A comienzos del año 2012 tuvimos la suerte de ver publicada una obra de la rusa Anna Starobinets gracias a Nevsky Ediciones, me hice eco de ella aquí . En aquella ocasión se trataba de una recopilación de cuentos breves donde se mezclaba la ciencia ficción y el terror de una manera muy saludable, si tal cosa es posible. A finales del mismo año, la misma editorial ha sacado ya el segundo libro de la autora, “El Vivo”, del que pasaré a hablar a continuación y al que, a pesar de ser una novela de ciencia ficción, al menos en apariencia, lo relatado también está muy emparentado con el terror indudablemente.
“El Vivo es nuestro salvador. Vino al mundo para dominar a la muerte. Con Su nacimiento estableció el fin de la Gran Reducción. Con Su nacimiento nos ha donado la vida eterna. Sabrás también que el secreto del nacimiento del Vivo es el más grande del universo. Sabrás que no necesitamos respuestas ni explicaciones, sino que solo necesitamos tener fe en que Su nacimiento es el milagro de la resurrección.”
Con el mesianismo casi místico de este párrafo enlazo directamente con el fantástico prólogo de Julián Díez, donde se citan varias de las claves de esta novela (no se trata de una recopilación de relatos), encuadrada en un subgénero habitual como es el de las novelas distópicas, apocalípticas muestras de hipotéticas sociedades futuras que muestran lo que podría ser un futuro distinto al que desembocará el presente que estamos viviendo. Los ejemplos son de dominio general, pero podemos citar a “1984” de Orwell o “Un mundo feliz” de Huxley.
Julián comenta nada más empezar el prólogo: “Al igual que en el Nosotros de Zamiatin. El vivo se desarrolla en un futuro muy lejano, en el que la nueva sociedad, consecuencia de las carencias de la nuestra, es una estructura firme y asentada. Y, al igual que en esa novela de hace un siglo, la consecuencia directa más visible es la anulación del individuo. Solo que en este caso el ejecutor de ese proceso no es el socialismo, sino el desarrollo de nuevas tecnologías, que en muchos casos nos resultan familiares por ser una proyección evolucionada de algunas que conocemos.”
Entroncándolo directamente con el “Nosotros” de Zamiatin y señalando dos de las características más importantes que podemos apreciar nada más empezar el libro: la influencia, perniciosa, de una tecnología que sirve de desencadenante de dicha sociedad; pragmatismo y control como fuente distópica; y la lejanía de un futuro que ya está establecido pero que nos resulta cercano porque algunas de estas nuevas tecnologías son proyecciones evolucionadas de elementos actuales ya conocidos.
Con ello la escritora busca que el lector reflexione a través de la historia que cuenta, elementos tan cercanos como los asesinos en serie, las telenovelas o un Friktube son tan identificables que permiten esa total empatía. Otro ejemplo de esta cercanía es la presencia de Twitter (como elemento subversivo) y el Socio (un facebook al uso futuro), símbolo de estancamiento que obliga continuamente a sus habitantes a acceder a él para interaccionar, quitando, anulando al individuo y convirtiéndolo en un elemento más sin personalidad integrado en el Vivo.
Resulta terrorífica la existencia de Luxuria, un placebo unificador que está totalmente integrado con la sociedad tecnológica:
“Luxuria es uno de los misterios más grandes del Socio y del Vivo: el jardín de las delicias donde los participantes del acto dan rienda suelta a sus fantasías y las hacen florecer. Las fantasías se entrelazan, se alimentan mutuamente, y se vuelven una. “La unión perfecta es lo que nos dará la alegría –se dice en la configuración del Socio-. En el modo luxuria, tienes a tu disposición tus cinco sentidos, y puedes compartirlos con tus amigos.”
Aún así, la estructura es la clásica en distopías: presentación de la sociedad totalitaria y anuladora del individuo, desarrollo de las voces en contra, en este caso los “disconformes”, a través de la figura mesiánica de Cero (“Murió por nuestros pecados. Pero usted le transmitirá el mensaje cuando resucite”) y rebelión final en su contra.
Sin embargo, para desarrollar la historia no utiliza un narrador omnisciente sino que utiliza diferentes narradores en primera persona, con diferentes puntos de vista, continuos cambios en el espacio y en el tiempo, experimenta diferentes estilos para narrar los episodios, además de establecer una compleja trama de capas de información que da niveles de lectura distintos.
Manipula el lenguaje de tal forma que nos transmite el terror de una sociedad tecnificada e inhumana de manera muy palpable, con los sentidos; una sociedad, me temo, que no está tan alejada de lo que estamos viviendo, salvando las distancias, pero que sirve como alerta. No cabe duda de que Anna Starobinets está muy preocupada por lo que se puede desencadenar y es lo que nos quiere transmitir.
Excelente novela que confirma la necesidad de seguir a esta escritora, espero que le acompañen las ventas (parece a priori que sí) y podamos ver más libros de esta jovencísima autora que ya es más que una promesa.