Gracias a la Wikipedia encuentro esta información sobre el Chappaquiddick incident :
“The Chappaquiddick incident was a single-vehicle automobile accident on Chappaquiddick Island, Massachusetts on July 18, 1969. The incident involved longtime U.S. Senator Ted Kennedy. His young colleague, Mary Jo Kopechne, drowned.
According to his own testimony, Kennedy accidentally drove his car off a one-lane bridge and into a tidal channel before swimming free, leaving the scene, and not reporting about the accident for nine hours. Meanwhile, Kopechne had died in the car through drowning or suffocation. The next day, Kopechne’s body and the car were finally recovered by divers. Kennedy pleaded guilty to a charge of leaving the scene of a crash after causing injury and later received a two-month suspended jail sentence. The Chappaquiddick incident became a national scandal, and likely influenced Kennedy’s decision not to campaign for President in 1972 and 1976”
En 1969 el Senador Ted Kennedy su acompañante Mary Jo Kopechne tuvieron un accidente de coche tras una fiesta que tuvo lugar en la pequeña isla de Chappaquidick, como consecuencia de dicho accidente Mary Jo murió ahogada. El asunto estuvo cargado de mucha polémica debido a la tardanza del senador a la hora de notificar los hechos (nueve horas después del accidente) tras conseguir él escapar del coche. Este hecho supuso, sin lugar a dudas, la muerte política del candidato, que no se presentó como candidato a la presidencia en años sucesivos.
Veintitrés años después (1992), Joyce Carol Oates, decidió acometer la difícil tarea de convertir dicha tragedia (bien conocida por el público general) en un drama con el nombre de Black Water (más una novella) donde explora las pasiones, los miedos y las decisiones puntuales que pudieron ocasionar esta situación.
En esta claustrofóbica narración Oates adopta una diferente perspectiva, en este caso la de la víctima (con otro nombre: Kelly Kelleher) enriqueciendo la historia con un punto de vista más terrenal, para desentrañar lo más humano. La estructura que escoge parte del hecho conocido, el accidente, contado en el mismo momento en el que ocurre:
“She heard, as the Toyota smashed into a guardrail that, rusted to lacework, appeared to give way without retarding the car’s speed at all, The Senator’s single startled expletive –“Hey!”
And then the water out of nowhere flooding over them. Over the hood of the car. Over the cracked windshield. Churning in roiling waves as if alive, and angry.”
A partir de ahí, se producirán sucesivas analepsis que le sirven para establecer los momentos anteriores al suceso en cuestión, en todos estos momentos escoge una serie de estrategias que son muy destacables para transmitir ese nuevo punto de vista:
“And then The Senator said, a chuckle deep in this throat like phlegm, “this is a shortcut, Kelly. There’s only one direction and we can’t be lost.”
“Yes,” said Kelly, very carefully very tactfully, licking her lips which were parched, staring ahead too but seeing nothing except the headlights illuminating the tunnel of the road, vegetation, mirror-shards glittering out of the shadows,” –but the road is so poor.”
“Because it’s a shortcut, Kelly. I’m sure.”
La víctima, Kelly, tiene nombre; el senador, sin embargo, no es nombrado en ninguna ocasión. De esta manera consigue que empaticemos con la verdadera víctima de la situación, su acompañante, la que fue abandonada; por otro lado, esta humanización contrasta con la figura de un ente poderoso, el senador y posible candidato a la presidencia: puede ser Ted Kennedy pero podría ser otro con un resultado parecido; que utiliza su poder para dominar, para tomar decisiones que generan una condescendencia con los que están debajo de él; en el texto anterior esta actitud está presente cuando le dice a Kelly que ha cogido un atajo y él no puede estar equivocado; ante este manejo del poder investido en su persona, Kelly solo puede callarse y aceptar lo que le comenta; es dominada por la figura patriarcal que no le deja estar en desacuerdo.
De hecho, Kelly, siente la atracción de dicho poder, siente que se siente feliz solo por el hecho de que el Senador pronuncie su nombre; no quiere disentir de lo que le diga porque quiere creer que ella es especial para él:
Kelly! –her heart tripped absurdly, her face went hot, hearing her name, that name given her by schoolgirl friends, on this man’s lips. So casually so intimately on this man’s lips as if he knows me, feels affection for me.
Just before the car flew off the road.”
Precisamente por ello, Kelly idealiza la figura de este ente de poder que se supone que debe guiar el destino de la sociedad norteamericana hasta el punto de atribuirle cualidades humanas que, sin embargo, son exactamente lo contrario de lo que ella piensa; Oates no duda en presentar al senador como una figura manipuladora que muestra una imagen lo suficientemente atractiva para abusar de su poder y conseguir conquistar a quien se proponga, nuevamente la imagen del poder masculino como dominador del género más débil históricamente, los siguientes textos presentan a la perfección la actitud de entrega e idealización de Kelly y el dominio, el abuso de poder de la figura manipuladora del senador:
“He turned out to be really warm, really nice, not at all condescending, Kelly Kelleher began to compose her account of that memorable Fourth of July on Grayling Island –spoke to us all as if we were, not just equals, but old friends.
He’d kissed her, too. But that was later.”
“Shaking Kelly Kelleher’s small-boned hand, squeezing. “Kelly, is it? Callie? Kelly.”
She’d laughed. Liking the sound of her schoolgirl name on a U.S. senator’s lips.
He wasn’t as I’d imagined him, he turned out to be really warm, really nice, not at all condescending-
Shaping the precise words that would encapsulate, in her memory, in her recounting of memory to friends, perhaps Mr Spader himself who had known the Senator years ago but was distant from him now.
How courteous, genuinely friendly, interested in who we were and what we thought of his Senate proposals, the Medicaid, the welfare reform, yes and he is a visionary. I don’t think it is an exaggeration to say-
How crucial for us to rehearse the future, in words.
Never to doubt that you will live to utter them.”
Esta idealización desencadena un sentimiento de culpa en la mujer, él es perfecto, amable, es decisivo para el futuro del país; en este contexto, que se hayan estrellado y puedan morir ahogados ha sido causado por ella: no quería ofenderle antes diciéndole que se había equivocado, y esa indecisión les ha llevado a una situación límite. Es paradójico, ya que, estructuralmente, ella siente que es la culpable, olvida que el hombre se puede equivocar (y esa es la más probable causa del accidente), pero lo hace porque está coaccionada por un sentimiento íntimo impreso a fuego en su interior: el hombre no se puede equivocar, menos si se trata de un personaje tan poderoso como es el senador; estamos de nuevo ante una estructuralidad que limita la libertad de la mujer en su capacidad de elección además de obligarle a actitudes perniciosas:
“Kelly Kelleher who, after G—-, vowed she would never take her life for all life is precious.
And so it was a matter of her strength, her will. The concentration of her soul. Not to give in. Not to weaken. The black water was rising by choppy degrees to splash over her chin, her mouth, but If I can keep by head up it was a matter of knowing what to do and doing it.
Why had she hesitated to say they were lost, why hadn’t she told him to turn the car around, to reverse their course, oh please! –but she had not dared offend him.
The black water was her fault, she knew. You just don’t want to offend them. Even the nice ones.
He was nice. Even knowing they were so closely watching, memorizing him, certain of his remarks, his jokes. The way, in the spontaneous heat of a tennis volley, he gripped his jaws tight, bared his teeth.”
Joyce Carol Oates es muy valiente a lo largo de esta pequeña gran obra, no solo por hablarnos de la corrupción del poder y sus consecuencias, sino por dar voz a la víctima, adoptando una perspectiva mucho más humana, conmovedora y, desde luego, más terrenal. Es un canto lleno de indignación ante las figuras que abusan de él.