No he podido estos días poner nada, estaba bastante liado en el trabajo con un entregable que, además, no salió demasiado bien y tengo que rehacer. Qué trabajo más absurdo a veces.
Pero vayamos a lo importante de los últimos días. En lo cultural estoy leyendo bastante bien, si veis el resto de Goodreads al lado comprobaréis que lo he cogido bastante bien y estoy llevando buen ritmo. Era mi primer objetivo del año, coger rutinas y empezar a coger lecturas más potentes.
Buena parte del éxito de perserverar en la lectura viene dado por la elección de lecturas que animen a ello. Está claro que centrarme en la literatura de género es motivador de por sí. Mucho policíaco y terror, cómics y libros, y estas se van realimentando haciendo que tenga aún más ganas de las siguientes. Es decir, es como un ciclo virtuoso, de los pocos que disfruto ahora mismo… el resto de cosas están más bien desdibujadas.
De hecho, el otro día me acerqué a mi librería de referencia, La sombra, y me traje una de mis famosas #carretillas de libros, la primera del año; nada más hacer la foto tenía la sensación de desear leer todos y cada uno de ellos. Claro que, estando Lethem, Coover, Jemisin, etc… lo difícil será elegir la siguiente lectura.
Y aprovecho esta foto para hablaros de N. K. Jemisin, una de las grandes triunfadoras en los últimos premios de Ciencia Ficción (Hugo, Locus…) de la que por fin tenemos la trilogía completa en castellano. Gracias a una conversación en twitter varias personas nos hemos animado a hacer una lectura conjunta de los tres libros en orden cronológico. Tras empezar con La quinta estación estoy encantado con todo, la elección de la voz narradora en segunda persona es empática y consigue que te introduzcas en la historia de manera irremisible. El prólogo es un a prolepsis apocalíptica plagada de imágenes sugerentes de lo que está por venir. Toda la novela es un compendio de ideas nuevas y conceptos creados para el nuevo mundo que descubrimos. Lo más increíble de todo es que quedan tres libros que iremos leyendo y compartiendo nuestras sensaciones. Todo un lujo. .
Y lo es aún más porque me permite alternar con otras dos o tres lecturas a la vez… vaya vicio que tengo.
Lo bueno de hacer un diario es que no reduzco las entradas a los libros (que nunca van a faltar), puede entrar cualquier tema que haya seguido últimamente.
Por eso, un día como hoy me gustaría destacar dos temas culturales distintos a los comentarios de un libro. Los dos relacionados directamente con el cómic.
Por un lado, este pasado sábado tuvimos la oportunidad de ir al cine (esto no ocurre con frecuencia) y la película elegida fue Spiderman: un nuevo universo, dirigida por Peter Ramsey, Robert Persichetti Jr y Ronney Rothman sobre la historia de Alex Hirsch, Phil Lord y Christopher Miller. Iba predispuesto positivamente por las críticas entusiastas que había leído pero, afortunadamente, se quedaron cortas, es TAN PRODIGIOSA que se convierte desde ya en una de mis películas de superhéroes favoritas. Es difícil resumir todas sus virtudes, virtudes que van más allá de la animación portentosa, dinámica, espeluznante, que camina desde la épica superheroica al más lírico minimalismo para mostrar los sentimientos de sus protagonistas, más de una vez salté del entusiasmo que me producían las escenas de acción, más de una vez me emocioné por la calidez de sus protagonistas. Porque claro, todos los protagonistas son maravillosos, desde el genial Miles Morales a Spiderwoman pasando por el divertidísimo Peter Porker, herencia de los Loony Tunes. Y todos están caracterizados desde el primer momento. Con todo esto habría bastado pero es que, además, la trama es profundamente retadora, un Spiderman donde confluyen un montón de variantes de un multiverso que perpetúa al personaje desde su versión Noir hasta la anime del futuro. Cada versión de Spiderman es una reescritura del mito, una posibilidad de dotar de nuevas facetas a cada uno de los héroes sin dejar de respectar la versión clásica. Matices maravillosos que dan una variedad que, sinceramente, me parecía impensable antes de verla. Y todo para demostrarnos que todos podríamos ser el héroe (“sólo necesitamos un acto de fe”).
Por el otro, he estado inmerso en la relectura del comic creado por Joe Hill y Gabriel Rodríguez (dibujante): Locke & Key. La verdad es que no fue premeditado sumergirme en él pero, gracias al comentario de un lector en Goodreads, se me ocurrió la idea de revisarlo. Y puedo decir, sin lugar a dudas, que sigue siendo una lectura excepcional. La mansión de las llaves es subyugadora y terrorífica al mismo tiempo. La historia sigue funcionando a la perfección gracias a su alternancia en tiempos y espacios y a la original propuesta (aun conociéndola). Además, leí el otro día que Netflix va a lanzar una serie este año relacionada con ella y no puedo ser más feliz, no se me ocurre mejor sitio para ocuparse de ella tras el éxito de Hill House o Sabrina. Si tiene éxito incluso podría tener una fácil continuidad, al fin y al cabo, dependerá de la habilidad de los guionistas para inventar nuevas llaves y acomodarlas a la trama. Auguro un buen año para la familia Locke.
Me he extendido más de lo que esperaba. Acabé el libro de Schwab pero otro día lo comentaré un poco, o no… esto es tan flexible que no sé lo que acabará saliendo.
Yo venía a hablar de libros, de las últimas series, de la maravillosa música que uno puede escuchar pero me resulta difícil concentrarme en ello.
La empresa que me da el sustento ha vuelto a convocar un nuevo ERE y claro, la tormenta se acerca, es casi una ley no escrita comprobar cómo, según van pasando los años, crecen las probabilidades de que te echen en un expediente de regulación de empleo. Cuando eres joven ni te preocupa, según creces todo se acerca irremisiblemente a que tu vida cambie. Lo peor de todo es que estos EREs se convocan de manera inmediata como decisión rápida de ahorro cuando los años anteriores se ha malgastado muchísimo más….
Con esas nubes en el horizonte amenazando la estabilidad habitual la cultura sigue siendo mi refugio, ese pequeño (o gran) lugar en el que disfruto y me dejo llevar de las historias y emociones que me ofrece.
Ayer canté un rato con mi coro, canto mal, no os creáis que uno es bueno, lo único que intento es que mi voz no desentone en el grupo y poner ilusión en cada obra y cada concierto, en cada nota que emito. Cantar es una descarga de adrenalina maravillosa… gritar afinado.
Mañana intentaré hablar un poquito de la señora que me estoy leyendo ahora mismo, la creadora de best sellers (para jóvenes y adultos) Victoria Schwab, una autora que, por otra parte no ha tenido tanto éxito por aquí (que yo sepa) pero que resulta muy efectiva y entretenida en sus planteamientos, La ciudad de los fantasmas parece un buen ejemplo de su labor y que me gustaría comentar un poco, así, con pequeñas notas en este pequeño diario.
Es duro volver una vez más a esta situación. Hace ya unos meses que lo intenté y fracasé. Y ahora estoy de nuevo, fruto de los propósitos del nuevo año, volviendo a poner en marcha el blog aprovechando el tirón del último post con mis lecturas favoritas del año. Solo espero poder guardar un poco más de hueco diario para, por lo menos, no dejar de escribir. Escribir es algo que necesito para transmitir un poco de la felicidad que me transmite la cultura, en todas sus vertientes, pero especialmente, a través de los libros.
El otro gran objetivo para empezar el 2019 tiene que ver con retomar la lectura. Bueno, siempre me gusta exagerar, nunca la he dejado pero es una realidad la disminución de lecturas año tras año en los dos últimos.
Para obtener esto, ya lo he dicho en twitter, la idea es centrarme en lecturas que me den aún más ganas de leer. De ahí que este año vaya a centrarme en literatura de género, sobre todo policíaca y terror. Mis géneros favoritos en número de lecturas a lo largo del tiempo. De hecho, recuerdo cuando empecé a crecer exponencialmente en las lecturas que todo fue debido a las lecturas policíacas. Parece el momento adecuado para volver a los básicos.
Enero viene cargado en mi agenda cultural. En cuanto a lo musical, en el Teatro real van a estrenar la primera jornada del Anillo del Nibelungo, Das Rheingold. Me gustaría asistir a una de sus funciones porque Wagner siempre es Wagner. Además tengo dos libros musicales pendientes de reseñar que, seguramente, aparezcan en Ópera World. Empiezo con la misma ilusión de siempre los ensayos del Coro y este año afrontamos el Stabat Mater de Dvorak y el Requiem Aleman de Brahms. Lujo total.
En lo lector, en este primer mes del año suelo centrarme en libros (y cómics) que se quedaron perdidos del año anterior además de unirlos a los típicos que han llegado en navidades. Buena muestra de ello ha sido la lectura de Blacksad de Juan Díaz Canales y Juanjo Garnido, un regalo de reyes absolutamente genial con el que he disfrutado un montón.
No quiero enrollarme para poder tener algo que comentar cada día. Sí me gustaría destacar la última lectura: El diablo me obligó de F. G. Haghenbeck, libro que ha utilizado Netflix como base para la creación de la serie Diablero. El autor mexicano es ciertamente interesante siempre, lo conocí gracias a sus novelas policíacas y suele ser muy original en sus planteamientos. Esta última lectura, como bien reconoce en su nota final, es más un divertimento, más cercano al comic que a la novela, más cercano al terror y lo fantástico que lo a policíaco-realista, pero hay que reconocerle su adicción y sus buenas formas habituales. Este año tengo que leer algún otro libro que tengo pendiente en casa.
Sé que este post no suele ser de los más populares pero la verdad es que atrae a mucho curioso. Es un post de números sobre libros, y los números sirven para poner en perspectiva. Ese es su objetivo: complementar la visión cualitativa que ya comenté en Mis libros favoritos del 2018
En el 2018, me gustaría decir que me he estabilizado pero, como adelanté en el post de lecturas favoritas, he llegado a 165 libros… pero el año anterior fueron 170. Han supuesto un total de 38248 páginas comparadas con las 43201 del año anterior. Este número de páginas supone que:
1º El libro medio tenía 231 páginas; sin embargo, en el 2017 fue de 254 páginas aproximadamente, ha habido una cierta disminución.
2º Teniendo en cuenta los 12 meses del año, la media de libros mensual ha sido de casi 14 (lo que supone casi unas 3200 páginas mensuales.
El “tocho” del año fue La octava vida de Nino Haratischwili con 960 páginas. El más cortito, los Tres cuentos de Coetzee de 48 páginas.
En cuanto a la lista de libros este año os pongo el enlace a Good Reads donde podéis echarle un vistazo y está muy bien ordenada cronológicamente. Aquí la tenéis enlazada junto con las imágenes que pone la aplicación.
Mi proyecto, se sigue alargando y este año va a avanzar poco. He leído 92 libros escritos por mujeres que suponen un 56% del total. En inglés, ha habido tan pocos este año que no me parece reseñable ponerlo, habrá que mejorar mucho este aspecto.
Teniendo en cuenta todo lo anterior, esto es lo que me planteo para este año:
-Necesito recuperar horas que me han quitado otros temas y que deben volver para la lectura.
-Para ello quiero recobrar la lectura de género como eje primordial, especialmente policíaco y terror con adiciones de ciencia ficción y fantasía.
-Alternaré novedades con obras que se quedaron en el tintero en el pasado.
-Posiblemente lea más en inglés.
-Puede que haga meses temáticos, para agrupar el gran grupo de lecturas que tengo pendientes.
-El año pasado tuve una cierta ansiedad nada saludable así que he decidido bajar mi reto de cantidad (150) y me voy a centrar en lo anteriormente mencionado.
No quiero extenderme demasiado, este post es útil para mí, si alguien lo encuentra útil, bienvenido sea, pero no creo que sea muy interesante.
Sinceramente, la utilidad de estas listas es la manera de hacer balance personal del año, sirven para valorar lo que he leído de manera cualitativa y junto con el post de las estadísticas, complemento cuantitativamente esta información. Me consta que a varios lectores les sirven para prever posibles lecturas (o no), pero, sinceramente, no es el objetivo, lo hago porque me apetece a mí, como todo lo que aparece en este blog, si a alguien le viene bien, bienvenido sea. Los criterios son los mismos del resto de años pero los voy a resumir de manera esquemática:
Los criterios son los mismos del resto de años pero los voy a resumir de manera esquemática:
-Hago la lista sobre libros publicados o reeditados en el 2018. Ni mucho menos me leo todo (ni nadie lo hace) y tengo mayor afinidad por libros de editoriales pequeñas independientes que por las grandes monopolizadoras (esta afinidad tiene que ver con leer antes un libro que otro), aun así podréis comprobar que hay de todo.
-El número de libros de esta lista varía de un año a otro, no pongo límites, este año son dieciocho los elegidos, que parecen acordes en cantidad con los casi 170 libros que he leído.
-El orden en el que aparecen intentaba que fuera cronológico, aunque este año se ha mezclado bastante, no asigno posiciones, son mis libros favoritos sin más.
-No hay restricciones en cuanto al género escogido ni la temática.
–Lo más importante: el criterio de elección es mi gusto personal, aparecen los libros con los que más he disfrutado (por los motivos que sean).
-Ah, NO MENOS IMPORTANTE, los he leído todos.
Quería hacer una especial mención a algunos libros que podrían haber entrado pero que, por límites de extensión del post y otros motivos varios, no han sido escogidos como son los siguientes:
El Asesinato de mi tía de Richard
Hull (Alba)
Cuentos Góticos de Emilia Pardo Bazán (Uve Books)
Gamusinos de Raquel Froilán
(Cerbero)
La balada de Tom el Negro de Víctor
LaValle (LeeRunas)
Cuando te golpeo o retrato de la escritora como
joven esposa de Meena Kandasamy (Malpaso)
Caza corazón, un umbral de Seanan
McGuire (Lee Runas)
Hajira de Francisco Serrano
(Episkaia)
Uno de Nieves
Delgado (Cerbero)
Florescencia de Kopano Matlwa (Alpha
Decay)
Agua en los pulmones de
varias autoras (Pulpture)
La súbita aparición de Hope de Claire
North (Colmena ediciones)
Retiro Infinito de J.M.
Sala (Cerbero)
La octava vida de Nino
Haratichswili (Alfaguara)
Sin más dilación, que entre ya la lista de mis favoritos:
Deja que te cuente: Cuentos inéditos, ensayos y otros escritos de Shirley Jackson (Minúscula), poco a poco, demasiado poco a poco para mi inmensa sed lectora, parece que irá pareciendo la obra de la escritora norteamericana; esta colección de ensayos, historias cortas y textos de la autora es deliciosa, no solo porque es una gran autora sino porque no se puede ser más encantadora. Se lee con gusto y sirve especialmente para configurar a la escritora como persona, una figura muy diferente de sus personajes.
Lo que más me gusta son los monstruos. Vol 1 de Emil Ferris (Reservoir Books), no sé si hace falta decir algo más de esta maravilla, si alguien tiene dudas también lo comenté en Canino ; seguro que va a estar en todas las listas del año pero en este caso… la unanimidad es casi abrumadora.
Días sin final de Sebastian Barry (Alianza), uno de esos libros conmovedores y maravillosos que, por razones que no acabo de entender (probablemente que no está en la órbita de los grandes grupos), se quedan en una nube de ignorancia y no llegan al público lector a pesar de su gran calidad tanto para narrar la historia como para mostrar los sentimientos. Uno de esos tapados que, afortunadamente, no ha pasado desapercibido por estos lares…. sobre todo gracias al señor Mikel.
Patrick ha vuelto de Josephine Tey (Hoja de lata), estupenda la labor de Hoja de lata de nuevo, podría haber puesto algún otro libro más pero, de nuevo, vuelvo a abogar por la gran tapada de la época del Detection club, la edad dorada del whodunit, una autora que nunca descuidó la trama pero ofreció una caracterización psicológica de los personajes fuera de lo normal, además de cambiar muchas de las estructuras y tropos habituales. Un lujo.
Más trabajo para el enterrador de Margery Allingham (Impedimenta), hablando de lujos, aquí tenemos una de esas obras que da la verdadera medida de su escritura. Imposible no rendirse ante la creación de Allingham, una escritora del nivel de Sayers y Christie que buscó su propia personalidad en el género. Para qué limitarse a una sola habitación cerrada si puedes usar como escenario una calle entera con todos sus habitantes. Una genialidad más.
Las largas sombras de Elia Barceló (Roca), a estas alturas de la vida no tengo que reivindicar a Eliá Barceló, no lo necesita; es maravilloso que siga en tan buena forma y sacando una obra por año. Aquí tenemos una novela de esas en las que la trama está bien hecha, y acabada magníficamente, pero palidece en comparación con la forma de exponer a sus grandísimas protagonistas. Inolvidable.
Cómo acabar con la escritura de las mujeres de Joanna Russ (Barrett/Dos bigotes), la de años que han tenido que pasar para que se vea este libro traducido, inexplicable; para mí, probablemente es el libro del año, por la inmensa capacidad de la autora para esgrimir sus razones y documentarlas a lo largo del tiempo. A partir de ahora me resisto a discutir sobre este tema, remitiré a este libro, ¿para qué voy a intentar hacerlo cuando Russ lo ha hecho a la perfección?
Moonglow de Michael Chabon (Catedral Books), por Dios, se ve que si a Chabon no lo publica Mondadori a todo el mundo se le olvida que existe; una pena, porque el escritor sigue siendo buenísimo y este retrato autobiografíco/ficcional es una obra colosal que me ha proporcionado una felicidad inmensa “entre los resquicios”. (Mikel, gracias de nuevo)
El pescador de John Langan (Biblioteca de Carfax), una de mis editoriales favoritas sigue dando el do de pecho con todo lo que publica, podría haber escogido la novela de Poppy Z. Brite o los relatos de Du Maurier, pero al final me voy a quedar con esta obra impresionante. Me encanta cuando el autor hablaba de las dificultades que tenía para publicarla porque las editoriales de género le rechazaban por estar demasiado bien escrita y las editoriales serias por ser una novela de terror. No hay mejor forma de explicar lo que te puedes encontrar, solo tienes que añadir que, quizá, Lovecraft estuviera muy contento con el resultado.
Contar es escuchar de Ursula K. Le Guin (Círculo de Tiza), os voy a desvelar una de mis grandes vergüenzas, este es el primer libro que leo al completo de la grandísima Le Guin, nunca busqué el momento. Afortunadamente llegó, desgraciadamente en el año de su muerte. Es un libro apoteósico y destila toda la sabiduría de una escritora legendaria. En Canino lo elegí como uno de los libros del año y no creo equivocarme, aunque se publicara en enero.
C de Tom McCarthy (Pálido Fuego), vivía yo en el error pensando que McCarthy jugaba demasiado con la experimentalidad de la escritura, que se preocupaba más de la forma que del fondo; esta novela me ha quitado prejuicios, recorrer el siglo XX de la mano del protagonista ha sido una de esas experiencias difíciles de olvidar, buena parte de culpa la tiene el buen hacer del escritor. Un libro exigente y memorable.
Binti de Nnedi Okorafor (Crononauta), pongo la primera parte pero, quizá, sería más justo poner junto a ella a Binti:Hogar, la segunda parte de la saga de la autora; un proyecto enmarcado en el afrofuturismo y que es una de las grandes apuestas de esta pequeña editorial. Me encanta porque rebosa ideas y conceptos distintos a los habituales pero sin olvidar una idiosincrasia que está bastante alejada de lo que se suele leer. Sí, la diversidad es buena, ¿a quién le apetece leer siempre lo mismo?
Bienvenidos a Dietland de Sarai Walker (Carmot Press), hablando de diversidad, ¿se imaginó alguien que podría existir un club de la lucha de mujeres? Pues este libro, incómodo como pocos, muy arriesgado y dificultoso, es, posiblemente una de esas historias que te deja noqueado. Vale la pena introducirse en una historia que te saca de tu zona de comodidad de esta manera tan potente. (Por cierto, la serie, aun con sus variaciones, vale mucho la pena)
Los desterrados de Kamila Shamsie (Malpaso), brutal, esta novela trata el terrorismos islámica de una forma que te hace cuestionarte un montón de cosas, Shamsie parte de una historia compleja que divide en varios personajes y configura una historia dolorosa como pocas con el final más impactante que he leído este año. Venga… una faja diría…. DESGARRADORA.
Distópicas/Poshumanas de varias autoras (Libros de la ballena), es imposible hablar de una antología sin la otra ya que ambas pertenecen al mismo proyecto al que aludía en este post llevado a cabo por Teresa López-Pellica y Lola Robles y que busca dar visibilidad a un montón de autoras que se han dedicado a escribir ciencia-ficción desde el siglo XIX hasta la actualidad. La nómina de autoras es de una calidad insultante y los relatos fabulosos.
Prestigio de Rachel Cusk (Libros del asteroide), parece que este es el año en que todos los críticos culturales de “renombre” han descubierto a la escritora canadiense; más vale tarde que nunca, yo la conocí gracias a uno de esos premios (Baileys prize for Women) que tanto desprecia uno de esos críticos de “renombre”. Vale la pena sumergirse en la prosa nada convencional de una autora única.
Su cuerpo y otras fiestas de Carmen María Machado (Anagrama), terroríficamente perversa esta recopilación de relatos que, por casualidades de la vida, ha salido en una editorial que no da ningún tipo de importancia al género como tal. No importa, lo bueno de estar en una editorial “prestigiosa” es que mucha gente va a llegar a ella de manera equivocada pero, estoy seguro de ello, va a quedar impactado con su propuesta.
La ladrona de tomates de Ursula Vernon (Cerbero), es difícil explicar lo absolutamente maravillosa que es esta novela, lo mejor es cogerla, dedicarle una tarde y quedar totalmente subyugado por las ideas de Vernon. Fantasía encantadora, de esas historias que te hipnotizan y te dejan con una sonrisa en la boca según la vas leyendo.
Y eso es todo, ya es demasiado por este año. Veremos cómo se presenta el siguiente.