Mi vida como hombre de Philip Roth. Comienza el juego

mi-vida-como-hombre-ebook-9788499896083“-¡Vuelve a tocarlo, Philly –le dijo el padre, furioso-, y te verás hablando con los atunes, te lo prometo! Te verás hablando con las anguilas.

Pero una vez de regreso en la pensión donde los Zuckerman pasaban sus quince días de vacaciones, Nathan, por primera y única vez en su vida, fue azotado con un cinturón por haber estado a punto de sacarle un ojo a su tío mientras hacía payasadas con el maldito anzuelo. Lo dejó atónito que el rostro de su padre estuviese tan bañado en lágrimas como el suyo propio cuando hubo terminado la paliza de tres correazos y le pareció más sorprendente aún que inmediatamente después se encontrase estrechado entre los brazos del padre.”

y…

“NOTA AL LECTOR

Las dos historias de la primera parte, Ficciones útiles, y la narración autobiográfica de la segunda parte, Mi verdadera historia, han sido extraídas de los escritos de Peter Tarnopol”

No deja de ser curioso que, siendo esta la primera aparición real del álter ego del autor Nathan Zuckerman, nunca aparezca relacionada con la serie de novelas relacionadas con él. El primer texto, ficcional (como nos dice la nota al lector al principio del libro), introduce el que será el personaje más famoso creado por Roth y lo hace a través de otro de sus álter egos, Peter Tarnopol. De hecho, en esa primera parte tenemos toda una declaración de intenciones que nos lleva a uno de los juegos que desarrollará y evolucionará el norteamericano hasta las últimas consecuencias:

“La historia de los sufrimientos de Zuckerman exige un enfoque mucho más serio que el que se juzgó apropiado para el relato de su apacible época de candor juvenil. Narrar con fidelidad los infortunios de Zuckerman entre sus veinte y sus treinta años exigiría un sondeo más profundo, un sentido más sombrío de la ironía, una voz grave y reflexiva en lugar de aquel punto de vista olímpico y divertido… o quizá lo que necesite una historia así no sea gravedad ni complejidad, sino autor capaz de verla como la sencilla comedia de cinco mil palabras que bien podría haber sido. Por desgracia, el autor de este relato –que ha experimentado por sí mismo infortunios similares, y aproximadamente a la misma edad-, no tiene dentro de sí ni siquiera ahora, mediada la treintena, lo que le permitiría relatar esa historia de un modo breve o en un tono divertido. “Por desgracia”, porque el autor se pregunta si no será esto, antes que el infortunio, la medida del hombre.”

“Para terminar, en la mejor tradición de la narrativa, la historia de ese Zuckerman en ese Chicago se la dejo a los escritores que viven en el vistoso presente americano, y cuyas extravagantes novelas cato desde la distancia, para que traten lo improbable, lo absurdo y lo insólito de una forma diferente a la directa y reconocible.”

En mi caso, debido a no haber seguido estrictamente el orden cronológico, ya había leído las cuatro partes que se reúnen bajo el nombre de Zuckerman encadenado y La contravida y este libro actúa como presagio de lo que iba a venir, como una prolepsis que Roth tenía ya en la cabeza y que pensaba acometer tras los experimentos que suponen sus primeras obras; esa capacidad de Roth (como Piglia o Vila-Matas) de expresar sus pensamientos a través de sus contrapartidas literarias, es lo que hace difícil recomendar su obra al lector de a pie, sobre todo porque un libro solo constituye una única pieza de un puzle mayor, mucho más complejo.

A través  de la identidad de Zuckerman empieza a afrontar la relación del escritor con su obra y, al mismo tiempo, presentar rasgos de su personalidad que irá fragmentando a través de otros pseudónimos ficticios (o no tanto), como es el caso de Tarnopol, el escritor que inventa a Zuckerman y que, curiosamente, fue tratado por el mismo psicoanalista  de Portnoy, Otto Spielvogel:

“De 1962 a 1967, el señor Tarnopol fue paciente del psicoanalista Otto Spielvogel de la ciudad de Nueva York, cuyos artículos sobre la creatividad y la neurosis han aparecido en numerosas publicaciones especializadas, sobre todo en Fórum Norteamericano de Estudios Psicoanalíticos, del cual es colaborador. El señor Tarnopol es considerado por el doctor Spielvogel uno de los más destacados narcisistas jóvenes del mundo de las artes nacional. “

En boca de Spielvogel Tarnopol es un narcisista (¿está Roth hablando de sí mismo?) y es  evidente que Zuckerman va a ser su gran proyecto futuro, me encanta el símil musical ya que resume a la perfección los juegos literarios que se desencadenarán, como una fuga en la que cada libro tendría su contribución pintando historias con pequeñas variaciones que se van superponiendo:

“En busca del desastre (uno de los cuentos que le envié) se vería tal vez ampliado en una obra más extensa, ambientada en Italia, sobre un Zuckerman cargado de remordimientos y su bella hijastra: se trata de las típicas reflexiones posfreudianas sobre motivos inspirados en Ana Karenina y Muerte en Venecia. “¿Esto es lo que piensa usted hacer, o continuará escribiendo variaciones sobre Zuckerman hasta haber construido una especie de fuga completa en el género de la ficción?” “Sí, esas ideas son muy buenas –tuve que decirle al hombre, que estaba allí con mi cheque en la mano-, pero lo que estoy haciendo podría describirse más bien como un modo de intentar abrirme camino a puñetazos desde el interior de una bolsa de papel.”

Todo este juego que nos propone es solamente visible desde la óptica del lector avanzado de Roth, el libro en sí mismo se puede quedar para un lector ocasional es una historia en la que brilla con luz propia el protagonista y sus problemas con las mujeres de diversa índole; es este uno de esos libros en el que un análisis superficial pintaría un Roth  machista que atribuye características muy negativas a todas las mujeres con las que se encuentra:

“En este momento no recibo consejos de nadie en lo referente a Susan. Estoy aquí para estar libre de consejeros… y de tentaciones. ¿Susan, tentación? ¿Susan, hechicera? ¡Vaya palabra para calificarla! A pesar de todo, nunca me ha dolido tanto la añoranza de alguien. Como se suele decir, hemos pasado mucho juntos, y no del mismo modo en que “lo pasamos” Maureen y yo. Con Maureen era la monotonía implacable de la lucha, algo que casi me hizo perder la razón. Por mucho razonamiento, inteligencia incluso fuerza bruta a que recurriese para hacer frente a nuestro conflicto, nunca logré cambiar nada. Todo lo que hacía era inútil, incluso, por supuesto, no hacer nada. Con Susan había lucha, sin duda, pero también ciertas compensaciones. Las cosas cambiaron. Nosotros cambiamos. Hubo progreso, evolución, transformaciones maravillosas y conmovedoras en todos los aspectos.”

Aunque siempre nos deja perlas referentes al papel de la literatura en nuestras vidas, es evidente que para el autor norteamericano sus experiencias con mujeres nunca podrán igualar lo que ha vivido gracias a la lectura y no duda en expresarlo cada vez que se presenta la oportunidad:

“Si no me hubiera sentido tan fascinado por aquellas complicadas ficciones cargadas de angustia moral, tal vez no habría dado nunca aquel paseo de ida y vuelta hasta el Upper West Side y nunca habría llegado a tomar la que entendía como la única decisión “honorable” para un hombre moralmente tan “serio” como yo. A pesar de todo, no es mi intención atribuir mi ignorancia a mis maestros, ni mis delirios a los libros. Los maestros y los libros siguen siendo lo mejor de mi vida, y si no hubiese albergado un sentido tan grandilocuente de mi honor, de mi integridad, de mi deber como hombre y de la “moralidad en sí”, quizá no habría sido tan susceptible a la educación literaria y a los placeres que esta conlleva.”

Teniendo en cuenta estos dos últimos ingredientes, es profundamente sintomático que el último capítulo de la segunda parte lleve el título de “Libre” ya que conlleva varias facetas de lo que él entiende como libertad: por un lado su vida como hombre, cómo él mismo, reafirmado en su personalidad y su forma de ser, libre de la influencia perniciosa de las mujeres con las que se ha encontrado; por el otro, la libertad de crear a Zuckerman y desencadenar su futura identidad, su futura relación con la literatura a través del personaje y la composición de esa fuga literaria de la que hablaba con anterioridad. ¡Música maestro!

“Y entonces, con los ojos anegados en lágrimas y los dientes castañeteando, y lejos de parecer un hombre cuya némesis ha dejado de existir, un hombre que vuelve a ser dueño y señor, me volví hacia Susan, que seguía sentada allí, con el abrigo puesto y un aspecto (para mi sorpresa) tan indefenso como el día que la conocí. Seguía allí sentada, esperando. “Oh, Dios mío…-pensé-,  ¡y ahora tú! ¡Tú siento tú! ¡Y yo! ¡Este yo que es yo siendo yo y ningún otro!”

Los textos provienen de la traducción de Lucrecia Moreno de Sáenz y Mercedes Mostaza de Mi vida como hombre de Philip Roth  con revisión de Lourdes González para Debolsillo.

Crónicas de feria: Adquisiciones y mucho más…

Junio empezó de la mejor manera posible a nivel de adquisiciones; la visita a la Feria del Libro es ya una tradición ineludible, no solo por dichas compras y su carácter lúdico, sino además por la posibilidad que se tiene de charlar y hablar de literatura con editores, libreros y otros compañeros, aunque otro año me gustaría poder desvirtualizar a algún madrileño más.

Este año hice dos visitas igual de fructíferas en cuanto a compras y beneficios; en el primer día el resultado final de las compras fue el siguiente:

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Antes de explicar estas novedades voy a ir dividiéndolas, al menos lo hice para el primer día, el segundo será grosso modo;  empecé visitando a Óscar Palmer, el editor y hombre para todo del pequeño sello EsPop Ediciones ; esta pequeña editorial refleja a la perfección las vicisitudes, el sufrido vivir día a día, libro a libro; me encanta hablar con él porque siempre desvela ese tipo de cosas que nunca te imaginarías y que no puedes saber tratando con una editorial estilo mastodonte: el cómo la sorpresa de ventas de un libro le ayuda a que el siguiente pueda ajustar más el precio, los libros con los que vende más, su verdadero núcleo duro mágico, esas biografías musicales, el poco éxito de los de novela negra que ha sacado y, cómo no, las próximas publicaciones que ya os digo que son ciertamente interesantes por diferentes motivos; pero ante todo y sobre todo, las ganas de hacer cuidadas ediciones y reunir un catálogo de calidad; la última adquisición, este Hollywood Gótico de David J. Skal es un ensayo que recoge la evolución cultural desde los libros al cine de la figura de Drácula y, sinceramente, no puede apetecerme más.

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La segunda visita, a la caseta de la editorial Turner me sirvió para desvirtualizar a Pilar Álvarez , la editora del sello de ensayos Noema; siempre es un placer conocer a alguien con quien has mantenido tan buenas conversaciones y comprobar que puedes seguir manteniéndolas en “carne y hueso” y además es mucho más maja en persona de lo que esperabas. Yo iba solo a por un libro y me llevé tres finalmente por su influencia:

 

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Mi elección para la feria era el curioso La dichosa importancia de la belleza de Amanda Filipacchi, una curiosa mezcla de humor absurdo, irreverencia y juegos literarias que puede ser realmente interesante; En un metro de bosque de Haskell es uno de esos libros que siempre tienes en antena, y no te acabas de decidir hasta ese día, su premisa es como poco original: reflejar en un libro la observación de un bosque a lo largo de un año completo desde el mismo sitio; el libro de Carlos García Gual está integrado en la colección de Historias mínimas y en este caso tiene como protagonista la Mitología, uno de esos temas que siempre me fascinará.

A continuación me dirigí a la caseta del grupo contexto donde cayeron tres libros de dos de mis editoriales favoritas: Sexto piso e Impedimenta:

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Muchas ganas tenía de conseguir por fin los Cuentos completos de Kingsley Amis y me proporcionó la oportunidad de hablar con su editor Enrique Redel que ya tenía planes para el nuevo libro de mi admirado Crispin, no se puede estar más contento. En el caso de Sexto piso cayeron dos libros muy distintos: Los viernes en Enrico’s de Carpenter (acabado por Lethem) y La facultad de las cosas inútiles de Dombrovski, que ya sabía que iba a ser publicado tras haber hablado hace unos meses con su traductora Marta Rebón y me atraía bastante; dos lecturas opuestas en temática y estilo y, en el caso del ruso, ciertamente dificultosa, me encantan los retos.

La visita del día finalizó visitando la librería Estudio en Escarlata donde iba buscando otros libros, pero me llevé estos finalmente:

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Tiene gracia lo mío con Miéville, los tengo casi todos, sin leer, sé que me va a gustar… pero todavía no he empezado con él; este de fantasía juvenil Un lun dun, ha caído como viene siendo costumbre; le ha faltado tiempo a Roja y negra para sacar lo que faltaba de Nesbo en España, aquí el segundo libro en el que estoy ahora precisamente, el nombre, Cucarachas, no invita al buen gusto, veremos el contenido; Disforia fue otra de esas compras extrañas, sigo recopilando todos, o casi todos los títulos del sello Insomnia, de terror contemporáneo de Valdemar. A ver si algún día los leo. Y acabé con un fijo, el argentino Carlos Salem y su última novela negra En el cielo no hay cerveza. Y aquí sucedió un hecho aún más sorpresivo, me estaba yendo y le vi en una caseta firmando y no tenía mucha gente, no soy muy dado a estas cosas, pero la tentación me venció y aquí tengo el libro firmado por el autor:

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Ay, se me olvidaba, otra de esas compras ineludibles, a mi mujer le encanta Benjamin Lacombe y vamos consiguiendo sus libros poco a poco, esta vez no podía ser menos, qué edición más lujosa y maravillosa de esta Genealogía de una bruja:

 

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Y esto nos lleva ya al segundo día de feria, acompañado del gran amigo, librero, devorador de cultura, incombustible… (póngase aquí el adjetivo que prefiera) Jónatan  con el que estuvimos dando otra vueltecita, esta vez entre semana, y que me sirvió para hablar con mucha gente que probablemente ni me recuerde ya. Bueno, excepto Óscar y Raquel Vicedo con la que conversamos en alegre compañía sobre el éxito de Sexto Piso y lo bien que se estaba vendiendo su colección de poesía, qué alegrías te llevas a veces, ah, y encontramos otro lector “gaddisiano”… si al final va a haber más de los que esperaba. También hablamos con el editor de Reino de Cordelia y sobre la próxima publicación de Memoria de un asesino, y no faltaron compras:

 

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En Generación X cayó lo último de Ligotti, Grimscribe, y la reedición del Stalker. Picnic extraterrestre de los Strugatski y de propina el promocional El jardín crepuscular de Clute, un sorpresón. Lo que me costó encontrar en una caseta Los tres de Sarah Lotz, en RBA (su editorial!) lo tienen agotado, parece mentira… ; el impronunciable, inescribible, Krasznahorkai, fue otra de mis compras, tengo ganas de probarlo después de su flamante Man booker International Prize; también adquirí el nuevo libro de entrevistas y reflexiones de corte psicoanalítico de Coetzee El buen relato y un Roth (Joseph) La (fabulosa) leyenda del Santo Bebedor. Todo acabó con los cuatro volúmenes de Cine-Bis que me había encargado Jónatan, pulp a raudales.

Y no quiero liarme más, me ha salido demasiado grande el artículo.

Espero que os haya gustado y que me contéis vuestras compras igualmente.

Un abrazo y buenas lecturas.

Cápsulas policíacas para verano: Preston y Child, Erik Axl Sund y Vern E. Smith

LaIslaPerdidaLeyendo todo lo que leo es difícil, por falta de tiempo, preparar reseñas de cada lectura; es por ello que voy a volver al formato de cápsulas para momentos puntuales que me sirven para, por lo menos, dar una imagen general del libro y su calidad. Este formato especialmente se adapta muy bien por temáticas, así que os traigo a continuación unas policiacas con, eso sí, éxito desigual:

La isla perdida de Douglas Preston y Lincoln Child, tercer libro de la serie de Gideon Crew, y me paso a la edición de bolsillo; las razones son claras, esta serie sigue sin lanzarse, da la impresión de que no tienen muy claro el carácter del personaje y por dónde llevar las aventuras y no consiguen dar un pulso a la historia, a pesar de que, indudablemente, no les falta imaginación; de hecho en esta parte los paralelismos con la Odisea de Homero son atractivos y tienen momentos felices como el siguiente, donde si asistimos a un galán cercano a James Bond o al Caffrey de White collar:

“-¿Me estás haciendo una proposición indecente?

-Pues sí. Cenaremos en el hotel del restaurante: tienen una cocina increíble y unos vinos espectaculares. Hablaremos sobre la física nuclear y literatura francesa, y luego subiremos a mi habitación y haremos el amor con mucha pasión y muy poca decencia.

-Eres insoportablemente directo.

-Vita brevis –sentenció sin más. Y porque era latín, más que por ninguna otra cosa, Julia aceptó.”

Desgraciadamente se trata de temas puntuales que no ocultan la irregularidad de la novela que no pasa de un buen divertimento, lo cual no es forzosamente malo, aunque sí lo es cuando conoces el nivel alcanzado en otros libros suyos.

PersonaPersona de Erik Axl Sund, es la última tomadura de pelo nórdica que nos intentan vender (y venderán, desgraciadamente), un catálogo de atrocidades con ganas de provocar sin ningún sentido final que los una; destila pretenciosidad filosófica profunda a los cuatro costados con una prosa que anonada por su simpleza:

“el cuerpo

estaría constituido por dos entidades, un animal y un ser humano.

Una víctima y un verdugo.

Un verdugo y una víctima.

El libre albedrío unido a las pulsiones físicas.

Dos antípodas en un mismo cuerpo.”

Y encima es altamente previsible desde el mismo subtítulo (que da nombre a la saga de tres libros) que adelanta, sin atisbo de error, la sorpresa que se supone que nos tenía que dejar alucinados; para el siguiente no me engañan el par de elementos escondidos bajo el nombre de Erik Axl Sund, la lástima es que haya caído con este. Esto me pasa por salirme de mi hoja de ruta. 

jacoLos reyes del jaco de Vern E. Smith, dejo para el final la mejor muestra de las tres, por lo menos para quedarme con un buen sabor de boca; aquí tenemos una de esas novelas negras negras (y no es redundante), un hardboiled con personajes muy negros en los todos los sentidos donde asistimos a la típica trama de lucha de poder en una ciudad con la droga como hilo conductor:

“-En cualquier caso, a quien esté detrás de esto se le han acabado las oportunidades de ventilar mis asuntos. Sabéis que no aguanto estas mierdas. Si esos tarados de negros de teta se quieren matar, a mí me la suda, pero que no me jodan. Y si me joden, que sepan que tienen el culo sentenciado. Y vosotros ya podéis desear que esta mierda no os salpique. Murphy, llévate a estos a inspeccionar todos los garitos, uno a uno, hasta que encuentres algo.”

Una historia de perdedores, donde no hay ningún atisbo de esperanza y sí mucha violencia, y que reúne a la perfección las cualidades que utilizó en su momento Chester Himes, el olvidado y poco reeditado autor, uno de los más grandes:

“La chica de la peluca lanzó un aullido enfermizo y se ovilló en una esquina, cubriéndose la cabeza con los brazos. T. C. Thomas avanzó aprisa hacia donde estaba, le agarró el brazo izquierdo y se lo apartó. La chica se puso en pie dando golpes y gritos, presa de la histeria.

Con un empujón, T.C. Thomas la devolvió a la esquina. Le apuntó entre las cejas con la Magnum y disparó. La cabeza de la chica se fue para atrás de sopetón, y luego basculó hacia delante, revelando el irregular agujero en la pared que había dejado la bala a su paso. La sangre fluía de la hendidura de la cabeza de la chica y le empapaba el regazo.”

Una buena historia que no dejará indiferente a nadie y que, además, nos reconcilia un poco con las últimas publicaciones policíacas, demasiado irregulares y de un nivel ciertamente bajo.

Los textos provienen de las traducciones de Güido Sender de Los reyes del jaco de Vern E. Smith para Sajalín, de Miguel Marques Muñoz de La isla perdida de Douglas Preston y Lincoln Child y de Joan Riambau Moller de Persona de Erik Axl Sund.

Cuando ella era buena de Philip Roth. El “Roth” menos “rothiano”

CuandoErabuenaLa segunda novela de Philip Roth, Cuando ella era buena, escrita en 1967, es la más atípica con respecto al, por llamarlo de alguna manera, paradigma “rothiano”; inscrita en la tradición naturalista y ajena al entorno judío. Se ambienta en una ciudad del medio oeste en los años cuarenta y tiene como protagonista a una mujer, Lucy Nelson. El retrato de ella y su marido Roy devienen en una historia muy efectista y engañosa. Es evidente que, en sus primeros tiempos, Roth experimentaba  por dónde quería ir, y tocaba todos los palos. Posteriormente, dos años después llegaría el clásico El lamento de Portnoy, toda una declaración de intenciones sobre lo que llegaría más adelante. El lector poco habitual del autor que le descubra a través de esta novela encontrará una buena novela pero no encontrará a Philip Roth.

Sorprende especialmente la utilización de un personaje tan fuerte y contradictorio como es el caso de Lucy Nelson, un personaje creado en la desdicha que juzga sin piedad al resto de personajes que se va encontrando por su moralidad, rozando lo feroz, cuando se trata de una familia, aún peor que la suya:

“Y al pequeño Bing (llamado así por el cantante), que arrastraba la sábana de su cama por el patio trasero mientras llamaba a gritos a alguien llamado Fay, que, según le explicó Kitty, ni siquiera existía. Luego apareció el señor Egan, que podría haberle gustado a Lucy por su caminar sordo y pesado y sus brillantes ojos verdes, si no hubiese sido porque antes Kitty le había señalado algo que colgaba de un clavo, en la parte trasera de un cobertizo abierto, y había susurrado que era un látigo. En todos los aspectos, era la familia más miserable y desdichada que Lucy había visto, de la que hubiese oído hablar o se hubiese imaginado; era aún peor que la suya, si tal cosa era posible.”

O al hablar del amigo más íntimo de su prometido Roy:

“Roy había organizado aquella excursión y había hecho que su madre preparara la merienda como una fiesta de despedida para Joe Whetstone, a quien consideraba su amigo más íntimo. Lucy siempre había considera a Joe un gran tonto. Suponía que, sin duda, era un gran deportista y había que admitir que era guapo y robusto, siempre que a uno le gustara ese tipo de chico, pero no tenía una sola opinión personal sobre ningún tema. Dijeras lo que dijeses, Joe estaba de acuerdo. Había momentos en que Lucy sentía deseos de recitar la Declaración de la Independencia solo para observar cómo cabeceaba afirmativamente, y para oírle decir, después de cada frase famosa:

-Puedes apostar a que sin duda alguna es verdad. Seguro que tiene mucho sentido; es exactamente lo que dice mamá…”

El embarazo (sorpresa) de Lucy desencadenará los acontecimientos posteriores,  la narradora muestra su sufrimiento ante la incomprensión del médico al que va a ver a propósito de la situación,  su actitud defensiva es fruto de una sociedad patriarcal en la que, por defecto, reacciona con acritud:

“-Oh, no me refería eso. ¡Doce cosas, pero ni siquiera sé lo que dice! Doctor… por favor, tiene usted razón, no quiero casarme con él. No quiero mentirle. ¡Odio las mentiras, no miento nunca, esa es la verdad! Por favor, cientos y cientos de chicas hacen lo que yo he hecho. ¡Y lo hacen con varias personas!

-Quizá no deberían hacerlo.

-¡Pero yo no soy mala! –No podía evitarlo, era la verdad-. ¡Soy buena!

-Por favor, debes serenarte. No he dicho que fueras mala. Estoy seguro de que no lo eres. No debes saltar ante todo lo que digo antes de terminar de escucharme.

-Lo siento. Es una costumbre. Lo siento muchísimo.”

La actitud condescendiente del médico nos horroriza como lectores, y nos sorprende en un autor, como es Roth, acusado frecuentemente de ser machista, notamos la indefensión de ella como mujer, al menos desde su perspectiva:

“-Cobarde –gemía Lucy mientras corría hacia la cafetería-. Miserable –sollozaba mientras llevaba la guía telefónica hasta la cabina de la parte trasera de la cafetería-. Egoísta, pusilánime, cruel… -repetía mientras revisaba con el dedo la lista de médicos en las páginas amarillas del listín, imaginando que todos le dirían lo mismo, “Jovencita, no puedes esperar que solucione tu vida”, y se vio a sí misma pasando de un consultorio a otro, humillada, obviada y maltratada.” 

Obligada a casarse con alguien que no merece su respeto, tomará el papel aparentemente matriarcal, Roy, su marido, se convierte en una persona insegura en todos los aspectos con respecto a ella:

“-Oh, ¿de veras? ¿Y por qué motivos, si es que puedo preguntarlo? ¿Soy yo quien desaparece? ¿Soy yo quien no va al trabajo y quien ni siquiera no se concentra cuando está trabajando? ¿Soy yo quien rompe a llorar y tiene pataletas delante de un niño pequeño? ¿Soy yo quien imprime tarjetas de visita para un negocio que ni siquiera puedo empezar a organizar?

Señor, no me diga que consiga un abogado. Dígale a su cliente, el señor Sowerby, que le diga a su sobrino que crezca. Tengo que ocuparme de un apartamento y de un confundido niñito cuyo padre desaparece para pedirle consejo a una persona despreciable e irresponsable. ¡Adiós!”

La raíz de la forma de ser de Lucy tiene que ver con el estigma de su padre, que no ha hecho la vida fácil a su madre, según se acerca al final, no duda en recriminar a su madre su actitud:

“-Déjame… -La voz era apenas audible.

-¿Por qué? ¿Para echar por la borda otros veinte años? ¿Para ser humillada una vez más? ¿Para volver a ser maltratada? ¿Para que vuelvan a abusar de ti? Madre, ¿qué crees que estás haciendo? ¿A quién crees que salvas? Madre, ¿qué sentido tiene decirle al señor Muller que se vaya cuando ese idiota, ese retardado, ese redomado inútil…?

-¡Pero tú deberías ser feliz!

-¿Cómo? –de pronto Lucy se quedó sin fuerzas.”

Podríamos estar hablando de una novela feminista hasta ahora; sin embargo, Roth, en un giro final inesperado y efectista; le da la vuelta todo, demostrándonos la falta de fiabilidad de la narradora y convirtiendo todo lo que hemos leído en un delirio, con una escena final tremendamente patética que recuerda más a un thriller de Lehane:

“-No –dijo Papá Will-, no, Lucy.

-Déjame pasar, abuela. Papá Will, dile que me deje pasar, si es que tienes algún poder sobre tu propia esposa. Subiré a recoger mi abrigo  y mis zapatos y luego iré a la comisaría de policía. Porque ninguno de ellos se saldrá con la suya. Y si la policía tiene que arrestarlos todos, a Roy, a Julian y a ese famoso buen hombre Lloyd Bassart, entonces que lo hagan. ¡Porque no se puede robar un niño! ¡No se puede arruinar una vida! ¡No se puede abandonar un matrimonio y una familia! ¡Por favor, abuela, déjame que suba a buscar mi abrigo!”

No dudo de que muchos lectores puedan disfrutar con ella, pero, indudablemente, Cuando ella era buena no entraría en el corpus de las obras magníficas que ha creado el escritor norteamericano; es bueno acercarse a ella, pero no vamos a descubrir lo mejor de Roth.

Los textos provienen de la traducción de Horacio y Margarita González Trejo de Cuando ella era buena de Philip Roth para DeBolsillo.

El maestro de Petersburgo de J. M. Coetzee. La escritura como sacrificio

ElMaestropetersburgo“Intenta lanzar un encantamiento, pero ¿sobre quién? ¿Sobre un espíritu o sobre sí mismo? Piensa en Orfeo cuando camina hacia agrás, paso a paso, susurrando el nombre de la mujer muerta, para engatusarla y obligarla a salir de las entrañas del infierno; piensa en la esposa envuelta en el sudario, con los ojos ciegos, muertos, que lo sigue con las manos extendidas ante sí, inertes, como una sonámbula. No hay flauta, no hay lira: solo la palabra, la única palabra una y otra vez. Cuando la muerte siega todos los demás lazos, aún queda el nombre. El bautismo: la unión de un alma con un nombre, el nombre que llevará por siempre, para toda la eternidad. Apenas respira, pero forma de nuevo las sílabas: Pavel.”

Haber leído y analizado varias novelas de Coetzee en el blog me da una ventaja creativa considerable a la hora de afrontar lo que me queda del autor sudafricano (ahora australiano): la de poder fijarme en detalles que, a veces, no definen en esencia la novela, sino más bien al autor. Esta es una de esas ocasiones en las que aprovecho la situación; El maestro de Petersburgo, aparentemente, puede ser considerada como una biografía ficcional de Fiodor Dostoievski que adopta el papel (falso) de padre del recientemente fallecido Isaev:

“-Tu padre que te quiere, Fiodor Mijailovich Dostoievski –murmura el magistrado antes de mirarle a la cara-. Hablemos, pues, con claridad. Usted no es Isaev. Usted es Dostoievski.

-Sí. Ha sido una treta, un error estúpido, pero inofensivo, que ahora de veras lamento.

-Comprendo. No obstante, viene usted aquí y afirma ser… En fin, ¿hay que utilizar esa fea expresión? Utilicémosla cautelosamente, por así decir, al menos de momento, a falta de otra mujer. Afirma ser el padre del difunto Pavel Alenxadrovich Isaev y solicita que le sean devueltas sus pertenencias, cuando lo cierto es que no es usted esa persona. Esto no tiene  buena pinta, ¿verdad que no?”

“-Utilicé el nombre pensando en no complicar más las cosas, nada más que por eso. Pavel Alesandrovich Isaev es mi hijastro, el único hijo de mi difunta esposa. Pero para mí es como si fuera mi propio hijo. Aparte de a mí mismo no tiene a nadie en el mundo.”

Me fascina cómo Coetzee utiliza algo tan sencillo para verter sus ideas que van mucho más allá de este mero relato de posibles hechos biográficos; da la impresión de que utiliza la figura del escritor ruso para reflejar sus propias inquietudes y miedos, como es el inferior papel de los hombres sobre las mujeres:

“Este es el gran secreto de las mujeres, eso es lo que les da ventaja sobre los hombres como nosotros. Saben cuándo ceder, cuándo echarse a llorar. Nosotros, tú y yo, no lo sabemos. Aguantamos, embotellamos la pena dentro de nosotros, la encerramos a cal y canto, hasta que se convierte en el mismísimo demonio. Y entonces nos da por cometer alguna estupidez, solo con tal de librarnos de la pena, aunque no sea más que un par de horas. Sí, cometemos alguna estupidez que luego habremos de lamentar durante toda la vida. Las mujeres no son así, porque conocen el secreto de las lágrimas. Tenemos que aprender del sexo débil, Fiodor Mijailovich; tenemos que aprender a llorar. Fíjate: a mí no me avergüenza llorar. El mes que viene se cumplirán tres años desde que sobrevino la tragedia. ¡Y no me avergüenza llorar!”

Utiliza una característica tradicionalmente femenina, por costumbre un signo de debilidad, para resaltar que el hombre es inferior precisamente por no saber llorar;  y, afortunadamente no se queda ahí, utiliza el marco histórico para criticar el acomodamiento de una sociedad en contra de la revolución en marcha:

“-Se lo voy a decir. Sus días están contados. Lo que ocurre es que en vez de hacer mutis y abandonar el escenario sin hacer ruido, quieren arrastrar al mundo entero con ustedes. Les irrita que las riendas pasen a manos de hombres más jóvenes y más fuertes, hombres que van a construir un mundo mejor. Así es como son ustedes. Y no me venga con el cuento de que usted fue un revolucionario, que fue condenado a diez años en Siberia por sus creencias. Sé al dedillo que a usted lo trataron en Siberia como si fuese parte de la nobleza. Usted no compartió los sufrimientos del pueblo, en modo alguno: todo eso es mera falsedad. ¡Los viejos como usted me dan asco! El día en que cumpla treinta y cinco años, me vuelo la tapa de los sesos, se lo juro.”

Y llego a las dos reflexiones que se me quedaron grabadas, una es la referente a la muerte, sobre lo que de verdad nos asusta, no tanto el dolor físico como el psicológico:

“-Lo que más nos asusta de la muerte no es el dolor. Es el miedo de dejar atrás a los que nos aman, y de viajar solos. Pero no es así, no es tan simple. Cuando nos morimos, nos llevamos a los seres queridos en nuestro corazón. Por eso, Pavel te llevó consigo cuando se murió, y me llevó a mí consigo, y también a tu madre. Aún nos lleva dentro a todos. Pavel no está solo.”

La otra, como no podía ser de otra forma, es referente al precio de escribir, el escritor que, de manera faustiana, entrega su alma al escribir cada libro, como hizo su ejemplo, Dostoievski, como hace el propio premio Nobel con cada texto que perpetra:

“Le da la impresión de que es un precio enorme el que ha de pagar. Le pagan muchísimo dinero por escribir libros, dijo la niña, repitiendo lo que había oído al niño muerto. Lo que ninguno de los dos alcanzó a decir fue que a cambio había de entregar su alma.

Ahora empieza a probar ese sabor, y sabe a hiel.”

Los textos provienen de la traducción de Miguel Martínez-Lage de El maestro de Petersburgo de J. M. Coetzee para Random House Mondadori.

Mr Mercedes de Stephen King. Aproximación a la novela policíaca “a lo King”

mr-mercedesA estas alturas, el Sr King es muy consciente de su posición aventajada, ha ganado un estatus tal, que sabe que, haga lo que haga, tiene un rédito muy grande: siempre venderá sus grandes clásicos y de lo nuevo tiene un núcleo de seguidores que confía bastante en lo que va realizando. Teniendo en cuenta esta situación, lo que más me gusta de King es que no se ha relajado, como hacen muchos escritores a su edad, se dedica a experimentar, intentar nuevas temáticas, modificar estilo, etc. Pocos escritores se podrían haber arriesgado a hacer los siete tomos de la indigesta Torre oscura (cuando hablo de indigestión me refiero sobre todo al juego arriesgado que propone: metaficción, artificios postmodernos y mucha, mucha aridez; una obra que, en su aproximación holística, se encuentra en un camino indefinido que va desde la inquietud pop pasando por el pastiche hasta llegar a conformar una obra casi de “auteur”  por su ambición); el norteamericano sale continuamente de su círculo de comodidad para intentar siempre crear con mayor o menor éxito, pero sin acomodarse; no en vano, sigue sacando dos o tres libros al año.

Mr Mercedes se ha vendido, a nivel de marketing, como la primera novela netamente policíaca que intenta; no es que esperara una trama netamente “hardboiled”, tampoco creía que se fuera a ir a un “whodunit”; en efecto adopta un tramo intermedio que, sinceramente, empieza policíaco y desencadena más bien en un thriller “a su manera” (como diría Frankie); la misma contraportada del libro lo deja claro desde el principio: dos personajes, por un lado Bill Hodges, policía jubilado; por el otro, Brady Hartsfield, asesino múltiple. El mal y el bien enfrentados en una lucha sin cuartel aunque con una investigación policíaca de fondo; un Apocalipsis policíaco, por coger una de las novelas que el escritor ha utilizado con esta base general. Quizá uno de los sellos de King es llevar a su terreno cualquier tema que trate, cualquier novela que escriba.

Y eso que, inicialmente, en la presentación de los dos protagonistas, podría haberlo llevado a otro sitio, sobre todo en el caso del policía jubilado es sintomático el intento de presentar un policía alcohólico pero  que ya no lo es, intentando subvertir  la estampa habitual:

“Hodges toma otro sorbo de cerveza y sabe que ni siquiera se beberá la mitad de la lata. Es curioso, porque cuando aún estaba en la policía, era prácticamente un alcohólico. Después, cuando la bebida acabó con su matrimonio, asumió que era un alcohólico. Hizo acopio de toda su fuerza de voluntad, controló el hábito y se prometió entonces que en cuanto llevara cuarenta años trabajados –una antigüedad más que considerable habida cuenta de que el cincuenta por ciento de los policías se retiraban a los veinticinco años de servicio y el setenta por ciento a los treinta- bebería tanto como quisiera. Y ahora que ha superado esos cuarenta años, el alcohol apenas le interesa. Se obligó a emborracharse unas cuantas veces, solo para ver si aún era capaz, y lo era, pero estar borracho, como vio, no era mucho mejor que estar sereno. De hecho era un poco peor. “

La presentación del villano, Brady, mediante una carta que envía a Hodges, es muy conveniente; resulta efectiva y desasosegante por lo que implica, una especie de persecución, un fin para el que los medios no importan, hará lo que sea para conseguir ese fin:

“[..] En un artículo (cuya publicación coincidió con su ceremonia de jubilación), su compañero durante mucho tiempo (el ins. de 1er grado Peter Huntley) lo describió a usted como “una combinación de fidelidad al reglamento y brillante intuición.”

¡Un buen cumplido!

Si es verdad, y creo que lo es, ya habrá deducido a estas alturas que soy uno de esos pocos a los que no consiguió atrapar. Soy, de hecho, el hombre a quien la prensa decidió llamar:

  1. El Joker,
  2. El payaso, o
  3. El Asesino del Mercedes.

¡Yo prefiero este último!

Estoy seguro de que sudó la camiseta, pero lamentablemente (para usted, no para mí) no le sirvió de nada. Imagino que si alguna vez ha deseado de verdad atrapar a un “mareante”, inspector Hodges, ese ha sido el hombre que el año pasado embistió con toda intención a la muchedumbre congregada ante el Centro Cívico con motivo de la Feria de Empleo, matando a ocho personas e hiriendo a otras muchas. (Debo admitir que superé mis expectativas más optimistas.) ¿Me tenía en mente cuando le entregaron aquella placa conmemorativa en la ceremonia oficial de jubilación?”

Como de costumbre, aprovecha su universo (el Universo King), la existencia de una serie de novelas que ya ha creada, para realizar multirreferencias para sus seguidores más acérrimos, referencias que, por otra parte, no entorpecen la trama ni la tensión dramática, no hacen más que enriquecer la situación:

“Mechones de pelo anaranjado, a lo Bozo, sobresalían por encima de las sienes como cuernos. La nariz era un bulbo de goma rojo. Sin cabeza que la tensara, la sonrisa de aquellos labios rojos se había convertido en una mueca de desdén.

-Pone la carne de gallina. ¿Has visto esa película del payaso en la alcantarilla?

Hodges negó con la cabeza. Más tarde –solo unas semanas antes de jubilarse- compró esa película en DVD, y Pete tenía razón. La máscara se parecía mucho al rostro de Pennywise, el payaso de la película.”

Su objetivo final, el de este atípico psicópata, no es otro que conseguir que el policía jubilado se acabe suicidando:

“De vez en cuando Brady se pregunta si sería muy difícil envenenar todos los helados de la camioneta: el de vainilla, el de chocolate, el de frutas del bosque, el sabor del día, los sorbetes Tastey, las chocodelicias, incluso los polos clásicos y los silbatos helados. Ha llegado al punto de investigar por internet. Ha hecho lo que Anthony Frobisher, alias Tones, su jefe en Discount Electronix, probablemente llamaría “estudio de viabilidad”, y ha decidido que si bien podría hacerse, sería una estupidez. No es que sea reacio al riesgo. Al fin y al cabo, salió airoso de la Matanza del Mercedes, cuando tenía más probabilidades de ser atrapado que de quedar impune. Pero no quiere que lo pillen ahora. Tiene un trabajo pendiente. Para lo que queda de primavera y principios del verano, su trabajo es el ex poli gordo: G. William Hodges.”

Y para ello no duda en realizar cualquier tipo de acción desproporcionada, una acción que conlleve, incluso si hace falta, el sacrificio de un gran grupo de personas.

“El sol es agradable, pero sus beneficios serán efímeros. Brady reflexiona sobre los beneficios más duraderos que le proporcionará la oscuridad. Ya no tendrá que escuchar las diatribas lesbofeministas de Freddi Linklatter. Ya no tendrá que escuchar a Tones Frobisher cuando pretexta que no puede asumir los servicios a domicilio por su RESPONSABILIDAD PARA CON LA TIENDA, pese a que la verdad es que no distinguiría un fallo de disco duro ni aunque le mordiera la polla. Ya no tendrá que sentir el frío en los riñones mientras conduce la camioneta de Mr. Tastey en agosto con los frigoríficos a plena potencia. Ya no tendrá que dar manotazos al salpicadero del Subaru cuando la radio pierde la señal. Ya no tendrá que pensar en las bragas de encaje y los larguísimos muslos de su madre. Ya no tendrá que indignarse porque nadie le hace caso ni lo valora. Ya no tendrá que padecer más dolores de cabeza. Y ya no tendrá más noches de insomnio, porque a partir de hoy dormirá para siempre.

Sin sueños.”

“Se acordarán de mí –piensa cuando se detiene al borde de la carretera, esperando un hueco en el tráfico para poder regresar al motel-. El mayor número de víctimas de todos los tiempos. Pasaré a la historia”. Ahora se alegra de no haber matado al ex poli gordo. Hodges debe vivir para enterarse de lo que va a ocurrir esta noche. Tendrá que recordarlo. Tendrá que convivir con eso.”

No quiero desvelar nada de la trama pero baste decir que avanza con solvencia: continuos cliffhangers que van uniendo capítulos y que te obligan prácticamente a seguir leyendo, muertes absurdas, a veces casi de casualidad, un equipo de atípicos ayudantes que ayudan a nuestro jubilado en la investigación, un final que deja sin aliento hasta que se resuelve  como un gran thriller, etc; lo tiene todo para conseguir un resultado final más que digno, de muy buen nivel, como el que nos tiene usualmente acostumbrados.

De fondo, toda la novela respira un miedo por el desconocido internet y todo lo derivado de él, es tan palpable que, está claro que King, que ha entrado recientemente en twitter, teme, como si de una novela de terror se tratase, lo que pueda llegar a través de este gran mastodonte global. No dudo que en las próximas novelas puede jugar más con este factor.

También adolece la novela del abuso de la presentación de los personajes; viendo que tiene previstas otras dos entregas para hacer una trilogía, es muy posible que podamos evaluar en su plenitud estas obras cuando haya escrito las siguientes, ya sin las ataduras (obligadas eso sí) de estos necesarios orígenes.

El resultado es, para nuestro regocijo, una novela de género que está por encima de la media y que nos vuelve a traer a King a la palestra. Habrá que esperar lo nuevo con el mismo anhelo que de costumbre, está claro.

Los textos provienen de la traducción de Carlos Milla Soler de Mr Mercedes de Stephen King para Penguin Random House Mondadori

Mis lecturas favoritas del año 2014

Pasan los años y ya se está convirtiendo en una pequeña tradición realizar una selección con mis lecturas preferidas del año pasado. Os recuerdo que podéis consultar las de años anteriores en los siguientes enlaces.

Lecturas favoritas Año 2011.

Lecturas favoritas Año 2012.

Lecturas favoritas Año 2013.

Sinceramente, la utilidad de estas listas es la manera de hacer balance personal del año, sirven para valorar lo que he leído de manera cualitativa y junto con el post que suelo hacer con las estadísticas, complemento cuantitativamente esta información. Me consta que a varios lectores les sirven para prever posibles lecturas (o no), pero, sinceramente, no es el objetivo, lo hago porque me apetece a mí, como todo lo que aparece en este blog.

Los criterios son los mismos del resto de años pero los voy a resumir de manera esquemática:

-Hago la lista sobre libros publicados o reeditados en el 2014. Ni mucho menos me leo todo (ni nadie lo hace) y tengo mayor afinidad por libros de editoriales pequeñas independientes que por las grandes monopolizadoras (esta afinidad tiene que ver con leer antes un libro que otro), aun así podréis comprobar que hay de todas. Otros años introducía un libro de otro año pero este año, habiendo varias reediciones, no lo creo necesario.

-El número de libros varía de un año a otro, no pongo límites, este año han caído veinte, eso lo adelanto ya.

-El orden en el que aparecen es cronológico, desde principios de año hasta las últimas lecturas, no asigno posiciones, son mis libros favoritos sin más.

-No hay restricciones en cuanto al género escogido ni la temática.

Lo más importante: el criterio de elección es mi gusto personal, aparecen los libros con los que más he disfrutado (por los motivos que sean) y, por lo que he estado observando en otras listas, no suelen coincidir con la mayoría de ellas.

-Ah, NO MENOS IMPORTANTE, los he leído todos.

lepark_grandePasemos entonces a la lista en cuestión:

“Le park” Bruce Bégout, empezó el año inmejorablemente con esta novela del filósofo Bruce Bégout y que editó con mucho gusto Siberia; un parque de atracciones terrorífico por sus implicaciones y, quizá, porque está más presente en la realidad de lo que creemos. Muy poco se ha hablado de esta pequeña maravilla.

 

la-noche-a-traves-el-espejo-9788415973225“La noche a través del espejo” de Fredric Brown, reedición de la obra maestra de Brown que nos trae Reino de Cordelia y que debería hacer las delicias de cualquier aficionado a la novela policíaca; seguro que no va a estar en ninguna lista del año pero esta mezcla de onirismo y realidad es sencillamente mágica.

 

nariznotario“La nariz de un notario” de Edmond About, otra reedición de la mano, en este caso, de Ginger Ape Books & Films, una sátira de la beau monde parisien que le sirve de vehículo para criticar las relaciones de clase e indagar en la reflexión sobre la construcción de la identidad de una persona como fin último.

 

la-camara-sangrienta“La cámara sangrienta” de Angela Carter, otra más, en este caso la de los cuentos de Angela Carter que toman como base los cuentos de hadas de Perrault y los subvierte de tal manera que se convierten en vehículos para la defensa de la mujer y el feminismo, en una lectura de género ciertamente imprescindible. Máxime si, además, tienes las magníficas ilustraciones de Alejandra Acosta.

 

relatos-hispanicos-asombrosos-y-de-terror-9788437632667“Relatos hispánicos asombrosos y de terror” edición de Emilio J. Sales,  “asombrosa” recopilación de relatos a cargo de Cátedra que nos descubre una faceta deliberadamente ignorada: los escritores clásicos españoles también escribían narraciones de género, y lo hacían muy bien.

 

cuentosvictorianos“Cuentos de detectives victorianos” edición de Ana Useros, selección primordial para entender la evolución histórica de las novelas de detectives desde sus inicios, antes incluso de “Los crímenes de la calle Morgue”, que era considerada fundacional. Espléndida edición a cargo de Alba.

 

americanah“Americanah” de Chimamanda Ngozi Adichie, deliciosa novela que era de lo mejor del Baileys prize (junto con la novela de Lahiri) y que ahonda en el papel de la mujer, su emancipación y lucha contra el patriarcado inherente además de exponer con mucho humor los problemas de una inmigrante nigeriana. Una gran novela que se convierte en un clásico casi instantáneo de narrativa contemporánea con multitud de matices de raza y género.

 

thompson_portada“Arte Salvaje. Una biografía de Jim Thompson” de Robert Polito, exhaustiva es la palabra que mejor define este ensayo de Robert Polito sobre el gran Jim Thompson, no creo que se pueda escribir más y mejor sobre la vida y obra del autor. Además, se me antoja muy acertado el análisis crítico de su obra. Un triunfo de Es Pop Ediciones, que trabaja cada obra como si fuera la última en una edición excelente.

 

NOS4A2_cover“NOS4A2” de Joe Hill, el hijo del señor King sigue demostrando libro a libro que puede hacer obras del nivel de su padre; en esta conjuga su amor por lo clásico y le añade los suficientes elementos modernos para crear una narración ciertamente fascinante sin caer en los tópicos habituales.

 

maestro_previa_corregida_rgb“El maestro y Margarita” de Mikhail Bulgákov, esta reedición del clásico ruso se convierte, por derecho propio en la edición definitiva de la obra de Bulgákov. La traducción de Marta Rebón y la edición de Nevsky en consonancia contribuyen a realzar aún más esta obra, ya imperecedera, con infinidad de matices y posibilidades.

 

Nacido de hombre“Nacido de hombre y mujer (y otros relatos espeluznantes)”  de Richard Matheson, parece mentira que, después de tantos años, tengamos el primer volumen de los relatos de Matheson. La espera ha valido la pena, Matheson entendía a la perfección el género y los artificios que sirven a ello.

 

Una-singularidad-desnuda“Una singularidad desnuda” de Sergio de la Pava, no se ha hablado suficiente de la primera excelente novela de Sergio de la Pava. El autor nos brinda una novela muy completa ahondando en una manera de hacer postmodernismo desde el humanismo y, encima, está cargada de buen humor. Es imposible que Casi, su protagonista, no te seduzca.

 

los-ninos-se-aburren-los-domingos-9788494236709“Los niños se aburren los domingos” de Jean Stafford, se acostumbra uno a que Sajalín Editores nos saque siempre alguna joya y claro, nuevamente este año, lo vuelven a hacer recuperando varios de los cuentos que hicieron famosa a la norteamericana y por los que ganó el Pulitzer en 1970. Cuentos que, enmarcados en el gótico sureño, nos traen a colación las penurias de ser mujer en una época como la que vivió la escritora y la forma en que reaccionó ante estas injusticias. Sencillamente necesarios.

 

Alfabeto2“Alfabeto” de Inger Christensen, Sexto piso inició su nueva colección poética de manera inmejorable. Este largo poema que sigue el abecedario y la serie de Fibonacci no se encorseta en una faja sino que ahonda en la libre composición y en la diversidad de estilos y temas. Una verdadera delicia poética.

 

comemadre 1“La comemadre” de Roque Larraquy,  dentro de su nueva colección “El cuarto de las maravillas” Turner nos ha traído esta pequeña rareza dentro de su “gabinete de curiosidades”; en esta obra no vas a encontrar algo habitual, tenlo por seguro, pero también ten en cuenta que vas a disfrutar de lo lindo.

 

Hiperbolemedia“Hipérbole y media” de Allie Brosh, hablando de rarezas… esta recopilación de entradas del blog de la inimitable Brosh se sale también de lo habitual y me vuelve loco con esta tragicomedia ilustrada cargada de humor negro.

 

losreconocimientos“Los reconocimientos” de William Gaddis, lo sé, Gaddis ya es un habitual, todos los años aparece por aquí. Pero ¿os habéis dado cuenta de qué primera novela se marcó? Ambición es una palabra que se queda corta para lo que intenta abarcar en esta novela fundacional. Un ochomil literario.

 

MatemosTío“Matemos al tío” de Rohan O’Grady, utilizar niños en una narración siempre es espinoso; en este caso lo es más por la forma de mezclarlos con una trama gótica, con elementos ciertamente perversos; pero el resultado es excepcional e inolvidable.

 

american-noir“American Noir” de varios autores, edición de Ellroy y Penzler, ¿de verdad hace falta que recomiende a alguien una recopilación de relatos de novela negra que incluye a Goodis, Ellroy, Oates, Leonard, etc.? Pues eso, si te gusta el género negro te apasionará. Si no te gusta, también. Qué buena colección de novela negra está montando Navona.

 

Hoguera_Cubierta“La hoguera pública” de Robert Coover, a pesar de su dificultad a todos los niveles, este es uno de los mayores acontecimientos literarios del años,  José Luís Amores lo ha vuelto a hacer con su humilde “Pálido Fuego”, esta vez para traernos la obra maestra del autor y una de las obras claves de la literatura contemporánea norteamericana.

 

Termino, agradeciendo, como siempre a los lectores de este blog su presencia y sus lecturas. No os cortéis en opinar sobre esta extensa lista y aportar vuestras lecturas favoritas.

 

Ah… y ¡Feliz año 2015 cargado de lecturas!

“El Leopardo” de Jo Nesbo. El inevitable camino hacia el thriller

650_RH28948.jpgNesbo ya es un habitual por aquí. Tengo que reconocer que he leído todo lo que se ha publicado, incluído al Doctor Proctor y su aproximación al thriller “Headhunters” que tenía su aquél, de hecho, podéis encontrar varios artículos sobre él si buscáis en el blog. Como el de las razones de su éxito o el de “Headhunters”  o incluso alguno del Doctor Proctor  con suerte dispar. En su anterior publicación en España “El muñeco de nieve” , me sentí un poco discordante por subrayar los motivos por los que veía que dicha novela era un paso atrás en su evolución; me temo que mis augurios se siguen cumpliendo, pero de diferente manera a lo esperado; sigue haciendo buenas novelas, con entretenimiento asegurado y adicción inherente pero su viraje hacia el thriller hace que cambie la concepción inicial de Harry Hole.

“El Leopardo” es su novela más voluminosa hasta la fecha; siempre he pensado que una novela policíaca no debería pasar de trescientas páginas pero eso daría para otro artículo; sus 700 páginas ya de principio achantan irremisiblemente. Si bien es cierto que el comienzo es parecido al de sus otras novelas, una  posible víctima, en una situación aparentemente insalvable:

“Se despertó. Parpadeó ante aquella oscuridad profunda. Abrió la boca y respiró por la nariz. Volvió a parpadear. Notó que le caía una lágrima, notó que disolvía la sal de otras lágrimas. Pero ya no le bajaba la saliva por la garganta, tenía la cavidad bucal reseca y dura. Se le habían tensado las mejillas por la presión interior. Tenía la sensación de que aquel cuerpo extraño que tenía en la boca fuera a reventarle la cabeza. […] ¿Y él, donde se habría metido? ¿Estaría allí mismo, detrás de ella? Contuvo la respiración, aguzó el oído. No oía nada pero sí sentía la presencia. Como un leopardo.”

No puede faltar la voz del asesino en estas primeras páginas para subrayar algo que resulte escandaloso por su falta de ética y hacernos la idea de a quién se va a enfrentar:

“Personalmente pienso que la capacidad de asesinar es fundamental en todo hombre. Nuestra existencia es una lucha por las cosas buenas, y aquel que no es capaz de matar a su prójimo no tiene derecho a existir. Matar es, pese a todo, anticipar lo inevitable. La muerte no hace excepciones, y mejor así, porque la vida es dolor y sufrimiento. Visto de ese modo, toda muerte es un acto de compasión.”

Hasta aquí todo va bien, a pesar de que la forma de matar a la víctima se acerqué cada vez más a Jigsaw, el encantador protagonista de la brutal saga de terror Saw, podría ser algo habitual en los casos de nuestro Harry pero… de pronto, saltamos a Hong Kong, porque resulta que Harry está allí y se enfrenta a la Mafia japonesa. El Nesbo de antes lo habría mandado a cualquier ciudad nórdica para desaparecer; el actual busca el efectismo de un ambiente exótico que vira claramente a un típico thriller (que, ojo, no es malo “per se”, adoro muchos thrillers) y nuestro Harry se convierte casi en un remedo de James Bond. Esta sensación se irá repitiendo según avanza la novela, a pesar de tener momentos más habituales como su recuerdo del alcohol y sus consecuencias:

“Harry se dio cuenta de que ya estaba totalmente despierto, de que estaba sentado al borde de la silla. Notaba el temblor, la tensión. Y las náuseas. Como cuando tomo el primer trago, el que le revolvió el estómago, el que su cuerpo rechazaba desesperadamente. Y del que luego no tardaba en suplicar que le dieran más. Y más, y más. Hasta que lo aniquilara a él y a todos los que tuviera a su alrededor.”

Y las alusiones a su sensación de “loser”, de haber sido castigado en la vida:

“Harry estaba cansado. Cansado de golpes, cansado de tener miedo, cansado de quedarse atrás. Pero en aquel preciso momento estaba cansado de los adultos que nunca se cansaban de jugar a ser el rey del castillo.”

La trama está llena de cliffhangers que hacen que avance a todo marcha, muy en la línea de los thrillers habituales; la trama, vuelve a tener hasta tres finales distintos para poder acabarla, lógicamente, para mantener tal cantidad de páginas necesita usar estos trucos; el mismo Nesbo refuerza esta complicación con un comentario de Hole a su compañera Beate Lönn:

“Pero ¿por qué lo ha hecho todo el Caballero de un modo tan tremendamente complicado?

-Porque las personas son complicadas -dijo Harry, y oyó resonar un eco de algo que había oído y olvidado-. Hacemos cosas complejas, que influyen unas en otras, en las que controlamos el destino y podemos sentirnos señores de nuestro propio universo.”

Aunque recupera algo del “Holeverso” del que ya he hablado alguna vez; esta internacionalización de sus aventuras deja este esfuerzo en simple anécdota, parece que no quiera recuperar esa senda que buscaba más coralidad.

Da la impresión de que Nesbo está buscando que su personaje fetiche salte a la gran pantalla; este libro, desde luego, es un guiño escandaloso a Bourne o a James Bond, a Hollywood; de ahí que haya decidido tomar la senda de “Headhunters” en vez de la más intimista y psicológica de “Petirrojo” y posteriores; no es algo que me entusiasme, pero tengo que reconocer que siempre hace buenas novelas a pesar de ello. Seguiré leyéndolo, pero parece que no vamos a alcanzar mejores cotas de calidad que las anteriores.

Lo curioso va a ser cuando Roja y Negra, que es la que tiene ahora los derechos tras haber quitado a Nesbo a Serie Negra, publique el siguiente de Hole, que es el anterior a “Petirrojo”, el antiguo Hole, alguno se va a sorprender bastante con las diferencias.

Los textos provienen de la traducción de Ada Berntsen y Carmen Montes Cano de “El Leopardo” de Jo Nesbo en Roja y Negra.

Patricio Pron: dos facetas del mismo autor. La controversia de una opinión.

nosotroscaminamosEsta reseña sobre dos obras del argentino Patricio Pron puede resultar incoherente en sí misma, incluso contraproducente para el mismo autor. Coincide que el joven escritor acaba de ver publicadas dos obras de carácter muy diferente y que nos revelan dos facetas de su creación artística; además, las dos obras han sido publicadas por editoriales diferentes y con motivos distintos. Ciertamente, ambas me han producido sentimientos encontrados que pasaré a describir.

“Nosotros caminamos en sueños” (publicada dentro de Penguin Random House Mondadori) nos trae al Pron novelista dedicándose a lo ficcional; se trata de una sátira posiblemente relacionada con la guerra de las Malvinas, pero extrapolable por extensión a cualquier guerra. Y esto es así porque, más allá de lo geográfico, todo lo que va apareciendo lleva un hilo conductor detrás subyacente:

“Quisiera presentar una queja, señor”. “Yo también lo haría si fuera usted –respondió el Capitán Mayor observándolo, y preguntó-: ¿De qué se trata?” “Quisiera dejar constancia de mi desacuerdo con esta guerra, señor”, dijo Zinovy Rozhestvensky. “¿Por qué soldado?”, quiso saber el Capitán Mayor. “¡Porque es peligrosa, señor!” Usan armas de verdad, no de juguete. Quizá hasta usen también tanques y aviones. ¡Alguien puede ser lastimado! Mejor nos marchamos de aquí de inmediato”, propuso. “¡Pero si no ha estado en la guerra ni un día!, dijo el Capitán Mayor. “¡Un día es más que suficiente! ¡Mejor me voy antes de que me maten!”

Me ha sorprendido gratamente la vena humorística del autor, no voy a negar que en ciertos momentos, por lo absurdo de las situaciones planteadas me arrancó la sonrisa; el problema es que, para el público español, este libro traerá reminiscencias de los monólogos del humorista Gila, no sé si el autor lo intentó conscientemente o ha salido involuntariamente pero, más de uno y de dos, recordarán al humorista:

“¿Quieres decir que solo actuaremos como personas responsables y ganaremos la guerra si continuamos bombardeándolos?”, pregunté. “En principio sí –me respondió-, pero no es que los bombardeemos a ellos sino que ellos nos bombardean a nosotros y no es que así ganemos la guerra sino que ellos la pierden y no es que así actuemos responsablemente sino solo de forma de no ser considerados irresponsables”, dijo. Una vez más, me pregunté si Morin solo quería confundirme con algún oscuro propósito, o si también él estaba confundido”

No pierde la oportunidad Patricio de utilizar el texto como reflexión del oficio periodístico y de las injerencias del Estado en la libertad de prensa, un tema siempre actual, nos encontremos en la época que nos encontremos.

“¿Qué te ha parecido?”, preguntó Morin. “Una basura: tú sabes que no fue así cómo sucedió”, respondí. “Verás, El Nuevo Periodista solo escribe lo que le piden”, le defendió Morin. “¿Sólo escribe lo que le piden? Lo dices con toda naturalidad, como si dijeses: “El Nuevo Periodista pesca con mosca”. “Es que El Nuevo Periodista no pesca con mosca: solo escribe lo que le piden. Eso es lo que te estoy diciendo”, insistió Morin.”

Lo que no nos puede hacer olvidar el leit motif, el alegato antibelicista, el sinsentido de la guerra:

“Me pareció una objeción razonable y no puse reparos, pero luego pensé que aún había una pregunta por hacer. “¿Quién se beneficia con todo esto?” pregunté. “Nosotros”, respondió Morin rápidamente. “¿Quiénes somos nosotros?”, volví a preguntar, y tuve la impresión de que me había pasado toda la guerra haciéndome esa pregunta.”

A pesar de que, en mi caso no resulte tan estimulante, por el uso de los lugares comunes que ya han visitado tantos autores antes que él y porque, no nos engañemos, no me seduce la forma de expresarlo; tengo que reconocer que esta obra es más fácil de recomendar a un lector común; Pron utiliza muchas referencias literarias pero lo hace de una manera lo suficientemente sutil para no agobiar ni entorpecer la historia.

el-libro-tachado-9788415832287Muy diferente es, sin embargo, la segunda obra: “El libro tachado”, publicado por Turner. El Pron ensayista es considerablemente más interesante para un servidor por mi bagaje personal, aunque, desde luego, estimo que lo que trata el argentino puede resultar poco amigable para el lector habitual; la profusión de notas al estilo del inimitable David Foster Wallace, la multirreferencialidad y el uso de conceptos que conllevan una cierta reflexión y significados ambiguos son caballos de batalla para la interesante aunque dificultosa narración.

En parte de la sinopsis editorial encontramos latente la ambición del autor:

“Y hace falta reflexionar a fondo sobre el futuro de la literatura, y sobre lo que nos enseñan los libros que no tenemos en la estantería: los censurados, tachados, quemados, prohibidos. Los que no escribieron los autores silenciados, bloqueados, dementes o suicidas. Y, con perdón, los que se plagiaron, se piratearon o se robaron. Este libro tachado no pretende ser una historia de la literatura, pero es la historia que un lector no puede dejar de leer.”

Por un lado, una historia de la literatura a través de los libros que no tenemos en nuestra estantería, lo mejor del libro sin lugar a dudas, además de resultar lo más original/creativo; por otro lado, una reflexión al presente-futuro de la literatura, donde asistimos al discurso corporativo editorial, ya habitual y poco enriquecedor, que desmerece el resto de la obra.

Centrémonos en la primera parte con algunos de sus destellos, los mejores del escritor en opinión de un servidor; tomando como base a Barthes y “la muerte del autor” y a Foucault (¿Qué es el autor?), este hilo conductor es la trama que sustenta su reflexión histórica libresca; en este marco la trayectoria del Ouvroir de Littérature Potenttiele se reveló como determinante al llegar casi a definir una topografía literaria tras las consecuencias de “La muerte del autor” barthesiana:

“Con su trayectoria, el Ouvroir de Littérature Potenttiele llamó una vez más la atención sobre el hecho de que toda literatura se construye con la ayuda de procedimientos y mediante la adhesión a formas que determinan qué se puede decir y cómo, evitando así la dispersión y la proliferación que se producirían si el autor careciera de un marco. A su vez, al sistematizar las restricciones pasadas y crear otras nuevas, el OuLiPo se acercó quizá de manera involuntaria a la consecución de un objetivo largamente acariciado por algunos: el trazar un mapa topográfico de la literatura y acotar un repertorio de posibilidades que permitiera seguir escribiéndola incluso tras la “muerte del autor” y de la literatura como productora de sentido.”

La idea de los libros que han desaparecido como parte de la historia literaria nos trae ecos, en este caso de su fragilidad; de hecho la cultura, en épocas de crisis es lo que sufre más, es lo que primero se abandona:

“Todos los libros destruidos y quemados y los textos jamás escritos e incluso los ilegibles son el reverso necesario de la literatura que nuestra cultura ha preservado: le sirven de trasfondo pero también de advertencia sobre su propia fragilidad.”

Lo que nos lleva igualmente a esos autores que no han existido, y a los autores ficticios (falsificados) o incluso a aquellos que colaboran entre sí, una variante avanzada de esa “Muerte del autor”:

“Aunque lo primero que viene a la mente al pensar en escritores que no hayan existido nunca es la ingente cantidad de autores ficticios resultado de la práctica de la falsificación literaria, el hecho es que también se produce un tipo de “muerte de autor” en el momento en que cesas la colaboración. “

En el capítulo de falsificadores aparece uno de esos conceptos, el de las misery memoirs, tan en boga en la actualidad y que, posiblemente, no dejarán de estarlo nunca debido a la búsqueda empática del lector como:

“Las misery memoirs son obras literarias cuyos autores y editores promocionan y comercializan apelando a ciertas estrategias editoriales y a la inclusión de unos paratextos que inducen a los lectores a creer que se trata de relatos autobiográficos; como su nombre indica, a menudo estos textos narran historias personales terribles -abusos sexuales, drogadicción y persecución política o religiosa son tres de sus temas más recurrentes.”

A partir del capítulo dedicado a los anónimos, ya encontramos un avance de lo que comentaba al principio relacionado con la red:

“No es casual, por supuesto, que la práctica de la publicación de obras literarias de forma anónima y la publicación de pseudónimos realmente impenetrables haya desaparecido casi por completo -con la excepción de la red, donde prolifera como garantía necesaria para la práctica del insulto y de la difamación-, ya que las empresas que comercializan literatura no tienen como objeto la venta de libros sino la de autores.”

Lo curioso de este argumento es que desacredita parte de lo leído, ya que “la muerte del autor” no se ha producido más que para la crítica, de hecho, fue el desencadenante que ha servido para el desarrollo de otras perspectivas críticas posteriores. No nos engañemos, los lectores de hoy en día siguen buscando, la mayoría, autores, aunque pueda haber otras causas de elección que, evidentemente, se producen, y que no son el objetivo de este texto.

Lo que me hizo gracia es que olvide el uso de los pseudónimos como parte de estrategia comercial actualmente, solo tenemos que ver los casos de King como Richard Bachman (que cita) y el de Joanne K. Rowling (como Galbraith) o el de Banville/Benjamin Black, para enseguida centrarse en el uso de esto en las redes para difamar e insultar… procedimiento habitual de “trolls” pero desde luego no estamos ante un comportamiento general.

Esto, de todos modos, es un aperitivo ante lo que aparece en el infame “Crisis”, donde nos encontramos la habitual demonización de la red predicada por editores/editoriales  y mayorías de autores en consonancia con políticas editoriales, Pron, emparentado con Penguin Random House Mondadori, dominadora junto con Planeta de la mayoría del sector editorial español, no desentona en su discurso “progresista” con peroratas como la siguiente:

“La publicación en la red que ha sido considerablemente facilitada en los últimos tiempos mediante la popularización, la simplificación y el abaratamiento de la tecnología de diseño de páginas web y la existencia de plataformas para la creación gratuita de blogs, presenta dos tipos de problemas. El primero está relacionado con la tecnología misma, que, en primer lugar, dificulta notablemente la lectura de textos extensos –ya que estos carecen de materialidad y “desaparecen” de la vista a medida que son leídos en pantalla-; en segundo lugar, ha reducido a mínimos el tiempo que se requiere para acceder a la literatura pero no ha podido acelerar la velocidad con la que esa literatura debe ser leída, que sigue siendo baja; y, en tercer lugar, convierte en simultáneas las actividades no simultáneas de leer y opinar sobre lo que se lee, entre las cuales ya no media la reflexión. El resultado es un tipo de comunicación literaria en la red principalmente superficial, con notables y muy valiosas excepciones. El segundo de estos problemas está vinculado con el hecho de que la multiplicación de blogs y páginas webs personales en los últimos años –por lo mencionar la dispersión de los contenidos literarios en redes sociales y su reducción empobrecedora en los ciento cuarenta caracteres de una de las redes más populares del momento- ha conducido paradójicamente a la reducción de su visibilidad, así como a su pérdida de interés y atractivo, lo que queda de manifiesto, por ejemplo, en la reducción de visitas y comentarios en los blog literarios en los últimos tiempos.”

Dos focos principales tiene este discurso, el primero, el de las “limitaciones de la tecnología” para la lectura, parece que dificulta la lectura de textos largos, no ha favorecido el aumento de lectura y, infierno de los infiernos, convierte en simultáneas la opinión y la propia lectura. Tienen gracia “las limitaciones”, lo que no tiene tanta gracia es que obvie lo que la tecnología ha favorecido para el fomento de la lectura: accesibilidad de libros a través de ebook que supone ahorro en espacio y coste, compartir impresiones con otros lectores al mismo tiempo que se lee que fomenta clubes de lectura y que ayuda a que se puedan leer más obras y profundizar en ellas conjuntamente; olvida (conscientemente imagino) una dimensión social posible gracias al fomento de redes de lectura sociales que ofrece la tecnología y olvida (igualmente) que, comentar impresiones iniciales no tiene por qué ser óbice para que haya reflexión posterior sobre la obra que se está leyendo.  Pero, claro, queda mejor decir que todo lo que se hace en la red es SUPERFICIAL (con “notables y valiosas excepciones”… para no generalizar, jaja)

El segundo foco es, como no podía ser de otra manera el aumento de blogs y webs que no valen para nada y que ensombrecen los contenidos literarios que él considera rigurosos, (posiblemente su grupo de amigos, porque ya sabemos los que llevamos ya tiempo en esto, cómo se ayudan entre estos amiguetes, aunque nadie les lea por su deliberado cripticismo), y, cómo no, twitter, y su dispersión literaria. No digo que haya parte de razón en su argumento, dispersión y twitter se convierten en pleonasmo por definición natural de la red social y es cierto que hay muchos blogs que carecen de valor crítico. El problema es que estos blogs, incluso aquellos que solo digan que los libros son bonitos por la portada, tienen muchos lectores detrás, en algunos casos, como los de literatura juvenil, miles de lectores y no son despreciables; más bien, busquemos lo positivo y utilicemos lo bueno de ellos: el fomento de lectura, el juego de afinidades que se da entre blogs y lectores, te da una idea de dónde quieres ver tu libro reseñado y eso, le guste o no a Patricio, es evidente y MUY utilizable por cualquier editor con dos dedos de frente.

Más adelante, por si no nos queda claro vuelve a redundar en el segundo foco, el ninguneo de la posible “crítica” que pudiera surgir en espacios literarios ubicadas en esa diablura que es la red:

“En ese sentido, ninguno de los espacios en la red en los que se pone de manifiesto este tipo de “crítica” es interesante por sí mismo, sino sólo como síntoma de una enfermedad más general -y posiblemente más grave que la calumnia, que ya es grave -, que es la fosilización de la forma en que leíamos en el pasado y la inexistencia aún de algún tipo de alternativa.”

A lo mejor la alternativa es no anclarse en el pasado y mirar hacia delante aprovechando lo que está pasando, es inevitable y no se va a frenar, ¿no será mejor subirse al carro y aprovecharlo? ¿llevarlo a tu terreno?

Como parte de esta enfermedad, siento mucho haber hecho esta crítica que, posiblemente, no satisfaga al autor, es lo que tiene, estar involucrado en estas “odiosas” redes de internet.

Lástima esta parte final de un libro que resulta muy estimulante en sí mismo. Dos propuestas diferentes y, la verdad, que invitan a una reflexión.

“Heridas abiertas” de Gillian Flynn. La (saludable) confirmación de la malevolencia de Flynn

314_RH28115.jpgCiertamente, Flynn ha tenido una publicación errática en este país; de sus tres libros publicados los dos primeros, prácticamente inencontrables, pasaron sin pena ni gloria por las editoriales “El andén” y “ Viceversa”;  es ahora cuando, gracias al éxito de “Perdida”, su tercera novela, se le está dando el reconocimiento que se merece; de hecho, el sello de novela negra “Roja y negra” de PRHM (aka Penguin Random House Mondadori) ha aprovechado el gran éxito de “Perdida” (que además va a tener el impulso de la película dirigida nada menos que por David Fincher) para empezar a recuperar sus obras anteriores.

Tal es el caso de este “Heridas Abiertas”, la primera novela que realizó la autora norteamericana, y que volvemos a tener disponible, afortunadamente, en estos días; y es una suerte porque esta novela confirma claramente la saludable predisposición a la perversidad de esta maquiavélica dama del crimen; una forma de entender lo psicológicamente depravada que puede llegar a ser la naturaleza humana, que la convierte en heredera directa de la grandísima Highsmith.

La protagonista de este libro, Camille Preaker, es una periodista, recién salida de una estancia en un hospital psiquiátrico que será enviada a su pueblo natal, Wind Gap, para cubrir las noticias relacionadas con el asesinato de dos niñas; hechos que pueden llevar a pensar que haya un asesino en serie en su pueblo de la infancia. La trama se convierte, por lo tanto, en una trama más clásica, ya que de fondo tenemos un asesino en serie y una investigación en toda regla; sería convencional si no fuera por el montón de detalles que consiguen volver la narración en algo subversivo, sobre todo empezando por la propia protagonista.

Flynn irá dejando detalles que clarifiquen el porqué del paso de Camille por el psiquiátrico y resulta más escabroso de lo que pueda llegarse a pensar,  aunque pudiéramos creer que la bebida y su falta de autoestima puedan ser esas causas:

“Me tomé el segundo bourbon de un solo trago, estiré un poco los hombros agarrotados, me di unas palmaditas en las mejillas, me subí en mi enorme Buick azul y deseé haberme tomado una tercera copa. No soy de esa clase de reporteros que disfrutan metiéndose en la vida privada de la gente. Seguramente esa es la razón por la que soy una periodista de segunda fila, pero al menos soy periodista.”

Estamos, sin embargo, bastante alejados, como nos daremos cuenta más tarde, la protagonista se “automutilaba” indiscriminadamente:

“Verán, yo me hago cortes. También incisiones, tajos, escarificaciones y heridas. Soy un caso  muy especial; tengo un propósito. Bueno lo que pasa es que mi piel grita. Está recubierta de palabras, “cocina”, “bollo”, “garito”, “rizos”, como si un crío de primaria hubiese aprendido a escribir sobre mi carne con un cuchillo en las manos. A veces, pero solo a veces, me río. Cuando salgo de la bañera y veo, con el rabillo del ojo, en el lado de una pierna: “muñeca”. Cuando me pongo un suéter y, en un destello, veo en la parte interna del brazo: “dañino”. ¿Por qué esas palabras? Miles de horas de terapia han arrojado como resultado unas cuantas ideas de los buenos doctores.”

La fuerte presión del (re)encuentro con su madre, unido a la propia investigación, pondrán al límite a nuestra periodista que luchará por no tener recaídas:

“Me había escrito “Richard poli, Richard poli” doce veces en la pierna y tuve que obligarme a parar porque me moría de ganas de coger una cuchilla.”

Flynn no se conforma con realizar una caracterización psicológica de todos los personajes que van apareciendo sino que, además, en esta ocasión, nos muestra las consecuencias físicas con un gran lujo de detalles, en ocasiones, tirando a la truculencia, aunque bien justificados.

No se queda en la simple investigación con todas sus ramificaciones sino que no duda en reflejar a los personajes del pueblo, estereotipos del Medio Oeste Americano, el crimen, tanto allí como en la realidad, se convertirá en un acontecimiento que les definirá a ellos y a sus conciudadanos:

“Los tres rezumaban un orgullo mal entendido por su ciudad. La infamia había llegado a Wind Gap y ellos le harían frente. Podrían seguir trabajando en el supermercado, la droguería y la granja de pollos. Cuando muriesen, aquello (junto con el hecho de haberse casado y haber tenido hijos) pasaría a engrosar la lista de cosas que habían hecho en la vida. Y era algo que, simplemente, les había pasado a ellos. No, mejor dicho: era algo que había pasado en su ciudad. Yo no estaba del todo segura de compartir la opinión de Meredith: a algunos les habría encantado que el asesino fuese alguien nacido y criado en Wind Gap, alguien con quien hubiesen ido a pescar alguna vez, alguien que hubiese sido miembro del mismo club de boy scouts. Eso haría la historia más interesante.”

Con estos ingredientes, Flynn crea una trama absorbente donde ahonda en último término en las relaciones materno-filiales y  el conjunto, sin lugar a dudas, constituye una novela de altos vuelos dentro de  la novela policíaca/negra, con una conclusión que quita el aliento, nuevamente, por su capacidad de desencadenar dolor en el lector.

A mí, particularmente, Gillian Flynn me tiene totalmente enamorado con lo malvado de sus propuestas.

Traducción del inglés de Ana Alcaina de “Heridas Abiertas” de Gillian Flynn para esta edición de “Roja y negra” de PRHM.

“La infancia de Jesús” de J.M. Coetzee

la-infancia-de-jesus-9788439727279En el análisis de la última obra de Coetzee “The childhood of Jesus”, que realiza Joyce Carol Oates para el New York times encontramos en su parte final lo siguiente:

“For a while I speculated that “The Childhood of Jesus” might be a novel of ideas in which the stillness of the Buddhist vision of enlightenment and the striving of Christian salvation are contrasted: the one essentially cyclical, the other “progressive”; the goal of one the annihilation of the individual personality in a sort of universal void, and the goal of the other the “salvation” of a distinctly individual personality and its guarantee of everlasting life and reunion with loved ones in heaven. More plausibly, it seemed likely that “The Childhood of Jesus” is a Kafka-inspired parable of the quest for meaning itself: for reasons to endure when (secular) life lacks passion and purpose. Only an arbitrary mission — searching for the mother of an orphaned child, believing in a savior who descends from the sky — can give focus to a life otherwise undefined and random.”

No anda desencaminada en ese análisis la gran JC Oates,  luego volveré a su crítica para la parte final de mi texto.

En efecto, para esta obra Coetzee ha escogido, sorprendentemente, una especie de dixtopía, un mundo extraño que no sabemos dónde está, ni cómo se ha hecho, indefinido y al que llegan un hombre y un niño que se han conocido en el barco, el hombre busca la madre del niño, ese es el fin que parece que guía sus poco significativas vidas.

El mundo al que han llegado es pintado, poco a poco, mediante diversas conversaciones, para Coetzee es un mundo inerte, que no se rige por afectos, que se ha limpiado de ellos:

“-¿Y qué hay de esa madre anónima? ¿Está usted seguro que quiere reunirse con su hijo? Le sonará despiadado, pero la mayor parte de la gente, cuando llega aquí, ha perdido interés por sus antiguos afectos.”

“-¿A qué se refería el otro día cuando utilizó la palabra “limpiar”? -le pregunta-. Dijo que David y yo deberíamos limpiarnos de antiguos recuerdos.”

Es un mundo limpio de pasiones, de sentimientos, de contenido, hasta llegar a no comer carne (o no tener sexo), mostrando una disciplina ya inherente en esa sociedad que Simón, el hombre, no comprende:

“-¿Adaptarse a tener hambre? ¿Por qué iba a adaptarse a tener hambre si no escasea la comida?

-Me refiero a que se adaptará a una dieta moderada. El hambre es como tener un perro en la barriga: cuanto más le das de comer, más pide.”

“-¡No estoy enfadado, sino hambriento! Dígame: ¿qué tiene de malo satisfacer un apetito normal y corriente? ¿Por qué debemos dominar nuestros apetitos y deseos?”

Sin embargo es el único mundo al que, en esas condiciones, pueden aspirar.

“-Ya veo. Así que, después de todo, es una suerte que esté aquí en este muelle, en este puerto, en esta ciudad y en este país. Nada puede ir mejor en el mejor de los mundos posibles.

Álvaro frunce el ceño.

-Este no es un mundo posible -dice-. Es el único. Si eso lo convierte en el mejor o no, no debemos decidirlo ni usted ni yo.”

Esto liga claramente con el texto que puse al principio, ese mundo, esencialmente cíclico podría ser una alegoría de la visión budista, en esas condiciones tenemos la figura de David, que, por el título de la obra, podemos inferir que es una imagen alegórica de Jesús, y, por extensión, del cristianismo que se caracteriza por una salvación futura, en evolución, contraria a la visión más central del budismo. El mundo que se propone es, desde luego benevolente, pero no existen los anhelos y es conformista:

“-Debo decirle que esa benevolencia es lo que encontramos constantemente. Todo el mundo nos desea lo mejor y está dispuesto a ayudarnos. Nos vemos transportados literalmente por una nube de buena voluntad. Pero todo es un poco abstracto. ¿Puede la buena voluntad satisfacer por sí sola todas nuestras necesidades? ¿No es parte de nuestra naturaleza anhelar algo más tangible?”

De hecho, Simón, y la figura de David, vendrán a plantear preguntas, aunque quizá no tengan las respuestas, no creo que Coetzee se posicione exactamente, pero busca que nos hagamos las mismas preguntas a nosotros mismos:

“-Creedme, no es mi intención despreciar nuestro trabajo. Para demostraros mi sinceridad, mañana vendré a trabajar una hora antes y me saltaré la hora del almuerzo. Cargaré con tantos sacos como cualquiera de los presentes. Pero aún así continuaré preguntando: “¿Por qué lo hacemos y para qué?”

De hecho, la extraña parte final se queda en las manos de un niño, la necesidad de ser cómo niños que nos adelanta en la siguiente frase:

“-Mira a Fidel -dice-. Mira a David. No necesitan recuerdos. Los niños viven en el presente, no en el pasado. ¿Por qué no te fijas en ellos? En lugar de esperar una transfiguración, ¿por qué no intentas volver a ser como un niño?”

Nosotros no tenemos la fuerza para avanzar en el camino (“-No servirá de nada. No tengo el aliento necesario. No tengo el aliento de la vida. Lo único que puedo hacer es entristecerme. Solo puedo lamentarme y ayudar a sobrellevar tu dolor. “) si no es por la figura de David que es el verdadero motor del cambio.

“-Ya está. “Estamos buscando un sitio donde quedarnos, para empezar nuestra nueva vida.”

Lo que nos lleva a la última reflexión de JC Oates:

“It’s a bleak and intransigent vision, reminiscent of the painful ending of “Disgrace,” for here the possibility of a “new life” in another city seems just another delusion, however idealistic and quixotic. And what is the role of “Don Quixote” in the novel? For this isn’t the “Don Quixote” of Cervantes but, in a perplexing Borgesian twist, the author is “a man named Benengeli” who wears “a long robe and has a turban on his head.” Perhaps, one day, Elizabeth Costello will enlighten us.”

En efecto el final es extraño porque, lejos de dar una respuesta , establece un nuevo cambio, otro viaje absurdo, como era la búsqueda de la madre, como posible solución.  Un comienzo de una nueva vida en la que ni siquiera sabemos a dónde llegaremos. Parece un nuevo engaño, otro espejismo que nos aleja de la verdadera realidad o, simplemente, nos plantea nuevas preguntas que nos harán avanzar. Quizá, como ya he comentado, este es el objetivo del gran escritor. Esta pequeña rareza es otra forma más de encontrar la escritura del impresionante J.M Coetzee…  aunque me temo que no es obra de multitudes.

Los textos provienen de la traducción del inglés de Miguel Temprano García para esta edición de “La infancia de Jesús” de J.M. Coetzee

Mis lecturas favoritas del año 2013

Me encantan las listas. Hay tantas listas como gustos y siempre es divertido comprobar lo que sale y sobre todo ligarlo a las afinidades de cada lector.

Este es el tercer año, desde que me “dedico” a escribir posts sobre libros en distintos sitios,  en el que preparo una lista con lo mejor del año. A ver si, poco a poco, consigo que se convierta en una costumbre el que aparezca este post justo el día 1 de enero del año siguiente.

Como en años anteriores me gusta repasar lo que ha sido mi año lector personalmente; también solía hacer una pequeña reflexión sobre el mundo editorial; pero gracias a las “Epístolas librescas” del grandísimo Jónatan Sark en el maravilloso Blog Ausente de Lord Absence, no tiene mucho sentido, ya que en ellas está todo lo bueno  que va saliendo en el año. Además, en su post con el clásico “Sark de Oro” del año realiza un resumen tan exhaustivo como interesante.

Os dejo a continuación los enlaces a estas Epístolas que si no conocéis ya estáis tardando en ir a verlas:

Epístola 1.

Epístola 2.

Epístola 3.

Epístola 4.

Epístola 5.

Epístola 6.

Centrándome en lo personal, tengo que reconocer que, nuevamente este año, me he superado en la mayoría de atributos; he leído mejor, más cantidad, más calidad y más en inglés.

El año pasado terminé 131 libros, y estaba bastante bien, pero este he llegado a los 171 que parecen un límite bastante razonable. También es cierto que, en el proyecto que tengo pensado a tres años las novedades han acabado asfixiando mi reto y debo retomarlo con más fuerza este año para poder terminarlo. En cuanto a las editoriales, como de costumbre, he escogido un montón de títulos pertenecientes a las más  pequeñas, tengo tendencia a ello, y a evitar, habitualmente, los best-sellers vendidos a bombo y platillo. El año que viene se presenta del mismo estilo, sobre todo porque, posiblemente, el Grupo Prisa sea absorbido definitivamente por Random House Mondadori, dejando todo el poder a dos grupos que monopolizarán las novedades mensuales y unas pocas editoriales intentando buscar su hueco entre “nichos” de lectores que busquen ofertas distintas.  De hecho este año lo hemos visto, cómo surgen grupos pequeños buscando su espacio en el corazón de alguno de nosotros como “Malpaso” o “Ginger & Ape”.

cuentos-de-muerte-y-demencia-9788415717287Sin más demora, paso a comentar los que considero las mejores lecturas del año; no son ni más ni menos que los libros con los que más he disfrutado. Son todos publicados (o reeditados) este año y siempre pongo una novedad (o dos) de años anteriores por su relevancia literaria; evidentemente no leo todo, mi ancho de banda llega a donde llega, y soy consciente que hay varios libros que tengo a punto de leer que podrían haber entrado en esta lista. Otros años dejaba once títulos en total, este año han salido más; no lo voy a dejar fijo, este año salen estos y el próximo posiblemente saldrá otro número. Teniendo en cuenta estas consideraciones, vayamos a la lista:

“Cuentos de demencia, amor y muerte” de Poe y Gris Grimly, en un año en el que han proliferado los libros ilustrados, con propuestas de todo tipo, esta edición de Nórdica elcazadorsordode los cuentos de Poe brilla con luz propia gracias a las fabulosas ilustraciones del enigmático Gris Grimly que convierten el libro prácticamente en un cómic y que consiguen el doble objetivo de resaltar las historias de Poe hasta en sus detalles más nimios además de maravillarnos con su indudable preciosismo.

“El cazador sordo” de James McClure, el editor de Reino de Cordelia es, como yo y otros tantos, un fanático del sudafricano McClure y tiene la idea de sacar todo lo inédito del increíble escritor; esta obra tiene todo lo que se necesita para hacer una novela negra perfecta: personajes carismáticos, una buena trama, dolor, en fin, otra obra de incalculable perdida-gillian-flynn-L-C_o8Lavalor.

“Perdida” de Gillian Flynn, sorprendentemente está pasando desapercibida por su halo de best-seller, pero esta historia nos demuestra que el legado de Patricia Highsmith no se ha perdido; la perversidad del personaje principal  me recuerda a los mejores momentos de la inglesa y de Jim Thompson por su afán de darle la vuelta a todo lo establecido y salir impune. Mucha más calidad de lo que la gente se puede pensar.

ojohalconPor“Ojo de Halcón. Seis días en la vida de…” Matt Fraction y David Aja, hacía tiempo que no disfrutaba tanto con un cómic; los seis primeros números de la nueva colección de Ojo de Halcón nos demuestran que no hay personajes acabados sino malos escritores. Este es uno de esos cómics en que la perfecta unión entre dibujo y trama dan como resultado una de esas pequeñas obras maestras del noveno arte. Aja está inmenso en la narración, Fraction crea historias con un lapromesakamilpunto de preocupación social sin olvidar lo superheroico. Excepcional.

“La promesa de Kamil Modracek” de Jiri Kratochvil, sorprendente novedad esta del checo Jiri Kratochvil que nos trajo Impedimenta. No era esperable que una especie de novela negra postmodernista del este, de un autor desconocido por estos lares, fuera a funcionar tan bien como novela de género y reflexión sobre la culpa el dolor además de incorporar elementos metaficcionales. un-paraiso-inalcanzable-9788415625278Una joya a descubrir en el gran catálogo de Enrique Redel.

“Un paraíso inalcanzable” de John Mortimer, todo lo que sale proveniente de las islas británicas me suele llamar la atención; este libro que publicó Libros del asteroide nos trae a John Mortimer reflejando como nadie el paso plantador_gdedel tiempo de la sociedad británica de postguerra hasta los tiempos de Margaret Thatcher con una sutil ironía y buen humor a raudales, una obra clave de este año.

“El plantador de tabaco” de John Barth, por fin, gracias a Sexto piso, tenemos entre nosotros la legendaria obra del norteamericano y podemos degustar en su plenitud su multitud de puntos de vista. Me extendí pero bien en la reseña donde explico sus grandes virtudes. Una delicia para todo aquel que disfrute de la luztodaspartesliteratura con mayor grado de complicación pero no desdeñe el buen humor.

“Luz por todas partes” de Cees Nooteboom, estamos, sin lugar a dudas, ante  la mejor recopilación de la obra poética del holandés infatigable. Una antología que, gracias a Visor de libros, nos lleva desde los primeros poemas a los últimos publicados y podemos comprobar la heroes_aventureros_cobardes-jacinto_antonevolución en las temáticas y en el estilo. El gusto por el acertijo llevado hasta las últimas consecuencias. Uno de los mejores autores actuales.

“Héroes, aventureros y cobardes” de Jacinto Antón, cierto que no son nuevos, pero también lo es que es la primera vez que se recopilan esta serie de artículos del periodista en un solo libro; Jacinto Antón hace que, tengamos la edad que tengamos, se acreciente nuestra sensación de maravilla ante todo lo que nos cuenta.  ¡Viva la aventura!, en la más fiel tradición de Indiana Jones o Quatermain.

Luminosas-673x1024“Cartas de cumpleaños” de Ted Hughes, no es exactamente de este año pero estas cartas han sido reeditadas por Lumen con ocasión del aniversario de la muerte de Sylvia Plath; indisolublemente unidos a la obra de Plath, Hughes está colosal en este poemario que podemos disfrutar en plenitud en esta edición bilingüe; más allá de lo confesional, el aliento poético del británico es proverbial y nos lleva al thomas-pynchon-bleeding-edge-novelcielo con su intensidad dramática.

“Las Luminosas” de Lauren Beukes,  estamos ante el perfecto thriller, pastiche de géneros donde un asesino en serie se desplaza en el tiempo. Al mismo tiempo tenemos un retrato de la mujer y de la sociedad a lo largo del tiempo. La novela te deja sin aliento por su adicción y tiene paradojas de una sutileza difícilmente superable. Una maravilla.

“Bleeding Edge” de Thomas Pynchon, Pynchon ante el desastre de las empresas de internet y ante el 11-S, Pynchon retador y más cercano a la novela de género que a sus obras Tapa-baja-Jota-Erre-195x300más voluminosas. Pynchon siempre a un nivel muy alto, esperemos que este año pueda ser publicada en España, pero habrá que esperar.

“Jota Erre” de William Gaddis, Gaddis llevó la sátira de la sociedad capitalista a sus últimas consecuencias en esta mastodóntica obra maestra. El fracaso del sueño americano estaba patente aquí en la figura del niño Jota Erre Vansant, subversión del mito; paradigma de la gran el-renacimiento-del-siglo-xii-9788493829582Novela Americana por el reflejo del zeitgeist de una nación. Estilo inigualable. Imprescindible.

“El Renacimiento del siglo XII” de Charles Homer Haskins, ¿quién dice que un ensayo histórico tiene que ser aburrido “per se”? Ático de los libros quiere demostrarnos con su recién lanzada colección de historia que puede ser muy divertido y estar muy bien escrito. Su punta de lanza puede ser, sin duda, este deleite de Mal dadasCharles Homer Haskins que nos relata una época, la Edad Media, oscura de por sí, con la claridad de su erudita prosa.

“Mal dadas” de James Ross, parece mentira que en 1940 el infortunado James Ross realizara una obra de estas características; a medio camino del retrato de la sociedad norteamericana  post- Gran Depresión y de la novela negra más sórdida, se trata de un retrato de los anhelos de los habitantes del sur americano y de su lucha Casadehojaspara salir de las situaciones más penosas para alcanzar el gran “sueño”. Otra de esas pequeñas sorpresas que nos trae habitualmente Sajalín Editores.

“La casa de hojas” de Mark Z. Danielewski, lo que en un principio era imposible este año se ha hecho posible gracias al trabajo de Alpha Decay y Pálido Fuego; es decir, tener la primera edición en español de la inigualable obra del norteamericano; una obra única por lo que supone como experiencia, en la que texto, disposición del texto, trama y el propio lector se convierten en parte de la misma. Una obra necesaria que ahora podemos asesinociegodisfrutar… y temer.

Y para acabar recupero en esta ocasión dos obras de otros años que, sin embargo, constituyen dos obras maestras ineludibles. No pude dejar de alegrarme de la concesión del Nobel a Alice Munro, pero tampoco pude dejar de entristecerme por las consecuencias directas: la muy posible condenación al ostracismo de dos de las escritoras más grandes vivas que tenemos en infiella actualidad: Por un lado su compatriota Margaret Atwood  que  tiene en “El asesino ciego” una de las obras más deliciosas que he tenido la oportunidad de leer, completísima en trama, estructura, personajes, para paladares selectos. Por el otro, desde luego, ya lo sabéis, la simpar Joyce Carol Oates y su recopilación de historias cortas (tan de moda ahora gracias a Munro) “Infiel. Historias de transgresión”, cada relato una verdadera patada en el estómago y a todas nuestras comodidades y seguridades, una subversión continua que demuestra  su maestría en la narración y que nadie (sensible o no) debería perderse.

Bueno, y eso es todo… creo que este año me he pasado, pero valía la pena. Ha sido un muy buen año. ¿Qué nos traerá el siguiente? En este blog lo iréis viendo como de costumbre.

Espero que os guste la selección y os ayude para las compras navideñas.

¡Feliz año 2014!

“El Sunset limited” de Cormac McCarthy

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involución.

(Del lat. involutĭo, -ōnis, acción de envolver).

1. f. Acción y efecto de involucionar.

2. f. Detención y retroceso de una evolución biológica, política, cultural, económica, etc.

Comienzo con la definición de una palabra que me viene a la mente con ciertos escritores actualmente, el caso más sangrante es quizás el que me ocupa en esta reseña. Me refiero al grandísimo Cormac McCarthy. Está claro que quien lea por primera vez al escritor norteamericano con “La carretera” o este “Sunset Limited” posiblemente los disfrute e, incluso, considere que son prácticamente unas maravillas teniendo en cuenta el nivel medio. Sin embargo, los grandes conocedores de la obra de, quizá, el más firme sucesor de Faulkner, sabemos que está a medio gas y peor aún, bajando todavía (teniendo en cuenta que el siguiente que vendrá al blog, en no mucho tiempo, se trata de un guión para una película).

No voy a decir que sea malo, porque no lo es, de hecho se le puede sacar bastante jugo como ahora me extenderé. El problema es esa aparente desgana, esa falta de esfuerzo alarmante si comparamos esta obra con maravillas como “Meridiano de Sangre” o “Todos los hermosos caballos”. Lo mejor del asunto es que mi impresión, desgraciadamente, se corroboró en las primeras páginas de este diálogo continuo entre un negro y un blanco, que encarnan la fé y la razón respectivamente:

“BLANCO: Probablemente no creo en muchas de las cosas en las que creía antes, pero eso no significa que no crea en nada.

NEGRO: Pues póngame un ejemplo.

[..]

BLANCO: Muchas. Cosas relacionadas con la cultura. Libros, música, arte. Cosas así.

NEGRO: Muy bien.

BLANCO: Ese tipo de cosas son las que tienen valor para mí. Son los cimientos de la civilización. O al menos tenían valor antes. Ahora ya no tanto.

NEGRO: ¿Y eso?

BLANCO: La gente dejó de valorarlas. Yo también, hasta cierto punto. No sabría decirle exactamente por qué. Ese mundo en gran parte ha desaparecido. Pronto habrá desaparecido del todo.

NEGRO: No sé si le capto profesor.

BLANCO: No hay nada que captar. Olvídelo. Las cosas que me gustaban eran muy frágiles. Yo eso no lo sabía. Pensaba que eran indestructibles. Y no.”

El profesor (blanco) parece ser el alter ego del propio Cormac que aprovecha esta novela  para expresar su pesar ante la decadencia cultural; las cosas que el valora y que considera “los cimientos de la civilización” ya no son valoradas por el resto de personas. Lo que creía inconmovible se ha vuelto rompible. Esta decepción es palpable en todo momento en la actitud del profesor blanco, que sería el representante de los ricos, con respecto a lo que le comenta el negro.

Solo hay que ver este otro diálogo, después de la metáfora que utiliza para referirse a los que ayudan a la gente necesitada como “colonia de leprosos morales” para comprender que el autor ya no tiene ganas de crear; la creatividad queda para los necesitados:

“NEGRO: Innovar. Exacto, profesor. ¿Y cuándo se pone uno a innovar?

BLANCO: Cuando no tiene algo que le gustaría.

NEGRO: Me va a sacar usted un sobresaliente, profesor. ¿Y a quién le pasa eso de no tener lo que le gustaría?

BLANCO: A los pobres.”

Más adelante, ya acercándonos al final, vuelve a redundar sobre el tema comentado anteriormente, esa pérdida de la ilusión ahogada por la visión de una realidad incómoda:

“NEGRO: ¿A usted por qué le parece que la gente se suicida?

[…]

BLANCO: No puedo hablar por los demás. Las mías giran en torno a una pérdida gradual de la fantasía. Eso es todo. Un paulatino esclarecimiento en cuanto al carácter de la realidad. Del mundo.”

El Negro, la fé, supone la manera irracional de reaccionar ante esto; el único atisbo de esperanza se refleja a través de él:

“NEGRO: Vaya, eso me ha gustado. Un mundo de excelencia.

BLANCO: ¿Usted cree realmente en un mundo así?

NEGRO: Desde luego, profesor. Desde luego. Yo pienso que está ahí a nuestra disposición. Hay que ponerse a la cola buena. Comprar el billete adecuado. Tomar el tren normal y dejarse de expresos. Esperar junto con los demás en el andén. Si hace falta, saludar a este o al otro con la cabeza. O hasta decirle hola.”

Parece claro que Cormac quería reflejar con esta novela parte del combate interior en el  que se encuentra inmerso, esa lucha de contrarios: fé-razón, realidad-fantasía, ilusión-abatimiento.

Lo que también es claro es que el final nihilista de esta historia y el siguiente libro denotan que está ganando por ahora lo más incómodo para sus lectores: el abatimiento.  Habrá que esperar, eso que nunca se pierde: la esperanza.

Los textos provienen de la traducción de Luís Murillo Fort para esta edición de “El Sunset Limited” de Cormac McCarthy.

“Perdida” De Gillian Flynn

perdida-gillian-flynn-L-C_o8LaTom Ripley, John Keller, Nick Corey… al lado de estos maquiavélicos personajes debe estar, por derecho propio, Amy Elliot Dunne.

Y es que, como dice, Rodrigo Fresán en su postfacio a “Perdida”, el gran thriller de la norteamericana Gillian Flynn:

“Gillian Flynn es algo así como la hija bastarda de Jerry Seinfield y Patricia Highsmith”

Y yo lo suscribo. Lo pensaba según lo leía.

Pero no nos quedemos ahí, evidentemente no voy a contar nada de la trama, porque vale la pena descubrirla cada uno por sí mismo. Con el texto de contraportada es suficiente para hacerse una idea de, al menos, el comienzo.

No quiero destacar que se lee rápido, porque cualquiera puede hacer que algo se lea rápido, hay muchos ejemplos y, desgraciadamente no demasiado honrosos, como el “innombrable” para mí, a quien no considero ni literatura y que no diré para no hacerle publicidad; tampoco destacaré, aunque podría contarse, el uso de unos cliffhangers memorables que solo alientan a continuar leyendo; también podría hablar de la maestría con la que perfila psicológicamente cada uno de los personajes, de tal manera que, nosotros, incautos lectores vamos cayendo en las trampas que nos va tendiendo, dejándonos sorprender aún más por el siguiente giro de la trama.

Todo lo anterior serviría para recomendarla a una gran cantidad de lectores; sin embargo quiero ir más allá porque, en este caso, lo merece; y esto es así, porque la escritora dota de varias capas a una novela aparentemente “sencilla”:

-La primera de ellas es que, como yo en este monográfico, intenta dar a los thrillers una dimensión más allá de la que normalmente se les atribuye; no creo que este comentario sea gratuito y es muy ilustrativo:

“Había que verle la cara en la playa durante nuestras dos semanas de luna de miel en Fiyi, viéndoselas y deseándoselas con el millón de páginas místicas de “Crónica del pájaro que da cuerda al mundo”, lanzándome miraditas irascibles mientras yo devoraba un thriller tras otro.”

-La segunda capa tiene que ver con extrapolar la situación del matrimonio protagonista, el derrumbamiento, con ese propio derrumbamiento del pueblo en particular y de la sociedad en general; esta extrapolación, en el paradójico final, es muy sintomática:

“Durante un cuarto de siglo, el Riverway Mall fue una presencia constante. Después la recesión golpeó, arrastrando a su paso el Riverway, tienda a tienda, hasta que todo el centro comercial acabó por cerrar. Ahora son ciento ochenta y cinco mil metros cuadrados de eco. Ninguna compañía quiso reclamarlo, ningún empresario prometió una resurrección, nadie sabía qué hacer con él ni qué sería de todas las personas que habían trabajado allí, incluida mi madre, que perdió su empleo en Shoe-Be-Doo-Be; dos décadas arrodillándose y poniendo zapatos, amontonando cajas y recogiendo calcetería sudada, evaporadas sin ceremonia.”

“No estoy seguro de que, llegados a este punto, sigamos siendo realmente humanos, al menos aquellos de nosotros que somos como la mayoría de nosotros: los que crecimos con la televisión y el cine y ahora internet. Si alguien nos traiciona, sabemos qué palabras decir; cuando muere un ser amado, sabemos qué palabras decir; si queremos hacernos el machote o el listillo o el loco, sabemos qué palabras decir. Todos seguimos el mismo guión manoseado.”

-La tercera dimensión es el uso de la mentira como una de las lacras que ocasionan este derrumbamiento; la manipulación y/o tergiversación como hilo conductor que se va repitiendo en todas las páginas, la sinceridad se convierte en una excepción más que lo dominante y es trasladable a lo personal y al colectivo:

“Esto va a ser una verdadera prueba para ti, Nick -murmuró sin mirarme-. Siempre has tenido problemas con la verdad. Siempre contabas alguna mentirijilla si pensabas que con eso te evitarías una discusión. Siempre recurrías al camino más fácil. Decirle a mamá que ibas al entrenamiento de béisbol cuando en realidad habías dejado el equipo;  decirle que ibas a la iglesia cuando en realidad ibas al cine. Es una especie de extraña compulsión.”

-Lo cuarto que quería también destacar es el particular sentido del humor, negro, amargo a veces, pero que te saca una sonrisa entre el maremágnum de locuras que van sucediéndose:

“El otro apodo de Tanner Bolt era Defensor de los Degenerados.

Tenía cita con él a las dos de la tarde.”

El final, para acabar, y valga la redundancia, es deliciosamente perverso y entronca directamente con el sentido de metarreferencialidad que lleva durante toda la obra y que ya he mencionado. Supone una paradoja tremendamente falta de ética; como todos los grandes personajes que comenté al principio de esta reseña; cada uno de ellos convirtiéndose en la encarnación de la amoralidad de la sociedad en que estamos viviendo. Fabulosa manera de hacer un thriller.

Los textos son de la traducción de Óscar Palmer para la edición de “Perdida” de Gillian Flynn en la colección Roja y Negra de Mondadori.