Recupero a continuación el pequeño artículo que hice sobre el mejor autor nórdico vivo que tenemos la suerte de ver publicado por aquí, el noruego Jo Nesbo, cuando se publicó “El redentor”, la última que se tradujo en España que tiene como protagonista a Harry Hole. Este artículo me servirá de enlace con respecto a la reseña de su última novela “Headhunters”:
Tenía la tentación de hacer una reseña sobre la lectura de “El Redentor”, pero, viendo la proliferación de estas en todos los medios, se me ocurrió que a lo mejor se podría hacer algo distinto.
De esta manera pensé que quizá estaría bien realizar un análisis de las claves utilizadas por el escritor para obtener tanto éxito con sus novelas; ¿qué es lo que hace tan bien Nesbo para que sus novelas sean tan leídas y, además, sean bien consideradas por la crítica en general? ¿Existen reglas que puedan hacer que una novela sea más o menos leída? ¿Podría extrapolarse a todo tipo de literatura?
Teniendo en cuenta esto, profundicemos en el asunto:
-Uno de los puntos fuertes de sus novelas es, sin lugar a dudas, el protagonista: el detective Harry Hole (“Harry era un alcohólico arisco de un metro noventa y tres de estatura, y tampoco jugaba a su favor el hecho de que además fuera un investigador brillante”, de “El Redentor”), es imposible no empatizar con él. Le ocurren tantas cosas: cae en los abismos del alcohol y luego no recuerda nada, no puede mantener una pareja fija tanto a nivel profesional como personal, etc. Es falible, no es perfecto, aunque sea un gran investigador. Parece mentira que cada libro ahonde aún más en la búsqueda de su humanidad, de su alejamiento de los detectives insoportablemente perfectos que hemos encontrado en tantas historias, el siguiente diálogo de “El Redentor” lo deja aún más claro:
“-¿Te estás haciendo viejo Harry?
-¿Viejo? ¿A qué te refieres?
–Viejo y humano, es la primera vez que te veo darle prioridad a los vivos por encima de los muertos”
-A pesar de su indudable protagonismo, el bueno de Harry no es el único que habla; Nesbo es característico por acometer cambios de punto de vista constantemente, por cambiar la focalización de la historia a otros personajes, tanto los propios compañeros, víctimas, anónimos… como, especialmente, los criminales. Y es que no hay nada más interesante que entrar en los pensamientos y en lo que le pasa por la cabeza al psicópata de turno; esto se repite en todas y cada una de las novelas (“Este es mi idioma. Es claro y sin paradojas. Y estoy listo” de la “Estrella del diablo”). Dar voz al asesino, comprender sus “motivaciones”, fue sinónimo de éxito en el caso de Jim Thompson, Lawrence Block o Agatha Christie.
-Muy en la línea de los grandes padres de la novela negra nórdica Maj Sjöwall y Per Wahlöö y su detective Martin Beck, según van pasando las novelas se van añadiendo y desarrollando personajes en una galería cada vez más completa. Se refuerza cada vez más la idea de creación de un universo, de un entorno Hole, en el que todos estos personajes están cada vez más integrados y, sin quitar voz al protagonista, alcanzan una voz propia, personal y reconocible. Así tenemos a Oystein Eileland, “taxista y único amigo que Harry conservaba de la infancia”, a Aune Stale, psicólogo personal (de Harry) y profesional (que ayuda al departamento), a sus compañeros Tom Waaler, Halvorsen, Skarre, Beate Lonn (a partir de Némesis) con su “Gyrus Fusiforme” (capacidad para recordar todos los rostros que ve) y al jefe que le cuida, comprende y salva en infinitas ocasiones Bjarne Moller. Este elenco dota a las historias de una diversidad innegable, ya que cada uno de ellos tiene una serie de peculiaridades que los hacen únicos y que giran en torno a nuestro atormentado detective.
-Un detalle imprescindible que contribuye a que los personajes (investigadores, criminales, secundarios…) sean atractivos es la psicología insuflada por el autor a cada uno de ellos. La profundización psicológica de sus motivaciones es el leit motif que utiliza para dotar de hondura a cada una de sus representaciones y hacer avanzar la trama hasta sus últimos detalles. Ya es sintomático el que uno de los personajes principales sea el psicólogo Stale, que aparece con frecuencia aportando ideas para construir el perfil del asesino (“El psicópata suele ser un individuo inadaptado, sin trabajo, sin estudios, con antecedentes y no pocos problemas sociales, al contrario que el sociópata, que es una persona inteligente, aparentemente sociable y con una vida normal” de la “Estrella del diablo”), aunque en este caso no exista tal distinción.
-Las cuatro novelas que se han publicado por aquí abundan igualmente en detalles escabrosos, que tampoco voy a pasar a enumerar, tanto a nivel de violencia, como en aspectos sexuales; esto, indefectiblemente, suele ser una garantía, sobre todo si se convierten en medios para llegar a un fin muy bien pensado y del que hablaré más tarde. Hay sordidez, hay corrupción, bajos fondos, conspiraciones, todo ello, unido a lo anteriormente expuesto, ayuda a provocar la catarsis del lector, que sabe que, sus desgracias, en un tiempo de crisis como el que nos hallamos, son menores comparadas con las que ve reflejadas en estos libros. No deja de ser uno de sus puntos fuertes.
-Mucho se podría decir sobre la forma que tiene de estructurar las novelas; baste mencionar que es constante desde su primera novela publicada por estos lares, “Petirrojo”: es habitual que la trama no sea lineal en ningún momento, que haya alternancia de tiempos y puntos de vista, como ya mencioné anteriormente. A veces incluso alterna escenas aparentemente sincrónicas para dar un cambio final que revela que no lo son. Todo ello contribuye a crear una trama compleja, enredada hasta tal punto que no sabes por dónde te puede salir. Por si fuera poco es capaz de unirla a complicadas motivaciones o trastornos psicológicos en una receta explosiva y que, además, consigue finalizar con una total coherencia interna en la mayoría de las ocasiones. Todo ello con un estilo ágil, sencillo, sin descripciones farragosas; son novelas voluminosas y, sin embargo, las páginas pasan sin que te des cuenta. Desde luego es un logro.
Una vez llegado a este punto, creo haber expuesto varias razones para creer en Jo Nesbo; podría decirse más y mejor, pero me parece que extenderme resultaría innecesario. La cuestión sería, ¿y con todo esto bastaría para crear una novela comercial y que valore bien la crítica?. No creo que existan fórmulas preestablecidas que aseguren esto. Sí parece razonable que existan buenos escritores que cojan estos ingredientes y, al fin y al cabo, logren hacer literatura con ellos, como nuestro escritor noruego favorito, hacer literatura que llegue al alma y alimente nuestro intelecto (“Harry sintió compasión por él. No la clase de compasión que podía sentir por la víctima o por sus familiares, sino la que inspira ese momento desgarrador en que uno es consciente de la miseria de la propia humanidad”).
En breve tiempo, la reseña sobre su última (y muy distinta) novela.