Abril 2013, un mes dedicado a la literatura de género

Sin duda, marzo ha supuesto coger carrerilla en las lecturas; ya que han aumentado tanto en calidad como en cantidad. De los catorce libros que han caído ha habido de todo; en español, en inglés; de ciencia ficción, histórico, novela negra, comedia; una mezcla que, sinceramente, ha resultado muy fructífera. Paso a resumirlas de modo somero, dado que de algunas ha habido ya reseñas y de otras llegarán más adelante:

“Americana”  del gran Don Delillo , la primera novela del autor norteamericano resultó ser un comienzo brutal, donde ya podíamos ver un escritor maduro, nos mostraba lo que sería su literatura posterior.

“Acuéstala sobre los lirios” de James Hadley Chase, en Abril pondré un comentario sobre él, aprovechando el mes monográfico. Baste adelantar que el británico es un seguro en materia policíaca.

“Asesinato en la oscuridad” de Margaret Atwood, mi debut con ella presagiaba muchas maravillas a descubrir.

“El canto del cisne” de Edmund Crispin, otra inspirada novela de detectives con el gran Gervase Fen, encima ambientada en el mundo de la ópera, mezcla irresistible.

“El cuento de la criada” de Margaret Atwood, la confirmación, en mi caso personal, de una de las más grandes actuales.

“¡Abajo el colejio!” de Geoffrey Willans y Ronald Searle, gamberrada británica ilustrada, divertida, satírica…

“Algodón en Harlem” de Chester Himes, no, ahora no voy a defender al norteamericano, quien no lo conozca todavía, se pierde uno de los más grandes de literatura policíaca.

 “Boxer, beetle” de Ned Beauman, el comienzo de mis reseñas de novelas en inglés; una propuesta arriesgada, una narración contemporánea, una novela actual.

“En la corte del lobo” de Hilary Mantel, ¿quién ha dicho que la novela histórica no puede ser interesante?, ¿quién ha dicho que no se puede contar el período de los Tudor otra vez y no aburrir?

“Ubik” de Philip K. Dick, apasionante muestra de la mejor ciencia ficción, hay vida más allá de “Blade Runner”.

“Integridad” de Luisfer Romero Calero, me extenderé este mes, debut excepcional de uno de los hijos bastardos de Philip K. Dick.

“El asesino ciego” de Margaret Atwood, sí, una obra perfecta, ya hablaré ya…

“The teleportation accident” de Ned Beauman, segunda obra del escritor británico, un festín literario en todos los sentidos.

“La saga del sagú de Slatery” de Flann O’Brien, póstumo comienzo de una serie de novelas que prometían… pero que no pudo acabarlas por su temprana muerte. Una lástima…

Para el mes de abril me apetece un montón olvidarme un poco de mi proyecto literario y dedicarlo a la novela de género; caerán lecturas de todo tipo, con predilección por la novela negra/policíaca; pero también habrá ciencia ficción, aventuras, etc… los motivos para realizar este monográfico son, más o menos, los siguientes:

-Acumulación de títulos, de esta manera liberaré la ingente pila de libros pendientes.

-Necesidad de centrarme en la carrera el tiempo disponible, leeré los títulos que me quedan en inglés. De ahí que necesite alternarlo con títulos más ligeros y fáciles de leer.

-Darle la importancia que se merece a este tipo de literatura, poner un granito de arena a impedir que sea denostada sistemáticamente por no ser “literatura”.

Entre los libros que caerán, echad un vistazo a mis últimas adquisiciones….

2013-04-04 23.04.19

Sí, varias de ellas van a ir, y algunas de las que tengo ya por aquí. Como no sé por dónde concluirá el tema, prefiero dejarlo ahí. Será sorpresa tras sorpresa. Será un mes fantástico para introducirse en nuevas historias, nuevas fabulaciones. Eso es literatura.

“La gente corriente de Irlanda” de Flann O’Brien

Que el enigmático Desmond de la serie “Perdidos” apareciese leyendo “El tercer policía” de Flann O’Brien en el capítulo con el que comenzó la segunda temporada (“Man of science, Man of Faith”), sirvió para que el libro vendiera tanto en tres semanas como en los seis años anteriores de edición. Gracias a Craig Wright, guionista, y a los creadores Damon Lindelof y Carlton Cuse; se extendió la idea de que había pistas dentro del libro que ayudarían a comprender por dónde iban los tiros y claro, con este reclamo, cómo no iba a triunfar. Independientemente de lo anecdótico de la situación, sí que sirvió para que mucha gente empezara a conocer su obra, entre los cuales me incluyo, que en ese mismo año leí la novela en cuestión.

La editorial Nórdica acometió la publicación de las obras de este genial escritor irlandés y, a día de hoy, con “La gente corriente de Irlanda”, ha finalizado la edición de casi toda su obra.

Este último libro es una recopilación de los textos que aparecieron en las páginas del “The Irish Times”, concretamente en la columna “Cruiskeen Lawn” que hizo con el seudónimo Myles na gCopaleen (personaje de la novela de 1828 “The Collegions”, de Gerald Griffin). Y como bien comenta en el fantástico prólogo su traductor Antonio Rivero, “en las más de 3000 columnas publicas siempre brillan la erudición, la parodia y ese rasgo sin el que un escritor está perdido; un fino oído acompañado de la capacidad de reproducir el lenguaje del común en letras de molde”. Hay que indicar que la mayoría de estos textos han sido traducidos directamente del gaélico.

De entre todas las columnas que realizó, se ha hecho una selección dividida por temas o epígrafes, con más o menos inspiración, pero siempre interesantes.

Especialmente divertidos son los artículos que se reúnen con el título “La AIEAAM, etc.” (Asociación Irlandesa de Escritores Actores Artistas y Músicos) donde se inventa conceptos tales como los “manipuladores profesionales” de libros; llegando a establecer un tipo de alto nivel al que llama “Manipulador superior o Traitement Superbe”, que “es el más costoso de todos, por supuesto, pero tirado de precio si se tiene en cuenta la cantidad de prestigio que se gana a ojos de los amigos ridículos”. También habla de lo que él llama “ventrílocuos acompañantes profesionales” para, a continuación definirlo como: “El acompañante cualificado responde a sus propias preguntas viriles con una voz mucho más agradable que el graznido nada femenino de usted y da respuestas que por su brillantez y chispa asombran a quienes tienen detrás”

Hay otras recopilaciones menos imaginativas como la de “El tribunal del arbitraje de Cruiskeen”, donde se enreda en una jerga de abogados que puede resultar un poco pesada; pero todo se olvida cuando llega a ese inconmensurable “Catecismo del cliché”, en el que recopila “en 356 partes trisemanales un compendio único de cuanto hay de nauseabundo en la escritura contemporánea.” Define el término de la siguiente forma: “Un cliché es una frase que ha llegado a fosilizarse, y las palabras que lo componen han sido privadas de su luz y su significado intrínsecos a través de su uso incesante”; y se van sucediendo uno tras otro, a cuál más imaginativo y divertido. (“¿Cómo es la perra que le cedo cuando usted habla sin bajarse del burro? Gorda.” “¿Con qué actividad dígito-mamatoria confundió mi actitud? Creyó que me chupaba el dedo”). Desde luego es de tal actualidad que la mayoría de ellos se podrían aplicar ahora mismo.

Tampoco se salvaron de sus columnas “El irlandés y temas relacionados” donde se mofa con fina ironía de los irlandeses y su obsesión con el gaélico: “En Donegal hay hablantes nativos que saben tantas millones de palabras que siempre es una cuestión de orgullo para ellos no emplear dos veces en la vida la misma palabra. Su vida (por no hablar de su lengua) se hace muy compleja cuando alcanza el siglo, pero es lo que hay”.

Por si fuera poco, al final del libro vienen reproducidas algunas de las columnas originalmente publicadas en el Irish Times para que nos hagamos una idea de cómo eran y que se puedan comparar con su lengua original (la mayoría son en gaélico). Ímprobo el esfuerzo realizado por Nórdica y su traductor para poder transmitir algo del humor que destilaba Flann O’Brien y su saber hacer. Un escritor excelente, una muy buena forma de descubrirlo para, a partir de ahí,  sumergirse en sus originales novelas, desde la ya mencionada “El tercer policía” a “Crónica de Dalkey” pasando, ¿por qué no?, por la tronchante “La Boca Pobre”.

Valoración del libro: