Después de celebraciones hay que seguir en el tajo, y qué mejor forma que comentando las lecturas del mes de agosto:
“Héroes aventureros y cobardes” de Jacinto Antón, exquisita recopilación de los diversos artículos que el periodista ha publicado en “El país”; enraizados en la novela de aventuras y el más puro pulp, cada uno de estos artículos y entrevistas son una oda al periodismo, eso que ya vamos olvidando hoy en día. Apasionante lectura y, desde luego, muy acorde para la época veraniega.
“Los hermanos Sisters” de Patrick DeWitt, novela negra del oeste, no es que esperara más que una lectura veraniega, pero me temo que se quedó en menos aún, la historia resulta tremendamente edulcorada, sin garra, sin tripas… un caramelo en el mal sentido. Un poco decepcionante.
“La verdad sobre el caso Harry Quebert” de Joël Dicker, el best seller del verano se quedó, como el anterior, un poco a medias, la primera mitad del libro se lee con interés y hay un intento de hacer algo más, una novela policíaca y metaliteratura, es por ello inevitable la comparación con Roth y su Zuckerman; sin embargo la segunda parte decae debido al olvido tácito de la trama policíaca y una conclusión apresurada como poco. Aun así es recomendable.
“Chicas bailarinas” de Margaret Atwood, recopilación de cuentos cortos de la que hablaré más profundamente en un artículo futuro.
“Cartas de Cumpleaños” de Ted Hughes, edición maravillosa de las famosas cartas de Hughes a Sylvia Plath. Baste decir que tienen fuerza, energía, aliento poético. Hughes es un coloso que llega cada verso con la energía de la naturaleza y la mezcla con lo confesional. Qué salvaje por momentos, emotivo, todo se puede unir en la poesía del inglés. Una joya.
“La banda que escribía torcido” de Marc Weindgarten, recopilación de artículos que buscaban rememorar el nacimiento y desarrollo de lo que se dio en llamar “New periodism” en EE.UU. gracias Tom Wolfe, Hunter S. Thompson y otros… A pesar de la profusión de datos es una muy buena lectura de la época y está narrada brillantez, resulta muy apasionante la verdad.
“La intromisión” de Muriel Spark, nueva muestra de su maestría, nos encontramos ante la novela más autobiográfica pero sin perder un atisbo de su mala baba. Espléndida.
“Stark” de Edward Bunker, publicado póstumamente, la primera novela de Bunker es toda una declaración de principios de lo que vendría más adelante. Si es la primera que descubres, desde luego, irás a por las siguientes; no obstante, se queda un escalón por debajo de las increíbles “No hay Bestia tan feroz”, “Little boy blue” o “Perro come perro”. Me gustaría hacer un artículo futuro con los méritos del norteamericano, pero será cuando lea su autobiográfico “La educación de un ladrón”.
“El único problema” de Muriel Spark, obra más comedida de la inglesa, aunque tiene su sello de identidad y se lee sin esfuerzo.
“La plenitud de la señorita Brodie”, la falta de tiempo no me dejará comentarla, quizá en otro momento, pero estamos ante una tragicomedia perfecta, Muriel Spark es un ejemplo de la literatura de postguerra en su máxima plenitud. Es tan perversa en sus planteamientos y en su forma de definir los personajes que nunca puede aburrir.
“Amsterdam” de Ian McEwan, Mc Ewan no es sólo “Expiación”, una buena muestra es esta maravilla que comenté hace poco aquí.
“El cuaderno dorado” de Doris Lessing, densísima obra de la premio Nobel de literatura británica, un ejemplo perfecto de escritura postmodernista y con la que me extenderé más adelante.
“Poesía completa” de Sylvia Plath, edición bilingüe magistral de Bartleby Editores para disfrutar como se merece la poesía de la prematuramente fallecida Plath. Edición profusa en detalles y que contiene las notas de Ted Hughes que reflejan con toda su profundidad la evolución de esta escritura. Me atrevo a decir que es imprescindible por muchísimos motivos: sobre todo por la creatividad de esta poetisa confesional.
Una vez finalizados los exámenes y esperando la finalización de la licenciatura, se acerca el acontecimiento literario por excelencia en cuanto a premios se refiere: la entrega del Nobel de literatura. Se producirá en la semana del 7 al 13 de octubre, y aunque nunca ponen el día de este, los que lo seguimos ya sabemos que será el jueves 10 de octubre. Si os acordáis, fieles seguidores (jaja) ya hice un post el año pasado con las posibilidades que había. Este año, tras el triunfo de Mo Yan, los asiáticos tardarán bastante en recibir otro; por lo tanto, las posibilidades este año tiran a que se trate de una mujer, posiblemente norteamericana (ojo, canadiense o estadounidense) o de otro país, africano por ejemplo. Me voy a tirar a la piscina con esta predicción (aunque luego puedo estrellarme) y voy a aprovechar septiembre para hacer un monográfico de las más grandes escritoras actuales que podrían ganarlo. En esta foto podéis ver la muestra de libros que intentaré que vaya apareciendo por aquí. No sé si llegaré con todas, pero lo voy a intentar.
Aparte de este monográfico alguna otra cosa caerá, ya que este 17 de septiembre tendremos por fin a la venta la nueva novela del grandísimo (y eterno candidato al Nobel) Thomas Pynchon: “The bleeding edge”. Como podéis suponer ya la tengo reservada y será una lectura “extensa” del mes, leer a Pynchon en inglés es del estilo de Joyce por la dificultad, así os hacéis una idea aproximada. Todo un reto.
Y eso es todo, que no ha sido poco como siempre. El próximo mes será “terrorífico”, os podéis imaginar los motivos.