H de Halcón de Helen MacDonald. Intimismo conmovedor

halcon_spa_provDecía una “crítica” (de esas tan de moda) que tenía esperanza en la humanidad porque aparecían entre los más vendidos los últimos libros de Franzen y Mendoza. No puedo estar más en desacuerdo con ella, si esto es lo que más vende (del resto ni mentarlos) estamos en la misma situación de siempre. Yo me sentiría más esperanzado si aparecieran Los desafortunados de B.S. Johnson  o el libro que os traigo hoy: H de Halcón de Helen MacDonald.

No digo que sean malos libros, pero, desgraciadamente redundan en un aspecto que considero bastante pernicioso: lo banal de la socialización lectora. No son pocas las iniciativas que salen al respecto, siempre tengo sentimientos encontrados con ellas. Utilizaré el ejemplo de los clubes de lectura, que animan a leer pero que tienden a homogeneizar las obras escogiéndolas compatibles con todos los integrantes. El problema, en mi opinión, surge con el propio hecho de leer; considero que la lectura es una actividad individual que origina sensaciones individuales que depende, en gran medida, del fondo lector de cada persona y del momento personal de cada uno. Cada persona lee y siente de una manera diferente un libro y eso no es unificable en un club de lectura. Lo habitual es que deriven en una opinión generalizada y, de esta manera, se tiende a elegir lecturas que sean fácilmente socializables.

El marketing descomunal realizado con ellos causa el que se conviertan en elecciones corrientes, puesto que te ofrece la oportunidad de comentarlo con otros lectores,  por estar a la última, y el ruido que llevan per se enmascara propuestas más intimistas y arriesgadas como es el caso de los dos que comentaba: dos experiencias vitales, narradas de formas distintas, y que reflejan cómo afrontar la muerte. No descarto que su problema, posiblemente, sea el temor que lleva ímplicitamente afrontar la muerte, pero no es desdeñable el enmascaramiento  que producen los “bocinazos” de los bestsellers.

Helen MacDonald (1970) es escritora, poeta, ilustradora, historiadora y profesora del Departamento de Historia y Filosofía de la Ciencia de la Universidad de Cambridge y fue la creadora de este H de Halcón, que ganó el año pasado el premio más importante de obras de no ficción anglosajonas: el premio Samuel Johnson. Al hilo del anuncio del ganador en este artículo del Guardian uno de los jueces comentaba al respecto dos temas que me gustaría mencionar: 

“It is very extraordinary because some people call it a wildlife book but of course it is much more than that. It’s a memoir of mourning, a history of falconry, and has this wonderful special vocabulary of falconry. The book is interesting linguistically and interesting technically. Helen describes the process of training a hawk so vividly, you are right there with her. At one point she talks about holding the hawk Mabel and says she can feel her heart had synchronised its beating with the heart of the terrified hawk. It is wonderful.”

“It is certainly a very unusual book,” she said. “As part of the judging process we each made a pitch for our top books, and it was very quickly apparent that Helen’s book was coming out above all the others. It just fitted every criteria we were looking for – everything from originality and beauty of writing and even considerations such as, ‘if you had one book to give a friend which would it be?’, and ‘which book do you think will still be read in 20 years’ time?’”

helen-macdonaldEn el primer párrafo se comenta  la mezcla de géneros, recordemos que trata de la historia autobiográfica de la autora que, a la muerte de su padre, decide adiestrar un azor y esto le sirve para superar la situación. Tal premisa esconde el relato de la propia autora y de su relación con su padre, el adiestramiento del halcón y la historia de un fracaso: el adiestramiento paralelo del escritor T. H. White. A pesar de la aparente simpleza inicial el relato es rico en vocabulario y técnicas empleadas sin olvidar un lirismo subyugador.

El segundo párrafo trae a colación su “inusual” propuesta como elemento diferenciador y, sobre todo, dos preguntas que me encantan y las que respondería afirmativamente. Sí lo recomendaría a un amigo y estoy seguro que seguirá leyéndose dentro de veinte años.

Esta extensa introducción me sirve para iniciaros en algunos de los diversos textos de la obra que me ayudarán a realizar un pequeño análisis (de las muchas posibilidades que ofrece).

Dos recuerdos sirven para que MacDonald plantee la situación. Ambos recuerdos anidan su subconsciente con la imagen de su padre y con su actuación futura. En el primero de ellos se reproduce una imagen de su infancia: la visualización de un gavilán con su padre al lado:

“Un gavilán, ligero como un juguete de madera de balsa y papel maché, pasó como un rayo a la altura de mi rodilla, planeando sobre unas zarzas y luego perdiéndose entre los árboles. Lo miré alejarse, ensimismada en rememoraciones. Este recuerdo era incandescente, irresistible. El aire olía a resina de pino y al vinagre alquitranado de las hormigas rojas de la madera. Mis pequeños dedos de niña aferraban la cadena de plástico de unos prismáticos de Alemania oriental que colgaban, pesados, de mi cuello. Me aburría. Tenía nueve años. Papá estaba de pie a mi lado. Buscábamos gavilanes. Anidaban, y esa tarde de julio esperábamos el tipo de avistamiento que a menudo nos ofrecían: un emerger como de submarino entre las copas de los pinos al alejarse; un atisbo de ojo amarillo; un pecho barrado contra las agujas de pino en movimiento o una rápida silueta recortada contra el cielo de Surrey.”

El segundo, más unido a lo que sentía estando con su padre, tiene que ver con una enseñanza, el cómo, cuando tienes muchas ganas de que algo se produzca, debes esperar, tener paciencia hasta que ese hecho ocurra. Aprender la virtud de la paciencia.

“Pero cuando tienes nueve años, no se te da bien esperar. Yo golpeaba la base de la valla con mis botas de goma. Me movía y distraía. Suspiré. Me colgué de la valla agarrándola con los dedos. Y entonces, mi padre me miró, entre exasperado y divertido, y me explicó una cosa. Me explicó la paciencia. Dijo que lo más importante de todo lo que tenía que recordar era lo siguiente: que cuando tenías muchas ganas de ver algo, en ocasiones lo que tenías que hacer era quedarte muy quieta en el mismo sitio, recordar lo mucho que querías verlo, y tener paciencia.”

Dos ingredientes que son recordados sin sentimentalismo pero que establecerán su modo de actuar, sobre todo tras una situación que no termina de normalizarse; en el siguiente párrafo consigue reflejarlo de manera muy poética, en el final aparece la salida… el azor, en lontananza:

“Terminaba julio y me había convencido a mí misma de que había vuelto a la normalidad. Pero el mundo a mi alrededor era muy extraño. La luz que llenaba mi casa era profunda y lívida, mitad magnolia, mitad agua de lluvia. Las cosas reposaban bañadas en ella, oscuras y muy quietas. En ocasiones sentía como si estuviera viviendo en una casa en el fondo del mar. Había presiones imperceptibles. Goteos en las cañerías. Me sobresaltaba el sonido de mi propia respiración. Había algo más allí, algo junto a mí que no podía ni ver ni tocar, una cosa a una fracción de milímetro de mi piel, algo que estaba inmensamente mal y hacía que la distancia que me separaba de los familiares objetos de mi casa fuera infinita. Lo ignoré. Estoy bien, me dije a mí misma. Estoy perfectamente. Y caminaba y trabajaba y limpiaba y hacía té y limpiaba la casa y cocinaba y comía y escribía. Pero por la noche, cuando la lluvia marcaba puntos de luz anaranjada contra los cristales, soñaba con el azor deslizándose entre el aire húmedo  a otro lugar. Y quería seguirlo.”

Me encantan los paralelismos que va estableciendo en el libro con la vida y obra del escritor británico T. H.White; es la historia de un fracaso (no consigue el adiestramiento)  que le ayuda a la escritora a solucionar sus propias dificultades, en el siguiente texto se refleja la soledad del autor expresada en esa incapacidad de enamorarse que le lleva a hacerlo de alguien que no le haga daño. Macdonald escogerá otro camino, más doloroso, con el adiestramiento del azor:

“En England have my bones, White escribió una de las frases más tristes que he leído jamás: “Enamorarse es una experiencia desoladora, excepto cuando uno se enamora de un paisaje.” No podía concebir un amor humano correspondido. Tuvo que desplazar sus deseos hacia el paisaje, esa gran tabla rasa que no puede devolverte el amor que le das, pero tampoco hacerte daño.”

La presentación del azor es impactante, si tomamos el referente en inglés:

“a conjuring trick. A reptile. A fallen angel. A griffon from the pages of an illuminated bestiary. Something bright and distant, like gold falling through water.”

La traducción (nada mal realizada) expresa a la perfección esa mezcla de magia, mitología y violencia:

“Es un truco de magia. Un reptil. Un ángel caído. Un grifo sacado de las páginas de un bestiario medieval iluminado. Algo resplandeciente y lejano, como oro hundiéndose en el agua. Una marioneta rota de alas, patas y plumas empapadas de luz. Lleva pihuelas, y el hombre las tiene sujetas. Durante un horrible y largo momento está colgada boca abajo, con las alas abiertas, como un pavo en una carnicería, solo que tiene la cabeza vuelta hacia arriba y está viendo más de lo que ha visto en toda su corta existencia. Su mundo era su criadero, que no era mayor que el salón de una casa. Y luego fue una caja. Pero ahora es esto; y puede verlo todo; la fuente de la luz que reflejan las olas, un cormorán que se sumerge a unos cien metros; motas de pigmento encerado en las filas de coches aparcados; colinas lejanas y los brezos que las cubren y kilómetros y kilómetros de cielo, donde el sol se alza sobre polvo y agua y transitan formas ilegibles que son restos blancos de gaviotas. Todo boca abajo y recién estampado en su totalmente conmocionado cerebro.”

0303_mabel-goshawkHasta la elección del nombre del azor cobra, en las palabras de la escritora una indudable subyugación poética, la dicotomía amabilidad-ferocidad se revela como indispensable en la relación con el azor:

“Y allí sentada, mientras doy de comer pedacitos de carne a mi azor, su nombre aparece en mi cabeza. Mabel. De amabilis, que significa adorable o querida. Un nombre antiguo, un poco ridículo, un nombre pasado de moda. Un nombre que tiene reminiscencias de abuela: de antimacasares y té a las cinco. Existe entre los cetreros la superstición de que la habilidad de un halcón es inversamente proporcional a la ferocidad de su nombre.”

El camino más sencillo, y habitual habría sido establecer paralelismos continuos de su relación con el ave rapaz y compararlos con la relación con su padre, otros libros del estilo suelen utilizar esta representación metáforica y es lo más cómodo, lo que espera el lector. Sin embargo, MacDonald establece una dinámica realmente distinta; la trama principal (adiestrar el halcón) solo tiene paralelismo con la historia fallida de White y aprovecha, en momentos específicos, para hacer algún apunte específico que le lleve a su padre; el efecto es que consigue imbuirnos en un mundo sin igual que trata sobre temas abstractos, el vocabulario de la cetrería se une a esta técnica para conseguir un efecto demoledor para el lector que siente como ella cada paso en el duro camino de adiestramiento del azor:

“No estaba adiestrando a un azor porque deseara sentirme especial. No quería que el azor me hiciera sentir que era mi derecho campar por las tierras de mis antepasados más antiguos. No tenía tiempo para la historia, nada de tiempo. Estaba adiestrando al azor para hacer que todo desapareciera.”

Esa desaparición del resto de circunstancias enfoca al lector de tal forma que vivimos cada momento como si nosotros mismos estuviéramos adiestrándolo; el siguiente párrafo lo expresa a la perfección (la comparación con los daimonion de los libros de Pullman es muy pertienente):

“Temía que se desviase, presa de un súbito pavor, y se alejase volando. Pero el batir de sus alas lo llevó directamente a mí, y el golpe de sus fuertes garras aferrando el guante fue un milagro. Siempre era un milagro. Escojo estar aquí, quería decir. No me importa el aire, ni los bosques ni los campos. No había mejor bálsamo para mi dolorido corazón que el retorno de mi azor. Pero ahora ya era muy difícil distinguir entre mi corazón y el azor. Cuando estaba posado a casi veinte metros de distancia en el campo deportivo, parte de mí estaba posada con él, como si alguien hubiera tomado mi corazón y lo hubiera movido a esa distancia. Me recordó a la saga de fantasías infantiles de Philip Pullman Sus materiales oscuros, en la que cada persona tiene un daimonion, un animal que es una manifestación visible de su alma y que la acompaña a todas partes. Cuando alguien se separa de su daimonion, siente dolor. Ese era un universo muy cercano al mío. Me sentía incompleta a menos que el azor estuviera posado en mi guante: formábamos parte el uno de la otra. El duelo y el azor habían conspirado para crear esta situación extraña. Confiaba en que volaría hasta mí tan sencilla y completamente como confiaba en que la gravedad haría caer las cosas. Y tan enraizada estaba la sensación de que el azor volando hacia mí era parte del funcionamiento del mundo que cuando las cosas salían mal, todo el mundo iba mal con ellas.”

En ese orden de cosas, es fascinante cada descripción que realiza del azor, como la del siguiente párrafo; la presencia del azor en su vida la ayuda a vivir el presente (“carpe diem”) y lo emparenta con el fenómeno abstracto que es la muerte; la magia de estar unida al azor, como si fueran uno, afrontando la muerte:

”Hasta la última partícula de su cuerpo hervía de vida, como si desde la distancia pudieras ver emergiendo de él una columna de vapor, que se arremolinara y ascendiera haciendo que todo cuando lo rodeaba estuviera ligeramente borroso, de modo que él destacara todavía más en todo su feroz y corpóreo detalle. El azor era un fuego que consumía mis penas. En él no cabía arrepentimiento ni duelo. Ni pasado ni futuro. Vivía solo en el presente, y ese era mi refugio. Huía de la muerte sobre sus alas rayadas y batientes. Pero había olvidado que el acertijo que era la muerte estaba también inmerso en el azor, y que yo estaba inmersa en él.”

Y gracias a esta simbiosis, específicamente, le sirve para superar el duelo por su padre, el azor, finalmente se convierte en el vehículo para dicha superación:

“Y esa parte de mí había esperado, también, que en algún lugar en ese otro mundo estuviera mi padre. Su muerte había sido tan súbita. No había habido tiempo para prepararse, no había tenido ningún sentido. Tenía que estar perdido. Tenía que estar ahí fuera, en algún lugar del espeso bosque, con todo y todas las demás personas perdidas y muertas. Ahora sé lo que significaban aquellos sueños de la primavera en los que el azor atravesaba una rendija en el aire y entraba en otro mundo. Había querido volar con el azor para encontrar a mi padre, para encontrarlo y traerlo de vuelta a casa.”

Siempre que leo a Ted Hughes, sus poemas sobre la naturaleza, tengo la sensación de estar ante un impulso violento que se mezcla extrañamente con un lirismo conmovedor; cada verso está cargado de una fuerza violenta que sobresalta y embriaga al mismo tiempo; en el caso de MacDonald he llegado a esa misma sensación, “convivir con lo salvaje” es posible al mismo tiempo que emocionarte con un lirismo exacerbado:

“Fue la caza más salvaje que nunca he visto. Sentada junto a la ventana viendo correr el agua del río, empiezo a preguntarme si el hogar puede estar en cualquier parte, igual que lo salvaje puede encontrarse en su más rotunda expresión en un patio trasero de una casa en una calle residencial, e igual que un gavilán puede convertir un columpio en una atalaya de caza más útil que otra en un pino lejano. Maine me ha dado una familia para la Navidad y me ha mostrado que un ave de presa puede formar parte de ella. Me ha demostrado que se puede convivir con lo salvaje. Que puedes traer lo salvaje a casa contigo.”

Como decía al principio, este es un tipo de libro que recomendaré siempre; puede que no entres en él, pero si entras, posiblemente te encontrarás con una obra única:

“No es un duque, un cardenal, un jeroglífico o una bestia mitológica, pero ahora Mabel es más que un azor. Me parece un espíritu protector. Mi pequeña diosa del hogar. Algunas cosas pasan solo una o dos veces en toda la vida. El mundo está lleno de señales y maravillas que vienen y se van, y si tienes suerte puede que vivas para verlas. A mí me había parecido el fin del mundo, pero mi azor me había salvado otra vez, y el miedo se había desvanecido.”

Parafraseando a la autora, hay muchas señales que vienen y se van, espero que tengas la suerte descubrir la sublimidad de una obra inolvidable, irrepetible.

Los textos provienen de la traducción de Joan Eloi Roca de H de Halcón de Helen Macdonald para la editorial Ático de los libros.

Mis andanzas Caninas

Cubierta_NiñaGordaTenía la obligación de realizar este post para los seguidores habituales. Aunque aparezcan textos míos con menos frecuencia, sigo escribiendo, de hecho más que nunca, tengo varias cosas pendientes y van saliendo colaboraciones; aprovecho entonces este hueco para poneros a continuación todo lo que ha ido saliendo en www.caninomag.es ,el otro sitio donde estoy escribiendo con frecuencia:

El tipo de colaboraciones que hago allí tiene dos vertientes: por un lado mis posts individuales referentes a literatura; en segundo lugar aquellos posts colectivos donde aporto mi punto de vista para temas diversos relacionados con cine, literatura, televisión, etc…

En el primer caso han salido los siguientes:

7 Novelas policíacas de 2015 que no has leído (y deberías).

Tridente de terror: un trío de escritores que dan mucho miedo.

“La niña gorda y otros relatos inquietantes”: La turbación como letimotiv.

“La furia”: Hardboiled coral en la Irlanda contemporánea.

La furiaEn el segundo caso, he participado en los siguientes artículos colectivos dando una aportación en todos ellos:

Discos que amamos después de haberlos odiado.

¿Cuándo empezó la edad de oro de las series?.

¿Cuál es la mejor secuencia de ‘Regreso al futuro’?

(Canino Halloween) ¿Cuáles son las películas de terror más inquietantes?

(Canino Halloween) Nuestros tebeos de terror favoritos.

(Canino Halloween) Lecturas diabólicas y libros del miedo.

(Canino Halloween) Nuestros terrores intransferibles.

Clásicos literarios sobrevalorados.

El mejor cine dentro del cine.

Como podéis ver, la cosa marcha. Arriba tenéis los enlaces a los artículos y podéis echarles un vistazo. El resto, como siempre, siguen apareciendo aquí y en Ópera World. Cada cierto tiempo haré un recopilatorio para que no se os escape nada.

¡Buenas lecturas!

Alcina de Händel en el Teatro Real: deliciosa Velada Barroca

Publicado inicialmente en Ópera World en este post. 

Alcina de Händel en el Teatro Real: deliciosa Velada Barroca

Todo ello a pesar del montaje escénico que perpetró David Alden en esta coproducción con la Opéra National de Bordeaux; en efecto, como de costumbre, poco añade a lo visto y, en ciertas ocasiones entorpece, sobre todo cuando se producían esas coreografías ciertamente anárquicas con más ruido que otra cosa. Alden redunda en la idea, ya muy utilizada por activa y por pasiva en la mayoría de las manifestaciones artísticas, del escenario dentro del escenario y modela algunos de los momentos como números musicales muy vistosos dignos de Broadway, que quedan relativamente bien en lo visual pero no añaden demasiado al significado de la obra; aparte claro está de lo ya manido en la que nosotros aparecemos como observadores de ese teatro de la hechicera Alcina en el que quedan atrapados el resto de los protagonistas por su capricho; la sucesión de puertas que actúan como frontera de las dos realidades tampoco añaden más y sí muchas aperturas de puertas. Centrémonos en el aspecto musical.

Christopher Moulds, dejó clara su impronta desde el principio con una dirección puntillosa y atentísima que vigilaba en todo momento todo lo que sucedía en la escena además de controlar las dinámicas orquestales; consiguió un equilibrio orquestal-vocal que no fue óbice para que su lectura fuera emocionante incluso en la aparente contención de su propuesta. Actúo de manera muy dinámica con los tempos escogidos sin olvidarse de la intimidad de los momentos más graves y acompañó en todo momento la interpretación de los solistas consiguiendo momento memorables; sonó muy bien la orquesta titular del teatro, mejor de lo que estaban acostumbrando, sobre todo las cuerdas, tersas y muy seguras durante toda la obra; muy interesante la idea de los músicos en escena que convertían algunas arias en verdaderos diálogos con el personaje central, especialmente el violín de Víctor Ardelean y el Cello de Simon Veis.

Escena de Alcina en el Teatro Real

Anna Christy dibujó una muy buena Morgana, muy pizpireta y divertida y caracterizada por disfrutar de las arias más heroicas, con coloraturas casi imposibles pero ejecutadas admirablemente, como su famosa “O s’apre al riso” o la hermosísima “Credete al mio dolore” con el cello en escena. Lástima que no tenga una voz demasiado grande pero brilló a gran nivel. Lo mismo puede decirse del Bradamente de Sonia Prina, ejecutada muy dignamente a pesar de algunos excesos interpretativos, demasiado bufonescos, que resentían ligeramente la proyección de las agilidades. El tenor Allan Clayton empezó de manera estentórea en su primera aria, tiene una poderosa voz algo falta de control que deslució sus primeros momentos; afortunadamente, según avanzó la obra reguló más y demostró que, cuando se vuelva más contenido, es más que interesante y tiene muchas posibilidades futuras. Razonable el Melisso de Luca Tittoto, exhibió nobleza y templanza a partes iguales en su aria, a pesar de alguna dificultad al proyectar las notas más agudas; muy bien, para terminar, el Oberto de Erika Escribá, lució facilidad en la agilidad y gran volumen, una buena línea vocal.

Aplausos generosos de un teatro que no estaba lleno (habría que hablar alguna vez de los desproporcionados precios de las entradas) pero que disfrutó mucho de una gran velada barroca.

Las fotos son propiedad de Javier del Real.

Fajas Noviembre 2015. En la senda

Después de un mes tan difícil como ha sido octubre me lanzó sobre Noviembre donde, por lo menos, espero encontrar de nuevo ritmo para mis variadas publicaciones. No puede faltar esta sección en la que sigo analizando las fajas, ese festival del humor al que nos someten las editoriales consciente e inconscientemente. Veamos qué tal se han dado las de las últimas semanas.

Amis-Hay una editorial de la que no había puesto ninguna faja hasta ahora y ha llegado el momento. Es una de las editoriales de referencia en España, considerada de prestigio por sus lectores y seguida por todos los suplementos culturales; todo ello ayudado por la imagen fomentada por su insigne editor. En efecto hablamos de Herralde y su hija Anagrama. La siguiente muestra es una extensión de su idea editorial:

Sus fajas no se basan en unas pocas frases cortas, como podéis ver, se trata de frases bien montadas y escogidas y sorprende el número de sentencias seleccionadas, ¡nada más y nada menos que cinco! Está la faja tan completa que no cabría ni un alfiler; sus contraportadas, también sello de la editorial, se caracterizan por estar llenas de palabras; no nos engañemos, esto no se lo lee nadie, fajamodianoes parte del juego, como mucho lees lo subrayado y los nombres que firman las frases: claro que The times, Richard Ford o Joyce Carol Oates son garantías de esta “calidad”. Lo cierto es que, mucha gente compra sus libros solo por ser ellos.  Pero tienen un fondo de descatalogados tan envidiable que daría para un montón de catálogos de editoriales pequeñas.

-Siempre tiene que haber excepciones a esta regla, y Anagrama también se sale por peteneras a veces, como en el caso de esta faja de una de las obras del reciente premio Nobel Modiano:

Bien clarito PREMIO NOBEL y a continuación la boutade que se atribuye a la Academia Sueca “EL PROUST DE NUESTRO TIEMPO”, no se olvidan ni de las mayúsculas.  Claro que la frase siguiente me encanta… sobre todo esa “Sensualidad caprichosa que nos atrapa…”, todavía la estoy buscando en algún libro suyo que leí hace nada….

faja_Cartel-Otro de los eventos del mes fue, sin lugar a dudas, Don Winslow y el tan cacareado premio internacional de novela negra que reparte RBA para promocionar a sus autores; en la contraportada de la obra premiada (El Cártel) tenemos una selección de todos los clásicos que aportan su frasecita habitualmente en las fajas. Connelly, Coben, Child… siento decir que no me resultan demasiado creíbles… aunque es lógico que a la mayoría de la gente se lo parezcan. No puede faltar, ¡cómo no! Lehane, le ha faltado que su frase tuviera más punch como la que utilizó con Pizzolatto (enlace), pero la mezcla de adjetivos (humana, valiente, genial, bella factura, autenticidad) recorre todos los lugares comunes habituales.  Connelly utiliza una frase tipo que solamente necesitas cambiar el nombre del autor y la obra para que te sirva para casi cualquier cosa… Todo creatividad:  “X lo ha vuelto a conseguir. Y es, sin duda, una obra maestra”.

 

Winslow-Lo bueno es comprobar, al hilo de lo anterior, cómo los pobres de PRH, a los que les han birlado el autor (pero tienen todos sus libros anteriores) intentan sacar partido a la situación sin nombrar la nueva obra.

Apelan a los argumentos clásicos: ventas (19ª edición, 100.000 ejemplares), actualizarlo con hechos reales de conocimiento público (“…basándose en la vida de “el Chapo”) o usar una obra clásica y contextualizarla, mejor si es obra maestra reconocida (“el Guerra y paz de las novelas de narcotráfico”). Me temo quPurezae, sin embargo, poner que es el autor de Salvajes y Los reyes de lo Cool no sea tan buena estrategia…
-Y acabo con….

Ni mentarlo. Os juro que vi la faja, la foto, y pensé en carteles de SE BUSCA.

Por si a alguien no le ha quedado claro de quién es la novela. El nombre lo dice todo. Se vende solo por su nombre.

Como podéis ver. Todo es posible. Las fajas siguen brindándonos momentos únicos.

¡Buenas lecturas!

Resumen Octubre 2015. Dificultades de diferente índole

santoEste mes ha sido un poco atípico, tanto en lo lector como en la actividad del blog. En lo lector he improvisado mucho y he adaptado un poco las lecturas al nuevo sitio donde estoy escribiendo que por si no lo sabéis es www.caninomag.es , y que me viene muy bien para dar salida a mis comentarios sobre obras de género y así dejo mi blog personal para las obras más “serias” por llamarlas de alguna manera. Por otro lado la actividad del blog la he disminuido por escribir en el nuevo sitio y por el aumento de carga laboral en mi lugar de trabajo, que conlleva menos tiempo y, además, estar más cansado en general.

Una vez explicado esto pasemos a las lecturas, al final he conseguido seguir la media de quince libros mensuales:

Odisea 2050. La economía mundial del siglo XXI de Jaime Requeijo, han pasado unos cuantos años desde su publicación y, sin embargo, el texto de Requeijo sigue estando en plena actualidad, con un análisis del escenario macroeconómico muy lúcido una gran claridad, especialmente para neófitos como yo. Realmente  interesante es leer lo particular relacionado con la economía española donde habla sobre sus puntos fuertes (alguno hay) y los puntos débiles (demasiados)  que, además, no están acometiendo los sucesivos gobiernos que llevamos teniendo desde hace tanto tiempo. Es desangelador comprobar su ignorancia ante estos aspectos lastrada, como siempre, por su inherente necesidad de favorecer a sus amigos y enriquecerse ellos mismos. Nadie piensa en nadie, mejor saberlo cuanto antes para no llevarse decepciones.

En busca de una víctima de Ross Macdonald, sorprendente giro el que acometió MacDonald en esta nueva novela de nuestro gran Lew Archer, sobre todo porque empieza de una manera muy distinta, con más acción de la habitual, y porque deslocaliza al detective, poniéndolo en un ambiente alejado de lo que conoce. En un lugar extraño podemos observar al Archer más cínico y divertido, también el que se lleva más palizas, pero siempre tenemos a un gran investigador con una trama fantástica, muy hardboiled, que se decide casi en la última página.

Folloneras de VVAA, fanzine que surgió del festival de microedición HUL y que está cargadito de textos que tienen que ver con mujeres y escritos, en su mayoría, por ellas mismas. Es ecléctico e irregular pero se lee con gusto porque, como suele ocurrir, es bueno leer otras perspectivas y más si vienen de participantes tan diversos y profesionales como estos. Una buena lectura.

Salem’s Lot de Stephen King, este caso es una relectura por motivos que espero comentar en el futuro. Baste por ahora decir que ha sido una lectura fabulosa, con todo el bagaje de lecturas que llevo ahora mismo podría haber esperado una desvalorización de la obra y no solo no es así sino que estoy dispuesto a afirmar  todo lo contrario. Este King empezó muy bien, puede que escribiera peor pero el manejo narrativo, la creatividad, la espontaneidad equilibran las pequeñas carencias. 

Nu)n(ca de Luigi Amara, pinchando en su título podéis entrar en la crítica que hice de este fantástico poemario. 

La furia de Gene Kerrigan, estupenda novela negra ambientada en la Irlanda contemporánea y que, en breve, saldrá reseñada en canino. 

H de Halcón de Helen Macdonald, aplausos a una editorial como Ático de los libros que se atreve a publicar algo tan distinto como esta pequeña joya. Tengo pendiente preparar una crítica donde me extenderé aún más en el futuro. Esperad noticias.

485378118_39bd4bd119_oFormas breves de Ricardo Piglia, por fin puedo decir que he leído a Piglia, y el comienzo ha sido inmejorable, estos pequeños relatos-ensayos están llenos de sapiencia y saber estar; es apasionante su disección de las fórmulas utilizadas para componer un cuento para al fin elaborar una pequeña tesis del cuento que embriaga por su lucidez. Todos y cada uno de ellos constituyen pequeñas dosis de buena literatura. Seguiré con Piglia, eso lo tengo claro.

Alarmas y digresiones de G.K. Chesterton, siempre es un placer leer los artículos de Chesterton, aunque en este caso se trate de un primerizo, siento decir que no habrá reseña de él pero siempre es recomendable disfrutar de la contagiosa elocuencia del orondo británico.

Carrie de Stephen King, otra relectura, esto de empezar a leer al Sr King desde el principio es toda una experiencia; un estilo más primigenio, poco depurado, incluso tosco no descuadra demasiado de una historia visceral que tiene como protagonista a la archiconocida telekinética.

La niña gorda y otros relatos inquietantes de Marie Luise Kaschnitz, otro de esos libros que espero que aparezcan en breve en canino. La antología es de mucha calidad. Vaya año de publicaciones que lleva Hoja de lata.

El santo de César Aira, coged el texto anterior y poned Aira en vez de Piglia, bueno, también habría que quitar lo del cuento y que esto es una obra de ficción pero la conclusión es la misma. Aira es un gran escritor al que voy a seguir leyendo.

Lecturas de mí mismo de Philip Roth, dentro de poco haré una reseña de este libro para el blog, entra dentro de mi proyecto. Ahí me extenderé sobre este buen libro para los amantes de Roth al que el resto le pueden sacar también su jugo.

Refugio_3/9 de Anna Starobinets, también aparecerá tarde o temprano una crítica en canino. Nuevo gran libro de la rusa que nos ha descubierto con gran tino Nevsky.

Y eso es todo por ahora. El próximo mes no sé lo que va a ser en cuanto a próximas lecturas. Solo sé que seguiré leyendo y, eso sí, vendré a comentarlo luego.

¡Buenas lecturas!