En sus palabras iniciales, Francisco García Rosado daba las claves sobre las que se asienta la organización, que tuvieron su culminación en el espectáculo que tuvimos la suerte de disfrutar y que se hizo corto a pesar de durar casi cuatro horas: la promoción de lo español y, en particular, de las jóvenes promesas con talento en este ámbito. Esa declaración de principios era la base de un concierto donde todos los cantantes eran españoles (hasta diecisiete participaron), la Barbieri Symphony Orchestra, fundada en el año 2012, está formada en su mayoría por jóvenes españoles procedentes de los conservatorios y también español era el Coro Vía Magna.
El repertorio escogido, muy acorde al nombre de la asociación, era una selección de fragmentos de ópera (en su mayoría dúos, aunque había algún cuarteto) de Puccini, Bellini, Donizetti, Verdi y Mascagni con un par de concesiones a la Zarzuela con Fernández Caballero y Francisco Alonso. Los cantantes, una sabia mezcla de algunos más consagrados como Elisabete Matos, Cantarero o Celso Albelo y nuevas promesas, savia joven con gran proyección futura como María Ruiz, Nicola Beller Carbone o Miguel Borrallo. El resultado, en su heterogeneidad, fue espléndido con momentos mágicos y, siempre, muy buena música. Paso a relatar particularmente sus aportaciones.
Evaluar a estas alturas el trabajo de Elisabete Matos es una casi una entelequia; hizo gala de su potencia y rotundidad habituales tanto en el “Mario,Mario” de Tosca como en el “Oh di qual’onta aggravasi” del Nabucco verdiano; es imposible no disfrutar enormemente de su voz; actriz experimentada y, sobre todo, una artista completísima, capaz de luchar contra cualquier orquesta al mismo tiempo que interpreta su papel, una transmisora de sentimientos que emocionó y triunfó como no podía ser de otra manera.
Tuvimos que esperar a la segunda parte (estaba programada inicialmente en la primera pero se cambió por los ensayos del Elixir de Amor que está haciendo en el Teatro Real) para disfrutar del tenor canario Celso Albelo, pero la espera estaba más que justificada; el dúo “Verrano a te” de la “Lucia de Lammermoor” con Mariola Cantarero fue de lo mejor de la noche; Mariola cantó con mucho gusto alternando fabulosamente “fortes” y “pianísimos” con una línea de canto plagada de matices, tanto en esta como en el “Pura siccome un angelo” de “La Traviata” lo bordó y convenció sobradamente al público entregado. Lo de Celso es proverbial, teniendo en cuenta que, además, venía de ensayar en el teatro Real hasta tarde; su voz combina en un prodigio sin igual la “mezza voce” de Bergonzi y los brillantes agudos de Kraus; los agudos ya venían de hace tiempo, solo hay que oírle cantar el famoso aria de los nueve dos de pecho de “La fille du Regiment” para quedarse anonadado; pero es que cada vez canta mejor el repertorio lírico manteniendo esa tesitura; sus medias voces le ayudan a matizar apoyados en un fiato muy profundo y borda cualquier momento con un verdadero terciopelo que está desarrollando en notas medias. Si a esto sumamos que su voz es ciertamente bella y que no está exento de potencia, nos encontramos ante una de las voces más interesantes del panorama actual; una joya que se está puliendo y que va a triunfar con “L’elisir D’amor” en el Real, tiempo al tiempo.
Gran esfuerzo el de la soprano Yolanda Auyanet que estaba aquejada de afonía el día anterior y que se entregó sin reservas a momentos realmente dificultosos sin que se notara la fatiga prácticamente; estuvo chisposa e irreverente en el “Pronta io son” de Don Pasquale, ayudada además por un joven Borja Quiza que es un talentazo en ciernes, agudo potentísimo y brillante, que resultó refrescante. La misma pareja realizó el “Apressati, Lucia” con igual de buen resultado, Borja quizá estuvo incluso más rotundo en este número y Yolanda cambió de registro para hacer un papel más espiritual y comedido. Yolanda interpretaría también maravillosamente y con elegancia sus papeles verdianos en “Un di felice” y “Bella figlia del amore”. Muchos registros, eclecticismo y buen hacer.
Momentazo el que nos ofrecieron Nicola Beller Carbone y Enrique Ferrer en el dúo “No cantes más La Africana”, sobre todo por la forma en que interactuaron entre ellos y con el propio director Óliver Díaz, consiguiendo momentos muy divertidos que sacaron las sonrisas sinceras de los asistentes. Su voz ha ganado lirismo y se notó que disfrutaba de veras; Beller Carbone bordó en actuación este momento y en el fragmento de la Cavalleria Rusticana “Oh, il signore vi manda Comprar Alfio” sacó toda la calidad que atesora en su voz de lírico-spinto, fuerza ganas y calidad unidas. Una mezcla irresistible.
El que es considerado mejor cuarteto de la historia de la ópera, “Bella figlia dell’amore” de Rigoletto, fue un colofón excelente a la primera parte: El tenor Miguel Borrallo demostró tener una voz que se desenvuelve con facilidad en las notas más agudas de su registro; su bella voz, con la que comenzaba el cuarteto, estuvo excelsa. Una voz segura, hermosa y con mucho futuro que tendremos que seguir de cerca; le acompañaban la experimentada Marina Rodríguez-Cusí interpretando una Magdalena sensual y voluptuosa con una voz espléndida de graves contundentes, Yolanda Auyanet que ya comenté antes y Juan Jesús Rodríguez que empastó correctamente con su profunda voz en el cuarteto. Un gran momento de nuevo.
Es importante señalar el papel de la recién convertida en soprano Lola Casariego; prácticamente ha perdido el color de mezzo y no tiene dificultades para realizar los agudos y agilidades que exige la tesitura de soprano; pudimos comprobarlo en su “Mira d’acerbe lagrime” de “Il trovatore” y en el cuarteto “Giustizia Sire” de Don Carlo; Juan Jesús Rodríguez, del que hablé en el cuarteto, la acompañó en la primera y destacó por su seguridad y su calidez en el registro baritonal, más manifiestos aún en su fantástica interpretación de “Pura siccome un angelo”.
María Ruiz, una belleza en su vestido amarillo, estaba deseosa de agradar; su voz se adecúa perfectamente a lo que anteriormente cantaba la grandísima Renata Tebaldi, ese registro spinto, aunque con más facilidad para llegar a las notas agudas que la italiana; estuvo estupenda en el dúo de las flores de Butterfly y en Aida, mucho mejor aun en “Tú eres otro, yo también” con José Julián Frontal, que fue su mejor momento de la noche; su voz tiene un color particular que embriaga, auguro muchas posibilidades. José Julián es ya un veterano en estas lides, estuvo muy correcto en su momento, hubo química con María en el fragmento de “Curro el de Lora” de Alonso.
Buen momento nos regalaron igualmente María Rodríguez y Federico Gallar en el “Orsú, Tosca, párlate”; a nivel dramático funcionó muy bien, Federico hizo un Scarpia creíble, abominable, poderosísimo en sus notas agudas, terrorífico, desplegó medios ante una Tosca como la de María Rodríguez que acabó plena de intensidad y volumen, pasional pero con control. Todo muy bien actuado y transmitido al público.
No quiero dejar de mencionar al bajo Francisco Crespo que estuvo destacado en su dúo de “La sonámbula” con Mariola Cantarero o en el cuarteto final de Don Carlo. Su voz es muy noble y se despliega con unos medios más que adecuados para las tesituras afrontadas. Una voz más que recomendable. Gran generosidad la de Javier Franco que tuvo que sustituir al enfermo Giorgio Caoduro a última hora y cantó con solvencia los papeles asignados.
Finalmente, el coro Vía Magna inició el concierto con el típico “Va pensiero”; empezaron con un buen canto “dolce” para las primeras estrofas; fue un muy buen comienzo para una gala inolvidable para todos los asistentes.
El director Óliver Díaz dirigió con mano firme una orquesta muy joven; teniendo en cuenta la dificultad de este tipo de repertorio, lo solventaron notablemente. Díaz se permitió, por momentos, participar de la actuación, como en ese fragmento divertidísimo de “La africana”.
Éxito absoluto el que se vivió en esta velada memorable. Espléndida organización de Francisco García Rosado que demostró que, a pesar de lo que piensan algunos, hay muchísimo talento en España y pueden hacer muy buena música. Hacernos vivir momentos mágicos y emocionantes. Muchas gracias a todos por vuestra entrega.