2018_09_14: Otros recuerdos, comienzo “Prestigio”

El verano se acabó, pero sigo teniendo grandes recuerdos gracias a mis lecturas. Hoy voy a destacar otro par de ellas que me impactaron y de las que no había comentado nada todavía.

La primera es Hajira del gran Francisco Serrano, autor al que conocí a raíz de leer Perros del desierto y que con esta pequeña novella vuelve a confirmar un talento innato para crear historias. En este caso se trata de una dixtopía en la que el clima (tan de actualidad) forma parte de la trama de manera indisoluble, no falta la acción, una protagonista fabulosa y un cierto aire a western inevitable pero, al mismo tiempo, encantador. La verdadera lástima es que la historia se acaba en menos de cien páginas y se te hace excesivamente corta. Habrá que releerla de nuevo.

El segundo libro que quería mencionar, y que llegó casi finalizando el verano, fue Las largas sombras de Elia Barceló, libro que no tiene nada que ver con la ciencia ficción y que, sin embargo, se ha convertido en una de mis novelas favoritas de este año. En este caso, tenemos una historia que, a primera vista, tiene una premisa bastante típica, historia en dos tiempos, los protagonistas tienen una historia que ocultar, etc… sin embargo, en este caso el “cómo” es un ejemplo de oficio impresionante, no importa tanto la trama policíaca (que por cierto está maravillosamente trazada, con un buen giro final que te pilla bastante de sorpresa pero del que va dejando las pistas necesarias) sino la impresionante caracterización de las protagonistas, de sus relaciones pasadas y presentes y la evolución que ha habido en el camino; según la leía me venía a la cabeza la palabra sororidad, no se me ocurre mejor novela de las últimas que he leído que lo refleje mejor que Barceló en este policíaco. Una pena que no lo leyera antes de confeccionar la lista de verano de Canino, debería haber estado.

Hubo otras muchas lecturas satisfactorias…. Lo último de Semple me gustó bastante y me hizo reír, lo mismo puede decirse de la ingeniosa La torre, esta sí que tiene una premisa inicial rompedora (y divertida).  De todos modos no quiero liarme ya con ellas. Toca volver al presente.

Si hay algo en lo que estoy inmerso actualmente es en la selección de la lista de canino para este otoño. Tengo casi elegidos los libros a falta de un par de flecos, van a ser más de treinta. Y eso que tengo que eliminar varios.

Por otro lado, he empezado con Prestigio, la ¿“tercera parte”? de ese curioso proyecto que ha venido realizando la canadiense Rachel Cusk, me encanta cuando, en un momento concreto el editor de la protagonista le comenta lo necesario que es que se vendan los libros de sudokus para que ella y otros escritores puedan ser publicados.  La vida misma, buscad los ejemplos de aquí…. Otro día traigo algo más de él.

La próxima semana llegaré con más información de La octava vida, mientras tanto, buen fin de semana a todos.

Calla, que no se me olvide, hoy empieza la nueva temporada de American Horror Story y vuelven Emma Roberts y Taissa Farmiga. Es imposible que no caiga rendido a sus pies. Viva Ryan Murphy. ¿Os he contado lo buena que es Pose?

Abrazos y ¡buenas lecturas!

“El caso tequila” de F. G. Haghenbeck

Actualmente estamos viviendo un momento dulce en la publicación de novelas negras y/o policíacas. Este auge es debido, en gran medida, le pese a quien le pese, al éxito de los escritores nórdicos con Stieg Larsson y Camilla Lackberg a la cabeza y otros tantos después. Siempre se ha leído mucha novela policíaca, pero tras el “boom Lisbeth”, que generó unas ventas impensables, ahora se publica y se lee mucha novela de este tipo. A causa de esta explosión se han producido efectos positivos y negativos, entre los primeros podemos destacar: el montón de autores que se están publicando de todas nacionalidades, la recuperación de clásicos que permanecían descatalogados e inencontrables y la diversificación por varias editoriales; hay mucha oferta, variada y de diferentes tipos. Entre los efectos colaterales negativos, sin embargo, tenemos que destacar que, al haber tantos libros, hay muchísimas obras que se pueden quedar sin conocer por los lectores en detrimento de los más conocidos y seguros para el público general, también se está dando el caso curioso de que no se está recuperando como debiera la excelente novela negra española o de habla hispanoamericana y, por último; el olvido, excepto en el caso de Agatha Christie, de la novela de detectives de toda la vida.

Para solucionar un poco las dos primeras carencias mencionadas tenemos aquí la última novela del escritor mexicano F. G. Haghenbeck, “El caso tequila”, que nos ofrece un cocktail donde los ingredientes son: una parte de “hardboilismo”, dos partes de detective a la vieja usanza de Chandler, 3 partes de referencias pop de cine a raudales y 4 partes de humor y diversión, todos ellos mezclados y bien agitados, servidos con una rajita de limón y oyendo de fondo el “Come fly with me” de Frank Sinatra.

Cada capítulo de este fantástico libro comienza con la receta de un cocktail, primero sus ingredientes , a continuación cómo prepararlo y servirlo, para acabar con la historia de cómo y cuándo se gestó dicha bebida. La  bebida, como no puede ser de otra manera, aparece a lo largo del capítulo y, a veces, incluso consigue unirla enteramente a la historia, como tenemos en el maravilloso y lírico comienzo del primer capítulo Tequila Sunrise: “El atardecer poseía tal letanía de colores que parecía que el pintor celestial se había bebido tres tequilas más que yo. Estaba seguro de que le cobrarían el exceso de rojos y amarillos. Un velero apareció en el horizonte entre los pinceles naranja durazno y amarillo mango del crepúsculo. Era una imagen bella”, describiendo la puesta de sol con los colores de la bebida.

El protagonista es el carismático Sunny Pascal, un detective de Hollywood con barba beatnik, alcohólico y en la más firme tradición de Philip Marlowe y Dan Turner, a quien le encanta su trabajo (“Me gustaba mi trabajo: ser un cabrón de tiempo completo y trabajar horas extras”) y al que le encargan el trabajo de guardaespaldas de Johnny Weissmuller en Acapulco (sí, ¡¡es Tarzán!!), desde el memorable flashforward del primer capítulo hasta los siguientes donde empieza a ir desarrollando la enrevesada trama no hay tiempo para el descanso: por las páginas pasan chicas esculturales, mafiosos mexicanos y cubanos, actores desde Frank Sinatra y John Wayne hasta Ann Margret, con referencias incluso al McGuffin de Hitchcock o al Superman de Schuster. Se toma las licencias necesarias para vivir como si estuviéramos en una época tan excitante como aquella.

Si a todos estos ingredientes ya mencionados, añadimos ese humor que impregna cada palabra del escritor, ¿hace falta algo más para recomendar este libro? Yo creo que ya tenemos un poco de todo para tener una lectura estupenda donde el verdadero “Crimen es no saber preparar un martini, el resto sólo son escándalos con mucha sangre”.

Valoración del libro: