Con la escritora inglesa Nancy Mitford no hay lugar para el aburrimiento, pero por partida doble, ni con su vida ni con sus novelas. Era la primogénita de la familia Freeman-Mitford. Las hermanas de dicha familia fueron figuras muy conocidas en la sociedad de Inglaterra de su tiempo: Nancy era escritora; Pamela, aristócrata rural; Diana la fascista; Unity la nazi; Jessica la comunista y Deborah duquesa de Devonshire. Parecían salidas de una novela y, de hecho, Nancy las inmortalizaría a su manera ya que varias de sus novelas tienen elementos autobiográficos.
Aunque aquí es principalmente conocida por su serie de novelas que reflejaron la vida de las clases altas de Inglaterra y Francia después de 1945 (“A la caza del amor”, “Amor en Clima Frío”, “La Bendición”, “No se lo digas a Alfred”). La novela que nos ocupa hoy es “Trifulca a la vista” que la escribió antes de las anteriormente mencionadas, en 1935, cuando el fascismo estaba en franca ascensión por toda Europa.
En la fantástica edición que nos ofrece Libros del asteroide, tenemos un prólogo inicial por su sobrina Charlotte Mosley que, además de recuperar sus obras perdidas, explica con todo lujo de detalles las vicisitudes que tuvo la publicación de esta controvertida novela. Nancy aprovecha ese jardín de ideas que era su familia para añadir elementos de su vida a la trama ya de por sí divertida, ya que tenemos a los dos protagonistas Noel Foster y Jasper Aspect tratando de encontrar como sea una rica heredera a la que embaucar cueste lo que cueste. Las posibles herederas van desde la mimadísima Eugenia Malmains (personaje basado en su hermana Unity), defensora del partido socialunionista (partido afín al nacionalsocialismo hitleriano) hasta Ann Marie Lace (“Ella carecía de habilidades deportivas, tenía pretensiones intelectuales, era ambiciosa y realmente guapa. Su tragedia era haber nacido y haberse criado y casado en el campo.”), casada “felizmente” con Huebert Lace “que era un encanto pero terriblemente celoso, egoísta, codicioso y tacaño”.
Estos personajes junto con algunos más (como Lady Marjorie que huye de su boda y su amiga Poppy) desencadenarán una trama llena de enredos amorosos y equívocos con el telón del fascismo y que Nancy satirizó inmisericordemente (“No entiendo nada de política, pero estoy seguro de que Hitler debe ser un hombre maravilloso”), metiéndose especialmente con sus seguidores británicos y con todas las instituciones que además lo apoyaban como posible salida a una época de crisis. Y ello lo hace con un humor delicioso.
Desgraciadamente su publicación causó una animadversión entre Nancy y sus hermanas, no sólo Unity, razón por la que ella misma prohibió su posterior reedición hasta estos últimos tiempos en los que podemos volver a verla en circulación.
Nancy es uno de los mejores ejemplos de una época convulsa y de cómo intentó llevar, con humor, la literatura unida a la vida de los demás, sin olvidarse de expresar sus propias convicciones; es realmente divertida y, al final siempre nos deja con un sabor de boca estupendo (“Supongo que en realidad sí. Me he acostumbrado a estar enamorada de él, y ya sabes cómo cuesta cambiar de costumbres”). Supongo que yo también me he acostumbrado a que sus novelas estén todas tan bien.