Lecturas de Junio 2014. Lecturas estivales.

Este post tiene tres partes muy diferenciadas:

-En primer lugar, haré el resumen con las ya consabidas lecturas del mes anterior, en este caso se trata de junio.

-Lo segundo será, también como habitualmente, una foto con las últimas adquisiciones.

-La tercera parte es lo más novedoso de este post, estamos en verano, y un servidor necesita un descanso del blog, debido principalmente a que no tendré acceso físico al mismo; lo cual no quiere decir que deje de leer, muy al contrario, voy a intentar poner unas cuantas de las lecturas que he escogido para el verano y los motivos para escogerlas. Ya he agrupado en mi base de datos de Goodreads estas lecturas bajo la estantería “estío2014” para tenerlas bien controladas, y comprenderán el período del 1 de julio al 31 de agosto. Haré un resumen extenso en septiembre con las lecturas que hayan entrado en dicho período.

Sin más dilación, a por el resumen de junio:

“Ojo de Halcón: Pequeños aciertos” de Matt Fraction y dibujos de David Aja, segundo volumen de la fantástica serie de cómics con nuestro arquero favorito (con permiso de Green Arrow) y que vuelve a alcanzar cotas de excelencia.

“Americanah” de Chimamanda Ngozi Adichie, una de mis favoritas al Baileys Prize del que hablé por aquí anteriormente, la nigeriana nos ofrece una densa obra con el racismo de fondo con muchos grises, humor y pelo afro. Una muy buena lectura.

“El doctor Proctor y el fin del mundo. O no.” de Jo Nesbo, la última entrega del doctor Proctor me ha obligado a abandonar definitivamente la serie infantil de Nesbo, pinchando en la obra averiguaréis el porqué.

“De Sastre & Total 2: Mira lo que has hecho” de Stephan Pastis, todo lo contrario que la anterior, serie que sirve tanto para adultos como para niños  y que, sobre todo, es inteligente. Una verdadera delicia.

“The fabulous Beasts: Poems” de Joyce Carol Oates, mi incursión en los poemas de Oates nos revela claves de la inmensa obra de la norteamericana.

“El Joven Moriarty y la planta carnívora” de Sofía Rhei, confirmación del buen hacer de Rhei en una obra que aprovecha al personaje principal con cada vez más detalles divertidos sin olvidarse de la trama principal.

“Nosotros caminamos en sueños” de Patricio Pron, el díptico de obras publicadas por el argentino empezó con esta reflexión satírica de la guerra y de la que hablé en profundidad en el post que enlazo con ella.

“Flavia de Luce y el misterio de la gitana” de Alan Bradley,  historia de detectives con la especial Flavia que merece mejor suerte, aunque a estas alturas es difícil que remonte.

“Libertad condicional” de Jim Thompson, mi monográfico inconsciente de Jim Thompson empezó con esta, digo inconsciente porque ni me esperaba que iba a hacerlo este mes.

“Arte Salvaje. Una biografía de Jim Thompson” de Robert Polito, esta obra, editada con gusto exquisito por Es Pop fue el desencadenante del monográfico que he mencionado. Si digo que ha convertido en una obra de referencia casi me quedo corto. Excelente.

“El piloto y el principito” de Peter Sís, Sexto Piso está haciendo una labor editorial gigantesca, su elección de obras es exquisita, más en casos como este librito ilustrado delicioso.

“El libro tachado” de Patricio Pron; justo es hablar igualmente de la labor editorial de Turner  con este ensayo, la segunda de las obras recientemente publicadas de Pron, me trajo sentimientos encontrados; pero es una buena obra.

“Aquí y ahora” de Jim Thompson, la ópera prima del norteamericano, cargada de elementos autobiográficos, es una obra irregular pero indudablemente necesaria para entender la evolución del escritor.

“Muerte en el bosque” de Sherwood Anderson, recopilación de los últimos cuentos del gran escritor norteamericano, un  especialista en la narrativa breve que influyó a los más grandes.

“NOS4A2” de Joe Hill, ejemplo perfecto de cómo utilizar una narración clásica, modernizarla y crear una obra casi indispensable, saltándose cualquier posible estructura que pudiéramos prever y dándonos mucha mala leche. Subvertidora en sí misma por los temas que trata de fondo y el cómo lo hace.

“Asesino burlón” de Jim Thompson,  obra primordial para entender lo grande que es Jim Thompson. Brutal desde casi cualquier punto de vista. Hardboiled  puro.

“Huida del corredor de la muerte” de Edward Bunker, recopilación póstuma de relatos de Edward Bunker, no es de lo mejor del autor, pero es Bunker, sello de calidad mínima.

No se ha dado mal la verdad… lo bueno es que el verano ha empezado mejor.

No pueden faltar las últimas adquisiciones, ellas ayudarán a configurar las lecturas estivales, de hecho, según escribo esto, ya han caído cuatro de ellas.

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Y ahora, para terminar, la selección de lecturas estivales;  por comodidad las he dividido en bloques fácilmente reconocibles.

Bloque Stephen King, está incluido dentro de proyecto literario y, aunque parezca mentira me faltan todas las que aparecen en la foto (y alguna más). Es una ocasión de las buenas para al mismo tiempo que me divierto avanzo el proyecto, y encima en verano.

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Bloque literatura juvenil, ya había ganas de meterse a fondo con varias de estas obras, en especial con las de Riordan y su saga de dioses del Olimpo, aunque tengo gran curiosidad por “Sombra y hueso”, paradigma de novela juvenil con mucho éxito entre los blogs especializados. También Stroud me llama mucho la atención.

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Bloque inglés, no puede faltar en el verano un poco de novela en su lengua de origen, sobre todo por seguir practicando y no relajarse, no son muchas pero tienen un buen nivel; la última del creador de “The teleportation accident” es quizá la que tengo más ganas junto con la ganadora del Baileys Prize por “A Girl is a Half Formed Thing”. La de Oates me da bastante curiosidad. Este bloque puede verse aumentado cuando salga la nueva novela de Lauren Beukes, que ya tengo reservada.

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Bloque comedia inglesa, me apetece mucho reírme, por lo tanto, esta selección busca lo lúdico en su corriente más hilarante. La obra de la hermana de Mitford es un acontecimiento y seguro que trae alguna que otra carcajada. “El regreso de Reginald Perrin”, después de “Caída y auge…”, parece también una opción segura, lo pasé bomba con la anterior. El ensayo sobre beber de Amis es una opción de lo más sugestiva. Quizá de la que menos espere es la de “Inglaterra, Su Inglaterra” pero me puede la curiosidad. Ah, en la foto no aparece pero también entra el último de Delafield sobre la dama de provincias.

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Bloque Harry Dresden – Fantasía –Ciencia Ficción, yo he sido de los que he conocido tarde a Butcher y su saga de Harry Dresden, el investigador de lo paranormal, con la reedición de sus obras en bolsillo me estoy poniendo al día. Tengo pendientes estas tres. Nevsky y su bilogía del tiempo puede ser más que interesante, aunque quizá más con la obra de Bulgakov “El maestro y Margarita”. Mucha curiosidad me da “Los Jardines Estatuarios” del francés Abeille que nos trae Sexto piso y que prometen una lectura diferente. No puede faltar un poco de terror con la recopilación del grandísimo Matheson de varias de sus obras cortas en Gigamesh. Ah, se me olvidaba esos “Fantasmas y Samurais” de Quaterni prometen una lectura gozosa.

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Bloque policíaco, no he cogidos muchos de este género porque, la verdad es que, últimamente, como podéis ver en el blog, he leído bastantes. Aun así, estas cuatro aseguran diversión. Acabaré todo lo que se puede leer de Bunker con sus memorias, disfrutaré con el último de la alemana Neuhaus y, a pesar de la horrorosa portada, veremos qué nos ofrece Quaterni en “El verano de la Ubume”.  Calla, se me olvidaba una de las más apetecibles, la de Ann Cleeves, una curiosa propuesta.

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Bloque literatura contemporánea, justificar cada una de las que vienen en este bloque me llevaría mucho tiempo pero la mezcla que he escogido es heterogénea y de gran calidad: Un Banville, después de su Príncipe de Asturias. El último ganador del Pen Award, la primera novela, multipremiada, de Lahiri. Las narraciones más famosas de Saunders. Lo último de Eugenides y Lethem. La historia de Italia a través de su comida. Lemaitre tratando el tema de moda, la primera guerra mundial. Los relatos de la ganadora del Pulitzer Stafford. Y de propina, una historia mínima de la literatura, gracias a Turner.

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Son muchos libros, no sé si caerán todos. Son un reto en sí.

No sé cuándo volverá a estar activo este blog. Tampoco estoy seguro de lo que  voy a hacer una reseña o si solamente haré un comentario como este. Lo que si voy a poner es una encuesta para que me pongáis vuestras preferencias si os apetece.

Allá va el enlace: Libros que os gustaría ver reseñados.

Buen verano a todos!!! Disfrutad de las vacaciones!!

Patricio Pron: dos facetas del mismo autor. La controversia de una opinión.

nosotroscaminamosEsta reseña sobre dos obras del argentino Patricio Pron puede resultar incoherente en sí misma, incluso contraproducente para el mismo autor. Coincide que el joven escritor acaba de ver publicadas dos obras de carácter muy diferente y que nos revelan dos facetas de su creación artística; además, las dos obras han sido publicadas por editoriales diferentes y con motivos distintos. Ciertamente, ambas me han producido sentimientos encontrados que pasaré a describir.

“Nosotros caminamos en sueños” (publicada dentro de Penguin Random House Mondadori) nos trae al Pron novelista dedicándose a lo ficcional; se trata de una sátira posiblemente relacionada con la guerra de las Malvinas, pero extrapolable por extensión a cualquier guerra. Y esto es así porque, más allá de lo geográfico, todo lo que va apareciendo lleva un hilo conductor detrás subyacente:

“Quisiera presentar una queja, señor”. “Yo también lo haría si fuera usted –respondió el Capitán Mayor observándolo, y preguntó-: ¿De qué se trata?” “Quisiera dejar constancia de mi desacuerdo con esta guerra, señor”, dijo Zinovy Rozhestvensky. “¿Por qué soldado?”, quiso saber el Capitán Mayor. “¡Porque es peligrosa, señor!” Usan armas de verdad, no de juguete. Quizá hasta usen también tanques y aviones. ¡Alguien puede ser lastimado! Mejor nos marchamos de aquí de inmediato”, propuso. “¡Pero si no ha estado en la guerra ni un día!, dijo el Capitán Mayor. “¡Un día es más que suficiente! ¡Mejor me voy antes de que me maten!”

Me ha sorprendido gratamente la vena humorística del autor, no voy a negar que en ciertos momentos, por lo absurdo de las situaciones planteadas me arrancó la sonrisa; el problema es que, para el público español, este libro traerá reminiscencias de los monólogos del humorista Gila, no sé si el autor lo intentó conscientemente o ha salido involuntariamente pero, más de uno y de dos, recordarán al humorista:

“¿Quieres decir que solo actuaremos como personas responsables y ganaremos la guerra si continuamos bombardeándolos?”, pregunté. “En principio sí –me respondió-, pero no es que los bombardeemos a ellos sino que ellos nos bombardean a nosotros y no es que así ganemos la guerra sino que ellos la pierden y no es que así actuemos responsablemente sino solo de forma de no ser considerados irresponsables”, dijo. Una vez más, me pregunté si Morin solo quería confundirme con algún oscuro propósito, o si también él estaba confundido”

No pierde la oportunidad Patricio de utilizar el texto como reflexión del oficio periodístico y de las injerencias del Estado en la libertad de prensa, un tema siempre actual, nos encontremos en la época que nos encontremos.

“¿Qué te ha parecido?”, preguntó Morin. “Una basura: tú sabes que no fue así cómo sucedió”, respondí. “Verás, El Nuevo Periodista solo escribe lo que le piden”, le defendió Morin. “¿Sólo escribe lo que le piden? Lo dices con toda naturalidad, como si dijeses: “El Nuevo Periodista pesca con mosca”. “Es que El Nuevo Periodista no pesca con mosca: solo escribe lo que le piden. Eso es lo que te estoy diciendo”, insistió Morin.”

Lo que no nos puede hacer olvidar el leit motif, el alegato antibelicista, el sinsentido de la guerra:

“Me pareció una objeción razonable y no puse reparos, pero luego pensé que aún había una pregunta por hacer. “¿Quién se beneficia con todo esto?” pregunté. “Nosotros”, respondió Morin rápidamente. “¿Quiénes somos nosotros?”, volví a preguntar, y tuve la impresión de que me había pasado toda la guerra haciéndome esa pregunta.”

A pesar de que, en mi caso no resulte tan estimulante, por el uso de los lugares comunes que ya han visitado tantos autores antes que él y porque, no nos engañemos, no me seduce la forma de expresarlo; tengo que reconocer que esta obra es más fácil de recomendar a un lector común; Pron utiliza muchas referencias literarias pero lo hace de una manera lo suficientemente sutil para no agobiar ni entorpecer la historia.

el-libro-tachado-9788415832287Muy diferente es, sin embargo, la segunda obra: “El libro tachado”, publicado por Turner. El Pron ensayista es considerablemente más interesante para un servidor por mi bagaje personal, aunque, desde luego, estimo que lo que trata el argentino puede resultar poco amigable para el lector habitual; la profusión de notas al estilo del inimitable David Foster Wallace, la multirreferencialidad y el uso de conceptos que conllevan una cierta reflexión y significados ambiguos son caballos de batalla para la interesante aunque dificultosa narración.

En parte de la sinopsis editorial encontramos latente la ambición del autor:

“Y hace falta reflexionar a fondo sobre el futuro de la literatura, y sobre lo que nos enseñan los libros que no tenemos en la estantería: los censurados, tachados, quemados, prohibidos. Los que no escribieron los autores silenciados, bloqueados, dementes o suicidas. Y, con perdón, los que se plagiaron, se piratearon o se robaron. Este libro tachado no pretende ser una historia de la literatura, pero es la historia que un lector no puede dejar de leer.”

Por un lado, una historia de la literatura a través de los libros que no tenemos en nuestra estantería, lo mejor del libro sin lugar a dudas, además de resultar lo más original/creativo; por otro lado, una reflexión al presente-futuro de la literatura, donde asistimos al discurso corporativo editorial, ya habitual y poco enriquecedor, que desmerece el resto de la obra.

Centrémonos en la primera parte con algunos de sus destellos, los mejores del escritor en opinión de un servidor; tomando como base a Barthes y “la muerte del autor” y a Foucault (¿Qué es el autor?), este hilo conductor es la trama que sustenta su reflexión histórica libresca; en este marco la trayectoria del Ouvroir de Littérature Potenttiele se reveló como determinante al llegar casi a definir una topografía literaria tras las consecuencias de “La muerte del autor” barthesiana:

“Con su trayectoria, el Ouvroir de Littérature Potenttiele llamó una vez más la atención sobre el hecho de que toda literatura se construye con la ayuda de procedimientos y mediante la adhesión a formas que determinan qué se puede decir y cómo, evitando así la dispersión y la proliferación que se producirían si el autor careciera de un marco. A su vez, al sistematizar las restricciones pasadas y crear otras nuevas, el OuLiPo se acercó quizá de manera involuntaria a la consecución de un objetivo largamente acariciado por algunos: el trazar un mapa topográfico de la literatura y acotar un repertorio de posibilidades que permitiera seguir escribiéndola incluso tras la “muerte del autor” y de la literatura como productora de sentido.”

La idea de los libros que han desaparecido como parte de la historia literaria nos trae ecos, en este caso de su fragilidad; de hecho la cultura, en épocas de crisis es lo que sufre más, es lo que primero se abandona:

“Todos los libros destruidos y quemados y los textos jamás escritos e incluso los ilegibles son el reverso necesario de la literatura que nuestra cultura ha preservado: le sirven de trasfondo pero también de advertencia sobre su propia fragilidad.”

Lo que nos lleva igualmente a esos autores que no han existido, y a los autores ficticios (falsificados) o incluso a aquellos que colaboran entre sí, una variante avanzada de esa “Muerte del autor”:

“Aunque lo primero que viene a la mente al pensar en escritores que no hayan existido nunca es la ingente cantidad de autores ficticios resultado de la práctica de la falsificación literaria, el hecho es que también se produce un tipo de “muerte de autor” en el momento en que cesas la colaboración. “

En el capítulo de falsificadores aparece uno de esos conceptos, el de las misery memoirs, tan en boga en la actualidad y que, posiblemente, no dejarán de estarlo nunca debido a la búsqueda empática del lector como:

“Las misery memoirs son obras literarias cuyos autores y editores promocionan y comercializan apelando a ciertas estrategias editoriales y a la inclusión de unos paratextos que inducen a los lectores a creer que se trata de relatos autobiográficos; como su nombre indica, a menudo estos textos narran historias personales terribles -abusos sexuales, drogadicción y persecución política o religiosa son tres de sus temas más recurrentes.”

A partir del capítulo dedicado a los anónimos, ya encontramos un avance de lo que comentaba al principio relacionado con la red:

“No es casual, por supuesto, que la práctica de la publicación de obras literarias de forma anónima y la publicación de pseudónimos realmente impenetrables haya desaparecido casi por completo -con la excepción de la red, donde prolifera como garantía necesaria para la práctica del insulto y de la difamación-, ya que las empresas que comercializan literatura no tienen como objeto la venta de libros sino la de autores.”

Lo curioso de este argumento es que desacredita parte de lo leído, ya que “la muerte del autor” no se ha producido más que para la crítica, de hecho, fue el desencadenante que ha servido para el desarrollo de otras perspectivas críticas posteriores. No nos engañemos, los lectores de hoy en día siguen buscando, la mayoría, autores, aunque pueda haber otras causas de elección que, evidentemente, se producen, y que no son el objetivo de este texto.

Lo que me hizo gracia es que olvide el uso de los pseudónimos como parte de estrategia comercial actualmente, solo tenemos que ver los casos de King como Richard Bachman (que cita) y el de Joanne K. Rowling (como Galbraith) o el de Banville/Benjamin Black, para enseguida centrarse en el uso de esto en las redes para difamar e insultar… procedimiento habitual de “trolls” pero desde luego no estamos ante un comportamiento general.

Esto, de todos modos, es un aperitivo ante lo que aparece en el infame “Crisis”, donde nos encontramos la habitual demonización de la red predicada por editores/editoriales  y mayorías de autores en consonancia con políticas editoriales, Pron, emparentado con Penguin Random House Mondadori, dominadora junto con Planeta de la mayoría del sector editorial español, no desentona en su discurso “progresista” con peroratas como la siguiente:

“La publicación en la red que ha sido considerablemente facilitada en los últimos tiempos mediante la popularización, la simplificación y el abaratamiento de la tecnología de diseño de páginas web y la existencia de plataformas para la creación gratuita de blogs, presenta dos tipos de problemas. El primero está relacionado con la tecnología misma, que, en primer lugar, dificulta notablemente la lectura de textos extensos –ya que estos carecen de materialidad y “desaparecen” de la vista a medida que son leídos en pantalla-; en segundo lugar, ha reducido a mínimos el tiempo que se requiere para acceder a la literatura pero no ha podido acelerar la velocidad con la que esa literatura debe ser leída, que sigue siendo baja; y, en tercer lugar, convierte en simultáneas las actividades no simultáneas de leer y opinar sobre lo que se lee, entre las cuales ya no media la reflexión. El resultado es un tipo de comunicación literaria en la red principalmente superficial, con notables y muy valiosas excepciones. El segundo de estos problemas está vinculado con el hecho de que la multiplicación de blogs y páginas webs personales en los últimos años –por lo mencionar la dispersión de los contenidos literarios en redes sociales y su reducción empobrecedora en los ciento cuarenta caracteres de una de las redes más populares del momento- ha conducido paradójicamente a la reducción de su visibilidad, así como a su pérdida de interés y atractivo, lo que queda de manifiesto, por ejemplo, en la reducción de visitas y comentarios en los blog literarios en los últimos tiempos.”

Dos focos principales tiene este discurso, el primero, el de las “limitaciones de la tecnología” para la lectura, parece que dificulta la lectura de textos largos, no ha favorecido el aumento de lectura y, infierno de los infiernos, convierte en simultáneas la opinión y la propia lectura. Tienen gracia “las limitaciones”, lo que no tiene tanta gracia es que obvie lo que la tecnología ha favorecido para el fomento de la lectura: accesibilidad de libros a través de ebook que supone ahorro en espacio y coste, compartir impresiones con otros lectores al mismo tiempo que se lee que fomenta clubes de lectura y que ayuda a que se puedan leer más obras y profundizar en ellas conjuntamente; olvida (conscientemente imagino) una dimensión social posible gracias al fomento de redes de lectura sociales que ofrece la tecnología y olvida (igualmente) que, comentar impresiones iniciales no tiene por qué ser óbice para que haya reflexión posterior sobre la obra que se está leyendo.  Pero, claro, queda mejor decir que todo lo que se hace en la red es SUPERFICIAL (con “notables y valiosas excepciones”… para no generalizar, jaja)

El segundo foco es, como no podía ser de otra manera el aumento de blogs y webs que no valen para nada y que ensombrecen los contenidos literarios que él considera rigurosos, (posiblemente su grupo de amigos, porque ya sabemos los que llevamos ya tiempo en esto, cómo se ayudan entre estos amiguetes, aunque nadie les lea por su deliberado cripticismo), y, cómo no, twitter, y su dispersión literaria. No digo que haya parte de razón en su argumento, dispersión y twitter se convierten en pleonasmo por definición natural de la red social y es cierto que hay muchos blogs que carecen de valor crítico. El problema es que estos blogs, incluso aquellos que solo digan que los libros son bonitos por la portada, tienen muchos lectores detrás, en algunos casos, como los de literatura juvenil, miles de lectores y no son despreciables; más bien, busquemos lo positivo y utilicemos lo bueno de ellos: el fomento de lectura, el juego de afinidades que se da entre blogs y lectores, te da una idea de dónde quieres ver tu libro reseñado y eso, le guste o no a Patricio, es evidente y MUY utilizable por cualquier editor con dos dedos de frente.

Más adelante, por si no nos queda claro vuelve a redundar en el segundo foco, el ninguneo de la posible “crítica” que pudiera surgir en espacios literarios ubicadas en esa diablura que es la red:

“En ese sentido, ninguno de los espacios en la red en los que se pone de manifiesto este tipo de “crítica” es interesante por sí mismo, sino sólo como síntoma de una enfermedad más general -y posiblemente más grave que la calumnia, que ya es grave -, que es la fosilización de la forma en que leíamos en el pasado y la inexistencia aún de algún tipo de alternativa.”

A lo mejor la alternativa es no anclarse en el pasado y mirar hacia delante aprovechando lo que está pasando, es inevitable y no se va a frenar, ¿no será mejor subirse al carro y aprovecharlo? ¿llevarlo a tu terreno?

Como parte de esta enfermedad, siento mucho haber hecho esta crítica que, posiblemente, no satisfaga al autor, es lo que tiene, estar involucrado en estas “odiosas” redes de internet.

Lástima esta parte final de un libro que resulta muy estimulante en sí mismo. Dos propuestas diferentes y, la verdad, que invitan a una reflexión.