El cuaderno perdido de Evan Dara. Colmena narrativa

Cuaderno_CubiertaHoy en día se habla muchísimo de los editores, raro es el día en que no sale a la palestra la labor de Jaume Vallcorba (1949-2014) o del archiconocido Jorge Herralde, verdadero paradigma utilizado recurrentemente por la prensa dedicada a estos menesteres. A veces a su lado aparecen los “wannabes” esos aspirantes, más jóvenes, normalmente emparentados con editoriales más pequeñas, independientes en su mayoría.

José Luís Amores, el  fundador, editor y traductor de la mayoría de los libros que aparecen en la colección de la pequeña Pálido Fuego , no suele aparecer en estas entrevistas y clasificaciones; él no se puede permitir la publicidad y los “amiguismos” que se gastan otros para llegar ahí, no voy a señalar aquí ninguno porque ya tienen bastante publicidad por sí mismos; sin embargo , tras tres años de ardua lucha contra los elementos: esos gigantes editoriales que copan el mercado con novedades insustanciales en un ochenta a noventa por ciento, podemos afirmar sin temor a equivocarnos que su catálogo, sus dieciocho títulos, constituyen una rara avis por la calidad que atesoran además de estar muy bien traducidos y editados, un trabajo artesanal, de mucho esfuerzo, de un cierto secretismo en cuanto al anunciar las novedades; privacidad necesaria para que sus libros no sean fagocitados por un mercado editorial controlado por dos inmensos colosos.

Como bien indica José Luís en esta publicación donde comenta cómo lo conoció y lo pudo publicar, El cuaderno perdido de Evan Dara supone un paradigma de todo lo que significa su editorial; libros arriesgados de gran calidad y, él es muy consciente, con un público objetivo alejado de los grandes números (excepto casos puntuales como la famosa Casa de hojas de Danielewski de la que ya hablé por aquí .

Cosas como que el crítico Stephen J. Burn haya realizado la introducción a esta publicación en español de la obra de Dara demuestran el cuidado con el que edita la obra de un tipo tan esquivo como Pynchon y Ferrante, que no duda en renegar de todo el negocio montado  a través de la literatura pero que cede ante propuestas tan interesantes como estas: tan alejadas del mainstream. Volviendo a Burn, es muy interesante comprobar cómo realiza la comparación de Dara con otros autores contemporáneos presentándonos características estilísticas como ese narrador colmena muy lejos de una narración individualizada:

“Con independencia de las diversas actividades capaces de coadyuvar al logro de presencia literaria en Estados Unidos, también es cierto que El cuaderno perdido (y la narrativa de Dara en general) es más difícil de equiparar con las expectativas comerciales de una novela convencional. Sea cual sea la cultura no literaria que salpique una novela de Franzen, Powers o Wallace, y sean cuales sean las excursiones estilísticas que tengan lugar en sus libros, en justicia cabe caracterizar cada novela de estos como un relato entrelazado con varias incursiones narrativas más o menos lineales sobre personajes individualizados y entretejidas en una estructura narrativa alterna. Por otro lado, El cuaderno perdido es una detonación más audaz y más radical del sistema de creencias subyacente en el corazón del género novelesco; detonación que comienza con su rechazo de la soberanía de la escena individualizada, discontinua, y que acaba con la reformulación de la soberanía del individuo por encima de sus distinciones de género.”

No solo subraya diferencias sino las similitudes con autores anteriores, el norteamericano no es un renovador, pero utiliza parte de lo vigente para desarrollar un estilo propio; para lectores de Gaddis, es empezar el libro y recordar muy vivamente Jota Erre; lo bueno del autor es que utiliza distintas estrategias para que no resulte repetitivo:

“Como antecesores del estilo radical de Dara a nivel técnico cabría señalar a Manuel Puig, Ronal Firbank y –quiá el más obvio- William Gaddis. Desde su segunda novela, JR (1975), en adelante, Gaddis transformó progresivamente su obra en un collage de diferentes textos y voces, apoyándose en la energía narrativa del diálogo para hacer avanzar el libro. Llevando la impersonalidad modernista a un nuevo nivel, durante largos tramos este diálogo se presenta sin las acostumbradas señales de posición de la novela realista –los “él dijo” o “ella dijo”-, lo cual proporciona a Gaddis una técnica extraordinariamente económica donde las mismas peroratas llevan implícitas sus propias acotaciones (gestos, relaciones espaciales, atuendo) tradicionalmente ofrecidas por un narrador esforzado.”

Este flujo continuo, nos cuenta Burn, se produce de una manera continua, sin transiciones diferenciadas y palpables entre los cambios de narradores, sientes que ha cambiado pero puede haberse pasado el cambio:

“Del mismo modo, las escenas individuales ya no están diferenciadas, si bien, en lo que tal vez sea el desarrollo más revolucionario de Dara, los cambios entre voces (y ubicaciones) tienen lugar con poca o ninguna fanfarria. El producto final es sorprendentemente legible, con un constante intercambio de voces que crea la sensación de un flujo veloz, en lugar del staccato de intermitencias de los habituales capítulos alternados. Sin embargo el libro no es una mera demostración formal asombrosa; de hecho, en un momento dado Dara parece avisarnos contra semejante conclusión, cuando un personaje se queja de que el “ingenio es enemigo del contenido (296).” Lo que convierte la novela en algo más que una representación de virtuosismo técnico es que el rechazo de Dara a adherirse a una figura exclusiva o trama única está íntimamente relacionado con la temática central del libro.”

Con esto llegamos a la idea dominante del libro:

“Esta visión de interconexión –“de conjunto, de un solo organismo respirando al unísono” (448)- posee una clara e importante dimensión ecológica, elaborada por muchas de las voces del libro. Aunque también se asienta en el hecho de que la cosa más cercana a un personaje unificador y recurrente en la novela es (en un movimiento reflejo del decreto estadounidense 1818 que define una empresa como un ser artificial) la empresa que parece representar la mayor de las amenazas para los diversos personajes y su entorno.”

Una colmena que actúa como un único ser  y que adquiere dimensiones ecológicas (evidente según lees) que se vuelven épicas aplicadas a todos los aspectos extrapolables de la vida; se vuelve un texto de gran riqueza por el manejo de diferentes imágenes que nos van acercando al verdadero significado; como dice el prologuista, nuestro marco de referencia establecido muta a lo largo de la narración volviéndose cada vez más completo:

“Sin embargo, la auténtica riqueza de El cuaderno perdido estriba en que sus implicaciones y goces no acaban ahí. Si las cualidades de la narración cubista de Dara empujan al lector a pensar en la identidad en términos de yuxtaposición, donde el yo es redefinido como nodo individual inmerso en una red infinita, entonces las cualidades del pensamiento de los personajes de Dara empujan al lector a experimental el libro en estéreo: esto es, la plenitud intelectual del diálogo devuelve constantemente analogías para los propios procesos del libro que nos animan constantemente a modificar el marco de referencia que utilizamos para comprender el libro, y lo sitúa casi en contextos por momentos más alejados de los literario.”

La gran esperanza de Burn es palpable en el siguiente párrafo:

“Si los destinos contemporáneos de los libros de Melville y Dara nos enseñan algo es que la narrativa innovadora que plantea preguntas complejas acerca de los costes del imperio americano ha de ascender a menudo una empinada ladera para obtener mayor reconocimiento. Es de suponer que Dara ya era consciente de ello –a fin de cuentas, uno de los temas del libro es una extensa crítica de la frívola cultura publicitaria que abunda “en el adoctrinamiento de la fraudulencia” (254)- pero quizá esa traducción acabe ayudando a El cuaderno perdido a abrirse camino hasta un público cada vez más cansado de “reputaciones fabricadas”.

En efecto, forma y fondo se unen para ofrecer una experiencia lectora tan grata en lo formal como en el mensaje que transmite.

A estas alturas traía un montón de textos del fantástico libro… y me doy cuenta que he dado tanta información con el prólogo que me centraré en tres o cuatro párrafos de ejemplo y os dejo que lo descubráis.

Estos dos siguientes textos son muy representativos del estilo que usa el autor: el primero utiliza la imagen de la película para resaltar lo enriquecedor que sería disponer de la misma sin acabar, elaborando continuas versiones de dicha historia; emparenta directamente con el postmodernismo y su teoría de la recepción, reinterpretar una misma historia según las opiniones de aquellos que la reciben; no debemos olvidar que el autor cada vez que utiliza una imagen, esa imagen es directamente aplicable a lo que él está mostrándonos en el libro:

“[…] de hecho, mientras estaba allí sentado, escuchando a todas aquellas voces pintar el silencioso salón, la situación me recordó un poco a una película que había visto; se titulaba Rashomon, y cuando terminó, por algún motivo, lloré; recuerdo que no quería que la película acabase  que no se resolviera de ninguna forma; yo quería que la película simplemente continuara, que continuara elaborando más versiones de su historia, que continuara elaborando más personajes para que así estos pudieran añadir sus opiniones sobre el relato; de manera que me sentó fatal que la película sintiera la necesidad de llegar a una conclusión y se encendiesen las luces; me recuerdo camino de casa mordiéndome el puño, tratando de evitar llorar por la agitación;”

Tal es el caso del segundo texto, en el que utiliza una metáfora musical a través de una de sus estrategias, el vibrato (variaciones de frecuencia de una misma nota que realizan los cantantes para mantener notas en el tiempo) se convierte en una ruptura de lo establecido como es la variación de narradores dentro del libro de Dara:

“[…] y, dicho sea de paso, nosotros lo percibimos, sabemos instintivamente que hay más que lo que la monocultura musical occidental permite: considérese, por ejemplo, la forma más directa, más analógica con que expresamos emoción en la música: mediante el vibrato; y qué es el vibrato sino una ruptura de las rígidas divisiones entre tonos, una salida temporal de nuestra desgarrada segmentación musical: evocamos nuestros sentimientos más profundos e intensos retorciendo tonos entre el espectro lineal de la escala occidental, mediante la eliminación de su cualidad divisiva; ubicamos lo más humano entre medias, donde ya no estamos cuantificados, constreñidos…”

En el siguiente momento asistimos a su constatación de la necesidad de romper con sus formas narrativas, nuevamente extrapola lo literario con la propia narración:

“[…] … comprendí que había que acabar con mis estrategias fracasadas y compensaciones desesperadas.. que tenía que dejarlas atrás de una vez por todas… pues mis tendencias habían adquirido, advertí, la capacidad de perpetuarse a sí mismas, una fuerza de carácter narrativo, cuya autodeterminación irresistible, imparable, conducía cada vez más a la decepción… y por eso advertí que debía romper con mi narrativa, destrozar por completo esta serie de códigos que siempre traicionan su contenido…[…]”

Al final todo se convierte en una sucesión de voces que se alternan en pequeños diálogos, voces que sucesivamente conforman la destrucción de una sociedad que no puede hacer frente a un desastre ecológico abismal (curioso, en este momento recuerdo a la última premio Nobel Alexeievich y su Voces de Chernóbil, donde se cuida más el fondo que la forma utilizada pero, sin embargo, el fin resulta idéntico):

“-No disponemos de las herramientas adecuadas, ni siquiera de la experiencia científica apropiada, para evaluar estos problemas, le vi decir…

-Seguramente los científicos desconocen hasta el efecto a corto plazo que entre la mitad y un tercio de estas sustancias halladas en el suministro de agua residencial tienen en animales de laboratorio, oí en el Canal 9….

-Sin esta base de conocimiento, evaluar el efecto inmediato sobre las personas es casi imposible, vi…

-Menos conocimiento aún tenemos acerca de qué podría hacer cada una de estas sustancias químicas en un período de tiempo prolongado, oí en la KETC…

-Albert Butsen, funcionario del Departamento de Conservación Medioambiental de Misuri encargado de supervisar el cumplimiento por parte de Ozark de las normativas estatales medioambientales, declinó hacer comentarios sobre el anuncio de la APM, a la espera de su análisis por parte de los funcionarios estatales, condales y municipales, vi…

En este caos colmenar surgen voces individuales donde Dara muestra las imágenes más poéticas para mostrar las situaciones más dramáticas, más patéticas, sin embargo se convierten en pequeñas luces entre tanta sombra:

“-Estaba sentada en la rinconera de la cocina, salpicada por las últimas luces del día, filtradas por las copas de los matorrales del exterior; me había tomado un momento de calma para saborear un té aromático; abrazada por esta opulenta quietud, alargué el brazo y con las yemas de los dedos rocé los bordes de la mesa; y en seguida me descubrí estimulada por su solidez y su corpulencia rectangular la excelente y precisa homogeneidad de su oscura madera lacada, su lisura perfecta y su gravidez soportada por las cuatro patas y la consideración con que habían sido redondeados sus cantos; era, pensé tan manifiesta, y aun así expresaba su intensa presencia mediante atributos exquisitamente desprovistos de imposición; de hecho, era este juego de presencia pura y exquisita falta de imposición lo que confería a la mesa su valor; y volví a alargar una mano, deslizándola por una de las astilladas patas de la mesa, cuando mi hija, Jaquie, se acercó sigilosa –venía de jugar en el cuarto de estar-, me puso la mano en la rodilla y me dijo que debería tener otro niño…”

Mi consejo final: Leedlo. Hay pocas obras como esta.

Los textos provienen de la traducción del inglés de José Luís Amores de El cuaderno perdido de Evan Dara para la editorial Pálido Fuego.

Leer mucho no es causa de admiración…

el_arcoirirs“El día 10 de diciembre de 2014 empecé con El arco iris de la gravedad de Thomas Pynchon, primer libro de la lista. Casi un mes más tarde puedo decir que he abandonado exitosamente esta novela tras haber leído la friolera de 257 páginas (y me han parecido casi 2000). No puedo más, es total y absolutamente infumable, un despropósito y un sinsentido. No me gusta cómo está escrito, pensado fríamente no sucede nada y la narración consiste en una serie de descripciones encadenadas que apenas tienen que ver una con la otra. Vamos, primer “éxito” del reto.”

Esta cita, encontrada en el blog de una de las blogueras más influyentes en la actualidad (le siguen miles), desencadenó esta entrada que, a primera vista, podría resultar polémica y contraproducente. La lectora en cuestión es admirada por su capacidad para leer libros en tiempo récord y reseñarlos a la misma velocidad; de hecho, lee casi 400 libros todos los años y en diferentes idiomas.

Por otro lado, uno de los fenómenos que ayudan a leer es ponerse retos, desafíos; este blog está plagado de ellos (a ese ritmo de lecturas es lógico…), pero en realidad se pueden reducir a uno solo: son retos basados en la cantidad (10 libros de colores, 30 libros en un mes, libros que contengan las notas musicales, etc…), herederos del ya conocido reto de la red social más conocida (Goodreads) que te desafía a poner los libros que te vas a leer en un año y, por consiguiente, te hace el seguimiento.

Como ya comenté en este post, la valoración cuantitativa de la lectura hizo que disminuyera mi capacidad de comprensión, debido al estrés que me producía pensar que tenía que acabar un libro para poder ponerme en seguida con el siguiente; no existen retos, o hay muy pocos de ellos que se basen en la comprensión, disfrute o formación.

Volviendo al texto que comenta la conocida bloguera demuestra, para mi pesar, varias consecuencias funestas:

-Primero, leer mucho no garantiza comprensión y esto es algo que no pensaba que llegara a ocurrir. Es evidente por lo comentado (en un primer atisbo) que ni siquiera sabe que está describiendo  características postmodernistas, que identifica como fallos. No tiene que gustarte Pynchon por obligación pero su problema viene más unido a la lentitud para leerlo (recordad que no le dura un libro nunca más de tres días, ni los de mil páginas). Si un libro cuesta leerlo, ¿ya no vale la pena?

-Segundo, “no sucede nada”, ¿tenemos que reducir los libros que leemos a solamente aquellos en los que suceden cosas? El “qué” prevalece sobre el “cómo”.

-Tercero, debido a su influencia, de golpe y porrazo, todos sus miles de seguidores no creo que piensen nunca más leer a Pynchon tras desaconsejarlo de una manera tan tajante (“total y absolutamente infumable, un despropósito y un sinsentido”).

Todo esto me lleva a la cada vez más poca importancia que se da a una de las características esenciales que debería tener un lector: necesidad de formarse, bien a través de alguien o autoformarse. Y lo digo porque esa formación te puede ayudar en dos sentidos fundamentales:

-Para comprender “por qué” no te gusta una obra o corriente literaria que la engloba. Dar un paso más allá del “megustismo” imperante y saber dar razones con rigor.

-Para, gracias a la comprensión, disfrutar aún más de la obra en cuestión cuando te gusta. Este crecimiento del disfrute es exponencial, para nada lineal y el lector debería ser consciente de ello.

Esta formación debería cubrir más allá del contexto histórico e iría encaminada también al contrapunto con otros autores (por similitud o disimilitud), al estudio de las corrientes literarias y su evolución, así como al estudio del estilo de cada autor. Un repaso a las posibilidades críticas desde el pasado hasta la actualidad también complementaría infinitamente el disfrute.

Leer es genial, pero leer y comprender es uno de los mayores placeres que nos brinda esta vida. Creo que el esfuerzo inicial bien vale la pena.

Mis lecturas favoritas del año 2013

Me encantan las listas. Hay tantas listas como gustos y siempre es divertido comprobar lo que sale y sobre todo ligarlo a las afinidades de cada lector.

Este es el tercer año, desde que me “dedico” a escribir posts sobre libros en distintos sitios,  en el que preparo una lista con lo mejor del año. A ver si, poco a poco, consigo que se convierta en una costumbre el que aparezca este post justo el día 1 de enero del año siguiente.

Como en años anteriores me gusta repasar lo que ha sido mi año lector personalmente; también solía hacer una pequeña reflexión sobre el mundo editorial; pero gracias a las “Epístolas librescas” del grandísimo Jónatan Sark en el maravilloso Blog Ausente de Lord Absence, no tiene mucho sentido, ya que en ellas está todo lo bueno  que va saliendo en el año. Además, en su post con el clásico “Sark de Oro” del año realiza un resumen tan exhaustivo como interesante.

Os dejo a continuación los enlaces a estas Epístolas que si no conocéis ya estáis tardando en ir a verlas:

Epístola 1.

Epístola 2.

Epístola 3.

Epístola 4.

Epístola 5.

Epístola 6.

Centrándome en lo personal, tengo que reconocer que, nuevamente este año, me he superado en la mayoría de atributos; he leído mejor, más cantidad, más calidad y más en inglés.

El año pasado terminé 131 libros, y estaba bastante bien, pero este he llegado a los 171 que parecen un límite bastante razonable. También es cierto que, en el proyecto que tengo pensado a tres años las novedades han acabado asfixiando mi reto y debo retomarlo con más fuerza este año para poder terminarlo. En cuanto a las editoriales, como de costumbre, he escogido un montón de títulos pertenecientes a las más  pequeñas, tengo tendencia a ello, y a evitar, habitualmente, los best-sellers vendidos a bombo y platillo. El año que viene se presenta del mismo estilo, sobre todo porque, posiblemente, el Grupo Prisa sea absorbido definitivamente por Random House Mondadori, dejando todo el poder a dos grupos que monopolizarán las novedades mensuales y unas pocas editoriales intentando buscar su hueco entre “nichos” de lectores que busquen ofertas distintas.  De hecho este año lo hemos visto, cómo surgen grupos pequeños buscando su espacio en el corazón de alguno de nosotros como “Malpaso” o “Ginger & Ape”.

cuentos-de-muerte-y-demencia-9788415717287Sin más demora, paso a comentar los que considero las mejores lecturas del año; no son ni más ni menos que los libros con los que más he disfrutado. Son todos publicados (o reeditados) este año y siempre pongo una novedad (o dos) de años anteriores por su relevancia literaria; evidentemente no leo todo, mi ancho de banda llega a donde llega, y soy consciente que hay varios libros que tengo a punto de leer que podrían haber entrado en esta lista. Otros años dejaba once títulos en total, este año han salido más; no lo voy a dejar fijo, este año salen estos y el próximo posiblemente saldrá otro número. Teniendo en cuenta estas consideraciones, vayamos a la lista:

“Cuentos de demencia, amor y muerte” de Poe y Gris Grimly, en un año en el que han proliferado los libros ilustrados, con propuestas de todo tipo, esta edición de Nórdica elcazadorsordode los cuentos de Poe brilla con luz propia gracias a las fabulosas ilustraciones del enigmático Gris Grimly que convierten el libro prácticamente en un cómic y que consiguen el doble objetivo de resaltar las historias de Poe hasta en sus detalles más nimios además de maravillarnos con su indudable preciosismo.

“El cazador sordo” de James McClure, el editor de Reino de Cordelia es, como yo y otros tantos, un fanático del sudafricano McClure y tiene la idea de sacar todo lo inédito del increíble escritor; esta obra tiene todo lo que se necesita para hacer una novela negra perfecta: personajes carismáticos, una buena trama, dolor, en fin, otra obra de incalculable perdida-gillian-flynn-L-C_o8Lavalor.

“Perdida” de Gillian Flynn, sorprendentemente está pasando desapercibida por su halo de best-seller, pero esta historia nos demuestra que el legado de Patricia Highsmith no se ha perdido; la perversidad del personaje principal  me recuerda a los mejores momentos de la inglesa y de Jim Thompson por su afán de darle la vuelta a todo lo establecido y salir impune. Mucha más calidad de lo que la gente se puede pensar.

ojohalconPor“Ojo de Halcón. Seis días en la vida de…” Matt Fraction y David Aja, hacía tiempo que no disfrutaba tanto con un cómic; los seis primeros números de la nueva colección de Ojo de Halcón nos demuestran que no hay personajes acabados sino malos escritores. Este es uno de esos cómics en que la perfecta unión entre dibujo y trama dan como resultado una de esas pequeñas obras maestras del noveno arte. Aja está inmenso en la narración, Fraction crea historias con un lapromesakamilpunto de preocupación social sin olvidar lo superheroico. Excepcional.

“La promesa de Kamil Modracek” de Jiri Kratochvil, sorprendente novedad esta del checo Jiri Kratochvil que nos trajo Impedimenta. No era esperable que una especie de novela negra postmodernista del este, de un autor desconocido por estos lares, fuera a funcionar tan bien como novela de género y reflexión sobre la culpa el dolor además de incorporar elementos metaficcionales. un-paraiso-inalcanzable-9788415625278Una joya a descubrir en el gran catálogo de Enrique Redel.

“Un paraíso inalcanzable” de John Mortimer, todo lo que sale proveniente de las islas británicas me suele llamar la atención; este libro que publicó Libros del asteroide nos trae a John Mortimer reflejando como nadie el paso plantador_gdedel tiempo de la sociedad británica de postguerra hasta los tiempos de Margaret Thatcher con una sutil ironía y buen humor a raudales, una obra clave de este año.

“El plantador de tabaco” de John Barth, por fin, gracias a Sexto piso, tenemos entre nosotros la legendaria obra del norteamericano y podemos degustar en su plenitud su multitud de puntos de vista. Me extendí pero bien en la reseña donde explico sus grandes virtudes. Una delicia para todo aquel que disfrute de la luztodaspartesliteratura con mayor grado de complicación pero no desdeñe el buen humor.

“Luz por todas partes” de Cees Nooteboom, estamos, sin lugar a dudas, ante  la mejor recopilación de la obra poética del holandés infatigable. Una antología que, gracias a Visor de libros, nos lleva desde los primeros poemas a los últimos publicados y podemos comprobar la heroes_aventureros_cobardes-jacinto_antonevolución en las temáticas y en el estilo. El gusto por el acertijo llevado hasta las últimas consecuencias. Uno de los mejores autores actuales.

“Héroes, aventureros y cobardes” de Jacinto Antón, cierto que no son nuevos, pero también lo es que es la primera vez que se recopilan esta serie de artículos del periodista en un solo libro; Jacinto Antón hace que, tengamos la edad que tengamos, se acreciente nuestra sensación de maravilla ante todo lo que nos cuenta.  ¡Viva la aventura!, en la más fiel tradición de Indiana Jones o Quatermain.

Luminosas-673x1024“Cartas de cumpleaños” de Ted Hughes, no es exactamente de este año pero estas cartas han sido reeditadas por Lumen con ocasión del aniversario de la muerte de Sylvia Plath; indisolublemente unidos a la obra de Plath, Hughes está colosal en este poemario que podemos disfrutar en plenitud en esta edición bilingüe; más allá de lo confesional, el aliento poético del británico es proverbial y nos lleva al thomas-pynchon-bleeding-edge-novelcielo con su intensidad dramática.

“Las Luminosas” de Lauren Beukes,  estamos ante el perfecto thriller, pastiche de géneros donde un asesino en serie se desplaza en el tiempo. Al mismo tiempo tenemos un retrato de la mujer y de la sociedad a lo largo del tiempo. La novela te deja sin aliento por su adicción y tiene paradojas de una sutileza difícilmente superable. Una maravilla.

“Bleeding Edge” de Thomas Pynchon, Pynchon ante el desastre de las empresas de internet y ante el 11-S, Pynchon retador y más cercano a la novela de género que a sus obras Tapa-baja-Jota-Erre-195x300más voluminosas. Pynchon siempre a un nivel muy alto, esperemos que este año pueda ser publicada en España, pero habrá que esperar.

“Jota Erre” de William Gaddis, Gaddis llevó la sátira de la sociedad capitalista a sus últimas consecuencias en esta mastodóntica obra maestra. El fracaso del sueño americano estaba patente aquí en la figura del niño Jota Erre Vansant, subversión del mito; paradigma de la gran el-renacimiento-del-siglo-xii-9788493829582Novela Americana por el reflejo del zeitgeist de una nación. Estilo inigualable. Imprescindible.

“El Renacimiento del siglo XII” de Charles Homer Haskins, ¿quién dice que un ensayo histórico tiene que ser aburrido “per se”? Ático de los libros quiere demostrarnos con su recién lanzada colección de historia que puede ser muy divertido y estar muy bien escrito. Su punta de lanza puede ser, sin duda, este deleite de Mal dadasCharles Homer Haskins que nos relata una época, la Edad Media, oscura de por sí, con la claridad de su erudita prosa.

“Mal dadas” de James Ross, parece mentira que en 1940 el infortunado James Ross realizara una obra de estas características; a medio camino del retrato de la sociedad norteamericana  post- Gran Depresión y de la novela negra más sórdida, se trata de un retrato de los anhelos de los habitantes del sur americano y de su lucha Casadehojaspara salir de las situaciones más penosas para alcanzar el gran “sueño”. Otra de esas pequeñas sorpresas que nos trae habitualmente Sajalín Editores.

“La casa de hojas” de Mark Z. Danielewski, lo que en un principio era imposible este año se ha hecho posible gracias al trabajo de Alpha Decay y Pálido Fuego; es decir, tener la primera edición en español de la inigualable obra del norteamericano; una obra única por lo que supone como experiencia, en la que texto, disposición del texto, trama y el propio lector se convierten en parte de la misma. Una obra necesaria que ahora podemos asesinociegodisfrutar… y temer.

Y para acabar recupero en esta ocasión dos obras de otros años que, sin embargo, constituyen dos obras maestras ineludibles. No pude dejar de alegrarme de la concesión del Nobel a Alice Munro, pero tampoco pude dejar de entristecerme por las consecuencias directas: la muy posible condenación al ostracismo de dos de las escritoras más grandes vivas que tenemos en infiella actualidad: Por un lado su compatriota Margaret Atwood  que  tiene en “El asesino ciego” una de las obras más deliciosas que he tenido la oportunidad de leer, completísima en trama, estructura, personajes, para paladares selectos. Por el otro, desde luego, ya lo sabéis, la simpar Joyce Carol Oates y su recopilación de historias cortas (tan de moda ahora gracias a Munro) “Infiel. Historias de transgresión”, cada relato una verdadera patada en el estómago y a todas nuestras comodidades y seguridades, una subversión continua que demuestra  su maestría en la narración y que nadie (sensible o no) debería perderse.

Bueno, y eso es todo… creo que este año me he pasado, pero valía la pena. Ha sido un muy buen año. ¿Qué nos traerá el siguiente? En este blog lo iréis viendo como de costumbre.

Espero que os guste la selección y os ayude para las compras navideñas.

¡Feliz año 2014!

“Bleeding Edge” de Thomas Pynchon

2013-09-24 12.23.50Cada vez que Thomas Pynchon saca un libro, estamos hablando de un acontecimiento, sobre todo por la calidad general de su obra y porque, además, se suma a la naturaleza ya de por sí oculta del personaje, no muy dado a manifestaciones públicas. En tales circunstancias y, habida cuenta de que hasta que llegue la traducción puede pasar un tiempo bastante grande; me armé de valor y leí al gran literato en su lengua de origen. No podía esperar más. La conclusión: estamos ante una obra magnífica, una de las novelas del año, y una confirmación de que Pynchon es, posiblemente, el mejor escritor vivo.

“Bleeding Edge”, desde su título, nos da una de las primeras grandes pistas sobre lo que nos quiere contar en esta ocasión, cogiendo la definición de la Wikipedia encontramos lo siguiente:

“Bleeding edge technology is a category of technologies incorporating those so new that they could have a high risk of being unreliable and lead adopters to incur greater expense in order to make use of them. The term bleeding edge was formed as an allusion to the similar terms “leading edge” and “cutting edge”. It tends to imply even greater advancement, albeit at an increased risk of “metaphorically cutting until bleeding” because of the unreliability of the software or other technology. The first documented example of this term being used dates to early 1983, when an unnamed banking executive was quoted to have used it in reference to Storage Technology Corporation.

By its nature, a proportion of bleeding edge technology will make it into the mainstream. For example, electronic mail (email) was once considered to be bleeding edge”

En ese contexto, el tecnológico, nos estamos refiriendo a aquellos avances que por su novedad tienen el riesgo de ser poco fiables o que generen un gran coste para los que los usen. Grandes avances son percibidos de esta manera. Lo más curioso es que el correo electrónico, lógicamente, fue considerada una “bleeding edge technology.”

Esto va unido a la siguiente gran pista, internet; en la mayoría de sus anteriores novelas Pynchon utilizaba versiones primigenias del gran fenómeno virtual; aunque no se nombraba específicamente, era perfectamente reconocible mediante la sutiliza de los detalles empleados. En esta, su última novela, internet es un protagonista más. De hecho, internet y sus avances, serían la “bleeding edge technology” que comenté al principio.

Para terminar de redondear las grandes bases de la novela, tenemos la propia ubicación temporal en la que nos establece el autor norteamericano; ubicada entre el fracaso de las empresas de internet dotcom (puntocom) y el 11-S, Pynchon no esconde que va a ofrecernos su particular reescritura de ese período temporal, con todo lo que conlleva, entre otras cosas, el tratamiento del famoso atentado a las torres gemelas. Reescritura es uno de los sellos de identidad del postmodernismo y que aquí el norteamericano lo lleva a la parte más arriesgada: la que conocemos de primera mano por haberla vivido tan recientemente.

A esta base podríamos sumar la siguiente bola extra que dejo aquí hasta el final, el resumen de la trama de “La subasta del lote 49”, con la que guarda más de un parentesco:

“When Oedipa Maas is named the executor of her late lover’s will, she discovers that this estate is mysteriously connected with and underground organization” (La protagonista Edipa Maas se convierte en la ejecutora del testamento de su amante del que descubre que su alma está conectada con una organización clandestina y conspiranoica)

En “Bleeding edge” volvemos a tener una protagonista femenina, como en “La subasta…” Maxine Tarnow  que se encarga de investigar la empresa de seguridad liderada por Gabriel Ice por posibles fraudes económicos. Tarnow es el alter ego de de Pynchon que servirá de presagio para todos los acontecimientos que se van sucediendo. A partir de ahí los sellos de identidad del escritor se van destacando, sobre todo al realizar el símil de la paranoia con el ajo en una cocina, nunca tienes suficiente:

“Too paranoid for you?

Not me, paranoia’s the garlic in life’s kitchen, right, you can never have too much”

La mezcla de tecnología y literatura es aún más patente en esta ocasión, sobre todo al hablar de temas económicos, maravilloso cómo define la Ley Bendford, no se puede negar que es Pynchon:

“Though it’s been around in some form for a century and more, Bendford’s law as a fraud examiner’s tool is only beginning to surface in the literature. The idea is, somebody wants to phony up a list of numbers but gets too cute about randomizing it. They assume that the first digits, 1 through 9, are all going to be evenly distributed, so that each one will turn up 11% of the time. Eleven and change. But in fact, for most lists of numbers, the distribution of first digits is not linear but logarithmic. About 30% of the time, the first digit actually turns out to be a 1-then 17.5% it’ll be a 2, so forth, dropping off in a curve to only 4.6% when you get to 9.”

El uso de esta terminología económica altamente especializada le servirá para destapar casos que surgieron más tarde en la historia, es evidente para la protagonista el momento Madoff:

“Madoff Secuirities. Hmm, maybe some industry scuttlebutt. Bernie Madoff, a legend on the street. Said to do quite well, I recall.

One to two percent per month.

Nice average return. so what’s the problem?

Not average. Same every month.

Uh-Oh. What the fuck. It’s a perfect line, slanting up forever?”

De fondo  encontramos una crítica evidente al capitalismo, y por extensión, a la sociedad norteamericana, personificación de dicho capitalismo:

“No, I meant late capitalism is a pyramid racket on a global scale, the kind of pyramid you do human sacrifices up on top of, meantime, getting the suckers to believe it’s all gonna go on forever.”

Internet está presente especialmente desde el principio con la empresa DeepArcher, donde se corrobora el uso del concepto al que aludía en el título anteriormente:

“What’s known as bleeding-edge technology,” sez Lucas. “No proven use, high risk, something only early-adoption addicts feel comfortable with.”

Aplicado especialmente a la idea que tiene Pynchon de la “Deep web”, una capa profunda e interior de internet donde se encuentra aquello que no se ve en la superficie, un mundo oculto donde lo imposible se hace posible, navegar por ese espacio es una experiencia que provee de capas a la realidad:

“It’s Ok”. She gets out of bed and shuffles over to the computer. “You mind some company? Show me around the deep web, maybe? We did have a date.

[…]

Presently they’re linked and slowly descending from wee-hours Manhattan into teeming darkness, leaving the surface-Net Crawlers busy overhead slithering link to link, leaving behind the banners and pop-ups and user groups and self-replicating chat rooms… down to where they can begin cruising among co-opted blocks of address space with cyberthungs guarding the perimeters, spammer operation centers, video games one way of another deemed too violent of offensive or intensely beautiful for the market as currently defined…”

No puedo evitar recordar Matrix en estos momentos….

Es a partir de esos momentos que se erige en observador y participante histórico, esto contraviene  la imagen de un Pynchon encerrado en casa sin salir a la calle; tengo la impresión contraria, él observa el devenir de la sociedad norteamericana y reescribe lo vivido dotándole de su afilada pluma, diseccionando lo que ha sucedido para sacar las carencias o reforzar las virtudes; en el mini recuerdo al efecto 2000  y cómo lo vivieron aprovecha para sacar el innegable efecto de lo “judío”  en la figura del malvado Gabriel Ice:

“She finds a short of mini-dossier in which we learn right away, and seemingly a big deal to whoever compiled this, than Gabriel ice is Jewish, while also continuing to be instrumental in the illegal transfer of millions of $US to an account in Dubai controlled by the Wahhabi Transreligious Friendship (WTF) Fund, which, according to this anyway, is a known terrorist paymaster.

“Why”, the account wonders plaintively, “being Jewish, would Ice provide aid and comfort on this lavish scale to the enemies of Israel?” Possible theories include Simple Greed, Double Agency, and Self-Hating Jew.”

Lo mismo sucede con el 11-S, nos adelanta lo que va a suceder, a modo de presagio, ya que Horst, el marido de Maxine trabaja en el Worl Trade Center:

“Next day Horst takes Otis and Ziggy down to his new office at the World Trade Center, and they eat lunch at Windows on the World which has a dress code, so the boys wear Jackets and ties.”

Una vez que todo sucede, no hay una explicación de los hechos en el día que suceden, lo describe a través de los que lo ha visto, como los hijos de Maxine al ver las noticias:

“Are we at war, Mom?”

“No Who says we are?”

“This Wolf Blitzer guy?”

“Usually countries go to war with countries. I don’t think whoever did this, that they’re in a country.”

“It said on the news they’re Saudi Arabians,” Otis tells her. “Maybe we’re at war with Saudi Arabia.”

“Can’t be,” Ziggy points out, “we need all that oil.”

Esa necesidad de estar en Guerra siempre con alguien para poder vencerlo. Sin embargo va más allá en esta interpretación:

“But there’s still always the other thing. Our yearning. Our deep need for it to be true. somewhere, down at some shameful dark recess of the national soul, we need to feel betrayed, even guilty. As if it was us who created Bush and his gang, Cheney and Rove and Rumsfield and Feith and the rest of them -we who called down the sacred lightning of ‘democracy’, and then the fascist majority on the Supreme Court threw the switches, and Bush rose from the slab and began his rampage. And whatever happened then is on our ticket.”

El anhelo de todo un país de sentirse traicionado o incluso culpable. La utilización de un término de la Guerra fría en los sesenta que se designaba para escenarios de guerra nuclear, el burdo uso de la etimología errónea para adaptarlo a lo que los medios buscan:

“[…] dependable history shrinks to a dismal perimeter centered on “Ground Zero”, a Cold War term taken from the scenarios of nuclear war so popular in the early sixties. This was nowhere near a Soviet nuclear strike on downtown Manhattan, yet those who repeat “Ground Zero” over and over do so without shame or concern for etimology. The purpose is to get people cranked up in a certain way. Cranked up, scared, and helpless.”

La crítica al mercadeo del “Atrocity site” que se convierte en escaparate de las diferentes cadenas para hacer sucesivos e interminables homenajes, en vez de un sitio sagrado o tratado con respeto:

“Every firehouse in the city lost somebody on 11 September, and every day people in the neighborhoods leave flowers and home-cooked meals out in front of each one. Corporate ex-tenants of the Trade Center hold elaborate memorial services for those who didn’t make it out in time, featuring bagpipers and Marine honor guards. Child choirs from Churches and schools around town are booked weeks in advance for solemn performances at “Ground Zero”, with “America the Beautiful” and “Amazing Grace” being musical boiler plate at these events. The atrocity site, which one would have expected to become sacred or at least inspire a little respect, swiftly becomes occasion instead for open-ended sagas of wheeling and dealing bickering and badmouthing over its future as real state, all dutifully celebrated as “news” in the Newspaper of Record. “

Lo cual no quiere decir  que no crea que haya sido una catástrofe, Pynchon es consciente de que debería haber sido una oportunidad de madurar pero, sin embargo, ha habido una regresión, una infantilización inevitable que no traerá nada bueno al país; algo que ocurre habitualmente, el uso de la victimización hasta el infinito suele dejar consecuencias funestas para todas las sociedades:

“So 11 September turns out to be a mitzvah for the mob, Heidi.”

“I didn’t mean that. The day was a terrible tragedy. But it isn’t the whole story. Can’t you feel it, how everybody’s regressing? 11 September infantilized this country. It had a change to grow up, instead it chose to default back to childhood.”

La trama en ese momento se vuelve aún más conspiranoica, girando hacia la novela de género en la investigación de Maxine, que se convierte en la búsqueda de un asesino y se mezcla con los posibles perpetradores del atentado. De ahí hasta el final no resolverá el caso pero se refugiará en la “Deep web” que inspirará lo siguiente, lo que puede ocurrir:

“She sees the boys, but they haven’t seen her. There aren’t any passwords, still she hesitates to log in without an invitations, it’s their city after all. They have different priorities here, the cityscapes of Maxine’s DeepArcher are obscurely broken, places of indifference and abuse and unremoved dog shit, and she doesn’t want to track any more of that than she can help into their more merciful city, with its antiquated dyes, its acid green shrubbery and indigo pavements and overdesigned traffic flows. Ziggy has his arm over his brother’s shoulder, and Otis is looking up at him with unhesitating adoration. They are ambling around in this not-yet-corrupted screenscape, at home in it already, unconcerned for their safety, salvation, destiny…”

No deja de ser curioso que en la recta final sea la familia su respuesta al problema, ya que Horst y Maxine y sus hijos vuelven a unirse; en una rara epifanía Maxine siente que está viviendo un momento que ya vivió en DeepArcher a través de la “Deep Web”, el internet más profundo sirve de presagio, de “bola de cristal”, al fin y al cabo esa Deep Web es una prolepsis de lo que vamos a vivir.

“Hort is semiconscious in front of Leonardo DiCaprio in “The fatty Arbuckle Story,” and does not look street-ready. The boys have been waiting for her, and of course that’s when she flashes back to not so long ago down in DeepArcher, down in their virtual hometown of Zigotisopolis, both of them standing just like this, folded in just this precarious light, ready to step out into their peaceable city, still safe from the spiders and bots that one day too soon will be coming for it, to claim-jump it in the name of the indexed world.”

Esto me lleva a lo que comenté al principio de “La subasta…”, si allí la consciencia del personaje estaba conectada a una asociación clandestina; aquí, Pynchon especula con la posibilidad de que no solo nosotros, sino también nuestras vidas, estén conectadas a esa “Deep Web”, esa capa profunda en el corazón de Internet, verdadero eje y centro de nuestras vidas donde realmente estamos ya viviendo.

En fin, genial. Cuánto nos haces pensar Thomas. Y Cuánto nos haces disfrutar. Novela imprescindible que supone un colofón, una confluencia de ideas y conceptos que ya había tratado en novelas anteriores. Una obra maestra.

Se acerca el fin de año

2013-09-24 12.23.50Noviembre se ha acabado ya y ya está uno pensando en diciembre, las últimas lecturas del año e, inevitablemente, en la selección de lo mejor del año. Este año me va a costar bastante (como siempre digo) por el aumento de lecturas. Pero promete ser interesante y, espero, ecléctica. Por ahora vamos a repasar los últimos libros leídos que se han encontrado con tres escollos considerables que han jerarquizado mi ritmo lector: “Bleeding Edge”,” Jota Erre” y “La Casa de Hojas”.

“La maldición de Hill House” de Shirley Jackson, una de las grandes del género en una novela que se caracteriza por su sutileza.

“Prince” de Matt Thorne, sorprendentemente exhaustiva biografía del gran genio musical con el que me aficioné a la música pop. Es difícil no disfrutar de ella.

“Bleeding Edge” de Thomas Pynchon, el coloso ha vuelto, en plena forma, para demostrar con su creatividad que es el más grande vivo.

“Diario de una dama de provincias” de E.M. Delafield, divertidísimo diario con mucho humor inglés y que no se limita a lo anecdótico.

“¿Quién será a estas horas?” de Lemony Snicket, historia de detectives para niños, inteligencia a raudales, dibujos de Seth, ¿hace falta algo más?

“Los drusos de Belgrado” de Rabee Jaber, viaje a lo largo de las desdichas, una maravillosa forma de comenzar la nueva colección de ficción contemporánea árabe de Turner.

“El oasis” de Bahaa Taher, viaje a un oasis de contradicciones con  Alejandro Magno en retrospectiva, el pasado como argumento. Una muy buena propuesta y de calidad.

“El doctor proctor y la bañera del tiempo” de Jo Nesbo, el noruego deja a Harry Hole aparcado para hacer literatura juvenil, esta vez, con viajes en el tiempo. Hay sobrados motivos para disfrutarlo.

“La música de los bosques” de Carmen del Bosque, una propuesta clásica de literatura para niños.

“El Sunset Limited” de Cormac McCarthy, no es lo mejor del titán, pero es McCarthy.

“El consejero “ de Cormac McCarthy, la ultimísima de McCarthy, más thriller que novela contemporánea, razonable calidad. Entretenimiento digno.

“El árbol” de Slawomir Mrozek, mi pequeño homenaje póstumo al escritor polaco, un maestro de la micronarrativa.

2013-11-14 21.12.04“La casa y el cerebro” de Edward Bulwer-Lytton, un clásico del subgénero de casas encantadas del siglo XIX que se lee en un suspiro.

Si decía que las han jerarquizado es porque el primero supuso muchas horas terminarlo, Pynchon en inglés, es posiblemente, de lo más complejo a lo que puedas aspirar leyendo la lengua de la Pérfida Albión. Una lectura excelente, eso sí.

En cuanto a “Jota Erre” y “La Casa de hojas”, están suponiendo la lectura de finales de noviembre  y parte de principio de diciembre. Sobre todo la primera de ellas resulta bastante densa y absorbente: una obra de mucha calidad pero que requiere su tiempo, ya que, además, son casi 1200 páginas. “La Casa de Hojas” es otra cosa, una experimentación no sólo de la palabra sino de cómo se dispone en el propio libro, la tipografía utilizada, el color, etc… todo ellos para promover diferentes niveles de lectura. Hablaré de las dos en cuanto las acabe. Próximamente en este blog.

Esta es la foto con las últimas compras.

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Diciembre se presenta como poco bonito, con muchas posibilidades de alternar entre grandes autores. Será difícil decidir lo que voy a leer, nunca había sentido esta sensación pero creo que vale la pena vivir la incertidumbre de no saber qué elegir porque todo lo que tienes, a priori, tiene tan buena pinta.

El siguiente artículo de este tipo serán los mejores del año. Nada más y nada menos.

El nobel de literatura 2013

Dr. Francis Crick's Nobel Prize Medal on Heritage Auctions

A falta de unas horas escasas para el nombramiento oficial, quería hacer un post resumen con las posibilidades que se ofrecen este año y, cómo no, con mis especulaciones sobre quién lo ganará. Como siempre la página de apuestas de Ladbrokes va mostrando las posibilidades aunque no se han hecho eco de la novedad de este año… una especie de shortlist de cinco autores (que no van a hacer públicos), estilo Man Booker Prize, y de ahí harán la elección final, no sé si este año, antes de la elección,dirán los cinco, es una incógnita, aunque me inclino a que no va a ser así. El secretismo es marca de la casa. En esta entrevista aparecen estas normas y es interesante cómo las comenta Peter Englund, es curioso comprobar como media hora antes de la proclamación llaman al galardonado, esto ocasiona que escritores como Vargas Llosa creyera que se trataba de una broma.

Entrando en materia, os pongo los primeros a estas alturas:

Haruki Murakami             5/2

Alice Munro                       4/1

Svetlana Aleksijevitj       6/1

Peter Nadas                        8/1

Joyce Carol Oates            8/1

Jon Fosse                            9/1

Ko Un                                   10/1

Assia Djebar                      12/1

Después de ganar el año pasado el chino Mo Yan, por mucho que le pese a sus fans, es bastante difícil que Murakami o Ko Un sean escogidos. La academia sueca nunca ha escogido dos asiáticos seguidos; todo sea que rompan la norma pero me inclino a que no va a ser así.

Se lleva especulando bastante tiempo con la posibilidad de elegir una mujer; más teniendo en cuenta las pocas que han sido galardonadas (12); yo estoy muy de acuerdo con esta posibilidad y es la que sostengo para este año. En cuanto a la nacionalidad hay dos opciones con muchas posibilidades: en primer lugar la norteamericana (tanto Canadá como EEUU); y, en segundo, la africana. Las europeas son más difíciles pero, aun así, en los últimos años, siempre ha habido alguna cercana.

Teniendo en cuenta  lo dicho anteriormente, la posible quiniela se reduce a las siguientes candidatas que han ido apareciendo regularmente en este blog, sobre todo con el monográfico “Mujeres de Nobel”:

AliceMunro“La favorita”: Alice Munro.

Visto el “odio” en general que han demostrado en repetidas ocasiones los académicos suecos, sería la forma de castigar aún más a los escritores de EEUU, eligiendo a una norteamericana canadiense. Munro ya ha estado los otros años muy cerca en la lista de apuestas. Es, casi sin dudarlo, la opción más clara. Nos encontramos ante la autora por excelencia del cuento; una capacidad innegable para ahondar en lo cotidiano mediante la narrativa corta; relatos de formación tanto de la persona como del artista. Las mujeres como protagonistas. Narración detallista. Un placer leerla. En mi opinión no es la más completa, ya que se dedica casi en exclusiva a la narrativa breve; pero no se puede poner en cuestión su calidad. En cuanto a sus novelas, os pongo a continuación aquellas de las que tengo  comentarios tanto en el blog como en mi biblioteca virtual de Goodreads, por si alguien quiere entrar más en profundidad en alguna de ellas: “La vida de las mujeres”, “Las lunas de Júpiter”, “Amistad de juventud” y “El amor de una mujer generosa.”

Un buen comienzo para iniciarse con ella es la primera de las que he comentado, una verdadera delicia que reúne todo lo mejor de la prosa de Munro. De los habituales recopilatorios de cuentos cortos, “Amistad de Juventud” es un buen compendio.

assia_djebar“La segunda opción favorita”: Assia Djebar.

La otra gran posibilidad además de la norteamericana; hace ya unos años (2003) de la elección de Coetzee del continente africano; la argelina sería entonces un opción más que loable si quieren premiar esta ausencia prolongada (nunca comparable con los 20 años de EEUU), de hecho, si no es este año, posiblemente entre en posteriores.  Hay poco disponible de la autora por aquí, aun así, “Lejos de Medina”, con la que me inicié podría ser una buena puerta de entrada. Es una narración que mezcla la historia musulmana con el papel de la mujer, ninguneada habitualmente, y busca darle importancia en una sociedad de por sí, patriarcal, que niega los derechos que poseen, por lo menos en el occidente.

“La opción deseada, mi favorita”: Joyce Carol Oates.

joyce-carol-oates_grandeLos que me seguís con frecuencia ya sabéis que esta sería mi opción desde hace bastante tiempo. Los motivos son múltiples: es completísima y muy versátil, capaz de escribir cualquier tipo de narración y estilo y llevarlos a la excelencia. Colosal narradora, muy buena cuentista y ensayista, capacidad analítica. Capaz de ejecutar sabias mezclas de novela de género con “literatura seria”. Es camaleónica en su manera de afrontar cada narración, en mutar la estructura de acuerdo a lo que quiere contar y a quién se lo quiere contar. Es imposible etiquetarla en un solo género o movimiento literario. Qué eclecticismo. En fin, estamos ante  que debería ser la opción preferencial. Además seamos egoístas, es la única posibilidad de que se dé un empujón a la publicación en España de su inmensa carrera literaria. Es prolífica como pocas.

Entre sus innumerables obras, si estáis interesados, tenéis comentarios de las siguientes para escoger: “Hermana mía, mi amor”, “Una hermosa doncella”, “Mujer de barro”, “Infiel”, “Del boxeo”, “Violación: una historia de amor”, “Puro Fuego”, “Sexy”, “El primer amor”, “Memorias de una viuda”, “Ave del paraíso”, “Bestias” y “A media luz”.

Empezar con ella es entrar en un universo de sensaciones donde lo escabroso y polémico se mezcla con la inefable dulzura de su prosa. Cuántas sensaciones genera cada uno de sus excelentes libros.

atwood-margaret-2005-credit-jallen“Si no gana la opción deseada que sea esta…”: Margaret Atwood.

La canadiense es, por derecho propio, la aproximación más cercana a Oates. Se encarga de fusionar géneros como la estadounidense y transformar su estilo según las necesidades de la narración. Capaz de hacer tanto una dixtopía como un relato ecológico mezclando entre medias poesía, ensayo o relato corto. Quien lea “El asesino ciego” será capaz de paladear lo que es capaz de perpetrar esta insigne señora. Vaya obra maestra. De ellas tengo comentarios de todos los libros que he leído: “El asesino ciego”, “Asesinato en la oscuridad”, “El cuento de la criada”, “Un día es un día”, “Resurgir”, “La maldición de Eva”, “Chicas bailarinas” e, incluso, “Miedos de medio minuto” (recopilación de mini-relatos de terror que contiene también un cuento de Oates).

maraini5“La opción extraña”: Dacia Maraini

Ya, no la conoce nadie. Pero da la casualidad de que la escritora italiana ha estado en los primeros puestos en los años anteriores, por lo tanto, descartable no es. Maraini juega con factores típicos pero muy efectivos, el manejo de la nostalgia en la narración, el juego de lo sensorial mediante una prosa preciosista y de potentes imágenes. Mezclas de relatos de formación con la historia y la política italianas del presente y del pasado. “Bagheria” es un ejemplo paradigmático de su buen hacer.

“La opción romántica, pero casi imposible”: A. S. Byatt

Siendo realistas, es poco probable que se acerque ni a la posibilidad. Pero quería que apareciera por aquí porque su prosa, su estilo, son ciertamente inigualables. Erudita pero no byatt-250exenta de emoción, capaz de crear una obra tan compleja y apasionante al mismo tiempo como “Posesión”, monumento literario donde no hay adjetivos que puedan calificarlo. Os dejo comentarios sobre varias de sus obras: “Ángeles e insectos” , “Posesión” y “El libro negro de los cuentos.” No exagero si digo que es imprescindible leerla.

Y por último…. Que no falte nunca nombrar al que debería tenerlo ya y que, posiblemente, como Joyce, Proust o Borges, no lo gane nunca:

“Si no gana una mujer, el más grande”: Thomas Pynchon

He comentado alguna vez mis preferencias con el esquivo escritor norteamericano. Hoy  no me voy a extender con él, ya que no es su momento, dejemos paso a las féminas, este año, les toca a ellas. Que gane la mejor. Eso sí, pase lo que pase, no dejéis de leer a esta constelación de estrellas actuales, lo más granado de la prosa contemporánea sin el premio de marras.

Resumen de lecturas de agosto y mujeres de Nobel

Después de celebraciones hay que seguir en el tajo, y qué mejor forma que comentando las lecturas del mes de agosto:

“Héroes aventureros y cobardes” de Jacinto Antón, exquisita recopilación de los diversos artículos que el periodista ha publicado en “El país”; enraizados en la novela de aventuras y el más puro pulp, cada uno de estos artículos y entrevistas son una oda al periodismo, eso que ya vamos olvidando hoy en día. Apasionante lectura y, desde luego, muy acorde para la época veraniega.

“Los hermanos Sisters” de Patrick DeWitt, novela negra del oeste, no es que esperara más que una lectura veraniega, pero me temo que se quedó en menos aún, la historia resulta tremendamente edulcorada, sin garra, sin tripas… un caramelo en el mal sentido. Un poco decepcionante.

“La verdad sobre el caso Harry Quebert” de Joël Dicker, el best seller del verano se quedó, como el anterior, un poco a medias, la primera mitad del libro se lee con interés y hay un intento de hacer algo más, una novela policíaca y metaliteratura, es por ello inevitable la comparación con Roth y su Zuckerman; sin embargo la segunda parte decae debido al olvido tácito de la trama policíaca y una conclusión apresurada como poco. Aun así es recomendable.

“Chicas bailarinas” de Margaret Atwood, recopilación de cuentos cortos de la que hablaré más profundamente en un artículo futuro.

“Cartas de Cumpleaños” de Ted Hughes, edición maravillosa de las famosas cartas de Hughes a Sylvia Plath. Baste decir que tienen fuerza, energía, aliento poético. Hughes es un coloso que llega cada verso con la energía de la naturaleza y la mezcla con lo confesional. Qué salvaje por momentos, emotivo, todo se puede unir en la poesía del inglés. Una joya.

“La banda que escribía torcido” de Marc Weindgarten, recopilación de artículos que buscaban rememorar el nacimiento y desarrollo de lo que se dio en llamar “New periodism” en EE.UU. gracias Tom Wolfe, Hunter S. Thompson y otros…  A pesar de la profusión de datos es una muy buena lectura de la época y está narrada brillantez, resulta muy apasionante la verdad.

“La intromisión” de Muriel Spark, nueva muestra de su maestría, nos encontramos ante la novela más autobiográfica pero sin perder un atisbo de su mala baba. Espléndida.

“Stark” de Edward Bunker, publicado póstumamente, la primera novela de Bunker es toda una declaración de principios de lo que vendría más adelante. Si es la primera que descubres, desde luego, irás a por las siguientes; no obstante, se queda un escalón por debajo de las increíbles “No hay Bestia tan feroz”, “Little boy blue” o “Perro come perro”. Me gustaría hacer un artículo futuro con los méritos del norteamericano, pero será cuando lea su autobiográfico “La educación de un ladrón”.

“El único problema” de Muriel Spark, obra más comedida de la inglesa, aunque tiene su sello de identidad y se lee sin esfuerzo.

“La plenitud de la señorita Brodie”, la falta de tiempo no me dejará comentarla, quizá en otro momento, pero estamos ante una tragicomedia perfecta, Muriel Spark es un ejemplo de la literatura de postguerra en su máxima plenitud. Es tan perversa en sus planteamientos y en su forma de definir los personajes que nunca puede aburrir.

“Amsterdam” de Ian McEwan, Mc Ewan no es sólo “Expiación”, una buena muestra es esta maravilla que comenté hace poco aquí.

“El cuaderno dorado” de Doris Lessing, densísima obra de la premio Nobel de literatura británica, un ejemplo perfecto de escritura postmodernista y con la que me extenderé más adelante.

“Poesía completa” de Sylvia Plath, edición bilingüe magistral de Bartleby Editores para disfrutar como se merece la poesía de la prematuramente fallecida Plath. Edición profusa en detalles y que contiene las notas de Ted Hughes que reflejan con toda su profundidad la evolución de esta escritura. Me atrevo a decir que es imprescindible por muchísimos motivos: sobre todo por la creatividad de esta poetisa confesional.

Una vez finalizados los exámenes y esperando la finalización de la licenciatura, se acerca el acontecimiento literario por excelencia en cuanto a premios se refiere: la entrega del Nobel de literatura. Se producirá en la semana del 7 al 13 de octubre, y aunque nunca ponen el día de este, los que lo seguimos ya sabemos que será el jueves 10 de octubre. Si os acordáis, fieles seguidores (jaja) ya hice un post el año pasado con las posibilidades que había. Este año, tras el triunfo de Mo Yan, los asiáticos tardarán bastante en recibir otro; por lo tanto, las posibilidades este año tiran a que se trate de una mujer, posiblemente norteamericana (ojo, canadiense o estadounidense) o de otro país, africano por ejemplo. Me voy a tirar a la piscina con esta predicción (aunque luego puedo estrellarme) y voy a aprovechar septiembre para hacer un monográfico de las más grandes escritoras actuales que podrían ganarlo.  En esta foto podéis ver la muestra de libros que intentaré que vaya apareciendo por aquí. No sé si llegaré con todas, pero lo voy a intentar.

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Aparte de este monográfico alguna otra cosa caerá, ya que este 17 de septiembre tendremos por fin a la venta la nueva novela del grandísimo (y eterno candidato al Nobel) Thomas Pynchon: “The bleeding edge”. Como podéis suponer ya la tengo reservada y será una lectura “extensa” del mes, leer a Pynchon en inglés es del estilo de Joyce por la dificultad, así os hacéis una idea aproximada. Todo un reto.

Y eso es todo, que no ha sido poco como siempre. El próximo mes será “terrorífico”, os podéis imaginar los motivos.

“Gótico Carpintero” de William Gaddis

Consideraciones sobre el autor, su obra y cómo llegué a conocerla:

1)      Sobre cómo llegué al autor: labor inestimable de varios blogueros que empezaron a hacerse ecos de él, muy especialmente por la insistencia de Javier Avilés  y su excelente blog “El lamento de Portnoy” , una de las mejores referencias literarias y de cultura actuales que deberíais visitar ineludiblemente.

2)      Sobre el autor y su figura: William Gaddis (1922-1998) es uno de esos autores del que se sabe más bien poco; lo que aparece en la wikipedia inglesa es más bien escaso; perfil esquivo con respecto a su vida privada, muy asociado a otros literatos como Salinger y Pynchon, de hecho, se le llegó a confundir durante un tiempo con un alter ego del segundo. No se le estudia en filología inglesa y, sin embargo, es uno de los primeros y más importantes escritores postmodernistas por su obra “Los reconocimientos” (“The recognitions”) de 1955, antes de cualquier obra de Pynchon, por ejemplo.

3)      Sobre sus obras y su edición en España: era un escritor lento a la hora de plantear sus obras; en vida solo publicó cuatro (“Los reconocimientos”, “JR”, “Gótico carpintero” y “Su pasatiempo favorito”); póstumamente se publicaron otras dos “Ágape se paga” y su colección de ensayos inédita en España “The Rush for Second Place”. Sexto Piso está acometiendo la labor de publicarla al completo, pero por ahora solo están disponibles “Gótico Carpintero”, objetivo de este post, y “Ágape se paga” que llegará en uno posterior. Y nosotros aplaudimos a pesar de la tensa espera.

goticocarpintero4)      Sobre la obra en cuestión, esta y las siguientes consideraciones: En el prólogo de Rodrigo Fresán de “Ágape se paga” comenta sobre “Gótico carpintero”(“Carpenter’s Gothic) (1985) que se trata de la más breve y normal de sus novelas aunque Gaddis siempre consideró “The recognitions” como la más “accesible”. “Gótico carpintero” es romántica y oscura, una love story infeliz y contaminada por los virus del país donde transcurre y los sermones de un predicador mediático y corrupto. Gaddis admitió que se trataba de “un ejercicio de estilo” donde “los problemas planteados pasan más por la técnica y la forma. Lo que yo quería hacer era escribir un libro más corto, uno que se concentrara en las unidades del tiempo y del espacio al punto de que todo, aunque se expandiera al mundo entero, sucediese dentro de una casa, una casa de campo, con pocos personajes y durante un breve período. También quería trabajar con varios clichés de la ficción e intentar revitalizarlos. Así es como tenemos al hombre mayor, la mujer joven, el matrimonio viniéndose abajo, el adulterio obligatorio, la habitación cerrada, el misterioso desconocido y todo eso”. Así, es el libro más cómodo de Gaddis pero, también, el más siniestro. Desde luego la obra contiene esa siniestralidad inherente; eso sí, será cómodo, pero no para la mayoría; también estimo que el tema era importante, en esta obra más allá del estilo, por lo que comentaré más adelante.

5)      El estilo: el autor juega en esta obra con dos tipos de formas de narrar; la trama avanza a través del diálogo de los personajes, una especie de diálogo que se estructura como un monólogo interior muy sorprendente que nos hace permanecer realmente atentos a la narración ya que se producen muchas elipsis, sutilezas, pérdidas de la puntuación habitual, momentos que el lector tiene que completar mediante la información que el escritor nos va dando; es lento, laborioso y, desde luego, dificultoso en ocasiones; pero, sin duda, está muy bien realizado como se puede ver en la siguiente muestra:

“-Ahora espere un momento, espere… -sus ojos redondeados se clavaron detrás de ella, bajaron por la parte delantera de la blusa que se había puesto, volvieron a los de ella-. No me importa nada a quién se la esté metiendo últimamente, solo pasaba a charlar con él. Déle un mensaje cuando lo vea, por favor. Dígale que Lester se pasó a charlar un rato.

-Dígale Lester, eso es todo… -retiró  la punta de la bota-. Él sabe quién soy… -y ella pudo cerrar la puerta, observó el enérgico pavoneo de las larguiruchas piernas color ocre que cruzaban la calzada negra, seguía ahí cuando un coche negro arrancó desde detrás del seto de arriba con un remolino de hojas y dejó planchado el recogedor en la curva colina abajo. De vuelta en la cocina, la radio alertaba de que treinta y cinco millones de norteamericanos eran analfabetos funcionales y otros veinticinco millones no sabían leer en absoluto y ella la apagó de un manotazo, llenó una jarra para regar las plantas y derramó un poco de agua al lanzarse a por el teléfono, a por un lápiz, a por cualquier cosa que sirviera para escribir-. Sí un segundo –abrió la guía de aves y apuntó el número debajo de la serreta mediana. Estaba otra vez arriba en el dormitorio abrochándose una blusa limpia cuando sonó la cadena del cuarto de baño de abajo-. ¿Paul?”

6)      Más sobre el estilo: los momentos más descriptivos/contemplativos recobran la puntuación habitual y se vuelven en momentos de lirismo evocador que dan seguridad al lector; es una paradoja que lo que menos avance sea lo que más nos estabilice: “Pero el viento le devolvió sus palabras, soplaba desde el río, agitaba las hojas a ráfagas mientras él las apartaba rastrillando con los dedos, alas destrozadas, el manto embarrado, apenas distinguible tras la protectora coloración de la muerte, se levantó con las llaves y miró colina abajo donde la figura se hacía cada vez más pequeña contra el viento, y después se agachó para coger al pájaro por una pata y llevárselo manteniéndolo a cierta distancia en dirección a la puerta.” “El río había quedado oscurecido por la abundante niebla que se cernía desde la mañana, haciendo que la ascensión lenta del cartero por el negro afluente de la carretera pareciera la deriva de una figura remolcada por el agua, arrastrada sobre una corriente estable junto a la orilla repleta de hojas hacia el escalón que sobresalía allí como un embarcadero donde ella ya se había precipitado, como por casualidad, para interceptarlo antes de que llegara al buzón; donde ahora, otra vez limpiando el espejo del recibidor con bolas mojadas de papel de cocina, con el ceño fruncido reducía a una sombra distante el paso torpe del anciano que estaba ahí fuera en la esquina con su recogedor aplanado. La lluvia, al cabo de dos días, había hecho caer hojas por todas partes, incluso una rama arrancada que flotaba en la oscura corriente que se alzaba bajo la ventana donde sus movimientos se detuvieron abruptamente, abrió los ojos ante la marchita figura del impermeable que se acercó mucho a ella la miró a la cara. Cogió aire y recuperó el equilibrio, acababa de bajar del taburete cuando llamaron a la puerta. Abrió una rendija, vio los dobladillos deshilachados del impermeable, mantuvo la pierna abierta con el pie.”

7)      El nombre de la obra hace referencia a un estilo arquitectónico de casas y pequeñas Iglesias que se hicieron comunes durante el siglo XIX en Estados Unidos. Estas estructuras adaptaban elementos de ese tipo de arquitectura como las torres y los arcos apuntados  al tradicional tipo de construcción de madera que representaba claramente el paisaje americano. Pongo una foto a continuación para reflejar este estilo.

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8)      No es descartable que este carpintero tenga que ver con el carpintero por excelencia, Jesucristo, y que quisiera extrapolar lo que refleja en la novela a la religión, no parece gratuito el siguiente párrafo entonces: “Y mientras su voluntad se afirmaba sobre mí, temblando, de repente escuché la voz de su profeta Isaías, cuando dice El carpintero toma las medidas con la cuerda, diseña la forma con el estilete, la trabaja con el cincel y la dibuja con el compás, y le da figura de hombre y belleza de hombre, para que habite en una casa. Y mientras reflexionaba sobre el sentido de esas palabras procedente de lo alto, ¡lo que había sido un día de doloroso luto se convirtió en un día de gloria! Porque ¿no preguntaron acaso, cuando Jesús llegó a Nazaret, no es este el hijo del carpintero? Aquel que construyó ese gran edificio para refugio de quienes son pobres, de quienes están agotados, de quienes buscan su verdad absoluta en la adversidad y la persecución, […] construyó con sus sencillas herramientas de carpintero y con los humildes materiales que tenía a mano, la casa de su padre, donde hay muchas mansiones.”

9)      Con referencia al punto 7, Gaddis refleja, paralelamente al derrumbamiento de la pareja protagonista, la decadencia de la casa, de estilo gótico carpintero, en la que viven, desvencijada, llegando a la ruina: “[…] Una casa antigua muy interesante, ¿sabes lo que es esto? –inclinó la cabeza hacia este lado, hacia aquel-. Es un ejemplo clásico de gótico carpintero del río Hudson, ¿lo sabías? -Lo sabía Lester. -Todo diseñado a partir del exterior, esa torre de ahí, los picos del tejado, primero lo dibujaban y luego se las apañaban para que cupieran las habitaciones… -ahora se lanzó a toda velocidad bajo la línea de la moldura del techo hasta el destartalado remate de escayola donde se encontraba con el arco del hueco del salón-. Ahí tienes una gotera… Haz que la reparen antes de que empeore […]”.

10)   Parece claro que ese derrumbamiento de la casa supone, extendiéndolo, el desmorone, del sueño americano, del mito de la sociedad norteamericana y del hombre hecho a sí mismo. La religión decadente, las construcciones, la propia pareja, la sociedad que se hunde. Reflejó, sin dudarlo, el momento que estaba viviendo en ese instante la sociedad, desde lo micro a lo macro.

11)   Un giro final: “[…] Pero está muy por encima de cosas como hurgarse la nariz ¿verdad? Está demasiado ocupado evitando que el azar determine su destino ¿verdad? -Ya has visto cómo acaba. -Sé cómo acaba. No acaba simplemente se desmorona, es mezquina y hueca como todos los que aparecen en ella ¿por eso la escribiste? -Ya te conté por qué la escribí, fue solo una idea de último momento, ¿por qué te molesta tanto joder? Esa novela es solo una nota al pie, un epílogo, buscando finales felices resulta que me veo involucrado con gente como tú y como Klinger.” En un último alarde, extiende el desmorone a la propia novela que está escribiendo, esta reflexión metaficcional trasciende a la literatura y cultura general norteamericana, llevándolo todo a sus últimas consecuencias; para nada la novela se queda en un simple ejercicio de estilo, muy al contrario, lo temático se convierte en algo inherentemente unido a esta demostración de estilo.

“Felices reyes sabios”

Espero que vuestros reyes hayan ido muy bien. Los míos han sido “sabios” y me han regalado verdaderas maravillas que paso a comentar a continuación. Una imagen, esa que vale a veces más que mil palabras, lo dice todo:

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Aparte de otros regalos de tipo más pragmático, como tiene que ser; en cuanto a lo cultural, que es lo que aparece en la foto, me gustaría comentarlos.

En libros tengo ya en mis manos dos recopilaciones extraordinarias:

En primer lugar el que ya comenté como posible regalo navideño en este post a comienzos de la Navidad : los “Cuentos de Navidad” de Charles Dickens, qué mejor colofón para acabar el bicentenario de su nacimiento con esta recopilación plagada de buenas historias y muy adecuadas para la época en la que estábamos.

El segundo lugar, una recopilación excelente de las “Novelas” de Stefan Zweig, el imponente escritor austríaco que nos ofrecía siempre buena literatura; en este caso tenemos todas sus novelas, con el aliciente de haber tres inéditas: “Miedo”, “Confusión de sentimientos” y “Clarissa”. A pesar del precio, es tan recomendable que si tuviera que llevarme una novela a  una isla desierta me llevaría esta, casi sin dudarlo.

También es conocida mi predilección por la música, y, especialmente, por la ópera; pero como dice mi hermano, cada día es más difícil encontrar algo que ya no tenga; pues sí, este año lo han vuelto a conseguir, un monográfico Haëndel con varias óperas de él que no tenía: “Tolomeo”, “Solomon” y “Eracle”. Un festín musical que disfrutaré mucho.

Aunque no aparezca en la foto me gustaría comentar el regalo de la función de  “The perfect American” de Philip Glass, un estreno mundial que espero con expectación.

Para acabar los Reyes, una noticia etérea pero que desemboca una esperanza a seguir este año y es el anuncio por parte de la editorial Penguin de la publicación, aún sin fecha, del nuevo libro de Thomas Pynchon, “The Bleeding Edge”.

Y eso es todo por ahora. ¡Disfrutad lo que queda del día!

Mis lecturas favoritas del año 2012

Llegó el cambio de año: ¡Bienvenido 2013!!, y como no podía ser de otra manera, me gustaría hacer una de esas listas que tanto se prodigan por todas partes; a mí, como a alguno más, me encanta comprobar en ellas el “zeitgeist” aplicado al microcosmos literario, si se me permite extenderlo de esta manera; además, después de  la lista de las malas noticias, hay que empezar el año con fuerzas y alegría.

Siempre me gusta hacer un pequeño resumen de mi situación literaria a nivel personal  y lo visto del panorama más general que, a continuación, paso a contar.

En lo personal ha sido un año inmenso, he batido mi récord lector, haciendo más de ciento treinta libros y el nivel ha sido muy alto; quiero destacar especialmente que ha sido un año en el que he profundizado tanto en estudios como en las propias lecturas; la filología me ha exigido un esfuerzo que, sin lugar a dudas, ha complementado la variedad de lecturas y el grado de reflexión al que he llegado en varias de ellas, no en vano he podido finalizar a Pynchon, leer mucho Roth, Delillo, Zweig, Oates, Byatt, Spark… algunos de ellos en su lengua original y eso, indudablemente, enriquece la visión y ayuda a disfrutar al máximo la escritura de estos colosos. Con esta perspectiva el año que viene promete, y ya estoy pensando en cuáles serán los pilares de mi camino lector futuro.

En cuanto al panorama literario, este año se ha confirmado la tendencia que ya subrayé el año pasado en este artículo ; y que se puede resumir en pocas palabras: abundante variedad de novela negra y policíaca (incluso con recuperaciones detectivescas) y labor ingente de editoriales pequeñas que se están volviendo tremendamente interesantes con catálogos muy selectos y retadores; todo ello coincidiendo con el declive de interés que me inspiran las grandes dominadoras del mercado. Sólo hay que echar un vistazo a algunas de estas para ver ejemplos ilustrativos: Impedimenta, Sajalín, Nevsky y su sello Fábulas de Albión, Funambulista, El Reino de Cordelia, Minúscula, Libros del Silencio, Libros del asteroide, Valdemar… en fin, un cúmulo de propuestas con diferentes posibilidades, a cuál más atrayente. Echadle un vistazo por internet y veréis qué interesantes. Siempre nos queda RBA y su colección negra, que ahora intenta sacar un sello de Ciencia Ficción; lo que tenemos perdido, y esto no cambia, es el terror; poco, se sigue publicando muy poco, y últimamente sólo de temática zombi….

No me voy a enrollar más, voy a lo que interesa a la mayoría, la selección que hecho con las lecturas que más me han gustado, los criterios no son ni más ni menos que mi propio criterio,  no dependo de nadie ni tengo acciones en ninguna editorial, por lo tanto solo pongo lo que me ha gustado sin partidismos. Las lecturas las intento coger de entre las que han salido este año y siempre cuelo alguna que no se ha publicado en este por su especial relevancia; ya aviso que este año la lista de candidatos ha sido extensa porque he tenido mucha diversión; en el camino quedan “Miami Blues” de Willeford, “Retrato de Humo” de Ballinger, “El redentor” de Nesbo, “La novia vestía de negro” de Woolrich, “El cristiano mágico” de Southern, “La caída y auge de Reginald Perrin” de Nobbs, “Mis Memorias” de Vidocq, “Fascinación” de Delillo, “Mátalos suavemente” de George V. Higgins y “Noir”, la visión postmodernista de la novela negra de Robert Coover; no todos pueden estar, así que sin más dilación:

bombones_envenenados“El caso de los  bombones envenenados” de Anthony Berkeley, la obra maestra del representante del Detection Club vio la luz a principios de año y nos proporcionó un paradigma de lo que tiene que ser una novela de detectives, hablé de ella en este post. Si te gusta Agatha Christie o Chesterton y quieres una trama inteligente y al mismo tiempo divertida, este libro llenará de satisfacción a cualquiera.unaedaddificil

“Una Edad difícil” de Anna Starobinets, una de esas pocas novelas de terror que hemos tenido la suerte de ver por aquí, recopilación de cuentos cortos, con ecos de ciencia ficción y de los grandes del terror, las influencias son evidentes pero tiene voz propia y es tremendamente desasosegadora. Parece, además, que tuvo éxito, Nevsky ha publicado ya el segundo libro de  la escritora rusa “El vivo”, que tengo pendiente de leer. Si queréis más información de este primero aquí me extiendo más.

“Blancanieves debe morir” de Nele Heuhaus, atípico libro policíaco dentro de la editorial Maeva (sí, la de Camilla Lackberg), novela alemana de una calidad excelente, magnífico planteamiento y desarrollo de la trama en una ciudad donde los secretos y las sociedades ocultas están a la orden del día, un detective carismático y un final nuevamente genial, en serio, es magnífica. Aquí hablé sobre ella y otras blancanieves-debe-morir-9788415120872muestras de buena novela negra alemana.

“Rehenes” de Stefan Heym, excelente relato de novela negra durante la ocupación alemana, caracterización sublime de personajes y una trama que no acaba de resolverse hasta las últimas páginas, ya dije en su momento en este post, que sería una de las novelas del año, puede pasar desapercibida por estar en una pequeña editorial como Funambulista, y sería una pena perderse este festín.rehenes

“La contabilidad privada de Christie Malry” de B.S. Johnson, ojo a esta pequeña joya, el autor era un innovador nato, un buscador de nuevas formas estilísticas que intentó superar la monotonía que impartían sus coetáneos,; esta novela es corta, intensa, plagada de humor negro y, como decía, especialmente bien escrita y estructurada, aunque comprendo que es rara, con esa belleza rara que tienen algunas cosas en la vida pero que te subyugan. Guardo la esperanza de que la misma editorial que se ha arriesgado, Libros del Silencio, ponga en marcha “The Unfortunates”, su obra maestra.

la_contabilidad_privada_christie_malry_3003_med“El libro de la señorita Buncle” de D.E. Stevenson, Alba sacó un sello nuevo, Rara Avis, para poner recuperaciones clásicas de este estilo, y no podemos más que estar de enhorabuena; desternillante historia de principios del siglo XX que no dudo en recomendar porque te puede proporcionar uno de los ratos más divertidos de este año, es impagable, aquí tenéis el comentario que hice sobre esta obra ineludible.el-libro-de-la-senorita-buncle-ebook-9788484287353

“22/11/63” de Stephen King, si hubiera que hacer un libro propenso a ganar premios y aunar crítica y público, este libro sería un ejemplo perfecto, como cuando vemos “Una mente maravillosa” o “Titanic”, este es el mayor defecto que he oído; tiene más, pero la historia, en mi opinión, es excelsa, paradojas temporales, un romance de fondo y en el tiempo y, como siempre el buen hacer de este fabulador que es King. También ha salido otro de la Torre oscura, pero ese es más personal para recomendarlo, así que me quedo con este y lo recomiendo fervientemente.

“La canción del perro” de James McClure, ya comenté lo que me gustó el canto del cisne de la pareja de detectives del mejor escritor sudafricano de novela negra en este artículo , baste decir que siendo el final, es el principio y se puede leer igual, una maravilla de un autor olvidado canciónperroen España pero de gran prestigio internacional. Un reencuentro inolvidable.

“Siempre hemos vivido en el castillo” de Shirley Jackson, que Minúscula haya sacado este libro y lo complemente con un postfacio ejemplar de Joyce Carol Oates da una idea del calibre de la obra con la que nos encontramos. Esta novela gótica a medio camino del horror es asfixiante y claustrofóbica, y es extraña, por qué no decirlo, cargada de sutilezas, un descubrimiento subyugador que te atrapará si caes en sus redes. Una verdadera delicia.

siempre-hemos-vivido-en-el-castillo-9788495587893“Hermana mía, mi amor” de Joyce Carol Oates, otro ladrillo de perfección en la insigne obra de mi candidata favorita del año que viene para el Nobel de literatura. Este prodigio se ríe de los géneros, se ríe del postmodernismo o no… y se disfruta a tantos niveles que es imprescindible, conmovedora, traicionera, pero siempre, genial, aquí tenéis el comentario que hice sobre esta obra maestra de la norteamericana.

Y la novela de otros años que se cuela en este es, y no podría ser de otra manera si habéis seguido este blog, “Contraluz” de Thomas Pynchon, también cayó este año la excepcional “Mason y Dixon”, pero he elegido esta por muchas otras razones; quizá se trate de una obra irregular, pero es perfecta en sus imperfecciones, una obra que refleja como nada hoy en día el “zeitgeist” del que hablaba al principio, ese momento en el que vivimos, relativizaciones, ambigüedades, perfección dentro de esos grises. Una obra imprescindible para entender nuestro tiempo y la literatura moderna. Aquí tenéis el último comentario que hice y que aunaba los cinco que hice a propósito de ella.

Al final han sido once, y no es por la metáfora futbolística, os lo puedo asegurar. Es un número que me gusta, espero que os hayan gustado.

“Contraluz (5 y fin): Rue du Dèpart”

El camino que hemos recorrido ha pasado por estos comentarios

1. La luz sobre las cumbres.

2. Espato de Islandia.

3. Bilocaciones.

4. Contra el día.

En esta última parte Pynchon nos muestra a varios de los personajes principales en los años veinte, Rue de Départ es una calle de París donde vive Dally. Todo ha pasado y están más o menos establecidos, hasta los Chicos del Azar han encontrado a sus Chicas de la Fraternidad de Eteronautas y se han emparejado con ellas. Hay un intento de finalizarlo aunque no sabemos si es de manera feliz según las palabras de Dally (“El mundo se acabó en 1914. Como los muertos inconscientes, que no saben que están muertos, así nosotros tampoco nos hemos dado cuenta de que estamos viviendo en el infierno desde aquel agosto espantoso”); aún así el vuelo final, mítico, etéreo, a bordo del Inconvenience nos da una sensación de plenitud, de evocación onírica y autorrealizadora.

Este final entronca con mi propia conclusión de las lecturas del autor norteamericano; “Contraluz” ha supuesto un colofón lleno de sensaciones: al tratarse de una obra de tal extensión, los altibajos son constantes, esta irregularidad es inevitable, pero ¿acaso importa?. Si revisamos los posibles postulados del postmodernismo nos encontramos con lo siguiente:

—Está caracterizado por cambiar el punto de vista omnisciente (más objetivo) de la Ilustración por otro más subjetivo donde el narrador es falible.

—Busca deconstruir las grandes formas de narración del pasado para desvelar sus inconsistencias, las antiguas formas ya no convencen, son sustituidas por otras formas que enfatizan que su objetivo no es alcanzar la autenticidad universal.

—Como consecuencia de lo anterior, no puede existir una idea universal de la verdad o de la realidad, ya que las formas de narración del pasado se fundamentaban en el lenguaje, y este está cargado, inherentemente, de las influencias que vive el que lo narra.

—En palabras de Hutcheon, se puede describir el postmodernismo como “un fenómeno contradictorio que usa y abusa, instaura para subvertir los mismos conceptos que desafía – sean estos literatura, pintura, escultura, cine, televisión, filosofía, etc (“contradictory phenomenon that uses and abuses, installs and then subverts, the very concepts it challenges —be it in literature, painting, sculpture, film, video, dance, television, music, philosophy, aesthetic theory, psychoanalysis, linguistics and historiography”).

—Así las novelas postmodernas subvierten las nociones de subjetividad, verdad, significado y valor de modo radical.

—La conexión entre postmodernismo y postcolonialismo es evidente ya que con el primero se enfatizarán las diferencias de cualquier tipo (sean género, raza, clase, sexo…) y eso desencadenará el segundo.

—Con el postmodernismo se reescribe el pasado en términos muy alejados de cualquier nostalgia, precisamente porque es otra forma de narrar, por la que el novelista puede escribir alejado de la narración, aislado, sin vincularse.

En conclusión, este movimiento no organizado, radicaliza el modernismo en su exploración de la fragmentación de la narrativa y de la construcción de personajes. Textos de este estilo enfatizan juegos retóricos y lingüísticos. Ironías, parodias, pastiches de géneros, distorsiones de tiempo (argumentos no lineales) son algunos de los instrumentos utilizados para hacerlo.

Lo curioso cuando leía los postulados anteriores es que la primera imagen que me venía a la cabeza era, desde luego, la de Pynchon y toda su obra; desde “La subasta del lote 49” y “V” a “Contraluz”. Parece que los hubiera puesto él, ya que reflejan exactamente lo que significa leerle; esas son las características, la complejidad de lo que quiere dar a significar, o no….

Como conclusión a estos comentarios no quería dejar pasar la oportunidad de citar al gran Noel, ya que parte de su magnífico post “Icono de la cara llorando” , que todo el mundo debería leer, como su blog (ya puestos….). Y que cita justamente a nuestro gran escritor como posible vía a la hora de aprovechar al máximo las posibilidades que nos ofrece la cultura en el siguiente párrafo:

“Ante esta realidad se abren dos posibles vías: a) aprovechar al máximo las posibilidades de la cultura como inmerso hipertexto; y b) darse por vencido y tender a pensar, como el neoludita Nicholas Carr, que la capacidad de concentración es una de esas cosas que perdimos irremediablemente con el cambio de milenio. Sin duda, no hay nada más estimulante para el intelecto que la primera opción, vertebradora de novelas como Contraluz (Thomas Pynchon, 2006) o películas como Holy Motors (Leos Carax, 2012), laberintos intertextuales que conciben sus referentes y referencias como una serie interconectada de pasillos, trampillas y hasta callejones de sentido. Tiendo a pensar que los lectores de este blog pertenecen a la primera categoría, así que muchas veces incluyo en el texto alusiones a símbolos culturales sin citarlos o subrayarlos con un enlace: en los días de la Wikipedia, la labor de cualquier persona que pretenda vivir la cultura de su tiempo es aceptar el desafío y buscar, ampliar, perderse. Por desgracia, la segunda opción parece estar comiéndole cada vez más el terreno a la primera, en un fenómeno que ya podríamos considerar como mesurable.”

Lo que he puesto en negrita, refleja lo que yo entiendo de la cultura actual, casi no se puede decir mejor ¿verdad?. Busquemos nuevos desafíos, perdámonos en laberintos sin retorno; pase lo que pase, esta búsqueda nos habrá hecho crecer en el camino. Pynchon nos sumerge en este camino irremisiblemente, de manera enloquecedora; y yo no puedo más que agradecérselo y colaborar con estos humildes comentarios que espero que ayuden a alguien.

“Contraluz (4): Contra el día”

A estas alturas de la narración la fatiga empieza a ser evidente, Pynchon exige, no hay medias tintas con él, tienes que estar atento a todo y no perderte en el laberinto literario que te propone, en lo inalcanzable del argumento y sus consecuencias.

El título del episodio es, en realidad, el título original, “Against the day”, el día es una metáfora de la realidad que vivimos, de las dificultades que tenemos que pasar en nuestro devenir. En este capítulo se centra históricamente de nuevo, no quiere que perdamos la perspectiva, busca reescribir la historia y mostrarnos lo que podría haber por detrás; también lo que nunca ha habido pero le gustaría que hubiera, ¿por qué no? .Pero se nota que algunos de los momentos buscan esta constante:

“Desde la derrota naval de Tsushima y las inmensas manifestaciones en la ciudades, los pogromos, el terror y la sangre, la inconcebible posibilidad de que Dios hubiera abandonado Rusia empezó a hacerse palpable. Lo que hasta ahora habían sido certezas y mandatos divinos se volvió tan incierto como la lucha de cualquier campesino con el día a día, y todos, independientemente de su riqueza o oposición debían avanzar a tientas”

Es lo que hubo a principios del siglo XX, es nuestra lucha, “pero alguien podría dominar el espacio Cuaternión, tres ejes imaginarios más un cuarto término escalar que contendría energías que pocos de nosotros podríamos imaginar” ; no quiere que nos rindamos ante los hechos históricos, la solución puede estar en el umbral del espacio tiempo, en la cuarta dimensión.

La explosión sobre Tunguska (preludio a los lanzamientos de las bombas atómicas, y por extensión, al conflicto bélico que asolaría Europa y parte del mundo “¿Se trataba, dicho toscamente, de la guerra generalizada pues estaba a punto de desencadenarse en Europa el próximo verano u otoño quizás, condensada en un único suceso?” ) nos lleva a la crudeza de lo real, pero en la descripción de los efectos de la explosión y en su visualización por parte de nuestros personajes desde diferentes ciudades (Dally Rideout desde Venecia, Cyprian desde Trieste, Reef desde Marienbad, Yashmeen desde Viena) encontramos la confortable lírica de Pynchon, onírica, imaginativa, siempre creativa y, en estos momentos, conmovedora.

Se muestran otros hechos que reflejan lo que ha sido el siglo XX, desde el conflicto balcánico (“El infierno se desató tras el anuncio de Austria de que pretendía anexionarse Bosnia”) hasta los conflictos raciales en América (“Por un instante él comprendió, como si rozara la brisa levantada por un ala indefinida que pasara  ante su cara, que la historia de este terrible continente desde el océano pacífico hasta los hielos del Ártico era esta misma historia de exilio y migración, el hombre blanco avanzando sobre el indio, las corporaciones del este avanzando sobre el hombre blanco y sus incursiones con barrenos y dinamita adentrándose en las costuras profundas de las montañas sagradas de la tierra sagrada”).

Todo ello para reforzar lo ya expuesto anteriormente y, que casi llegando al final vuelve a mostrarnos en las palabras de uno de los chicos del azar: 

 “El corolario según había concluido Chick hacía ya mucho era que cada estrella, cada planeta que vemos en el cielo no es más que el reflejo de nuestra única Tierra a lo largo de una trayectoria distinta del espacio-tiempo minkowskiano. Por tanto, viajar a otros mundos es viajar a versiones alternativas de la misma Tierra. Y si ir hacia arriba es como ir hacia el norte con la variable común de que hace frío, la dirección análoga en el tiempo si nos atenemos a la Segunda ley de la termodinámica, debería ser ir del pasado al futuro, en la dirección de una entropía creciente.”

“Estaban en la Contra-Tierra, en ella y sobre ella, pero al mismo tiempo en la tierra que nunca, parecía, habían dejado”.

No deja de ser paradójico ya que, ahora mismo, la realidad que estamos viviendo no deja de ser esta Contra-Tierra, tan diferente de lo que hemos vivido en otros momentos.

No me gustaría acabar este cuarto momento sin subrayar el giro a novela negra, que se marca de en la parte final del capítulo, con un Lew Basnight más cerca de un Marlowe o un Spade,  en la búsqueda de la cantante Jardine Maraca; un prodigio nuevamente, ya que utiliza un viaje en el tiempo para resolverlo y para que Merle, el padre de Dally, recorra la vida en el pasado de su hijastra y pueda de esta manera saber cómo le ha ido.

Historias dentro de historias, metaficción, cambios narrativos y de estilos. Este es Pynchon.

Y en poco tiempo, la conclusión.

“Contraluz (3): Bilocaciones”

“Los antiguos maniqueos de esta zona adoraban la luz, la amaban del mismo modo que los Cruzados afirmaban amar a Dios, por sí misma, y a su servicio ningún crimen era demasiado grave. Era su contra-Cruzada. No importaba qué trasformaciones pudieran ocurrir (y se esperaban cualquier cosa: viajes adelante y atrás en el Tiempo, saltos laterales de un  contínuum a otro, metamorfosis de una forma de materia, viva o no, a otra) lo único que permanecía invariable en todos los cambios era la luz, la luz que vemos en sentido amplio que profetizara Maxwell y confirmara Hertz. Y a eso se añadía un rechazo hacia todas las formas de lo que ellos definían como “oscuridad””.

Recordemos que veníamos de aquí y de aquí. Este párrafo, casi el comienzo de este bloque, entronca con el viaje que los Chicos del Azar realizan al Asia interior, buscando su propio grial, la ciudad perdida, Shambala a bordo de la Fragata subdesértica de Su Majestad Saksaul, al mando del capitán Toadflax.

Sorprende que, a pesar de lo que pudiera indicar el título, la obra es luminosa, como la prosa del autor; todo puede variar pero la luz, lo contrario a la oscuridad, permanecerá constante. Entre todas las contradicciones y dicotomías que nos ofrece también nos incide en este hecho.

En esta parte se centra en el viaje a Europa de la mayoría de los personajes, y,  pesar de lo que pueda parecer, nos llama la atención:

“Habéis sido tan fáciles de engañar (al menos la mayoría de vosotros), sois los tontos crédulos en el circo, mirando boquiabiertos vuestras maravillas de la ciencia, esperando como si creyerais que os corresponden por derecho todas las bendiciones del progreso, esa es vuestra fe, vuestra patética fe de niños de los globos”

Si la ciencia no es la solución de nuestras dudas, del sentido de lo que hacemos, ¿de qué nos podemos fiar? ¿La magia? ¿La superstición? ¿La religión?.

El siguiente texto empieza a ser revelador:

 “Y eso es lo que he estado llevando una y otra vez a Cantor de vuelta a la Neverklinik, aunque solo se preocupaba por los segmentos de línea. Pero aquí, en el espacio y tiempo tetradimensional del Doctor Minkowski, dentro del más diminuto intervalo, tan pequeño como quieras dentro de cada diminuto hipervolumen de kontinuum debe de haber siempre un número infinito de otros puntos, y si definimos un mundo como un conjunto muy grande y finito de puntos entonces debe de haber muchos mundos “universos””.

La presencia de diversos universos, mundos paralelos al nuestro, explicarían nuestra falta de convicciones; sigue reafirmando el mensaje de lo “tetradimensional” y lo liga a la tradición literaria:

“El Whitechapel del Destripador era una especie de antesala en el espacio-tiempo, uno tendría que imaginarse una gigantesca estación de tren, con miles de puertas dispuestas radialmente en todas las dimensiones que conducen a vías de partida hacia todo tipo de historias alternativas”

Su objetivo entonces es que nos abramos a todas las posibilidades, las mismas que nos da la prosa de Pynchon, inabarcables universos donde todo sigue siendo posible.

En poco tiempo la cuarta parte.

“Contraluz (2): Espato de Islandia”

Continúo en este momento con este comentario fragmentado que ya inicié aquí  sin resistirme a poner uno de esos párrafos que, sin lugar a duda, es paradigma del estilo y la forma de crear literatura del gran Thomas Pynchon; desde luego es reconocible y personal, es el comienzo del segundo gran capítulo de “Contraluz”: “Espato de Islandia”:

“Además de estar ojo avizor desde el puente volante, Randolph St Cosmo había colocado vigías con los prismáticos más potentes de la nave a popa y a proa. Aquí, al norte del Círculo Polar Ártico, la directiva reglamentaria para todas las aeronaves de los Chicos del Azar rezaba: “El tráfico aéreo desconocido se considerará hostil hasta que se demuestre lo contrario”. Ahora se libraban escaramuzas a diario, pero ya no por territorios o mercancías sino por información electromagnética, en una carrera internacional cuyo objetivo era medir y cartografiar con la mayor precisión los coeficientes de campo en cada punto de aquella misteriosa retícula matemática que por entonces se creía que cubría la Tierra. Del mismo modo que la Era de la Navegación había dependido de la cartografía de los mares y las costas del globo, y de los vientos de la rosa de los vientos, ahora sería la medición de las nuevas variables lo que determinaría la historia que iba a desarrollarse aquí, entre acantilados de anomalía magnética, canales de menor impedancia , restallantes tormentas de rayos que salían del sol y a las que todavía ni siquiera se les había dado nombre. Se había desencadenado una “Fiebre del rayo”: la luz y el magnetismo, así como toda clase de rayos extrahertzianos, estaban ahí para el primero que los quisiera captar, y habían acudido en masa los buscadores, incluidos muchos espabilados usurpadores de derechos de propiedad profesionales que pretendían sacar algo por la fuerza; muy pocos eran capaces de rastrear rayos de todas las frecuencias, la mayoría no estaban especialmente dotados ni eran unos desaprensivos, sencillamente se encontraban atrapados en una contagiosa y resuelta huida de la razón, tan enfermiza como la de los buscadores de oro y plata del pasado. Aquí, en el borde superior de la atmósfera se hallaba la nueva frontera sin domesticar, y los pioneros llegaban en aeronaves en lugar de en carretas, y se enzarzaban en disputas sobre la propiedad destinadas a prolongarse durante generaciones. La aurora boreal, que los había sacado de sus camas infantiles en latitudes inferiores tantas noches frías de invierno, mientras a sus padres les provocaba oscuros sentimientos de pavor, podría contemplarse aquí a cualquier hora desde su mismo interior, en altitud, en forma de latidos de color inmensos como el cielo, de densas cortinas, oleadas y columnatas de luz y corriente en incesante transfiguración.”

Es largo, pero no me podía resistir, qué cautivadora reescritura histórica extrapolada a lo científico y cargada de luminosidad, esa luz que luego aparecerá y de la que hablaré aún más y esa idea audaz de búsqueda del electromagnetismos: buscadores de tiempos modernos ubicados a principios de siglo XX.

Había acabado el anterior comentario hablando sobre las dicotomías que nos presenta el autor y planteando si continuaría por ahí o daría un giro de 360º ; en el principio del capítulo conocemos las contrapartes de nuestros queridos Chicos del Azar, que no podían ser de otra manera que rusos, en su dirigible Bol’ Shaia Igra; anticipo, conocido por todos, de la guerra fría entre las dos grandes potencias del siglo XX y que nos presenta ya, como hará más adelante con otros hechos de importancia en nuestra historia más presente.

Sigue presentando conceptos según avanza, ideas que van a servir para dar forma al texto, otro clave sería el de “bilocación” en boca de otro de los personajes:

                “Throyle le explicó el misterioso poder chamánico llamado bilocación que permite a aquellos que tienen el don estar literalmente en dos o más lugares, a menudo muy separados a la vez.”

Este misterioso poder se personaliza en las figuras de los Profesores Renfrew (británico) y Werfner (alemán), que son un anagrama uno del otro y representarán más adelante lo mismo; dicotomías, juegos, bilocaciones… cada personaje puede traer cualquier cosa a la escena, la prosa no tiene límites en Pynchon.

La original aparición de la Neoorden CRETINO (Centro de recogimiento para los estudiosos del tetractis inefable) servirá para iniciar otra serie de narraciones con dos de los personajes principales  el detective Lew Basnight y la exótica  Yashmeen Halfcourt, esta organización nos dará el contrapunto conspiranoico que  necesitamos añadir al resto de la obra.

Aunque el autor vuelva a tratar sobre el espato de Islandia un poco más adelante (“Así que -el Profesor seguía explicando- si se acepta la idea de que los mapas empiezan como sueños, tienen una vida finita en el mundo y después se reanudan como sueños, podemos decir que estos paramorfoscopios de espato de Islandia, de los que no deben existir muchos ejemplares si es que existen revelan la arquitectura de la latitud y la longitud ordinarias”) en la parte final del libro iremos a parar a la Universidad de Candlebrow gracias a los Chicos del azar:

“En la universidad de Candlebrow, la tripulación del Inconvenience encontraría la combinación justa de nostalgia y amnesia para obtener una falsificación razonable de la Intemporalidad. Y, como quizá era inevitable, también ahí realizarían el fatal descubrimiento que los llevaría, tan inexorablemente como la rueda del Zodiaco a su Imum Coeli”

Ese Imun Coeli hace referencia a los orígenes o raíces del… ¿relato, texto, realidad? no es casualidad que en el siguiente párrafo se narre lo siguiente:

“Los beneficios generados por las ventas de Smegmo proporcionaron los fondos , a una escala casi suntuaria, para la Primera Conferencia Internacional sobre el Viaje en el Tiempo, un tema que de la noche a la mañana se había vuelto respetable debido al éxito de la novela del señor H. G. Wells “La máquina del tiempo”, publicada en 1895, un año que se citaba a menudo como límite inferior de la fecha de la primera Conferencia, aunque todavía no se había llegado a un acuerdo sobre qué ordinales asignar a aquellas reuniones, pues una vez que se ha inventado el viaje en el tiempo, afirmó el Profesor Heino Vanderjuice, nada nos impide remontarnos en el pasado cuanto queramos y celebrar las Conferencias allá en la época en que por aquí todo era prehistórico, con dinosaurios, helechos gigantes, picos flamígeros por todas partes y demás..”

La presencia de H. G. Wells es evidente en el “wellsianismo” que se vive en esa realidad, la tercera parte jugará con más temas a añadir, uno de ellos, principal, será la cuestión del tiempo, la cuarta dimensión, viajes en el tiempo (de hecho al final de este capítulo ya se realiza un viaje con los Chicos del Azar) , paradojas temporales generadas por esto. El texto se vuelve “cuatridimensional”, cargado de matices y de posibilidades.

Las preguntas que nos hiciéramos al principio se han quedado obsoletas, la historia se reescribe desde todos los puntos de vista y del espacio-tiempo. Dentro de poco veremos las sensaciones que me produjo el tercer episodio de “Contraluz.

En Noviembre: Joyce Carol Oates y el resto

El octubre otoñal ha sido un mes de lo más musical gracias a Alex Ross y su “Escucha esto” del que próximamente pondré por aquí una reseña de lo más jugosa. Antes de esto tocó finalizar “Contraluz” como ya comenté y del que empiezo a hablar aquí . El descanso necesario tras tan mastodóntica aventura fue la maravillosa poesía de Ko Un, concretamente sus selecciones de poemas “Diez mil vidas” y “Fuente en llamas” con el que ya puse el siguiente comentario ; el humor llegó con “Augustus Carp” de Henry Howarth Bashford, lectura entretenida pero no especialmente reseñable, la sátira se fuerza tanto que, al final del libro, resulta ligeramente cargante; la novela negra tuvo su representación con “Un tipo implacable” de Elmore Leonard y “La canción del perro” de James McClure, dos joyas de las que hablaré próximamente; me sorprendió nuevamente Joyce Carol Oates con su ensayo “Del boxeo” que citaré este mes tras la lectura de su obra más reciente. No acabó el mes hasta que leí “Los inquilinos” de Malamud y “The quiet American” de Graham Greene, de la primera tengo ya preparado un comentario porque lo merece; de la segunda, no voy a descubrir al autor ahora, además, ahora puedo decir con conocimiento de causa que en inglés es accesible y satisfactorio.

Noviembre, aprovechando Halloween ha empezado con los escalofríos divertidos de “Miedos de medio minuto” en la edición de Susan Rich y los más terroríficos de Shirley Jackson con “Siempre hemos vivido en el castillo” que continuaré después de la anterior. Estas dos obras y otras tantas que van a formar parte de las lecturas del mes provienen de las últimas adquisiciones que os pongo a continuación.

Continuando con ello, está claro que esta vez sí que toca “Caída y auge de Reginald Perrin”, que se me había traspapelado por ahí y la tengo muchas ganas; también habrá lectura en inglés con Ishiguro y su “The remains of the day” sin poder quitarme a Anthony Hopkins y Emma Thompson de la cabeza. Luego pueden ocurrir muchas cosas, pero mi idea es que el libro 120 con el conseguiré el reto de lectura de este año sea para una estrella, y la elegida ha sido Joyce Carol Oates y su “Hermana mía, mi amor”; como homenaje de no-ganadora del Nobel que todavía espero que pueda ganar el año que viene; a priori nos podemos encontrar con una novela llena de las obsesiones de la escritora y tirando a novela policíaca, veremos si es así, la lectura promete;. entre medias, irán cayendo cosas como el “Poesía Cruel” de Vicki Hendricks, resultado del crowdfunding exitoso de Es pop ediciones; me espera el Sr King con la última aventura de su descomunal Torre Oscura y la recopilación de cuentos de Don Delillo; puede que ventile los que tengo pendientes de Sallis y su detective Lew Griffin, pero también es cierto que tengo el último de McBain, o el de Ballinger, o el de Hadley Chase… dudas, dudas… veremos lo que pasa en el siguiente resumen.

El año está acabando, apenas quedan lanzamientos reseñables, aunque siempre caerá algo, como esas cartas entre Coetzee y Auster, principalmente por ese genio que es el sudafricano; también parece que Impedimenta nos tiene reservadas sorpresas como los nuevos libros de Crispin y su detective Gervase Fen del que ya hablé aquí  y otra entrega de la grandísima Stella Gibbons ambientada en la Navidad, será un buen momento para adquirir alguna de esas novelas que se quedó en el camino por otras compras.

Sí, va a ser un mes grande, Joyce Carol Oates en el centro, como no podía ser de otra manera, con una de las mejores escritoras vivas, si no  la mejor.

En octubre “Escucha esto” y mucho más.

Un poco tarde, desde luego, pero llega el momento de hacer balance en el plano literario de mi vida del mes de septiembre.

La causa de la tardanza ha sido, como no podía ser de otra manera, la lectura del “Contraluz” de Pynchon, lectura tremendamente absorbente, compleja en fondo y forma, poco ágil, que me ha ocupado buena parte del tiempo dedicado a leer; ha valido la pena y mucho, es una obra magnífica, hija de, quizás, el mayor escritor vivo en la actualidad; hablaré de ella largo y tendido, ya he empezado en este comentario. Pero no sólo de Pynchon puede vivir el lector, también hubo hueco para “Zuckerman encadenado” y “La contravida”, de otro coloso de las letras estadounidenses, Philip Roth; momentos increíbles igualmente, que me han llevado a una determinación distinta en la lectura de las obras de este escritor y que otro día comentaré. Obras de este estilo requieren alternancia con otras más llevaderas, de lo contrario, la fatiga tras leer algunas como la primera citada puede llevar a un cansancio no del todo sano. Así, cayeron dos obritas cortas del gran escritor austríaco Stefan Zweig, un seguro de calidad y buen hacer; estas fueron “Ardiente secreto” y la demoledora “Carta a una desconocida”. Alguno puede preguntarse si hubo algo de novela negra; claro, ¿cómo no? “Mátalos suavemente” de George V. Higgins fue exactamente lo esperado, otro clásico del género cargado de amargura; no menos duras resultaron “Un cuchillo en la mirada” y “Noche Salvaje” del perverso y siempre imprescindible Jim Thompson. No faltó un poco de novela negra con el apartheid de fondo con “El huevo ingenioso” de James McClure, escritor con poca suerte en España y que, sin embargo, tiene novelas consistentes y bien escritas.

Y, ¿qué estoy pensando para octubre? A continuación podéis ver algunas de las adquisiciones del mes.

Tengo claro que “Escucha esto” del crítico musical Alex Ross, va a ser la “lectura-tochal”, su anterior libro “El ruido eterno” ahondaba de una manera muy didáctica, sin perder profundidad, los entresijos de los autores contemporáneos de música clásica; era un ensayo que se complementaba maravillosamente con una web en la que se ponían los fragmentos a los que se refería el escritor y el resultado era una lectura tridimensional, cargada de detalles, además de enriquecedora. En este último ensayo se propone, aparentemente, ligar música clásica con algunas manifestaciones de música pop, veremos cómo lo realiza y si el resultado es satisfactorio.

Otras lecturas que seguro que haré van a ser los dos libros de poemas del surcoreano Ko Un, “Fuente en llamas” y “Diez mil vidas”, todo debido al continuo seguimiento que hago habitualmente de los Nobel, me propongo descubrir a este, uno de sus sempiternos candidatos.

También quiero, por fin, introducirme en el universo de lecturas de Elmore Leonard, “Un tipo implacable” y “Mr Paradise” parecen buenas formas de hacerlo. No debería dejar pasar tiempo sin leer esas sátiras británicas que tanto me gustan, de ahí la presencia de “Augustus Carp” de Henry Howarth Bashford y de “La caída y auge de Reginald Perrin” de David Nobbs.

Y hasta aquí lo que, más o menos considero seguro; luego cualquier cosa puede ocurrir, lo cual es excitante de manera implícita, dependerá mucho del humor y del momento en que me encuentre; asimismo empezaré con las lecturas de la carrera, Coetzee e Ishiguro para empezar, no está nada mal.

El horizonte de compras se presenta apetecible igualmente, la última obra de Delillo en España son unos cuentos; se aproxima otra novela, cercana en este caso al género policial con la  última de Joyce Carol Oates, y luego las cartas de Auster y Coetzee; y en novela negra, la penúltima de los padres de la novela sueca, un nuevo McBain, un nuevo King, Crispin…. No sé el resto, pero, en mi caso, tengo un “hype” que no me aguanto.

Contraluz (1): “La luz sobre las cumbres”

Como hasta ahora no tenía un espacio a mi medida, no me atreví a escribir nada sobre el gran Thomas Pynchon, cierto es que, además, cualquier cosa que diga se podría quedar pequeña ante la magnitud del huidizo y legendario escritor. De todos modos, con la lectura de mi último “Pynchon”, “Contraluz”, voy a realizar algo distinto, una reseña/comentario en varias partes.

“Contraluz” fue publicado en el año 2006 con el nombre de “Against the day” y fue publicado en España por Tusquets en el 2010 con el título que ya he mencionado y con traducción de Vicente Campos González. Como anécdota introductoria, me gustaría mencionar la nota sobre la edición que el traductor, respetuoso (y temeroso, o reverencial) pone al principio del primer capítulo de tan magna gesta.

“Se han respetado, hasta donde ha sido posible, las peculiaridades ortográficas, tipográficas y léxicas del autor: el uso intencionado de mayúsculas y cursivas, las expresiones en otras lenguas con grafía no siempre ortodoxa, y la toponimia de fuentes, tradiciones y épocas diversas. Se ha marcado siempre entre comillas simples (“) las palabras y expresiones que en la obra aparecen en español y cursiva. Como en el original, se ha evitado añadir notas explicativas al pie y traducir las expresiones de otros idiomas, así como la mayoría de los nombres propios.”

Está claro que es consciente de la dificultad de traducción de esta y así lo quiere dar a significar. Es evidente que lo ideal sería leerlo en su lengua original, y más en este caso, pero por falta de tiempo me limitaré a está traducción.

Estructuraré las reseñas/comentarios según los cinco capítulos que usa el propio escritor para dividir su voluminoso relato.

Así, el primero es “La luz sobre las cumbres”, como en su genial “Mason y Dixon”, el primer capítulo es el comienzo de un viaje, metáfora que usa con relativa frecuencia, aunque luego pueda subvertirla de su significado habitual de evolución. Lo que en aquella novela empezaba con una travesía en barco, aquí se realiza en un dirigible de descriptivo nombre “Inconvenience”, tripulado por los Chicos del Azar:

“Entre tan animadas exclamaciones, la aeronave de hidrógeno Inconvenience, con la góndola envuelta en banderitas patrióticas y una tripulación de cinco jóvenes miembros del famoso club aeronáutico conocido como los Chicos del Azar, ascendió con agilidad hacia la mañana y no tardó en aprovechar el viento del sur.”

La tripulación está formada por Darby Suckling, el “niño”, el comandante Randolph St. Cosmo y su segundo Lindsay Noseworth, el aprendiz Miles Blundell y el recientemente admitido Chick Counterfly, también está Pugnax, el perro lector, y al que todos entienden aunque solo farfulle. El dirigible y sus tripulantes se erigen como observadores de toda la historia que nos va a ir contando, nosotros mismos, a través de ellos, paradigma de las novelas de aventuras más clásicas, sentiremos la historia como nuestra.

Ya en este primer capítulo asistimos a la presentación de varios de los personajes principales que luego irán surgiendo en cualquier momento de la narración con especial atención a la familia Vibe (encarnada por el magnate Scarsdale Vibe, representante capitalista) y la familia Traverse que tiene en Webb al patricarca sindicalista.

Se puede ver en estos primeros momentos la escisión evidente de estas dos visiones del mundo, y se convierte en una de las ideas vertebradoras esenciales del texto, posiblemente como causa de las guerras que se producirán más adelante, ya que está ubicado temporalmente en 1893, casi principios del siglo XX.

“Tal vez el capitalismo decidió que ya no le hacía falta la vieja magia. Un énfasis cuyo desprecio intencionado no escapa a la atención de Merle. ¿Por qué preocuparse? Inventó su propia magia, y les va bien, gracias; en lugar de transformar el plomo en oro , podían exprimir el sudor de los pobres y convertirlo en billetes de banco, y así se guardaban el plomo para mantener el orden”

Esta oposición de contrarios se va a subrayar constantemente según avanzan las páginas, oposición que no sólo tiene lugar entre regímenes políticos, sino en todos los aspectos de la vida. Una de las imágenes que el genial escritor presenta antes del segundo gran capítulo es el paso de la luz a través del “espato de Islandia”:

“La luz normal al atravesar este mineral se dividía en dos rayos distintos, llamado “ordinario” y “extraordinario”, una propiedad que los científicos japoneses habían explotado para crear un canal suplementario de comunicación óptica allá donde la estructura de capas de la perla hubiera sido uno de los miles de diminutos cristales astutamente dispuestos.”

Esta dicotomía es aplicable no solo a este libro sino que está presente en toda la obra de Pynchon: la oposición de lo “ordinario” a lo “extraordinario” se puede extrapolar a la religión, la ciencia, la magia, la mística, a todos los aspectos de una realidad, la nuestra, fragmentada por el punto de vista de aquel que la observe. La falta de ideas absolutas deviene en una visión relativa de los acontecimientos según diferentes prismas, en este caso a través del “espato de Islandia”.

¿Está el escritor norteamericano tratando de mostrarnos que la realidad se construye con la complementariedad de estos contrarios? ¿O va a tomar partido de un punto de vista que él considera el más adecuado? Seguiremos con ello en la próxima crónica.

“Una hermosa doncella” de Joyce Carol Oates

La ilustre escritora norteamericana Joyce Carol Oates tiene el dudoso honor de tener asociado indefectiblemente a su nombre un segundo nombre o casi apellido, eterna o firme candidata al Nobel”, por lo tanto cada vez que se publica un libro suyo, tenemos que observar la inseparable coletilla detrás… un estigma que no puede borrar, como sus colegas Philip Roth o Thomas Pynchon tienen que ver año tras año como la academia sueca les olvida sin piedad a pesar de su calidad literaria.  A mí lo del Nobel me gustaría, pero no tanto por el prestigio, que ya lo tiene, sino porque tuviera el espaldarazo definitivo para que toda su obra fuera publicada en español; porque si Pynchon o Roth no lo reciben, afortunadamente, ya tenemos todos sus libros a falta de pequeñas excepciones, pero de Oates, ahora mismo, hay disponible un escaso veinte por ciento de su ecléctica y prolífica carrera (a pesar de que ahora hay tres editoriales que se están poniendo a la labor) y eso, definitivamente, es poquísimo, y más sabiendo la calidad que atesora.

Para entrar en el universo Oates hay que encontrar la obra que te haga “tilín” y a partir de ahí se abre un inmenso mundo de posibilidades; ya disfruté como un enano de “A media luz”, una de sus novelas largas, pero, ciertamente, a partir de ese momento vibro con cada una de las obras que voy conociendo, y en la mayoría de ellas por motivos distintos. Uno de los tipos de libros que podemos encontrar y que no están descatalogados son unas novelitas cortas, de mucha intensidad, muy góticas, centradas en aspectos polémicos, un poco escabrosos y en las que la escritora consigue unos resultados excelentes cambiando de estilo y experimentando con su forma de escribir. Así tenemos este año pasado “Violación una historia de amor”  y la que voy a comentar a continuación, “Una hermosa doncella”.

“Inocentemente. Así comenzó. Cuando Katya Spivak tenía dieciséis años y Marcus Kidder sesenta y ocho”. En la primera frase del libro tenemos ya presentes los dos protagonistas sobre los que se desarrolla casi en su totalidad la historia. Katia Spivak es una niñera que trabaja para una familia rica de Bayhead Harbour y que conoce al anciano señor Kidder cuando, paseando, éste le dice lo siguiente:“¿Y si pudieras escoger, si pudieras cumplir tu deseo?” a lo que ella piensa “Lo que advirtió fue la pintoresca expresión, tu deseo. Tu deseo como un cuento de hadas”. Todo esto ocurre en la primera página del libro. Ellos son los protagonistas de un cuento de hadas, pero asentado en la realidad, con todo lo que eso conlleva.

El resto de protagonistas y acciones que van sucediendo sirven para ir pintando mediante pequeños retazos las personalidades de Marcus y Katya. Katya no ha pasado una buena infancia y es consciente de ello (“Lo mejor de ser niñera, era leer en voz alta libros infantiles a niños extasiados como Tricia porque nadie le había leído a ella libros en voz alta cuando era pequeña”), es insegura y miedosa (“Era la debilidad de los adultos lo que odiaba y lo que le daba miedo”), se siente ignorada y olvidada por todos, incluso por su familia (“En casa de los Engelhardt, Katya Spivak era invisible. En su propia casa de Vineland, era incluso menos visible”) por ello se siente atraída por el señor Kidder ya que “en el salón del señor Kidder Katya Spivak era completamente visible”. Marcus Kidder es un caso distinto, él mismo se define como “un diletante y un coleccionista y un amante.. de la belleza. Pero el glamour y la belleza son dos cosas muy distintas” y que necesita “Una hermosa doncella a la que puede confiar una tarea crucial. Por la que sería bien recompensada a su debido tiempo”. Los dos tienen en común “el miedo más primitivo, el miedo a que no nos amen y no nos protejan”.

Con todas estas piezas tenemos un cuadro que comienza con ecos de Lolita, pero que va cambiando hasta convertirse en algo muy distinto según J.C. Oates va moviendo los hilos de los personajes hasta una parte final donde la tensión se vuelve cada vez mayor y nos sorprende con un final doloroso a pesar de ser previsible, pero lírico, a pesar de lo escabroso y perverso que puede ser desde la objetividad. Una gran historia, no apta para todos los públicos, pero gran historia.

Oates sigue empeñada, sin proponérselo, en hacernos vibrar y apasionarnos con cada historia que traza con escritura magistral y con toda esa inteligencia de la que es capaz, no exenta de conocimiento de la naturaleza humana. Descubrir su obra es un placer que no acaba y al que siempre acabas volviendo (“Porque el amor es fuerza, no puede haber fuerza sin amor”).

Valoración del libro:

Una de premios: El príncipe de Asturias y la cercanía del Nobel.

Presumiblemente, el próximo jueves 11 de octubre del 2012, tendrá lugar el acontecimiento literario más importante del año: la entrega del premio Nobel de literatura. Mucho antes, a nuestro nivel, el español, ya se ha decidido el premio príncipe de Asturias de las Letras que es el premio más importante, a nivel internacional, entregado en España. No quería dejar pasar la oportunidad de mencionar especialmente que este año ha recaído en uno de los “eternos aspirantes al Nobel”; el cliché por excelencia que oiremos en las próximas semanas hasta en la sopa en todos los medios de información. El norteamericano Philip Roth, un coloso de las letras que, posiblemente, no reciba sin embargo el máximo galardón, debido a la animadversión de la academia sueca con respecto a Estados Unidos.

El gran escritor norteamericano como agradecimiento al galardón contestó a los organizadores con el siguiente mensaje:

“Estoy encantado de recibir el Premio Príncipe de Asturias y emocionado porque el jurado haya encontrado mi obra merecedora de tal honor.

Es particularmente conmovedor para mí haber recibido la noticia del premio sólo unas semanas después de la muerte de Carlos Fuentes, quien recibió el premio en el año 1994. Carlos fue un querido amigo mío y un colega generoso durante muchas décadas y, por supuesto, uno de los más grandes novelistas en español de nuestra era. Quisiera que estuviese vivo para que pudiera oír su voz melodiosa al otro lado del teléfono dándome la enhorabuena con su cortesía habitual”.

Philip Roth, Nueva York, 6 de junio de 2012

Es tan inteligente que liga su premio al gran Carlos Fuentes, demostrando que, al menos, conoce el premio y que incluso ha mirado los ganadores desde 1994; añadiendo una nota conmovedora al agradecimiento que con una nota formal/cortés habría bastado, esperemos que venga a recoger el premio; su discurso será, sin lugar a dudas, un acontecimiento a seguir. Roth, con sus temas, tiene una carrera literaria muy meditada y, desde luego merece lo mejor. En breve espero poner un comentario sobre la increíble “La contravida”, otro exponente de su saber hacer.

Curiosamente la lista de los premios Príncipe de Asturias en los últimos años es bastante consistente y más consecuente que la de los Nobel; que hace gala de unos partidismos que, por otra parte, la hacen bastante divertida por todo lo asociado, digamos, “lateralmente” al premio.

El pistoletazo de salida del premio suele ser la apertura de la casa de apuestas de Ladbrokes con su página dedicada a este premio en particular. Aquí tenéis la página para seguir la evolución. Además, coincide con el artículo estándar que realizan en todos los medios para contar lo mismo de todos los años, con la única actualización de cuál va primero en las apuestas en ese instante.

Cierto es que un premio, que debería ser hipotéticamente el más importante a nivel mundial en el ámbito literario, no ha sido entregado a clásicos insustituibles de la talla de Joyce, Proust o Nabokov entre otros, se desacredita por sí mismo; pero también es cierto que, para todos los que amamos la literatura tenemos siempre la esperanza de que se premie a los mejores.

Algunos datos curiosos: Francia es el país con más laureados, nada menos que catorce, luego van Reino Unido y EE. UU; sin embargo este recibió su último premio en 1993, hace casi veinte años; España lo ha recibido en cinco ocasiones; en los últimos diez años solo tres mujeres han sido galardonadas. Digo estos datos porque desde luego suelen dar pistas para  ver cuál puede ser el de este año.

Y, concretando, ¿cómo están las apuestas ahora mismo? Suenan con fuerza los nombres de Murakami, Bob Dylan, Mo yan, Nooteboom, Kadaré, Adonis, Ko Un, Dacia Maraini o Philip Roth y Cormac McCarthy. Pero no hay que dejarse engañar, en años anteriores el verdadero ganador suele aparecer en los primeros puestos en los dos últimos días.. y esta lista evoluciona un montón según pasa el tiempo; solo hay que recordar los casos flagrantes, en cuanto a subida meteórica y posible filtración, de Le Clezio y Hertha Müller.

Os recuerdo los últimos laureados, desde el año 2002:

2002 Imre Kértesz

2003 J.M Coetzee

2004 Elfriede Jelinek

2005 Harold Pinter

2006 Orhan Pamuk

2007 Doris Lessing

2008 Le Clezio

2009 Hertha Müller

2010 Vargas Llosa

2011 Tomas Tranströmer

Lo que parece claro es que, este año, no va a ser un poeta; no suelen repetirse los géneros, excepto en ficción; lo más probable es que sea mujer, llevamos pocas en los últimos años, y las últimas nacionalidades que menos se han repetido son la norteamericana y la asiática, se pueden descartar los europeos. Con este perfil y, teniendo en cuenta la animadversión evidente a EE. UU. de la academia sueca, o será canadiense o será asiático, y si es posible, será mujer, no digo nombres  y que cada uno haga sus cábalas; yo añadiría los africanos, hace bastante de Coetzee también, y podrían estar ahí. Todas estas elucubraciones las discuto todos los años con mi librero, es parte del juego, y muchas conclusiones son suyas.

Y, ¿quién me gustaría a mí que ganara? El corazón, la mente, y cada fibra de mi piel querría a Pynchon, pero es casi imposible, aunque aparezca en las apuestas, además, seguro que no iba a recoger el premio o renunciaba a él; no me importaría tampoco que fuera Roth (aunque con el Príncipe de Asturias es difícil, solo Lessing en los últimos años ha recibido ambos premios). Una opción bonita aunque no realista sería la del holandés “errante” Nooteboom; no estaría mal tampoco Delillo, o McCarthy, pero están lejos de ser posibles; me encantaría, de manera egoísta, y más probable sería el caso de Joyce Carol Oates, mujer y norteamericana; además, falta mucho suyo por publicarse por aquí, esto sería un espaldarazo definitivo para conseguir ver toda su increíble carrera literaria.

Con estas últimas consideraciones lo dejo por ahora, y ya veremos cuánto acertamos, a veces se lleva uno sorpresas, es realmente entretenido.

La Gran Novela Americana: Paralelismos entre “El gran Gastby” y “Libertad”

Cada vez que un autor norteamericano de cierto relumbrón, lo que llamamos “literario”,  saca un nuevo libro, la crítica especializada no tarda en especular, si el caso lo merece, si estamos ante la “Gran Novela Americana”. Este término fue acuñado en 1868 por el escritor norteamericano John William De Forest en el ensayo homónimo para el periódico The Nation en 1868. Así decía:

                “But the Great American Novel–the picture of the ordinary emotions and manners of  American existence–the American “Newcomes” or “Miserables” will, we suppose, be possible earlier.”Is it time?” the benighted people in the earthen jars or commonplace life are asking. And with no intention of being disagreeable, but rather with  sympathetic sorrow, we answer, “Wait.” At least we fear that such ought to be our answer. This task of painting the American soul within the framework of a novel has seldom been attempted, and has never been accomplished further than very partially– in the production of a few outlines.”

Para De Forest la clave estaba en que tenía que ser “la imagen de las maneras y emociones ordinarias de la existencia del pueblo americano” (“the picture of the ordinary emotions and manners of American existence”), es decir, pintar el espíritu americano dentro de una novela (“this task of painting the american soul within the framework of a novel”).

Según ha pasado el tiempo este concepto se ha extendido por parte de críticos y escritores: ahora esta novela se distingue tanto en maestría como en el tema y debe ser totalmente representativa del “zeitgeist” de los Estados Unidos en el tiempo de su escritura, añadiendo de esta manera una dimensión temporal a la ya cultural, intelectual y social que tenía el término en sus inicios. De ahí que no se pueda hablar de una Gran Novela, sino, más bien, de un conjunto de novelas que conformarían este mito y que incorporarían la cuestión del “Sueño Americano” (y de los héroes, entendiendo como héroes los americanos como símbolos de este sueño).

A lo largo de la historia se han ido sucediendo las novelas que han sido incluidas en esta lista, desde Mark Twain (“Las aventuras de Tom Sawyer”) y Herman Melville (“Moby Dick”), pasando por Faulkner (“El ruido y la furia”) y Salinger (“El guardián en el centeno”) hasta llegar a Pynchon (“El arco iris de gravedad”), Delillo (“Submundo”), Roth (“Pastoral Americana”) o Cormac McCarthy (“Meridiano de sangre”), entre otros…

De todas ellas, me voy a centrar en particular en “El gran Gatsby” de Francis Scott Fitzgerald (1925) y en “Libertad” de Jonathan Franzen (2010), se está acercando el siglo de publicación de la primera y la segunda es una de las novelas más actuales que ha sido digna de ser considerada como tal.

Lo más sorprendente es que, a pesar de lo separadas que están en el tiempo de publicación, los paralelismos que se ven entre ellas son más que evidentes, también tienen sus diferencias por supuesto, pero la base es bastante común:

Fitzgerald planteó su gran novela como un reflejo de la sociedad, la que él mismo llamó la generación perdida (“Lost generation” o “Jazz Age”) y su respuesta ambivalente ante el contraste que se estaba dando, por un lado le gustaba saborear todo lo bueno que tenía la época, un tiempo en el que, contra el recuerdo de la Gran Guerra (la primera guerra mundial) se contraponía un entorno en el que la filosofía de “aprovechar el momento” imperaba y se usaba como alienación para poder dejar atrás el horror; por el otro lado detestaba la superficialidad de dicha generación, consecuencia directa del “carpe diem”. En Libertad Franzen lo refleja igualmente, no ha habido Gran Guerra, pero sí ha habido “11-S” y después de eso nada puede ser igual (“Lo único que Joey deseaba era que la vida normal regresara cuanto antes”, refiriéndose al evento)

En “El gran Gatsby” se plantea una crítica del mundo moderno cada vez más mecanizado, lo pastoral se opone a lo mecánico, la sociedad se mecaniza tanto, que la cultura solo es exitosa si se consigue el éxito material. Se produce una trágica separación entre el idealismo personal y el verdadero y cruel mundo real. En “Libertad” Walter Berglund realiza una lucha del ecologismo en contraposición al orden inherente que destruye lo natural, que destruye el mundo (“Joey deseó que hubiera otro mundo, un mundo más sencillo en el que fuera posible disfrutar de una buena vida”).

Gatsby es la traza del hombre hecho a sí mismo, un Adán americano abanderado del “Sueño Americano”, sigue el espíritu de la meritocracia, la simple noción de trabajar duro y obtener una recompensa por ello. Como seguidor del mito artúrico, el escritor hace que encarne este caballero en la búsqueda del Grial, una búsqueda valiente inspirada por aspiraciones nobles: el amor de Daisy Buchanan; sin embargo Fitzgerald cuestiona los límites de este sueño ya que la forma en que ha conseguido mejorar está basada en medios como poco oscuros. Walter Berglund en “Libertad” representaría el caballero en busca del Santo Grial, que en este caso igualmente se trata del amor, el de su esposa, el de su familia, el del mundo a través del ecologismo y su lucha contra la política, el fraude, la corrupción. Tampoco se puede decir que todo lo consigue sea con medios éticos.

Sorprende en el caso de Franzen la forma de narrar su historia, ya que, aunque cambia frecuentemente de punto de vista (se sirve de los vecinos, de los hijos, del amigo de Walter para pintar el retrato de toda la familia, y al mismo tiempo de la sociedad), sin embargo casi siempre utiliza un narrador omnisciente, por encima de todos los personajes y sin darles voz. El escritor está de esta manera por encima de la historia, es su historia o lo que él piensa. Afortunadamente tenemos el relato de Patty Berglund mediante un relato de su participación en lo que acontece narrado en tercera persona, una narradora que narra la acción y participa en ella. No hay mucha diferencia entre ella y Nick Carraway, el gran amigo de Jay Gatsby, narrador parcial, poco fiable, que presenta la información polarizada, dividido moralmente por su amistad con el personaje principal. Sabemos que su relato no es totalmente cierto, pero esta inestabilidad está muy de acuerdo con el tiempo en que Fitzgerald vivió y que ya indiqué anteriormente. En ambas novelas la narración, además, no es lineal, los saltos temporales se suceden, muy acorde con las épocas vividas por ambos escritores.

En ambos casos estamos viviendo la agonía del Sueño Americano (“Todo lo real, todo lo auténtico, todo lo honrado, está extinguiéndose”, Libertad), la tierra baldía que tan bien reflejó T.S Elliot, una tierra en la que la decadencia impera, en que se sigue produciendo una lucha entre realidad e ilusión, con mayor o menor éxito de la segunda. Cien años separan un tiempo de otro y sin embargo parece que las cosas no cambian tanto.

Dos novelas excelentes, paradigmas del “canon” de la “Gran Novela Americana”, literatura en letras mayúsculas.