#LibTerrorTon: El único indio bueno

A estas alturas, la mayoría de las personas que me conoce a través de las redes sociales sabe mi predilección por la editorial Biblioteca de Carfax; desde siempre se seguido a las pocas editoriales que han sacado libros de terror más allá de Stephen King, Ann Rice o Dean Koontz, un hueco que sólo se ha mantenido constante gracias a Valdemar (no prodigándose mucho y demasiado cerrados a un tipo de catálogo) y algunas iniciativas que cayeron como el caso de La factoría de ideas, la aparición de Carfax en  el año 2017 fue un hecho bastante inusual, por un lado se dedicaban específicamente al terror (solía ser difícil mantenerse con algo tan específico), por el otro, su elección de catálogo era una mezcla de contemporáneo y clásico, recuperando autoras y trayendo autores y autoras modernas. Han pasado cuatro años y 25 novedades después está claro que se han consolidado en el mercado entre un público cada vez mayor, han anunciado un nuevo sello (Deméter) de novelas cortas, para complementar el catálogo habitual y se vuelve a confirmar el auge de un género como es el terror, que siempre ha estado estigmatizado por ser considerado literatura “menor”.

Teniendo todos sus libros, siempre he echado en falta una cierta continuidad de algún autor para que tengan la pequeña explosión que siempre es necesaria, ese autor o autora que empiece a ser editado repetidamente y que se convierta en un sello de identidad de la editorial. Puede que se de el caso con Stephen Grahan Jones, autor del que publicaron Mestizos hace un par de años (una de hombres lobo) y cuyo último libro es este fabuloso El único indio bueno, un slasher “a su manera” que triunfó en todos los últimos premios del género este año. Además, justamente en el momento que estoy escribiendo este texto, se ha confirmado su presencia en el Celsius del año que viene, todo un trampolín..

Me gusta mucho Stephen Graham Jones, especialmente tras la lectura de este último libro, y son muchas las razones de mi entusiasmo:

En primer lugar, su habilidad para usar su identidad (es miembro de la tribu de los Pies Negros en EEUU) como parte de la trama, no tanto como un pegote sino no sólo para caracterizar a sus personajes sino además para avanzar la trama o dotar de particularidades a momentos precisos que suceden: la maldición india, el momento de la purificación a través de las chozas del sudor, etc. Etc. Esto, inevitablemente, crea la sensación de estar leyendo algo nuevo, algo que el lector no reconoce como habitual. Una vez más, la diversidad para enriquecer las historias, sean del tipo que sean. Evidentemente, tratándose de una historia de terror es aún más interesante.

En segundo lugar, tomar las características de un slasher y añadirle elementos que lo hagan distinto. Buena parte del éxito de esta novela es que el slasher sea sobrenatural, ya que con este tipo de historias abre mucho el abanico de posibilidades  a presentar.  Evidentemente, tiene que haber una lógica interna pero no tiene problemas al establecerla y ser coherente.

En tercer lugar, lo que le faltaba a Mestizos para entrar en el gran público lo tiene de sobra esta novela, acción, un número elevado en el body count, y un buen uso de la explicitud. De hecho, cuando menos se lo espera uno, se producen escenas cercanas al gore pero que resultan más un acicate para seguir la historia que un óbice para disfrutarla. Un buen slasher tiene que tener sangre y Graham Jones surte de ella.

Lo último (no quiero extenderme más aunque podría dar más razones), y que ya estaba presente en otras novelas suyas, es su estilo y su forma de escribir excepcional, da gusto leer as este autor y, como no podía ser de otra manera, la traducción de Manuel de los Reyes ayuda lo suyo para trasladar el estilazo del autor. Gran decisión de las editoras de mantenerle en cada libro del autor que publican. No espero menos de su siguiente novela corta en el sello Deméter.

Qué gusto terminar el año con terror del bueno. Qué grande tener una editorial como La Biblioteca de Carfax todos estos años, y que sigan por muchos más.   

Abrazos y ¡buenas lecturas!

#LibTerrorTon: Crisol

Me sorprendió (muy gratamente) el último avance de novedades de este año de la editorial Dilatando mentes por la cantidad de títulos de terror, weird, etc, que iban a salir (y que han conseguido sacar) y la variedad de autores y autoras. Es un nuevo indicador que demuestra no sólo el crecimiento de esa editorial (centrada en el terror y el weird) sino, en general, la buena salud del género: hay mucho público lector ávido de historias de este tipo.

Lo bueno del asunto es que tanto esta editorial (como Carfax, Obscura, etc…) está fijándose en muchos autores y autoras y se están arriesgando a publicar algunos/as que estaban inéditos en castellano. Tal es el caso de Livia Llewellyn, una escritora nacida en Anchorage (Alaska) y que es una especialista en publicar historias cortas de terror y de la que no se sabía nada por estos lares.

De las dos antologías en su haber, Engines of Desire: Tales of Love & Other Horrors (2011) y Furnace (2016), Dilatando ha optado por empezar por la última (Crisol) con muy buen criterio ya que, probablemente se trata de su antología más completa y madura, quizá la mejor forma de conocer a la autora y saber si te gusta.

Crisol es un nombre muy adecuado ante la experiencia que supone afrontar los cuentos de Llewellyn, sobre todo porque, aplicado a una persona se puede hablar de “una experiencia transformadora a través de la cual una persona adquiere un sentimiento de identidad nuevo o modificado”, no en vano,  en varios de los cuentos, no sólo el homónimo, se puede encontrar el término en algún momento y se convierte en un sello de identidad del conjunto.

Es importante mencionar que los cuentos de esta autora no juegan en unos parámetros habituales, en muchas ocasiones, lo onírico se une con lo real y hay una buena carga psicológica y sexual. Elementos no tan sencillos de digerir para todo el mundo, pero para los que entren en ello, les espera un festín.

Festín porque se puede decir, sin asomo de duda, que el estilo es muy “literario” (no me gusta la palabra pero creo que la mayoría entenderá a lo que me refiero), muy cuidado en todo momento con imágenes muy poderosas y sensoriales, obviando la explicitud (excepto en lo que se refiere a la sexualidad/sensualidad) para dotarla de texturas, estrambóticas en ocasiones, pero cargadas de lirismo.

Lo cual no quiere decir que, en alguna ocasión se vuelva más accesible para presentar algo más realista en clave poética:

“Estas tranquilas calles de los solitarios barrios marginales eran los lugares en los que nunca pensábamos, porque dábamos por sentado que estarían allí para siempre, inmutables en el ámbar antiséptico de nuestros recuerdos imperturbables. Esas tranquilas calles eran siempre las primeras en desaparecer.”

No quiero enrollarme, no es el objetivo de estos pequeños posts encuadrados en el #LibTerrorTon, más bien presentar una serie de ideas con respecto a ciertos autores/as. Con esto basta para hacerse una idea de una autora distinta, con uno de esos sellos propios. Esa labor es impagable gracias a Dilatando Mentes y su editor, que se están esforzando en indagar entre todo el espectro disponible en la actualidad.   

Abrazos y ¡buenas lecturas!

Nota: El texto proviene de la traducción de José Ángel de Dios de Crisol de Livia Llewellyn