“Un paraíso inalcanzable” de John Mortimer

un-paraiso-inalcanzable-9788415625278Auguro que este año va a ser muy difícil hacer mi habitual selección de libros favoritos; si digo esto, es precisamente por la cantidad y calidad de las obras que están saliendo;  teniendo en cuenta que, además, solo llevamos la mitad del año…. Sinceramente la cosa promete, más sabiendo algunas de las novedades que vienen para septiembre y octubre.

Una de las candidatas a este top de mis libros favoritos es sin duda “Un paraíso inalcanzable” del británico John Mortimer, ¿exagero al decir que esta novela de 1983 se ha convertido ya en un clásico instantáneo? Para nada, a continuación daré las razones para el entusiasmo:

-En primer lugar, el punto de partida, la trama que nos propone Mortimer encierra un enigma, un misterio ¿por qué Simeon Simcox deja parte de su herencia, la más importante, a un político conservador (Leslie Titmuss) y con ideas radicalmente distintas en detrimento de su propia familia? Este primer nivel presagia una trama en la más pura tradición policíaca, algo a resolver y que será la base argumental que dará consistencia a toda la novela.

-En segundo lugar, con la base anterior, la estructura que plantea se ordena según esto; tendremos que conocer el pasado de los personajes para poder resolver la cuestión principal. Para ello, se producen continuos saltos de tiempo, vamos adelante y atrás sin un orden establecido, solo el que el autor establece a su criterio (a principio, al final del capítulo, entre medias, varias veces en el capítulo…); la apariencia es la de un puzzle, ya que necesitamos conocer todas las piezas para llegar al final; esta estructura no sirve solo para la trama sino también para pintar los  personajes (especialmente las dos familias principales), dando una gran riqueza a la narrativa. Esta falta de linealidad ayuda a que se convierta en algo más retador.

-En tercer lugar, los siguientes párrafos ayudan a comprender un tercer nivel de lectura:

“Inglaterra entró en la década de 1960.

En el gran mundo de la política, sesenta y nueve africanos fueron asesinados en Sharpeville y Simeon Simcox escribió más de sesenta y nueve cartas. “El amante de Lady Chatterley” fue declarada una lectura apta para el pueblo inglés, acontecimiento que no tuvo ningún efecto notable en el romance de Fred y Agnes Salter. En la Asociación Conservadora de Harstcombe, la sensación general era que el señor Macmillan estaba en la gloria y que en el mundo todo iba más o menos bien. En este ambiente confiado, la asistencia a las veladas de las Juventudes Conservadoras empezó a decaer, pero Leslie Titmuss nunca se perdió ni una reunión.”

“A mediados de los febriles años sesenta, parecía que los ingleses tuvieran la obligación de pasárselo bien, pero la mayoría no lo lograba. Un ruso y un americano anduvieron por el espacio sin que eso le sirviera de mucho a nadie. Los Beatles recibieron sus condecoraciones del Imperio Británico y, según se dijo, fumaron cannabis en los aseos del palacio de Buckingham. Aviones estadounidenses bombardeaban Vietnam del Norte, pero ya nadie hablaba del holocausto nuclear. Hasta las cartas de Simeon a The times se volvieron menos frecuentes y más benignas. Fue entonces cuando Fred se convirtió en médico.”

“La huelga de mineros, aquella prolongada guerra por las minas agonizantes y los agonizantes pueblos y aldeas, apenas tuvo eco en Hartscombe. Una pequeña cuadrilla de piquetes se apostó ante la cervecera con pancartas que rezaban: “La cerveza es nuestra”, “Salvemos 300 empleos”, “Exigimos el derecho a trabajar” y hasta “¡Que beban los trabajadores! .“

A lo largo de los capítulos y, sin un orden aparente que puedas esperar, se suceden los frescos de la sociedad inglesa según los saltos temporales que se van produciendo; por lo tanto, vemos la dimensión social de lo que está sucediendo y, además, aprovecha para unirla a las vivencias de sus personajes en dicho momento histórico  y cómo les afecta. Esto ofrece otra posibilidad de disfrute más allá de la trama principal.

-En cuarto lugar, los personajes; todo lo anteriormente citado puede haceros una idea de la riqueza de detalles con la que los personajes aparecen cincelados. En efecto es fácil identificarlos y, naturalmente, empatizar con ellos; especialmente fascinante es Leslie Titmuss, figura indispensable y gran protagonista:

“Simeón miró al joven que tenía delante (Leslie) y se preguntó, no por primera vez, cómo sería haber nacido sin capacidad para dudar. ¿Sería una bendición, una maldición o una simple carencia física, como nacer sin sentido del olfato?”

O Charlie Simcox, el joven airado, de él surgen algunos de los momentos más humorísticos del libro (otra de las razones que podrían aparecer para recomendarlo), como podemos ver en esta conversación con su posible editor:

“-¿No le gusta el final? […]

-¡Me parece conmovedor! Me parece muy artístico. Creo que muestra una autenticidad que cala muy hondo, aunque quede como un poco gilipollas. Pero ¿quién diablos va a pagar dos dólares, además de lo que hoy en día cuesta comer fuera, el aparcamiento y la canguro, para ver la historia de un gilipollas? Creo que mi socio pondrá pegas a su final. Algunas personas solo piensan en el dinero.”

-Y dejo para el final lo que, contrariamente, aparece al principio: toda una declaración de principios de lo que Mortimer entiende que debería ser una novela, en boca del joven airado:

“-Qué haces? –Leslie interrumpió su trabajo para preguntar.

-Escribo una novela.

-¿Qué es una novela?

-Es un retrato de nuestra sociedad, de la cabeza a los pies. Una historia humana.”

Esta novela se convierte en un retrato de la sociedad desde lo macro, la sociedad al completo y los acontecimientos que comenté anteriormente hasta lo micro, las particularizaciones individuales de esos hechos y su influencia sobre las personas,  a lo largo del tiempo desde la postguerra británica hasta los tiempos de Margaret Thatcher; reflejo del zeitgeist de una sociedad: la inglesa.

Es tal la cantidad y variedad de lecturas que admite este evento literario tan jubiloso que no puede dejar indiferente a casi nadie y puedo casi estar seguro que debería gustar a la mayoría de las personas que la lean, se me antoja imprescindible conocerla. Entre otras cosas porque, por si fuera posible decir algo más, el gran John Mortimer realza en la parte final la importancia de la libertad individual de cada persona, libertad que está por encima de cualquier predestinación y herencia recibida.

“-¡Eso es un poco triste! –Agnes lo miró con burlona desesperación-. Crees que solo somos lo que nuestros padres hacen de nosotros. ¿No tenemos elección?

-Nosotros la tuvimos, una vez. Tú y yo. Y yo me equivoqué.

-Ahora es un poco tarde para pensar en eso.

[…]

-Nunca es demasiado tarde –dijo Fred- para empezar.”

En definitiva, leedla. Una novela de las más grandes que se van a publicar en este año. Sin lugar a dudas.

Textos de la traducción del inglés de Magdalena Palmer para esta edición de “Un paraíso inalcanzable” de John Mortimer por Libros del Asteroide.

2 thoughts on ““Un paraíso inalcanzable” de John Mortimer

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