Mi primera carta

Empezar un nuevo año suele venir cargado de buenos deseos, toda persona intenta buscar ese punto de partida para mejorar lo que no hace tan bien; por ello, es una época pródiga en comienzos de dietas, abandono de hábitos molestos, comienzos de gimnasios y ejercicios varios y un largo etcétera de nuevas costumbres que, en la mayoría de los casos, suele ser difícil de mantener.

En el ocio y lo cultural también se producen este tipo de fenómenos y, ya en mi caso personal, siempre pienso cómo compartir las cantidades ingentes de ocio/cultura/llámalo x que consumo. Entre otras cosas porque, a estas alturas, todavía pienso que puede serle útil a alguien y me siento responsable, de alguna manera, si no lo hago. Además, me obligo a escribir, algo que cada vez practico menos una vez me he alejado de medios culturales.

Ha sido un total quebradero de cabeza encontrar una forma de expresarme entre otras cosas porque, incluso hacer mini reseñas de todo lo que consumo sería algo desaforado y agobiante (y prácticamente imposible de mantener actualizado). La creciente popularidad de las Tiny Letters (y que vi alguna como la de Álvaro Arbonés que me gustó mucho) y la encuesta que hice en redes sociales me han decidido por este formato, aunque no usaré una nueva aplicación/interfaz sino que aprovecharé mi blog al que he añadido suscripción por correo para que, quien quiera, le lleguen directamente. Es un comienzo, intentaré que sean semanales pero, según cómo esté de liado en trabajo o vida personal pueden llegar cada dos semanas o la periodicidad que necesite.

Lo de los libros

Después del récord de lecturas del año pasado he empezado el año con la misma inercia: casi sin darme cuenta voy otra vez a lectura diaria. Y, aunque pueda parecer lo contrario, no es mi objetivo, sino leer exactamente lo que quiera leer y tirarme el tiempo necesario para cada una de las lecturas sin agobios. Creo que la única manera de lograrlo es ponerme a leer un libro voluminoso y centrarme en él sin llevar lecturas complementarias.

Mientras tanto, la semana pasada cayeron siete lecturas, la primera de ellas gracias a la suscripción que tengo con la pequeña editorial de terror Dimensiones ocultas, el muy divertido H/Armed de Dustin LaValley, fantásticamente definido por su editor como un “Battle Royal en el supermercado”. Es una lectura dinámica, potente, con buenas dosis de sangre y alguna sorpresa, ciertamente amena, lo único que podría criticarle es que el autor podría haber sido aún más original con las armas, eché de menos alguna situación aún más heterodoxa para resultar aún más descarnada. Un pequeño apunte solamente, los aficionados al terror la disfrutarán, vaya que sí.

También me gustaría destacar lo último de Alix E. Harrow: La rueca resquebrajada. Un retelling de la famosa historia de “La bella durmiente” en clave feminista y con un multiverso de realidades que no funciona del todo mal. Cayó el último libro de relatos de Joyce Carol Oates que nos trajo Siruela (Como un espectro/Miao Dao) con dos historias terriblemente ambiguas y descarnadas con mujeres como protagonistas (e incluso un gato en la segunda). Un poco más irregulares que las otras que sacó la editorial pero igualmente buen material de lectura.

Que no se me olvide comentar que sigo con cómics y me ha encantado volver a la antigua etapa de Excalibur con Claremont y Davis, es un goce total, qué diseños de personajes de Davis y cómo me gustan Rondador Nocturno y Gata Sombra (Kitty o Kate Pryde), dos de mis mutantes favoritos. He disfrutado de lo lindo también de Los X-Celentes, lo último de Milligan y los Allred.

The last of us…. Y el resto…..

No sé si os habéis enterado pero, por si acaso, os aviso. Han estrenado el primer capítulo de The Last of Us, el último mega estreno de HBO Max (por ahora).

Evidentemente no necesitabais mi aviso porque prácticamente no se ha hablado de otra cosa en lo audiovisual esta semana. Como consumidor habitual de todo lo que sale con zombis (me ocurre lo mismo con los vampiros) afronté este visionado inicial con muchas ganas y, me temo que me posiciono entre los que se han quedado un poco fríos.

Se nota (y mucho) el empaque, la producción, la pasta que se ha invertido en darle ese acabado estilo HBO que es tan reconocible en la mayoría de sus productos y que, cada vez, me resulta más anodino, no porque esté mal, sino porque ya sé lo que me voy a encontrar. Si vamos a la trama, no encuentro más que situaciones que he visto en multitud de ocasiones, hasta las interpretaciones (fantásticas Anna Torv, Bella Ramsey y Pedro Pascal) se intentan tomar demasiado en serio pero, de verdad, ya se ha visto antes. Seguiré viéndola por lo que dije anteriormente pero no entiendo el revuelo y el impacto mediático.

Otro día comentaré el resto de series o películas que voy viendo, me quedo, eso sí, antes de que se me olvide, un pequeño apunte FABULOSO en la segunda temporada de The White Lotus, qué increíble es sorprenderte escuchando en su último capítulo el lamento de Dido del Dido y Eneas de Purcell. Qué detalle más alucinante y qué acorde con el momento de la historia que estaba contando. Qué gran segunda temporada.

Hay vida más allá de los libros

Esta tiny letter se me está quedando poco tiny, y se me ocurrían muchas más cosas de las que hablar. Sobre todo de mi último lugar feliz: los juegos de mesa y, especialmente, el Marvel Champions LCG. Otro día me extenderé más sobre él y su diseño. Aviso: voy a ser un poco pesado porque estoy maravillado de lo adictivo y emocionante que es.

Gracias a unos amigos con los que quedamos para jugar estoy intentando integrar los juegos de mesa en nuestra semana. Siempre tengo la pretensión de reservar una tarde de juegos familiar, entre otras cosas porque todo lo que consiga con ella es tiempo que le quito al niño de estar viendo pantallas a todas horas. Lo que nunca me habría imaginado es que yo me iba a viciar más. Y los beneficios son evidentes, no sólo te quitas de estar mirando al móvil un buen rato sino que, además, los juegos de mesa estimulan la lectura comprensiva e inteligente, ese ir más allá de las reglas para saber cómo vencer un nuevo reto que se presente. Es refrescante. Otro día me extiendo más y profundizo en ello.

Cuidaos mucho y hasta la próxima carta

Un abrazo

Fringe… y llegamos al final

Este año no nos tendremos que preocupar por su cancelación como en años anteriores, estamos en la última temporada de Fringe, los últimos trece episodios que terminarán en febrero del año que viene.

Y este es uno de los trailers que presentan esta temporada final:

La serie de ciencia ficción se estrenó en el año 2008 y era una creación del omnipresente JJ Abrams, Alex Kurtzman y Roberto Orci. Los protagonistas, Olivia Dunham (Anna Torv), Peter Bishop (Joshua Jackson)  y Walter Bishop (John Noble) formaban parte de una unidad especial del FBI, la “Fringe Division”, que se encargaba de estudiar fenómenos extraños, a veces incluso terroríficos y que se trataban de resolver gracias a las ocurrencias del gran Walter, basadas en sus experiencias pseudo-científicas practicadas en el pasado con su amigo William Bell (Leonard Nimoy).

En sus primeros capítulos no se salió de lo que era un simple procedimental, en este caso, un “monster of the week”, con mayor o menor inspiración, pero ciertamente repetitivo; esto supuso, sin dudarlo una dificultad a la hora de obtener audiencia, ya que recordaba poderosamente a “Expediente X” o “The Twilight Zone”. Pero según avanzaba la temporada empezó a desarrollarse una trama general que es la que iba a vertebrar la serie, dando explicación, a su manera, a todos estos casos extraños. A pesar de lo sosos que pudieran ser los protagonistas en esos principios, Walter en la figura del gran John Noble, ponía siempre una nota cómica, un misterio a cada enigma que resolvía y un aire a científico loco que, a los grandes seguidores de la ciencia ficción nos colmaba; si a eso le sumábamos la aparición de universos paralelos y líneas alternativas en el tiempo, la serie se convertía en algo muy distinto a lo esperado y desde luego se transformó en una de las series que valía más la pena seguir.

La aparición de las contrapartidas de los personajes en otro universo paralelo sirvió, además, para enriquecer la serie en muchos aspectos y hacer crecer a los protagonistas, al menos en el caso de Anna Torv y, cómo no, John Noble; en el caso de la primera especialmente, esta evolución fue evidente y la hizo madurar como actriz coincidiendo con el mejor momento, en mi opinión, de toda la serie.

Al mismo tiempo que se desencadenaban estos eventos, las audiencias iban cayendo estrepitosamente, y esto se debía esencialmente a una serie de motivos que paso a intentar desgranar:

-La mayoría de la gente estaba más interesada en la trama general que en los capítulos autoconclusivos, quería saber cómo avanzaba; el cambio de “intros”, muy original, servía para saber en qué universo, o en qué tiempo se iba a desarrollar la acción y siempre infundía unas expectativas que, a veces, no se veían satisfechas; esto no quita para que hubiera capítulos individuales excepcionales.

-El tener que hacer temporadas tan largas, siempre de 22 episodios o más, originaba unos altibajos tremendos, la serie era muy irregular, hubo gente que ya la había visto que recomendaba a otros que vieran 10 capítulos porque con esos ya sería suficiente para seguir con la trama principal, que era la verdaderamente interesante. Temporadas de trece episodios o menos le habrían sentado estupendamente en mi opinión.

-Tras el interesante final de tercera temporada, la premisa resultante no sólo tardó muchísimo en utilizarse sino que se centraron, inevitablemente, en la resolución de la relación de la pareja formada por Peter y Olivia; olvidando de manera inexplicable la trama principal que se desarrolló, como de costumbre en los cuatro últimos episodios. Esto hizo que perdieran los últimos seguidores de ciencia ficción que quedaban y que permanecieran más mujeres, fieles a este tipo de tramas.

Y con esto, ya sabiendo que era casi imposible que les renovasen, acabaron la cuarta temporada de una manera más o menos razonable, habida cuenta de lo que les quedaba. Muchas promesas resultaron ser, ciertamente, en poca cosa. Una última temporada desperdiciada y con un último tirón de genialidad en el capítulo 19 “Letters of transit” en el que planteaban una huida hacia delante, un flashforward hacia un mundo dixtópico y dominado por los observadores.

Sorprendentemente esto hizo que consiguieran una temporada más corta de 13 episodios, pero a modo de epílogo, la temporada terminó el año pasado; tomarían de referencia ese capítulo y lo utilizarían como elemento de partida; no puedo negar que la idea me gusta, y les da la oportunidad de concentrarse en la trama y olvidarse de episodios autoconclusivos; la pregunta es, ¿conseguirán interesarnos?. Tengo dudas muy fundamentadas de que lo consigan pero también es cierto, que aún guardo una pequeña esperanza. Habrá que ver cómo desarrollan los acontecimientos.

No quiero, de todos modos, dejar de mencionar los grandes momentos vividos, sobre todo entre el final de la segunda y el principio de la tercera,: mundos alternativos, líneas temporales, exploraciones de la identidad; todo era posible, todo era disfrutable y maravillaba, hacía pasar grandes momentos; pase lo que pase, Fringe se habrá convertido ya en un entretenimiento excelente.