Está claro que uno de los acontecimientos literarios del año en España ha sido la publicación del quinto libro de la saga “Canción de Hielo y Fuego”: “Danza de Dragones” del norteamericano George R. R. Martin. Por si queda algún despistado, esta saga se supone que va a estar formada por siete libros, y hacía ya unos añitos desde que el orondo escritor publicó el anterior, “Festín de Cuervos”. Muchos de los que los leemos todavía dudamos de que consiga acabarlo pero bueno, mientras hay vida, hay esperanza.
Además, coincidiendo con el éxito de la saga, se le ha sumado la realización de una serie televisiva que, sin ser una maravilla, refleja más o menos fidedignamente lo que aparece en los libros; esto ha realimentado la lectura y cada vez son más los seguidores de la serie.
Esta reseña no va a ser popular, me temo, ya que no lo voy a poner bien; y sé de buena tinta que hay mucha gente que los está disfrutando enormemente, pero también me veo en la obligación de reflejar las bases en las que se sostiene mi opinión.
–En primer lugar, hace casi ocho años que me leí los tres primeros libros y casi seis años del cuarto, es evidente que no tengo todo tan fresco y mi percepción de los libros en aquel momento era muy diferente a la actual.
–En segundo lugar, la persona que soy ahora a nivel literario es muy distinta a la que fui en esa época; leer muchos libros y estudiar literatura en filología hacen que pueda comparar de una manera diferente, con otros criterios.
Por estas dos razones, creo que mis impresiones pueden ser, desde luego, muy dispares a las del resto y, por lo tanto, no ser todo lo objetivas que me gustarían.
Teniendo en cuenta estos dos puntos voy a intentar reflejar los motivos por los que creo que este libro es el peor de la saga hasta ahora; no hablaré de tramas que puedan desvelar el contenido del libro (¡Spoilers-free!), tampoco voy a valorar su estilo, ya que Martin es lo que es, no pretende ser Dickens (no podría serlo), ni le hace falta.
-Uno de los motivos para venderla desde su comienzo ha sido la (aparente) complejidad de la trama, de hecho se pone en las solapas de este último libro por parte de la editorial. Yo he puesto el aparente entre paréntesis porque este último se puede resumir en tres tramas principales, muy sencillas de seguir, de hecho extremadamente simples, la mayor complejidad es el aumento ingente de personajes en cada libro; personajes que, por otra parte, no añaden nada a la trama pero engordan los innumerables apéndices de casas y habitantes al final del libro.
-Otro de los mayores atractivos de la saga han sido los personajes, de hecho se le llamó renovador por su alejamiento de maniqueísmos; además la estructura diferenciada por momentos narrativos según cada personaje debería facilitar esta caracterización. Desgraciadamente todo se ha vuelto del revés, muchos de los personajes se han convertido en clichés andantes, los posibles matices que pudieran tener han desaparecido, no tienen voz propia, todos son igual de planos. Especialmente sangrante es el reduccionismo aplicado a algunos como Daenerys o Tyrion…
-Otra de las virtudes de las que hace uso Martin y que se está volviendo en su contra es el uso de “cliffhangers” (continuará), todos recordamos el finalazo que se marcó el “Tomenta de Espadas”. El problema es que si abusas de este recurso y no lo finalizas con su correspondiente continuación, pierde su efectividad. Precisamente el final de ese libro y sus consecuencias, dos libros después, sigue sin ser explicado por el autor. Esto, incluso en muchos fans irredentos, puede hacer que se vuelvan en contra de él. Sobre todo por el olvido intencionado de tantos personajes que, al pasar tanto tiempo entre un libro y otro, quedan aún más desdibujados si cabe.
-Ya lo he citado antes, pero la estructura de capítulos narrado por cada personaje que hacía que fueran variados se puede volver también en contra; entre otras cosas, porque más de uno se salta algunos capítulos sabiendo el personaje que toca… de hecho viendo el final del episodio ya se puede pasar enteramente de él.
-Otra de las “virtudes” que hicieron que gustara mucho fue el saber que ningún personaje estaba seguro, que diera miedo encariñarse de algunos porque en cualquier momento podrían morir. Esto funciona hasta cierto punto, el problema surge cuando la muerte ya no es un final, ya que nos está demostrando que los personajes pueden volver de ella, entonces, matar a ciertos personajes se convierte en algo gratuito y, desde luego, sin el efecto dramático previsto que tuvo en los primeros libros.
Por lo demás, al libro, como a la serie, no le falta sexo y sangre a raudales, a veces gratuitos pero desde luego efectivos y, ¡cómo no! el libro se lee, a pesar de su extensión, con facilidad, sin apenas esfuerzo. Ya sabemos que esto, en sí, es la virtud más valorada por la mayoría de los lectores, para mí, no es suficiente y por eso os he dejado con las impresiones arriba mencionadas.
“Winter’s coming”, esperemos a “Vientos de Invierno” para ver lo que tiene pensado Martin.