, no puedo hablar de si tiene talento o no pero  el libro hay que reconocer que funciona en el ámbito que establece: toda su fuerza se desencadena en la empatía que despierta en el lector. Los hechos que relata son tan dolorosos que es inevitable que despierten los sentimientos de los que lo leen no sólo por solidaridad sino como cierta catarsis: leer sufrimientos ajenos sirve para relativizar los nuestros. Además, estoy bastante de acuerdo con el autor del artículo en que la utilización de la música clásica como elemento de superación desmitifica su (posible) dificultad (la mayoría de la gente considera que es muy culto escuchar música clásica y que alguien les haga ver su valor terapéutico de una manera tan pasional se convierte en un éxito asegurado).

tan-poca-vidaEl pasado día 15 de septiembre salió a la venta la novela Tan poca vida de la escritora Hanya Yanagihara, salvando las distancias, ya que esta última es totalmente ficcional y no hay ninguna conexión con la música como elemento salvífico, encuentro una comparación interesante que podría llevarla por un camino paralelo a la de Rhodes; siendo la del músico lo más cercano a un relato confesional, la multipremiada novela de Yanagihara emula parte de las temáticas de este tipo de novelas, centrándose igualmente en el dolor como elemento conductor a lo largo de sus más de mil páginas.

La novela nos presenta el relato generacional de cuatro amistades masculinas, enfocándose sobre todo en uno de ellos, Jude, del que se va descubriendo todo lo que ha sufrido en el pasado y cómo ese sufrimiento supedita su presente y futuro. La escritora es capaz de relatar una barbaridad detrás de otra de las que va pasando el protagonista, parece mentira ser capaz de aguantar tanto dolor leyendo un libro. Todo un catálogo de atrocidades que nos llevan al uso del dolor empáticamente y como elemento catártico, como ocurría con el de James Rhodes, lo que leemos, tantos abusos, relativizan muchos de nuestros sufrimientos y de ahí que se pueda leer hasta el final a pesar de estar pasándolo tan mal. Buena parte de culpa llegar a terminarlo tiene que ver, sin embargo, con Willen, su mejor amigo y novio, verdadero elemento aglutinador en medio de todo ese masoquismo;  pero de esto, el lector no se da cuenta hasta el final. Después quedan pocas esperanzas ya que el relato no ofrece redención de ningún tipo, brilla por un nihilismo feroz en el que la vida supera a aquellos que la están viviendo. Esa es la mayor diferencia con Instrumental, y su mayor hándicap, no ofrece consuelo.

Está por ver si un libro de estas características podrá conseguir el mismo éxito que el otro, la editorial está apostando fuerte por él aunque, por ahora, no esté despuntando demasiado en las listas de ventas. ¿Demasiado dolor? Solo el tiempo nos lo dirá.

Crónicas de feria: Adquisiciones y mucho más…

Junio empezó de la mejor manera posible a nivel de adquisiciones; la visita a la Feria del Libro es ya una tradición ineludible, no solo por dichas compras y su carácter lúdico, sino además por la posibilidad que se tiene de charlar y hablar de literatura con editores, libreros y otros compañeros, aunque otro año me gustaría poder desvirtualizar a algún madrileño más.

Este año hice dos visitas igual de fructíferas en cuanto a compras y beneficios; en el primer día el resultado final de las compras fue el siguiente:

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Antes de explicar estas novedades voy a ir dividiéndolas, al menos lo hice para el primer día, el segundo será grosso modo;  empecé visitando a Óscar Palmer, el editor y hombre para todo del pequeño sello EsPop Ediciones ; esta pequeña editorial refleja a la perfección las vicisitudes, el sufrido vivir día a día, libro a libro; me encanta hablar con él porque siempre desvela ese tipo de cosas que nunca te imaginarías y que no puedes saber tratando con una editorial estilo mastodonte: el cómo la sorpresa de ventas de un libro le ayuda a que el siguiente pueda ajustar más el precio, los libros con los que vende más, su verdadero núcleo duro mágico, esas biografías musicales, el poco éxito de los de novela negra que ha sacado y, cómo no, las próximas publicaciones que ya os digo que son ciertamente interesantes por diferentes motivos; pero ante todo y sobre todo, las ganas de hacer cuidadas ediciones y reunir un catálogo de calidad; la última adquisición, este Hollywood Gótico de David J. Skal es un ensayo que recoge la evolución cultural desde los libros al cine de la figura de Drácula y, sinceramente, no puede apetecerme más.

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La segunda visita, a la caseta de la editorial Turner me sirvió para desvirtualizar a Pilar Álvarez , la editora del sello de ensayos Noema; siempre es un placer conocer a alguien con quien has mantenido tan buenas conversaciones y comprobar que puedes seguir manteniéndolas en “carne y hueso” y además es mucho más maja en persona de lo que esperabas. Yo iba solo a por un libro y me llevé tres finalmente por su influencia:

 

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Mi elección para la feria era el curioso La dichosa importancia de la belleza de Amanda Filipacchi, una curiosa mezcla de humor absurdo, irreverencia y juegos literarias que puede ser realmente interesante; En un metro de bosque de Haskell es uno de esos libros que siempre tienes en antena, y no te acabas de decidir hasta ese día, su premisa es como poco original: reflejar en un libro la observación de un bosque a lo largo de un año completo desde el mismo sitio; el libro de Carlos García Gual está integrado en la colección de Historias mínimas y en este caso tiene como protagonista la Mitología, uno de esos temas que siempre me fascinará.

A continuación me dirigí a la caseta del grupo contexto donde cayeron tres libros de dos de mis editoriales favoritas: Sexto piso e Impedimenta:

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Muchas ganas tenía de conseguir por fin los Cuentos completos de Kingsley Amis y me proporcionó la oportunidad de hablar con su editor Enrique Redel que ya tenía planes para el nuevo libro de mi admirado Crispin, no se puede estar más contento. En el caso de Sexto piso cayeron dos libros muy distintos: Los viernes en Enrico’s de Carpenter (acabado por Lethem) y La facultad de las cosas inútiles de Dombrovski, que ya sabía que iba a ser publicado tras haber hablado hace unos meses con su traductora Marta Rebón y me atraía bastante; dos lecturas opuestas en temática y estilo y, en el caso del ruso, ciertamente dificultosa, me encantan los retos.

La visita del día finalizó visitando la librería Estudio en Escarlata donde iba buscando otros libros, pero me llevé estos finalmente:

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Tiene gracia lo mío con Miéville, los tengo casi todos, sin leer, sé que me va a gustar… pero todavía no he empezado con él; este de fantasía juvenil Un lun dun, ha caído como viene siendo costumbre; le ha faltado tiempo a Roja y negra para sacar lo que faltaba de Nesbo en España, aquí el segundo libro en el que estoy ahora precisamente, el nombre, Cucarachas, no invita al buen gusto, veremos el contenido; Disforia fue otra de esas compras extrañas, sigo recopilando todos, o casi todos los títulos del sello Insomnia, de terror contemporáneo de Valdemar. A ver si algún día los leo. Y acabé con un fijo, el argentino Carlos Salem y su última novela negra En el cielo no hay cerveza. Y aquí sucedió un hecho aún más sorpresivo, me estaba yendo y le vi en una caseta firmando y no tenía mucha gente, no soy muy dado a estas cosas, pero la tentación me venció y aquí tengo el libro firmado por el autor:

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Ay, se me olvidaba, otra de esas compras ineludibles, a mi mujer le encanta Benjamin Lacombe y vamos consiguiendo sus libros poco a poco, esta vez no podía ser menos, qué edición más lujosa y maravillosa de esta Genealogía de una bruja:

 

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Y esto nos lleva ya al segundo día de feria, acompañado del gran amigo, librero, devorador de cultura, incombustible… (póngase aquí el adjetivo que prefiera) Jónatan  con el que estuvimos dando otra vueltecita, esta vez entre semana, y que me sirvió para hablar con mucha gente que probablemente ni me recuerde ya. Bueno, excepto Óscar y Raquel Vicedo con la que conversamos en alegre compañía sobre el éxito de Sexto Piso y lo bien que se estaba vendiendo su colección de poesía, qué alegrías te llevas a veces, ah, y encontramos otro lector “gaddisiano”… si al final va a haber más de los que esperaba. También hablamos con el editor de Reino de Cordelia y sobre la próxima publicación de Memoria de un asesino, y no faltaron compras:

 

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En Generación X cayó lo último de Ligotti, Grimscribe, y la reedición del Stalker. Picnic extraterrestre de los Strugatski y de propina el promocional El jardín crepuscular de Clute, un sorpresón. Lo que me costó encontrar en una caseta Los tres de Sarah Lotz, en RBA (su editorial!) lo tienen agotado, parece mentira… ; el impronunciable, inescribible, Krasznahorkai, fue otra de mis compras, tengo ganas de probarlo después de su flamante Man booker International Prize; también adquirí el nuevo libro de entrevistas y reflexiones de corte psicoanalítico de Coetzee El buen relato y un Roth (Joseph) La (fabulosa) leyenda del Santo Bebedor. Todo acabó con los cuatro volúmenes de Cine-Bis que me había encargado Jónatan, pulp a raudales.

Y no quiero liarme más, me ha salido demasiado grande el artículo.

Espero que os haya gustado y que me contéis vuestras compras igualmente.

Un abrazo y buenas lecturas.

Mis dinámicas lectoras: proceso de elección, adquisición y lectura

algohuelepodridoSorprendentemente, más de una persona me ha preguntado sobre mis hábitos lectores y sobre mis procesos de elección de lecturas y adquisición de libros. Por lo tanto, me he decidido a escribir un post que refleje estos procesos. Evidentemente, estas formas de elegir, de comprar, de leer, son mías, personales; ni son mejores ni son peores que otras, lo que está claro es que a mí me funcionan y disfruto muchísimo de lo que leo.

Empecemos por el principio: la programación de las compras. Las fuentes no son muchas, tampoco hacen falta más:

-La principal es mi librero y amigo Jónatan que me suele mandar todos los enlaces y catálogos de editoriales además de comentar en su blog El receptor los libros que van saliendo cada semana. Es una fuente inagotable y no sé si recomendarla porque puede llegar a agobiar la cantidad. Un buen ejemplo de esta cualidad son las Epístolas librescas que compone gracias a estos pequeños resúmenes semanales y que publica en el blog de referencia del Sr Ausente .

-La segunda fuente sería el seguimiento que hago de casi todas las editoriales a través de las redes sociales, tanto twitter, como Facebook como por los boletines de novedades por correo electrónico. Alguna editorial, espléndida, manda los catálogos a casa (¡ella sabe quién es!! Gracias!!)

-La última fuente sería el distribuidor UDL, se pueden comprobar las próximas novedades a través de su web, o directamente apuntarse a sus boletines que se mandan semanalmente.

-Casi se me olvida, las novedades inglesas, suelo buscar a mis autores favoritos en Book Depository y dejar encargadas las novelas futuras gracias al Pre-order.

Según lo que voy viendo en estas fuentes voy apuntando en mi hoja Excel que es, más o menos, lo más metódico que tengo.

La pregunta que os estaréis haciendo ahora mismo debería ser ¿y cómo eliges lo que vas a comprar /leer o aquello en lo que estás interesado?

Esto es lo que no es metódico y depende especialmente de una serie de lógicas internas con las que funciono, una serie de criterios que supeditan estas elecciones y que paso a enumerar, no creo que uno sea más importante que otro pero todos ayudan a sumar:

Caso jane eyre-Mi anglofilia puede ser uno de los más importantes, no voy a esconder, a estas alturas, que me interesa especialmente la literatura anglosajona, no en vano por ello decidí hacer Filología inglesa. De ahí que mi famoso proyecto a cuatro años que tengo puesto en el blog, esté compuesto especialmente de autores que escriben en esa lengua y alguno más. No quiere decir que no lea otros, pero, conozco más de ellos, puedo leerlos en su lengua original con gran aptitud, es lógico que me incline más hacia ellos. Es curioso, pero, posiblemente, me incline más por españoles y rusos según avancen los años, y es difícil que lea más franceses, simples curiosidades.

-Lo que he dicho anteriormente tenía otro de los factores que se podían deducir, no compro por portadas, ediciones, etc,.. suelo fijarme principalmente en autores y siempre compro antes a editoriales pequeñas que a editoriales grandes prioritariamente. Es normal que compre a Sexto piso (por sus recuperación de postmodernos norteamericanos como Barth o Gaddis), Impedimenta (por sus deliciosas recuperaciones de clásicos británicos), Ginger Ape Books & Films (por su catálogo heterogéneo), Pálido Fuego (por sus publicaciones de contemporáneos  norteamericanos),  Ático libros (por sus ensayos históricos), Sajalín (por sus maravillosos hardboiled, como Bunker, Ross o Gresham), Nevsky (por sus clásicos rusos y novelas de terror), Valdemar (por sus exquisito catálogo cargado de clásicos y contemporáneos del terror), Turner (por sus propuestas arriesgadas, musicales…) etc.,  por poner algún ejemplo. Lo cual no quiere decir que no compre a los grandes monstruos porque ellos tienen a muchos de los consagrados como es el caso de Penguin Random House con Coetzee, Roth, King, Joyce Carol Oates, etc…

-En cuanto a géneros estoy abierto a todo, me gusta alternar todo tipo de lecturas que van desde los clásicos a narrativa contemporánea, ficción y ensayos, novela negra, policíaca o el típico mistery, novelas de terror, cómics,… un poco de todo. De hecho, es imprescindible saber alternar géneros y autores para que la lectura no se vuelva tediosa, pesada. No se pueden perder las ganas de leer por coger siempre lecturas difíciles.

-No sigo suplementos culturales (demasiado polarizados y sin rigor), no sigo blogs prácticamente (hay alguna excepción puntual en algún post, también suelen estar demasiado polarizados) y no conozco a casi nadie que pueda influir mis próximas lecturas (entre otras cosas porque no suelen acertar/cuadrar), solo Jónatan y Mikel se pueden preciar de poder ser “influencers” en mis lecturas. Cada vez que me salgo de estos caminos suelo encontrar lecturas poco satisfactorias y experiencias no demasiado agradables, como me ha ocurrido últimamente con “algún sello de novela negra muy recomendado por todos lados”.

-Nunca suelo leer un solo libro, alterno dos o tres lecturas a la vez. Suelen ser uno más serio con uno de género (policíaco, terror..) y alguno en inglés o de relatos. Es fundamental no agotarse con uno solo, sobre todo si es un “tocho-postmoderno-de-más-de-mil-páginas” y poder tener ratos de liberación lectora menos sesudos.

perdidabuenlibro-Iba a escribir sobre el orden de lectura, pero últimamente estoy un poco caótico, podéis suponer que es un orden mental que se va modificando según llegan novedades editoriales y lo voy alternando con lecturas de mi proyecto (que se va postergando…), novelas policíacas y de terror, un poco de todo. A veces me da por hacer pequeños monográficos temáticos pero últimamente no he arrancado ninguno. Es posible que me decida en verano con un poco más de tiempo. Lo que sí tengo claro es que nunca dejo un hueco entre lecturas y tengo siempre en mente cuáles son las próximas tres o cuatro lecturas. Nunca me puedo quedar sin lecturas en el transporte y nunca tengo que tener sin decidir la próxima lectura. Dos máximas que sigo a rajatabla.

-Todos mis libros y lecturas actuales y futuras se pueden consultar en mi biblioteca de GoodReads fácilmente encontrable en internet si alguien tiene curiosidad.

Y para acabar, claro, mis hábitos lectores. Leo tres horas diarias más o menos a diario, menos en fin de semana que se suelen reducir por lógicos asuntos familiares. El tiempo lo consigo gracias a que voy a trabajar en transporte público, el rato de más calidad es, de hecho, a primera hora de la mañana. También consigo sacar tiempo por la noche, quitando horas de sueño… pero ese tiempo es más inestable. Hay días que me duermo, sí, yo también.

No tengo trucos ni técnicas de lectura, leo todo, lleve el tiempo que lleve. Tres factores hacen que consiga leer los libros que leo: tiempo para leer, concentración cuando leo y constancia, leer todos los días. Eso conforma un círculo virtuoso que ejercita la capacidad lectora que suele ir aumentando.

Lo que está claro es que esto es muy personal, a todo el mundo no le funciona ni le mueve lo mismo a la hora de leer. Lo importante es que el método que sigas (o el “no método”) te ayude a disfrutar de la lectura. Eso es lo primordial.

PS: ¿Y por qué esas fotos? Mi pequeño homenaje a una saga maravillosa que no ha triunfado en nuestro país precisamente. I miss you, Thursday Next.

El misterio de la mosca dorada de Edmund Crispin. Lo intelectual no está reñido con lo popular

MisterioMosca“Allí, junto al camposanto, hace un alto la locomotora, con morbosa pertinacia, emitiendo esporádicos gritos y lamentos de deleite necrofílico. Un sentimiento de feroz e irritante frustración se apodera entonces del viajero. Ahí está Oxford, apenas a unos kilómetros de distancia se encuentra la estación, y aquí, el tren. A los pasajeros no se les permite caminar por las vías, aunque algunos de ellos estarían tentados de hacerlo. Es la misma tortura que Tántalo padeció en el infierno. Ese interludio dedicado al memento mori, durante el cual la compañía del ferrocarril recuerda a los muchachos y muchachas en la flor de la vida que acabarán, de forma inevitable, convirtiéndose en polvo, aún se prolonga otros diez minutos –habitualmente-, tras los cuales el tren procede a continuar su andadura a regañadientes, y entra en esa estación a la que Max Beerbohm se refirió tan agudamente como “la última reliquia de la Edad Media.”

Aunque parezca mentira, el fragmento anterior en el que se relata de una manera tan culta el acercamiento de un tren a Oxford, pertenece a la primera novela del detective Gervase Fen, El misterio de la mosca dorada, del escritor británico Edmund Crispin, ya mencionado en otras ocasiones en este blog con ocasión de sus anteriores novelas publicadas por Impedimenta.

Parece mentira igualmente que esta primera novela sea un despliegue de alta magnitud literaria por la calidad de la propuesta; una propuesta que alcanza lo literario y lo popular a todos los niveles y a la que no le falta el buen humor:

“-Dios, ¡cómo odio Oxford! ¡Cómo odio a todos estos bobos descerebrados que me rodean aquí! ¡Y el teatro, y todo lo que nos rodea en este sitio mugriento!

-Nada te retiene aquí, supongo. El West End está esperando ansiosamente que decidas qué papel te gustaría representar y con quién te apetece…

-¡Que te den! –gritó ella, con una repentina furia venenosa en su voz.

-¿Recordando momentos entrañables? –preguntó Nicholas, un poco alejado de ellos. Apenas si había captado unas breves frases de toda la conversación.

-Cierra el pico, Nick –dijo Yseut-. Eres único a la hora de meter la pata.

Nigel vio cómo se petrificaba el rostro de Nicholas.

-Querida Yseut –replicó dulcemente-, qué suerte tenemos de que no haya ninguna razón en el mundo por la que deba ser educado con zorras como tú.”

Crispin (o Montgomery si no tenemos en cuenta su pseudónimo) aprovecha el texto para introducir reflexiones de tipo filosófico, que aplican a diversos ámbitos; la siguiente comparación entre el arte detectivesco y la crítica literaria entronca con lo que decía Chesterton del detective como crítico de un asesino:

“Como te digo siempre, Dick –explicaba-, el arte detectivesco y la crítica literaria realmente son la misma cosa: intuición; ese desgraciado y degradado elemento de nuestras modernas seudofilosofías… En cualquier caso –añadió, prescindiendo con reticencia de la digresión que él mismo había formulado-, ese no es el asunto central. El asunto central es que, para decirlo sencilla y claramente, la relación entre las distintas claves (yo diría la naturaleza de la relación entre una clave y otra) en la labor detectivesca se le ocurre a uno exactamente de la misma manera a como surge el conocimiento de la relación que hay entre, digamos, Ben Jonson y Dryden, en la crítica literaria: y poco importa si se trata de un proceso lógico o de una facultad completamente extrarracional.”

O directamente sobre las razones primordiales origen de los crímenes:

“-Todos han sido motivos sexuales, mi querido Dick. Yo no creo en el crime passionnel, sobre todo cuando la pasión dominante parece ser principalmente la frustración, como en este caso. Dinero, venganza, seguridad: estos son los tres móviles plausibles en cualquier crimen, y voy a intentar averiguar cuál es el que determinó el caso que nos ocupa. He de confesar también que ciertos detalles, aunque probablemente secundarios e irrelevantes, aún me tienen confuso.”

Todo ello ensambla de una manera ejemplar y produce fragmentos excepcionales como el siguiente: en el que una obra de teatro se convierte, además, en un reflejo de toda la trama, de la evolución de los personajes y presagio de lo que va a suceder.

“Con todo, la clave del éxito había que atribuírsela a la obra. Mientras la veía, Nigel se descubrió a sí mismo maravillado ante la revelación de un genio único y especial. Durante el primer acto, podría haberse pensado que la obra no pasaba de ser una comedia particularmente ingeniosa y excéntrica, enriquecida por la extraordinaria facilidad con la que los actores transmitieron la gran gama de matices de los personajes que interpretaban al atento público. Durante el segundo acto hubo un cambio de registro: la comedia adquirió un cariz grave que desconcertó a los espectadores. Se escuchaban menos carcajadas y por la platea se extendió un sentimiento cada vez más agudo de inquietud y desasosiego del cual eran incapaces de desprenderse. Los personajes del primer acto, sin perder su identidad, se tornaron menos humorísticos y más abiertamente grotescos. No se trataba de que hubieran cambiado de personalidad, era que poco a poco y cada vez más claramente ofrecían al público su verdadero ser. El último acto se interpretaba en la semioscuridad, bajo la sombra de una tragedia personal inminente y amenazadora. En ese momento, excepto Helen y Rachel, todos parecieron degenerar en muñecos monstruosos y autómatas farfullando palabras que los descubrían como una terrorífica parodia de sus anteriores personalidades.”

Mención aparte merece el excelente postfacio del traductor José C.Vales donde se reafirman algunos de los elementos que hacen único a Crispin, su propia imagen, que intentaba aunar lo intelectual y lo popular:

“Es precisamente esta imagen de Edmund Crispin la que resulta a un tiempo contradictoria y atractiva: como uno de aquellos decorados rotatorios de antaño (igual que el que se describe en esta novela, el autor ofrece indistintamente su cara frívola o su hierático rostro de alta cultura; casi sin sentir pasa de una fiesta donde todo son bromas y cotilleos a una sentencia moralista extraída de un oscuro autor del siglo XVII. Por otro lado, Bruce Montgomery (que utilizó el seudónimo de Edmund Crispin para preservar sobre todo su carrera musical, al parecer) era muy consciente de estar desarrollando con sus novelas una faceta que algunos podrían considerar frívola y ligera.”

Para conseguir lo anterior, Vales pone énfasis en los dos recursos que utiliza el autor,  en primer lugar, la multirreferencialidad cultural, presente en todos sus libros de una manera muy inteligente, totalmente integrada en la trama aprovechando una lectura muy profunda del arte (llámese este Teatro, Literatura u Ópera):

“En Trabajos de amor…, la pieza clave es -¡nada menos!- un supuesto manuscrito perdido de William Shakespeare: el título de la novela de Crispin es una paráfrasis retorcida y cómica de Love’s Labour’s Won, la supuesta y mítica obra de Shakespeare de la que no hay ni rastro; […] Y en la novela que precede a este epílogo, todo gira en torno a la representación de una obra teatral basad en cierta pieza de un dramaturgo menor llamado Piron. El canto del cisne se desarrolla en el mundo de la ópera y, concretamente, en la representación de Los maestros cantores de Núremberg, de Wagner.

[…] Y es posible que algunas de ellas remitan sobre todo a esa preocupación por mantenerse a flote en las aguas de la novelística popular y querer alcanzar la orilla esnob de “Lo culto” y “Lo literario.”

En segunda lugar, la mistificación, con un significado más cercano a lo británico, esa cualidad de intentar que cunda el desconcierto:

“El segundo recurso de Bruce Montgomery para la superación del conflicto entre lo popular y lo culto resulta especialmente llamativo. Es lo que Crispin denomina mystification; no se trata exactamente de la “mistificación” española (engaño, embaucamiento, falsificación), sino más bien algo relacionado con la perplejidad o el desconcierto.”

El resultado es una mezcla explosiva donde lo frívolo y lo culto están indisolublemente unidos; un cóctel maravilloso que el autor del postfacio utiliza como colofón y que me parece una manera simplemente genial de resumir el talento, la genialidad, de un autor simplemente imprescindible:

“Tal es la sensación que tiene el lector al enfrentarse a estas delirantes y divertidísimas historias detectivescas, donde lo intelectual y lo popular conforman un todo extravagante pero coherente. Se dice que las novelas de detectives son el entretenimiento frívolo más intelectual, y desde luego Edmund Crispin no dudó a la hora de proponer verdaderos retos intelectuales (y enciclopédicos), a aquellos que se atrevieran con sus novelas. Lo cual, por otra parte, no impide que cualquier lector pueda acercarse  a ellas con la seguridad de que va a disfrutar de una fantástica y divertida aventura detectivesca. Así fue como Bruce Montgomery salvó su conciencia erudita y universitaria, y, al tiempo, pudo darse el placer de disfrutar de su “frivolidad literaria” favorita: las novelas populares de detectives.”

Los textos provienen de la traducción de José C. Vales de El misterio de la mosca dorada de Edmund Crispin para Impedimenta

Mis lecturas favoritas del año 2014

Pasan los años y ya se está convirtiendo en una pequeña tradición realizar una selección con mis lecturas preferidas del año pasado. Os recuerdo que podéis consultar las de años anteriores en los siguientes enlaces.

Lecturas favoritas Año 2011.

Lecturas favoritas Año 2012.

Lecturas favoritas Año 2013.

Sinceramente, la utilidad de estas listas es la manera de hacer balance personal del año, sirven para valorar lo que he leído de manera cualitativa y junto con el post que suelo hacer con las estadísticas, complemento cuantitativamente esta información. Me consta que a varios lectores les sirven para prever posibles lecturas (o no), pero, sinceramente, no es el objetivo, lo hago porque me apetece a mí, como todo lo que aparece en este blog.

Los criterios son los mismos del resto de años pero los voy a resumir de manera esquemática:

-Hago la lista sobre libros publicados o reeditados en el 2014. Ni mucho menos me leo todo (ni nadie lo hace) y tengo mayor afinidad por libros de editoriales pequeñas independientes que por las grandes monopolizadoras (esta afinidad tiene que ver con leer antes un libro que otro), aun así podréis comprobar que hay de todas. Otros años introducía un libro de otro año pero este año, habiendo varias reediciones, no lo creo necesario.

-El número de libros varía de un año a otro, no pongo límites, este año han caído veinte, eso lo adelanto ya.

-El orden en el que aparecen es cronológico, desde principios de año hasta las últimas lecturas, no asigno posiciones, son mis libros favoritos sin más.

-No hay restricciones en cuanto al género escogido ni la temática.

Lo más importante: el criterio de elección es mi gusto personal, aparecen los libros con los que más he disfrutado (por los motivos que sean) y, por lo que he estado observando en otras listas, no suelen coincidir con la mayoría de ellas.

-Ah, NO MENOS IMPORTANTE, los he leído todos.

lepark_grandePasemos entonces a la lista en cuestión:

“Le park” Bruce Bégout, empezó el año inmejorablemente con esta novela del filósofo Bruce Bégout y que editó con mucho gusto Siberia; un parque de atracciones terrorífico por sus implicaciones y, quizá, porque está más presente en la realidad de lo que creemos. Muy poco se ha hablado de esta pequeña maravilla.

 

la-noche-a-traves-el-espejo-9788415973225“La noche a través del espejo” de Fredric Brown, reedición de la obra maestra de Brown que nos trae Reino de Cordelia y que debería hacer las delicias de cualquier aficionado a la novela policíaca; seguro que no va a estar en ninguna lista del año pero esta mezcla de onirismo y realidad es sencillamente mágica.

 

nariznotario“La nariz de un notario” de Edmond About, otra reedición de la mano, en este caso, de Ginger Ape Books & Films, una sátira de la beau monde parisien que le sirve de vehículo para criticar las relaciones de clase e indagar en la reflexión sobre la construcción de la identidad de una persona como fin último.

 

la-camara-sangrienta“La cámara sangrienta” de Angela Carter, otra más, en este caso la de los cuentos de Angela Carter que toman como base los cuentos de hadas de Perrault y los subvierte de tal manera que se convierten en vehículos para la defensa de la mujer y el feminismo, en una lectura de género ciertamente imprescindible. Máxime si, además, tienes las magníficas ilustraciones de Alejandra Acosta.

 

relatos-hispanicos-asombrosos-y-de-terror-9788437632667“Relatos hispánicos asombrosos y de terror” edición de Emilio J. Sales,  “asombrosa” recopilación de relatos a cargo de Cátedra que nos descubre una faceta deliberadamente ignorada: los escritores clásicos españoles también escribían narraciones de género, y lo hacían muy bien.

 

cuentosvictorianos“Cuentos de detectives victorianos” edición de Ana Useros, selección primordial para entender la evolución histórica de las novelas de detectives desde sus inicios, antes incluso de “Los crímenes de la calle Morgue”, que era considerada fundacional. Espléndida edición a cargo de Alba.

 

americanah“Americanah” de Chimamanda Ngozi Adichie, deliciosa novela que era de lo mejor del Baileys prize (junto con la novela de Lahiri) y que ahonda en el papel de la mujer, su emancipación y lucha contra el patriarcado inherente además de exponer con mucho humor los problemas de una inmigrante nigeriana. Una gran novela que se convierte en un clásico casi instantáneo de narrativa contemporánea con multitud de matices de raza y género.

 

thompson_portada“Arte Salvaje. Una biografía de Jim Thompson” de Robert Polito, exhaustiva es la palabra que mejor define este ensayo de Robert Polito sobre el gran Jim Thompson, no creo que se pueda escribir más y mejor sobre la vida y obra del autor. Además, se me antoja muy acertado el análisis crítico de su obra. Un triunfo de Es Pop Ediciones, que trabaja cada obra como si fuera la última en una edición excelente.

 

NOS4A2_cover“NOS4A2” de Joe Hill, el hijo del señor King sigue demostrando libro a libro que puede hacer obras del nivel de su padre; en esta conjuga su amor por lo clásico y le añade los suficientes elementos modernos para crear una narración ciertamente fascinante sin caer en los tópicos habituales.

 

maestro_previa_corregida_rgb“El maestro y Margarita” de Mikhail Bulgákov, esta reedición del clásico ruso se convierte, por derecho propio en la edición definitiva de la obra de Bulgákov. La traducción de Marta Rebón y la edición de Nevsky en consonancia contribuyen a realzar aún más esta obra, ya imperecedera, con infinidad de matices y posibilidades.

 

Nacido de hombre“Nacido de hombre y mujer (y otros relatos espeluznantes)”  de Richard Matheson, parece mentira que, después de tantos años, tengamos el primer volumen de los relatos de Matheson. La espera ha valido la pena, Matheson entendía a la perfección el género y los artificios que sirven a ello.

 

Una-singularidad-desnuda“Una singularidad desnuda” de Sergio de la Pava, no se ha hablado suficiente de la primera excelente novela de Sergio de la Pava. El autor nos brinda una novela muy completa ahondando en una manera de hacer postmodernismo desde el humanismo y, encima, está cargada de buen humor. Es imposible que Casi, su protagonista, no te seduzca.

 

los-ninos-se-aburren-los-domingos-9788494236709“Los niños se aburren los domingos” de Jean Stafford, se acostumbra uno a que Sajalín Editores nos saque siempre alguna joya y claro, nuevamente este año, lo vuelven a hacer recuperando varios de los cuentos que hicieron famosa a la norteamericana y por los que ganó el Pulitzer en 1970. Cuentos que, enmarcados en el gótico sureño, nos traen a colación las penurias de ser mujer en una época como la que vivió la escritora y la forma en que reaccionó ante estas injusticias. Sencillamente necesarios.

 

Alfabeto2“Alfabeto” de Inger Christensen, Sexto piso inició su nueva colección poética de manera inmejorable. Este largo poema que sigue el abecedario y la serie de Fibonacci no se encorseta en una faja sino que ahonda en la libre composición y en la diversidad de estilos y temas. Una verdadera delicia poética.

 

comemadre 1“La comemadre” de Roque Larraquy,  dentro de su nueva colección “El cuarto de las maravillas” Turner nos ha traído esta pequeña rareza dentro de su “gabinete de curiosidades”; en esta obra no vas a encontrar algo habitual, tenlo por seguro, pero también ten en cuenta que vas a disfrutar de lo lindo.

 

Hiperbolemedia“Hipérbole y media” de Allie Brosh, hablando de rarezas… esta recopilación de entradas del blog de la inimitable Brosh se sale también de lo habitual y me vuelve loco con esta tragicomedia ilustrada cargada de humor negro.

 

losreconocimientos“Los reconocimientos” de William Gaddis, lo sé, Gaddis ya es un habitual, todos los años aparece por aquí. Pero ¿os habéis dado cuenta de qué primera novela se marcó? Ambición es una palabra que se queda corta para lo que intenta abarcar en esta novela fundacional. Un ochomil literario.

 

MatemosTío“Matemos al tío” de Rohan O’Grady, utilizar niños en una narración siempre es espinoso; en este caso lo es más por la forma de mezclarlos con una trama gótica, con elementos ciertamente perversos; pero el resultado es excepcional e inolvidable.

 

american-noir“American Noir” de varios autores, edición de Ellroy y Penzler, ¿de verdad hace falta que recomiende a alguien una recopilación de relatos de novela negra que incluye a Goodis, Ellroy, Oates, Leonard, etc.? Pues eso, si te gusta el género negro te apasionará. Si no te gusta, también. Qué buena colección de novela negra está montando Navona.

 

Hoguera_Cubierta“La hoguera pública” de Robert Coover, a pesar de su dificultad a todos los niveles, este es uno de los mayores acontecimientos literarios del años,  José Luís Amores lo ha vuelto a hacer con su humilde “Pálido Fuego”, esta vez para traernos la obra maestra del autor y una de las obras claves de la literatura contemporánea norteamericana.

 

Termino, agradeciendo, como siempre a los lectores de este blog su presencia y sus lecturas. No os cortéis en opinar sobre esta extensa lista y aportar vuestras lecturas favoritas.

 

Ah… y ¡Feliz año 2015 cargado de lecturas!

“Matemos al tío” de Rohan O’Grady. Más allá de lo gótico.

MatemosTíoRohan O’Grady  es el seudónimo de la novelista canadiense June Skinner. De vocación literaria tardía, no empezó a escribir hasta casi cumplir cuarenta años, pero entre 1961 y 1970 publicaría cuatro novelas, entre las que destaca con luz propia “Matemos al tío” (1963) (incluso fue llevada al cine en 1966 por el director William Castle). Aunque se tiende a clasificar esta obra como gótica, la mezcla de géneros que destila esta rareza hace que sea bastante difícil limitarse a uno en concreto. De hecho, a pesar de lo gótico no dejaría de incluirlo en la novela policíaca o negra igualmente.

Independientemente de estas formalidades, uno puede encontrar dicotomías de todo tipo en cada página: perversidad-inocencia, realismo-onirismo, etc.; es tan infrecuente, sorprendente y encantadora que  es difícil resistirse a la historia que nos cuenta.

Dos niños son los protagonistas, Christie y Barnaby  Gaunt, niños, que, aparentemente, siguen las normas tópicas establecidas en cuanto a niños traviesos; sin embargo, una vez llegan a la Isla para tener sus vacaciones, la autora se desmarca y va introduciendo poco a poco elementos que llaman la atención sobre una situación no tan típica; por ejemplo, cuando el sargento Coulter conoce a Barnaby:

“El sargento Coulter sonrió al recordar la admiración en los ojos del chico. Todos los niños querían ser Montados.

Pero la sonrisa se desvaneció casi al instante. A aquel niño le pasaba algo grave, estaba seguro. No era solo que estuviera asustado. Parecía casi demente, y esa expresión en su rostro cuando preguntó por su tío…

¿De qué se trataba? ¿Dónde lo había visto antes? Su mente de avezado sabueso le daba vueltas y más vueltas. Entonces todo encajó y se acordó. Era la misma mirada que exhibe el prisionero recién librado de la horca.”

El tercer protagonista, aunque parezca mentira es Una Oreja, un puma al que los niños conocerán y que será parte esencial de su historia. O’Grady no duda en añadir su propio hilo de pensamiento, un punto de vista que le sirve para resaltar la crueldad inherente en el ser humano:

“Dondequiera que fuese, lo perseguirían. Colocó su gran cabeza sobre las patas extendidas y parpadeó cansinamente. Tenía una vieja cicatriz, del tamaño del puño de un hombre, justo encima de la articulación de su enorme hombro. Los humanos. ¡Ellos le habían hecho eso! Junto con los perros, los humanos eran lo que más odiaba en el mundo. Profundamente corrompidos, ¡todos ellos! ¿Perseguían los pumas a los hombres con armas y perros? ¿Acorralarían cuarenta pumas a un hombre, lo herirían, y lo despedazarían si tuvieran oportunidad de hacerlo?”

La relación entre los dos niños es simplemente genial, sus diálogos destilan todo tipo de detalles y son utilizados por la escritora para desarrollar poco a poco el problema con el tío de Barnaby,  partiendo de un hecho común pero le da la vuelta para mostrarnos el grado de perversidad del tío:

“-Me pega.

-Vaya, no me digas –se burló Christie-. A muchos niños les dan azotes. Mi madre me da bien fuerte si no me porto bien.

-¡No lo entiendes! ¡Solo me azota si me porto bien! Si soy malo me hace regalos. Está loco y nadie lo sabe excepto yo. Es la verdad, Christie, solo me pega si soy bueno.

Hizo una pausa y añadió con tristeza:

-No me pega muy a menudo.”

En otro de esos diálogos memorables nos muestra una faceta más, pero está unida a los niños que se comportan con una frialdad que va más allá de su inocencia; el tío es tal amenaza que solo existe una solución a dicho problema:

“Christie se quedó pensativa, entornó los ojos y apretó los labios en una fina línea.

-Bueno –dijo finalmente-, para empezar, deja de comportarte como un bebé. Si es tan malo como dices, y que conste, Barnaby Gaunt, que no estoy diciendo que me crea todo lo que dices porque siempre lo exageras todo, pero si es tan malo, solo nos queda una opción.

-¿Y cuál es? ¿Qué vamos a hacer, Christie? ¡Haré lo que sea!

-Tendremos que asesinarlo a él primero –dijo Christie.”

Con toda esta puesta en escena basada en el punto de vista de los niños solo falta que haga su aparición el villano; su aparición engaña al resto de adultos, pero no así a los niños:

“Barnaby levantó la mirada hacia el rostro de su tío, pero se detuvo a la altura de la boca, que parecía una cuchilla. No se atrevía a mirar los ojos que había tras las gafas oscuras.

Tío tenía ojos de demente.

Tío, por supuesto, lo sabía, y por eso siempre llevaba gafas oscuras.

Mientras se alejaba, Barnaby inhaló y exhaló profunda, lentamente. Tío no había cambiado en absoluto.”

En todo este cóctel maravilloso solo falta algo: lo sobrenatural, o, al menos la apariencia de ello; y curiosamente toma como referencia al sargento Coulter, que servirá para ligar toda la historia a la posible existencia de fenómenos mágicos; esto cargará al cuento de un onirismo que nos lleva a lo gótico de manera indefectible:

“Los borrachos, asesinos, falsificados o estafadores no lo perturbaban lo más mínimo, pero era pensar en ellos y se le ponía la carne de gallina.

Uno casi llegaba a creer en las leyendas sobre la luna llena, los aquelarres de las brujas, las misas negras y las balas de plata para los corazones de los hombres lobo. Los crímenes que habían cometido algunos eran casi inconcebibles, y aun así no se los podía juzgar. Encarcelados a disposición de Su Majestad. Todo aquello tenía una apariencia ligeramente medieval.”

A partir de ahí todo se desencadenará, un juego macabro de los niños (y el puma) con el tío; un juego en el que tiene que haber víctimas por lo extremo de la situación; el final, cargado de tensión, es inimaginable y crudísimo en su conclusión; el tío recuerda por su aire mítico y por su oscuridad al inolvidable protagonista de “La noche del cazador”. Hay tantos detalles cargados de protervia y sangre fría que hacen que, desde luego, sea una novela para adultos por su maldad. A veces nada es lo que parece y las situaciones extremas llevan a decisiones extremas que quizá no esperábamos.

Impresionante, no he puesto ningún texto del final, cada lector debe descubrirlo por sí mismo.

Los textos provienen de la traducción del inglés de Raquel Vicedo de “Matemos al tío” de Rohan O’Grady en la edición de Impedimenta.

“El regreso de Reginald Perrin” de David Nobbs. Epítome de Humor Meláncolico

El-regreso-de-Reginald-PerrinQué mejor que empezar este artículo con estas palabras del postfacio de Kiko Amat:

“Caída y auge de Reginald Perrin” y esta secuela, “El regreso de Reginald Perrin, ambos de David Nobbs, son dos de los mejores ejemplos habidos de humor melancólico, hasta un punto tal que su existencia convierte el término en género. Hablamos de Humor Melancólico, en mayúscula. En ambos libros, el humor, el disparate, la hipérbole y el absurdo -todo lo cómico, en resumen- sirven a un fin: explicar una historia de congoja y desazón, de almas en quebranto y espíritus aplastados, de monotonía urbana y aburrimiento pertinaz. De gente sin rumbo encadenada a su propia rutina, abulia y ocasional desaliento.”

Resume a la perfección el subgénero del que forman parte las novelas de David Nobbs, en este caso, la segunda que narra las aventuras de Reggie Perrin “El regreso de Reginald Perrin”; un humor melancólico que se caracteriza por el uso de todos los artificios disponibles y en todas sus modalidades humorísticas emplazados en una historia que, sin embargo, no tiene nada de gracioso y sí mucho de infeliz.

De hecho, la novela, que empieza exactamente donde lo dejó la anterior nos presenta a Martin Wellbourne (¡¡bien nacido!!!) inmerso de nuevo en un vaivén donde el aburrimiento se convierte en la característica más reseñable. Ante tal desesperación Martin (nuestro Reggie) vuelve a hacer gala de un humor teñido de tristeza en cada manifestación, hasta cuando dicta una carta a su secretaria, donde, en realidad recuerda una broma que utilizaba en su anterior vida:

“-A la atención del director del Colegio de Psicología Industrial -dijo Reggie-, Casa de Iniciativas de Helions Bumpstead. Afectísimo señor: gracias por su amable misiva en relación con la Fundación Reginald Perrin. El propósito de nuestras piernas es que nuestros empleados sean más felices…

-¿Piernas, señor Wellbourne?”

Nobbs aprovechaba estas novelas para mostrar, con toda su acidez, la infelicidad inherente en el trabajo, y lo extendía a una sociedad como la inglesa:

“-Va contra natura ser feliz en el trabajo -opinó el doctor Morrisey-. Hay gente que disfruta de lo lindo criticando a los demás a sus espaldas, guardando rencor y quejándose porque las chicas de la cantina no se lavan las manos después de ir al baño. Es el modo de vida inglés.”

Es una de esas cosas que sorprende bastante, esa capacidad de reírse de sí mismo que parece que en otros sitios no se puede ni llegar a pensar. Nuestro protagonista llega a plantearse la necesidad de desaparecer de nuevo para renacer como el que era; ante las vicisitudes que le llevan a perder su trabajo tendrá una idea feliz de trabajo; esa idea se basará en, quizás lo más absurdo que se pueda plantear:

“-El mundo es absurdo, de modo que cuanto más absurdos seamos, más posibilidades de triunfar tendremos.

-Pero la gente no es tan tonta. Se dará cuenta de que vendemos basura.

-Pero lo sabrán desde el principio.”

Sin embargo, se demostrará que la idea no es tan absurda, lo podemos ver en este diálogo desternillante del que solo pongo unas pocas frases pero que se extiende durante un par de páginas con idéntico resultado:

“Reggie se les acercó discretamente.

-¿Puedo ayudarles?

-Querríamos unos de esos cuadros -le dijo el hombre.

-¿Les gustan?

-No, la verdad es que no.

-Son horribles, ¿verdad?

-Horrorosos. Son perfectos para nuestros amigos.

-¿No les caen bien sus amigos?

-No, al contrario, son una gente encantadora, pero los pobrecillos carecen por completo de gusto.

-No sé por qué dices los pobrecillos -comentó la mujer-. Ellos son felices así.”

No podemos dejar de darnos cuenta de los dos factores que hacen que tenga éxito: uno, efectivamente, es el hecho de vender cosas que no valen para nada y decirlo desde el primer momento, sólo por la curiosidad del público puede llegar a funcionar; el otro va más allá, ya que el regalo no es para una persona porque la odian, sino que, en realidad son conscientes de que les van a hacer felices, también son conscientes de que no tienen el suficiente gusto para apreciarlos. Esta segunda reflexión ayuda a entender cómo mucha gente se puede llegar a conformar con lo justo y a no indagar en momentos que quizá podrían traer más satisfacción: la querencia general por tener lugares seguros en los que guarecerse; la búsqueda de los refugios también en lo cultural.

Fantástica la capacidad de Nobbs para pintar todo lo malo del hombre e impregnarlo con gotas de humor, como cuando habla con una de sus empleadas a la que “no le gusta criticar”:

“-Dime: ¿se te ocurre alguna cosa más que el señor Morrisey haga mal aparte de lanzaros miraditas, hacer comentarios, rozarse con vosotras, vender las cosas más baratas a niños, viejos y chicas (sobre todo a chicas), olvidarse de hacer los pedidos y formarse un poco de jaleo con el papeleo?

-No. Y aunque así fuera, no se lo diría. No me gusta criticar a la gente a sus espaldas.”

Al final resulta que somos demasiado previsibles en nuestros comportamientos, pero si lo miras de diferente manera puede ser hasta divertido ser conscientes de esta situación:

“-¿Está sugiriendo en serio que a la gente le gusta tirar el dinero?

-Desde luego que sí, a la gente le encanta derrochar dinero. Es una de las pocas cosas divertidas que se pueden hacer con el dinero.”

Las novelas de Nobbs no necesitan recurrir a moralinas, ellas mismas enseñan de una manera sutil pero siempre, siempre con muy buen humor, de eso van sobradas.

Otro culmen de la novela humorística británica, del Humor Meláncolico.

Los textos provienen de la traducción de Julia Osuna Aguilar de “El regreso de Reginald Perrin” de David Nobbs en Impedimenta.

“Trabajos de amor ensangrentados” de Edmund Crispin. Shakespeare como excusa.

trabajos de amor ensangrentadosSiempre es un acontecimiento que veamos publicada una novela de detectives; no deja de ser curioso que con el impulso de Agatha Christie, figura reconocible  y prestigiosa de este tipo de novelas y miembro del famoso “Detection Club” del que ya he hablado alguna vez en otros posts, no haya sido aprovechado para publicar otros autores similares del club o fuera de él.

Ni el auge de la novela negra ha conseguido que se publiquen más y es una verdadera pena; solo Chesterton y Christie son publicadas con regularidad. Berkeley no tiene pinta de aparecer más y no digamos el resto. Crispin no fue exactamente de dicho club pero es, inequívocamente, una muestra espléndida de dicho género, sobre todo por su capacidad de crear tramas detectivescas de alto nivel y poblar sus obras de referencias metaliterarias que hacen que los disfrutes aún más si cabe.

En “Trabajos de amor ensangrentados” tenemos otro ejemplo magnífico de su buen hacer con una trama que, desde el título, tiene resonancias “shakespereanas” que utiliza con frecuencia a lo largo de la obra.

El caso comienza, aunque parezca mentira, con un simple hecho, el nerviosismo de una muchacha en un campus:

“-Nada más. Esa muchacha es terca como una mula… Solo hay una cosa de la que estoy segura. 

-¿De qué?

-De que vio algo que la aterrorizó -sentenció la señora Parry.”

Un robo en el laboratorio de química y… a partir de ahí se desencadenan los crímenes.

La novela está a medio a camino de las “novelas de campus”, en las que se reflejaba con todo lujo de detalles la vida dentro de ellos:

“El resto del recinto, por su parte se iba animando paulatinamente. Los coches llegaban y se detenían en la diminuta media luna de gravilla del patio, o a los lados de la avenida que daba a la entrada. Los muchachos iban saliendo cada vez en mayor número para saludar, para guiar o controlar a su nerviosa parentela. El señor Philpotts venía corriendo por el campo de críquet de los first Eleven, y con su toga agitándose como una bandera. Y por todas partes había padres y más padres -padres como ratoncillos, padres agresivos, padres ostentosos, padres modestos, padres tímidos, padres animados: una riada de padres cada vez más abundantes se reunía bajo el brillante cielo azul celeste… ¿Y para qué?, se preguntaba el director. Era improbable que aquello les divirtiera en lo más mínimo. Era improbable, incluso, que sus retoños se estuvieran divirtiendo. Y sin embargo, aquello tenía un cierto glamour que hacía hervir la sangre de todos los participantes, y el propio director, mientras contemplaba el espectáculo, no era inmune a esa emoción.”

La figura del divertido Fen sigue siendo primordial a la hora de discernir quién puede ser el posible asesino, pero han pasado diez años desde “La juguetería errante” (Primer caso); Fen es famoso y reconocido por la gente; de hecho esto le sirve para bromear sobre sí mismo con los lectores:

“-Es usted el profesor Fen, ¿verdad? […] He visto su foto en los periódicos -añadió la joven-, y he seguido todos sus casos.

-¡Ah! ¡Excelente! -exclamó Fen, encantado-. eso es más de lo que los lectores de ese tal Crispin pueden decir. Y dígame señorita, ¿puedo ayudarte de algún modo?”

A mi tierno corazón literario le vuelve loco el motivo por el que se originan los crímenes, sobre todo porque tiene “lo literario” como razón principal y Shakespeare aparece de fondo, el bardo como excusa, como eje de la trama detectivesca y razón principal. Si Crispin me ganó con “El canto del cisne” y su reflejo de la ópera, aquí me ha encandilado definitivamente. Si a ello añadimos una prosa efectiva y que, por momentos alcanza gran calidad, estamos ante una de esas lecturas que siempre se vuelve necesaria:

“A Fen no le costó mucho imaginarse la escena: el fulgor de los frascos y las botellas y las pipetas a la débil luz de las estrellas, un esqueleto articulado, tal vez, con sus blanquecinos huesos pulidos, los macabros cuadros del sistema linfático, y el húmedo y penetrante olor de las ranas diseccionadas y abiertas en canal y metidas en formol. Un escenario bastante sórdido, pensó Fen, para ambientar los inocentes éxtasis del tierno amor.”

La broma final, con el propio Fen dispuesto a crear su novela aunque sin usar lo que ha acontecido en ese caso porque,  ¿a quién se le ocurriría hacer algo así? Nos muestra a un Crispin que se autoparodia, se ríe de sí mismo de una manera muy saludable.

“-¿Galbraith? -dijo Fen-. ¿Somers? ¿Trabajos de amor logrados? -Con un gesto desdeñoso apartó aquella idea de su mente-. Mi querido amigo, no hay nadie que pueda sacar una novela detectivesca de esta historia y estos personajes… Ahora bien, mi chica de los Catskills, verás…”

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(Máxima a seguir en siguientes ocasiones)

Los textos vienen de la traducción del inglés de José C. Vales de “Trabajos de amos ensangrentados” de Edmund Crispin en Impedimenta.

Mis lecturas favoritas del año 2013

Me encantan las listas. Hay tantas listas como gustos y siempre es divertido comprobar lo que sale y sobre todo ligarlo a las afinidades de cada lector.

Este es el tercer año, desde que me “dedico” a escribir posts sobre libros en distintos sitios,  en el que preparo una lista con lo mejor del año. A ver si, poco a poco, consigo que se convierta en una costumbre el que aparezca este post justo el día 1 de enero del año siguiente.

Como en años anteriores me gusta repasar lo que ha sido mi año lector personalmente; también solía hacer una pequeña reflexión sobre el mundo editorial; pero gracias a las “Epístolas librescas” del grandísimo Jónatan Sark en el maravilloso Blog Ausente de Lord Absence, no tiene mucho sentido, ya que en ellas está todo lo bueno  que va saliendo en el año. Además, en su post con el clásico “Sark de Oro” del año realiza un resumen tan exhaustivo como interesante.

Os dejo a continuación los enlaces a estas Epístolas que si no conocéis ya estáis tardando en ir a verlas:

Epístola 1.

Epístola 2.

Epístola 3.

Epístola 4.

Epístola 5.

Epístola 6.

Centrándome en lo personal, tengo que reconocer que, nuevamente este año, me he superado en la mayoría de atributos; he leído mejor, más cantidad, más calidad y más en inglés.

El año pasado terminé 131 libros, y estaba bastante bien, pero este he llegado a los 171 que parecen un límite bastante razonable. También es cierto que, en el proyecto que tengo pensado a tres años las novedades han acabado asfixiando mi reto y debo retomarlo con más fuerza este año para poder terminarlo. En cuanto a las editoriales, como de costumbre, he escogido un montón de títulos pertenecientes a las más  pequeñas, tengo tendencia a ello, y a evitar, habitualmente, los best-sellers vendidos a bombo y platillo. El año que viene se presenta del mismo estilo, sobre todo porque, posiblemente, el Grupo Prisa sea absorbido definitivamente por Random House Mondadori, dejando todo el poder a dos grupos que monopolizarán las novedades mensuales y unas pocas editoriales intentando buscar su hueco entre “nichos” de lectores que busquen ofertas distintas.  De hecho este año lo hemos visto, cómo surgen grupos pequeños buscando su espacio en el corazón de alguno de nosotros como “Malpaso” o “Ginger & Ape”.

cuentos-de-muerte-y-demencia-9788415717287Sin más demora, paso a comentar los que considero las mejores lecturas del año; no son ni más ni menos que los libros con los que más he disfrutado. Son todos publicados (o reeditados) este año y siempre pongo una novedad (o dos) de años anteriores por su relevancia literaria; evidentemente no leo todo, mi ancho de banda llega a donde llega, y soy consciente que hay varios libros que tengo a punto de leer que podrían haber entrado en esta lista. Otros años dejaba once títulos en total, este año han salido más; no lo voy a dejar fijo, este año salen estos y el próximo posiblemente saldrá otro número. Teniendo en cuenta estas consideraciones, vayamos a la lista:

“Cuentos de demencia, amor y muerte” de Poe y Gris Grimly, en un año en el que han proliferado los libros ilustrados, con propuestas de todo tipo, esta edición de Nórdica elcazadorsordode los cuentos de Poe brilla con luz propia gracias a las fabulosas ilustraciones del enigmático Gris Grimly que convierten el libro prácticamente en un cómic y que consiguen el doble objetivo de resaltar las historias de Poe hasta en sus detalles más nimios además de maravillarnos con su indudable preciosismo.

“El cazador sordo” de James McClure, el editor de Reino de Cordelia es, como yo y otros tantos, un fanático del sudafricano McClure y tiene la idea de sacar todo lo inédito del increíble escritor; esta obra tiene todo lo que se necesita para hacer una novela negra perfecta: personajes carismáticos, una buena trama, dolor, en fin, otra obra de incalculable perdida-gillian-flynn-L-C_o8Lavalor.

“Perdida” de Gillian Flynn, sorprendentemente está pasando desapercibida por su halo de best-seller, pero esta historia nos demuestra que el legado de Patricia Highsmith no se ha perdido; la perversidad del personaje principal  me recuerda a los mejores momentos de la inglesa y de Jim Thompson por su afán de darle la vuelta a todo lo establecido y salir impune. Mucha más calidad de lo que la gente se puede pensar.

ojohalconPor“Ojo de Halcón. Seis días en la vida de…” Matt Fraction y David Aja, hacía tiempo que no disfrutaba tanto con un cómic; los seis primeros números de la nueva colección de Ojo de Halcón nos demuestran que no hay personajes acabados sino malos escritores. Este es uno de esos cómics en que la perfecta unión entre dibujo y trama dan como resultado una de esas pequeñas obras maestras del noveno arte. Aja está inmenso en la narración, Fraction crea historias con un lapromesakamilpunto de preocupación social sin olvidar lo superheroico. Excepcional.

“La promesa de Kamil Modracek” de Jiri Kratochvil, sorprendente novedad esta del checo Jiri Kratochvil que nos trajo Impedimenta. No era esperable que una especie de novela negra postmodernista del este, de un autor desconocido por estos lares, fuera a funcionar tan bien como novela de género y reflexión sobre la culpa el dolor además de incorporar elementos metaficcionales. un-paraiso-inalcanzable-9788415625278Una joya a descubrir en el gran catálogo de Enrique Redel.

“Un paraíso inalcanzable” de John Mortimer, todo lo que sale proveniente de las islas británicas me suele llamar la atención; este libro que publicó Libros del asteroide nos trae a John Mortimer reflejando como nadie el paso plantador_gdedel tiempo de la sociedad británica de postguerra hasta los tiempos de Margaret Thatcher con una sutil ironía y buen humor a raudales, una obra clave de este año.

“El plantador de tabaco” de John Barth, por fin, gracias a Sexto piso, tenemos entre nosotros la legendaria obra del norteamericano y podemos degustar en su plenitud su multitud de puntos de vista. Me extendí pero bien en la reseña donde explico sus grandes virtudes. Una delicia para todo aquel que disfrute de la luztodaspartesliteratura con mayor grado de complicación pero no desdeñe el buen humor.

“Luz por todas partes” de Cees Nooteboom, estamos, sin lugar a dudas, ante  la mejor recopilación de la obra poética del holandés infatigable. Una antología que, gracias a Visor de libros, nos lleva desde los primeros poemas a los últimos publicados y podemos comprobar la heroes_aventureros_cobardes-jacinto_antonevolución en las temáticas y en el estilo. El gusto por el acertijo llevado hasta las últimas consecuencias. Uno de los mejores autores actuales.

“Héroes, aventureros y cobardes” de Jacinto Antón, cierto que no son nuevos, pero también lo es que es la primera vez que se recopilan esta serie de artículos del periodista en un solo libro; Jacinto Antón hace que, tengamos la edad que tengamos, se acreciente nuestra sensación de maravilla ante todo lo que nos cuenta.  ¡Viva la aventura!, en la más fiel tradición de Indiana Jones o Quatermain.

Luminosas-673x1024“Cartas de cumpleaños” de Ted Hughes, no es exactamente de este año pero estas cartas han sido reeditadas por Lumen con ocasión del aniversario de la muerte de Sylvia Plath; indisolublemente unidos a la obra de Plath, Hughes está colosal en este poemario que podemos disfrutar en plenitud en esta edición bilingüe; más allá de lo confesional, el aliento poético del británico es proverbial y nos lleva al thomas-pynchon-bleeding-edge-novelcielo con su intensidad dramática.

“Las Luminosas” de Lauren Beukes,  estamos ante el perfecto thriller, pastiche de géneros donde un asesino en serie se desplaza en el tiempo. Al mismo tiempo tenemos un retrato de la mujer y de la sociedad a lo largo del tiempo. La novela te deja sin aliento por su adicción y tiene paradojas de una sutileza difícilmente superable. Una maravilla.

“Bleeding Edge” de Thomas Pynchon, Pynchon ante el desastre de las empresas de internet y ante el 11-S, Pynchon retador y más cercano a la novela de género que a sus obras Tapa-baja-Jota-Erre-195x300más voluminosas. Pynchon siempre a un nivel muy alto, esperemos que este año pueda ser publicada en España, pero habrá que esperar.

“Jota Erre” de William Gaddis, Gaddis llevó la sátira de la sociedad capitalista a sus últimas consecuencias en esta mastodóntica obra maestra. El fracaso del sueño americano estaba patente aquí en la figura del niño Jota Erre Vansant, subversión del mito; paradigma de la gran el-renacimiento-del-siglo-xii-9788493829582Novela Americana por el reflejo del zeitgeist de una nación. Estilo inigualable. Imprescindible.

“El Renacimiento del siglo XII” de Charles Homer Haskins, ¿quién dice que un ensayo histórico tiene que ser aburrido “per se”? Ático de los libros quiere demostrarnos con su recién lanzada colección de historia que puede ser muy divertido y estar muy bien escrito. Su punta de lanza puede ser, sin duda, este deleite de Mal dadasCharles Homer Haskins que nos relata una época, la Edad Media, oscura de por sí, con la claridad de su erudita prosa.

“Mal dadas” de James Ross, parece mentira que en 1940 el infortunado James Ross realizara una obra de estas características; a medio camino del retrato de la sociedad norteamericana  post- Gran Depresión y de la novela negra más sórdida, se trata de un retrato de los anhelos de los habitantes del sur americano y de su lucha Casadehojaspara salir de las situaciones más penosas para alcanzar el gran “sueño”. Otra de esas pequeñas sorpresas que nos trae habitualmente Sajalín Editores.

“La casa de hojas” de Mark Z. Danielewski, lo que en un principio era imposible este año se ha hecho posible gracias al trabajo de Alpha Decay y Pálido Fuego; es decir, tener la primera edición en español de la inigualable obra del norteamericano; una obra única por lo que supone como experiencia, en la que texto, disposición del texto, trama y el propio lector se convierten en parte de la misma. Una obra necesaria que ahora podemos asesinociegodisfrutar… y temer.

Y para acabar recupero en esta ocasión dos obras de otros años que, sin embargo, constituyen dos obras maestras ineludibles. No pude dejar de alegrarme de la concesión del Nobel a Alice Munro, pero tampoco pude dejar de entristecerme por las consecuencias directas: la muy posible condenación al ostracismo de dos de las escritoras más grandes vivas que tenemos en infiella actualidad: Por un lado su compatriota Margaret Atwood  que  tiene en “El asesino ciego” una de las obras más deliciosas que he tenido la oportunidad de leer, completísima en trama, estructura, personajes, para paladares selectos. Por el otro, desde luego, ya lo sabéis, la simpar Joyce Carol Oates y su recopilación de historias cortas (tan de moda ahora gracias a Munro) “Infiel. Historias de transgresión”, cada relato una verdadera patada en el estómago y a todas nuestras comodidades y seguridades, una subversión continua que demuestra  su maestría en la narración y que nadie (sensible o no) debería perderse.

Bueno, y eso es todo… creo que este año me he pasado, pero valía la pena. Ha sido un muy buen año. ¿Qué nos traerá el siguiente? En este blog lo iréis viendo como de costumbre.

Espero que os guste la selección y os ayude para las compras navideñas.

¡Feliz año 2014!

“La casa y el cerebro” de Edward Bulwer-Lytton

La casa y el cerebroTengo que reconocer que el subgénero de casas de fantasmas dentro de las historias de terror siempre me atrae, quizá el que más junto con los vampiros y los “slashers”. No son pocos los que lo han practicado y no son pocos los que lo harán en el futuro. También en el cine se ha hecho con mejor o peor suerte y el número de muestras es prácticamente tendente al infinito.

De ahí que cada vez que sale algún exponente del género no pierda ocasión en hacerme con él; siempre tengo en la mente a muchos autores, quizá Henry James es el primero que se me viene a la cabeza por su relato cargado de ambigüedad “Vuelta de tuerca” pero tampoco olvido a Shirley Jackson y su “La maldición de Hill House”, espléndida muestra psicológica y la aproximación científica de “La casa infernal” de Matheson. En el cine, últimamente siempre me viene a la mente el “Expediente Warren”, última y terrorífica actualización simplemente sorprendente.

El caso que nos ocupa hoy es el de “La casa y el cerebro” de Edward Bulwer-Lytton, publicada en 1857 con el nombre de “The Haunted and the Haunters” o “The House and the Brain” y que ahora nos trae Impedimenta en su excelente colección. Esta obra supone un antecedente ineludible en el género porque fue una de las primeras publicadas en este tipo de novelas y, desde luego, influenció inevitablemente a escritores posteriores.  El planteamiento en este tipo de historias es fundamental, tiene que ser lo suficientemente terrorífico y al mismo tiempo inconcreto para que nos entren ganas de saber lo que sucede a continuación, en el siguiente párrafo podemos comprobar que se cumple con creces esta premisa:

“-Disculpa; no deseo que se burlen de mí y me tachen de soñador supersticioso, ni tampoco podría solicitar que aceptes bajo mi testimonio lo que tú, sin la evidencia de tus propios sentidos tendrías por increíble. Déjame decirte solo una cosa: más que lo que vimos u oímos (respecto a eso supondrías con justicia que éramos víctimas de nuestra imaginación alterada o de la impostura de otros), lo que nos ahuyentó fue un terror indefinible que nos atenazaba a ambos al pasar junto a la puerta de cierta habitación vacía en la que ninguno de los dos vio ni oyó nada; y lo más asombroso y extraño es que, por primera vez en mi vida, estuve de acuerdo con mi esposa, pese a lo estúpida que sea, y admití tras la tercera noche que era imposible permanecer una cuarta en aquella casa.”

El protagonista de la historia, ese narrador en primera persona, se hace eco de una teoría que, probablemente, era la misma del proprio Bulwer-Lytton y que intenta dar sentido a lo sobrenatural indicando que, en realidad, está dentro de la naturaleza pero no ha sido comprobado aún:

“Ahora bien, mi teoría afirma que lo sobrenatural es un imposible; lo que se llama sobrenatural solo es algo, dentro de las leyes de la naturaleza, que hasta ahora hemos ignorado. Si un fantasma se alza delante de mí, no tengo razón al decir: Luego lo sobrenatural es posible, sino más bien; Luego la aparición de un fantasma está, en contra de la opinión recibida, dentro de las leyes de la naturaleza, es decir, no sobrenaturales.”

Con esta base puede permitirse entonces jugar con lo sensorial y resolverlo de la manera que él crea conveniente, le permite cualquier posibilidad; no ahorra en descripciones de lo más ominoso para mostrarnos una situación horrorosa dentro de la casa:

“A veces sentía que me tocaban, pero no ellas; me tocaban manos invisibles. Una vez sentí que unos dedos fríos y suaves me oprimían la garganta. Aún era consciente de que si me rendía al miedo me hallaría en peligro físico, así que concentré mis facultades en resistir con voluntad obstinada. Y alejé la mirada de la sombra, sobre todo por aquellos extraños ojos de serpiente… Ojos que eran claramente visibles. Pues ahí, y no en las otras cosas que me rodeaban, me daba cuenta de que había una voluntad; y una voluntad de una maldad intensa, creativa, activa, que muy bien podría aplastar a la mía.” 

Una vez resuelto el “enigma” viene un epílogo que explica con todo lujo de detalles lo que sucedió, ahí se mezclan mesmerismo (muy en boga en la época), vida más allá de la muerte, superstición, maldiciones… de una manera explosiva, es en ese epílogo donde se comprende el porqué de que a Lovecraft le gustara tanto esta historia y, además, la que la vuelve más redonda. Lástima que se lea en un suspiro, habría estado bien hacer una recopilación de historias del autor con esta como buque insignia para que no se pasara tan rápido. Aún así, es una historia de fantasmas estupenda de esas que nos gustan tanto a los apasionados del terror.

Los textos provienen de la traducción y prólogo a la edición de Arturo Agüero Herranz de “La casa y el cerebro” de Edward Bulwer-Lytton.

100 títulos de Impedimenta

la-segunda-vida-de-viola-wither-9788415578024Es motivo de celebración que una editorial pequeña independiente consiga llegar a la friolera de 100 títulos; entre otras cosas, porque hoy en día cada vez es más difícil publicar (y tener éxito), al menos para las editoriales que abogan por unos catálogos distintos y muy alejados de los best-sellers mainstream que llenan mes a mes las librerías y centros comerciales gracias a Espasa, RHM y similares.

La verdadera baza de estas es, entonces, conseguir ganar una clientela fija mediante la elección de unos títulos muy reconocibles para esos clientes y mantenerse fieles a esta filosofía y, si da la casualidad, pegar un bombazo que te aúpe a un número mayor de potenciales. En el caso de Impedimenta (su web está por aquí y podéis echarle un vistazo), podemos encontrar todas estas características:

-El catálogo es perfectamente reconocible, su base, literatura británica preferiblemente (Bennet, Spark, Gibbons, Woolf, Nobbs… etc…) aunque podemos ver publicados otros títulos de diferentes nacionalidades como polacos (Lem), rumanos (Catarescu), japoneses (Soseki) y un largo etcétera, el único requisito es la calidad de las obras. De hecho también abogan por novelas contemporáneas de autores españoles como Fernando San Basilio o Pilar Adón. El resultado es variado y, desde luego, de un alto nivel cualitativo.

“La hija de Robert Poste” de Stella Gibbons supuso un bombazo, un espaldarazo a su labor; no en vano, el número de ediciones de esta obra ha crecido gracias a la recomendación casi unánime de sus lectores. Era el éxito que necesitaban para poder llegar a más lectores de lo habitual en estos casos.

-El diseño y la edición, imprescindibles, por dos razones: las portadas son atractivas y por ocasiones bellas, llaman la atención para los neófitos de la editorial; ese tipo de diseño es evidente que se ha convertido en un sello distintivo.

La filosofía de la editorial resume sin dudas su actitud:

“Publicar lo más valioso de la literatura clásica y moderna es nuestra más firme intención, en ediciones que nos satisfagan a nosotros en tanto lectores exigentes. Obras inspiradas por el ideal de calidad que queremos que sea nuestro inconfundible distintivo como editorial.

Impedimenta, fundada en el año 2007 en Madrid por Enrique Redel, aspira a recuperar y redescubrir aquellas obras literarias esenciales para poder disfrutar de nuestro largo camino como lectores: obras que se lean, que se disfruten y que se guarden.”

Voy a aprovechar este post para recomendar tres títulos de la insigne colección y que, desde luego, pueden ser buenas opciones para conocerla:

El primero de ellos se trata, como no podía ser de otra manera del título que ha supuesto el número 100, y no podía ser otra la elegida que su bandera y una de las artífices de su éxito: Stella Gibbons. El libro en cuestión es “La segunda vida de Viola Wither” y reúne una de esas tramas tan características suyas en la que Viola Wither, la protagonista, se casa con alguien a quien no ama y al enviudar va a vivir con su familia política teniendo a partir de ese momento la posibilidad de conocer a un magnate soltero que se parece a Gatsby y que se caracteriza por su superficialidad.  Esta trama le sirve como pretexto para montar todo tipo de situaciones cómicas, con una sátira que siempre se mete con el orden y costumbres imperantes y te lleva en volandas con su prosa elegante sin olvidar momentos entrañables. Nada nuevo a lo que ya nos tenía acostumbrados en sus otras novelas, bien hecho, sin deslumbrar, pero siempre de manera interesante. Es una buena recomendación, sobre todo para el verano.

enterradoenvidaLa segunda novela que quería traer era la fantástica “Enterrado en vida” del también británico Arnold Bennett y lo voy a introducir gracias al postfacio a esta edición que realiza José C. Vales

“Decía en una carta privada Virginia Woolf a su amiga Lady Cecil “Me deprime el astuto realismo del señor Bennet”

“A muchas obras de Arnold Bennet, alejado de las exquisiteces intelectuales de Bloomsbury y sus alrededores clasistas y esnobs, no tardó en aplicárseles el distintivo potboilers. La palabra deriva de la expresión boil the pot, literalmente “hacer hervir la olla” y figuradamente “buscarse la vida”. “¿Es que voy a quedarme ahí mirando cómo alumnos se embolsan dos guineas por historias que yo puedo hacer mucho mejor? Por supuesto que no. Si alguien piensa que mi único objetivo es el arte por el arte, siento decirle que está lamentablemente equivocado”.  En definitiva, se acusó a Arnold Bennet de escribir para ganarse la vida, de ser un mercenario de la sintaxis, un mercader del párrafo y un fariseo de la literatura.”

Lejos quedan para nosotros en estos instantes las agrias polémicas que surgieron en la época entre dos formas de entender la literatura: la modernista introspectiva de Virginia Woolf y la más pragmática y tradicional, anclado en lo decimonónico, de Arnold Bennet. Desgraciadamente, con el tiempo, la figura de la primera se ha agigantado en detrimento de la segunda y Bennet, está bastante denostado por los lectores en general.  Lo bueno de verlo es perspectiva es que nosotros podemos disfrutar de ambas formas de literatura sin tener que tomar partido. Como Woolf va a venir en los próximos años con mi proyecto literario,  mi lanza de hoy va en favor del gran Bennet. Este “Enterrado en vida” es una muestra de su buen hacer, con un comienzo plenamente dickensiano no podemos evitar disfrutar de uno de esos personajes que nos recuerdan a la más firme tradición británica: Priam Farrl. Un tímido elemento que no dudará en fingir su muerte para desaparecer de la vida moderna aunque luego no le resulte tan fácil la nueva situación. Todo se convierte en una comedia de enredo con dobles identidades y situaciones que, inevitablemente, nos sacan una sonrisa y, por momentos, carcajadas. Una pequeña maravilla que arrancará el deleite de los que se atrevan con él.

Y para acabar con una de esas sorpresas que a veces te encuentras: “La promesa de Kamil Modracek” del checo Jiri Kratochvil con traducción de Elena Buixaderas, de la que voy a poner los textos que vienen a continuación.

lapromesakamilY es sorpresa porque nos encontramos con una novela donde se mezclan mucho mejor de lo esperado la culpa y el castigo, ficción y realidad, una venganza cargada de humor negro: la venganza del arquitecto Modracek por la muerte de su hermana en un interrogatorio y su alter ego investigador el peculiar Dan Kocí alias Stanley Pinkerton, cuya única arma era el flash: “Para cuando usaba el flash la pareja adúltera ya sabía que la diversión se había acabado.”

Lo que parece inicialmente una novela policíaca checa, trasciende el género para presentar además, elementos metaficcionales, solo tenemos que observar la propia presencia del escritor en la obras, como vemos en el interrogatorio a Modracek:

“Escuche, Modracek. Enfrente de usted viven unos tales Kratochvil, ¿no es cierto? (Y miró otra vez sus papeles.) Anezka Kratochvil y sus hijos Kiri y Josef.”

Las fronteras entre ficción y realidad se vuelven difusas y Kratochvil aprovecha  para discutir sobre ello:

“Así que al principio quise entender que lo que le interesaba era averiguar la proporción entre “verdad y poesía” en un texto literario. Pero me equivoqué. Por alguna razón incomprensible para mí, le interesaba saber si lo que está escrito, lo que existe en principio solo como texto literario, en un relato por ejemplo, puede luego ocurrir en la vida real. O como lo diría y: si la realidad puede copiar a la ficción, igual que la literatura suele copiar a la realidad.”

No es casualidad que Nabokov se convierta entonces en un personaje imprescindible para el avance de la trama:

“Bien, el Le Corbusier es suyo si en una semana, es decir, en ciento sesenta y ocho horas, es capaz de resolver usted el único problema en dos movimientos de Nabokov que tengo en casa.”

Juega con el flujo de pensamientos  y  el monólogo interior, se producen continuos cambios de perspectiva, llegando a confluir en una novela policíaca netamente postmodernista que destaca por su originalidad y que no esconde un microcosmos que se puede extrapolar como alegoría a la realidad que vivimos:

“Es curioso cómo hasta una sociedad tan pequeña (qué son veintiuna personas a fin de cuentas) después de un tiempo acaba tomando la estructura de una mucho más grande. En la gente debe haber algo como un gen social que les lleva a aceptar ciertos roles y, en coordinación con los demás, a modelar una sociedad de estructura estadística similar.”

En definitiva, una novela completísima que nos ofrece mucho más de lo habitual y que se me antoja imprescindible dentro del ya completo catálogo de esta fantástica editorial. Gracias a Impedimenta y a su editor Enrique Redel por traernos estas propuestas distintas y, afortunadamente, retadoras por su calidad.

“¡Abajo el colejio!” de Geoffrey Willans y Ronald Searle

abajocolejioSolo puedo aplaudir ante la publicación, si todo va bien, de toda la serie de Nigel Molesworth y que se inicia con este “¡Abajo el colejio!, obra perpetrada con el ingenio conjunto de los dos autores, Geoffrey Willans, el escritor, y Ronald Searle, el ilustrador. Simbiosis es lo que podemos comprobar que se sucede en cada página que pasa. Estamos ante una obra en que los textos y las ilustraciones están tan unidos que es difícil separar una de la otra sin causar perjuicio a la percepción de la misma.

En el primer capítulo “Bueno, vamos hallá” tenemos la presentación del sátiro protagonista: “Yo soy este, Nigel Molesworth, el terror de San Custodio que es mi colejio. Es un sitio húmedo y cutre como voy a dejar claro (espero), aunque en realidad todos los colejios son iguales.

En San Custodio hay bastonazos, latín, geografía, historia, mates, geometría, directores, un perro que vive en el colejio, salchichas misteriosas, mi hermano molesworth-2 y sobretodo PROFES por todas partes.”

molesworthEste va a ser el tono del libro acompañado por ilustraciones excelentes del gran Searle que no harán más que acentuar el tono satírico de la narración; no nos engañemos, a pesar del tono lúdico, de divertimento, los autores no cejaron en su empeño de mostrar la decadencia de la enseñanza inglesa en la que había cosas que no iban del todo bien, empleando un eufemismo; esta denuncia se puede presentar de una manera panfletista; o bien, se puede presentar como lo hacen este par, con ingenio, locuacidad y saber hacer.

Por citar algún capítulo me quedo con el del capítulo 3 “un recorrido por los calabozos o los profesores uno a uno”  donde se describe de la siguiente manera, entrañable, a los profesores de literatura: “Los profesores de literatura lleban el pelo largo corbatas rojas y sueltan chorradas como “Wordsworth nos conduce al éxtasis” y “Dios mío molesworth, seguro que no era su intención escribir una frase semejante”. Para los deberes siempre te mandan una redacción, si es que se les ocurre algún tema.”

En la siguiente ilustración podemos observar la capacidad de expresar los gestos que Searle tenía, con los impagables textos de Willans en ese intento de categorización de profesores por parte del advenedizo e informal Molesworth.

molesworth2

Es muy divertido el capítulo 7  “la comida en el colejio o asta preferiríamos bacalao”, donde el locuaz alumno denuncia la hipocresía de sus compañeros a la hora de la comida:

“Algunos chicos nunca hablan mal de la comida de el colejio. No es por que tengan buenos modales. Me gustaría recordar a esos canallas y sinvergüenzas sus caras de asco y sus lloriqueos cada vez que les ponen delante otra de las salchichas especiales de el colejio.

Cuando se enfrentan a uno de esos asquerosos trozos de carne que ni el perro probaría los hay que ponen cara de que no les gusta pero luego se lo comen todo sin rechistar.”

El único problema que se le puede sacar al libro es que se hace demasiado corto, pero no hay tiempo para aburrirse con él; textos excelentes, ilustraciones ingeniosas, empaste, composiciones de páginas a cuál más divertida, y crítica de fondo. No quiero, eso sí, dejar de reseñar la fantástica traducción de Jon Bilbao; en este caso, por las peculiaridades fonéticas de Molesworth al hablar, es bastante difícil transmitir esos fallos de un idioma a otro y tengo que reconocer que el efecto, en mi opinión, es el deseado y está muy logrado.

En conclusión, una muy buena lectura para pasar un rato ameno; por momentos, descacharrante.

“El canto del cisne” de Edmund Crispin

En la dedicatoria inicial a Godfrey Sampson (profesor de composición que fue amigo y mentor de Bruce Montgomery (Edmund Crispin), este último le comenta su especial homenaje personal ubicando la obra policíaca con el incomparable telón de fondo de “Los maestros cantores de Nuremberg” debido a la admiración que ambos sienten por ella diciéndole: “Acepta esta historia, por tanto, aunque solo sea por el escenario, y como un aperitivo hasta el día que esta obra maestra de Wagner regrese al Covent Garden… sin los espantosos contratiempos que se narran en las siguientes páginas, esperemos.”

cantocisneImaginaos mi caso, en un blog como este, muy aficionado a la ópera, como podéis comprobar si echáis un vistazo por él, que la obra de este singular escritor, que ya conocí en la fantástica “La juguetería errante” de la que ya hice una reseña disponible por aquí; me encontraba con que la ambientación iba a ser la indicada en esa dedicatoria. Cuánto podía esperar de ella y, en efecto, no me defraudó como paso a comentar.

Las primeras frases son ilustrativas del estilo, mordaz y dicharachero, del escritor inglés, y nos retrotraen a la anterior, donde el sentido de humor era una nota constante a lo largo de la narración:

“Pocas criaturas hay en el mundo más estúpidas que un cantante. Es como si el ajuste milimétrico de la laringe, la glotis y los senos bucofaríngeos que se precisa para la generación de sonidos hermosos tuviera que venir acompañado casi invariablemente –oh cuán inescrutables son los caminos de la providencia- de la estulticia propia de un ave de corral.”

En la segunda página los personajes protagonistas están haciendo “El caballero de la Rosa” de Strauss, los chistes literarios de la primera entrega se atenúan en cantidad para jugar con los chistes musicales de profunda sapiencia de un escritor que se nota que conoce el género y que no duda en intercambiar las personalidades de los roles operísticos con los protagonistas de la novela según está va avanzando, e incluso jugar con los paralelismos entre las tramas de las óperas que va citando y la propia acción.

Con la aparición del divertido Fen (“Se abotonó hasta el cuello la enorme gabardina en la que iba embutido, y se ajustó su extraordinario sombrero. Tenía cuarenta y tres años, y era enjuto, larguirucho, con ojos azules y un pelo castaño que intentaba alisarse a base de agua, aunque con poco éxito.”) y la muerte del odioso bajo, tenemos todos los ingredientes para montar un cóctel suntuoso que ofrece equilibradamente: buen humor, metáforas/juegos literarias/os y musicales y una buena trama policial en la más insigne tradición inglesa de las novelas de detectives.

Crispin no se cortará para demostrar su conocimiento del mundo de la ópera y de las propias obras como se puede comprobar en el siguiente texto que emparenta directamente con la obra de Wagner anteriormente mencionada:

“Adam fue a buscar un teléfono. Abajo, la orquesta empezaba a interpretar el tercer acto; el oboe en “la” zumbaba, rodeado por quintas justas; las flautas se entregaban a un brillante virtuosismo; la tuba se quejaba con tono lastimero.”

Que no se asusten, eso sí, los profanos en la materia, todo es muy asequible aunque no se tenga el conocimiento más profundo, y las notas del traductor José C. Vales, ayudan muchísimo para no perderse entre tanta obra y cantante. Además, Crispin no deja que esta multirreferencialidad ahogue una trama que, sin ser innovadora en el planteamiento, sin embargo, desemboca en un ingenioso final acorde al talento que tenía el escritor.

Las obras de este sátiro se convierten, gracias a la publicación de Impedimenta (que esperamos que continúe), en referencias del género policíaco, ingeniosas, divertidas, buena literatura para disfrutar un buen rato.

“Navidades en Cold Comfort Farm” de Stella Gibbons

navidadescoldcomfortLa publicación hace algunos años de ”La hija de Robert Poste”  de Stella Gibbons fue un bombazo para la editorial Impedimenta, fue una de esas sorpresas que la gente recomendaba naturalmente, el boca a boca (o boca a oreja) sirvió para auparla y convertirla en un clásico de obligada visita, una diversión muy loca y metaficcional con las andanzas de un grupo de brutos ingleses que son visitados por la refinada Flora Poste y hace que cambien sus vidas; no en vano llevan ya 19 ediciones de este libro.

Su publicación original en 1932 ocasionó algo parecido, su autora ganó el reconocimiento general a nivel de crítica y público y le sirvió para ir publicando más libros, además de algunos relacionados con este gran éxito.

El caso de “Navidades en Cold Comfort Farm” en 1940 es un poco fruto de este aprovechamiento, el título es exacto al de la edición inglesa; pero sin embargo, una vez leído al completo, se da uno cuenta de que solo hay una historia, especie de “precuela” de la primera novela de la que hablé, ambientada en la granja “Cold Comfort Farm”, a pesar de estar llamado de esta manera el libro; otro dato curioso es el referente a las “historias navideñas” porque si bien es cierto que el libro empieza con una típica (“El arbolito de Navidad”), es también un evento aislado; ya que, en el resto de relatos, las referencias son tan sutiles que, a veces se  vuelven inexistentes.

Impedimenta aprovecha, no sabemos si conscientemente, estos mismos hechos y lo saca en período navideño para sacar el mayor filón posible de una de sus escritoras  más importantes y, para qué engañarnos, es una decisión excelente, porque el libro es fantástico, los relatos son muy eclécticos y funcionan, como de costumbre en esta insigne escritora, como disecciones perspicaces de la sociedad de la época, por citar algunos de los fantásticos cuentos:

Así, en “La marca del crimen” tenemos una historia de detectives a la vieja usanza con el boticario quiromántico capaz de ayudar a resolver un caso; en “Hermanas” el final está cargado de amargura, todo por  el desdén de una sociedad que se alimenta del escándalo; “Vanidad dorada” le sirve para hablar sobre la idealización del escritor por algunos lectores ahondando en los motivos por los que la gente lee libros para concluir que, muchas veces, no es por la calidad de los mismos; más doloroso por sus consecuencias es “Más que amable”, donde ataca despiadadamente la diplomacia sobre lo “políticamente correcto” en el trato personal y familiar; me gustaría citar también, por su audacia, esa joya freudiana e introspectiva que es “El hermano del señor Amberly”, donde profundiza aún más, si cabe, en el estudio de la identidad de la persona y en la forma de afrontar los miedos personales.

En fin, estamos, cómo no, ante una obra excelente, variada, exquisita y, desde luego, de calidad de una autora que, actualmente, aún siendo del siglo XX, me parece simplemente imprescindible. Stella Gibbons tiene ya varias de sus obras publicadas por aquí y, desde luego, nadie debería perderse ninguna de ellas.

¡Feliz Navidad con libros!

No podía dejar pasar la oportunidad de felicitar las navidades a los lectores de este blog, que, aunque sean pocos, desde luego son escogidos.

Se puede ver en la portada la imagen del Nacimiento que tenemos puesto en casa, una imagen navideña y con la que os hago partícipe de nuestra alegría para el año que viene.

Os pongo una foto de las últimas adquisiciones y aprovecho para recomendar alguna de ellas para estas fechas, aunque todavía no las haya leído pero puedo asegurar que van a cumplir su cometido.

2012-12-15 16.27.08

Mi primera recomendación es una recopilación de relatos ambientados en la Inglaterra costumbrista de comienzos del siglo XX, “Navidades en Cold Comfort Farm” de Stella Gibbons es un conjunto de historias cortas con los protagonistas de las dos anteriores novelas que ya hemos visto publicadas por aquí “La hija de Robert Poste” y “Flora Foste y los artistas”, con el acicate de ser, además, navideñas; nos puede ofrecer historias clásicas, muy divertidas y chisposas, un entretenimiento sano garantizado.

El segundo, aunque no aparezca en la foto, me va a caer en Reyes; es otra recopilación, la de los “Cuentos completos de Navidad” de Charles Dickens, con todos los que hizo el imprescindible escritor inglés para esta época y que viene muy a cuento para conmemorar el bicentenario del nacimiento del británico. ¿Hace falta defenderlo a estas alturas? Es tan necesario que toda persona debería tenerla en su casa.

El siguiente ya es algo más personal; con motivo del estreno de “The perfect American” de Philip Glass en el Teatro Real en Enero se acaba de publicar en España el libro homónimo que ha inspirado la obra en cuestión. Escrita por Peter Stephan Jungk, su lectura promete una visión muy distinta de la que tenemos en la cabeza del siempre interesante Walt Disney, espero que, desde luego, sea amena y, por qué no, enriquecedora como todo aquello que trastoca un canon establecido.

Y para acabar, algo más transgresor, dos predilecciones mías en cuanto a novela de género; para los amantes del terror, Valdemar acaba de sacar una edición con una espléndida recopilación de textos de los últimos 25 años, “Miedo en el cuerpo”, que asegura escalofríos y miedo del bueno para los grandes aficionados como yo. Y para los amantes de la novela negra de calidad, Sajalín nos trae la última de Edward Bunker, “Little Boy Blue”, hardboiled del más radical y muy bien escrito.

Eso es todo por ahora, a principios de año pondré la lista de lo que más me ha gustado este año que, por lo que estoy viendo no coincide casi con nada de lo que hacen en distintos periódicos y blogs… eso me llena de satisfacción, hay que reconocer que va a ser muy personal.

¡Feliz Navidad!! ¡Qué pases unos días muy entrañables con vuestras familias!

“Caída y auge de Reginald Perrin” de David Nobbs

Siempre he guardado afinidad lectora con la editorial Impedimenta, especialmente por un catálogo escogido con buen gusto y del que no hay muchas editoriales que se encarguen; un segmento de obras que han escogido son las inglesas, en particular de principios del siglo XX, recuperando de esta manera para los lectores españoles a E. F. Benson, Edmund Crispin o Stella Gibbons, por poner algunos ejemplos estupendos y muy representativos. Ahora han vuelto a la carga con otra historia propiamente inglesa de la mano de David Nobbs y su archiconocido “Caída y auge de Reginald Perrin”, novela que, en el Reino Unido, originó la creación de una exitosa comedia televisiva en la BBC.

El arrebatador comienzo invita a la risa desde casi la primera frase:

“Cuando Reginald Iolanthe Perrin se dispuso a salir para el trabajo aquella mañana de jueves, no entraba en sus planes llamar hipopótamo a su suegra. Nada más lejos de su pensamiento”

En esas primeras páginas se descubren los traumas infantiles de tan curioso personaje, relacionados con su gran cantidad de pelo corporal: “Tenía el cuerpo recubierto de vello, tanto que en el colegio le apodaban Felpudo Coco” o con su torpeza natural: “Siempre había sido bastante torpe  en el colegio cuando no era Felpudo Coco, era Pato Patoso”.

Los gags se suceden cada dos por tres y en cada página tenemos un motivo más para pasarlo bien, con momentos memorables que arrancan las carcajadas como aquellos con el insigne doctor o en la cena sin comida que organiza el propio Perrin. Todo este comienzo está desencadenando la caída a los infiernos del personaje, que busca como sea un cambio de vida, de trabajo, de todo lo que le aflige, se vuelve tan incrédulo que no puede seguir adelante (“Tienes derecho a preguntarme en qué creo, yo que me declaro tan antitodo. Pues se lo diré: creo en el nihilismo en la medida en que creo en la ausencia de ismos. Sé que no sé y creo en no creer”).

El final del camino, que desembocará en el cambio, llegará sólo cuando Reginald Iolanthe Perrin desaparezca, no en vano, las siglas (RIP) eran una prolepsis de lo que iba a ocurrir con el personaje, aprovecha el autor para mostrarnos su momento más lírico justo en el momento más doloroso para él:

“Había una larga franja de guijarros y, por detrás de la bahía, la tierra se elevaba en una pendiente de hierba salpicaba de arbustos vencidos por el viento. El pueblo estaba al final de ninguna parte. Era un lugar ideal para poner fin a una vida.”

Como adelantaba el título del libro, estamos hablando de una tragicomedia, Nobbs utiliza estos momentos para que Perrin cambie de personalidad, buscando algo con lo que de verdad identificarse, algo con lo que iniciar su nueva vida, las dudas le acucian:

“Me tienta pensar en mí mismo como una figura espectral, igual que ellos, pero la verdad es otra bien distinta. Para mí el problema de la identidad no es no saber quién soy sino saber demasiado quién soy: soy Reginald Iolanthe Perrin, Felpudo Coco Perrin. Soy absurdo luego existo. Existo, luego soy absurdo”

Según va encontrando su identidad los momentos cómicos empiezan a originarse nuevamente, ahora las ironías se suceden; llegando a asistir a su propio funeral, tronchante el momento en el que el predicador indica en el sermón:

“En cierto sentido Reggie Perrin no ha muerto. ¡Él está aquí hoy entre nosotros, de una forma real y significativa, en esta precisa iglesia, a esta precisa hora!”

La ironía final, deliciosa, es genial; ya que su “muerte” desencadena el cambio del resto de sus familiares, amigos, jefe,… todos cambios a mejor, su aparente muerte es anecdótica pero necesaria para el devenir del resto; sin embargo, él se vuelve a casar con la misma persona, y todo vuelve, casi, a ser como era, pero diferente, incluso trabajando para su mismo jefe pero en una fundación a su nombre. Qué paradoja, qué cambio de actitud para darse cuenta de lo importante que es vivir.

Valoración del libro:

“La juguetería errante” de Edmund Crispin

Aprovechando la inminente publicación de la segunda aventura de Gervase Fen, nuevamente por la editorial Impedimenta, recupero la reseña que hice para su primera y fantástica novela “La juguetería errante”:

Si no fuera por Sir Arthur Conan Doyle y Agatha Christie, gracias a sus detectives más famosos y paradigmáticos del género como son Sherlock Holmes y Hércules Poirot, la novela más tradicional de género como es la novela de detectives, hoy en día estaría más que olvidada; no porque no guste, que no es así, sino más bien debido al auge tremendo de la novela negra, que ahoga las pretensiones de un tipo de libros que no buscaba tanto lo negro del asunto sino crear una trama ingeniosa en la que un detective era capaz, mediante la deducción, a través de todos los detalles de la situación, de resolver un asesinato (u otro conflicto) aparentemente irresoluble.

Uno de los grandes hitos de la novela de detectives fue la creación del famoso “Detection Club” en Londres en 1930, entre los fundadores de este selecto club estuvieron los archiconocidos Agatha Christie, Gilbert Keith Chesterton Dorothy Leigh Sayers,  y que permanece aún activo hoy en día.

Edmund Crispin, seudónimo de Rober Bruce Montgomery, es un escritor inglés heredero de esa época  e, influenciado por dicho club, creó novelas de detectives basadas en la verdadera tradición inglesa, aunque alejado de sus reglas. Su detective es el ingenioso Gervase Fen (“El excéntrico comportamiento de Gervase Fen, profesor titular de Inglés y Literatura en St. Christopher, no se ajustaba en absoluto a los modelos tradicionales del profesorado”) que recorre las calles de Oxford (“el único lugar de Europa donde un hombre puede hacer cualquier cosa e incurrir en cualquier excentricidad y no despertar ningún interés ni emoción en absoluto en nadie”) sobre su deportivo que él llama Lily Christine III.

La premisa inicial de “La juguetería errante” es tan ingeniosa como retadora: una juguetería con un cadáver en su interior que aparece y desaparece para consternación del poeta Richard Cadogan, amigo de Gervase, y que desencadenará todo el meollo. Es mejor no contar nada más sobre la historia para que cada uno pueda ir descubriéndola. Sí es inevitable mencionar que la novela se lee con adicción, que la trama es muy ingeniosa, ya que desde la premisa inicial llegamos a un típico caso de “habitación cerrada” habitual en novela de detectives; pero no faltan persecuciones, no faltan personajes a cuál más divertido (como el peculiar camionero que lee a D. H Lawrence), ni humor en cada página que va pasando  (“Entre los bajos que ululaban malhumorados como barcos perdidos en la niebla del Canal de la Mancha – que es como suenan todos los bajos en todas las orquestas del mundo”).

Si a eso añadimos todos los juegos literarios que se trae entre manos Crispin en la boca de su detective Gervase y el poeta Cadogan (“Vamos a jugar a los libros infumables. -De acuerdo. El Ulises. – Vale. Todo Rabelais. -Vale. El Tristram Shandy”) y las constantes referencias literarias que pueblan la obra, la novela se convierte en una delicia para disfrutar sin prejuicios.

Necesitamos más novelas de Edmund Crispin (“Mi querido amigo, ¿te encuentras bien? – Estaba pensando títulos para las siguientes novelas de Crispin”), entretenimiento imprescindible, disfrutable a todos los niveles y, en definitiva, diversión de esa que te ayuda a amar cada vez más la literatura, no todo tiene que ser denso, sesudo y cerebral. Reír es bueno y, desde luego, hay que hacerlo siempre.

Valoración del libro: