Es mi afán completista, con todo lo que tiene que ver con Dickens, lo que me lleva a comprar todo lo que sale relacionado con él. Tal es el caso de “Los papeles de Mudfog” donde Periférica reúne siete relatos de etapas primerizas del autor, cuando escribía bajo el seudónimo de Boz; en el postfacio de la traductora Ángeles de los Santos podemos aclarar el origen de dichos textos:
“Los textos recogidos en este volumen fueron publicados originalmente en la revista literaria Bentley’s Miscellany entre enero de 1837 y febrero de 1839, período en el que el propio Dickens, que todavía firmaba con el seudónimo Boz, fue editor de la revista. Estas historias no se recopilaron y publicaron como libro hasta 1880, diez años después de la muerte del autor, y constituyen una de las obras menos conocidas y menos estudiadas de Charles Dickens, incluso en el Reino Unido. Probablemente quedaron para siempre en segundo plano debido a que coincidieron en el tiempo con “Oliver Twist”, que fue recibida desde el principio con gran interés.”
Realmente solo tres de los textos son referidos a Mudfog (“La vida pública del señor Tulrumble, en otro tiempo alcalde de Mudfog” e “Informe completo de la primera (y segunda) reunión de la Sociedad Mudfog para el Avance de Todo”). En los cuatro restantes sobresalen dos: “La pantomima de la vida” y “Epístola familiar de un padre a su hijo de dos años y dos meses”. Los últimos textos, mucho peores (“Detalles referentes a un león” y “Roberto Bolton, el caballero con contactos en la prensa”) complementan un volumen ciertamente irregular.
El postfacio, bien ubicado en este caso, ya que desvela detalles de trama, en su análisis resalta dos ideas que me parecen muy interesantes para afrontar este volumen de relatos. En primer lugar, la presencia de las características esenciales de la obra del autor británico:
“Por otra parte los textos aquí recogidos anuncian los temas y las claves que seguirán apareciendo y desarrollándose en las posteriores obras de Dickens, y que definen su estilo: de un lado, el compromiso social, la preocupación por los desfavorecidos y la crítica a las instituciones; de otro, el talento para la caracterización de personajes, la capacidad de observación de la realidad, la ironía, el sentido del humor, la tendencia a la exageración y al “surrealismo”, la utilización de elementos autobiográficos, la presencia de la ciudad de Londres como un personaje más, etc.”
Especialmente reseñables son estas características en los tres primeros relatos, los relativos a Mudfog, por ejemplo, al describir la ciudad, hay aquí como alguien más ha comentado, ecos del Dickens “pickwickiano”, el creador efervescente con descripciones muy vivas y cargadas de buen humor tanto a la hora de definir la ciudad como para pintar personajes:
“Mudfog es un lugar saludable –muy saludable-, húmedo quizás, pero no peor por ello. Es un error suponer que la humedad es malsana: las plantas crecen muy bien en lugares húmedos, ¿por qué no habría de ser igual para las personas? Los habitantes de Mudfog son unánimes al afirmar que no hay mejor raza de personas sobre la faz de la tierra. Ahí tenemos una refutación, irrebatible y veraz al mismo tiempo, del error común. Así que, admitiendo que Mudfog es húmeda, afirmamos categóricamente que es saludable.”
“Consideramos el ayuntamiento uno de los mejores ejemplos que existen de arquitectura de establo: es una combinación de los estilos pocilga y granja, y la simplicidad de su diseño es de una belleza incomparable.”
La descripción de Ned Nariz de Botella entraría de lleno en este Dickens efervescente:
“Se emborrachaba por encima de la media una vez al día, y se arrepentía más o menos al mismo nivel una vez al mes. Y cuando se arrepentía estaba invariablemente en la última etapa de una borrachera llorosa. Era un tipo andrajoso, errabundo, protestón, con tendencia al alboroto, agudo y listo, y era capaz de trabajar cuando le apetecía. En absoluto se oponía al trabajo duro por principios, porque podía trabajar sin descanso en un partido de cricket durante un día entero, corriendo y atrapando y bateando y lanzando y disfrutando con un esfuerzo que dejaría exhausto a un galeote. Habría tenido un valor incalculable para un parque de bomberos: nunca hubo un hombre con tal gusto natural por una bomba de agua, por subir escaleras corriendo y por tirar muebles por la ventana de un segundo piso; ni era este el único elemento en el que se sentía a sus anchas.”
La segunda idea del postfacio tiene que ver con algo particularizado a estos relatos:
“Estos informes de la Sociedad Mudfog reflejan especialmente un rasgo fundamental de la época anteriormente citado: los continuos avances tecnológicos, científicos e industriales. […] Dickens, atento observador y cronista de su mundo, refleja igualmente en su parodia la inseguridad y la inquietud por los cambios que dichos avances traían consigo.”
De hecho, Dickens, adelantado a su tiempo, es capaz de crear un proto-steampunk patente en los dos informes de la sociedad Mudfog donde la mezcla de lo victoriano con los inventos resulta ocurrente e inspirada:
“El pasado mes de octubre nos otorgamos el inmortal honor de reflejar, a un coste enorme y con unos esfuerzos sin precedente en la historia del periodismo, los actos de la Sociedad Mudfog para el Avance de Todo, que en este mes celebró su primera gran reunión anual para maravilla y deleite de todo el imperio.”
El único relato al nivel de los tres ambientados en Mudfog es el que lleva por título “La pantomima de la vida” y nos traen de nuevo al mejor Dickens con su identificación de los payasos y la vida:
“Sí, el gran parecido que hay entre los payasos del escenario y los de la vida real es, en verdad, extraordinario. Mucha gente suspira al hablar del declive de la pantomima y murmuran con tono triste y sombrío el nombre de Grimaldi. No pretendemos despreciar a ese honorable y excelente caballero cuando decimos que esto es una verdadera tontería. Los payasos que superan con creces a Grimaldi surgen cada día, y nadie los patrocina. ¡Es una pena!”
A pesar de su irregularidad, esta recopilación de cuentos reúne trazas del talento de Dickens y solo por ellas vale la pena, aunque, ciertamente, estaríamos hablando de una obra que está más dirigida a completistas de su obra. Como conclusión os dejo con el final del cuento que acabo de mencionar donde utiliza al ”bardo” como inspiración parafraseando unos versos de “As you like it”:
“Un caballero, no del todo desconocido como poeta dramático, escribió hace dos o tres años: “El mundo es un escenario/y los hombres y mujeres meros actores”, y nosotros, siguiendo sus huellas a una pequeña distancia que no merece la pena mencionar, de unos cuantos millones de leguas, nos aventuramos a añadir, a modo de nueva lectura, que el poeta se refería a una pantomima y que todos somos actores en la pantomima de la vida.”
En efecto, todos somos actores en esta pantomima que es la vida.
Los textos provienen de la traducción de Ángeles de los Santos de “Los papeles de Mudfog” de Charles Dickens en Periférica
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