Libros como este son posibles gracias a que haya editoriales pequeñas independientes que buscan otros parámetros a la hora de publicar. Como ya dije en este post, estamos viviendo el aniversario del comienzo de la Primera Guerra Mundial y las librerías están recibiendo un aluvión de propuestas. La que nos trae Ginger Ape Films & Books es muy original ya que se trata de una historia de la guerra en viñetas.
El autor es el semidesconocido holandés Louis Raemaekers (1869-1956); afortunadamente, la imprescindible introducción de Rubén López Conde sirve para ubicar temporalmente la figura de este dibujante y nos hace comprender la importancia de su obra:
“Una cita puede ser suficiente para dar una dimensión aproximada de la figura que aquí nos atañe: “Fue el único particular que ejerció una gran y efectiva influencia en el transcurso de la guerra de 1914-1918. Obviamente, hubo una doce na de hombres, entre emperadores, reyes, jefes de Estado y comandantes en jefe, que formalizaron sus políticas y guiaron sus acontecimientos. Pero al margen de este círculo de grandes, Louis Raemaekers se distinguió felizmente por ser la única persona que, sin la asistencia de un título o cargo, influyó indudablemente en el destino de los pueblos.”
Importancia que es subrayada con las palabras del publicista, periodista y actor berlinés Maximilian Harden en la revista Die Zukunft:
“Nos ha hecho más daño en el mundo que cualquier otra forma de propaganda. […] En la cabeza del siniestro artista se han hecho objetivas todas las trágicas visiones de la guerra, y él ha sabido reflejarlas, cargándolas a nuestra exclusiva cuenta, como si en el mundo no hubiese otros a meditar sobre la justicia de esa infatigable campaña. […] De la guerra quedará, en definitiva, lo que extraiga el historiador de estas jornadas de sangre y lo que perpetúe el artista. Pasada la guerra, es posible que el tiempo restañe las heridas […] Pero ¿qué podrá el tiempo contra el lápiz vengador de Raemaekers?”
El “lápiz vengador” de Raemaekers sirvió para desprestigiar aún más las acciones alemanas; sus ilustraciones, ciertamente, son únicas con un simple vistazo, el final de la introducción describe con profusión de adjetivos las sensaciones que transmiten, un juego de contrastes:
“Un simple vistazo a las viñetas de Raemaekers puede dar la medida justa de su arte y ayudar a entender el porqué de su éxito: sus lápices hablan un lenguaje popular, sencillo y directo, arquetípico y sintético; un lenguaje animado por una indómita fuerza expresiva, al que recorre una emotividad pasional y sincera, capaz de conmover y hacer vibrar los espíritus más embrutecidos, de sacudir las más lánguidas conciencias. Sus viñetas oscilan entre el sarcasmo feroz y la piedad más patética; entre el documento veraz y la alegoría sempiterna. Imágenes históricas reminiscentes, capaces de evocar un tiempo y un espacio distantes; pero también atemporales, prestas a invocar pesadillas por siempre universales.”
Después de dicha introducción se produce una recopilación cronológica de varias de estas viñetas de los tres volúmenes que hizo en su momento con textos de la época que complementan la visión, siempre ácida, de Raemaekers; para entender el éxito que tuvo no hay mejor forma de comprobarlo que echando un vistazo a algunos ejemplos; como este avance de los alemanes a Calais y sus consecuencias funestas:
“En estos días los cuarteles generales alemanes emiten continuadamente la orden: “A Calais, a Calais”, y con tal de lograr el éxito, ni consideran las dificultades ni calculan los sacrificios.
La historia contará el coste en vidas humanas de estas enloquecidas órdenes.” (L. Mokveld, The German Fury in Belgium)
También utilizó textos alemanes, reflejando en toda su crudeza el sentir alemán; no extraña que estuvieran descontentos con su tratamiento; eran poco más o menos que asesinos a través de sus lapiceros:
“Cuantos más enemigos se expongan a las proas de nuestras naves y sean hundidos, ¡mucho mejor! Enterrémoslos en el fondo del mar; ¡solo eso nos ayudará! Esperemos que pronto podamos recibir más buenas noticias.” (Vicealmirante Kirchhoff en el Hamburger Fremdenblatt, 19 de marzo de 1915)
La siguiente de frase de Churchill, sin embargo, le sirve para sacar a la palestra la importancia que tuvo la población civil:
“De una cosa sí estoy convencido. Es la primera guerra del mundo que no es militar, aunque se exija el genio militar y sea la más sangrienta de la historia. Precisa sin embargo de otras cualidades; hombres y mujeres que no son soldados profesionales luchan en ella, y contribuirán a nuestra victoria. La pompa y circunstancias de otras guerras están ausentes de esta, la más grande de todas las guerras.” (Winston Churchill, A traveller in wartime, 1918)
De hecho, dentro de este acontecimiento, las mujeres se revelaron como parte primordial en el devenir de la guerra:
“En el ejército Femenino y en gran parte de nuestras ocupaciones estamos aprendiendo disciplina y trabajo de conjunto, aprendiendo lo que significa estar orgullosa de tu tropa y a sentirte digna del uniforme que vistes o de la insignia que portas; volviendo a sentirnos merecedoras de nuestra bandera y de los ideales por los que nos mantenemos en pie” (Helen Fraser, Women and War Work, 1918)
Todo ello hasta llegar al final del conflicto:
“Anoche, por primera vez desde el agosto del primer año de guerra, no se vieron ráfagas de disparos en el cielo, ni repentinas puñaladas de fuego a través de la oscuridad, ni resplandores despegándose sobre los árboles negros; nada hubo allí donde por cuatro años la muerte quebró las noches de los hombres. Los fuegos del infierno se han extinguido.” (The New York Times, 11 Noviembre de 1918)
Es indudable que las viñetas de Raemakers cumplen a la perfección el fin de reflejar todos los pequeños detalles a la perfección; se lee y se disfruta esta propuesta que, por lo menos, nos saca de nuestro margen de comodidad; nos hace olvidarnos de los lugares comunes para encontrarnos con lo más oscuro del hombre, que salió a relucir en esta guerra, en cualquier guerra.
Su profundo dinamismo nos remueve, nos hace sentir; Raemaekers sabía perfectamente cómo impactar, y esta fantástica recopilación lo demuestra.
Los textos provienen de la traducción de José María Matías para “Historia en viñetas de la Gran Guerra” de Louis Raemaekers en Ginger Ape Films & Books.
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