Mis tenores favoritos (1ª parte)

A raíz de este artículo de Rubén Amón en su siempre recomendable “Blog de Pecho” empecé a pensar en este tema, una de esas disquisiciones habituales, donde se tiende a absolutizar y/o denostar diferentes cantantes, más cuando hablamos de lo operístico.

El divismo es necesario y sirve como realimentación para crear debates y partidismos que, normalmente, hacen que la lírica gane adeptos, eso no lo vamos a discutir. Lo que sí voy a discutir es la idoneidad de elegir un cantante sobre el resto, y más en el caso de los tenores.tres_tenors

Después de mucho tiempo escuchando ópera y todo tipo de música soy más partidario de escoger cantantes más adecuados según repertorios; por qué limitarse a un cantante, ya sea Pavarotti o Domingo, si tienes la posibilidad de tener al mejor cantante para cada repertorio; en mi opinión, acaba resultando lo más idóneo y sensato.

Si intentáramos hacer esta clasificación, de todas maneras, ¿cuál sería el criterio? Rubén Amón, gran seguidor, biógrafo y defensor a capa y espada de Plácido Domingo acaba el artículo de esta manera:

“El tenor madrileño puede decir ahora, con razón, que es el número uno, aunque también tendría sus razones para reivindicar la misma plaza cuando Luciano Pavarotti vivía. Nadie ha cantado tantos papeles como él -más de 140- ni ha abierto en más ocasiones la temporada de los grandes teatros. Sin olvidar que Plácido ha sido tenor wagneriano en Bayreuth, ha cantado Otello durante 30 años y se ha mudado de voz hasta convertirse en barítono polifacético.”

Los criterios que utiliza son, para mí, desarmables por diversos motivos:

-Más de 140 papeles cantados, Domingo es voraz en este aspecto, no le importa decir que es barítono y coger aún más papeles aunque los cante de pena, ¿estará dentro de ellos cantar “Tristán” en versión estudio?, sólo por decir que lo ha cantado; ¿estará el “coso” ese que hizo cantando de barbero”?; ¿y Rigoletto?; sí, exactamente, estarán todos (nunca ha tenido demasiado decoro para destrozar papeles) aunque no sean  los más adecuados por diferentes motivos.

-Abrir en más ocasiones los grandes teatros, claro, cantando todo lo que canta, y ahora dirigiendo, pésimamente, así cualquiera.

-Tenor wagneriano en Bayreuth, seamos serios, el papel más adecuado para él es Sigmund, pero no, con esa dicción alemana de pueblo español sale de pena, destroza parte del encanto de cualquier ópera en alemán. El resto de papeles, pues como siempre, vaya Tannhäuser, Lohengrim.. en fin…

-Cantar un papel 30 años… y ¿lo de Hans Hotter qué fue? O ya en tenores ¿Lauritz Melchior?

Desgraciadamente es una clasificación tremendamente partidista y adecuada demagógicamente a lo que le interesaba.

Pero bueno, pasemos a la clasificación, en base a criterios distintos, de los tenores que más me han gustado según el repertorio más adecuado a su voz, no voy a poner muchos; hoy la parte más aguda y en un próximo post los de los registros más graves:

-Tenor lírico, prototipo de muchos papeles de Verdi y, por ejemplo, algunos papeles de Puccini como Pinkerton o Cavaradossi: sin duda la elección sería el gran Carlo Bergonzi, del que ya hablé por aquí , posiblemente ha habido pocos cantantes tan inteligentes a la hora de interpretar cada papel; era más bien spinto, que lírico puro, pero para el momento nos vale; apoyado en un fiato inconmensurable, su dominio de de la mezza voce le hace acreedor de posiblemente la voz más adecuada para cantar el tenor lírico verdiano, esa “rara avis” de la que no salen prácticamente ejemplos hoy en día; cada frase de su repertorio está cantada con tanta sapiencia, sacando jugo de cada nota, que resulta un verdadero manual de canto; el timbre era, además, bellísimo, a pesar de que el agudo estuviera forzado a veces, ya que su voz no era muy amplia; voy a poner un par de ejemplos relacionados con Verdi, para empezar el “Di tu se fedele” de “Un ballo in maschera”:

 Y ahora uno de los papeles menos conocidos, “Quando lo sere al placido”, el Rodolfo de “Luisa Miller”. No se puede cantar mejor, su voz me produce tantísima emoción al oírla, es difícil resistir las lágrimas.

 

-Desde este tipo de tenor vamos a subir en la tesitura e intención; si entramos en el terreno de los lírico-ligeros utilizaré como transición al gran Luciano Pavarotti, mucha gente le pone dentro de los líricos, pero con esa tesitura y los papeles que hizo, en fin, me resisto a clasificarlo así; .Pavarotti tenía una de las voces más claras que he oído nunca, y, en sus mejores tiempos, tenía unos agudos de una brillantez proverbial, estratosférica, insultante; si a eso sumamos un timbre aterciopelado, de una belleza sin discusión, estamos ante uno de los mayores fenómenos de la historia; voy a obviar que es Rodolfo (“La Boheme”) porque tiene mucho y muy bueno; la primera demostración es el Tonio de “La fille du Regiment” de Donizetti; no hay forma de cantarlo mejor, es brutal está versión en vivo que he encontrado de 1969 en La Scala (en italiano) del famoso aria de los 9 do’s de pecho que hace sin dificultad:

 

Y para acabar otro papel increíble, Arturo de “Il puritani” de Bellini, brillante es un adjetivo demasiado corto para este otro prodigio, “A te, O Cara”, es inmortal para siempre:

-De un portento a otro lírico-ligero que siempre estará en mi corazón, Alfredo Kraus, un prodigio técnico que siempre estuvo cantando al nivel más alto hasta el final de su carrera, con una elección exquisita del repertorio, especialmente francés, en el que tenía una dicción excelente, aunque también italiano, Mozart.. siempre consciente de sus limitaciones, rechazó cantar “La flauta mágica” porque su dicción alemana no era adecuada (Ay, Domingo…), siempre se identificó con Tristán pero fue su sueño frustrado, sabía que su voz se destrozaría cantando ese papel, muy a su pesar, por carácter podría haberlo bordado; con él voy a ser tópico, hay que poner “Werther” de Massenet, “Pourquoi me reveiller” estaba unida a su melancolía inherente, cuánta belleza, qué brillantez para dar cualquier agudo, no en vano era capaz de dar un mi sobregudo de pecho:

 Y otro ejemplo, sorprendente, el “O muto asil del pianto” del “Guillermo Tell” de Rossini con la nota optativa al Mi sobreagudo, el poder de la voz de Kraus:

 -El último lírico ligero que voy a poner, que me estoy extendiendo demasiado ya, va a ser el alemán Fritz Wunderlich, este no es tan conocido para el público más habitual, pero su voz  era de un encanto irresistible, desde que le escuché haciendo el “Dies Bildnis ist bezaubernd schön” de “La flauta mágica”, busco con avidez las pocas grabaciones disponibles que tiene (murió jovencísimo a los 35 años); qué dominio del canto legato, qué fluidez para ir de nota a nota, qué agudo cargado de armónicos, cuánta inspiración en cada pasaje, a disfrutar:

 Otro ejemplo de la delicadeza con la que cantaba es esta “Mi lusinga Il Dolce Affetto” del Alcina de Haëndel, es imposible no rendirse ante él, se me saltan las lágrimas cada vez que la oigo:

Bueno, ya está bien por ahora, que me extiendo demasiado. El próximo post tendrá un ligero, y los tenores más potentes: dramáticos y heldentenors.

Una selección de momentos musicales de Giacomo Puccini

 Con motivo del estreno de “Suor Angélica” en el Teatro Real se me ha ocurrido hacer un post diferente y desde luego muy personal: hacer una recopilación de momentos con los que disfruto especialmente de todas las óperas que tiene Puccini; no van a ser todos, pero será una buena selección. 

Ahora me veo obligado a explicar las sensaciones que tengo cuando veo una ópera, de hecho, el decidirme a hacerlo se debió a mi enésima escucha de la ópera de Puccini que tuvo como resultado la caída desorbitada e incontrolada de lágrimas por parte de un servidor; he pensado muchas veces en los motivos de estas lágrimas y se me ocurren las siguientes posibilidades:

-Que este en un momento depresivo y lo asocie a la música en una especie de “catarsis”; claro que, con la frecuencia que me ocurre, querría decir que siempre estoy deprimido, cosa que, me parece, no se cumple. 

-Que, al conocer la trama y lo que está sucediendo, me de pena y se me derramen las lágrimas; esto tendría posibilidades, pero a veces me pasa al conocer una ópera y no sé la trama…. 

-Que entro en una especie de éxtasis musical cuando la música se vuelve sublime, una especie de resonancia musical con mi alma, de comunión musical que sólo se da en las grandes y maravillosas melodías. 

-Que soy un llorón y ya está. 

Podéis elegir la que más os guste; curiosamente, creo que se me acerca más a la tercera razón, es una capacidad de apreciar musicalmente una obra a pesar de no saber ni solfearla, porque, realmente, no tengo conocimientos musicales avanzados, pero sí que es cierto que tengo capacidad de apreciar desde Häendel a Messiaen, o incluso Cage, por poner algunos ejemplos extremos.

Teniendo en cuenta lo dicho, la elección va a ser de algunos de esos momentos que me hacen entrar en comunión con la música; empecemos, entonces, con ellos, otro día podría hacer otra elección, hoy es esta la que pongo:

● Qué mejor que empezar con el estreno, “Suor Angélica”, segunda de las óperas de “Il Trittico” pucciniano,  podría haber puesto el fabuloso “Senza Mamma” que, además, es lo más conocido, sin embargo voy a poner el siguiente milagro que se produce ya llegando a su recta final:

No hay milagro mayor que la voz de nuestra Victoria de los Ángeles cantándolo; qué fuerza, cuánta emoción, cuánto dolor, tantos matices que no pueden más que desgarrarte sin remisión.

● Los siguientes fragmentos los voy a coger de “Madama Butterfly”, le tengo especial cariño ya que fue la primera ópera del compositor que conocí y puedo afirmar sin sonrojo que me la sé prácticamente de memoria, sobre todo el papel del odioso Pinkerton; personaje al que aborreces por lo que hace pero que tiene una partitura magistral y más si la  oyes cantada por el increíble tenor Carlo Bergonzi, paradigma de tenor verdiano y que borda algunos roles de Puccini; serán dos fragmentos, el primero el increíble dúo entre barítono y tenor “Amore o grillo” que sigue al aria “Dovunque il mundo” de Pinkerton al comienzo de la ópera con el gran Richard Tucker

 Y el segundo es el tenebroso, por su tristeza, trío “Io so che sue dolor” que refleja todo el dolor de Butterfly que ha estado esperándole siempre y que va a ser abandonada de la manera más cruel, Bergonzi está tan excelso que no se puede decir mucho más:

“La boheme”, su ópera más conocida, no puede faltar; hay tantos momentos que quedarse con uno es una locura; me vuelve tarumba la presentación de Mimí “Si, mi chiamamo Mimí”, nuevamente a cargo de Victoria de Los Ángeles:

 Y venga, el dúo de ellos “O soave fanciulla” con la versión fantástica de Villazón y Nebretko.
 

● En “Turandot” todo está bien, o muy bien, podría poner el típico “Nessun Dorma”, pero no va a ser así.. hoy toca Franco Corelli cantando “Non Piangere Liu”, un coloso con una voz broncínea pero de un encanto irresistible, y ojo al coro posterior, celestial:

 
Y me quedo ahora con el aria de Liú “Signore ascolta”en la exquisita voz de nuestra Caballé, vaya pianissimi se marca:

 ● De “Tosca” el “Te deum” de uno de los peores malos de la historia de la ópera, Scarpia con la contundencia del mítico George London:

 Terrorífica la voz de ese monstruo.

Y, cómo no, una de las más bellas arias que se han escrito para un tenor “E lucevan le stelle”, cómo no, Bergonzi impartiendo clases de canto:

 ● No quiero dejar pasar la muy olvidada pero maravillosa “Manon Lescaut”, en la famosa aria “Sola perduta abbandonata” en la voz de otro clásico, Renata Tebaldi, cuánto era capaz de transmitir esta mujer con su voz:

 ● Y para acabar otra difícil de ver representada, la exquisita “La rondine”, me despido con este Brindis genial “Bevo al tuo fresco sorriso” de Alagna y Georghiu, a vuestra salud:

 Si tiene éxito el post, otro día hago otro de Verdi, Wagner, Strauss, Mozart, Rossini… todo puede ser… hay mucha ópera.