Sueños en tiempos de Guerra de Ngũgĩ wa Thiong’o. La plenitud de una idea

suenyos-en-tiempos-de-guerraEscribía no hace mucho tiempo este artículo sobre Ngũgĩ wa Thiong’o en la web de Canino  para justificar la más que sobrada trayectoria del escritor keniata para ganar el premio Nobel de literatura. En dicho post establecía una unión indisoluble de la experiencia vital del autor con su literatura y cómo se ha erigido en uno de los principales adalides del postcolonialismo y, además, aprovechaba para repasar aquellas obras que habían sido publicadas en España.

Sueños de guerra (Dreams in a Time of War: a Childhood Memoir, 2010) es el primer libro de una trilogía de memorias autobiográficas que nos trae la editorial Rayo Verde; por ahora solo se han publicado dos volúmenes pero esta primera entrega supone, como comentaba en el texto, toda una vuelta a sus orígenes, un repaso a su infancia y a la vida de su familia y, al mismo tiempo, el retrato de una época caracterizada por una serie de cambios políticos y sociales de gran calado.

Da la impresión de que Ngũgĩ quiere transmitir a sus lectores, gracias a esta ambiciosa trilogía, una historia del colonialismo/imperialismo vs postcolonialismo y ligarlo definitivamente a su biografía y la de su familia. Su vida ha estado marcada por estas circunstancias, por un compromiso que le ha causado no pocos problemas pero el escritor, incansable en su propuesta, no quiere dejar que nos olvidemos de lo que ha sucedido y sigue sucediendo:

“Los cambios en el paisaje físico y social no se sucedían según un orden discernible sino que se solapaban entre sí, lo que contribuía a generar cierta confusión. No obstante, y a pese a ello, con el tiempo empecé a atar cabos y a verlo todo con más claridad, como si dejara atrás una densa niebla. Aprendí que nuestra tierra no era exactamente nuestra; que nuestro poblado familiar se hallaba en una finca propiedad de un terrateniente africano, el señor reverendo Stanley Kahahu o bwana Stanley, como lo llamábamos nosotros; también aprendí que nos habíamos convertido en ahoi, desposeídos, arrendatarios sin contrato ni derechos cuya suerte dependía de la voluntad del amo. ¿Cómo habíamos acabado convertidos en ahoi en nuestras propias tierras? ¿Acaso habían pasado a manos de los europeos? La niebla no acababa de disiparse.”

El pasaje anterior le sirve al autor para mostrarnos como una epifanía el modo en que despierta ante la situación colonialista/imperialista; utiliza la figura de la niebla que se disipa (aunque no totalmente) y el cómo su familia y sus habitantes son una suerte de “desposeídos” (ahoi), sus tierras no les pertenecen y lo que todavía no es capaz de discernir es cómo ha llegado esa situación. Se puede hablar de cómo el autor configura, a través de estas memorias, un relato de formación del postcolonialismo del que hará partícipe al lector en su mismo camino, un coming of age que, seguramente alargará en sus dos siguientes volúmenes de memorias.

Lo bueno de estas memorias es que no solo se limita a lo que he dicho anteriormente (historia y biografía) sino que utiliza los recuerdos  (los suyos y los que le cuentan) para discutir sobre el proceso de creación literaria. Me encanta la parte en la que habla de los relatos orales, de aquello que utilizaban sus compañeros para entretenerse por no tener otras posibilidades:

“Además, ningún juego lograba cautivarnos como los relatos. En el camino de vuelta solíamos apiñarnos en torno al compañero que estuviera contando una historia, y aquellos que poseían un talento especial como narradores se convertían en los héroes del momento. A veces, en el afán por situarse cerca del orador, unos chicos lo empujaban hasta apartarlo del camino mientras otros hacían lo propio desde el lado contrario, y todo el grupo seguía avanzando en zigzag como un rebaño de ovejas.”

Es fascinante que uno de ellos se convirtiera en un héroe por el hecho de ser mejor narrador que ninguno; el germen de su literatura viene, por tanto, de la tradición oral y funciona como fundamento a la hora de crear todas sus obras; si a ello le sumamos lo siguiente:

“Juntar retazos de aquí y allá para formar un relato coherente, como hacía Ngandi, no es tarea fácil. Es como intentar completar un rompecabezas al que le faltan piezas. Puede que Ngandi sintiera lo mismo, pero reemplazaba las piezas ausentes con su fértil imaginación. No pasa nada si no alcanzo el nivel del  maestro narrador, me consuelo porque no tengo que contar mis historias ante un público deseoso de comer de la palma de mi mano.”

En efecto, toda una serie de retazos se junta para “formar un relato coherente”; Ngũgĩ wa Thiong’o es consciente de que quizá no sea el mejor narrador del mundo, ni tenga todas las piezas pero se consuela en el hecho de no tener que aparentar una forma de escribir. Esta obra da comienzo al que puede ser el colofón de su carrera. El trabajo que corrobore y dé todavía más sentido a su compromiso. Una forma de aunar toda la historia del postcolonialismo con sus memorias autobiográficas y que se configuren, al mismo tiempo, como un relato de formación artística.

No puedo más que aplaudir la iniciativa de una editorial independiente como Rayo Verde que arriesga y nos trae unas de las mejores formas de conocer a este aspirante al Nobel, a lo mejor el año que viene tiene más suerte pero, independientemente de este hecho, es un escritor magnífico.

Los textos provienen de la traducción de Rita da Costa de  Sueños en tiempos de Guerra de Ngũgĩ wa Thiong’o para la editorial Rayo Verde.