“Mientras los mortales duermen” Kurt Vonnegut

La vida del fallecido escritor norteamericano Kurt Vonnegut (1922 – 2007) no fue nada fácil desde que se alistó en el ejército de los Estados Unidos durante la Segunda Guerra Mundial. Durante las batalla de las Ardenas quedó tras las líneas enemigas y fue capturado por el ejército alemán y hecho prisionero en la ciudad de Dresde. Allí tuvo lugar en 1945 el bombardeo de la ciudad que quedó totalmente destruida y fue uno de los pocos que consiguió sobrevivir a la hecatombe. Estos sucesos influyeron en su obra indudablemente: de hecho el edificio en el que estuvo recluido (llamado por los alemanes Schlachthof Fünf), es decir, Matadero 5, serviría de inspiración para su novela homónima y que le haría mundialmente famoso.

Escogió como señas de identidad de su escritura la ciencia ficción, tanto en novelas como en relatos, la sátira y el humor negro. Estas señales están presentes en la excelente recopilación de cuentos cortos “Mientras los mortales duermen” que publica la editorial Sexto Piso tras la anterior  “Mire al pajarito”.

Se trata de una recopilación de dieciséis cuentos cortos que se han editado tras la muerte del escritor y en ellos tenemos relatos muy eclécticos que tratan de diversos temas. Así, en “Jenny”, el protagonista vive una apasionante relación con un frigorífico y esto le sirve a Kurt para elaborar una metáfora sobre la identidad y su imperfección (“Cariño vuelve a ser un ser humano imperfecto que vive entre seres humanos”). En la alegoría dixtópica que supone “La epizootia” plantea una sátira del capitalismo y de la sociedad de consumo. En el maravilloso “Besos a cien dólares” utiliza un diálogo para expresar la superficialidad inherente en nuestras vidas (“-¿Qué anda mal en el mundo? –Que todo el mundo presta atención a fotografías de cosas. Que nadie presta atención a las cosas en sí mismas.”), este mismo tema aparece en el relato cuyo nombre da título a la recopilación, pero en una historia navideña.  En “Sr Z” se sirve del matrimonio de los protagonistas para hablar de la madurez de la familia (“Fue un buen matrimonio para los dos. Fue el fin de la inocencia para los dos”).

Así se van sucediendo el resto de cuentos,  tratando sobre la búsqueda de la identidad, la madurez de la persona tras una pérdida, el paso de la niñez a lo adulto, el crecimiento a través del cultivo de los valores: la humildad, la sinceridad, la honestidad, etc. Y lo hace con sencillez, sin grandes artificios técnicos, los relatos no son enrevesados en forma, pero el fondo te llena plenamente. Esa magia de la narrativa breve que llega en lirismo e intensidad a la poesía.

Podemos decir que todos ellos conforman una novela de desarrollo. El mensaje que transmite, paradójicamente, es tan positivo que, si no fuera porque sabemos lo que le sucedió en su vida, no lo podríamos imaginar por sus cuentos. El quería sencillamente que el mundo fuera mejor, que no nos olvidáramos de soñar y de creer (“La realidad nunca fue suficientemente buena para él, es un soñador”).

Valoración del libro:

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