Mis lecturas favoritas del año 2016

Ha sido un año duro, muy duro para mí a nivel lector y, sobre todo, como escritor en el blog. Partí con una idea inicial y me equivoqué tremendamente en la concepción del proyecto (leer escritoras, muchas más que hombres); la idea era buena, la realización no tanto. Debido a esto empecé a generar inseguridades que me han impedido escribir, me he bloqueado bastante al comentar libros. Me quiero quedar con lo positivo de cara al año siguiente que podría resumirse en estos puntos:

1º Soy consciente de que tenía un sesgo lector, leía sin querer muchos más hombres que mujeres. Este sesgo se aplicaba también en las compras.

2º He ampliado el rango de escritores/as que leo hasta un perfil casi inabarcable , por lo tanto me fijo en muchas más cosas al elegir compras/lecturas, equilibro de alguna manera.

3º No me siento capacitado para hablar de temas de género (es fácil que me equivoque), no puedo ser el adalid de una causa. Ellas son las protagonistas, yo voy a hablar solamente de cuestiones literarias.

4º He disfrutado muchísimo de mis lecturas, especialmente con el cómic.

Dicho lo anterior, es el sexto año, aquí tenéis, por si tenéis curiosidad, las listas de los años anteriores:

Lecturas favoritas Año 2011.

Lecturas favoritas Año 2012. 

Lecturas favoritas Año 2013.

Lecturas favoritas Año 2014.

Lecturas favoritas Año 2015.

Sinceramente, la utilidad de estas listas es la manera de hacer balance personal del año, sirven para valorar lo que he leído de manera cualitativa y junto con el post de las estadísticas, complemento cuantitativamente esta información. Me consta que a varios lectores les sirven para prever posibles lecturas (o no), pero, sinceramente, no es el objetivo, lo hago porque me apetece a mí, como todo lo que aparece en este blog, si a alguien le viene bien, bienvenido sea.

Los criterios de años anteriores eran estos y los he modificado un poco por un importante sesgo que introduje al principio:

-Hago la lista sobre libros publicados o reeditados en el 2016 habitualmente (este año cambia). Ni mucho menos me leo todo (ni nadie lo hace) y tengo mayor afinidad por libros de editoriales pequeñas independientes que por las grandes monopolizadoras (esta afinidad tiene que ver con leer antes un libro que otro), aun así podréis comprobar que hay de todo.

-El número de libros de esta lista varía de un año a otro, no pongo límites, este año son veinte los elegidos, que son muy acordes con los 222 libros que he leído.

-El orden en el que aparecen  intentaba que fuera cronológico aunque se puede haber mezclado alguna, desde principios de año hasta las últimas lecturas, no asigno posiciones, son mis libros favoritos sin más.

-Este año he dedicado buena parte del mismo a leer escritoras, por lo tanto la lista puede estar compuesta en su mayoría por libros escritos por ellas, naturalmente, puede haber libros de años distintos al 2016.

–Lo más importante: el criterio de elección es mi gusto personal, aparecen los libros con los que más he disfrutado (por los motivos que sean) y, por lo que he estado observando en otras listas, no suelen coincidir con la mayoría de ellas (excepto casos puntuales).

-Ah, NO MENOS IMPORTANTE, los he leído todos.

Sin más dilación, que entre la lista:

El libro de la almohada de Sei Shōnagon /La historia de Genji de Murasaki Shikibu, son dos, pero me parecía buena idea unirlos, dos lecturas complementarias de las dos autoras milenarias japonesas; dos clásicos inolvidables que no solo muestran una época sino una manera de hacer las cosas, de expresarse, una manera más poética/artística.

La guerra no tiene rostro de mujer de Svetlana Alexievich , este es probablemente uno de los libros que más me han impactado nunca, es tan doloroso que me parecía mentira estar leyéndolo, Alexievich es una cronista de las voces olvidadas, no necesita utilizar el estilo para mostrar los hechos, los hechos se muestran solos a través de los testimonios de aquellos que no pueden hablar, y lo hace de fábula. Es difícil no recomendar este ensayo, es difícil no emocionarse con él.

Pequeñas virtudes de Natalia Ginzburg, Ginzburg me enseñó con la primera obra que leía de ella que la nostalgia podía utilizarse de una manera que no resultara sensiblera y facilona; la escritora italiana sabe utilizar los sentimientos y su prosa rezuma emoción e inteligencia a partes iguales.

Middlemarch de George Eliot, soy un verdadero cobarde, no me atreví a escribir nada de esta obra maestra de una de las mejores escritoras en lengua inglesa. ¿Qué voy a decir a estas alturas de ella? Poco puedo aportar, solo la necesidad de leerla, una y otra vez.

El bosque de la noche de Djuna Barnes, todavía conservo la fascinación que me produjo su lectura; un tipo de lectura que se caracteriza por la ambigüedad de lo contado en cualquiera de sus vertientes; importa tan poco el “qué” cuando el “cómo” te embruja de esta manera.

Por no mencionar el perro de Connie Willis, venía con los deberes hechos, una persona muy sabia ya me comentó que con Willis hay que empezar por Oveja Mansa, sus cuentos o este libro. Empecé con este porque la mezcla de lo victoriano con la ciencia ficción, los viajes en el tiempo y mis queridas paradojas temporales me podía atraer un montón y, desde luego, acerté de pleno, vaya lectura más satisfactoria, otro de mis libros favoritos para siempre.

El corazón es un cazador solitario de Carson McCullers, este libro supuso un antes y un después en mi camino lector; McCullers creó un personaje inolvidable, John Singer, para ofrecernos un abismo emocional en el que hundirnos. Uno de esos libros que desembocan en lágrimas y casi ni sabes cómo ha ocurrido.

Antología poética de Wislawa Szymborska, podrían haber estado sus lecturas no obligatorias, pero al final me decidí por su poesía, absolutamente excepcional; esa poesía es la culminación de toda su filosofía de vida: la idea del no-saber, reconocer en todo momento que estás aprendiendo. Es tan interesante que la he tomado como parte de mí, es la mejor manera de estar siempre creciendo y no perder nunca la curiosidad por lo que venga.

Metáfora y memoria: Ensayos reunidos de Cynthia Ozick, me falta por leer mucho de esta extraordinaria autora, pero sus ensayos fueron una grandísima puerta de entrada. Me encantan sus reflexiones sobre el ensayo en sí mismo y sobre algunos autores,  especialmente sus disecciones de Henry James. Otro ensayo de esos que no hay que perderse y vuelven a demostrar lo entretenido que puede ser hablar de literatura.

Su pasatiempo favorito de William Gaddis, este es un clásico en mis listas, a veces puedo ser previsible, y con Gaddis me salen todas las debilidades, su última novela ya publicada. Qué lástima que sólo nos queden sus ensayos y sus cartas.

Breve historia de siete asesinatos de Marlon James, mala suerte la de este libro increíble, el problema de publicarlo hace tantos meses es que pasan los meses y ya nadie se acuerda de él; pongo mi pequeño grano de arena recordándolo como uno de los mejores del año, una monumental polifonía en torno a Bob Marley con una traducción trabajadísima de Javier Calvo y Wendy Guerra.

La increíble boda de Gilbert y Moira de Joe Keenan, como dije en este resumen de agosto, esta delirante comedia lo tiene todo y ha conseguido que tenga las carcajadas más estentóreas del año. Su trama tiene un desarrollo excelente donde todo se va conjuntando, sorpresa a sorpresa, hasta llegar al espléndido final. Qué necesario es poder divertirse leyendo un libro.

El intérprete del dolor de Jhumpa Lahiri, en este texto de Canino elegí la reedición de esta ópera prima de la autora como uno de los mejores libros del año y no me bajo de mi opinión, en un año fabuloso para las grandes artesanas de los cuentos, Lahiri brilla con una luz serena y tersa, como la de sus palabras.

El signo del miedo de Margery Allingham, casi parece mentira pero ya tenemos libros de las cuatro grandes damas del Detection Club con libros en España; Impedimenta se ha comprometido a ir sacando uno cada cierto tiempo de Allingham y es una gran noticia porque es radicalmente distinta a las otras, su Albert Campion está más centrado en las aventuras sin dejar de lado lo detectivesco pero hay que reconocer que es otra visión del género. Este libro es magnífico, un buen exponente para saber si te puede gustar la autora.

Poesía completa de Alejandra Pizarnik, lo sé, es extraño que caiga ahora por aquí, pero es en este año cuando la he leído. Me quedaría a vivir en los versos de Pizarnik. No creo que pueda decirse mejor elogio.

Velázquez desaparecido: la obsesión de un librero con una obra de arte perdida de Laura Cumming, fantástico ensayo el de Laura Cumming que convierte la fascinante búsqueda de un cuadro del autor sevillano en toda una historia detectivesca; al mismo tiempo nos muestra el perfil más oculto del pintor y la vida de la corte en la época. El trabajo de investigación es un simple aderezo ante esta historia que trasciende el ensayo llegando casi a una historia de género policíaco.

Manual para mujeres de la limpieza de Lucia Berlin, no es que necesite mucha visibilidad este libro, afortunadamente aparece en casi cualquier lista (Alfaguara tiene sus influencias); independientemente de esta omnipresencia, este libro de relatos es excepcional, Berlin escribe tan bien, maneja tan cuidadosamente cada palabra dentro de cada párrafo que es capaz de hacerme llorar y reír a carcajadas en cuatro frases. Es de los mejores libros de relatos que he leído nunca.

Black Out de María Moreno, me llegó casi por casualidad este libro que no ha sido publicado aún en España y me he quedado maravillado. Se habla de ella como la gran cronista argentina y no me extraña, qué retrato cultural de los años sesenta y setenta alternando entre tres géneros y dando voz a los autores de la época. Qué pena me da llegar tarde a este universo, siento siempre la sensación (como con Kamenszain) de que me pierdo mucho de lo que va implícito en el relato, incluso de lo explícito, la formación anglosajona me ha limitado en estos aspectos. Afortunadamente, con estas limitaciones, lo he disfrutado a lo grande.

Tea Rooms de Luisa Carnés, vaya recuperación importante la de esta autora de la generación del 27 que nos traen desde Hoja de Lata; fiel reflejo de una época difícil para los derechos de la mujer, su prosa alterna entre diálogos secos, abruptos, muy bien pensados, con descripciones detalladas y bien ejecutadas. Es la primera de la punta del iceberg de la época. Queda mucho por descubrir.

Las Mitford en la edición de Charlotte Mosley, este libro es absolutamente fascinante, un colosal testimonio que recoge una muestra de las cartas que se enviaron entre sí las increíbles hermanas Mitford y al que no le falta nada de nada, eran tan diferentes entre sí, el camino de sus vidas transitó en paralelo con la historia del siglo XX y es todo un reflejo de una época convulsa. Es uno de los libros del año a pesar de su complejidad. Todo un microcosmos de nuestras propias vidas.

Y hasta aquí estaría la lista de libros, que normalmente suelo integrarla con cómics, sin embargo, este año se me hacía muy extensa si los añadía, de ahí que haya decidido introducir un apéndice excepcional con la mención de siete cómics y un libro sobre autoras del cómic en inglés. Os pongo el enlace a los sitios donde he comentado algo sobre ellos:

CBLDF Presents: She Changed comics

¿Podemos hablar de algo más agradable? de Roz Chast

Fun Home de Alison Bechdel

Ms Marvel de G. Willow Wilson y Adrian Alphona 

Leñadoras de Noelle Stevenson, Grace Ellis, Shannon Waters y Brooke B. Allen

Sarah’s Scribbles: Crecer es un mito de Sarah Andersen 

Una Entre muchas de Una 

Que no, que no me muero de María Hernández Martí y Javi de Castro

Y eso es todo, ya es demasiado por este año. Veremos cómo se presenta el siguiente año.

¡FELIZ AÑO 2017! !Buenas lecturas!

El corazón es un cazador solitario de Carson McCullers. Abismo emocional

9788432219573Hay libros que suponen un antes y un después en tu vida lectora, a veces no es fácil que ocurra porque el listón está muy alto, máxime cuando lees una cantidad elevada de libros; este libro, mi encuentro con Carson McCullers es uno de ellos;  en El corazón es un cazador solitario, al que me acerqué sin conocer nada más que el nombre de su autora, encontramos un compendio de sentimientos devastador, sobrecogedor en la aparente simplicidad de la escritura de la autora.

Me encanta la aproximación que hace Soledad Puértolas a la autora en el prólogo, ya que, en cuatro párrafos que he escogido, podemos definir las claves de su estilo y los temas que trata, voy a ellos, en primer lugar:

“La lectura de El corazón es un cazador solitario, como la de cualquier obra de McCullers, resulta fácil. El estilo no se manifiesta para enredarnos y hacer que nos perdamos. Todo lo contrario. El estilo nos centra continuamente, nos guía, nos muestra. La voz que narra sabe muchas cosas, y sigue aprendiendo, no parece dispuesta a claudicar. Nos invita a compartir su sabiduría, sus dudas y su búsqueda. Una invitación que es casi un mandato, porque está llena de convencimiento, de una seguridad que emana de lo más profundo de uno mismo, de la necesidad de encontrar una verdad, algo que explique el inmenso lío y la terrible injusticia –pero también, la desconcertante poesía- que es la vida. Los sentimientos son confusos pero el tono es firme. Aquí radica la intensidad de McCullers, en su interés por el mundo. Está dispuesta a llegar a lo más profundo de esa confusión.”

En efecto, es una obra que se lee sin dificultades, no hay complicación en las imágenes utilizadas, en las metáforas y en el vocabulario empleados, tampoco abusa de la subordinación ni de la enumeración; este estilo, caracterizado entonces por la claridad, por la precisión de los términos sirve como guía, como un timón que guiara el camino del mar de nuestra lectura; es estable pero al mismo tiempo tremendamente sólido a la hora de expresar las emociones, los sentimientos que viven los protagonistas en un mundo como el que nos refleja la norteamericana. Contrasta especialmente esta solidez del lenguaje frente la confusión de sentimientos a la que alude Puértolas; la escritura actúa, casi inconscientemente como un amplificador de lo que de verdad quiere expresar, lo que más le interesa y, por lo tanto, en lo que profundizará aún más.

El siguiente texto alude a la forma en que diseña el texto a nivel de personajes y cómo ese diseño le servirá para tratar los temas en los que quiere profundizar:

“En John Singer, el mudo, convergen todos los personajes. La autora, que meditó mucho sobre esta obra, escribió: “A causa de su sordera, la relación de Singer con el mundo exterior es vaga e imprecisa. Sus amigos pueden atribuirle todas las cualidades que les gustaría que tuviese. Cada uno de estos personajes crea su propia manera de entender al sordomudo a través de sus propios deseos.” Impresiona lo meticuloso del plan, la conciencia plena de lo que la autora tiene entre manos. Su propósito declarado es “la rebeldía del ser humano contra su aislamiento interior y la necesidad que siente de una expresión personal lo más plena posible.” McCullers está evidentemente interesada en una lucha desigual. Sabe que las posibilidades de perder son grandes. “He aquí a estos heroicos perdedores,” nos dice. Un mudo, un borracho comunista, un anciano médico de raza negra, el dueño de un bar, que observa y compadece, una adolescente inquieta… Frustraciones e insatisfacciones personales en un marco social caracterizado por la desigualdad y donde las injusticias que padecen sobre todo las personas de raza negra nos hacen estremecer.”

El faro que sirve de vehículo narrativo es la figura de John Singer, el personaje mudo en el que convergen todos los personajes, especialmente, por supuesto, su amigo Antonapoulos (el otro mudo); los otros cuatro representan polos opuestos que van desde el tabernero Biff Brannon al doctor negro Benedict Mady Copeland pasando por el comunista alcohólico Jake Blount y terminando con la chica adolescente Mick Kelly. Gracias a la sordera, Singer vive aislado en una sociedad a la que no puede llegar en plenitud, la única persona a la que se siente verdaderamente unido está lejos de él (el otro mudo), por lo tanto adopta un tono adecuado con el resto de personas, son ellas las que modelan a Singer, convirtiéndole en aquello que necesitan encontrar, en una persona para sentirse felices; Singer se convierte en el epítome de la amistad, en un elemento consolador para satisfacer las frustraciones e insatisfacciones a las que se van enfrentando cada uno de ellos. No deja de ser paradójico que un mudo sea la solución ante los problemas de la gente y alude directamente a la falta de comunicación que se produce en nuestros días, una falta de comunicación que evita que compartamos nuestros problemas con personas como nosotros, ellos descargan sus dificultades en la imagen idealizada de su amistad encarnada en el ubicuo Singer.

thlh_crowd_slide_01_350A través de las palabras que nos ofrece podemos asomarnos a una cualidad del amor que no esperamos: la no-correspondencia. Esta cualidad nos abruma cuando la vemos aplicada a nuestro protagonista en cuanto a su relación con el otro mudo:

“El ejemplo más sobrecogedor del amor generoso, que se da sin esperar correspondencia, lo encarna el amor que siente Singer por el otro mudo, el griego Antonapoulos. Cada vez que nos asomamos a este abismo de amor, nos estremecemos, doloridos. Qué doloroso puede ser amar, qué solitario.”

Este dolor es palpable casi en nuestras propias carnes, podemos entender la desesperación del protagonista ante los hechos que acontecen; ciertamente, nos encontramos ante un amor sin límites que se sustentaba en una amistad que se malogra. Al perder esa amistad, la verdadera ancla que le unía a la vida, pierde su sentido. Es por ello que ese impactante momento que llega casi al final es un abismo de sentimientos que no tienen fin y en el que nos sentimos reflejados:

“Carson McCullers, en suma, pertenece a esa estirpe de escritores que nos obligan a mirarnos a nosotros mismos, a pensar, como lo hacen sus personajes, en quiénes somos, dónde reside nuestra identidad, nuestras debilidades, nuestra fuerza. Era una escritora extremadamente consciente de lo que hacía. “El aislamiento espiritual es la base de la mayoría de mis temas. Mi primer libro –este que ahora tienes en las manos, lector- se ocupaba de ello, casi en su totalidad…” “El amor, y en especial el amor por una persona que es incapaz de corresponder o de recibirlo, está en el núcleo de mi selección de figuras grotescas objeto de mis obras: personas cuyas deficiencias físicas son un símbolo de su incapacidad espiritual para amar o recibir amor, de su aislamiento espiritual.” No olvidemos que, también según sus propias palabras, “la buena prosa de be estar fundida con la luz de la poesía” y “la imaginación es más verdad que la realidad.” Sí, esto es Carson McCullers: deformación, intensidad, poesía, verdad.”

De ahí que su principal virtud sea conseguir que los personajes, atormentados por su amor no correspondido, por su aislamiento espiritual, se conviertan en verdaderos prototipos de nuestros propios sentimientos; conseguimos ver en ellos reflejadas nuestra propias confusiones y frustraciones y nos parecen tan reales como la vida que vivimos.

Solo hay que irse a su prosa para encontrarnos evidencias de esta poesía cargada de franqueza, tal es el caso de Mick Kelly y su especial sensibilidad musical; especialmente bellas son las imágenes que utiliza para expresar la escucha de la música clásica (“trocitos coloreados de caramelo” y “la cosa más suave y triste”); poesía en nuestros oídos:

“Era algo extraño, pero casi continuamente estaba oyendo en el fondo de su mente algo así como una pieza de piano u otra música. Hiciera lo que hiciera, o pensara lo que pensara, casi siempre estaba allí. Miss Brown, que se hospedaba con ellos, tenía una radio en su habitación, y durante todo el invierno último estuvo sentada en la escalera los domingos por la tarde, escuchando los programas. Probablemente se trataba de obras de música clásica, pero eran estas las que ella recordaba mejor. Había un tipo especial de música que le encogía el corazón cada vez que la oía. A veces, esta música era como trocitos coloreados de caramelo, y otras era la cosa más suave y triste que jamás imaginara.”

Y cómo la presencia de dicha música en su mente le sirve para pintar una nueva forma de aislamiento espiritual: ese que sientes a veces aunque estés rodeado de gente:

“La cálida tarde transcurrió lentamente, y Mick seguía sentada en la escalera, sola. La música de aquel tipo, Motsart, aparecía otra vez en su mente. Era extraño, pero Mister Singer le recordaba esta música. Deseó ardientemente encontrarse en algún lugar donde pudiera cantarla a voz en grito. Había músicas que eran demasiado íntimas para cantarlas en una casa atestada de gente. Era extraño, también, lo sola que podía sentirse una persona en una casa llena de gente. Mick trató de imaginarse un buen lugar íntimo al que poder ir y estar sola y estudiar aquella música. Pero aunque estuvo pensando en ello largo rato, sabía desde el inicio que no existía semejante sitio.”

En el caso de Jake Blount su aislamiento viene por la falta de comprensión ante lo que él cree justo y razonable, nadie le comprende y eso se convierte en un obstáculo para relacionarse en un mundo incongruente y, sobre todo mediocre:

“La verdad es que me gustan las palabras: Materialismo dialéctico…Tergiversación jesuítica… -Jake desgranaba las sílabas en su boca con amorosa solemnidad-. Propensión teleológica. –El mudo se secó la frente con un pañuelo cuidadosamente doblado-. Pero lo que quiero decir es esto. Cuando una persona sabe, y no puede conseguir que los demás comprendan, ¿qué puede hacer? –Singer se esforzó en coger un vaso de vino, lo llenó hasta el borde y lo puso firmemente en la magullada mano de Jake-. Emborracharme, ¿eh?”

“Nadie puede vivir sin prestar su aceptación pasiva a la mezquindad. Alguien tiene que agotarse por completo por cada bocado que comemos y cada pedazo de tela que llevamos puesto.. y nadie parece darse cuenta. Todo el mundo está ciego, mudo, obtuso…, estúpido y mezquino.”

Singer actúa, como ya dije anteriormente como nexo de unión de todas estas personalidades que se sienten abandonadas sin su presencia, simplemente con la expresión de sus ojos consigue que se sientan bien y, sobre todo, queridos:

“Poco después de que Singer regresara a su habitación de la casa de huéspedes, Mick y Jake Blount y el doctor Copeland empezaron a venir nuevamente. Todos querían saber dónde había estado y por qué no les había advertido de sus planes. Pero Singer fingió que no entendía las preguntas, y su sonrisa era inescrutable.

Uno a uno iban llegando a la habitación de Singer para pasar las tardes con él. El mudo se mostraba siempre pensativo y tranquilo. Sus ojos, tan llenos de matices, aparecían graves como los de un hechicero. Mick Kelly y Jake Blount y el doctor Copeland llegaban y se ponían a hablar en la silenciosa habitación, porque sentían que el mundo siempre comprendía, fuera lo que fuera lo que quisieran decirle. Y tal vez incluso más.”

carson10Copeland es utilizado por la escritora para reflejar cuestiones de raza, sus preocupaciones ante una posición, la de la población negra, que se sentía desubicada en el sueño americano, inútil ante una vida de esclavitud, de amargura continua que no les ayuda a evolucionar, muy al contrario, se sienten bajo el yugo de su color de piel que ordena todo lo que les pueda suceder de una manera estructural:

“Muchos se dedican a encerar y pulir resbaladizos suelos de bonitas mansiones. O conducen automóviles para personas ricas demasiado perezosas para conducir ellas. Nos pasamos la vida haciendo miles de trabajos que no son de verdadera utilidad para nadie. Trabajamos y la totalidad de nuestra labor se desperdicia. ¿Es eso servicio? No, es esclavitud.

Trabajamos, pero nuestro trabajo se desaprovecha. No se nos permite servir. Vosotros, los estudiantes que esta mañana estáis aquí representáis a los pocos afortunados de nuestra raza. A la mayoría de nuestra gente no se le permite ir a la escuela. Por cada uno de vosotros hay docenas de personas jóvenes que apenas si saben escribir su nombre. Nos niegan la dignidad del estudio y la sabiduría.

De cada uno según su capacidad; a cada uno según sus necesidades. Todos los que estamos aquí sabemos lo que es padecer verdaderas necesidades. He ahí una gran injusticia. Pero hay una injusticia todavía más amarga que ésa…, que se le niegue a uno el derecho a trabajar según su capacidad. Trabajar toda una vida inútilmente.”

Por si fuera poco, también aprovecha el papel de Mick para reflejar cuestiones de género que también aparecen como algo estructural. Ese ventajismo del que goza un muchacho por ser solamente un hombre frente a su caso:

“-Se me ha ocurrido una cosa –dijo Mick-. Un chico tiene más ventaja que una muchacha. Quiero decir que un chico por lo general consigue un trabajo a horas que no le impide ir a la escuela y le deja tiempo para otras cosas. Pero no hay trabajos así para las muchachas. Cuando una quiere un empleo tiene que dejar la escuela y trabajar todo el día. Tanto como me gustaría a mí ganar un par de dólares a la semana, como tú, pero no hay manera. “

El hecho de ser Singer el sostén del relato sirve como desencadenante de la última parte; en su ausencia los personajes que rondaban, que flotaban alrededor de él, pierden su rumbo, no saben a dónde dirigirse, se vuelven inestables, como es el caso de Copeland en permanente fuga tras un estallido de violencia:

“Sólo le quedaban cuatro manzanas para recorrer y entonces se hallaría sin duda a salvo. El miedo le había cortado la respiración, de modo que estaba jadeando. Cerró los puños y bajó la cabeza. Luego, de pronto, redujo la marcha y se detuvo. Estaba solo en un callejón, cerca de la calle principal. A un lado estaba la pared de un edificio y se desplomó contra ella, jadeando, la gruesa vena que le cruzaba la frente inflamada. En su confusión había cruzado toda la ciudad para llegar a la habitación de su amigo. Y Singer estaba muerto. Empezó a llorar. Sollozó ruidosamente, y gruesas lágrimas le corrían por la nariz, mojándose el bigote.”

También se demuestra que, ante la falta de lo que da sentido a su vida, cada personaje deberá evolucionar para seguir adelante o rendirse en ese mismo momento; tal es el caso de Biff, el tabernero que siente una epifanía en las últimas páginas, una epifanía contradictoria, es capaz de ver el esfuerzo y el valor de aquellos que aman pero, al mismo tiempo se da cuenta de la dificultad que supone enfrentarse a esta nueva situación, volviendo a plantearse el grotesco monstruo del que hablaba la escritora: el amor nunca correspondido.

“El silencio de la habitación era profundo como la propia noche. Biff estaba paralizado, sumido en sus meditaciones. Entonces sintió de repente como un intenso estímulo en su interior. El corazón le dio un vuelco, y apoyó la espalda contra el mostrador para sostenerse. Porque en un fugaz resplandor captó una vislumbre del esfuerzo y del valor humanos. Del interminable y fluido paso de la humanidad a través del tiempo infinito. De aquellos que trabajan y de aquellos que –tan sólo una palabra- aman. Su alma se expandió. Pero sólo por un momento. Porque en su interior sintió una advertencia, un rayo de terror. Se hallaba suspendido entre los dos mundos. “

Qué abismo de emociones nos ofrece Carson McCullers. Qué lectura inolvidable.

Los textos provienen de la traducción de Rosa Maria Bassols de El corazón es un cazador solitario de Carson McCullers

Resumen Febrero 2016. Cómics, poesía y más

Va siendo hora de poner el resumen de Febrero, como de costumbre me faltan algunos de los libros por reseñar pero no quiero agobiarme con este hecho. A estas alturas no puedo dejarlo pasar más, está llegando abril. Febrero fue un mes estupendo y variadísimo, sigo con mis mujeres y ha habido de todo: poesía, cómics, narrativa, novela policíaca, ciencia ficción… hasta once autoras nuevas han entrado entre los veinte libros disfrutados. Sólo dos han sido de hombres, esto está marchando a la perfección. Paso al pequeño resumen y, en el caso de haber reseña, está enlazada con el título: 

Es el verbo tan frágil de Sandra Santana, empecé el mes con mucha poesía, y tan contento, tengo la sensación de poder disfrutar de la literatura más allá del género o temática que me encuentre y eso me hace más ecléctico. Este libro de Sandra Santana es cortito, conciso, y, desde luego, demuestra en cada verso lo contrario del título, para nada el verbo es frágil, muy al contrario, el lenguaje, a pesar de su infidelidad, le sirve para la construcción de la identidad. 

El azul es un color cálido de Julie Maroh, espléndido, un cómic delicado, cargado de sentimientos tratados con mucha sensibilidad,; el dibujo, especialmente atractivo, sirve de acompañamiento a una historia donde los secretos son los verdaderos protagonistas, secretos revelados que devienen en momentos difíciles de vivir. La vida es tremendamente complicada cuando vas contracorriente, más en el caso de identidad sexual. 

Fun Home. Una familia tragicómica de Alison Bechdel, hablando con otra persona a la que le había gustado este cómic me comentaba que muchas personas sentían un especial rechazo ante la historia que narra; la autora aprovecha las posibilidad que le ofrece este medio para contar una autobiografía desde su infancia, a modo de relato de formación, donde utiliza diferentes perspectivas para explorar las relaciones paterno-filiales y la construcción de la identidad. 

Deudas contraídas de Ana Rosetti, gran recopilación de poesía donde prima el reflejo de la sociedad por encima de otros supuestos. Rosetti nos trae un tipo de poesía que deviene en fotografía actual de la sociedad en la que vivimos. Afortunadamente, aparte del fondo, la forma está muy bien tratada. La verdad es que ha sido una sorpresa más que agradable por la intimidad que desprende, convirtiéndose en un diálogo interior entre escritora y lector/a. 

¿Podemos hablar de algo más agradable? de Roz Chast, espléndido retrato autobiográfico con reflexiones sobre las relaciones entre padres e hijos además de reflejar maravillosamente el paso de la juventud a la vejez y todo lo que lleva asociado. El dibujo es muy particular y contrasta con alguno de los momentos que aparecen pero le da un toque de ligereza y buen humor que, particularmente, me parece exquisito. Una joya.

Tiempos de Hielo de Fred Vargas, siempre entretenida la escritora francesa con el torpe Adamsberg y un buen surtido de personajes secundarios perfectamente caracterizados. Si bien es cierto que esta entrega me ha resultado inferior a las anteriores, incluso he echado de menos ese intento de presentar un fenómeno sobrenatural. Aun así, es una buena opción policíaca.

La novela de la poesía de Tamara Kamenszain, ese momento en el que te das cuenta, no solo que has llegado tarde, sino que, posiblemente, no consigas estar a la altura. Kamenszain juega con una serie de factores  que me quedan demasiado lejanos por mi formación anglosajona (y mi falta de lecturas hispanoamericanas), montones de referencias a los grandes escritores de la zona que me hacen sentir que me estoy perdiendo mucho. Independientemente de este hecho, este intento de montar una novela de poemas tiene un cuidado excepcional por la forma poética (y complejo) y es muy disfrutable a pesar de mi limitación.

Proleterka de Fleur Jaeggy, al final no preparé nada sobre ella, y no lo voy a preparar. Me temo que este segundo libro me gustó bastante menos que el anterior y la dejo entre los autores que se pueden leer pero no me atraen demasiado. Se disfruta del momento pero  habiendo otras, hay que elegir. 

Pagarás con maldad de Margaret Millar, Millar es un seguro de vida a la hora de leer un clásico de novela negra. Sus desarrollos suelen ser muy enigmáticos y siempre se guarda giros finales que te dan buenas sorpresas. Hay que leerla. 

Aún queda mucho por decir de Rose Ausländer, si pincháis en el título podréis ver una muestra de su fantástica poesía y el comentario que hice al respecto.

La niña de oro puro de Margaret Drabble, parece mentira que podamos tener en circulación otro libro de la escritora británica. Siempre interesante, está no es una ocasión menor de disfrutarla. En la reseña hice un análisis al respecto de sus técnicas. 

Monstruo de ojos verdes de Joyce Carol Oates, me extendí bastante con esta novela juvenil que trata el tema de la violencia de género a la manera de Oates, es estupendo. 

Ms Marvel: Fuera de lo normal de Willow G. Wilson, vaya, vaya, y no me había enterado de esta versión alternativa con una nueva Ms Marvel; divertida, sin complejos, y, aunque odie el adjetivo, fresca visión del mundo superheroico con disquisiciones religiosas (sobre todo referentes al mundo musulmán) y cuestiones de género imbuidas en una historia que tiene una superheroína deliciosa como protagonista. El dibujo de Alphona es más que digno y conjuga muy bien con el tono de lo que escribe Wilson. 

El bosque de la noche de Djuna Barnes, sé que voy a escribir algo sobre esta novela ambigua y oscura pero ciertamente prodigiosa. También sé que todo lo que escriba, en casos así, se queda muy por debajo del talento exhibido por Barnes. Ya veremos lo que consigo hacer. Un clásico del siglo XX.

Por no mencionar al perro de Connie Willis, es injusto, este libro debería haberlo leído hace mucho tiempo; también es injusto que no vaya a tener una reseña, pero, sin embargo, alguno se va llevar una sorpresa cuando lo vea al final de año. Se ha convertido en uno de mis libros favoritos. Una perfecta conjunción de novela de enredo victoriano-mistery- viajes en el tiempo aderezada con un montón de referencias a los clásicos del detection club y muchísimo buen humor. Es perfecta. 

El corazón es un cazador solitario de Carson McCullers, vaya, otra de esas novelas perfectas. Por fin. Habrá reseña, tiene que haberla. Espero que en poco tiempo. 

Silas Marner de George Eliot, con el tiempo quiero rellenar mis huecos pendientes con la escritora inglesa, esta pequeña novela reúne, de manera condensada, su buen hacer. Se disfruta mucho.

Out de Natsuo Kirino, este es uno de esos ejemplos donde una novela de género policíaco consigue ser muchísimo más interesante que muchas novelas que nacen con la pretensión de ser “literarias” (signifique lo que signifique); partiendo de una premisa que pone al límite a cuatro protagonistas, todo se irá convirtiendo en un hardboiled brutal que desencadena un duelo entre dos protagonistas como si se tratara de un western… ah, y por el medio hay descuartizamientos y mucha mala leche. En fin, una novelaza que no te deja indiferente  y no aburre en ningún momento.

Los disidentes

Sólo dos ha habido este mes y han sido obligados, unos encargos que no podía dejar pasar y que aparecieron en primer lugar en Ópera World :

La ópera como teatro cantado de Gabriel Menéndez Torrellas, si pincháis en el enlace veréis de qué trataron las conferencias reunidas en este pequeño libro con ideas muy interesantes.

Nietzsche y la música de Blas Matamoro, tengo la reseña en el horno, así que no me voy a extender, buen trabajo del autor que nos tiene acostumbrados a este tipo de estudios que aportan nuevas visiones a épocas conocidas de la música. En este caso la época en que vivió el filósofo.

Por último, las adquisiciones de Febrero:

 

AdquisicionesFebrero

Sorprendentemente me acabo de dar cuenta que no he programado más que una de ellas. Vaya lío que se me montó en marzo. Tengo que pensarme muy bien alguna de ellas y que vayan entrando, además son novedades. Uno de los beneficios de este año es que las novedades no están dictando mis lecturas. Esto, sinceramente, me parece muy sano.

Un abrazo y ¡Buenas Lecturas!

Segundo mes, segunda selección. Engordando la nómina de escritoras.

Me va a costar, pero creo que vale la pena que vaya escribiendo este tipo de posts. Entre otras cosas porque quiero que mi año de lectura de mujeres quede muy bien documentado, al menos en lo posible. Febrero acaba de empezar y, nuevamente, os traigo la selección potencial de escritoras que tengo pensado (intentar) leer en este tiempo. Empezaré con las que me faltaron de la selección del mes anterior :

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Es curioso pero se me quedaron las policíacas en el camino, tanto Anna Katherine Green como Fred Vargas, así como El leñador de Michael Witkowski van a ser prioritarias este mes. Eso seguro. Lo mismo sucede con dos de las que tenía en inglés, con nada menos que Joyce Carol Oates y George Eliot. Las otras prioritarias van a ser Drabble, Atwood y Djuna Barnes, que ya  comenté el mes pasado, no voy a decir más sobre ellas. Quiero pasar a las que se añaden este mes para hacer aún más grande la lista de escritoras. Os pongo la foto donde aparecen la mayoría.

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Todos los meses iréis comprobando una serie de constantes debido, principalmente, a que tengo un montón de libros de dichas autoras y hay que programarlas mes a mes, para ir dando salida; también es cierto que me lo puedo saltar según lo que venga en novedades pero sí me gustaría tener una serie de ideas fijas y autoras (mis favoritas) de las que siempre tenga algo que leer. De ahí que este mes haya conseguido poner algunas de las constantes del mes anterior y he añadido otras, os las explico a continuación:

-Siempre habrá uno (o dos) libros de Margaret Atwod y Joyce Carol Oates. A Nada se acaba y Expensive People podéis ver que he sumado Doña Oráculo y Monstruo de Ojos Verdes. Es muy probable que me centre en aquellas publicadas en castellano con incursiones en inglés para las últimas que salgan pero todavía no lo tengo tan claro.

-Me gustaría leer uno o dos clásicos, si el mes anterior leía a la prodigiosa George Eliot, este mes sumo a Maria Edgeworth y su Ennui al Silas Marner de la primera.

-A partir de este mes A. S. Byatt y Virginia Woolf van a ser fijas. Dos de mis autoras favoritas de las que iré desgranando la mayoría de su obra. En el caso de la primera, empiezo con el cuarteto de Frederica (La virgen en el jardín). Con Woolf, leeré cronológicamente todo lo que me queda (bastante) de ella, empezando con ese El lector común. Lo mismo puede aplicarse a Alice Munro, seguiré el mismo criterio que con Woolf, empezando por El progreso del amor.

-En lo policíaco quiero también poner alguna regla. Sue Grafton va a proporcionar letras de su abecedario del crimen todos los meses. Ahí está la E de Evidencia. Lo mismo va a suceder con Dorothy L. Sayers, su serie de Lord Peter Wimsey será habitual, empezando este mes por dos de sus primeros casos.

El resto se tratará de temas más aperiódicos, por lo tanto, los describo a continuación:

-Este mes he programado tres cómics escritos por mujeres, Alison Bechdel (Fun home), Julie Maroh (El azul es un color cálido) y Roz Chast (“¿Podemos hablar de algo más agradable?”). Tres estilos y temáticas bastante distintos que pueden resultar muy  interesantes.

-También he pensado en tres poemarios de autoras que no conozco: Sandra Santana, Ana Rosetti y Tamara Kamenszain. De esta manera, leo poesía y me abro a más posibilidades. Veremos cómo va el experimento.

-Dos autoras que llevaba pensando hace tiempo aparecen por fin en este blog. Por un lado la nobel Wislawa Szymborska, por el otro Carson McCullers, en ambos casos con dos obras emblemáticas, Lecturas no obligatorias y El corazón es un cazador solitario. Creo que he acertado plenamente en la elección, y seguro que el próximo mes alguna vuelve por aquí.

-Después del libro de poemas que me leí, buen libro, me apetece un montón el Llamada perdida de Wiener, una autora que disfruté y de la que quiero profundizar más.

En cuanto a lecturas de género, bastantes buenas representantes, de las que aparecen en la foto:

-El libro ilustrado del Frankenstein de Mary Shelley, me falta poner algo más de terror en los próximos meses. Todo llegará.

Pagarás con maldad, por fin Margaret Millar para demostrar que no era, precisamente una sombra del gran Macdonald.

Fuera de la fotografía, ojo a los tres libros que tengo previstos:

-Por un lado Out de Natsuo Kirino, novela negra japonesa de una autora que tenía en el olvido.

-Por el otro, por fin, Por no mencionar el perro, Connie Willis, uno de los libros por los que tenía más ganas de empezar este reto literario.

-Ah, y casi se me olvida, el segundo libro que leo de Fleur Jaeggy, Proleterka.

Y esto es todo, sinceramente me he pasado, algunos se van a quedar en el tintero… pero no hay problema. Los terminaré en marzo.

Y me quedan muchas autoras en  la recámara. El próximo mes más.

Un abrazo y ¡Buenas lecturas!

Una mañana de adquisiciones en la Feria del Libro 2013

Ir a la Feria del Libro se ha convertido en una tradición que practico en familia. No por el hecho de que me firmen un libro, de hecho, rara vez es el año que busco este propósito; muy al contrario, lo bueno es aprovechar que vienen las editoriales para buscar libros que, aunque estén descatalogados, pueden estar en el fondo editorial. También es buen momento para hacerse con las últimas novedades y, desde luego, es una excusa para promocionar el hecho de leer libros.

El año pasado todavía no tenía en marcha este blog; así que no podía hacer este post que paso a poner a continuación, donde voy a hacer un repaso a las últimas adquisiciones. En primer lugar, la foto oficial con todas las compras, jugosas compras…

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No está nada mal la muestra, hay un poquito de todo en esta ocasión, desde poesía y teatro, a ficción, best sellers y algún clásico contemporáneo. Voy a empezar  a poneros unas fotos temáticas y haré un poco de comentario al respecto:

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“Mujer de barro” es la última novela publicada en España de la prolífica escritora norteamericana Joyce Carol Oates; sabéis de mi predilección con respecto a ella, o sea que, como se puede suponer, va a subir en la lista de lecturas.

-Siempre es un gusto comprobar que una editorial cumple los 100 títulos publicados, en este caso, una de mis favoritas por catálogo, Impedimenta, lo celebra a lo grande y lo hace con una de sus escritoras bandera, Stella Gibbons, “La segunda vida de Viola Wither” será garantía de diversión.

“Todo va bien” de Socrates Adams es el quinto título de la peculiar colección que está haciendo “Pálido Fuego”, los tengo todos, aunque no estén leídos aún y este pinta tan bien que, probablemente, no me haya equivocado.

-No sé por qué puse en esta foto el “Paseos Nocturnos” de Dickens, pero bueno, el caso es que tenemos una recopilación de ensayos de uno de los más grandes. Mi objetivo con el inglés es tenerlo todo todo todo….

“Historias inverosímiles en general” es el peculiar título de esta recopilación de cuentos del escocés Alasdair Gray; cuánto me gusta un poco de humor disparatado de vez en cuando, y este parece prometerlo.

“¿Quién ha visto el viento?” reúne todos los cuentos de Carson McCullers, una de las grandes damas del gótico sureño, coetánea de Faulkner, no hace falta decir mucho más sobre ella.

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 –“Joyland” es la última novela del siempre interesante Stephen King, lástima la portada española, convencional como pocas; sobre todo si conoces la que se ha puesto en EEUU. Experimento en el formato por parte de RHM que veremos cómo va. Ya no sé las diferentes ediciones que tengo de las obras del norteamericano.

-Parece que el gallego Manel Loureiro se ha olvidado de los Zombies e intenta hacer algo distinto; sinceramente, “El último pasajero” tiene muy buena pinta, mejor de lo que me esperaba, y sé de buena fuente que el cambio resulta una mejora; o sea que no habrá que perdérselo, además el amable autor me lo firmó muy personalmente.

-No había leído nada de China Miéville, y es hora de remediarlo, este “Embassytown” parece ser un buen pretexto para hacerlo de una vez.

“El misterio de Pont Aven” de Jean Luc Bannalec es una apuesta personal, me gustan las novelas de detectives,  y de esta no hay ninguna referencia, pero bueno, veremos si vale la pena.

“Wild Thing” de Josh Bazell y “Los hermanos Sisters” de Patrick deWitt tienen una pinta excelente, si lees la contraportada del primero te convences de sus posibilidades; el segundo, novela policíaca del oeste, no puede estar demasiado mal.

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Aquí tenemos tres de esas obras contemporáneas y que, en algunos casos, son prácticamente imposibles de conseguir y son un buen ejemplo de las bondades de la feria.

-De entre las difíciles de conseguir tenemos el “Amsterdan” de Ian McEwan, el maravilloso creador de “Expiación” que consiguió el Man Booker, sin embargo, por esta obra extraña y subyugante.  Coe es otro de esos escritores actuales capaces de crear historias maravillosas y que, además, consiguen que te rías con ganas. Este “El círculo cerrado” lo programaré en su momento con “Menudo reparto”.

-La última de esta recopilación ha sido reeditada hace nada y es uno de los paradigmas del postmodernismo británico; excelente muestra de nuestro tiempo y con un(os) final(es) que deja(n) huella. Hablo naturalmente de John Fowles y esa obra maestra que es “La mujer del teniente francés”.

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Y para el final otras dos obras de magno calibre:

-En “Teatro reunido” se recogen todas las obras de teatro del gran Samuel Beckett, solo por “Esperando a Godot” y “Fin de partida” encontramos motivos de sobra para disfrutar de la incertidumbre de nuestro tiempo con una economía de medios sintácticos que, sin embargo, están cargados de significado. Un coloso.

-Exquisita la edición de Bartleby Editores para esta edición de la “Poesía completa” de la malograda Sylvia Plath, edición bilingüe como no puede ser de otra manera y que será un disfrute para los sentidos con la fuerza dramática de una escritora sin igual. Me falta acompañarlo de las “Cartas de cumpleaños” de su marido Ted Hughes y que irá en no poco tiempo para una lectura conjunta.

Y se acabó por ahora, que esto se está alargando; una selección ecléctica con lecturas para mucho tiempo, me encanta poder elegir entre lecturas; es uno de mis mayores vicios, unido inherentemente al de leer.

BOLA EXTRA: Se me habían olvidado las tres novelitas de Zweig que pongo a continuación, directamente relacionadas con mi proyecto literario y que voy completando poco a poco!

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