Resumen Febrero 2016. Cómics, poesía y más

Va siendo hora de poner el resumen de Febrero, como de costumbre me faltan algunos de los libros por reseñar pero no quiero agobiarme con este hecho. A estas alturas no puedo dejarlo pasar más, está llegando abril. Febrero fue un mes estupendo y variadísimo, sigo con mis mujeres y ha habido de todo: poesía, cómics, narrativa, novela policíaca, ciencia ficción… hasta once autoras nuevas han entrado entre los veinte libros disfrutados. Sólo dos han sido de hombres, esto está marchando a la perfección. Paso al pequeño resumen y, en el caso de haber reseña, está enlazada con el título: 

Es el verbo tan frágil de Sandra Santana, empecé el mes con mucha poesía, y tan contento, tengo la sensación de poder disfrutar de la literatura más allá del género o temática que me encuentre y eso me hace más ecléctico. Este libro de Sandra Santana es cortito, conciso, y, desde luego, demuestra en cada verso lo contrario del título, para nada el verbo es frágil, muy al contrario, el lenguaje, a pesar de su infidelidad, le sirve para la construcción de la identidad. 

El azul es un color cálido de Julie Maroh, espléndido, un cómic delicado, cargado de sentimientos tratados con mucha sensibilidad,; el dibujo, especialmente atractivo, sirve de acompañamiento a una historia donde los secretos son los verdaderos protagonistas, secretos revelados que devienen en momentos difíciles de vivir. La vida es tremendamente complicada cuando vas contracorriente, más en el caso de identidad sexual. 

Fun Home. Una familia tragicómica de Alison Bechdel, hablando con otra persona a la que le había gustado este cómic me comentaba que muchas personas sentían un especial rechazo ante la historia que narra; la autora aprovecha las posibilidad que le ofrece este medio para contar una autobiografía desde su infancia, a modo de relato de formación, donde utiliza diferentes perspectivas para explorar las relaciones paterno-filiales y la construcción de la identidad. 

Deudas contraídas de Ana Rosetti, gran recopilación de poesía donde prima el reflejo de la sociedad por encima de otros supuestos. Rosetti nos trae un tipo de poesía que deviene en fotografía actual de la sociedad en la que vivimos. Afortunadamente, aparte del fondo, la forma está muy bien tratada. La verdad es que ha sido una sorpresa más que agradable por la intimidad que desprende, convirtiéndose en un diálogo interior entre escritora y lector/a. 

¿Podemos hablar de algo más agradable? de Roz Chast, espléndido retrato autobiográfico con reflexiones sobre las relaciones entre padres e hijos además de reflejar maravillosamente el paso de la juventud a la vejez y todo lo que lleva asociado. El dibujo es muy particular y contrasta con alguno de los momentos que aparecen pero le da un toque de ligereza y buen humor que, particularmente, me parece exquisito. Una joya.

Tiempos de Hielo de Fred Vargas, siempre entretenida la escritora francesa con el torpe Adamsberg y un buen surtido de personajes secundarios perfectamente caracterizados. Si bien es cierto que esta entrega me ha resultado inferior a las anteriores, incluso he echado de menos ese intento de presentar un fenómeno sobrenatural. Aun así, es una buena opción policíaca.

La novela de la poesía de Tamara Kamenszain, ese momento en el que te das cuenta, no solo que has llegado tarde, sino que, posiblemente, no consigas estar a la altura. Kamenszain juega con una serie de factores  que me quedan demasiado lejanos por mi formación anglosajona (y mi falta de lecturas hispanoamericanas), montones de referencias a los grandes escritores de la zona que me hacen sentir que me estoy perdiendo mucho. Independientemente de este hecho, este intento de montar una novela de poemas tiene un cuidado excepcional por la forma poética (y complejo) y es muy disfrutable a pesar de mi limitación.

Proleterka de Fleur Jaeggy, al final no preparé nada sobre ella, y no lo voy a preparar. Me temo que este segundo libro me gustó bastante menos que el anterior y la dejo entre los autores que se pueden leer pero no me atraen demasiado. Se disfruta del momento pero  habiendo otras, hay que elegir. 

Pagarás con maldad de Margaret Millar, Millar es un seguro de vida a la hora de leer un clásico de novela negra. Sus desarrollos suelen ser muy enigmáticos y siempre se guarda giros finales que te dan buenas sorpresas. Hay que leerla. 

Aún queda mucho por decir de Rose Ausländer, si pincháis en el título podréis ver una muestra de su fantástica poesía y el comentario que hice al respecto.

La niña de oro puro de Margaret Drabble, parece mentira que podamos tener en circulación otro libro de la escritora británica. Siempre interesante, está no es una ocasión menor de disfrutarla. En la reseña hice un análisis al respecto de sus técnicas. 

Monstruo de ojos verdes de Joyce Carol Oates, me extendí bastante con esta novela juvenil que trata el tema de la violencia de género a la manera de Oates, es estupendo. 

Ms Marvel: Fuera de lo normal de Willow G. Wilson, vaya, vaya, y no me había enterado de esta versión alternativa con una nueva Ms Marvel; divertida, sin complejos, y, aunque odie el adjetivo, fresca visión del mundo superheroico con disquisiciones religiosas (sobre todo referentes al mundo musulmán) y cuestiones de género imbuidas en una historia que tiene una superheroína deliciosa como protagonista. El dibujo de Alphona es más que digno y conjuga muy bien con el tono de lo que escribe Wilson. 

El bosque de la noche de Djuna Barnes, sé que voy a escribir algo sobre esta novela ambigua y oscura pero ciertamente prodigiosa. También sé que todo lo que escriba, en casos así, se queda muy por debajo del talento exhibido por Barnes. Ya veremos lo que consigo hacer. Un clásico del siglo XX.

Por no mencionar al perro de Connie Willis, es injusto, este libro debería haberlo leído hace mucho tiempo; también es injusto que no vaya a tener una reseña, pero, sin embargo, alguno se va llevar una sorpresa cuando lo vea al final de año. Se ha convertido en uno de mis libros favoritos. Una perfecta conjunción de novela de enredo victoriano-mistery- viajes en el tiempo aderezada con un montón de referencias a los clásicos del detection club y muchísimo buen humor. Es perfecta. 

El corazón es un cazador solitario de Carson McCullers, vaya, otra de esas novelas perfectas. Por fin. Habrá reseña, tiene que haberla. Espero que en poco tiempo. 

Silas Marner de George Eliot, con el tiempo quiero rellenar mis huecos pendientes con la escritora inglesa, esta pequeña novela reúne, de manera condensada, su buen hacer. Se disfruta mucho.

Out de Natsuo Kirino, este es uno de esos ejemplos donde una novela de género policíaco consigue ser muchísimo más interesante que muchas novelas que nacen con la pretensión de ser “literarias” (signifique lo que signifique); partiendo de una premisa que pone al límite a cuatro protagonistas, todo se irá convirtiendo en un hardboiled brutal que desencadena un duelo entre dos protagonistas como si se tratara de un western… ah, y por el medio hay descuartizamientos y mucha mala leche. En fin, una novelaza que no te deja indiferente  y no aburre en ningún momento.

Los disidentes

Sólo dos ha habido este mes y han sido obligados, unos encargos que no podía dejar pasar y que aparecieron en primer lugar en Ópera World :

La ópera como teatro cantado de Gabriel Menéndez Torrellas, si pincháis en el enlace veréis de qué trataron las conferencias reunidas en este pequeño libro con ideas muy interesantes.

Nietzsche y la música de Blas Matamoro, tengo la reseña en el horno, así que no me voy a extender, buen trabajo del autor que nos tiene acostumbrados a este tipo de estudios que aportan nuevas visiones a épocas conocidas de la música. En este caso la época en que vivió el filósofo.

Por último, las adquisiciones de Febrero:

 

AdquisicionesFebrero

Sorprendentemente me acabo de dar cuenta que no he programado más que una de ellas. Vaya lío que se me montó en marzo. Tengo que pensarme muy bien alguna de ellas y que vayan entrando, además son novedades. Uno de los beneficios de este año es que las novedades no están dictando mis lecturas. Esto, sinceramente, me parece muy sano.

Un abrazo y ¡Buenas Lecturas!

La ópera como teatro cantado. Edición de Gabriel Menéndez y Pablo Gutiérrez.

operaPublicado inicialmente en Ópera World en este post.

Gracias al prólogo de los editores de La ópera como teatro cantado Gabriel Menéndez y Pablo Gutiérrez podemos entender de un vistazo los contenidos que se incluyen en este pequeño libro y el objetivo del mismo:

“Este libro contiene las ponencias presentadas durante el congreso “Del libreto al drama musical. La ópera como teatro cantado”, organizado por la Universidad CEU San Pablo en los días 12 y 13 de diciembre de 2014. Recogiendo la disyuntiva expuesta en el célebre ensayo teórico de Richard Wagner, Ópera y drama, nos propusimos estudiar esta simbiosis indisoluble entre música y teatro que la ópera encarna. La universidad CEU San Pablo planteó un foro de debate desde diferentes épocas que abriese nuevas perspectivas sobre el fenómeno “ópera” y penetrase en sus códigos literarios y musicales en el proceso que partiendo del teatro hablado llegaba al drama cantado pasando por el libreto, un proceso que había supuesto en numerosas ocasiones un estímulo para la composición.”

Se trata de una recopilación de tres conferencias impartidas por diferentes expertos con el único fin de estudiar la relación simbiótica que se produce entre música y teatro en la ópera, partiendo de la base del texto de Wagner (Ópera y Drama); lo bueno es que cada una de ellas tomaba como referencia tres épocas distintas para comprobar todas las posibilidades.

En la primera de ellas el catedrático de Musicología del Conservatorio Superior de Música de Kalsruhe Thomas Seedorf analizó esta relación mediante la obra de musical y literaria de Richard StraussHugo von Hofmannsthal, “con Salomé y Elektra el compositor asentó las bases de la ópera literaria del siglo XX”; dentro del interesante texto destaco especialmente estos dos párrafos por las ideas que engloban. En primer lugar la técnica straussiana de la doble exposición de motivos y personajes literarios y motivos y caracteres musicales y la manera en que integra las voces en la densidad de la composición orquestal:

“Para Strauss, las oposiciones entre los diversos personajes y grupos de personajes forman parte de los más relevantes puntos de conexión compositiva en el drama de Wilde: “corte de Herodes, Jochanaan, los judíos, los nazarenos”, si bien los últimos forman parte de la esfera del profeta. Estos grupos de personajes están ya en el drama en un fuerte contraste mutuo y este contraste Strauss lo asumió y reelaboró en su música con sus propios medios.

En la escena inicial del drama musical Salomé, se produce una doble exposición: se presentan –como el drama- los personajes y los motivos literarios; al mismo tiempo, Strauss introduce motivos y caracteres musicales que retornarán una y otra vez en el transcurso de toda la obra.

En esta escena inicial se pone de manifiesto además otro rasgo característico del dramatismo musical de Strauss: su manera específica de integrar la voz cantante en el denso tejido de la composición orquestal.”

En segundo lugar la modernidad que supuso la música que asoció al personaje de Clitemnestra en la ópera Elektra con la que el lenguaje se volvía multidimensional, yendo mucho más allá del simple discurso:

“Sobre todo la música que Strauss concibió para Clitemnestra resulta de la mayor modernidad: sonoramente muy diferenciada y llena de disonancias, se trata de un retrato sonoro de la asesina, que por miedo a la venganza de sus hijos no encuentra el sosiego. Hofmannsthal configuró este alma tan destruida como destructiva con gran exuberancia poética; grandes actrices como Tilla Durieux transformaron sus palabras en un empático sonido lingüístico; por último, Strauss añadió a la poesía una versión musical que otorgaba a las palabras nuevas dimensiones más allá de las posibilidades del lenguaje hablado.

A través del trabajo en Elektra, Strauss se aproximó al poeta Hugo von Hofmannsthal, que a su vez reconoció en el compositor a un artista con el que crear algo nuevo, una ópera en la que se encontrasen a la misma altura la exigencia compositiva y la literaria. Con la “Komödie für Musik” El caballero de la rosa, Strauss y Hofmannstral inauguraron un nuevo capítulo de la historia de la ópera. Al tipo de ópera literaria en el sentido que he intentado exponer aquí no regresó Strauss nunca jamás.”

La segunda conferencia (que aparece en orden cronológico en el libro en primer lugar) estuvo en manos del catedrático de Musicología de la Universidad de Cambridge, Iain Fenlon y estuvo

centrada en torno al año 1600 y los inventores de la ópera, especialmente la ubicación de personajes y situaciones dramáticas dentro de una teatralidad, partiendo de las óperas tempranas deMonteverdi, L’Orfeo y Arianna; Fenlon se centra en su primera parte en las similitudes con L’Euridicede Peri, y de esta manera establece la procedencia de la obra de Monteverdi y Striggio:

“Aunque no se sabe si el propio Monteverdi estuvo presente en las primeras representaciones de L’Euridice de Peri, no podemos dudar de que tanto Monteverdi como Striggio la tomaron como modelo cuando escribieron L’Orfeo. Las sorprendentes correspondencias entre algunas de las alocuciones importantes en los dos libretos no pueden explicarse meramente por su vínculo con la fuente común del mito de Orfeo, al igual que el Orfeo de Poliziano y sus imitadores. Igualmente convincente es el hecho de que personajes extraños en L’Euridice, que no hacen su aparición ni en las fuentes de Rinuccini ni en el mito, presenten analogías con los personajes de L’Orfeo. Un buen ejemplo es Venus, introducida por Rinuccini para acompañar a Orfeo al inframundo en un episodio que debe claramente su existencia al Inferno de Dante.”

Todo ello le sirve para, indagando sobre Arianna, establecer “el modo natural de imitación”, un lenguaje dramático-musical en el cual la música y las palabras estuvieron simbióticamente unidas como una sola:

 “Los testimonios parecen indicar que L’Orfeo quedó eclipsada tanto en opinión del compositor como en la del público, por la segunda ópera de Monteverdi, estrenada en mayo de 1608. En esta ocasión, la partitura nunca se publicó y la mayor parte de la música se ha perdido. Lo que se ha conservado es el “Lamento d’Arianna”, el cual, según observaciones realizadas a lo largo de sus carrera, Monteverdi consideraba la parte más esencial de la ópera, la condensación de sus intentos de los años 1607-1608 por encontrar lo que llamó “el modo natural de imitación”, un lenguaje dramático-musical en el que palabras y música estuvieran íntimamente fusionadas.”

La última conferencia, que cierra el libro, tuvo como ponente al mismo editor, doctor en Estética y musicólogo, Gabriel Menéndez Torrellas, y se centra en el texto de Wagner, escrito en 1851, texto clave que permitía la realización efectiva de sus postulados en el momento de la composición. “En sus óperas, la dialéctica entre drama y música significaba en ocasiones el momento esencial de la composición.” El autor condensa a la perfección el difícil texto del compositor alemán en una serie de ideas básicas que resumen su sentido, primero la relativa a la cohesión musical del drama:

“Aun cuando hemos de afrontar un discurso farragoso, lleno de expresiones grandilocuentes y extensos párrafos y puramente retóricos, en la tercera parte de Ópera y drama, es decir, después de casi doscientas páginas de lectura densa y complicada, se hallan las declaraciones más determinantes a la hora de definir las pautas de composición del drama del futuro. La primera de ellas hace referencia a la cohesión musical del drama, a la unidad que ha de poseer un movimiento sinfónico:

Sin embargo, la nueva forma de la música dramática, para construir a su vez una obra de arte como música, tiene que demostrar la unidad de un movimiento sinfónico, y esto lo consigue, cuando se extiende por todo el drama en la más íntima conexión con el mismo, y no solo durante partes aisladas y pequeñas, destacadas arbitrariamente.”

Para conseguir esta cohesión, destaca especialmente una de las directrices wagnerianas más sorprendentes aparentemente, la eliminación de los coros:

“Una de ellas, de enorme calado, hace referencia al papel de los coros; después de destacar su enorme importancia en el desarrollo de la ópera –entre otras obras, como parte integrante de sus propias óperas desde Rienzi hasta Lohengrin-, Wagner aboga por la supresión absoluta de los mismos:

Incluso los coros, empleados hasta ahora en la ópera, conforme al significado que aún se les confería en los casos más favorables, tendrás que desaparecer de nuestro drama: el drama solo poseerá un efecto vivamente convincente cuando se le despoje por completo de todo el carácter masivo de los coros.”

Esta eliminación tiene sentido ya que Wagner elige que sea la orquesta la que caracterice la melodía, en este contexto es en el único en el que se entiende la afirmación anterior y se comprende aún mejor su evolución musical:

“A partir de este momento, entra en juego un elemento al que Wagner dedicará páginas de intensa atención: la orquesta, Es ella, como se dice en el texto anterior, quien debe hacer perceptible en exclusiva la armonía, un órgano infinitamente capaz para tal cometido. Esta función armónica de la orquesta no es sorprendente en modo alguno, pero sí lo es el comentario siguiente: la orquesta posee la capacidad de caracterizar la melodía de un modo que le es negado a las voces. A partir de aquí desarrolla Wagner su teoría del carácter elocuente de la orquesta, por así decirlo, la verdadera portadora del material melódico y significativo de la trama, una teoría con enormes repercusiones para el drama el futuro”

En conclusión, a pesar de la heterogeneidad de los temas tratados y de que la hayan realizado tres ponentes distintos, esta recopilación de las ponencias realizadas por la Universidad CEU San Pablo en los días 12 y 13 de diciembre de 2014 resultan recomendables por la buena síntesis de ideas relativas a la conjunción de música y drama a lo largo de la historia de la ópera. Además, no son textos especialmente largos, lo cual favorece aún más esta lectura ciertamente interesante.