Los que no perdonan de Charlotte Cory. Arcanum Arcanorum

cubierta_charlotte_hdUno lee los datos biográficos de Charlotte Cory (Bristol, 1956) y no puede evitar pensar que se encuentra ante una artista de otra época sobre todo ateniendo a sus intereses: la sociedad inglesa de la época victoriana y medieval. Si echas un vistazo a su web se confirma la idea de estar ante una artista única, que fue capaz de desarrollar una estética antes de dedicarse igualmente a la literatura. Su ópera prima es el libro que os traigo hoy y que, con tanto mimo está tratando Nevsky en su promoción.

Las cuatro partes en las que estructura el libro son indicativas de por dónde nos va a llevar la autora:

Orden – Interferencias – Destrucción –Caos

Cuatro palabras, cuatro divisiones  que estructuran el camino a seguir, que no es ni más ni menos que el del arquitecto Edward Glass, obsesionado con la idea de conseguir su mayor obra arquitectónica, una obra maestra de la que nadie pueda dudar en un afán por encima de todas las cosas: la posteridad, perdurar, hacerse inmortal. Para ello necesita una estabilidad familiar ya que, partiendo de este orden, él puede tener la consistencia que necesita para llevar a cabo su proyecto. La muerte de la primera señora Glass, amenaza la unidad familiar compuesta por sus tres hijas (Stacia, Milla y Helen) y él mismo; para ello acometerá la búsqueda de una segunda señora Glass en la persona de la viuda Elizabeth Cathcart, todo por conseguir un matrimonio de conveniencia; este proceso nos servirá para ir descubriendo sus rasgos de personalidad, como este momento en el que conoce a la futurible esposa:

“Tras decidir que un caballero que se encontraba en posesión de un diario de aquella magnitud, y que por lo tanto ganaba suficiente dinero para que ella dispusiera de cuanto precisaba, podía ser excusado por su pomposidad, Elizabeth se limitó a hacer alguna bromilla sobre invernaderos; pero Edward le informó con sobriedad que él construía sobre todo fábricas, aquellos enormes palacios de ladrillo rojo donde se forjaba con sudor la riqueza del Imperio; magníficos hoteles; estaciones de ferrocarril; iglesias; edificios municipales y oficinas. Cualquier cosa al parecer excepto casas. Ella no había sabido esto.

-No tengo nada que ver con “casas”, Señora –apuntó Edwards, con más desdén del que habría pretendido. “

No puede soportar que le bajen de un nivel que él cree que posee, también de esta manera asistimos a la presentación de Elizabeth que encarna la esposa ideal ya que se siente abrumada por el saber y el dinero que posee Edward. Como resultado de esta situación, empezamos a asistir a una serie de situaciones extrañas y actitudes que rozan una oscuridad inherente en cada uno de los personajes, desde las propias niñas hasta personajes tan fascinantes como Morgan o Lady Blouvier. Empezando por la descuidada manera con la que vive Edward su matrimonio:

“Había escuchado a su madre en la puerta principal diciendo, con un tono de auténtica estupefacción:

-¡Edward! ¡Qué agradable sorpresa! Es el cumpleaños de Milla…

-¿Ah, sí?

-Cumple diez años.

-¿En serio? Qué rápido pasa el tiempo…

-Te lo parece? –Sarah no parecía coincidir con dicha afirmación.

-Pues claro que sí –dijo Edward impacientándose-. ¡Cuando estás ocupado! Necesito unos documentos del despacho…

-Pues debe de ser agradable estar ocupado y necesitar unos documentos. Entonces, ¿no has venido por el cumpleaños de Milla?

-Yo… -Edward Glass se encontró sin palabras.

-Debes quedarte a tomar el té, el té de cumpleaños de Milla.

Milla escuchó a su padre dejar escapar un gruñido.”

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No llega ni a saber cuándo son los cumpleaños de sus hijas, sus preocupaciones son otras. Cory aprovecha para reflejar el papel de la mujer en una sociedad como la victoriana, relegada a mera comparsa del marido, la segunda señora Glass no es más que un elemento que sirve para su marido pueda vivir sin cargas familiares, en esta situación las hijas son todavía menos importantes y tienen que afrontar situaciones de desventaja que les corresponden solamente por el hecho de ser mujeres en una sociedad como aquella:

“-No, no lo entiende; solo se había muerto la semana antes… -Stacia empezó a lloriquear.

-Bien, pues entonces ya no necesitaba pañuelos, ¿no crees?

[…]

-¿Y el dolor?

-No hay nada que puedas hacer para evitarlo. Muchas mujeres tienen sus propios remedios, pero ninguno te funcionaría a ti. No es más que algo de lo que les gusta hablar, intercambiar consejos, como los cromos o los recortes de Milla. Me temo, querida Stacia, que es un castigo, y tendrás que aprender a soportarlo.

-Pero –protestó con energía Stacia- ¿por qué tendría que ser yo castigada cuando no he hecho nada malo…? Bueno, aparte de los de los pañuelos de mamá, pero eso fue después.

La señorita Housecroft no se rio.

-Me atrevo a decir que no eres la primera mujer que se ha preguntado eso –dijo con seriedad-. No se trata de qué es justo o injusto;”

Nos encontramos de esta manera con una representación de hipocresía de la sociedad victoriana en la que los matrimonios funcionan bien cuando no hay contratiempos:

“-La nueva señora Glass ha puesto en orden a la servidumbre –le contaría Eames a Edward Glass algunos días después-. La escuché poner en su lugar a una doncella el otro día –Eames se sentía responsable en parte de aquel éxito: ella había sido su idea, aunque el Amo seguramente ya no se acordaría.

-¡Una mujer competente! Una solución de lo más satisfactoria –remarcó Glass complaciente-. ¿Dónde estábamos, Eames? ¿Cuál es el siguiente asunto de su lista?

Durante seis meses, Edward Glass y su segunda esposa habían disfrutado la satisfacción apacible de un matrimonio sin contratiempos. En efecto, apenas se habían visto el uno al otro.”

En este orden de actuación, Cory aprovecha para reflexionar sobre la posición del escritor superventas, el best-seller que todos tenemos en la cabeza se encarna en la figura de Pasha, el escritor favorito de Milla que, tras enviarle una carta para quejarse de su último libro, recibe una invitación para tomar un café con él. La situación que se produce a continuación es toda una interferencia, una disrupción en la forma de ser de Milla que tiene que afrontar la realidad que no conocía: encontrar que lo que había idealizado está muy lejos de la realidad:

“-¡Ahí lo tienes! –exclamó triunfal Pasha-. Puedes llevarte esto de vuelta Westminster: nunca he estado en ningún lugar exótico ni he hecho nada interesante. Me casé hace mucho tiempo con un hombre que hablaba de hacer cosas, pero que al final no llegó a hacer ninguna, excepto morirse, por supuesto, el maldito endemoniado…

-¿Maldito endemoniado?

-La señorita Housecroft recriminó a la niña que interrumpiera a su anfitriona, pero la señora Smith continuó sin importarle, había cogido carrerilla.

-Así es. Se murió, ¿sabes? Aquel maldito endemoniado, dejándome sin un penique y a la merced de las modas literarias. El señor Sabiondo-e-Importante en la editorial me dice qué estúpida aventura quieren publicar, y si no deseo morirme de hambre tengo que sentarme a escribirla; un perro sin cabeza en Borneo, piratas que roban el correo en Singapur, el sol friendo una cazuela en lo más profundo de Bamangwato, sea donde sea, una escapada a Dahomey. Lo que se te ocurra a ti, Milla Glass, y a niñas como tú;  y me tendré que poner a escribirlo –la señora Smith suspiró con cansancio; Pasha había sido una lápida que había cargado durante demasiado tiempo, y su intolerable peso la había dejado hecha añicos.”

Según avanza la narración asistimos a una desintegración total del proyecto soñado del patriarca (la desintegración de su proyecto se va envolviendo en el caos y en la histeria colectiva), lo curioso es que, paralelamente, se produce un acercamiento entre los cónyuges que le llevan a reconocer ante ella el error de un matrimonio de conveniencia: 

“-Nuestra boda ha sido un error, lo admito. Me ha costado mucho…

-También me ha costado mucho a mí –murmuró la señora Glass, pero sin ningún tipo de tono acusatorio. Se había arruinado los zapatos con los que había venido. El nuestro no ha sido un matrimonio afortunado, había dicho Henry James Cathcart, prometiéndole de inmediato “hacerlo mejor”. Por lo menos Edward Glass no hacía promesas vanas.

Marido y mujer se contemplaron el uno al otro. No había sido más que un arreglo práctico, concebido por dos personas en circunstancias desesperadas. Glass se dio cuenta de que su mujer había perdido la alianza barata que le había regalado.

-El trabajo siempre me lo ha exigido todo –dijo Edward Glass rompiendo aquel silencio. No era una disculpa, ni una explicación; no le debía nada a aquella mujer. No le debía nada a aquella mujer práctica.”

CoryEl mayor acercamiento se producirá entonces cuando Elizabeth sufra un accidente que le haga perder el niño que llevaba, lo peor es que esto ocurrirá en el mismo Gran Hotel que está construyendo Edward:

“-Menos mal que hice todas esas compras cuando pude –dijo Elizabeth; puesto que ahora era poco probable que volviera a pisar el interior de una tienda-.  No puedo evitar pensar en todas esas compras que se me escaparon, en todos los adornos que nunca llegué a ver…

-Vamos, vamos… -dijo Milla-. No debes ponerte triste.

-¡Es agradable tenerte en casa, Sir Edward! –dijo varias veces Elizabeth, y su marido le sonreía. Le gustaba estar “en casa”; tenía varios lugares que podía considerar “casa”, y aquellas cuatro paredes llenas de trastos con una mujer inválida eran tan buenas como cualquier otro.

Elizabeth empezó a perder la razón. Se imaginó que el bebé que había llevado durante podo tiempo dentro había nacido en realidad, para morir después. Medio dormida le pidió a Milla que le trajera la caja de madera de rosas, que abrió con la llave que todavía llevaba colgada del cuello. Sacó una fuerte suma de dinero de la caja sobre la que nadie sabía nada […] Le compró al bebé el ataúd más caro que pudo encontrar. Compró algunas cositas para enterrarlas con el bebé, adornos de plata y ropitas de encaje, una muñeca de porcelana y un monito de latón de Francia que andaba un poquito y tocaba un tambor. En su sueño le agradó pensar que su niño muerto tendría su propia y preciosa habitación infantil llena de adornos, […]”

Justo antes de acabar la tercera parte Milla se convierte en la narradora, desde su punto de vista empieza a relatarnos el caos que se está viviendo a raíz de los sucesos ocurridos, la destrucción de la familia es entonces paralela a la de la obra maestra de su padre, en el Caos se producen saltos temporales que no podemos esperar y que suponen todo un reto en cada momento, arcanum arcanorum, lo más secreto de los secretos:

“Pero ni Stacia ni Helen sabían lo que Milla sabía. Milla, la que se había quedado en casa. Me aplastaron hasta sacar todo lo bueno de mí, pensó, deteniéndose en la venta del descansillo del piso de arriba para dibujar con el dedo sobre el polvo del cristal. Ella misma había conspirado en su propia destrucción, ocupándose primero de su padre, después de la segunda señora Glass, mientras cada uno de ellos, lentamente, conscientemente, se deslizaban hacia la muerte. La tarea de Milla no había tenido ni pizca de gracia.

“Una Tierra donde la luz es como la Oscuridad”; Milla encontró el panfleto en un cajón de la cocina. […] No había nada en aquella cocina que demostrara que la muchacha había existido. A la señora Curzon, que había dejado aquel recorte de papel, nunca le había caído bien ninguna de las niñas, especialmente Milla. Milla encendió otra hoguera en el jardín trasero, y quemó todo lo que ardía y que no podría venderse.”

Estos pequeños apuntes solo reflejan una parte mínima de la fascinante narración en la que nos sumerge Cory; la imprevisibilidad es parte de una idea mayor que es la que me he limitado a contar, pero es cierto que esos detalles oscuros y llenos de ambigüedad pueblan las páginas convirtiendo esta obra en un verdadero Tour de Force por lo extraño. Una obra necesariamente insólita y sorprendente.

Los textos provienen de la traducción de James y Marian Womack de Los que no perdonan de Charlotte Cory editado por Ediciones Nevsky.

Nido de pesadillas de Lisa Tuttle. Inexplicable ausencia

PrintYa he hablado alguna vez de lo duro que es ver novela de terror en España. Se publica poco y cerrado a ciertas editoriales que han conseguido, por lo menos, crear un nicho de lectores que se salen de lo más habitual (King , Rice, algo de Barker…). Es por ello que no dejaré de aplaudir la labor de estas habitualmente pequeñas editoriales que se lanzan a la recuperación de los grandes nombres del género. Tal es el caso de Nevsky y el libro de relatos Nido de pesadillas de la norteamericana Lisa Tuttle, una inexplicable ausencia en nuestro ingente mercado español.

Se trata de trece historias que nos recuerdan a la vertiente más clásica del género, sobre todo gracias a la fantástica introducción del ya habitual en estas lides Jesús Palacios, el cuál no duda en resaltar la mezcla temática que utiliza la escritora y el equilibrio que consigue:

“El horror a lo que está “fuera” y el horror a lo que llevamos “dentro”. Ambos, humanos, demasiado humanos. Ambos, presentes siempre, en distintas proporciones y grados alquímicamente medidos y equilibrados hasta la perfección, para conseguir su mejor afecto, en los espléndidos relatos reunidos por Lisa Tuttle en A nest of Nightmares (Nido de pesadillas), procedentes en su mayor parte del Magazine of Fantasy and Science Fiction y el Twilight Zone Magazine, además de otras publicaciones, y editados como un solo volumen en 1986.”

La segunda característica (imprescindible resaltar este hecho) tiene que ver con el tipo de narrador escogido:

“La mayoría de los protagonistas de estas historias son mujeres perdidas en un mundo de hombres, víctimas de construcciones sociales masculinas, que agreden, de una u otra forma, su individualidad y búsqueda de identidad propias. Son mujeres abandonadas, madres solteras, hermanas e hijas reprimidas, cuyas vidas sufren la presión constante de necesidades imperiosas que chocan con los roles que les han sido asignados contra su voluntad, y de los que raramente se consiguen escapar, sin atreverse a identificarlos o mirarlos cara a cara. Pero no son simples víctimas inocentes de un horror que aparece bruscamente en su existencia, invocado a través de sus miedos y frustraciones patológicas. Son también vehículos para lo monstruoso y lo perverso, que retorna como todo lo reprimido, bajo formas terribles y devastadoras. El sueño de la razón produce monstruos.. que sueñan, a su vez, con otros monstruos.”

Impacta especialmente el uso de las mujeres en todas sus posibilidades, mujeres que afrontan una realidad difícil de superar y que reaccionan ante situaciones que las llevan al límite; en este orden establecido también se convierten en canalizadoras de las monstruosidades, monstruos como los que encontramos a diario:

“[…] Lisa Tuttle lleva a cabo una perfecta fusión de horror cósmico y horror mórbido, que reúne lo mejor y más escalofriante de ambas escuelas. Los fantasmas de un pasado arcano, espectros del paganismo irreductible, daimónico, y de una Naturaleza indómita e inhumana, que se niega a dejarse domesticar, encuentran su camino de sombras para manifestarse en la realidad cotidiana, arrastrándose por entre las turbias y retorcidas patologías de las protagonistas de estos cuentos. Antiguas deidades celtas (“La otra madre”), demonios del chamanismo de los nativos americanos (“El dios caballo”), visiones de sangrientos sacerdotes precolombinos vestidos con la piel de sus víctimas sacrificiales (“Sun city”), laberintos paganos que conectan el mundo de vivos y muertos (“Recorriendo el laberinto”)…”

Palacios, en la parte final de la introducción concluye muy acertadamente con el uso sutil que la autora realiza  de los medios necesarios para transmitir este terror sin entrar en las casquerías habituales de la época:

“A nest of Nightmares es, ante todo, un festín para el amante del horror. En un mundo de hombres –el del género de terror de los 80-, Lisa Tuttle, prescindiendo mayormente de los efectos sangrientos y las descripciones fisiológicas tan del gusto del splatter del momento, se decantó por la sutileza atmosférica, la metáfora psicosocial y esa delicadeza terrible al describir lo siniestro que ha caracterizado a lo largo del tiempo a las mejoras escritoras del género –pienso en Emily Brontë, Margaret Oliphant, Edith Wharton y, sobre todo, en Jean Rhys y Joan Lindsay-, nunca igualada por sus homólogos masculinos.”

Normalmente, los textos de Palacios están bien pensados, este no es una excepción, pero hay que reconocer que últimamente suele abusar de dos estrategias que me causan fatiga: el namedropping sin ton ni son con cada característica que subraye del autor que toque; lo segundo es la pulla (ni siquiera disimulada) a los best sellers, con especial inquina a Stephen King, ya lo hizo en uno de Ligotti y aquí vuelve a despreciar prácticamente todo lo que ha escrito desde los primeros años. No debería olvidar que muchos de los que se acerquen a estas obras, en España, lo han hecho por haber leído a King primero y no tiene mucho sentido hacer esto a un género del que se publica tan poquito. Todo contribuye.

Dicho esto, no voy a hacer ningún tipo de resumen de cada uno de los trece cuentos como va siendo habitual por diferentes sitios. Simplemente subrayaré dos o tres aspectos que ayudan a comprender la forma que tiene la escritora de realizar sus historias. Poe es una de sus grandes inspiraciones, de él toma el formato clásico de cuento corto, lineal en su concepción y que funciona como un continuo crescendo que suele acabar con un golpe/sorpresa final que cause un gran impacto en el lector; parte de este método es el uso de descripciones de los ambientes y los lugares que realiza de una manera muy vívida:

“Marilyn se dio cuenta de que estaba tiritando, y terminó de rodear el establo con rápidos pasitos, regresando a la casa al trote.

La casa era grande y sólida, construida de piedra gris 170 años atrás. Parecía estar allí por error, un objeto perdido y hallado en medio de aquella tierra, solitaria y fría. ¿Quién pensaría en asentarse allí, quién intentaría arrebatarle un sustento a la tierra pedregosa de aquel lugar?

La vieja casona y el lóbrego campo abandonado componían un paisaje muy parecido a uno que Marilyn, que escribía novelas de suspense, había creado en una ocasión para un relato. Le gustaba la realidad mucho menos de lo que lo había hecho su heroína en la ficción.”

Este tipo de descripciones la lleva a crear sitios en los que el horror está presente pero no se define en un primer momento, la falta de concreción en cuanto a las amenazas (que irá desvelándose) es parte de ese “miedo a lo desconocido” que tan bien maneja:

“[…] Me pregunté si sabría que el desván me aterrorizaba, aquel lugar sucio y oscuro donde algo podía esconderse.. Pero a lo mejor estaba imaginándome cosas. A lo mejor allí no había nada. Debería subir al desván y verlo yo misma, poner a dormir todas esas fantasías de una vez. Pero la idea de subir allí, asomarme a aquella oscuridad desconocida, hacía que me temblaran las rodillas, y sentía algo contrayéndome el pecho. No. No tenía que subir allí.”

Es genial como la escritora no solo se queda en estos detalles sino que nos propone diferentes niveles de lectura donde nos hace reflexionar sobre el papel de la literatura tanto para el escritor como para el lector; ese mundo alternativo que sirve de refugio para ambos ante una realidad incómoda que no podemos controlar:

“Pero Sheila ya no escribía. Ya no lo necesitaba.

La escritura, para Sheila, siempre había sido una forma de escape. La alejaba de su vida diaria, de la soledad, de las aburridas clases en el colegio, y más tarde del tedio de trabajar detrás de un mostrador en el Woolco local. Cuando escribía podía olvidarse de que no era guapa, no tenía novio, ni un trabajo interesante, de que no tenía ningún talento especial, ni grandes planes de futuro. No tenía amigos porque nunca había intentado cultivar ninguno. Las chicas de su edad pensaban que era rara, un petulante ratón de biblioteca, mientras que ella las creía aburridas y no se molestaba en ocultar su opinión. Su inusual inteligencia la hacía rechazar a la mayoría de la gente y de las cosas que la rodeaban, pero tampoco hacía grandes esfuerzos por entender a los demás. […] Creó de la nada un mundo alternativo. Era un mundo de cuentos de hadas, repleto de monstruos y tesoros, más simple, más sombrío, y mucho más hermoso que la realidad que la ahogaba, y escapaba a dicho mundo siempre que podía.”

E incluso aprovecha para presentar la difícil dicotomía de la mujer vs arte, un alegato feminista a la capacidad de crear arte más allá del papel que la sociedad asigna a las mujeres por defecto:

“-Pero todavía estarían en casa, en mi cabeza.. .Esperando cosas de mí… No sé cómo explicarlo. A menudo me parece que lo único que hago es buscar excusas para no pintar. Pero es imposible ser madre y artista. No sé si puedo ser ambas cosas, ni siquiera con todos los ejemplos de otras mujeres que sí pueden, ni con todas las canguros del mundo. El arte nunca ha sido algo a tiempo parcial para mí. Era todo lo que me importaba, hasta que conocía a Bruce. Entonces esa parte de mí se sumergió. Durante los últimos cinco años he sido madre a tiempo completo. Ahora estoy intentando descubrir cómo ser una artista a tiempo parcial, y una madre a tiempo parcial, pero no creo poder hacerlo. Sé que suena muy “o todo o nada”, pero así es como me siento.”

Espléndida recopilación que amplía un poco nuestras limitadas lecturas de novelas de terror. Da gusto encontrarse a autoras de esta calidad.

Los textos provienen de la traducción de Marian Womack de Nido de pesadillas de Lisa Tuttle para Nevsky Ediciones

Mis dinámicas lectoras: proceso de elección, adquisición y lectura

algohuelepodridoSorprendentemente, más de una persona me ha preguntado sobre mis hábitos lectores y sobre mis procesos de elección de lecturas y adquisición de libros. Por lo tanto, me he decidido a escribir un post que refleje estos procesos. Evidentemente, estas formas de elegir, de comprar, de leer, son mías, personales; ni son mejores ni son peores que otras, lo que está claro es que a mí me funcionan y disfruto muchísimo de lo que leo.

Empecemos por el principio: la programación de las compras. Las fuentes no son muchas, tampoco hacen falta más:

-La principal es mi librero y amigo Jónatan que me suele mandar todos los enlaces y catálogos de editoriales además de comentar en su blog El receptor los libros que van saliendo cada semana. Es una fuente inagotable y no sé si recomendarla porque puede llegar a agobiar la cantidad. Un buen ejemplo de esta cualidad son las Epístolas librescas que compone gracias a estos pequeños resúmenes semanales y que publica en el blog de referencia del Sr Ausente .

-La segunda fuente sería el seguimiento que hago de casi todas las editoriales a través de las redes sociales, tanto twitter, como Facebook como por los boletines de novedades por correo electrónico. Alguna editorial, espléndida, manda los catálogos a casa (¡ella sabe quién es!! Gracias!!)

-La última fuente sería el distribuidor UDL, se pueden comprobar las próximas novedades a través de su web, o directamente apuntarse a sus boletines que se mandan semanalmente.

-Casi se me olvida, las novedades inglesas, suelo buscar a mis autores favoritos en Book Depository y dejar encargadas las novelas futuras gracias al Pre-order.

Según lo que voy viendo en estas fuentes voy apuntando en mi hoja Excel que es, más o menos, lo más metódico que tengo.

La pregunta que os estaréis haciendo ahora mismo debería ser ¿y cómo eliges lo que vas a comprar /leer o aquello en lo que estás interesado?

Esto es lo que no es metódico y depende especialmente de una serie de lógicas internas con las que funciono, una serie de criterios que supeditan estas elecciones y que paso a enumerar, no creo que uno sea más importante que otro pero todos ayudan a sumar:

Caso jane eyre-Mi anglofilia puede ser uno de los más importantes, no voy a esconder, a estas alturas, que me interesa especialmente la literatura anglosajona, no en vano por ello decidí hacer Filología inglesa. De ahí que mi famoso proyecto a cuatro años que tengo puesto en el blog, esté compuesto especialmente de autores que escriben en esa lengua y alguno más. No quiere decir que no lea otros, pero, conozco más de ellos, puedo leerlos en su lengua original con gran aptitud, es lógico que me incline más hacia ellos. Es curioso, pero, posiblemente, me incline más por españoles y rusos según avancen los años, y es difícil que lea más franceses, simples curiosidades.

-Lo que he dicho anteriormente tenía otro de los factores que se podían deducir, no compro por portadas, ediciones, etc,.. suelo fijarme principalmente en autores y siempre compro antes a editoriales pequeñas que a editoriales grandes prioritariamente. Es normal que compre a Sexto piso (por sus recuperación de postmodernos norteamericanos como Barth o Gaddis), Impedimenta (por sus deliciosas recuperaciones de clásicos británicos), Ginger Ape Books & Films (por su catálogo heterogéneo), Pálido Fuego (por sus publicaciones de contemporáneos  norteamericanos),  Ático libros (por sus ensayos históricos), Sajalín (por sus maravillosos hardboiled, como Bunker, Ross o Gresham), Nevsky (por sus clásicos rusos y novelas de terror), Valdemar (por sus exquisito catálogo cargado de clásicos y contemporáneos del terror), Turner (por sus propuestas arriesgadas, musicales…) etc.,  por poner algún ejemplo. Lo cual no quiere decir que no compre a los grandes monstruos porque ellos tienen a muchos de los consagrados como es el caso de Penguin Random House con Coetzee, Roth, King, Joyce Carol Oates, etc…

-En cuanto a géneros estoy abierto a todo, me gusta alternar todo tipo de lecturas que van desde los clásicos a narrativa contemporánea, ficción y ensayos, novela negra, policíaca o el típico mistery, novelas de terror, cómics,… un poco de todo. De hecho, es imprescindible saber alternar géneros y autores para que la lectura no se vuelva tediosa, pesada. No se pueden perder las ganas de leer por coger siempre lecturas difíciles.

-No sigo suplementos culturales (demasiado polarizados y sin rigor), no sigo blogs prácticamente (hay alguna excepción puntual en algún post, también suelen estar demasiado polarizados) y no conozco a casi nadie que pueda influir mis próximas lecturas (entre otras cosas porque no suelen acertar/cuadrar), solo Jónatan y Mikel se pueden preciar de poder ser “influencers” en mis lecturas. Cada vez que me salgo de estos caminos suelo encontrar lecturas poco satisfactorias y experiencias no demasiado agradables, como me ha ocurrido últimamente con “algún sello de novela negra muy recomendado por todos lados”.

-Nunca suelo leer un solo libro, alterno dos o tres lecturas a la vez. Suelen ser uno más serio con uno de género (policíaco, terror..) y alguno en inglés o de relatos. Es fundamental no agotarse con uno solo, sobre todo si es un “tocho-postmoderno-de-más-de-mil-páginas” y poder tener ratos de liberación lectora menos sesudos.

perdidabuenlibro-Iba a escribir sobre el orden de lectura, pero últimamente estoy un poco caótico, podéis suponer que es un orden mental que se va modificando según llegan novedades editoriales y lo voy alternando con lecturas de mi proyecto (que se va postergando…), novelas policíacas y de terror, un poco de todo. A veces me da por hacer pequeños monográficos temáticos pero últimamente no he arrancado ninguno. Es posible que me decida en verano con un poco más de tiempo. Lo que sí tengo claro es que nunca dejo un hueco entre lecturas y tengo siempre en mente cuáles son las próximas tres o cuatro lecturas. Nunca me puedo quedar sin lecturas en el transporte y nunca tengo que tener sin decidir la próxima lectura. Dos máximas que sigo a rajatabla.

-Todos mis libros y lecturas actuales y futuras se pueden consultar en mi biblioteca de GoodReads fácilmente encontrable en internet si alguien tiene curiosidad.

Y para acabar, claro, mis hábitos lectores. Leo tres horas diarias más o menos a diario, menos en fin de semana que se suelen reducir por lógicos asuntos familiares. El tiempo lo consigo gracias a que voy a trabajar en transporte público, el rato de más calidad es, de hecho, a primera hora de la mañana. También consigo sacar tiempo por la noche, quitando horas de sueño… pero ese tiempo es más inestable. Hay días que me duermo, sí, yo también.

No tengo trucos ni técnicas de lectura, leo todo, lleve el tiempo que lleve. Tres factores hacen que consiga leer los libros que leo: tiempo para leer, concentración cuando leo y constancia, leer todos los días. Eso conforma un círculo virtuoso que ejercita la capacidad lectora que suele ir aumentando.

Lo que está claro es que esto es muy personal, a todo el mundo no le funciona ni le mueve lo mismo a la hora de leer. Lo importante es que el método que sigas (o el “no método”) te ayude a disfrutar de la lectura. Eso es lo primordial.

PS: ¿Y por qué esas fotos? Mi pequeño homenaje a una saga maravillosa que no ha triunfado en nuestro país precisamente. I miss you, Thursday Next.

Mis lecturas favoritas del año 2014

Pasan los años y ya se está convirtiendo en una pequeña tradición realizar una selección con mis lecturas preferidas del año pasado. Os recuerdo que podéis consultar las de años anteriores en los siguientes enlaces.

Lecturas favoritas Año 2011.

Lecturas favoritas Año 2012.

Lecturas favoritas Año 2013.

Sinceramente, la utilidad de estas listas es la manera de hacer balance personal del año, sirven para valorar lo que he leído de manera cualitativa y junto con el post que suelo hacer con las estadísticas, complemento cuantitativamente esta información. Me consta que a varios lectores les sirven para prever posibles lecturas (o no), pero, sinceramente, no es el objetivo, lo hago porque me apetece a mí, como todo lo que aparece en este blog.

Los criterios son los mismos del resto de años pero los voy a resumir de manera esquemática:

-Hago la lista sobre libros publicados o reeditados en el 2014. Ni mucho menos me leo todo (ni nadie lo hace) y tengo mayor afinidad por libros de editoriales pequeñas independientes que por las grandes monopolizadoras (esta afinidad tiene que ver con leer antes un libro que otro), aun así podréis comprobar que hay de todas. Otros años introducía un libro de otro año pero este año, habiendo varias reediciones, no lo creo necesario.

-El número de libros varía de un año a otro, no pongo límites, este año han caído veinte, eso lo adelanto ya.

-El orden en el que aparecen es cronológico, desde principios de año hasta las últimas lecturas, no asigno posiciones, son mis libros favoritos sin más.

-No hay restricciones en cuanto al género escogido ni la temática.

Lo más importante: el criterio de elección es mi gusto personal, aparecen los libros con los que más he disfrutado (por los motivos que sean) y, por lo que he estado observando en otras listas, no suelen coincidir con la mayoría de ellas.

-Ah, NO MENOS IMPORTANTE, los he leído todos.

lepark_grandePasemos entonces a la lista en cuestión:

“Le park” Bruce Bégout, empezó el año inmejorablemente con esta novela del filósofo Bruce Bégout y que editó con mucho gusto Siberia; un parque de atracciones terrorífico por sus implicaciones y, quizá, porque está más presente en la realidad de lo que creemos. Muy poco se ha hablado de esta pequeña maravilla.

 

la-noche-a-traves-el-espejo-9788415973225“La noche a través del espejo” de Fredric Brown, reedición de la obra maestra de Brown que nos trae Reino de Cordelia y que debería hacer las delicias de cualquier aficionado a la novela policíaca; seguro que no va a estar en ninguna lista del año pero esta mezcla de onirismo y realidad es sencillamente mágica.

 

nariznotario“La nariz de un notario” de Edmond About, otra reedición de la mano, en este caso, de Ginger Ape Books & Films, una sátira de la beau monde parisien que le sirve de vehículo para criticar las relaciones de clase e indagar en la reflexión sobre la construcción de la identidad de una persona como fin último.

 

la-camara-sangrienta“La cámara sangrienta” de Angela Carter, otra más, en este caso la de los cuentos de Angela Carter que toman como base los cuentos de hadas de Perrault y los subvierte de tal manera que se convierten en vehículos para la defensa de la mujer y el feminismo, en una lectura de género ciertamente imprescindible. Máxime si, además, tienes las magníficas ilustraciones de Alejandra Acosta.

 

relatos-hispanicos-asombrosos-y-de-terror-9788437632667“Relatos hispánicos asombrosos y de terror” edición de Emilio J. Sales,  “asombrosa” recopilación de relatos a cargo de Cátedra que nos descubre una faceta deliberadamente ignorada: los escritores clásicos españoles también escribían narraciones de género, y lo hacían muy bien.

 

cuentosvictorianos“Cuentos de detectives victorianos” edición de Ana Useros, selección primordial para entender la evolución histórica de las novelas de detectives desde sus inicios, antes incluso de “Los crímenes de la calle Morgue”, que era considerada fundacional. Espléndida edición a cargo de Alba.

 

americanah“Americanah” de Chimamanda Ngozi Adichie, deliciosa novela que era de lo mejor del Baileys prize (junto con la novela de Lahiri) y que ahonda en el papel de la mujer, su emancipación y lucha contra el patriarcado inherente además de exponer con mucho humor los problemas de una inmigrante nigeriana. Una gran novela que se convierte en un clásico casi instantáneo de narrativa contemporánea con multitud de matices de raza y género.

 

thompson_portada“Arte Salvaje. Una biografía de Jim Thompson” de Robert Polito, exhaustiva es la palabra que mejor define este ensayo de Robert Polito sobre el gran Jim Thompson, no creo que se pueda escribir más y mejor sobre la vida y obra del autor. Además, se me antoja muy acertado el análisis crítico de su obra. Un triunfo de Es Pop Ediciones, que trabaja cada obra como si fuera la última en una edición excelente.

 

NOS4A2_cover“NOS4A2” de Joe Hill, el hijo del señor King sigue demostrando libro a libro que puede hacer obras del nivel de su padre; en esta conjuga su amor por lo clásico y le añade los suficientes elementos modernos para crear una narración ciertamente fascinante sin caer en los tópicos habituales.

 

maestro_previa_corregida_rgb“El maestro y Margarita” de Mikhail Bulgákov, esta reedición del clásico ruso se convierte, por derecho propio en la edición definitiva de la obra de Bulgákov. La traducción de Marta Rebón y la edición de Nevsky en consonancia contribuyen a realzar aún más esta obra, ya imperecedera, con infinidad de matices y posibilidades.

 

Nacido de hombre“Nacido de hombre y mujer (y otros relatos espeluznantes)”  de Richard Matheson, parece mentira que, después de tantos años, tengamos el primer volumen de los relatos de Matheson. La espera ha valido la pena, Matheson entendía a la perfección el género y los artificios que sirven a ello.

 

Una-singularidad-desnuda“Una singularidad desnuda” de Sergio de la Pava, no se ha hablado suficiente de la primera excelente novela de Sergio de la Pava. El autor nos brinda una novela muy completa ahondando en una manera de hacer postmodernismo desde el humanismo y, encima, está cargada de buen humor. Es imposible que Casi, su protagonista, no te seduzca.

 

los-ninos-se-aburren-los-domingos-9788494236709“Los niños se aburren los domingos” de Jean Stafford, se acostumbra uno a que Sajalín Editores nos saque siempre alguna joya y claro, nuevamente este año, lo vuelven a hacer recuperando varios de los cuentos que hicieron famosa a la norteamericana y por los que ganó el Pulitzer en 1970. Cuentos que, enmarcados en el gótico sureño, nos traen a colación las penurias de ser mujer en una época como la que vivió la escritora y la forma en que reaccionó ante estas injusticias. Sencillamente necesarios.

 

Alfabeto2“Alfabeto” de Inger Christensen, Sexto piso inició su nueva colección poética de manera inmejorable. Este largo poema que sigue el abecedario y la serie de Fibonacci no se encorseta en una faja sino que ahonda en la libre composición y en la diversidad de estilos y temas. Una verdadera delicia poética.

 

comemadre 1“La comemadre” de Roque Larraquy,  dentro de su nueva colección “El cuarto de las maravillas” Turner nos ha traído esta pequeña rareza dentro de su “gabinete de curiosidades”; en esta obra no vas a encontrar algo habitual, tenlo por seguro, pero también ten en cuenta que vas a disfrutar de lo lindo.

 

Hiperbolemedia“Hipérbole y media” de Allie Brosh, hablando de rarezas… esta recopilación de entradas del blog de la inimitable Brosh se sale también de lo habitual y me vuelve loco con esta tragicomedia ilustrada cargada de humor negro.

 

losreconocimientos“Los reconocimientos” de William Gaddis, lo sé, Gaddis ya es un habitual, todos los años aparece por aquí. Pero ¿os habéis dado cuenta de qué primera novela se marcó? Ambición es una palabra que se queda corta para lo que intenta abarcar en esta novela fundacional. Un ochomil literario.

 

MatemosTío“Matemos al tío” de Rohan O’Grady, utilizar niños en una narración siempre es espinoso; en este caso lo es más por la forma de mezclarlos con una trama gótica, con elementos ciertamente perversos; pero el resultado es excepcional e inolvidable.

 

american-noir“American Noir” de varios autores, edición de Ellroy y Penzler, ¿de verdad hace falta que recomiende a alguien una recopilación de relatos de novela negra que incluye a Goodis, Ellroy, Oates, Leonard, etc.? Pues eso, si te gusta el género negro te apasionará. Si no te gusta, también. Qué buena colección de novela negra está montando Navona.

 

Hoguera_Cubierta“La hoguera pública” de Robert Coover, a pesar de su dificultad a todos los niveles, este es uno de los mayores acontecimientos literarios del años,  José Luís Amores lo ha vuelto a hacer con su humilde “Pálido Fuego”, esta vez para traernos la obra maestra del autor y una de las obras claves de la literatura contemporánea norteamericana.

 

Termino, agradeciendo, como siempre a los lectores de este blog su presencia y sus lecturas. No os cortéis en opinar sobre esta extensa lista y aportar vuestras lecturas favoritas.

 

Ah… y ¡Feliz año 2015 cargado de lecturas!

“El maestro y Margarita” de Mijaíl Bulgákov. Clásico imperecedero

maestro_previa_corregida_rgbTiene muchísima gracia que la opción más votada en las novelas de verano para reseñar haya sido este “El maestro y Margarita”; entre otras cosas porque, a estas alturas, qué puedo contar yo sobre una obra de la que se ha dicho tanto; podría ser una tentación hablar de la excelente traducción de Marta Rebón y sobre la edición, se supone que definitiva, de este clásico ruso y no estaría nada mal, pero me voy a centrar en dos o tres aspectos que, quizá no sean tan evidentes.

En el prólogo de Ricardo San Vicente seleccioné dos citas muy interesantes que me sirven como introducción a la obra: en primer lugar, la necesidad de encuadrar dentro de la literatura rusa el estilo de Bulgákov:

“Así, ya en el siglo XIX pero también hoy, se pueden observar dos corrientes poderosas que han marchado paralelas en esta literatura; además de la propiamente realista, subrayemos la que el escritor Andréi Siniavski llama literatura del exceso, de la transgresión, prosa en la que conviven la imaginación y el sarcasmo, el lirismo y el arrebato, el eterno, dolido y grotesco vuelo del ensueño y la imaginación.”

Desde luego, “El maestro y Margarita” estaría entre aquellas obras en prosa que se alejan de la parte más realista para utilizar la ciencia ficción, incluso el terror como elementos desencadenantes de ese “lirismo ensoñador donde conviven la imaginación y el sarcasmo.”

En segundo lugar, los temas tratados, lógicamente lo “fáustico” y su contraposición con lo “bíblico”:

“Hay otras influencias […] está Fausto […] o, mejor dicho, los Faustos, escritos y cantados: la vieja tradición fáustica, donde el demonio, el Príncipe del Mal, es la cara inversa de un mundo regido por un Bien omnipotente, indiscutible y aniquilador. Y también la versión musical del mito, en particular la fascinación que el escritor siente de joven por la ópera y tal vez por su rasgo fundamental, que es la modulación variada y melodiosa de los motivos, sean estos musicales, o extraídos de la realidad más palpable, llámense fuego, tempestad o manuscrito. Está la fascinación por la Biblia y en particular por la pasión –juicio, condena y muerte- de Cristo, el constante interés por el enfrentamiento entre el individuo y el poder.”

De fondo, estos dos elementos y todo lo asociado a ellos, están coherentemente unidos de una manera musical; la ópera, los motivos musicales que se encuentran dentro de ella, los “leit motifs”, surcan con profusión todas las peripecias de nuestros protagonistas; al mismo tiempo, la musicalidad del texto se subraya especialmente y va evolucionando, esa sensación al leer la prosa del autor ruso de que hay un ritmo por detrás que mantiene la cohesión de lo narrado desde el principio y según se van desarrollando;buena parte de esa musicalidad viene de la traducción de Marta Rebón que transmite a la perfección estas sensaciones, a veces de manera explícita como en estas referencias directas a los tipos de voces protagonistas de una ópera:

“-¿Puedo ayudarle en algo? –y se maravilló al no reconocer su propia voz. Había dicho “puedo”  con voz de tiple, “ayudarle” con voz de bajo y “en algo” en un murmullo ininteligible.

El desconocido soltó una risita amistosa, sacó un reloj grande de oro con un triángulo de diamantes en la tapa, que sonó once veces, y dijo:

-¡Las once! Hace exactamente una hora que espero a que se despierte, ya que usted me citó a las diez en su casa. ¡Y aquí me tiene!” (Primeras palabras de Mefistófeles en el Fausto de Gounod)

Otras veces en el propio ritmo, mediante la repetición de sentencias que van apareciendo y van evolucionando, como es el caso de la frase “¡El demonio sabrá qué está pasando!” que aparece citada en diferentes ocasiones.

Adopta el uso de narrador omnisciente que busca, además, la complicidad con el lector mediante continuas digresiones que buscan la implicación; es un narrador que presume de “veraz” aunque no le importe la historia:

“Incluso a mí, narrador veraz, aunque ajeno a esta historia, se me encoge el corazón cuando pienso en lo que debió de sentir Margarita al llegar al día siguiente a la casita del maestro sin haber tenido tiempo, por suerte, de explicárselo todo a su marido, que no había regresado el día previsto, y enterarse de que el maestro ya no estaba allí.”

La visita del Diablo a Moscú, la aparente línea principal de la trama, le sirve para mostrar la decadencia de la sociedad rusa, es la interpretación más evidente para la mayoría de los lectores; en el siguiente texto vemos reflejada en toda su elocuencia, la temible frivolidad rusa ante la desgracia de uno de sus miembros:

“Sí, una ola de dolor se desató con la llegada de las terribles noticias sobre Mijaíl Aleksándrovich. Alguien, agitado, gritaba que era preciso, al instante y allí mismo, redactar un telegrama colectivo y enviarlo inmediatamente.

Pero ¿qué telegrama?, nos preguntamos. ¿Y a dónde? ¿Y por qué enviarlo? En realidad, ¿a dónde se podría mandar? ¿Y de qué serviría un telegrama a quien ahora estaba con la nuca aplastada entre las manos enguantadas del disector y con el cuello pinchado por la aguja torcida del profesor? Ha muerto y no necesita telegramas. Todo ha acabado, no saturemos las líneas del telégrafo.

Pues sí, ha muerto, ha muerto… Pero nosotros estamos vivos.”

O en este otro momento donde retrata con crueldad el interés pecuniario:

“-Bueno –respondió este último, pensativo-, son como todas las personas. Les gusta el dinero, pero eso siempre fue así… La humanidad ama el dinero, no importa de qué esté hecho, si de piel, de papel, de bronce o de oro. Bueno, son frívolos… Pero ¿y qué?  A veces la misericordia también llama a sus corazones… Gente corriente…”

La aparición del diablo y sus secuaces, maravillosamente gráfica:

“La celebridad recién llegada impresionó a todos por su frac maravillosamente cortado, de una longitud nunca vista antes, y por aparecer, además, con un antifaz negro. Pero lo más sorprendente de todo eran los dos compañeros del mago: un tipo alto con un traje de cuadros y unos quevedos rajados y un gato negro gordo, que entró en el camerino sobre las patas traseras y con total desenvoltura se sentó en el sofá, amusgando los ojos por la luz de las desnudas lámparas de maquillaje.”

Ellos son los instrumentos que utiliza Bulgákov para diferentes funciones

1 .La ya comentada representación (y crítica) de la sociedad rusa.

2. Aderezar el texto con detalles humorísticos de todo tipo.

3. Añadir (sorprendentemente) elementos truculentos a los ya comentados fantásticos:

“Y ocurrió algo inaudito. Al gato negro se le erizó el pelo y soltó un maullido desgarrador. Luego se hizo un ovillo y se lanzó como una pantera directamente sobre el pecho de Bengalski y desde allí saltó a la cabeza. Gruñendo, el gato hundió sus patas regordetas en la escasa cabellera del presentador y, tras aullar de un modo salvaje, en dos movimientos, le arrancó la cabeza del cuello carnoso.”

4. Como elemento principal del mito fáustico, le sirve para contraponer los elementos bíblicos más o menos implícitos:

“El canto del gallo se repitió, la chica rechinó los dientes y su pelo rojo se erizó. Al tercer quiquiriquí la chica dio media vuelta y salió volando.”

5. (y quizá más importante) Ayuda a descubrir el libro de Pilato que ha creado el maestro y que se incorpora a la narración en mediante una reescritura.

Este maestro nos hace dudar sobre quién es el álter ego del escritor ruso, para mí claramente es este, y no el narrador omnisciente:

“Soy el maestro –se puso serio y sacó del bolsillo de la bata un gorrito negro, todo mugriento, con una “M” bordada en seda amarilla. Se puso este gorrito y se mostró a Iván de perfil y de frente, para probar que era el maestro-. Me lo cosió ella, con sus propias manos – añadió, misterioso.

-Pero ¿cómo se llama?

-Ya no tengo nombre –respondió el extraño visitante con un lúgubre desdén-. Renuncié a él, al igual que he renunciado a todo en la vida. Olvidémoslo.”

El maestro no tiene nombre y su primera aparición tiene lugar en un manicomio, da la impresión que se sentía de esa manera en una Rusia que le censuraba y que ahogaba su trabajo.

Esta reescritura de un relato bíblico, el pasaje de Pilato con respecto a Jesucristo y su pasión es quizá, lo más innovador y lo menos evidente; ¿qué buscaba el autor con esta estrategia?

La tradicional condena al procurador es suavizada y obtiene, de alguna manera, una cierta redención; es posible que Bulgákov como escritor se atribuyera cualidades mesiánicas y, al mismo tiempo, buscara aumentar la importancia del escritor como autor en la sociedad, desde luego, en cada párrafo de estos capítulos sus cualidades artísticas alcanzan el mayor lirismo:

“Las tinieblas llegadas del Mar Mediterráneo se extendieron sobre la ciudad odiada por el procurador. Desaparecieron los puentes colgantes que unían el templo con la temible Torre Antoni, del cielo descendió un abismo que engulló a los dioses alados que dominaban el hipódromo, el palacio de los Asmoneos con su troneras, los bazares, los caravasares, los callejones, los estanques… Despareció también Yershalaim, la gran ciudad, como si nunca hubiera existido. Quedó todo devorado por las tinieblas que asustaron a todo ser vivo en Yershalaim y alrededores. Una extraña nube llegó del mar hacia el final de la jornada del decimocuarto día del mes primaveral de Nisán.”

En esta, su magna obra, buscaba su propia redención; buscaba su descanso después de tantas penurias, un descanso eterno a través de la literatura:

“-Escucha la calma –decía Margarita al maestro, y la arena susurraba bajo sus pies descalzos-. Escucha y disfruta de lo que nunca se te dio en vida, la calma. Mira, delante de ti está tu casa eterna, que te han ofrecido como recompensa. Ya veo la ventana veneciana y la vid que trepa hasta el techo. Esa es tu casa, tu casa para la eternidad. Sé que de noche vendrán a visitarte aquellos a quienes amas, los que te interesan y no te inquietarán. Tocarán para ti, cantarán, verás qué luz habrá en la habitación cuando ardan las velas. Te dormirás con tu gorrito mugriento y eterno puesto, te dormirás con una sonrisa en los labios. El sueño te fortalecerá, empezarás a razonar sabiamente. Y nunca más te atreverás a echarme. Yo velaré tu sueño.”

Una narración perfecta, donde la mezcla de géneros y su musicalidad nos reconfortan, nos divierten y nos hacen reflexionar. Fabulosa.

Los textos provienen de la excelente traducción de Marta Rebón de “El Maestro y Margarita” de Mijaíl Bulgákov para Nevsky. Ilustraciones de Alfonso Rodríguez Barrera.

Lo normal es que mi reseña hubiera acabado aquí. No será así, es más un tirón de orejas para la editorial.

Mi ejemplar tuvo un problema de paginación importante a mitad del libro, unas páginas se repetían, había saltos, faltaban muchas… en fin, era imposible leerlo. Lo comuniqué a la editorial por diferentes medios (Twitter, Facebook…) pero no he recibido ninguna respuesta de ellos, aunque sí en particular de la traductora, que no tenía por qué haberlo hecho y se interesó igualmente.

Lo solucioné con mi librero que fue donde lo compre pero el evento me genera unas reflexiones:

-Ocurrió en agosto, cierto, todos tenemos derecho a unas vacaciones, incluso las editoriales. El problema es que ni siquiera se ha contestado desde ninguno de los medios mencionados y, desde luego, no parece haber interés.

-Si llego a comprarlo en su web… todavía no estaría solucionado después de veinte días. Menos mal que lo compro en una librería maravillosa. Es evidente que no creo que vuelva a comprar en una web porque estaría bastante indefenso.

-Me consta que hay más lectores a los que les ha ocurrido, por lo tanto una tirada salió mal… ¿no sería lo suyo que la editorial pusiera un comunicado en su web o hiciera algún tipo de acción de comunicación a sus lectores? Entre otras cosas porque es un libro que se deja guardado por su tamaño y a lo mejor se tarda tiempo en leerlo… si pasa mucho tiempo puede ser difícil de cambiar según ciertos cauces. Incluso debería revisar su propio stock por si las moscas….

-Me sentó mal la falta de interés de una editorial a la que he defendido siempre pero que no muestra, por lo menos, un poco de profesionalidad y respeto por sus lectores actuales y potenciales.

También leo novelas juveniles: Proctor, Moriarty, De Sastre y Agatha

el-doctor-proctor-y-el-fin-del-mundo-o-no-9788424651671Siempre me ha gustado leer de todo, pero es bien cierto que desde que nació Alejandro tengo aún más interés en literatura infantil y juvenil. Hoy traigo una selección con recomendaciones y una no-recomendación para niños que suelen ir de diez años en adelante; bueno, excepto el de Agatha Mistery que pueden leerlo niños de menor edad, más infantil.

El primero sobre el que quiero hacer énfasis es una serie de la que me bajo por el motivo que os voy a exponer. Esperaba mucho más de la serie infantil del escritor noruego Jo Nesbo, mucho más conocido a nivel internacional por las novelas negras que protagoniza Harry Hole; sobre todo porque la serie policíaca atesora gran calidad.

El tercer libro de la saga infantil del Doctor Proctor se titula “El doctor Proctor y el fin del mundo. O no” de Jo Nesbo y vuelve a tener las feístas pero divertidas ilustraciones de Per Dybvig (aunque esta vez en blanco y negro). Ya comenté mis impresiones sobre la primera entrega por aquí  y sobre la más compacta segunda parte. Esta tercera parte, por el contrario, vuelve a las andadas y denota un mal gusto que me va  a obligarme a descolgarme de la serie.

La idea potencial es muy interesante y divertida. Darse cuenta de que llega el fin del mundo (o no) por las faltas de ortografía que se cometen es bastante educativo:

“-Y ayer mi padre dijo quería, en vez de querida. Y mi madre dijo preparao en vez de preparado y olvidao en vez de olvidado. ¿Eso no son errores de pronunciación?

-Puede ser una casualidad –dijo Tapón-. Puede que se les escapara la D. Quizá tenían un mal día, digamos.

-Pero piénsalo –insistió Lise-. ¿No te has dado cuenta de que en los últimos días todo el mundo está pronunciando mal?”

El uso de unas criaturas como los camaleones lunares como enemigo primordial también tiene su gracia.

“-Página trescientos quince –dijo, y empezó a citarla de memoria-: “Nadie sabe dónde se meten los camaleones lunares cuando están en la Tierra, pero se sabe que evitan la luz del día. Si tuvieras la mala suerte de ver un camaleón en pleno día, significaría que se está fraguando algo horrible. Algo superhorrible en verdad. Algo ultragigasupermegahorrible, para ser más exacto. O para ser absolutamente exacto del todo: el fin del mundo.”

E incluso que la música se convierta de nuevo en solución al problema no deja de tener su su aquel, sobre todo porque lo hace a través de las canciones de los Beatles:

“Y la banda de música más extraña que jamás haya tocado en un sidecar, no se hizo de rogar. Lise tocaba el clarinete, la señorita Strobe aporreaba un piano de juguete, Janne tocaba la tuba, Beatrice el saxofón, el papá comandante pulsaba una guitarra con dos cuerdas rotas, la mamá comandante tocaba un flautín, Truls y Trym el redoblante y la hermana de Tapón le atizaba al bombo mientras su madre gritaba tan alto, feo y desafinado que los turistas de la plaza, boquiabiertos, se llevaban las manos a las orejas: 

-¡Silovyuyeyeye! ¡Silovyuyeyeye!”

Si solo os hubiera puesto estos textos diríais que la crítica es positiva; sin embargo en la parte final ocurre una escena, que no pienso relatar, que denota un mal gusto brutal, y, desde luego, la carga de contenido sexual de dicha escena y sus implicaciones de fondo, no parecen los contenidos más adecuados para el público al que está dirigido. En este caso tengo que desaconsejar totalmente su lectura para niños. Un adulto lo puede leer pero tampoco es que la trama le vayaa seducir, volvemos a las simplicidades sin estar demasiado bien realizadas. Nesbo con esta serie está en modo de escritura automático, no dudo de que esté consiguiendo muchas ventas aprovechando al público dirigido pero, sin duda, no parece lo más apropiado. Una pena. Seguiremos, eso sí, la fantástica serie de Harry Hole.

Los textos provienen de la traducción del noruego por Cristina Gómez-Baggethun.

EL JOVEN MORIARTY Y LA PLANTA CARNIVORAMucho mejor, afortunadamente, es el segundo libro de Sofía Rhei que narra las aventuras del archiconocido enemigo de Sherlock  Holmes en su versión juvenil: “El joven Moriarty y la planta carnívora”, acompañado de nuevo por las buenas ilustraciones de  Alfonso Rodríguez Barrera.

Si bien no conecté con el primer libro del joven Moriarty, en este caso la historia está muy bien llevada desde el principio y empezamos a ver los rasgos maquiavélicos del joven enemigo, hay una buena caracterización del peligro potencial que devengará en el futuro:

“Siempre pasaba lo mismo. Si Arabella corregía sus errores idiomáticos, a Frau Weiss le parecía muy bien. Si era yo quien lo hacía, se ponía como una hidra. Todo el mundo nos trataba de manera muy diferente. Y no era justo. Algún día las cosas cambiarían.

Lo tenía tan claro como que mi nombre era James… James Moriarty.”

De hecho alguna introspección nos revela una cierta poesía al imaginarse los lugares más oscuros donde cometer fechorías que resulta ciertamente inquietante:

“Cerré los ojos y sonreí, imaginando lo fabulosa que podría ser esa mazmorra. Tendría las paredes de piedra cubierta de musgo y líquenes, con un montón de insectos y de ratas que me harían compañía. Yo descubriría un pasadizo secreto que conduciría a unas catacumbas abandonadas, llenas de cráneos y ratas aún más grandes, con el pelaje blanco por no haber recibido jamás la luz del sol. Y entonces oiría un goteo sospechoso, y llegaría a un río subterráneo, y entonces…

Las palabras de la señorita Godard interrumpieron mi agradable ensoñación…”

Hablando con Leonora de casos de policías, definitivamente, empezamos a ser conscientes de por dónde van a tirar las apetencias de nuestro joven protagonista:

“-Estoy orgullosa de lo listo que es usted, señorito James. Algún día podría llegar a ser un gran policía.

Yo fruncí el ceño. No estaba seguro de que me apeteciera ser policía. La verdad era que cuando alguien me contaba historias de crímenes no podía evitar sentir más simpatías hacia aquellos que se atrevían a desafiar a la ley… los que hacían lo que les daba la gana en lugar de seguir las reglas establecidas. Los que conseguían hacer trampas sin que nadie les pillara.” 

Estupendo el trabajo, tanto en la trama como en la caracterización, además de tener el inevitable cameo que no quiero desvelar pero que está realizado con una escena llena de sutilezas para los conocedores del canon. Espero con verdaderas ganas la siguiente entrega de sus aventuras.

desastre-total-2_mira-lo-que-has-hecho_stephan-pastis_libro-MONL173Y la joya de la corona, nuevamente, es la segunda entrega de las historias de Timmy De Sastre y su oso Total, en “De Sastre & Total 2: Mira lo que has hecho” de Stephan Pastis con las divertidísimas ilustraciones del autor. Ya hablé de la primera magnífica entrega por aquí  y esta segunda vuelve a redundar en los elementos que suponían un triunfo.

Timmy De Sastre, nuestro simpar investigador, no necesita abuela, es el mejor investigador, sin lugar a dudas:

“Me siento tentado de hacer valer mi rango. De revelar quién soy.

Es un nombre tan reconocible que enseguida sabría que soy el fundador, presidente y consejero delegado de la mejor agencia de detectives de la ciudad y probablemente del estado. Puede que hasta de toda la nación.”

Aunque como el lector bien sabe, las investigaciones rozan el ridículo más espantoso,y ahí está una de las claves; este nivel autoconsciente, es perfectamente perceptible por el lector, y contribuye a que nos saque más de una sonrisa cuando resuelve cada uno de sus casos, ya que siempre se equivoca.

Pastis es muy original a la hora plantear los peligros que pueden fastidiar a nuestro héroe; de hecho, lo podemos ver, sobre todo, al presentar a su némesis , que ya salía en el anterior libro, y a la que, en esta ocasión, le cambia el nombre, aunque sea perfectamente reconocible de nuevo.

“Un empleado SOLO puede activar la alarma si se da uno de los dos casos siguientes de peligro mortal:

1. Se va a acabar el mundo.

2. Ha aparecido la CALZONA

CALZONA significa:

Cruel

Aficionada a

Los

Zarpazos

Ominosos y

Nunca

Amables.”

Capítulos cortos, que empiezan con reformulamientos conocidos como “Accidental, querida Escurri” o “Crónica de una falacia anunciada”, mucho buen humor, dobles sentidos, resoluciones chapuceras y la ternura de sus personajes nos vuelven a traer un libro para disfrutar tanto pequeños como adultos por todas sus posibilidades de lecturas. Qué disfrute, la verdad.

Los textos provienen de la traducción de Isabel Llasat

agatha-mistery-5-asesinato-en-la-torre-eiffel-9788424641757¡Bola Extra!: No me gustaría acabar sin una mención a la obra de Steve Stevenson y sus historias de detectives con claro aire holmesiano  y que he podido descubrir gracias a el “Asesinato en la Torre Eiffel” con las ilustraciones de Stefano Turconi.

De la presentación de la editorial la Galera podemos inferir los ingredientes:

“Aspirante a detective con un olfato extraordinario, rueda por el mundo con el chapucero de su primo Larry, su fiel mayordomo y el gato Watson para resolver los misterios más intrincados”

Nueva reescritura del mito que aprovecha para presentar elementos distintos, como una protagonista femenina, Agatha Mistery, con un olfato detectivesco del nivel de nuestro ya conocido detective, pero más afable que este, y con una familia que ayuda y colabora en sus casos. Hay una novela de formación de fondo y cada entrega se ambienta en un lugar del mundo distinto, con lo que añade exotismo y conocimiento de otras culturas. Si la trama, sin ser compleja, no toma por tontos a los lectores, estamos ante una más que recomendable serie para niños, un sano entretenimiento para recomendar.

“Ciudad de N” de Leonid Dobychin. Puntillismo y Costumbrismo ruso.

ciudad-de-n-840122En el fantástico postfacio de James Womack quedan muy claras, una vez leída la novela, las claves de “Ciudad de N”, única novela del desconocido autor ruso Leonid Dobychin (1894-1936), tanto en temática como en el estilo:

“Para Dobychin la situación es algo distinta: no se trata de que se viera excluido de la sociedad que quería narrar, sino de que dicha sociedad había sido destruida. Y ahí es donde cobra sentido entender La ciudad de N como una obra satírica. 

El narrador de Dobychin toma como su modelo, de forma accidental, la amoral Ciudad de N, el lugar en que se desarrolla la mayor parte de la novela de Gógol Almas muertas. Con su elección está haciendo hincapié en lo sencillo que es cometer el error de leer a Gógol como un escritor realista, que su sátira no era más que la simple y llana descripción de cómo es Rusia, y como será por siempre. En lugar de adoptar la línea soviética de que nuestros esfuerzos de hoy nos conducirán al futuro glorioso de mañana, Dobychin insiste en que nada cambia.” 

En primer lugar la atemporalidad y apoliticidad de la obra en sí, Dobychin juega con esta idea mostrándonos una Rusia destruida pero que no evoluciona; más bien, nos hace conscientes de esta falta de evolución.  Es por ello que, más allá de mostrarnos un relato realista, es, sin embargo, la sátira la que impregna cada palabra contenida en ella. Lo bueno de esta visión es que nunca pierde vigencia, la vuelve inmortal por su planteamiento.

En cuanto a la forma de hacerlo, la metáfora pictórica que nos comenta James es sumamente clarificadora y entronca, por extensión, en la creación de un cuadro costumbrista ruso:

“La comparación más obvia es con la pintura: La ciudad de N es una pieza de puntillismo literario, entendido como la técnica literaria en la cual minúsculos, “puros” detalles, equivalentes a los puntos de color utilizados por artistas como Seurat o Signac, van componiendo una imagen mayor. Después de leer la Ciudad de N, y sobre todo después de releerla, el lector siente que se le ha entregado un tapiz completo de una sociedad en su totalidad, con sus costumbres y sus creencias, sus hábitos y en cierta medida sus esperanzas, en el espacio de menos de doscientas páginas. Una imagen que puede mirarse infinitas veces sin que se vuelva obsoleta.”

Dicho puntillismo es fiel a los pequeños detalles que componen una imagen mayor, una imagen que engloba incluso pequeñas salidas hacia el exterior:

“Volvieron a venir visitas a nuestra casa. Las damas se interesaban por el conde y preguntaban por su apariencia. Los señores jugaban al vint. Barbicanos todos, conversaban sobre la creación en Estados Unidos de una máquina parlante y decían también que la iluminación eléctrica debía ser perjudicial para la vista.”

Pero estas pequeñas salidas no nos desvían de lo que Leonid considera más importante: el relato de las costumbres del pueblo ruso; todo ello a través de la figura del protagonista que representa al protagonista de un típico relato de formación y que irá creciendo según los acontecimientos se vayan sucediendo:

“La Navidad pasó volando. El número extraordinario del periódico Dvina informaba de que Japón nos había atacado. Los servicios eclesiásticos se volvieron aún más largos. Cuando terminaba la misa, comenzaba una plegaria “por la concesión de la victoria”. En la vitrina de L. Kusman aparecieron las Cartas abiertas patrióticas. Serge comenzó a recortar del Nueva Era fotografías de acorazados y portaviones y a pegarlas en su cuaderno de apuntes en sucio. Maman y yo una vez visitamos a los Karmánov. Las damas hablaron de que ahora en la guerra ya no se utilizaba la hila y las mujeres nobles ya no se juntaban para picarla.”

Lo construirá mediante la pérdida, mediante la negación, su incapacidad de decirle lo que siente a un amigo:

“Los Karmánov tomaron asiento en el vagón. El tren se puso en marcha. Nosotros agitamos la mano tras él. “Serge, Serge, ah, Serge… ¿me recordarás como yo te recordaré a ti?”, no llegué yo a decirle.”

No deja de ser curioso que la nostalgia, ese enemigo del raciocinio, se convierta en un síntoma de hacerse mayor; el recuerdo como un elemento de “madurez”, de pérdida de la inocencia:

“Serge, escribía yo durante las clases en hojas arrancadas del cuaderno, “me he dado cuenta de que me estoy haciendo como los mayores. A veces ya recuerdo momentos de mi infancia. Me parece que los demás también lo notan. Por ejemplo, nuestra cocinera Eugenia, cuando maman no está, parece cada vez más interesada en venir a mi habitación y charlar conmigo.”

Por todas estas características, la obra se caracteriza igualmente por una ambigüedad latente, que redunda en las posibles interpretaciones que se le pueden dar a varios momentos; por si fuera poco, en el final, el protagonista se da cuenta de que necesita gafas, que hasta ese momento todo lo había visto de una manera errónea:

“-Espera –dije, admirado. Tomé los quevedos de su nariz y me los puse. Ese mismo día fui al oftalmólogo y me puse cristales en la nariz.

Ahora veía con claridad los rostros en la calle, leía los números en los drozhki de cocheros y en los letreros al otro lado de la calle. Veía todas las hojas de los árboles. Miré la vitrina de la tienda de loza y vi lo que había en las estanterías de dentro. Vi doce platos colocados en fila con dibujos de judíos en harapos y la nota “concedidos a crédito”. […]

Cuando oscureció aquella tarde vi que había muchas estrellas y que tenían rayos. Me paré a pensar que todo lo que había visto hasta entonces lo había visto mal.”

Esto es un aviso no solo para el narrador, sino para nosotros, lectores de la obra del ruso; posiblemente sea necesario que la leamos de nuevo, posiblemente encontremos otros detalles, otros puntos de vista inherentes en su interior.

Me encanta descubrir la literatura rusa con lo que está publicando Nevsky, no solo por la lectura en sí, sino por todo lo periférico a ella; sobre todo con obras como esta pequeña maravilla de Leonid Dobychin.

Los textos vienen de la traducción del ruso de Inés Goñi Alonso de “Ciudad de N” de Leonid Dobychin.

“Jagannath” de Karin Tidbeck. Elogio de lo extraño.

jagannath“Extraño” no es peyorativo “per se”; de hecho me quedo con su acepción de “súbito, inesperado y sorprendente”, que bien podemos aplicarlo  al caso del libro que traigo hoy, un libro de relatos cortos de la escritora sueca Karin Tidbeck y que nos trae por primera vez al castellano Nevsky gracias a su sello “Fábulas de Albión”: el libro en cuestión es “Jagannath” y estoy dispuesto a hacer proselitismo con él.

En la introducción de Elizabeth Hand resalta, entre otras cosas, características que afirman el hecho de ese “Bizarre” o “Weird” aplicable a la ficción de la autora sueca:

“Tidbeck comparte con el gran Robert Aickman un talento natural para insuflarnos una profunda sensación de disociación con el mundo que creemos conocer, apuntando en la brecha a través de la cual un número variado de cosas inimaginables podrían emerger, y de hecho lo hacen. Más que cualquier otra cosa, sus relatos están inundados por una destacable ausencia: de seres queridos (especialmente padres); del paso del tiempo: del conocimiento del propio mundo que habitan los personajes.”

En efecto, esa capacidad de disociación, de dar una vuelta a lo que conocemos, de subvertir las normas establecidas para demostrarnos otras formas de expresar la realidad; a veces gracias la ciencia ficción y/o lo mitológico/fantástico;  como en el cuento “Beatrice”, el amor a una máquina que se extiende a lo real:

“-Yo he aprendido más de una cosa desde que me enamoré de esta Koenig & Bauer. El enamoramiento no vale nada. No tiene nada que ver con la realidad. –Señaló la bomba, que estaba silenciosa en un rincón, junto a su cama-. Hércules y yo tenemos un acuerdo: cuidarnos mutuamente. Ese es un tipo de amor más valioso, a mi entender.” 

Otras veces simplemente mediante la descripción de “lo extraño” a los ojos de un niño, como puede ser en “Cartas a Ove Lindström”, su descripción sucinta de la desaparición de su madre:

“Este es mi segundo recuerdo. Ahora sé que es de después de una semana de la fiesta del cangrejo. Yo estaba en aquel arenero pequeño que teníamos; debajo de la primera capa, la arena estaba fría y húmeda; me había quitado los zapatos y estaba enterrando los dedos de los pies en aquella masa fría. Mamá me dio un beso en la frente y se fue. Llevaba el vestido rojo. Iba descalza. Se adentró entre los árboles y, suspendido en el aire quedó un tintineo como de campañas pequeñísimas. Cuando volviste de la tienda, me encontraste llorando a lágrima viva en el arenero.”

O en “Rebecka” donde la narradora  establece una relación más profunda con la protagonista gracias a sus intentos de suicidio:

“Vine a parar aquí porque era la única amiga de Rebecka. Yo era la que venía a limpiar después de sus intentos de suicidio desganados: la sangre de los cortes superficiales de las muñecas, lo vómitos de vodka mezclado con tranquis, ganchos de lámparas y marcos de puertas que habían cedido bajo su peso. Siempre me llamaba de madrugada: “Ven y ayúdame, he vuelto a intentarlo y se ha ido a la mierda…”, y allá iba yo, lo limpiaba todo y la curaba y la abrazaba, una y otra vez.”

A partir de los excepcionales “¿Quién es Arvid Pekon”? y “El complejo de vacaciones de Brita” todo va acercándose a la excelencia, y es en la ciencia ficción y en la fantasía donde está el vehículo que mejor utiliza Tidbeck para mostrarnos la extrañeza en la que vivimos, una realidad tan distinta que no nos transmite horror sino una cierta apariencia subyugadora como la de Cilla en “La montaña de los renos”:

“La visión le provocó una congoja que Cilla no pudo nombrar ni explicar. Era una especie de ansia, peor que nada que hubiera experimentado, pero por qué no tenía ni idea. Algo increíble la esperaba ahí fuera. Algo maravilloso estaba a punto de suceder, y le aterrorizaba la posibilidad de que se le escapase entre los dedos.”

La sensación al leer cada uno de los relatos de Karin es la de esa extrañeza/sentido de la maravilla que, unido a su prosa sencilla, sin artificios pero poética cuando es necesaria, nos lleva en volandas con sus brazos, nos sobrecoge, nos maravilla, el tiempo nos parece que transcurre de diferente manera, es él nuestro mayor enemigo, porque según pasa tenemos la sensación que se nos pueden acabar los relatos de la sueca; como dice uno de los personajes de “Augusta prima”:

“El muchacho señaló las distintas partes del reloj, explicando sus funciones. Las varillas se llamaban manecillas, y recorrían la esfera del reloj en consonancia con el paso del tiempo. La esfera indicaba el instante dentro del tiempo en el que uno estaba situado. Produjo una desagradable sensación en Augusta. El tiempo era una cosa aberrante, algo que pertenecía a los humanos. No tenía cabida en su mundo. Se trata del poder que convertía la carne y los sueños en polvo.”

Afortunadamente en los dos últimos relatos nos causa una última impresión, de esas que nos deja un sello a fuego en nuestra memoria, en nuestro corazón; la originalidad transgresora es súbitamente inesperada gracias los curiosos personajes que aparecen en “Tías”:

“Las Tías tenían una única tarea: aumentar su tamaño. Con paciencia acumulaban capa tras capa de grasa. Si se partiera en dos uno de sus muslos, se revelaría un patrón de círculos concéntricos, la grasa de diversas tonalidades. En el asiento central estaba recostada la Tía Abuela, que era la más grande de todas. Su cuerpo se derramaba hacia abajo desde su cabeza como en oleadas de nata montada, con brazos y piernas que no eran más que protuberancias ocasionales que sobresalían de su magnífica masa corporal.”

“Jagannath”, el cuento homónimo,  tenemos una historia que dignifica la forma de escribir de Karin Tidbeck, un culmen de su estilo y originalidad mezclada con la emoción que debe tener un buen cuento corto. Lo único malo es que se nos han acabado sus historias. Hasta que Nevsky nos vuelva a traer otro libro de la autora, no nos queda más remedio que releer estos… ¡hasta que se desgasten las páginas!

Los textos provienen de la traducción del sueco de Carmen Montes Cano y Marian Womack para “Jagannath” de Karin Tidbeck en Fábulas de Albión de Nevsky.

“Primer Amor” de Iván Turguénev. ¿La espera satisface más que la conclusión?

primeramorEn tiempos como los actuales, con tanta “sobreinformación” por tantísimas fuentes el éxito de un producto: película, libro, serie de TV, depende muy mucho de la expectativa que se cree en el posible “disfrutador” de dicho producto;  antes, con un tráiler de una película era suficiente para la promoción, ahora es necesario hacer diversos trailers, teasers, virales… originando el “hype” en el consumidor, una sobrepromoción que causa que la expectativa generada sea disfrutable en sí misma. En muchos casos incluso esta expectativa resulta más satisfactoria que la propia experiencia.

Iván Turguénev (1818-1883), ya en el siglo XIX nos mostró la importancia de la espera; en su novela corta “Primer amor” asistimos a la historia del amor adolescente en carne del protagonista que se quedará prendado de la una princesa rusa de mayor edad; el descubrimiento de su belleza nos muestra el buen-escribir, exacerbamiento lírico, mostrado por el gran escritor ruso:

“[…] y en los movimientos de la joven (la vi de perfil) Había algo tan encantador, tan imperioso, tan delicado, tan burlón y tan dulce, que tuve que contenerme para reprimir un grito de sorpresa y dicha. Y lo habría dado todo en el mundo si ella se hubiese dignado a golpetear aquellos maravillosos dedos contra mi persona. Se me escurrió el arma de las manos y cayó al suelo, pero yo no era consciente de nada. Me limitaba a devorar con los ojos aquella figura esbelta y su cuello, aquellas maravillosas manos, el cabello algo despeinado bajo el pañuelo blanco, aquellos ojos astutos y medio cerrados, aquellas pestañas, y las suaves mejillas bajos los mismos…”

Ante la esperanza de poder impresionar a la joven, cada momento de proximidad es vivido como el amor mismo, es un momento de sublime felicidad casi tan satisfactorio mientras se está viviendo como el propio amor.

“Cada ruido, cada murmullo y susurro me parecían revestidos de una crucial significación, inusual… estaba preparado… pero pasó media hora, y una hora; mi sangre se calmó al fin y me sentí congelado; la idea de que había sido todo en vano, de que incluso aquello resultaba algo ridículo, de que Malevski se había reído de mí, comenzó a enquistarse en mi alma.”

La imposible consecución de este amor puede causar una frustración, indudablemente, pero, es posible, como Turguénev ya estableció, que el recuerdo de los momentos vividos, de las esperanzas depositadas, pueda sustituir dicha frustración:

“¿Y en qué se han convertido todas mis esperanzas? Ahora, cuando las sombras del crepúsculo comienzan a perseguirme, ¿qué es lo que queda que sea puro, más valioso que todas mis memorias de aquella tormenta primaveral que pasó volando tan rápido una mañana?”

Henry James, gran amigo y admirador del autor ruso, expresa en el epílogo la forma en que Iván gestaba sus relatos:

“La primera forma en la que aparece un relato para él era en la figura de un individuo, o bien una combinación de individuos, a quienes deseaba ver en acción, asegurarse de que tales personas debían hacer algo muy especial y de interés.  […]Lo primero era clarificarse a sí mismo qué es lo que sabía; y para ello escribía una suerte de biografía de cada uno de sus personajes, todo lo que habían hecho y lo que les había ocurrido justo hasta el inicio de la narración. […] Con este material en sus manos era capaz de proceder el relato simplemente se encontraba en la pregunta “¿qué les hago hacer?”.

Esta novela es la confirmación del método que utilizaba el escritor; la intensidad lírica y dramática se funden en unos personajes que están más vivos que nunca y que nos demuestran que el tiempo pasa, pero los temas siguen presentándose; la historia se repite, pero no siempre es mejor.

Los textos vienen de la traducción del ruso de James y Marian Womack  de “Primer Amor” de Iván Turguénev para la editorial Nevsky.

“Una ciudad asediada” de Margaret Oliphant

una-ciudad-asediadaEl maravilloso sello Fábulas de Albión de la editorial Nevsky no necesita presentación, en este blog ya presenté el primer título de la colección “El muñeco” de Daphne Du Maurier  y “Cuando sale la luna” de Gladys Mitchell. Hoy, aprovechando mi necesidad de un poco de literatura fantástica, os traigo “Una ciudad asediada” de la escocesa Margaret Oliphant (1828-1897) que escribió en 1880. Esta prolífica autora se hizo famosa en su momento por sus libros históricos, pero con la que quizá marcó diferencias, fue por su intrusión en el género de las ghost-stories de la época victoriana, especialmente con esta obra.

En el estupendo prólogo, Jesús Palacios habla de manera clarividente sobre su aproximación a este género:

“Es su naturaleza de fiel cronista de la realidad social, psicológica e histórica de su tiempo, con especial cuidado en el detalle de lo cotidiano y doméstico, la que dota a su aproximación al género de una visión personal que, sin faltar nunca del todo a las reglas básicas del juego, crea, no obstante, una expresión propia e intransferible del mismo.”

“Su singular manera de practicar el género, al que aportó una mirada intimista, psicológica, llena de empatía y hasta de piedad por sus personajes, tanto vivos como muertos, acompañada siempre por una especial capacidad para crear atmósferas sobrenaturales, perfectamente imbricadas en nuestra realidad cotidiana, sin recurrir nunca o casi nunca a los artificios de la sensation novel y el cuento de horror truculento, que tanto detestaba.”

Precisamente, su manera particular de acercarse al género se refleja en su estilo, que sorprende por alejarse claramente de las convenciones de los victoriano; parece que nos encontremos ante un relato modernista; prescinde de cualquier narrador omnisciente para, de manera distinta, narrar en primera persona desde diferentes personajes; esta coralidad resulta muy enriquecedora y convierte esta “historia de fantasmas”, por alejarnos del término inglés, en un relato más allá de esta, por la riqueza de las diferentes perspectivas que nos ofrece a través de sus diferentes personajes.

Independientemente del tipo de narrador que escoja, es indudable la capacidad narrativa de Oliphant, buena muestra de su exuberante prosa la tenemos en este texto:

“Las tinieblas ya eran lo bastante opresivas de por sí. Costaba llevar el aire a los pulmones, y de vez en cuando mi corazón era presa de una súbita agitación, escapando a mi control. Pero todo estaba silencioso, tan silencioso como los muertos que en días recientes habían sido llamados,  por unos y por otros, a abandonar su descanso. “¡Que los muertos se levanten de sus tumbas!”, unas palabras que nadie debería pronunciar. Ahora parecía que el mundo se hubiera tornado una tumba en la que nosotros, aunque vivos, hubiéramos sido enterrados.”

Consigue que sintamos exactamente la situación, que nos estremezcamos ante la posibilidad de que los muertos resuciten; como ya se cita en el prólogo, parece que nos encontremos ante una de las primeras manifestaciones de relatos de zombis modernos.

Está muy bien además que la escritora aproveche la situación para no quedarse en la simplicidad atrayente de una prosa florida sin más; sintió la necesidad de mostrarnos que, no se sabe el momento, pero quizá los que se creen destinados a un papel en la sociedad no reciban este rol; solo tenemos que comprobar la frustración del sacerdote M. Le Curé, que se siente indigno por no haber atraído la atención de los muertos:

“-¿Qué significa todo esto?  Usted conoce el mundo del Más Allá, es uno de sus portavoces terrenales, un hombre del clero. ¿Qué les han dicho a esas personas?

Siempre tuve en consideración a M. Le Curé. Las lágrimas recorrían sus mejillas.

-Lo ignoro –dijo-. Sé tanto como vos. Lo que les hayan dicho, ha quedado entre ellos y Dios. Yo he sido relegado al grupo de los indignos.”

Sin embargo el mensaje de estos muertos no es el de la muerte, sino el de la vida:

“-Tampoco oír lo es todo –añadió apresuradamente-. Ni lo es hablar. Pero ella estaba allí. Fuimos uno, sin necesidad de intercambiar palabras. ¿Qué significa hablar u oír cuando dos corazones se encuentran en comunión?”

Una estupenda muestra de novela gótica y ghost story que demuestra la necesidad de sellos tan interesantes como este que nos ocupa.

Textos de la traducción del inglés de Jon Bilbao para esta edición.

“El muñeco” de Daphne Du Maurier

el munecoNo puedo ocultar que tenía muchas ganas de coger este primer título del sello Fábulas de Albión. Y la espera ha valido y mucho la pena. “El muñeco” consta de una recopilación de cuentos perdidos que fueron encontrados en 2010 por la librera de Fowey Ann Willmore cuando descubrió el relato homónimo y otros que están fechados anteriormente al que fue el gran éxito de la escritora inglesa Daphne Du Maurier (1907-1989): “Rebeca”.

Pilar Adón, en el prólogo, nos muestra las claves de la escritura de Du Maurier, ya patente desde estos primeros relatos:

“Si algo caracteriza a los personajes de Daphne Du Maurier es la obsesión. Su turbulenta personalidad que hace de ellos unos seres sufrientes víctimas de su propia ira y de su frustración, y responsables de actos que, en los momentos previos al delirio, ellos mismos habrían considerado odiosos. Innombrables.”

En esta excepcional antología de cuentos entre sus obsesivos y personajes nos encontramos “mujeres infieles que se ven arrastradas por un impulso irracional en un medio salvaje de tintes míticos; hombres santos que incitan al suicidio a criaturas más débiles, cuyo mayor error fue el acercarse a ellos en busca de una asesoramiento piadoso y de ayuda; madres que aborrecen la juventud de sus hijas y que no soportan el terror ante la pérdida de su propia tersura y belleza…”.

“En ellos, la suma de elementos cotidianos origina situaciones de una tensión insoportable (acompañadas, eso sí, de un humor agridulce y profundamente perturbador), que rara vez desembocan en un final feliz. Se sirve además de sus dos recursos más habituales: la dilación y el paisaje. Ambos son valiosísimos. Mediante la dilación aplaza los momentos clave y juega con la anticipación del lector, que se deleita en la adivinación, en el uso de la deducción y en la identificación con los personajes. Por otra parte, el paisaje actúa como reflejo de las tensiones humanas y, a la vez, como su posible desencadenante.”

En “Viento del Este”, el primero de los cuentos de la recopilación tenemos un ejemplo muy claro de la utilización del paisaje que habla Pilar Adón, en este caso a través de una isla, endogámica y aislada, un protagonista más de la narración:

“Solo existía la isla. Más allá se extendía lo espectral, lo intangible; la verdad se hallaba en la roca oscurecida, en el tacto de la tierra, en el ruido de las olas que rompían contra los precipicios. Esa era la creencia de los humildes pescadores, quienes durante el día lanzaban sus redes, y durante la noche chismorreaban encaramados a la pared del estuario sin dedicar ni un solo pensamiento a las tierras que había al otro lado del mar.”

En el magnífico cuento homónimo, el segundo de la antología, tenemos el ejemplo más claro del uso de la dilación mezclada con un anticipo de lo que sería su novela más famosa:

“Rebeca – Rebeca, cuando pienso en ti con tu rostro ardiente y pálido, tus enormes ojos fanáticos como los de una santa, la boca delgada que escondía tus dientes, puntiagudos y blancos como el mármol, y la aureola de cabello salvaje, eléctrico, oscuro y descontrolado -, nunca ha existido nadie tan hermoso.”

Estos dos primeros relatos, excepcionales, no ocultan que están más emparentados con la tradición de los cuentos góticos y de terror, solo podemos asombrarnos ante la perversidad del segundo de ellos con un final cargado de tensión y pulsión ante la obsesión fetichista más a allá de lo terrenal de la protagonista.

A partir de ahí a una relajación en lo truculento como en ese “Y ahora a Dios nuestro padre” donde Du Maurier cambia radicalmente de registro para mostrarnos una historia de un hombre santo con ansias de notoriedad cueste lo que cueste, aunque sea trágico para alguna feligresa: “Se perdió en la belleza de su propia voz. Al cabo se detuvo, y terminó con una nota de suprema victoria. El mundo le pertenecía.” 

Eclecticismo, tanto en lo estilístico como en lo temático, es lo que caracteriza el resto de relatos como esa narración epistolar “Y sus cartas se volvieron más frías” donde utiliza las cartas, escritas unidireccionalmente de un amante a la persona de la que se enamora reflejando mediante continuas elipsis que nosotros, como lectores, rellenamos lo que falta del relato; la obsesión pasa de uno a otro extremo y asistimos extasiados a una narración cargada de ironía.

O el espléndido igualmente “La lapa” donde la manipulación del encantador personaje no consigue, a pesar de su inteligencia, los objetivos deseados. O el paradójico “Nada duele mucho tiempo” donde refleja el dolor de una esposa ante la llegada de un marido que no la apreciará como ella necesita. Narraciones que olvidan la base del terror para mostrarnos la cotidianeidad de situaciones reales que, desgraciadamente, no acaban nunca de manera satisfactoria para los personajes.

Poco puedo decir más de esta recopilación proverbial; donde tenemos cuentos que van de lo bueno a lo excepcional y que, desde luego, sobresalen por su perversidad inherente. Una delicia para cualquier amante del género.

Los textos vienen de la traducción del inglés de Marian Womack para esta edición.

“El Vivo” de Anna Starobinets

A comienzos del año 2012 tuvimos la suerte de ver publicada una obra de la rusa Anna Starobinets gracias a Nevsky Ediciones, me hice eco de ella aquí . En aquella ocasión se trataba de una recopilación de cuentos breves donde se mezclaba la ciencia ficción y el terror de una manera muy saludable, si tal cosa es posible. A finales del mismo año, la misma editorial ha sacado ya el segundo libro de la autora, “El Vivo”, del que pasaré a hablar a continuación y al que, a pesar de ser una novela de ciencia ficción, al menos en apariencia, lo relatado también está muy emparentado con el terror indudablemente.

el-vivo“El Vivo es nuestro salvador. Vino al  mundo para dominar a la muerte. Con Su nacimiento estableció el fin de la Gran Reducción. Con Su nacimiento nos ha donado la vida eterna. Sabrás también que el secreto del nacimiento del Vivo es el más grande del universo. Sabrás que no necesitamos respuestas ni explicaciones, sino que solo necesitamos tener fe en que Su nacimiento es el milagro de la resurrección.”

Con el mesianismo casi místico de este párrafo enlazo directamente con el fantástico prólogo de Julián Díez, donde se citan varias de las claves de esta novela (no se trata de una recopilación de relatos), encuadrada en un subgénero habitual como es el de las novelas distópicas, apocalípticas muestras de hipotéticas sociedades futuras que muestran lo que podría ser un futuro distinto al que desembocará el presente que estamos viviendo. Los ejemplos son de dominio general, pero podemos citar a “1984” de Orwell o “Un mundo feliz” de Huxley.

Julián comenta nada más empezar el prólogo: “Al igual que en el Nosotros de Zamiatin. El vivo se desarrolla en un futuro muy lejano, en el que la nueva sociedad, consecuencia de las carencias de la nuestra, es una estructura firme y asentada. Y, al igual que en esa novela de hace un siglo, la consecuencia directa más visible es la anulación del individuo. Solo que en este caso el ejecutor de ese proceso no es el socialismo, sino el desarrollo de nuevas tecnologías, que en muchos casos nos resultan familiares por ser una proyección evolucionada de algunas que conocemos.”

Entroncándolo directamente con el “Nosotros” de Zamiatin y señalando dos de las características más importantes que podemos apreciar nada más empezar el libro: la influencia, perniciosa, de una tecnología que sirve de desencadenante de dicha sociedad; pragmatismo y control como fuente distópica; y la lejanía de un futuro que ya está establecido pero que nos resulta cercano porque algunas de estas nuevas tecnologías son proyecciones evolucionadas de elementos actuales ya conocidos.

Con ello la escritora busca que el lector reflexione a través de la historia que cuenta, elementos tan cercanos como los asesinos en serie, las telenovelas o un Friktube son tan identificables que permiten esa total empatía. Otro ejemplo de esta cercanía es la presencia de Twitter (como elemento subversivo) y el Socio (un facebook al uso futuro), símbolo de estancamiento que obliga continuamente a sus habitantes a acceder a él para interaccionar, quitando, anulando al individuo y convirtiéndolo en un elemento más sin personalidad integrado en el Vivo.

Resulta terrorífica la existencia de Luxuria, un placebo unificador que está totalmente integrado con la sociedad tecnológica:

“Luxuria es uno de los misterios más grandes del Socio y del Vivo: el jardín de las delicias donde los participantes del acto dan rienda suelta a sus fantasías y las hacen florecer. Las fantasías se entrelazan, se alimentan mutuamente, y se vuelven una. “La unión perfecta es lo que nos dará la alegría –se dice en la configuración del Socio-. En el modo luxuria, tienes a tu disposición tus cinco sentidos, y puedes compartirlos con tus amigos.”

Aún así, la estructura es la clásica en distopías: presentación de la sociedad totalitaria y anuladora del individuo, desarrollo de las voces en contra, en este caso los “disconformes”, a través de la figura mesiánica de Cero (“Murió por nuestros pecados. Pero usted le transmitirá el mensaje cuando resucite”) y rebelión final en su contra.

Sin embargo, para desarrollar la historia no utiliza un narrador omnisciente sino que utiliza diferentes narradores en primera persona, con diferentes puntos de vista, continuos cambios en el espacio y en el tiempo, experimenta diferentes estilos para narrar los episodios, además de establecer una compleja trama de capas de información que da niveles de lectura distintos.

Manipula el lenguaje de tal forma que nos transmite el terror de una sociedad tecnificada e inhumana de manera muy palpable, con los sentidos; una sociedad, me temo, que no está tan alejada de lo que estamos viviendo, salvando las distancias, pero que sirve como alerta. No cabe duda de que Anna Starobinets está muy preocupada por lo que se puede desencadenar y es lo que nos quiere transmitir.

Excelente novela que confirma la necesidad de seguir a esta escritora, espero que le acompañen las ventas (parece a priori que sí) y podamos ver más libros de esta jovencísima autora que ya es más que una promesa.

“Cuando sale la luna” de Gladys Mitchell

Ediciones Nevsky, de la que ya he hablado alguna vez, gracias a su sello Fábulas de Albión, inaugurado durante este año pasado, están enriqueciendo su catálogo y, por qué no decirlo, mejorado aún más si cabe la calidad de las obras que están publicando; ya que, al evidente catálogo de escritores rusos y afines a lo ruso, se están uniendo ahora obras de otro tipo de temática, más oscura, tirando al gótico y que vienen a complementar extraordinariamente a una de las editoriales más interesantes del panorama actual.

Mitchell_Portada_PrensaDentro de estas obras nos encontramos ahora con “Cuando sale la luna” de la autora británica Gladys Mitchell. Esta escritora, contemporánea de Agatha Christie y Dorothy L. Sayers, era una de las “tres grandes damas” de la ficción detectivesca los años 30 del siglo XX, la menos conocida de las tres, al menos por aquí, pero perteneciente como ellas al fabuloso “Detection Club”: la edad dorada de las historias de detectives. Su obra se caracterizó por utilizar lo clásico del género para intentar una interpretación más personal, llevando la novela policíaca a estructuras más novedosas, utilizando psicología freudiana y desembocando, según las circunstancias en novelas más oscuras, jugando con lo sobrenatural y creando casi novelas góticas.

En “Cuando sale la luna” tenemos a un asesino destripador que actúa en las noches de luna llena y que alterará la vida de un tranquilo lugar de vacaciones en la campiña británica, y muy especialmente la de los hermanos Keith y Simon Innes (el narrador), que, debido a la acusación que pende sobre su hermano mayor harán las pesquisas necesarias para averiguar el causante de los asesinatos.

La novela, en esta ocasión parte de un planteamiento tremendamente clásico, pero utilizando estas reglas le sirve para crear una historia más oscura, no revoluciona en cuanto a lo estructural, pero sí en cuanto a la caracterización psicológica de los personajes y en dotar de atmósfera, tenebrosa, a medio camino en lo macabro y el cuento de hadas desde el punto de vista del niño; la luna se convierte, claramente, en uno de los personajes del libro: “Para mí la luz de la luna siempre lo inundaba todo de un efecto tan romántico como siniestro. Aquel hombre peligroso estaba dentro de mis ideas sobre la noche”, omnipresente en todas sus páginas y dotando de un aire siniestro o lírico a la trama según el momento.

La novela, en estos parámetros, es deliciosa, además de reflejar lo que piensan los niños, también le sirve para pintar una situación social que vivía, en aquel tiempo de entreguerras la sociedad inglesa más costumbrista y le da un aire que en algunos momentos tira a lo mágico, como podemos ver en el excelente párrafo que pongo a continuación:

“La luna se volvía más pequeña y luminosa. Se estaba agrandando, volviéndose enorme. El efecto era el de un cuento de hadas, irreal, una ensoñación, hermoso. La maleza veraniega que bordeaba el canal era alta y untuosa. Las hierbas estivales comenzaban a crecer formando arbustos. Ya hacía tiempo que había pasado  la flor del espino, y las hojas eran espesas y entretejidas. En la orilla opuesta altos árboles se elevaban ennegrecidos contra la luz de la luna, ante nosotros vimos las siluetas de las vigas, líneas pesadas y gruesas, del puente de la vía del tren al otro lado del agua.”

Estamos ante una prosista excepcional y que complementa maravillosamente las clásicas novelas de detectives del resto de miembros del mejor club de detectives de ficción de la historia. Espero que tenga éxito, ya que la escritora tiene más de 65 libros en su haber y, posiblemente, sean, al menos, de una calidad parecida a este; tendríamos diversión garantizada durante mucho tiempo.

“Una Edad Difícil” de Anna Starobinets

La pequeña editorial Nevsky Prospects, que abanderan Marian y James Womack, ha escogido un sello de identidad característico y que los diferencia claramente del resto del panorama literario español. Ese sello es un catálogo formado casi enteramente por literatura rusa y donde tienen cabida los clásicos desde Chejov, Pushkin o Turguenev, hasta obras más actuales como aquella de la que voy a hablar más adelante; tiene además el aliciente de buscar nuevas traducciones de obras consagradas y, en algunos casos, muy cercanas a la literatura de género, sobre todo ciencia ficción e incluso terror. Se nota que hay mucho cariño en la elección y edición de los títulos. Y el resultado es excelente, ya que, a veces, incluso rescatan joyas como una de mis obras favoritas del año pasado, de los hermanos Strugatski, “El lunes empieza el sábado”, que no me cansó de recomendar.

Hoy vengo a hablar de otra de esas pequeñas obritas que he tenido el placer de descubrir este año y que, desde luego, merece un rincón en este blog. Se trata de la recopilación de cuentos “Una edad difícil”, de la joven escritora rusa Anna Starobinets, de quien se ha dicho que cuenta entre sus influencias a Neil Gaiman y Stephen King, e incluso Philip K. Dick.

En el interesante prólogo, Ismael Martínez Biurrun comenta al hablar de la escritora  que es “una de esas rarísimas mentes con el don de traducir las obsesiones en literatura”. Se la ha intentado etiquetar en el género de la “fantasía intelectual”, pero sin embargo, como muy acertadamente comenta Ismael “estos cuentos tienen que ver mucho contigo”, ya que “los personajes de estos cuentos son gente tan normal y satisfecha como cualquiera de nosotros. Esto es, a punto de estallar. Al borde de la locura y del deseo aberrante. Enamorados del abismo.” En la elección de lo cotidiano como fuente generadora del terror, se acerca a King; en la temática, cercana a la ciencia ficción, encuentro paralelismos con Philip K. Dick.

Ya en el primer cuento que da nombre a la recopilación encontramos estas dos características, el magnífico texto se convierte en el “relato de una transformación tanto como de una posesión,” una especie de bildungsroman perverso y desasosegante. En “Vivos”, sin embargo, nos enfrentamos al comienzo de una dixtopía cercana a las obsesiones de George A. Romero, la alegoría está servida. “La familia” se recrea en la rotura de lo cotidiano que conlleva la inestabilidad de la identidad, el paradójico final nos desestabiliza más de lo que podemos esperar. Mi relato favorito, “Las reglas”, es un estudio del trastorno obsesivo compulsivo; es redondo de principio a fin, la elipsis final nos transmite terror  según la tradición más clásica del género (“Mamá, no estás sentada correctamente”). Es en “La agencia” donde encontramos referencias más explícitas a otros relatos de King. También las hay de Poe en “La eternidad de Yasha”, con ese corazón que no late, inmortal. Lovecraft podría ser el referente para “La grieta”, pero ella lo toma como base e innova el relato, como en ese curioso y extraño final que supone “Espero”.

La prosa resulta concisa, sencilla, no la adorna con artificios innecesarios, pero cada palabra está en su sitio, lo podemos ver este fragmento de “Una edad difícil”: “Tenía miedo de encontrarse, en el estrecho pasillo que llevaba al baño o en la cocina pequeña y ordenada, a Maxim. A aquel ser seboso, sudado y cubierto de costras del acné. No quería tocar los mismos pomos de las puertas que tocaban aquellas manos pegajosas ni sentarse en las mismas sillas calentadas por aquel culo gordo. No quería recordar lo cerca que había estado de ser casi un padre para aquel monstruo”. Casi podemos oler, rozar, sentir a Maxim con nuestros propios sentidos.

En definitiva, estamos ante un debut más que prometedor, consistente, ecléctico en los temas elegidos para sus cuentos, con influencias evidentes, pero con voz propia. Un pequeño goce para los que seguimos el mundo de la novela de terror y ciencia ficción. Habrá que seguir todos sus próximos trabajos, y más aún si nos vienen publicados tan bien como lo hace Nevsky.