Resumen Noviembre 2015. En “La Sombra”

Este mes ha sido un poco atípico, tanto en lo lector como en la actividad del blog. En lo lector siempre tengo una ligera crisis cuando estoy llegando al final del reto (que he cumplido); este mes, de hecho, ha sido el mes que menos libros he leído, es curioso. En cuanto al blog , intento compaginar mis incursiones en Canino  con él, y cuesta, como ya os comenté en este post . Espero poder normalizarlo de cara al año que viene y mi proyecto de mujeres .Una vez explicado esto pasemos a las lecturas, al final este mes me he quedado en doce libros solamente:

Qué vemos cuando leemos de Peter Mendelsund, un libro ensayo en el que predomina la presentación gráfica del ilustrador de una serie de ideas que, ciertamente, funcionan muy bien a la hora de representar de una manera ilustrativa las verdaderas sensaciones que tiene un lector al dedicarse al proceso de la lectura. Derriba típicos mitos asociados al proceso y abre un poco los ojos sobre lo “borroso” que puede llegar a ser. Una lectura muy recomendable.

El cantante de góspel de Harry Crews, inmensa macarrada con sentido la de Crews  en la que fue su novela debut y que ha constituido mi bautismo de fuego del autor. Una historia mesiánica que adquiere proporciones épicas en el final y en la que no falta el buen humor al entrelazar un cantante de góspel con un circo de freaks y un pueblo de paletos supersticiosos del medio oeste norteamericano. Un cóctel explosivo que pretende reflejar de alguna manera la sociedad norteamericana y su desintegración de una manera como mínimo jocosa y que consigue la leas sin aparente esfuerzo. Un hasta pronto en toda la regla.

Fantasma de Jo Nesbo, desde que Penguin Random House adquirió los derechos del noruego, hay que reconocer que se ha puesto las pilas; ha recuperado los dos primeros libros del autor y ha publicado, al mismo tiempo, los dos nuevos que quedaban en el tintero y, todo ello, en prácticamente dos años. Si bien El leopardo no parecía un buen punto de partida de cara al futuro de Harry Hole, este Fantasma ha conseguido convencerme por motivos distintos a los que hicieron que me aficionara a Nesbo; a nuestro Harry le sienta bien estar en Noruega, es esa pequeña frontera que define también el alcance del género: pasar de un thriller a algo más contenido, un policíaco más habitual; a esta entrega le favorece que  vuelva al terreno personal pero añadido a la trama policíaca y más en la figura de Oleg. Le sienta aún mejor lo cerrada que es la parte final sin que recurra a varios golpes de efecto con falsos culpables, más bien consigue dividirlo en pequeños misterios que va desvelando uno a uno hasta el último giro. Curiosamente, da la impresión de estar más cohesionada que alguna de las anteriores novelas. No me olvido del cliffhanger, evidentemente te deja con ganas de coger el siguiente libro cuanto antes para saber cómo continuará. 

Fulgor de Manuel Loureiro, Loureiro nunca ha sido un escritor muy creativo, se caracteriza más bien por utilizar temas que ya han funcionado y dotarles de su propia cohesión además de ser, particularmente un buen narrador de escenas de acción; en su nueva novela, Fulgor utiliza muchas ideas de otros, pero especialmente de Stephen King, también es cierto que la idea  principal (esas auras) lo ha cogido de Insomnia, libro que precisamente no es de los más famosos, pero no dudé en identificarlo así como las referencias a Carrie o Dreamcatcher, no es desdeñable pensar en la saga de Star Wars o en los X-men por algunos hechos que suceden. Sin embargo, y más allá de estas referencias, el gallego escoge como protagonista a una mujer (muy bien caracterizada) y eso ya es de agradecer entre tanto “macho” dominante y consigue montar una trama que bebe de las fuentes del giallo en su inicio y se convierte en un thriller apocalíptico donde se aborda la eterna lucha del bien y del mal. El resultado es más homogéneo de lo esperado y consigue que se lea en un santiamén obteniendo una novela para momentos de expansión bastante apetecible.

Voces de Chernóbil de Svetlana Alexievich, tenía durante mucho tiempo guardado el libro de la reciente premio nobel de literatura. Mal hecho, como explico con claridad en el enlace del título.

La música del siglo XIX de Carl Dahlhaus, buen material, fatal edición, la acumulación de letras no deja respiro al lector que siente que se agobia en cada paso de página. Lástima porque el material es muy bueno aunque ligeramente denso. No es para aficionados sino para un público más especializado y con unos conocimientos de música avanzados.

Zeroville de Steven Erickson, todo un sorpresón, disfrutable por cualquier lector pero especialmente recomendado para cinéfilos. Me extenderé más con él más adelante. No sé si aquí o posiblemente en otro medio. 

Los hechos de Philip Roth, Roth se lo pasaba bomba con sus lectores, pero seguro que la mayoría no pillaron sus intenciones. Dándole un nuevo sentido al narrador poco fiable y traicionero como en este caso. Me extenderé más adelante.

Internet Safari de Noel Ceballos,  se me antoja muy necesario leer este libro y más en tiempos como los actuales. Conseguir sintetizar (de esta manera) un mastodonte como internet y las redes sociales, es digno de todo mi elogio y reverencia. En breve hablaré mucho más sobre él en una crítica en condiciones.

Medallones  de Zofia Nalkowska, llegué a la polaca por recomendación de un gran lector y a raíz de la lectura de Voces de Chernóbil; y, en efecto, tiene todo el sentido del mundo unir estas dos lecturas en un post que prepararé más adelante. Gran libro, más lírico en sus formas que la bielorrusa a pesar de partir de un mismo tipo de material.

Ojo de Halcón: Río Bravo  de Matt Fraction y David Aja, el mayor problema de este TPB es la irregularidad. Así como las historias de Aja y Fraction funcionan a la perfección, esta simbiosis no es tan patente en el caso de Annie Wu, de hecho, incluso el tono no parece adecuado, y el contraste con las otras es tan evidente que no acaba de cuadrar con lo mostrado. Aun así siguen siendo buenas historias de aventuras no explícitamente super heroicas.

Revival  de Stephen King, King hoy puede hacer lo que quiera,  y lo está aprovechando para escribir de casi cualquier tema que le guste. Se nota que su estilo es mejor que nunca y juega con el resto de variables y nosotros nos congratulemos aunque no se dedique al terror propiamente dicho. Más información pondré más adelante.

Y este mes hay novedades, vuelvo a poner compras ya que, por fin, ha abierto “La Sombra”, como podéis ver en el post que adjunto y donde tenéis toda la información necesaria para pasaros por allí:

Compras_Noviembre

De la foto os podéis imaginar que varios van a caer en diciembre, tengo claro que me encanta acabar el año con un nuevo Coover, ese Pinocho en Venecia va a ser fijo, el resto no lo tengo tan claro. Tendréis que esperar hasta el resumen de diciembre. O casi ya al fin del año.. que ya se acerca.

¿Tenéis elegidos vuestros favoritos del año? Yo tengo varios pero hay que esperar hasta el último día para confeccionar la lista definitiva.

¡Buenas lecturas!

Resumen Octubre 2015. Dificultades de diferente índole

santoEste mes ha sido un poco atípico, tanto en lo lector como en la actividad del blog. En lo lector he improvisado mucho y he adaptado un poco las lecturas al nuevo sitio donde estoy escribiendo que por si no lo sabéis es www.caninomag.es , y que me viene muy bien para dar salida a mis comentarios sobre obras de género y así dejo mi blog personal para las obras más “serias” por llamarlas de alguna manera. Por otro lado la actividad del blog la he disminuido por escribir en el nuevo sitio y por el aumento de carga laboral en mi lugar de trabajo, que conlleva menos tiempo y, además, estar más cansado en general.

Una vez explicado esto pasemos a las lecturas, al final he conseguido seguir la media de quince libros mensuales:

Odisea 2050. La economía mundial del siglo XXI de Jaime Requeijo, han pasado unos cuantos años desde su publicación y, sin embargo, el texto de Requeijo sigue estando en plena actualidad, con un análisis del escenario macroeconómico muy lúcido una gran claridad, especialmente para neófitos como yo. Realmente  interesante es leer lo particular relacionado con la economía española donde habla sobre sus puntos fuertes (alguno hay) y los puntos débiles (demasiados)  que, además, no están acometiendo los sucesivos gobiernos que llevamos teniendo desde hace tanto tiempo. Es desangelador comprobar su ignorancia ante estos aspectos lastrada, como siempre, por su inherente necesidad de favorecer a sus amigos y enriquecerse ellos mismos. Nadie piensa en nadie, mejor saberlo cuanto antes para no llevarse decepciones.

En busca de una víctima de Ross Macdonald, sorprendente giro el que acometió MacDonald en esta nueva novela de nuestro gran Lew Archer, sobre todo porque empieza de una manera muy distinta, con más acción de la habitual, y porque deslocaliza al detective, poniéndolo en un ambiente alejado de lo que conoce. En un lugar extraño podemos observar al Archer más cínico y divertido, también el que se lleva más palizas, pero siempre tenemos a un gran investigador con una trama fantástica, muy hardboiled, que se decide casi en la última página.

Folloneras de VVAA, fanzine que surgió del festival de microedición HUL y que está cargadito de textos que tienen que ver con mujeres y escritos, en su mayoría, por ellas mismas. Es ecléctico e irregular pero se lee con gusto porque, como suele ocurrir, es bueno leer otras perspectivas y más si vienen de participantes tan diversos y profesionales como estos. Una buena lectura.

Salem’s Lot de Stephen King, este caso es una relectura por motivos que espero comentar en el futuro. Baste por ahora decir que ha sido una lectura fabulosa, con todo el bagaje de lecturas que llevo ahora mismo podría haber esperado una desvalorización de la obra y no solo no es así sino que estoy dispuesto a afirmar  todo lo contrario. Este King empezó muy bien, puede que escribiera peor pero el manejo narrativo, la creatividad, la espontaneidad equilibran las pequeñas carencias. 

Nu)n(ca de Luigi Amara, pinchando en su título podéis entrar en la crítica que hice de este fantástico poemario. 

La furia de Gene Kerrigan, estupenda novela negra ambientada en la Irlanda contemporánea y que, en breve, saldrá reseñada en canino. 

H de Halcón de Helen Macdonald, aplausos a una editorial como Ático de los libros que se atreve a publicar algo tan distinto como esta pequeña joya. Tengo pendiente preparar una crítica donde me extenderé aún más en el futuro. Esperad noticias.

485378118_39bd4bd119_oFormas breves de Ricardo Piglia, por fin puedo decir que he leído a Piglia, y el comienzo ha sido inmejorable, estos pequeños relatos-ensayos están llenos de sapiencia y saber estar; es apasionante su disección de las fórmulas utilizadas para componer un cuento para al fin elaborar una pequeña tesis del cuento que embriaga por su lucidez. Todos y cada uno de ellos constituyen pequeñas dosis de buena literatura. Seguiré con Piglia, eso lo tengo claro.

Alarmas y digresiones de G.K. Chesterton, siempre es un placer leer los artículos de Chesterton, aunque en este caso se trate de un primerizo, siento decir que no habrá reseña de él pero siempre es recomendable disfrutar de la contagiosa elocuencia del orondo británico.

Carrie de Stephen King, otra relectura, esto de empezar a leer al Sr King desde el principio es toda una experiencia; un estilo más primigenio, poco depurado, incluso tosco no descuadra demasiado de una historia visceral que tiene como protagonista a la archiconocida telekinética.

La niña gorda y otros relatos inquietantes de Marie Luise Kaschnitz, otro de esos libros que espero que aparezcan en breve en canino. La antología es de mucha calidad. Vaya año de publicaciones que lleva Hoja de lata.

El santo de César Aira, coged el texto anterior y poned Aira en vez de Piglia, bueno, también habría que quitar lo del cuento y que esto es una obra de ficción pero la conclusión es la misma. Aira es un gran escritor al que voy a seguir leyendo.

Lecturas de mí mismo de Philip Roth, dentro de poco haré una reseña de este libro para el blog, entra dentro de mi proyecto. Ahí me extenderé sobre este buen libro para los amantes de Roth al que el resto le pueden sacar también su jugo.

Refugio_3/9 de Anna Starobinets, también aparecerá tarde o temprano una crítica en canino. Nuevo gran libro de la rusa que nos ha descubierto con gran tino Nevsky.

Y eso es todo por ahora. El próximo mes no sé lo que va a ser en cuanto a próximas lecturas. Solo sé que seguiré leyendo y, eso sí, vendré a comentarlo luego.

¡Buenas lecturas!

Nobel 2015.Vuelven los suecos con sus excentricidades

No tenía claro este año sí iba a hacer un post, pero mira, al final me he decidido aunque no creo que este año vaya a acertar. Pongamos el contexto en primer lugar. El año pasado el ganador fue el insulso Patrick Modiano, uno de esos que tanto les gustan a los suecos, arrebatándoselo en última instancia al favorito N’gugi Wathiong’o. Este año, la cosa sigue más o menos igual en los primeros puestos como podemos ver en la ya tradicional página de apuestas de Ladbrokes

Apuestas_Nobel

Siendo los cinco primeros unos clásicos en estas lides:

Svetlana Aleksijevitj       5/1

Haruki Murakami            6/1

Ngugi Wa Thiong’o          6/1

Philip Roth                         10/1

Joyce Carol Oates            12/1

La elección de Munro hace dos años sigue inhabilitando a los norteamericanos durante bastante tiempo; con lo cual nos quedarían tres. Murakami también lo tiene difícil por la historia habitual del Nobel, Mo Yan está todavía demasiado cerca para que escojan un oriental otra vez, y cuando esté cerca lo va a tener reñido con “nuestro amigo surcoreano” Ko Un. Dicho esto y tras las típicas conversaciones que mantenemos en twitter con el hashtag #ElClubdelNobel  (lo más divertido con diferencia de este fenómeno mediático) mis apuestas van a ir por diferentes frentes temáticos que paso a enumerar.

-El bloque africano, siguen vigentes sus posibilidades desde el año pasado tanto el caso del pobre N’gugi Wathiong’o como Adonis, otro de los que llevan tiempo entre los primeros, pueden resultar dos opciones muy viables para la academia sueca. Este año además los de PRH han aprovechado las fechas para reeditar y publicar libros del primero. Por fin podemos leer al famoso N’gugi. 

-Este año cobra importancia el bloque hispanohablante: el efecto Vargas Llosa ha pasado un poco (en lo literario, ya sabemos que en otras cosas no…) y podría ser posible que ganara  nuevamente uno de los nuestros, César Aira ha subido bastante en las apuestas, de los españoles Goytisolo y Marías cobran cada vez más fuerza. Quién sabe.

-Nada desdeñable es el bloque de europeos poco habituales, aquellos que no entran en los países más típicos, Svetlana es la más potente candidata, pero hace poco de la última mujer, luego vendrían los Fosse, Kadaré, Nadas, etc. exóticos y con un perfil que les gustaría a los suecos, sobre todo ahora que llevan dos años seguidos de perfiles más comerciales.

¿Y mis favoritos? Poco importan a estas alturas, en posts anteriores en el blog podéis ver algunos de ellos pero guardo pocas esperanzas con ellos.

Veremos lo que sucede este jueves.

¡Buenas lecturas!

Resumen Septiembre 2015.Disfrute ante todo

lapuertabroncePasan los meses, pasan los libros, algunos con más pena que gloria. Pero siempre con algo que aportar. Este mes de septiembre se ha caracterizado por la variedad nuevamente, aunque no he tenido mucha novela de género, lógico tras dos meses como los que he dedicado a policiaco. Ha sido un mes fantástico, os relato mis lecturas a continuación:

El rancho de la U alada de B. M. Bower, en el enlace podéis pinchar para ver la reseña que hice al comienzo del mes.

Mi vida como hombre de Philip Roth, poco más puedo añadir al comentario extenso que tenéis pinchando en la imagen. Los comienzos de Zuckerman.

Todos deberíamos ser feministas de Chimamanda Ngozie Adichie,  extraño formato el escogido por la editorial para publicar el discurso que dio la nigeriana en las charlas TED; de todos modos, el precio es razonable y el contenido muy necesario; la autora particulariza su situación a Nigeria pero el caso es extrapolable a cualquier país y ahonda en la necesidad de establecer un discurso feminista desde el ámbito de la mujer y el hombre; para ello profundiza en los fenómenos machistas que se viven por costumbre, que se encuentran englobados en lo tradicional o, dicho de otra manera, en lo estructural y establecido por defecto en una cultura. Imprescindible lectura tanto para hombres como para mujeres, aunque duela es necesario darse cuenta de lo que está inherentemente aceptado siendo parte del machismo.

End Zone by Don Delillo, especialmente recomendado para los aficionados al fútbol americano, más que para los aficionados a Delillo.

Cuentos completos por E.L. Doctorow, parece mentira que haya tenido que conocer al autor precisamente por su faceta menos conocida. No es mala opción como explicaré en su reseña. 

Sonetos by William Shakespeare, más información sobre ella y las peculiaridades del gran William Shakespeare en el título. 

El patriarcado del osito Teddy de Donna Haraway, Haraway no se conforma con alertarnos de la estructuralidad asociada al feminismo sino que la extiende más allá. Este es uno de esos libros que nos ofrece una apertura a temas de los que, inconscientemente, no nos habríamos dado cuenta. Y eso es de agradecer.

El cuaderno perdido de Evan Dara, todos los años Pálido fuego nos sorprende con algún título de alto nivel, este año ya han cumplido con esta excepcional obra de Dara. En breve me extenderé más.

El-marciano-Andy-WeirLa puerta de bronce y otros relatos de Raymond Chandler, curiosísima la propuesta de Cátedra que se centró en tres relatos del autor con más que evidentes careos con la ciencia ficción-género fantástico. Los relatos que aparecen son «Verano inglés», melodrama de tintes góticos; «El rapé del profesor Bingo», vuelta de tuerca sobre el tema del hombre invisible, y «La puerta de bronce», que presenta una misteriosa entrada a otro mundo de claras reminiscencias lovecraftianas. La calidad es diversa, resintiendo un poco el resultado global, pero la introducción de Julián Díez es completísima y se centra en el autor, su obra e incluso la poética del escritor norteamericano. Solo por ese texto (que ocupa más de la mitad) valdría la pena tener este libro. 

El marciano de Andy Weir, es totalmente lógico el éxito de esta novela y su posterior película, no tanto por el tema tratado, un “survival” de toda la vida, sino por la ambientación exótica: sobrevivir en Marte. Sus virtudes son indudables, se lee muy rápido por el estilo ágil del autor, sin artificios; el escritor sabe cómo hacer cercanos temas aparentemente lejanos relacionados con la ciencia, sabe explicar desde el cultivo de patatas hasta la propulsión de una nave pasando por cómo obtener oxígeno y resulta lógico cuando lo estás leyendo; está lleno de buen humor, y eso siempre es de agradecersolo podríamos acusarle por lo facilón del final y porque  el estilo ciertamente no es para tirar cohetes. Pero a estas alturas poco importa, nos ha hecho pasar un muy buen rato.

Personae de Sergio de la Pava, es inconcebible que este libro esté publicado. La traducción realizada por el propio autor convierte el texto en una amalgama de palabras sin sentido ni concierto. Es prácticamente ilegible. Y la culpa no creo que haya sido solamente del propio autor sino que parte de ella hay que repartirla con la editorial que permite que este engendro salga a la venta y engañe a los lectores que disfrutamos con gozo de su excepcional primer libro. Una verdadera pena. Dinero malgastado.

Hollywood gótico de David J. Skal, ¿quién dijo que los ensayos no pueden ser divertidos? Skal es un especialista en coger temas tan interesantes como este (“la enmarañada historia de Drácula”) y relatarlos con la suficiente amenidad (hasta tratándose de intrigas de derechos). Me extenderé más adelante con él. 

Papá Piernas-largas de Jean Webster, ya lo he dicho en el enlace, una verdadera delicia.

la-sonrisamarfilCarpe Diem de Saul Bellow, me temo que no he acertado con el primer libro que leía de Bellow, gracias a sabios consejos de grandes lectores enderezaré esta situación para coger próximos libros suyos. No es que sea malo, ¡para nada! Se lee con gusto y puedes ver trazas de lo que puede hacer pero el resultado es tremendamente irregular para emitir una opinión más en firme sobre el autor. Habrá que esperar.

El buen relato de J. M. Coetzee y Arabella Kurtz, sorprendente mezcla de psicoanálisis y saber literario que funciona mejor de lo que se podría esperar, y sin indigestiones. En breve la reseña más completa.

La sonrisa de marfil de Ross MacDonald, vuelvo a los libros del gran MacDonald con un Lew Archer incisivo y cínico en una trama de secuestro que deviene en unos cuantos asesinatos. Lo bueno del escritor es que nada es lo que parece y vuelve demostrarlo hasta la última página con un giro inesperado.  Puede que no sea la mejor, pero es un entretenimiento de mucha calidad.

Y eso ha sido todo este mes. Sobre el siguiente no os sé poner qué es lo que tocará porque depende de los sitios donde pongo contenidos. Quizá os sorprenda lo que vaya llegando.

Pero siempre y ante todo, buenas lecturas a todos.

Mi vida como hombre de Philip Roth. Comienza el juego

mi-vida-como-hombre-ebook-9788499896083“-¡Vuelve a tocarlo, Philly –le dijo el padre, furioso-, y te verás hablando con los atunes, te lo prometo! Te verás hablando con las anguilas.

Pero una vez de regreso en la pensión donde los Zuckerman pasaban sus quince días de vacaciones, Nathan, por primera y única vez en su vida, fue azotado con un cinturón por haber estado a punto de sacarle un ojo a su tío mientras hacía payasadas con el maldito anzuelo. Lo dejó atónito que el rostro de su padre estuviese tan bañado en lágrimas como el suyo propio cuando hubo terminado la paliza de tres correazos y le pareció más sorprendente aún que inmediatamente después se encontrase estrechado entre los brazos del padre.”

y…

“NOTA AL LECTOR

Las dos historias de la primera parte, Ficciones útiles, y la narración autobiográfica de la segunda parte, Mi verdadera historia, han sido extraídas de los escritos de Peter Tarnopol”

No deja de ser curioso que, siendo esta la primera aparición real del álter ego del autor Nathan Zuckerman, nunca aparezca relacionada con la serie de novelas relacionadas con él. El primer texto, ficcional (como nos dice la nota al lector al principio del libro), introduce el que será el personaje más famoso creado por Roth y lo hace a través de otro de sus álter egos, Peter Tarnopol. De hecho, en esa primera parte tenemos toda una declaración de intenciones que nos lleva a uno de los juegos que desarrollará y evolucionará el norteamericano hasta las últimas consecuencias:

“La historia de los sufrimientos de Zuckerman exige un enfoque mucho más serio que el que se juzgó apropiado para el relato de su apacible época de candor juvenil. Narrar con fidelidad los infortunios de Zuckerman entre sus veinte y sus treinta años exigiría un sondeo más profundo, un sentido más sombrío de la ironía, una voz grave y reflexiva en lugar de aquel punto de vista olímpico y divertido… o quizá lo que necesite una historia así no sea gravedad ni complejidad, sino autor capaz de verla como la sencilla comedia de cinco mil palabras que bien podría haber sido. Por desgracia, el autor de este relato –que ha experimentado por sí mismo infortunios similares, y aproximadamente a la misma edad-, no tiene dentro de sí ni siquiera ahora, mediada la treintena, lo que le permitiría relatar esa historia de un modo breve o en un tono divertido. “Por desgracia”, porque el autor se pregunta si no será esto, antes que el infortunio, la medida del hombre.”

“Para terminar, en la mejor tradición de la narrativa, la historia de ese Zuckerman en ese Chicago se la dejo a los escritores que viven en el vistoso presente americano, y cuyas extravagantes novelas cato desde la distancia, para que traten lo improbable, lo absurdo y lo insólito de una forma diferente a la directa y reconocible.”

En mi caso, debido a no haber seguido estrictamente el orden cronológico, ya había leído las cuatro partes que se reúnen bajo el nombre de Zuckerman encadenado y La contravida y este libro actúa como presagio de lo que iba a venir, como una prolepsis que Roth tenía ya en la cabeza y que pensaba acometer tras los experimentos que suponen sus primeras obras; esa capacidad de Roth (como Piglia o Vila-Matas) de expresar sus pensamientos a través de sus contrapartidas literarias, es lo que hace difícil recomendar su obra al lector de a pie, sobre todo porque un libro solo constituye una única pieza de un puzle mayor, mucho más complejo.

A través  de la identidad de Zuckerman empieza a afrontar la relación del escritor con su obra y, al mismo tiempo, presentar rasgos de su personalidad que irá fragmentando a través de otros pseudónimos ficticios (o no tanto), como es el caso de Tarnopol, el escritor que inventa a Zuckerman y que, curiosamente, fue tratado por el mismo psicoanalista  de Portnoy, Otto Spielvogel:

“De 1962 a 1967, el señor Tarnopol fue paciente del psicoanalista Otto Spielvogel de la ciudad de Nueva York, cuyos artículos sobre la creatividad y la neurosis han aparecido en numerosas publicaciones especializadas, sobre todo en Fórum Norteamericano de Estudios Psicoanalíticos, del cual es colaborador. El señor Tarnopol es considerado por el doctor Spielvogel uno de los más destacados narcisistas jóvenes del mundo de las artes nacional. “

En boca de Spielvogel Tarnopol es un narcisista (¿está Roth hablando de sí mismo?) y es  evidente que Zuckerman va a ser su gran proyecto futuro, me encanta el símil musical ya que resume a la perfección los juegos literarios que se desencadenarán, como una fuga en la que cada libro tendría su contribución pintando historias con pequeñas variaciones que se van superponiendo:

“En busca del desastre (uno de los cuentos que le envié) se vería tal vez ampliado en una obra más extensa, ambientada en Italia, sobre un Zuckerman cargado de remordimientos y su bella hijastra: se trata de las típicas reflexiones posfreudianas sobre motivos inspirados en Ana Karenina y Muerte en Venecia. “¿Esto es lo que piensa usted hacer, o continuará escribiendo variaciones sobre Zuckerman hasta haber construido una especie de fuga completa en el género de la ficción?” “Sí, esas ideas son muy buenas –tuve que decirle al hombre, que estaba allí con mi cheque en la mano-, pero lo que estoy haciendo podría describirse más bien como un modo de intentar abrirme camino a puñetazos desde el interior de una bolsa de papel.”

Todo este juego que nos propone es solamente visible desde la óptica del lector avanzado de Roth, el libro en sí mismo se puede quedar para un lector ocasional es una historia en la que brilla con luz propia el protagonista y sus problemas con las mujeres de diversa índole; es este uno de esos libros en el que un análisis superficial pintaría un Roth  machista que atribuye características muy negativas a todas las mujeres con las que se encuentra:

“En este momento no recibo consejos de nadie en lo referente a Susan. Estoy aquí para estar libre de consejeros… y de tentaciones. ¿Susan, tentación? ¿Susan, hechicera? ¡Vaya palabra para calificarla! A pesar de todo, nunca me ha dolido tanto la añoranza de alguien. Como se suele decir, hemos pasado mucho juntos, y no del mismo modo en que “lo pasamos” Maureen y yo. Con Maureen era la monotonía implacable de la lucha, algo que casi me hizo perder la razón. Por mucho razonamiento, inteligencia incluso fuerza bruta a que recurriese para hacer frente a nuestro conflicto, nunca logré cambiar nada. Todo lo que hacía era inútil, incluso, por supuesto, no hacer nada. Con Susan había lucha, sin duda, pero también ciertas compensaciones. Las cosas cambiaron. Nosotros cambiamos. Hubo progreso, evolución, transformaciones maravillosas y conmovedoras en todos los aspectos.”

Aunque siempre nos deja perlas referentes al papel de la literatura en nuestras vidas, es evidente que para el autor norteamericano sus experiencias con mujeres nunca podrán igualar lo que ha vivido gracias a la lectura y no duda en expresarlo cada vez que se presenta la oportunidad:

“Si no me hubiera sentido tan fascinado por aquellas complicadas ficciones cargadas de angustia moral, tal vez no habría dado nunca aquel paseo de ida y vuelta hasta el Upper West Side y nunca habría llegado a tomar la que entendía como la única decisión “honorable” para un hombre moralmente tan “serio” como yo. A pesar de todo, no es mi intención atribuir mi ignorancia a mis maestros, ni mis delirios a los libros. Los maestros y los libros siguen siendo lo mejor de mi vida, y si no hubiese albergado un sentido tan grandilocuente de mi honor, de mi integridad, de mi deber como hombre y de la “moralidad en sí”, quizá no habría sido tan susceptible a la educación literaria y a los placeres que esta conlleva.”

Teniendo en cuenta estos dos últimos ingredientes, es profundamente sintomático que el último capítulo de la segunda parte lleve el título de “Libre” ya que conlleva varias facetas de lo que él entiende como libertad: por un lado su vida como hombre, cómo él mismo, reafirmado en su personalidad y su forma de ser, libre de la influencia perniciosa de las mujeres con las que se ha encontrado; por el otro, la libertad de crear a Zuckerman y desencadenar su futura identidad, su futura relación con la literatura a través del personaje y la composición de esa fuga literaria de la que hablaba con anterioridad. ¡Música maestro!

“Y entonces, con los ojos anegados en lágrimas y los dientes castañeteando, y lejos de parecer un hombre cuya némesis ha dejado de existir, un hombre que vuelve a ser dueño y señor, me volví hacia Susan, que seguía sentada allí, con el abrigo puesto y un aspecto (para mi sorpresa) tan indefenso como el día que la conocí. Seguía allí sentada, esperando. “Oh, Dios mío…-pensé-,  ¡y ahora tú! ¡Tú siento tú! ¡Y yo! ¡Este yo que es yo siendo yo y ningún otro!”

Los textos provienen de la traducción de Lucrecia Moreno de Sáenz y Mercedes Mostaza de Mi vida como hombre de Philip Roth  con revisión de Lourdes González para Debolsillo.

Lecturas previstas para septiembre 2015. Vuelvo al proyecto

No suele ser habitual que haga un post de estas características. En este caso no me ha quedado más remedio, ya que los textos que hice para resumir las lecturas del verano han sido ya demasiado extensos de por sí. O sea que no me viene mal extenderme un poco más en las lecturas que he programado y que aparecen en la siguiente foto:

Lecturas_sept_1

Tengo claro que uno de los objetivos más importantes es retomar mi Proyecto Literario y para ello he decidido centrarme en la figura de Philip Roth, del que solo me quedan doce lecturas y que pienso terminar entre septiembre y octubre. Ya he empezado con Mi vida como hombre, y espero que le sigan en poco tiempo Lecturas de mí mismo, Los hechos, Engaño, Patrimonio y El teatro de Sabath. La trilogía americana caerá en octubre. También dentro de este epígrafe tengo previsto lo último que ha salido de Coetzee El buen relato, y el segundo libro de Delillo que ahora van a publicar y que yo leeré en inglés: End Zone.

Esto me lleva a un segundo bloque de lecturas en inglés donde, aparte del ya mencionado, he recordado que tenía uno de Sonetos de Shakespeare en edición bilingüe y, aprovechando que se han decidido a sacar la antología de Joyce Carol Oates en Alfaguara-PRH en octubre con el curioso nombre de Mágico, sombrío, impenetrable, leeré su versión en la lengua original Lovely, Dark, Deep Stories; ya dije en algún momento que la editorial me ha perdido, sacando uno de la autora al año, no llegará nada suyo nunca (sobre todo sabiendo que publica tres libros al año) y me sale bastante más económico; de hecho por ese precio me están mandando ya desde Book Depository el último libro de la autora que se va a publicar en octubre: The Lost Landscape: A Writer’s Coming of Age, texto en tapa dura de tipo ensayo con tintes autobiográficos que promete ser apasionante y que os comentaré en blog.

Otro bloque interesante podría ser de novedades de este año; he hecho una pequeña selección con las lecturas que más me apetecen en este momento; brilla con luz propia El cuaderno perdido de Evan Dara en la que se “narra la historia de la desintegración de una comunidad de la América moderna, y ofrece una visión de reconstitución” al mismo tiempo  “Plasmando la totalidad social de dicho conjunto de personas mediante la representación de sus distintas voces”, me parece que esto puede ser una lectura gozosa, Pálido fuego tiene una selección de libros de una calidad contrastada.

Dentro de ese bloque me apetecen muchísimo también:

Hollywood Gótico de David J. Skal, publica EsPop Ediciones la historia de Drácula a través del prisma siempre interesante de Hollywood.

Los viernes en Enrico’s de Don Carpenter, gracias a Sexto Piso voy a descubrir al autor norteamericano del que no había leído nada aún y del que no oigo más que maravillas.

1453. La caída de Constantinopla de Roger Crowley, no he faltado todavía a la cita de historia que nos propone Ático Libros en su fantástico sello y esta no podía ser menos. Imperios del mar fue una novela absorbente y espero que con esta se cumpla también.

Cuentos completos de E. L. Doctorow, uno de mis eternos pendientes, más ahora que ha fallecido recientemente, esta edición única y completa de sus cuentos, que trabajó a propósito (eligiendo orden y cuentos) con la editorial Malpaso, es una buena manera de aliviar un poco mi conciencia. Ya lo he empezado y pinta muy bien tanto por estilo como por el contenido.

Personae de Sergio de la Pava, esperaba mucho de él como ya he comentado en alguna ocasión tras su excepcional ópera prima; me temo que puedo encontrar algún problemilla que va convertirla en un posible fiasco debido a lo que he comentado con otros lectores. Veremos qué es lo que pasa finalmente.

El patriarcado del osito Teddy de Donna Haraway, me llamó mucho la atención el título de este ensayo que promete, al menos, ser distinto a lo habitual.

El último bloque  podríamos llamarlo de recuperaciones, esas novelas que, por una razón u otra, demoro en su lectura y que, sin embargo, pueden ofrecerme buenos momentos, entrarían en esta categoría los siguientes:

Carpe Diem de Saul Bellow, mi primer Bellow, a estas alturas. Imperdonable. Necesario más que nunca, junto con Malamud para entender las obras posteriores de Philip Roth.

En un metro de bosque de Georg Haskell, recomendado especialmente por Pilar, la editora de Noema en Turner, tiene una premisa (estar observando un bosque durante un año) muy original en el planteamiento y potencialmente tediosa en el desarrollo, tengo mucha curiosidad por ver cómo funciona el autor.

El marciano de Andy Weir, a puntito de estrenarse la película no tengo excusa para leerlo; las opiniones son tan contrapuestas que quiero comprobar por mí mismo el motivo de su éxito.

-No quería dejar sin programar alguna novela policíaca pero sin abusar, el monográfico que hice en el verano me ha servido para vaciar un poco lo policíaco pendiente, así que he cogido alguno de los clásicos que tengo pendientes, el antepenúltimo de Chandler (ya solo me queda el de relatos completos y uno de ensayos) además de coger dos libros de Ross Macdonald, me quiero poner al día con el autor para cuando Navona se disponga a continuar su publicación en noviembre.

Ah, se me olvidaba, también dentro de estas recuperaciones estaría El rancho de la U Alada de B. M Bower, un curioso western, amable, más cercano a las novelas costumbristas británicas y cargada de buen humor. Otro gran logro de Hoja de lata (ya lo había leído cuando estaba haciendo este artículo).

Y esto es todo lo previsto, veremos si consigo leerlos al completo.

¡Buenas lecturas!

Resumen Junio 2015. ¡Feliz Verano!

Parece mentira cómo pasa el tiempo. Un mes más y ya estamos en verano y con unas ganas de vacaciones que os podéis imaginar. Ha sido un mes provechoso en lo lector y os paso a continuación cápsulas sobre las lecturas:

Velvet, vol.1: Before the living end de Ed Brubaker y Steve Epting, sin duda, Brubaker es un especialista en crear historias con sabor Noir y en este caso con una buena mezcla de espías,; este primer arco argumental de la nueva serie promete, nos presenta una protagonista atractiva y, además, tenemos el dibujo de Epting, que funciona a la perfección. Un gran cómic.

Agatha Mistery 19: El diamante de Amsterdam de Sir Steve Stevenson, después de tantas entregas como lleva el italiano las historias ganan en complejidad (y número de páginas), sin perder la frescura de los primeros momentos, buena historia de detectives para lectores que van evolucionando. 

Outline de Rachel Cusk, pensé en un primer momento en hacer un post con mis favoritos del Baileys Prize, el premio para mujeres anglosajonas, como hice el año pasado; sin embargo, tengo que reconocer que la falta de tiempo y el poco interés en las finalistas me ha echado atrás las intenciones. Solo hay dos libros que me interesaban de alguna manera. El primero de ellos es este Outline de Rachel Cusk, la segunda, que leí más tarde, fue la ganadora a posteriori, Ali Smith y su How to be both. El de Cusk es un libro que juega muy bien con lo formal, la narradora, de la que nunca conocemos el nombre establece el contorno, el boceto de su personalidad, a través de sus relaciones con el resto de personas que se va encontrando. Todo el libro es, entonces, una perfilación de dicha personalidad sin la presentación directa de la misma. Funciona muy bien, de hecho es el que más me ha gustado de los seleccionados, pero, ciertamente, quizá sea el más dificultoso de leer. Habrá que ver si llega por aquí. 

Los reyes del Jaco de Vern E. Smith, buena muestra de hardboiled negra negra, más detalles pinchando en el título

Agatha Mistery 20: Trampa en Pekín de Sir Steve Stevenson, el exotismo oriental unido a lo que comenté anteriormente hacen de esta una buena muestra de literatura juvenil de género.

El corredor del laberinto de James Dashner, buena premisa inicial (la presentación de los personajes y de lo enigmático y misterioso está muy bien pensada) que se diluye hasta difuminarse y convertirse en una pequeña parodia en sí misma, con uno de esos finales que no te crees de ninguna manera por la forma en que se realiza y una sensación de que el autor no pensaba que iba a triunfar; que funcionaría mejor como capítulo autoconclusivo que como una trilogía. A mí no me ha convencido para leer los dos siguientes, hay mucho mejores propuestas.

How to be Both de Ali Smith, la ganadora del Baileys Prize este año nos ofrece una historia singular; dos historias, dos comienzos (según el libro que compraras), unidos por pequeños hilos que los interconectan y una reflexión sobre el arte como nexo de unión en nuestras vidas. Buena historia, no lo dudo, aunque tampoco creo que sea sobresaliente, funciona mejor como experimento formal.

Cucarachas de Jo Nesbo, la segunda novela del noruego sí que me recuerda bastante al mejor Nesbo, el de la trilogía del Príncipe y El redentor. A pesar de estar ambientada en Bangkok se ven las trazas de lo que hizo funcionar al autor, esos comienzos de un universo Hole, la opresión claustrofóbica, el dolor, y, sobre todo, la ejecución de la trama.

Genealogía de una bruja, de Benjamin Lacombe y Sébastien Pérez, el estuche del que hablé aquí  recoge dos libros con unas ilustraciones estupendas del francés, es un seguro de diversión.

La leyenda del Santo Bebedor de Joseph Roth, empezar a leer al “otro” Roth, no puedo haber empezado mejor, este libro es una delicia. Una pequeña historia con mucho alcohol y una moraleja sin moralina.

Batman: Bruce Wayne, Murderer? de varios autores, alargadísimo como un chicle sin fin, quizá uno esperaba que el asesinato se resolviera en este primer volumen pero no, se extendió a los tres siguiente volúmenes.

Batman: Bruce Wayne, Fugitive, Vol 1. de varios autores, mejor que lo anterior, lógicamente, no podía ser peor. Además de empezar a ver datos e historias importantes para la línea principal. Sinceramente, no comparto la idea de Rucka de deshacerse de Bruce Wayne. ¿Se puede entender a Batman sin el desencadenante del asesinato de los padres de Bruce? ¿Existiría Batman sin Bruce? Creo que la premisa es errónea según la psicología de Batman.

Caza al asesino de Jean-Patrick Manchette, como de costumbre, este libro se ha reeditado por la aparición de la película. No debería ser lo óptimo… pero bueno, demos la bienvenida a un Manchette que, como de costumbre, es buenísimo, a pesar de la portada con Sean Penn.

Batman: Bruce Wayne, Fugitive, Vol 2. de varios autores, ¡por fin! Resolvemos el asesinato tras un número infinito de números, una pena, hasta que se llegó aquí.

El jardín crepuscular de John Clute, menudo sorpresón este  breve glosario del horror estructurado según una idea general y teoría del terror. Es tan interesante que me va a servir para unos posts futuros sobre el terror. Sabréis de él más adelante.

Batman: Silencio de Jeph Loeb y Jim Lee, lo recordaba malo, pero es peor de lo que recordaba, la trama de Loeb es un montón de excusas para que salgan todos los villanos posibles y que Jim Lee se dedique a poner escorzos imposibles, tanto en hombres como en mujeres, sin mucho sentido para el avance de la misma. Muy vacío, todo al servicio de Lee.

La katana del lamento de Fubo Hayashi, Satori siempre nos trae cosas disfrutables, no podía ser menos de esta historia de katanas con el mejor sabor de la literatura japonesa.

Ser madre hoy de Miguel Noguera, el particular humor de Noguera tiene sus momentos, tan pronto no puedes parar de reír como pasas por momentos de indiferencia absoluta. Eso sí, ese momento en que te hace clic en el cerebro uno de los conceptos que suelta… es impagable.

La gran novela americana de Philip Roth, fabuloso, por fin este libro publicado en España gracias a Contra Ediciones. Más información en el enlace.

Arkham asylum: Living hell de Dan Slott y Ryan Sook, cuando Slott no era tan famoso por su Spiderman o los Vengadores, hacía tebeos tan buenos como este, un perfecto mecanismo donde cada episodio va sumando hasta el final. Una gran historia con un tono perfecto conseguido gracias  a Sook.

Stalker. Picnic extraterrestre de Arkadi y Boris Strugatski, lo buenos que son los Strugatski ya lo sabía por El lunes empieza el sábado, este libro me confirma que no fueron carne de un solo libro, muy al contrario. Una pequeña maravilla.

Batman: Mientras vuela el cuervo de Judd Winnick y Dustin Nguyen, olvidable la propuesta de Winnick: crear un espantapájaros gigante como amenaza. Se lee y pasa al olvido al mismo tiempo. Encima el dibujo de Nguyen tampoco contribuye.

Batman/Cazadora: Lágrimas de Sangre de Greg Rucka y Rick Burchett, Rucka funciona mejor en miniseries que en el grueso de una serie regular. Si además lo ambienta en el género negro y lo llena de familias de mafiosos en Gotham ciertamente el resultado es, por lo menos, interesante. El dibujo de Burchett contribuye a la creación del ambiente aunque no sepa dibujar mujeres, ni siquiera a Cazadora, la protagonista. Aun así, la historia está bien.

Las tertulias de la orquesta de Héctor Berlioz, pues sí, Berlioz escribía literatura y no lo hacía mal a pesar de ciertos abusos que comentaré  en una próxima reseña.

Y tras el repaso del mes, se acerca un merecido descanso vacacional, no pondré muchas actualizaciones en este tiempo, al menos hasta finales de agosto. Entre tanto voy a aprovechar la coyuntura para realizar monográficos empezando con uno de novela policíaca donde entrarán un montón de cosas que tenía pendientes; he seleccionado todos los que veis a continuación, no creo que los consiga leer pero intentaré acercarme; este monográfico me va a ocupar todo el mes de julio y hasta el 9 de agosto que es cuando empezaré otro monográfico que ya os contaré en ese momento.

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El año pasado puse una votación para ver qué libro reseñaba, viendo el éxito de la propuesta (vuelvo a acordarme de los que participaron con verdadera gratitud) este año solo haré un resumen del monográfico con opiniones a grandes rasgos. También me faltan un par de reseñas que irán llegando poco a poco.

Espero que paséis un gran verano y todos y leáis muchos libros. ¿Qué pensáis leer este verano?

Un fuerte abrazo

La gran novela americana de Philip Roth. El béisbol como catalizador del mito

GranNovela-Roth-lowCada cierto tiempo es bueno recordar lo útil que es el texto que hice sobre el mito de la Gran Novela Americana a propósito del Libertad de Franzen y El gran Gatsby de Fitzgerald; allí hablaba, entre otras cosas, del momento (1868) en que dicho término fue acuñado por John William De Forest y el verdadero alcance del mismo, más allá de superficialidades aplicadas hoy en día en cuanto a tamaño o simple calidad:

“But the Great American Novel–the picture of the ordinary emotions and manners of  American existence–the American “Newcomes” or “Miserables” will, we suppose, be possible earlier. “Is it time?” the benighted people in the earthen jars or commonplace life are asking. And with no intention of being disagreeable, but rather with sympathetic sorrow, we answer, “Wait.” At least we fear that such ought to be our answer. This task of painting the American soul within the framework of a novel has seldom been attempted, and has never been accomplished further than very partially– in the production of a few outlines.”

Para De Forest la clave estaba en que tenía que ser “la imagen de las maneras y emociones ordinarias de la existencia del pueblo americano” (“the picture of the ordinary emotions and manners of American existence”), es decir, “pintar el espíritu americano dentro de una novela” (“this task of painting the american soul within the framework of a novel”). 

Teniendo en cuenta lo anterior, vamos con Philiph Roth, que en 1973 decidió escribir una novela llamada La gran novela americana, con una intencionalidad clara en cuanto a conocimiento del mito y con una subversión manifiesta en cuanto a la forma de presentar el “espíritu americano”  y “las maneras y emociones ordinarias del pueblo americano”; se puede ver claramente en dos textos, en el primero de ellos dándole la importancia que se merece el béisbol, ese desconocido que despierta la pasión de los americanos: 

“Además, era imposible comunicar la esencia del juego con palabras, ya fueran escritas o habladas, ni siquiera con palabras tan poéticas e inspiradas como las que solía pronunciar Míster Fairsmith. Como decía el general, la belleza y el sentido del béisbol residían en la inalterable geometría del diamante y en el reto que esta comportaba para la habilidad, la fuerza y el sentido de la oportunidad de los jugadores. El béisbol era un juego que se veía de manera distinta desde cada uno de los asientos del estadio, y por consiguiente jamás podría representarse adecuadamente a menos que alguien fuera capaz de reunir en una única imagen lo que todos y cada uno de los espectadores presentes en el estadio veían a cada momento […]” 

Para, a continuación, identificar el béisbol con toda una nación: el nexo que los une a todos. Por lo tanto, en palabras de Roth, el béisbol estaría indefectiblemente unido al sueño americano:

 “¿Qué le dice un americano a otro para entablar conversación en el tranvía, en el tren, en el autobús: “¿Di, puedes ver, con la primera luz de la aurora…?”, ¡No! Le dice: “Eh, ¿qué han hecho hoy los Tycoons?”. Le dice: “Eh, ¿Mazda ha marcado jonrón?”. Dime Roland, ¿sabes ya qué es lo que hermana a millones  y millones de americanos, lo que convierte a los rivales en aliados, a los extraños en vecinos, a los enemigos en amigos? ¡El béisbol! Y Así es como se proponen destruir América, jovencito, ese es su malvado e ingenioso plan: ¡destruir nuestro deporte nacional!

-Pero… ¿cómo? ¿Cómo pretenden lograr algo así?

-¡Convirtiéndolo en un espectáculo ridículo! ¡Haciendo que la gente se ría de él! ¡Quieren que nos riamos hasta morir!”

El final del sueño americano, o la debacle de dicho sueño sería representar dicho deporte no por sus heroicidades  sino más bien desde su faceta más ridícula; eso es lo que hace Roth, ya que toma el equipo más inútil de una de las ligas de béisbol, y lo utiliza para representar las costumbres del pueblo americano mediante una sátira continua y desternillante del deporte y, por extensión, de la sociedad americana.

Para ello escoge como narrador a Word Smith, Smitty, un periodista que será el que relatará las vicisitudes de la liga de béisbol y, en particular de los Mundys, el equipo en cuestión. Adoptará la primera persona de este periodista en el prólogo y en el epílogo, el prólogo le sirve para encuadrar la novela en la tradición, en esa Gran Novela Americana comentada anteriormente:

“Con esta prosa de segunda infancia no me dejarían ni entrar en secundaria, ¿cómo, pues, van a darme el Pulitzer? En fin, ni el monte Rushmore se labró en un día ni la Gran Novela Americana se escribirá sin sufrimiento. Además, empieza a pensar que quizá el dolor le hace bien al estilo: cuando escribir una letra como la z minúscula se convierte en algo tan tedioso y traicionero como un trayecto de montaña donde a cada curva de herradura hay que girar para no despeñarse al abismo, uno tiende a ahorrarse las palabras con z.”

De hecho, no duda, por si no lo teníamos claro, en establecer paralelismos con el Moby Dick de Melville o con el Huckleberry Finn de Twain; un verdadero prodigio que le sirve tanto para asentar la base en cuanto a tradición novelística como para realizar un pequeño resumen de la historia que se va a contar:

“Estudiantes de L. y fanáticos, la historia que me he propuesto contaros –prefigurada en las andanzas de Huckleberry Finn y el negro Jim, así como en las aventuras y el ostracismo de Hester Prynne, la paria de los puritanos- es la de los en tiempos poderosos Mundys,  la de cómo fueron expulsados de su estudio local en Port Ruppert, la del humillante año que pasaron en la carretera y la de la vergonzosa catástrofe que acabó con ellos (y conmigo) para siempre. Poco se imaginaban los otros siete equipos de la liga –poco nos lo imaginábamos todos, incluido el menda- que el aparentemente cómico infortunio de los Mundys constituía el preludio de nuestro común olvido. Mas esa, fanáticos, es la tiránica ley de nuestras vidas: hoy, la euforia; mañana, el torbellino.”

Esta forma de contarlo es lo que utilizará en cada comienzo de los siguientes capítulos, a modo de resumen, adoptando un narrador omnisciente y que entronca directamente con la forma de narrar de la época victoriana, llama la atención su intención de hacer una novela moderna, contemporánea, encuadrada en la tradición más antigua, del inicio de lo que podríamos llamar la Gran Novela Americana:

“Donde se narra cuanto es preciso sobre la historia de la Liga Patriota para que el lector se familiarice con su precaria condición a comienzos de la Segunda Guerra Mundial. Del carácter del general Oakhart, soldado, patriota y presidente de la Liga. De su gran apego a las reglas del juego. De sus ambiciones. A modo de contraste, del carácter del pícher Gil Gamesh, el debutante más sensacional de todos los tiempos. De su actitud hacia la autoridad y la humanidad en general. De la sabiduría y los sufrimientos de Bocazas Masterson, el umpire que se cruzó en su camino. De Cómo Gil Gamesh fue expulsado del béisbol por vulnerar la ley.[…]”

A partir de ahí, cada capítulo es una recopilación de los hechos que les suceden a los Mundys, la liga de béisbol y todo lo que se relaciona con ellos. Los Mundys son un equipo de perdedores, de inadaptados, con miembros amputados, aquellos que no han podido ir a la guerra por sus diversas taras y que van desde Mike Rama que se estrella contra las paredes en cada partido:

“[…] La afición, por supuesto, se sentía profundamente conmovida al ver cómo aquel joven brillante anteponía la victoria a su propia integridad. Cada vez que en el estadio resonaba el pataplum, el corazón se les encogía: ¿se había matado esta vez? Y lo más importante, ¿se le habría caído la pelota? Milagrosamente, la respuesta siempre era negativa. “

Hasta Buddy, el inadaptado de color que se presenta como un gran fichaje y que le sirve para hacer una broma sobre su hombría:

“A causa de la lluvia de flashes que acompañó el contacto de la yema del dedo de Doblona con la carne de Buddy, el efecto de su gesto sobre el antiguo jugador de los Mundys no se hizo perceptible de manera inmediata, pero cuando por fin los presentes recuperaron la vista resultó evidente que en los pantalones nuevos de franela de Buddy asomaba un bulto de considerables proporciones.

-Cáspita –dijeron los reporteros entre risas.

Mazuma, que siempre tenía alguna ocurrencia a punto, dijo:

-Caballeros, si quieren les digo qué es lo que no le falta a mi nuevo jardinero derecho.”

De fondo, la guerra fría, los dobles agentes, los espías, el balanceo entre la posibilidad del comunismo y lo que le puede hacer mal al mundo:

“-En mil novecientos treinta y ocho me mandaron ir a Moscú, el mayor honor que podía concedérsele a un joven agente comunista. Ahí me matriculé en el Centro de la Unión leninista de Espías y Técnicos en Sabotaje, conocido popularmente como el Culetes.

-Gamesh, ¡esperas que me crea que ese es el nombre de una escuela de Moscú? –preguntó el escéptico general.

-General, los comunistas no sienten más que desdén por la decencia y la dignidad humanas. La irreverencia y la blasfemia son su negocio, y saben cómo practicarlo.”

Y el capitalismo como verdadero destructor del sueño americano:

“Oakhart: Sí, es ridículo, pero ¿y si aun así es verdad? ¿Y si acaban destruyendo el béisbol desde dentro?

Smitty: Cuando eso ocurra, querido general, será un día muy triste, pero no será por culpa del comunismo ateo y materialista.

Oakhart: ¿De quién entonces?

Smitty: ¿De quién? ¡Del capitalismo ateo y materialista, he aquí de quién! Pero, claro, eso  es solo una opinión personal, general, la de un tipo llamado Smith.”

Pero, al final, para Roth, es el pueblo americano el que sufre, no son los héroes los que representan el sueño americano, sino los que luchan en el día a día:

“¿Qué pasa con el resto de nosotros, campeón? ¿Qué pasa con los desgraciados, por ejemplo? ¿Qué pasa con los débiles y los humildes y los desesperados y los cobardes y los que no tienen, por decir los primeros que me vienen a la cabeza? ¿Qué pasa con los perdedores? ¿Qué pasa con los fracasados? ¿Qué pasa con los parias de la tierra, que, por si no lo sabías, conforman el noventa por ciento de la raza humana? ¿Ellos no tienen sueños, Agni? ¿No tienen esperanzas? ¿Quién os ha dicho a los campeones como tú que el mundo es vuestro? […] Déjame que te diga una cosa, Adonis americano: a los hijoputas rubitos se os ha pasado la hora. Se acabó, Agni. Ya no aceptamos vuestras reglas, ¡ahora jugamos con las nuestras! ¡La Revolución ha empezado! ¡A partir de ahora los Mundys son la raza suprema!”

Ha llegado tarde, pero ha llegado para quedarse, la última novela que nos quedaba del gran Philip Roth.

Los textos provienen de la traducción de David Paradela López de La gran novela americana de Philip Roth para la editorial Contra.

Resumen Abril 2015. Una barbaridad…

Sin duda ha sido un buen mes, una sana mezcla de libros-cómics, generando un montón de experiencias lectoras que os paso a relatar; me extiendo solo en aquellos que no he puesto reseña en el blog, los que la tienen solo tenéis que pinchar en el título.

Cuando ella era buena de Philip Roth, la reseña en el título. 

Solo un asesinato de Jim Thompson, parece mentira que esta fuera la tercera novela del gran Thompson; como decía Polito en su fabulosa biografía del autor norteamericano, con esta novela comenzaba su edad dorada que daría como resultado un catálogo inolvidable de enrevesadas novelas encuadradas en el mejor hardboiled. Simplemente, hay que leerla.

El misterio de la mosca dorada de Edmund Crispin, tenéis en la reseña todo lo que hace falta saber.

Las cuatro gracias de D.E. Stevenson, lejos queda ya el magnífico primer libro de Stevenson, un prodigio de humor y metaliteratura. La señorita Buncle es una simple sombra ya, balanceándose la trama entre las cuatro hermanas protagonistas de esta cuarta entrega. El resultado, afortunadamente, es una comedia de costumbres en la campiña británica con suficiente chispa para hacernos disfrutar de una buena lectura.

Elisa frente al mar de Clara Asunción García, creo que esta valiente novela no es del tipo que me suelen encandilar… sinceridad y corazón como base, sustentadas en una estructura razonable con el flashback como protagonista y un estilo más manido con cierto abuso de lugares comunes. La temática es controvertida por tratar una relación entre personas del mismo sexo, pero más allá de ello, que está tratado con buen gusto, la novela funciona como una personificación del desencuentro amoroso. Sin duda creo que funcionará entre el gran público pero no es el tipo de lectura por la que abogo en este blog. 

El misterio del carruaje de Fergus Hume, quería sacar ya este balance, pero, en breve, llegará la reseña de este fantástico relato de detectives.

Queen & Country 1: Operación: Tierra rota de Greg Rucka, espléndido inicio de la serie donde se presentan los actores, la trama y el mundo en el que se va a desarrollar, todo ello haciendo ya una primera aventura. Buen equilibrio con el dibujo.

Queen & Country 2: Operación: Lucero del alba de Greg Rucka, buena continuación aunque no esté al nivel de la primera entrega.

Zarzarrosa de Robert Coover, otra reseña que está cocinándose y que saldrá tarde o temprano.

Queen & Country 3: Operación: Bola de Cristal de Greg Rucka, vuelta al nivel inicial, estupenda y descarnada historia con la yihad islámica en un mundo post 11-S. La confirmación del gran personaje que es Tara Chace.

Queen & Country 4: Operación: Blackwall de Greg Rucka, quizá la más intimista de las historias con un chantaje de fondo. Más simple, eficaz pero demasiado sencilla en su resolución, además de ser lo esperado.

El murciélago de Jo Nesbo, es extraño empezar a ver ahora los primeros títulos del autor Noruego, sobre todo después de saber hacia dónde va el personaje, Harry Hole, más adelante. Inevitablemente, en esta primera novela uno contempla el esbozo, muy borroso, del personaje, no digamos ya de sus gloriosos secundarios, ese universo que enriqueció sus aventuras. Se deja leer, entretenimiento garantizado por la inteligencia del noruego. Una buena primera novela.

Queen & Country 5: Operación: Frente tormentoso de Greg Rucka, bajas en el equipo de monitores y una Tara que, por primera vez, la vemos como alguien humano, sufre como el más pintado y tiene que afrontar dificultades.

Queen & Country 6: Operación: Diente de león  de Greg Rucka, nueva dimensión, Rucka se atreve con las luchas de poder dentro de la cúpula de espionaje británico. Espléndida muestra de su buen hacer. Todo diversión.

Queen & Country 7: Operación: Alforjas de Greg Rucka, llegando ya al final de la serie, no solo no baja la calidad sino que se mantiene a un nivel altísimo, esta vez con los dibujos del primer artista, Steve Rolston en la primera historia que supone un verdadero fracaso para la protagonista. Tensión, espionaje, un cóctel irrestible.

Ciudad Fantasma de Robert Coover, ejem, pues esta también me falta… y llegará con la del anterior.

Eso de Inger Christensen, excelente poemario de la danesa, más detalles pinchando en el título.

Queen & Country 8: Operación: Panda rojo de Greg Rucka, más que digno colofón a la serie por parte de un Rucka que lleva al límite a su personaje principal, la historia culmina con uno de esos cliffhangers fantásticos que nos deja con la miel en los labios para posibles nuevas entregas. Muy buena miniserie de espionaje.

Pórtate bien de Noah Cicero, no me ha interesado en ningún momento lo que cuenta ni me gusta cómo lo cuenta… si esto es una especie de manifiesto fundacional de la Alt-Lit, tengo clarísimo que mejor que me aleje de ella; qué mal lo he pasado con él.

Lo que no aprendí de Margarita García Robayo, me temo que no soy el público adecuado para este tipo de narraciones, si bien es cierto que la reflexión final de la segunda parte por lo menos es audaz y juega con la falibilidad a la hora de montar el pasado por nuestros recuerdos; desgraciadamente el estilo me ha resultado ligeramente simplón.

En la sala de espera de Melisa Tuya, lo nombro y, por ahora no puedo comentar nada.

El tenor Fernando Valero (1855-1914) y su entorno  de Alberto J. Álvarez Calero, los pormenores pinchando en el título.

Ondina de Benjamin Lacombe,  una hermosa historia que se une a unos dibujos estupendos de Lacombre, quizás es de las historias en las que se detecta una mayor unión entre texto y dibujos.

Los Vengadores – La edad Heroica de Brian M. Bendis y John Romita JR, una buena recopilación de esta nueva etapa de vengadores con dos arcos argumentales que no redundan demasiado en los vicios ya conocidos de Bendis. Buenas historias y buen dibujo. Buen cómic de superhéroes.

El 6º Continente de Daniel Pennac, ¿quién te ha visto y quién te ve? Parece mentira que este mismo autor escribiese Como una Novela o El Hada Carabina. Una verdadera pena. Nada recomendable.

Lancha rápida de Renata Adler, vaya, ¡otra en elaboración!

Las aventuras de Monsieur Vieux Bois de Rodolphe Töpffer, un pionero en el mundo del cómic, los detalles en el título.

Memorias de un amante sarnoso de Groucho Marx, aplica lo mismo que al anterior, los detalles en el título.

Errores infalibles por (y para) el arte de Neil Gaiman,  prototipo de libro sandía (pocas páginas, letra grande, tapa dura, precio desorbitado) que en este caso sirve como vehículo de transmisión de un discursito de Gaiman en una universidad.  Se lee en un suspiro, no tiene mucha “chicha”, se despotrica durante más tiempo de lo que te ha durado la lectura.

Y con ello pasamos por fin a las adquisiciones. Divididas en dos grupos, las del día del libro en primer lugar. En segundo lugar lo único que voy a comprar en Mayo, hay que ahorrar para la feria.

 

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El mes de mayo en lecturas no va a ser lo mismo que este atípico mes de abril. Entre otras cosas porque la lectura del libro de Barth, Giles, el niño-cabra, más de mil páginas de postmodernismo, va a ralentizar cualquier intento de leer mucho más. Veremos cómo se da. He desistido de intentar prever las lecturas del mes, es imposible y hay demasiados factores, no se puede ser tan programático.

Cuando ella era buena de Philip Roth. El “Roth” menos “rothiano”

CuandoErabuenaLa segunda novela de Philip Roth, Cuando ella era buena, escrita en 1967, es la más atípica con respecto al, por llamarlo de alguna manera, paradigma “rothiano”; inscrita en la tradición naturalista y ajena al entorno judío. Se ambienta en una ciudad del medio oeste en los años cuarenta y tiene como protagonista a una mujer, Lucy Nelson. El retrato de ella y su marido Roy devienen en una historia muy efectista y engañosa. Es evidente que, en sus primeros tiempos, Roth experimentaba  por dónde quería ir, y tocaba todos los palos. Posteriormente, dos años después llegaría el clásico El lamento de Portnoy, toda una declaración de intenciones sobre lo que llegaría más adelante. El lector poco habitual del autor que le descubra a través de esta novela encontrará una buena novela pero no encontrará a Philip Roth.

Sorprende especialmente la utilización de un personaje tan fuerte y contradictorio como es el caso de Lucy Nelson, un personaje creado en la desdicha que juzga sin piedad al resto de personajes que se va encontrando por su moralidad, rozando lo feroz, cuando se trata de una familia, aún peor que la suya:

“Y al pequeño Bing (llamado así por el cantante), que arrastraba la sábana de su cama por el patio trasero mientras llamaba a gritos a alguien llamado Fay, que, según le explicó Kitty, ni siquiera existía. Luego apareció el señor Egan, que podría haberle gustado a Lucy por su caminar sordo y pesado y sus brillantes ojos verdes, si no hubiese sido porque antes Kitty le había señalado algo que colgaba de un clavo, en la parte trasera de un cobertizo abierto, y había susurrado que era un látigo. En todos los aspectos, era la familia más miserable y desdichada que Lucy había visto, de la que hubiese oído hablar o se hubiese imaginado; era aún peor que la suya, si tal cosa era posible.”

O al hablar del amigo más íntimo de su prometido Roy:

“Roy había organizado aquella excursión y había hecho que su madre preparara la merienda como una fiesta de despedida para Joe Whetstone, a quien consideraba su amigo más íntimo. Lucy siempre había considera a Joe un gran tonto. Suponía que, sin duda, era un gran deportista y había que admitir que era guapo y robusto, siempre que a uno le gustara ese tipo de chico, pero no tenía una sola opinión personal sobre ningún tema. Dijeras lo que dijeses, Joe estaba de acuerdo. Había momentos en que Lucy sentía deseos de recitar la Declaración de la Independencia solo para observar cómo cabeceaba afirmativamente, y para oírle decir, después de cada frase famosa:

-Puedes apostar a que sin duda alguna es verdad. Seguro que tiene mucho sentido; es exactamente lo que dice mamá…”

El embarazo (sorpresa) de Lucy desencadenará los acontecimientos posteriores,  la narradora muestra su sufrimiento ante la incomprensión del médico al que va a ver a propósito de la situación,  su actitud defensiva es fruto de una sociedad patriarcal en la que, por defecto, reacciona con acritud:

“-Oh, no me refería eso. ¡Doce cosas, pero ni siquiera sé lo que dice! Doctor… por favor, tiene usted razón, no quiero casarme con él. No quiero mentirle. ¡Odio las mentiras, no miento nunca, esa es la verdad! Por favor, cientos y cientos de chicas hacen lo que yo he hecho. ¡Y lo hacen con varias personas!

-Quizá no deberían hacerlo.

-¡Pero yo no soy mala! –No podía evitarlo, era la verdad-. ¡Soy buena!

-Por favor, debes serenarte. No he dicho que fueras mala. Estoy seguro de que no lo eres. No debes saltar ante todo lo que digo antes de terminar de escucharme.

-Lo siento. Es una costumbre. Lo siento muchísimo.”

La actitud condescendiente del médico nos horroriza como lectores, y nos sorprende en un autor, como es Roth, acusado frecuentemente de ser machista, notamos la indefensión de ella como mujer, al menos desde su perspectiva:

“-Cobarde –gemía Lucy mientras corría hacia la cafetería-. Miserable –sollozaba mientras llevaba la guía telefónica hasta la cabina de la parte trasera de la cafetería-. Egoísta, pusilánime, cruel… -repetía mientras revisaba con el dedo la lista de médicos en las páginas amarillas del listín, imaginando que todos le dirían lo mismo, “Jovencita, no puedes esperar que solucione tu vida”, y se vio a sí misma pasando de un consultorio a otro, humillada, obviada y maltratada.” 

Obligada a casarse con alguien que no merece su respeto, tomará el papel aparentemente matriarcal, Roy, su marido, se convierte en una persona insegura en todos los aspectos con respecto a ella:

“-Oh, ¿de veras? ¿Y por qué motivos, si es que puedo preguntarlo? ¿Soy yo quien desaparece? ¿Soy yo quien no va al trabajo y quien ni siquiera no se concentra cuando está trabajando? ¿Soy yo quien rompe a llorar y tiene pataletas delante de un niño pequeño? ¿Soy yo quien imprime tarjetas de visita para un negocio que ni siquiera puedo empezar a organizar?

Señor, no me diga que consiga un abogado. Dígale a su cliente, el señor Sowerby, que le diga a su sobrino que crezca. Tengo que ocuparme de un apartamento y de un confundido niñito cuyo padre desaparece para pedirle consejo a una persona despreciable e irresponsable. ¡Adiós!”

La raíz de la forma de ser de Lucy tiene que ver con el estigma de su padre, que no ha hecho la vida fácil a su madre, según se acerca al final, no duda en recriminar a su madre su actitud:

“-Déjame… -La voz era apenas audible.

-¿Por qué? ¿Para echar por la borda otros veinte años? ¿Para ser humillada una vez más? ¿Para volver a ser maltratada? ¿Para que vuelvan a abusar de ti? Madre, ¿qué crees que estás haciendo? ¿A quién crees que salvas? Madre, ¿qué sentido tiene decirle al señor Muller que se vaya cuando ese idiota, ese retardado, ese redomado inútil…?

-¡Pero tú deberías ser feliz!

-¿Cómo? –de pronto Lucy se quedó sin fuerzas.”

Podríamos estar hablando de una novela feminista hasta ahora; sin embargo, Roth, en un giro final inesperado y efectista; le da la vuelta todo, demostrándonos la falta de fiabilidad de la narradora y convirtiendo todo lo que hemos leído en un delirio, con una escena final tremendamente patética que recuerda más a un thriller de Lehane:

“-No –dijo Papá Will-, no, Lucy.

-Déjame pasar, abuela. Papá Will, dile que me deje pasar, si es que tienes algún poder sobre tu propia esposa. Subiré a recoger mi abrigo  y mis zapatos y luego iré a la comisaría de policía. Porque ninguno de ellos se saldrá con la suya. Y si la policía tiene que arrestarlos todos, a Roy, a Julian y a ese famoso buen hombre Lloyd Bassart, entonces que lo hagan. ¡Porque no se puede robar un niño! ¡No se puede arruinar una vida! ¡No se puede abandonar un matrimonio y una familia! ¡Por favor, abuela, déjame que suba a buscar mi abrigo!”

No dudo de que muchos lectores puedan disfrutar con ella, pero, indudablemente, Cuando ella era buena no entraría en el corpus de las obras magníficas que ha creado el escritor norteamericano; es bueno acercarse a ella, pero no vamos a descubrir lo mejor de Roth.

Los textos provienen de la traducción de Horacio y Margarita González Trejo de Cuando ella era buena de Philip Roth para DeBolsillo.

La hoguera pública de Robert Coover. La corrupción del sueño americano

Hoguera_CubiertaIntentando escribir algo sobre una obra como esta, recordé un texto que escribí hace tiempo sobre La abadesa de Crewe de Muriel Spark; en aquel post enlazaba lo que nos contaba la británica con otro texto de características parecidas como era Nuestra Pandilla de Philip Roth. Ambas obras tienen como protagonista de fondo a Richard Nixon, Tricky Nixon, como lo llama Roth en su particular sátira (“Nadie en este país supera mi deseo de PARECER religioso”). En el caso de Spark la crítica era más velada y no tan explícita y se relaciona con el famoso Watergate  que trajo a la palestra el fin político de Nixon. Me resulta muy conveniente recordar este texto sobre la prensa:

“-Lo tergiversarán –dice la abadesa-. Eso es lo que necesitamos ahora, hermanas, una tergiversación. Estamos abandonando el ámbito de la historia para entrar en el ámbito de la mitología. La mitología no es otra cosa que la historia tergiversada, igual que la historia es una tergiversación de la mitología; a eso se reduce la historia de la humanidad. ¿Quiénes somos nosotras para alterar la naturaleza de las cosas? En lo referente a nuestro caso, mis queridas hermanas, buscar la verdad sería como buscar los miembros, los dedos y las uñas perdidas de un cadáver desmembrado en un accidente aéreo.”

En La hoguera pública Coover entra de lleno en lo mitológico, es tan consciente de la entelequia que supone la búsqueda de la verdad, que inventa una narración ficcional alrededor de un hecho real y utiliza como narrador la mayor parte del tiempo a Richard Nixon (posiblemente el mayor paradigma de narrador poco fiable), que supone la corrupción total del hombre hecho a sí mismo, el caballero en busca del grial que escenifica el fracaso de un sueño que se convierte en una fruta podrida.

El hecho real del que parte son los sucesos que llevaron a la muerte de los judíos Ethel y Julius Rosenberg, acusados en plena Guerra Fría de haber filtrado información sobre la bomba atómica a Rusia. A partir de ahí Coover construye dos tipos de narraciones que establece temporalmente en los tres días en los que sucede todo: una en tercera persona que describe los hechos que suceden desde una especie de realismo mágico y otra en primera persona, Richard Nixon, por aquel entonces, vicepresidente de EE. UU.

En este particular libro que consta de un prólogo y cuatro partes (miércoles-jueves, mañana viernes, tarde viernes, noche del viernes) con intermezzos intercalados como si se tratara de una ópera y un epílogo del que hablaré más adelante; toman protagonismo todos los personajes que intervinieron en el suceso real aunque teatraliza lo que pudo suceder; origina una sátira que, como las grandes sátiras, más que divertir, asusta. No se queda en la simple narración de unos posibles hechos históricos sino que, para escenificar la situación, personifica entes que solo aparecían en el imaginario colectivo. Tal es el caso del Tío Sam y del Fantasma, personificaciones reales del sueño americano y de la amenaza comunista respectivamente. Todo ello le sirve para pintar una sociedad como la norteamericana que se guía por los mandatos del gran buhonero (un charlatán mercachifle), la esperanza del mundo; todo ello a través de un flujo de pensamientos donde todo es posible gracias a la prosa de Coover:

“Tampoco es que los americanos sean supersticiosos, claro está. ¿Cómo iban a serlo los ciudadanos de esta la nación (bajo el mandato de Dios) más racional de la tierra? Ellos no necesitan presagios para pulsar un interruptor, ganar pasta o cambiar el mundo, pues son los hijos e hijas electos del Tío Sam, nacido Sam Slick, este astuto buhonero yanqui que, al igual que aquella resuelta chica griega de hace mucho, apareció virginal y completamente formado de entre los residuos destrozados de la mismísima Ilustración: “escurridizo”, como se expresa en la Escrituras, “como una culebra que acabase de mudar la piel”. El joven Sam, “terso como un olmo sin hojas”, ya con perilla y sombrero de copa y ataviado con sus faldones y sus pantalones a rayas, los bolsillos llenos de discursos, patentes y pirotecnia, irrumpió de modo avasallador en el Viejo Mundo como un cohete del Cuatro de Julio, bufando y relinchando como un caballo salvaje: “Quién. Quieén. ¡Quién! ¿Quién vendrá a chamarilear conmigo? ¿Quién vendrá a pegar mordiscos conmigo? Grumpf. Yug. Buf. ¡YUJU! En nombre de Jehová y del Congreso Continental, he atravesado el Rubicón: a nado o en una bañera, vivo o muerto, en pie o desfallecido, aquí estoy para pelear, pelearé hasta morir y, con la firme confianza en la protección de los divinos protestantes, una pelea es lo que tendré, ¡o si no tendrán que conservarme en salazón para evitar que me vaya de la lengua! ¿Me oís, alimañas fracasadas? ¡Os habla la esperanza del mundo! Soy Sam Slick, el Buhonero Yanqui.”

Sucesivamente, el Tío Sam va manteniendo conversaciones donde maneja a su antojo a cada uno de los personajes implicados; cada charla, cada momento sirve para destruir poco a poco el ideal de un sueño que se ha corrompido hasta la médula; tal corrupción implica que la moralidad no debe ser tenida en cuenta:

“Puede que hoy nos hayas reventado el espectáculo, ¡pero mañana tus amigos te van a tener escarbando en la mierda, muchacho!

-Puede…

-Nada de puede. Si fueran a ponerse de tu lado por un principio, lo habrían hecho hoy. No, es momento de saldar la cuenta y poner buena cara. Van a bailar un zapateado encima de ti, Billy.

-Si lo hacen, se equivocan. La cruda verdad es que puede que la sentencia de muerte no sea…

-La cruda verdad no existe, amigo…-Encuentra la pipa y atisba la cazoleta con los ojos entornados desde debajo del ala de su sombrero. […]

-Bueno, en el fondo de mi corazón sé que tengo a la ley de mi parte.

-En el fondo de tu corazón, ¿eh? – El Tío Sam baja los pies, se yergue lentamente, empuja el sombrero por encima de la nariz, echa una mirada al magistrado Douglas-. Bien, ¡al diablo la ley y tu corazón sensiblero! Ten cuidado, amigo mío, la moralidad es un lujo privado y caro.”

En contraposición a este personaje, siempre aparece la amenaza del Fantasma, que personifica de un modo más general; mientras que el Tío Sam te habla de tú a tú como si fuera tu amigo, el Fantasma se convierte en una amenaza a escala mundial, una conspiración con infinitos hilos entrelazados donde se encuentran unidos irremediablemente los Rosenberg:

“Tumban edificios, aplastan automóviles bajo sus cuerpos, se tragan policías enteros, se enredan en una montaña rusa de Coney Island. Las balas no los detienen. Se les une Walter Ulbricht, el Fabricante de Ataúdes, el cual recorre la orilla con sus pelotones de fusilamiento; el necrófilo John Reginald Hallyday Christie, con su enorme órgano sangriento y gangrenoso; un gigante negro ojiblanco con la leyenda SÚPER MAU MAU estampada en su pecho salvaje; miles y miles de víctimas gemebundas, ciegas, de carne putrefacta, de Hiroshima y Nagasaki; y el Presidente Mao, surgido de un remolino entre los vapores de los antros de vicio, como un Fu Manchú abotargado de dientes de oro. Los Rosenberg pulverizan sinagogas y catedrales entre sus tentáculos monstruosos. Súper Mau Mau destroza escaparates de supermercados y grandes almacenes, dejándolos a oscuras. Con un latigazo de su coleta, el Presidente Mao reduce Wall Street a escombros.”

Es necesario indicar por lo tanto un enemigo palpable al que combatir y que siempre está en la delantera; en ese orden de cosas cualquier decisión-manipulación es perfectamente admisible:

“Aún no hemos empezado a explorar el verdadero valor de la Palabra, pensé. ¿Y si quebrantábamos todas las reglas, jugábamos con las pruebas, manipulábamos el lenguaje, convertíamos a la Historia en una aliada guerrillera? Por supuesto, el Fantasma ya estaba en ello, ¿o no? De nuevo nos llevaba la delantera. ¿Qué eran sus maquinaciones dialécticas sino la disolución de los límites naturales del lenguaje, la invención consciente de un espacio, una siniestra tierra de nadie, entre alternativas lógicas? Me encantaba debatir ambas posturas de cada asunto, pero pensar en aquel extraño espacio intermedio me provocó sudores. La paradoja era lo que más odiaba aparte de los psiquiatras y las periodistas.”

El Fantasma entonces deja de ser algo etéreo y se puede luchar contra él: los Rosenberg se convierten, en la pluma del norteamericano, en la encarnación del comunismo y deben ser destruidos para mantener el estatus quo del pueblo, de América, y por extensión, del mundo:

“Ahora yo era el Vicepresidente de los Estados Unidos de América. Ellos estaban condenados a arder por traidores. ¿Qué se torció? ¿Por qué hacía falta esto? Claro que ellos habían tenido conocimiento carnal con el Fantasma, yo creía firmemente en ello, habían sido acariciados por el maligno y por tanto estaban infestados: Y yo sabía que sus muertes acabarían con una parte del Fantasma. ¿Qué se sentiría al ser poseído por el Fantasma?, me pregunté. Algunos decían que era como tragarse un viento frío, otros que era como una especie de fuego que recorría las venas.”

Sorprende en este desfile de complicada prosa que parezca que nos encontremos inmersos en una gran obra musical en la que cada intermezzo reafirma esta condición como el discurso con la visión de Dwight Eisenhower o el último acto de la Ópera Sing sing con Julius y Ethel Rosenberg de protagonistas. Hasta los hermanos Rosenberg llegan a transmutarse en los hermanos Marx en un momento dado. El discurso de Ike es una confirmación del carácter mesiánico de dicho sueño:

“¡Es necesario

que salgamos seriamente en busca de cualquier traza de comunismo en cualquier lugar

donde pueda afectar a la vida de nuestra nación y la arranquemos

de todos nosotros, mediante nuestras dedicación

y devoción combinadas,

seamos merecedores de las mayores bendiciones

que el Todopoderoso ha depositado en esta nuestra nación!”

No se olvida en este caso de la prensa como simple conductor del discurso, que nos recuerda una y otra vez el Tío Sam y sus acólitos; nada puede estar fuera de la onda dictada por el gran buhonero:

“PLANTAS DISPERSADAS / PARA DESBARATAR PLANES DE BOMBARDEO. HIJO DE PASTOR DEL BRONX RECIBE LA LLAMADA. Bodas, asesinatos, fusiones velatorios. Recetas y disturbios, promedios de bateo y reseñas de libros. La Guerra Fría entre el Tío Sam y sus enemigos, guerras abiertas entre bambalinas. Para colmo de males, el mundo elige publicar hoy El arte del jaque mate y, dicen las planas, Frankenstein será reeditado. ¿Reeditado? HACE POCO, 19 EJEMPLARES DE ESTE LIBRO HAN SIDO LITERALMENTE QUEMADOS. Los rostros de los peregrinos se ensombrecen cuando se enteran de que la estrella de la Primera Guerra Mundial que derribó setenta y cinco aviones Bosch desde su viejo biplano Spade ha muerto, […]”

El final lleva la parodia a un límite exacerbado, con un paralelismo sexual; una última relación entre Nixon y el Tío Sam, el título del epílogo “La Bella y la Bestia” identificaría al gran chamarilero con la Bestia y al gran mentiroso Nixon con la Bella; el colmo de esta corrupción es que te dejes hacer lo que sea por dicho sueño, que te dejes sodomizar por la esencia de tu ambición:

“-Deseas hacerlo conmigo –dijo jadeante, arrastrándome brutalmente fuera de la penumbra y dándome la vuelta-, tienes que amarme como soy en realidad: San Slick el Buhonero Yanqui, estafador empalmado y domador con uñas y dientes de las paganas tierras salvajes, lozano y chillón entrometido, novus rompepelotas ordo seclorum, ese soy yo, muchacho, ¡y buenas noches señora Calabaza a cualquier estúpido que se interponga en mi camino! –Se chupó el dedo.”

El Tío Sam se aprovecha de la debilidad de los personajes; nunca un halago estuvo tan envenenado como en este caso:

“-Estoy malo –gruñí.

-Ja, ja, no estás malo, tan solo estás enamorado –dijo con una enorme sonrisa y se dobló para besarme la mejilla-. ¡Eh, eres el elegido, sabes! –susurró o pareció susurrar; su voz era extraña: casi como si ya no hablase en voz alta. Las palabras parecían caerle calladamente de los labios, enroscarse en silencio en mis oídos, para acabar floreciendo con una especie de soplo audible contra mi oído interno, como semillas…-. ¡Lo digo en serio, Gus! ¡Eres mi apuesto vocero de feria, mi salvaje fuguilla irlandés, mi colega vendedor ambulante, mi pequeño accidente, mi marinerito guapo! –Me palmeó el trasero afectuosamente-. Eres mi todo, ¡eres mi muchacho!”

El último alarde de Coover, es tremendamente perverso, Nixon, y el pueblo americano, se dejan hacer lo que sea, hasta lo más humillante; para perpetuar la esencia de un sueño que, en realidad, se ha convertido en una parodia en sí mismo:

“[…] Fuera lo que fuese, era hermoso (¿cómo había llegado a pensar que era feo?), lo más hermoso del mundo. Por fin estaba preparado para hacer lo que nunca antes había hecho.

-¡Te …. Te amo, Tío Sam! –confesé.

Pero él ya se había ido, yo estaba solo. Únicamente quedaban sus últimas palabras estallando tiernamente contra mi oído interno mientras permanecía echado, con los ojos llenándoseme de lágrimas y el pecho palpitante, en la solitaria oscuridad…”

Nos encontramos ante una obra maestra de una lucidez, no exenta de dificultad, donde la forma (con un estilo que se transforma página a página) y el fondo (el fracaso del sueño americano) se encuentran indisolublemente unidos. Por expresar como decía De Forest  “la imagen de las maneras y emociones ordinarias de la existencia del pueblo americano” (“the picture of the ordinary emotions and manners of American existence”), es decir, pintar el espíritu americano dentro de una novela (“this task of painting the american soul within the framework of a novel”), entraría de lleno en el canon de la Gran Novela Americana, una novela inolvidable y abrumadora. Un clásico contemporáneo.

Los textos pertenecen a la excelente traducción de José Luís Amores de La hoguera pública de Robert Coover de Pálido fuego.

Las lecturas de Marzo del 2014. Cogiendo “carrerilla”….

El subtítulo que he puesto a este habitual resumen que hago de las lecturas del mes anterior no puede ser más explícito. Tengo que reconocer que este mes se ha caracterizado por coger una velocidad de crucero lectora bastante interesante, que me ha permitido alternar lecturas de todos los tipos posibles por géneros, nacionalidades, etc…; hay un par de peros que sí podría poner: me ha faltado alguna lectura en inglés y mi proyecto ha avanzado poco, sinceramente. No tengo que dejar en el mes de abril que las novedades me “coman” todo el espacio lector.

Me enrollo sin necesidad, a continuación el pequeño resumen de las lecturas; ya sabéis que pinchando en muchas de ellas tenéis reseña completa en el blog o Goodreads. Hay algún caso en el que no he hecho la reseña.

“El último guardián” de Eoin Colfer, la octava entrega del irlandés me reconcilia nuevamente con la saga; una aventura que puede que sea la última del protagonista pero nunca se sabe… lo lleva diciendo ya durante mucho tiempo.

“El joven Moriarty. El misterio del dodo” de Sofía Rhei,  novela juvenil con muy buenas ilustraciones de Alfonso Rodríguez Barrera que hará las delicias de dicho público. Para los adultos quedarán los guiños al archiconocido enemigo de Sherlock Holmes ofreciendo otro nivel de lectura

“Jagannath” de Karin Tidbeck, otra de esas apuestas que ensalzan a Nevsky Prospects; esta recopilación de cuentos donde lo fantástico se entremezcla con la realidad auguran un buen camino para una autora muy diferente y que hay que leer ya.

“Deudas y dolores” de Philip Roth, la segunda novela del maestro norteamericano es toda una declaración de intenciones de su literatura posterior. Una obra densa y con múltiples interpretaciones y lecturas.

“El regreso de Titmuss” de John Mortimer, la segunda de la saga de novelas ambientada en los tiempos del gobierno de Margaret Thatcher, nos vuelve a traer a los inolvidables personajes de “Un paraíso inalcanzable” ,con suerte irregular (pero con), un buen libro.

“Un zombi ilustrado y otras anomalías” de Freddy Arteaga Canessa, los primeros relatos de Freddy suponen toda una sorpresa por su juventud en el momento de realizarlos. Para que luego digan que no se conoce a gente interesante por las redes sociales.

“La noche a través del espejo” de Fredric Brown, por fin la reedición de una de esas obras geniales de la novela policíaca; qué mezcla más mágica entre sueño y realidad que, en efecto, no solo trasciende el género sino la ficción en sí.

“Nuestra señora de París. Vol. 1.” de Víctor Hugo con ilustraciones de Benjamin Lacombe, el maravilloso de texto de Víctor Hugo esta vez acompañado de los dibujines del francés; buena simbiosis entre ambos.

“Jugadores” de Don Delillo, cierto que no es la mejor novela de Delillo, pero por sumergirse uno en esa prosa tan alejada de los lugares comunes, bien vale el tiempo gastado en ella.

“Historia estúpida de la literatura” de Enrique Gallud Jardiel, me tenía que haber gustado más, estaba seguro pero… algo no funcionó y no conecté… a veces pasan estas cosas.

“Las dos señoras Abbott” de D.E. Stevenson, el tercer libro de la saga de la señorita Buncle resulta esperanzador y nuevamente divertido, está claro que seguiré con la compra de los libros de Stevenson, el exquisito costumbrismo británico.

“El hombre que arreglaba las bicicletas” de Ángel Gil Cheza, este hombre hecho a sí mismo pega el salto a una editorial grande tras su paso por la autoedición con una historia donde los sentimientos afloran por doquier en el trío de mujeres protagonistas, con un giro final que guarda sorpresas para el lector.

“La nariz de un notario” de Edmond About, una de esas pequeñas delicias que no llamarán atención por el tamaño pero siempre he dicho que las esencias vienen en frascos pequeños. Una estupenda propuesta de la editorial Ginger Ape.

“Trabajos de amor ensangrentados” de Edmund Crispin, este sí que no baja el pistón en ningún momento, tercer libro del detective Gervase Fen y, como de costumbre, un disfrute.

“Confusión de sentimientos” de Stefan Zweig, el austríaco nos mostró en este caso una historia llena de lirismo intimista.

“La ciudad de N” de Leonid Dobychin, la única novela del olvidado escritor ruso recuperada por obra y gracia de Nevsky, una gran muestra del puntillismo ruso.

“Muerto el perro” de Carlos Salem, el argentino vuelve a la novela negra en plena forma con una historia “de” y “para mujeres” pero que gustará  a todo el mundo.

“Lemony Snicket 2: ¿Cuándo la vio por última vez?” de Lemony Snicket, ¿quién dijo que no se podían hacer novelas de detectives inteligentes para jóvenes? Esta saga de Lemony Snicket con las ilustraciones de Seth es un ejemplo más que digno de ello.

“Nuestra señora de París. Vol. 2.” de Víctor Hugo nuevamente con ilustraciones de Benjamin Lacombe, volumen que recoge el final de la estupenda y amarga obra de Víctor Hugo, más disfrutable aún con el trabajo de Lacombe, ya que sus ilustraciones refuerzan el texto.

No pueden faltar, tras este resumen, las adquisiciones del mes que podéis ver en la siguiente foto.

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Aunque en Marzo lo tuve más claro, no sé, sin embargo, cuáles van a ser las lecturas de abril; va a depender mucho de lo que me venga a la cabeza. Lo que sí está claro es que el “tochazo” del mes va a ser “El jilguero” de Donna Tartt; a partir de ahí, el único que tengo claro es el nuevo libro de McClure “Piel de serpiente”, el sudafricano es imprescindible.

Veremos lo que sucede, un poco de incertidumbre lectora es buena también, no se puede ser tan programático.

“Deudas y Dolores” de Philip Roth. El final de un camino es el comienzo de otro.

P86631A.jpg“Deudas y Dolores” sí que puede ser considerada la primera novela de Philip Roth; al fin y al cabo, “Goodbye Columbus” era una antología de historias cortas, y nos encontramos ya con varios de los temas que continuarán durante toda su obra; lo curioso es que, para ser  una novela que escribió en 1962, demuestra ser una obra madura y un buen exponente del gran Roth, del coloso de las letras norteamericano.

Ambientada en los años 50 en EE.UU., Roth escoge como gran protagonista y narrador a Gabe Wallach; aunque cambie de punto de vista y focalización en otras ocasiones para representar la vida de Paul y Libby o de Martha Reganhart, el verdadero eje y observador es Gabe que le sirve para representar en todo su esplendor una época difícil, sobre todo, por las patentes restricciones de tipo social.

En Wallach Roth epitomiza la lucha interior del intelecto y lo sentimental; el libro se abre precisamente por una carta que le ha dejado escrita su madre recién fallecida y que dará un vuelco completo a la percepción que tenía de su vida hasta entonces:

“La muerte lo trastornó todo. Cuando murió mi madre en 1952, resultó evidente que por aquel entonces no se consagraba menos a ayudar a mi padre, para que mantuviera su equilibrio en el mundo, de lo que lo hiciera en 1942; que él no pudiera mantenerse en equilibrio por sí solo había sido la causa de gran parte de la aflicción que ella prefería no exteriorizar. Inmediatamente después de su muerte, culpé a mi padre de haber sido indigno de ella. Pero entonces recibí su carta y, pese a lo desolado que me sentía, pese a lo sobrecogido que estaba por las circunstancias en que la escribió, la confesión que contenía me obligó a aceptar una verdad que yo mismo me había negado a ver. Mi madre había sido una persona tan atractiva que me había resultado difícil juzgarla mientras vivía, pero, una vez muerta, llegó a parecerme una especie de mala de la película, y cuando abandoné el ejército estaba dispuesto a creer que era ella quien había arruinado la vida de mi padre.”

De pensar que su padre era una persona indeseable todo se volverá del revés, demostrando que su madre era la que había en realidad arruinado sus vidas;  se refugiará entonces, abandonando lo intelectual, en una vida más sentimental; Gabe representa claramente la confusión de no saber cuál es su verdadera identidad, un desbalanceo que le hará cometer errores y que se desarrollará según pasen las páginas:

“Cree ser mejor de lo que cuanto ha hecho en la vida le ha enseñado a ser. A menudo, cuando se separa de amigos y conocidos, sospecha que su comportamiento ha sido reprobable; lo que haya sucedido o no, en realidad, altera muy poco su actitud hacia sí mismo. Sufre el malestar de muchos hombres jóvenes saludables pero vulgares: no sabe muy bien qué hacer consigo mismo. Aunque también está sujeto a sufrir depresiones, pesadillas y melancolía, no puede disfrutar a fondo de nada de eso (y por lo tanto percibe su auténtico y trágico valor), debido a una duda insistente: piensa que es muy afortunado y debería estar agradecido y callarse.”

Teniendo en cuenta las acusaciones de misoginia que ha recibido frecuentemente a lo largo de su carrera literaria sorprende bastante encontrar tres mujeres tan poderosas y con  tanta personalidad en sus páginas; por un lado tenemos el caso de Martha Reganhart que se convertirá en la pareja de Gabe y con la que se establece un conflicto de clase, ya que es una divorciada  que intenta sacar a sus hijos adelante y que no ha gozado de una vida que ella consideraría “normal”:

“Al principio su inmovilidad se debía tan solo que deseaba volver a Hildreth’s y tomar una última taza de café. Pero entonces reparó en que quería que él se llevara a sus hijos, pero no solo al otro lado de la calle, sino tan lejos como le viniera en gana. Quería que los tres siguieran caminando y desaparecieran de su vida. Quería ser tan insensata como una universitaria de segundo curso. Quería tener una cita con alguien que se la llevara en el coche de su padre. Lo que deseaba era recuperar aquellos años desaparecidos. Jamás había gozado del sencillo placer de sentirse como una veinteañera. Un día había tenido diecinueve años; al día siguiente tendría treinta. Por un momento quiso que el tiempo se detuviera.”

Martha, que tuvo que madurar demasiado rápidamente, no busca más que alguien que la haga sentir especial, debido al bagaje que ha tenido que soportar; de ahí que le diga a Gabe:

“-No se trata de matrimonio ¿sabes? No tienes que pensar en eso… nadie ha de casarse conmigo. ¿Comprendes? Nadie ha tenido jamás que sentir la obligación de casarse conmigo. Por favor, no te preocupes por mis pequeños, no hay ningún problema con ellos. Solo yo debo preocuparme por ellos. Nadie tiene que quitármelos de las manos, Gabe. No necesito un marido, cariño… solo un amante, Gabe, solo alguien que pura y simplemente me quiera.”

En una durísima escena, Martha reniega de los hombres y del “consuelo paternalista”, no lo busca, no lo quiere para nada y así se lo dice a Gabe que demuestra habitualmente no estar a la altura de ella:

“Tuve a esa niña, no me la rasparon y desapareció por algún desagüe en un callejón oscuro. Y entonces una mañana me desperté y ese hijo de puta volvía a estar encima de mí, y tampoco entonces aborté. Se trata de vidas por el amor de Dios. Quiero a estos niños. Me alegro de haberlos tenido, me alegro muchísimo. He de trabajar de noche y lo detesto, no sabes cuánto lo detesto, pero me alegro de haber tenido a mis hijos. Son algo serio, maldita sea. Por lo menos no se dedican a hacer su equipaje continuamente. Los hombres son un fastidio. Alguien debería llevarse su equipaje y quemarlo. ¿Dónde estarían entonces? Te diré una cosa sobre los sentimientos, amigo mío: ya nadie los tiene. ¡Todo lo que tiene son maletas! Y no me toques con esas manos tuyas que acarician grandes tetas… tengo derecho a llorar. ¡No me consueles, coño!”

Libby Herz es la segunda mujer y junto con Paul representan el conflicto familiar, siendo de dos religiones distintas, judía y católica, se enfrentan a la incomprensión por ambos lados ante los eventos que les irán sucediendo: la dificultad de tener hijos, aborto, adopción, relaciones de pareja en conflicto, etc. La religión y la sexualidad mal orientada (en una frontera difícil entre la santidad y la concupiscencia) desestabilizan profundamente su relación; solamente cuando Gabe les ayude a conseguir un hijo en adopción este equilibrio parece producirse, aunque para ello Gabe destruya su relación con Martha:

“En la familia más protestante de Norteamérica no podría existir más frialdad que la que envolvió a Libby durante los primeros cinco años de su matrimonio. Pero tal vez ella tuviera en parte la culpa. Tal vez había una salida definitiva de aquel embrollo que no era el psicoanálisis ni el dinero en el banco ni la sexualidad ni la lástima de sí misma ni la locura, sino la religión. No aquella mistificación de Cristo y María, ni siquiera necesariamente la creencia en Dios, aunque, vete a saber, quizás el mismo Dios llegaría a su debido tiempo. Pero primero algo básico y vigorizante, algo que los preparase realmente para tener un hijo, que los hiciera merecedores de ellos; algo cálido, sagrado, válido: tradiciones y ceremonias, festividades y costumbres religiosas…”

La tercera mujer en discordia es Theresa Haug, se convertirá en la madre que dará en adopción una niña a la pareja Herz; a Theresa la vida no la ha tratado bien tampoco y, con la influencia de su marido no pondrá las cosas tan fáciles para la ejecución de la adopción; Gabe se erigirá como mediador en el conflicto:

“Miré de nuevo a Theresa Haug, que estaba a cierta distancia de nuestra mesa. Era callada y servicial con los clientes, y eficiente hasta llegar a la histeria (o tal vez fuese histeria hasta llegar a la eficiencia, me parecía lo mismo).  […] Tanto su cuerpo como sus facciones parecían haber sido diseñados y construidos por un comité de esposas de ministros baptistas. Las medias le colgaban por las pantorrillas subdesarrolladas de una manera lastimera, su piel carecía de misterio y su boca era un tímido guión en la cara inexpresiva. Sin embargo, alguien se había tomado la molestia de desnudarla, tumbarla y echarse encima de ella. Habían sembrado en ella una simiente, y yo había ido a verla para hablar de su fruto.”

Martha, en su infinita espera de la decisión de Gabe, lo abandonará, causando la más profunda de las humillaciones a Gabe; él, incapaz de buscar una solución a su vida se desorienta hasta el límite:

“Lo único que a él se le ocurría como respuesta, como defensa, era contarle lo sucedido aquella tarde en Gary. Pero, naturalmente, eso no era ninguna respuesta. No podía decir nada. La hora que había pasado con Bigoness… después de todo, ¿de qué iba a servir aquello? Aquel lastimoso intercambio, la humillación de un hombre estúpido, no bastaba para elevar su vida. La vida que llevaba era pequeña, insignificante. Penosa… En aquellos momentos nada parecía capaz de aportarle proporción o dignidad.”

En esta desesperación, conseguir que se produzca la adopción se convierte en una meta, en algo que pueda ayudarle a avanzar, a discernir entre la razón o el sentimiento o, simplemente , a unirlas como única solución.

“Abrazaba a la niña como si se estuviera abrazando a sí mismo, como si la niña abrazara al hombre y no al revés. Apretó los dientes, cerró los brazos: ojalá pudiera estar tan convenido como decidido; ojalá pudiera saber qué estaba siendo, si prudente, imprudente, valiente, sentimental… Un defensor de causas perdidas, un hombre de corazón frío, un blando, un duro, un cauto… ¿qué? Ah, si pudiera desmoronarse y romper a llorar. Pero no había consuelo para él ni en las lágrimas ni en la razón. Había ido más allá de lo que consideraba el recorrido normal de la vida, más allá de lo que se consideraba normal por fortuna y por estrategia. Las lágrimas solo resbalarían por su cubierta exterior. Y cada razonamiento tenía su pareja. Adondequiera que volviese, había una clase de horror.” 

No hay un final para Gabe sino el comienzo de un camino, un nuevo camino madura hacia esa identidad buscada; quizá es porque siempre estamos empezando y nunca sabemos si estamos en un final. Roth, maestro, ayudándonos a seguir nuestro camino.

Los textos vienen de la traducción del inglés de Jordi Fibla de “Deudas y Dolores” de Philip Roth en Debolsillo.

Febrero 2014: La lista de lecturas

Febrero no suele ser un buen mes de lecturas, habitualmente por diversos motivos. Parece mentira, pero esos tres días de menos con respecto al resto de meses unidos a que, tras enero, que suele tener el impulso inicial, el segundo mes del año suele ser de relajamiento. Con todo esto, era lógico que tuviera menos lecturas que el mes anterior. Aun así no han estado mal las que he sacado y que os pongo a continuación:

“Vida y época de Michael K” de J.M. Coetzee,  con el sudafricano (ahora australiano) retomaba el proyecto literario, le seguirían McCarthy y Philip Roth. Otra joya que me iluminó este post conjunto con la ayuda del primer norteamericano.

“I wear de Black Hat: Grappling with Villains” de Chuck Klosterman, su último ensayo podría haber estado entre lo mejor del año pasado. Qué capacidad para “leer” en la cultura popular.

“Mentiré si es necesario” de Daniel Ausente, ¿quién dijo que la nostalgia era siempre ñoña? Don Daniel Ausente lo confirma con esta obrita incomensurable.

“El guardián en el vergel” de Cormac McCarthy, una primera obra siempre es interesante, sobre todo cuando hablamos del bueno de Cormac. Su reflejo de la realidad lo traté en el post que tiene enlazado junto con Coetzee.

“Lionel Asbo: El estado de Inglaterra” de Martin Amis, el espléndido escritor inglés no estuvo tan afortunado con esta obra y de ello hablé más profundamente.

“Kinsey y yo” de Sue Grafton, defendí lo detectivesco a cuenta de la grandísima Grafton, estupendos relatos cortos de misterio , un ensayo muy clarificador y una extraña última parte donde la escritora juega con lo autobiográfico.

“Primer Amor” de Ivan Turgenev, estoy cada vez más convencido de que la literatura rusa es mi siguiente hito a explorar. Una pequeña nouvelle donde la condensación de lo lírico está más que presente.

“Maten al león” de Jorge Ibargüengoitia, el buen uso de la sátira por parte del mexicano siempre augura buenas novelas, en este caso nuevamente lo confirma.

“Clavos en el corazón” de Danielle Thiéry, una propuesta interesante de novela policíaca, aunque se quede sin brillantez la conclusión ante una trama potencial con muchas posibilidades.

“El resucitador” de H.P. Lovecraft, no es el mejor relato de Lovecraft, pero ay, es Lovecraft.

“El avión rojo de combate” de Manfred von Richthofen, un relato de aventuras del legendario Barón rojo en el marco de la Gran Guerra. Una propuesta excelente de una editorial humilde pero con ganas de editar, que no es poco.

“Le ParK” de Bruce Bégout, una de las primeras grandes sorpresas del año este texto dixtópico del francés. La edición exquisita de Siberia lo puso fácil, me tenía ganado desde el principio.

Se supone que lo que toca en marzo es lo que debería poner a continuación, siempre ayuda poner la foto de las últimas compras.

Adquisicionesultimas

 Lo que tengo claro es que hay ciertos libros que van a ser un MUST; en efecto, son fijos pase lo que pase:

“La noche a través del espejo” de Fredric Brown, por fin la reedición de un clásico de la novela policíaca.

“Trabajos de amor ensangrentados” de Edmund Crispin, el tercer caso de Gervase Fen es uno de los mejores motivos que existen para ponerse a leer.

“La ciudad de N” de Leonid Dobychin, Nevsky recupera uno de esos autores rusos con mucho que contarnos. ¿Un clásico olvidado?

“Jagannath” de Karen Tidbeck, nueva escritora sueca que nos trae igualmente Nevsky; imagínate que sale algo tan bueno como Anna Starobinets. Tenía tantas ganas de leerla que cuando salga publicado este post ya habrá caído.

“Las dos señoras Abbot” de D.E. Stevenson, el tercer libro de la saga de la señora Buncle siempre es un motivo para estar de enhorabuena.

“Muerto el perro” de Carlos Salem, “Matar y guardar la ropa” es tan bueno que, cualquier libro del argentino me parece un pequeño acontecimiento.

Y seguiré con el proyecto literario, no puedo descansarlo ni un mes. Este mes caerá Roth, Nooteboom, Delillo, Joyce Carol Oates…  en fin, una mezcla muy sana e interesante. Veremos hasta dónde llego.

“Goodbye, Columbus” de Philip Roth

Ya comenté en esta reseña que hice de “La contravida”  que, teniendo la oportunidad, parecía que, en el caso de este escritor, sería más conveniente realizar una lectura cronológica de sus obra; en esta “novela” tenemos, pues, el primer libro que escribió el titán Roth, al que he incluido en mi particular Proyecto de lecturas para los próximos tres años . Y que irá apareciendo por este blog durante ese tiempo.

goodbyecolumbusLo primero en llamarme la atención de esta primera obra es que, curiosamente, no se trata de una novela al uso sino más bien de  una recopilación de relatos de Roth; siendo la homónima más bien una novela corta, y el resto cuentos cortos. Lo que no cambia desde luego es el aura de desdén por los temas judíos que imprimió en toda su obra, y ya desde el principio, por la que fue acusado en repetidas ocasiones de “judío antisemita”.

El segundo hecho de mayor relevancia es la diferencia de estilo apreciable desde las primeras páginas, en mi caso, no sé si afortunada o desafortunadamente, ya conozco bastantes obras del norteamericano que van desde sus inicios (“El lamento de Portnoy”) pasando por el medio de su carrera (la inconmensurable “Operación Shylock”) y las del final de su dilatado camino literario (“Indignación” y otras…) y claro, es palpable que se trata de un Proto-Roth en el estilo; no existe la complejidad formal de la que luego hará gala; abundan, los diálogos cortos y, desde luego la prosa no juega con el monólogo interior de la forma en que lo utilizará luego. Sin embargo, en lo temático, asistimos a varios de los temas que serán profundizados en obras posteriores, como algunas de las citadas anteriormente.

Yendo al libro en cuestión, la historia que abre es, precisamente “Goodbye Columbus”; se refleja una típica familia judía, los Patimkin, donde su hija, Brenda, se enamorará de Neil Klugman, un judío más ortodoxo, más laxo, que tendrá que luchar contra la familia judía como institución, que se refleja en la primera visita de Neil, donde podemos ver los primeros retazos de la prosa cáustica de Roth reflejando la unión de la familia que le recibe al completo:

“Cuando aparqué delante de la casa de los Patimkin, aquella noche, todos, menos Julie, me estaban esperando en el porche: el padre y la madre, Ron y Brenda, esta última con vestido. No la había visto aún así, con un vestido puesto, y por un momento no me pareció la misma. Pero eso sólo fue la mitad de la sorpresa. A muchas de esas chicas universitarias, tan lincolnescas ellas, las piernas no les valen más que para ir en pantaloncitos cortos. No era el caso de Brenda, con ese vestido parecía como si toda su vida hubiera ido así, tan puesta, como si nunca hubiera usado unos pantalones cortos, ni un  bañador, ni un pijama; sólo aquel vestidito claro de lino. “

Neil, el narrador,  asociará a esta familia una superficialidad  que no dejará de ser un adelanto de la actitud de Brenda con respecto a su relación personal; la aparición de Harriet, prometida del hermano de Brenda solo reforzará esta actitud:

“Harriet Ehrlich me pareció una señorita singularmente inconsciente de que las personas, ella incluida, pudieran tener una razón de ser. Era todo superficialidad, y encajaba perfectamente con Ron, y también con sus padres. La señora Patimkin, de hecho hizo exactamente lo que Brenda había profetizado: apareció Harriet, y la madre de Brenda levantó un ala y se atrajo a la chica hacia la parte más abrigada de su cuerpo, donde le habría gustado acomodarse a Brenda.”

Una vez puesta esta base Roth no dejará de unirlo al ideal americano, sí, el sueño, encarnación de los anhelos de esta familia judía modelo:

“-Hay que esforzarse para conseguir las cosas. Si te quedas sentado, engordando el trasero, no llegas a ninguna parte… Los hombres más importantes del país han trabajado mucho, créeme. Hasta el mismísimo Rockefeller. El éxito no viene así como así.”

Todo ello desembocará en la terminación de su relación en una escena final entre la pareja muy clarificadora:

“-Te amaba Brenda. Por eso estaba inquieto.

-Sí, por eso me dejé yo en casa el aparato ese. Porque te amaba.

En ese momento nos dimos cuenta del tiempo verbal que habíamos empleado y nos recogimos en nosotros mismos, guardando silencio.”

Aquí está el Roth que todos conocemos en una historia maravillosa, es perfectamente reconocible, en el resto de relatos tenemos de todo:

“La conversión de los judíos”, segundo y desternillante relato, donde se hace más patente la capacidad de Roth de transformar una situación aparentemente seria en su inicio en una parodia absoluta, quizá es la historia que más carcajadas me ha despertado.

El tercer relato, “El defensor de la fe”, tenemos a Nathan Marx, un sargento del ejército que tiene que lidiar con la falta de moral de unos soldados judíos que se aprovechan de su condición con él,; otro ejemplo de la denuncia que quiere hacer patente en sus relatos y que le ganó el apelativo que comentaba al principio del comentario. Su actitud es evidente:

 “-Grossbart, ¿por qué no te puedes comportar como todo el mundo? ¿Por qué tienes que ser una chinche en costura? – Porque soy judío, mi sargento. Soy diferente. No mejor, quizá. Pero sí diferente.”

Roth elige moralmente castigar la cara de un judío que se escuda en su fe para cometer tropelías.

En “Epstein” inaugura sus relatos de ancianidad, con un Leo Epstein que buscará revitalizar su ocaso con una aventura que le traerá casi funestas consecuencias al final. No tiene nada que ver con los relatos crepusculares del autor (como “Elegía”, por ejemplo), hay un aura de optimismo, palpable, la de un escritor que comenzaba.

En el último relato “Eli, el fanático”, vuelve a reflejar la intransigencia de una comunidad judía con respecto a una yesibá que se instala en el barrio, aún siendo de la misma raza:

“Lo que ocurre es que no creemos que esta comunidad sea para ellos. Y, Eli, no creemos quiere decir que yo no soy el único que no lo cree. Los judíos de esta comunidad.”

Genio desde el principio, un libro de relatos primigenio pero muy representativo del Roth posterior. Muy accesible y leíble. Una buena obra.

Marzo será para Atwood y alguno más…

Con el cambio de año no había vuelto a hacer este típico post con el resumen de lecturas del mes anterior y avance del que viene. Una vez regularizada la situación, vuelvo a estos posts empezando, como de costumbre con un pequeño repaso a lo que leí el mes anterior:

El mes se pudo dividir en tres grandes bloques, parece mentira; el primero de ellos tenía que ver con la literatura “pulp” de la que he hablado sobradamente en este post final con el resumen de todo lo que he publicado en el primer monográfico del blog en su corta vida; acabé los dos últimos volúmenes de la recopilación “¡Bang,Bang! Estás muerto” de los que ya  hablé sobradamente; en este bloque también entró la estupenda colección de artículos “Bolsilibro & Cinema BIS” y las muestras de pulp moderno publicadas gracias a la editorial Memento Mori y sus “Perros del desierto” y “Nigromancia en el reformatorio femenino”; el segundo bloque lo podríamos resumir como el comienzo de mi Proyecto literario para los próximos  tres años que tuvo su inicio con la lectura de las novelas “Esperando a los bárbaros” de Coetzee y “Goodbye Columbus” de Roth, de las que hablaré en profundidad en próximos posts; el último bloque, una miscelánea integrada por el norteamericano William Gaddis, con “Gótico Carpintero” y “Ágape se paga”, uno de los grandes de la literatura norteamericana, próximamente le dedicaré el tiempo que se merece; y Julian Barnes, del que leí en su idioma original el maravilloso “The sense of an Ending”.

Tampoco había puesto esta última representación de adquisiciones que irán cayendo según pasen los meses aunque no toquen en un futuro próximo.

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Una vez he repasado lo leído, paso a comentar lo que puede ser el mes de marzo, claro que, por el título podéis imaginar quién es la gran protagonista; he demorado en exceso introducirme en el universo de Margaret Atwood y le voy a poner solución por fin con la lectura, al menos, de “Asesinato en la oscuridad” y dos de sus obras paradigmáticas: “El cuento de la criada” y “El asesino ciego”; otra grande, de rabiosa actualidad por la publicación de su último libro en España en estos días, es Hillary Mantel, dos veces ganadora del Man Booker y de la que también pretendo leer “En la corte del lobo” y “Bring up the bodies” (aquí llamada “Una reina en el estrado”); ante tal representación femenina hay que contraponer exponentes masculinos que puedan contrarrestarlas, tarea difícil por otra parte, David Foster Wallace con “La escoba del sistema” y Ned Beaumon con “Boxer Beetle” y “The teleportation accident” lo intentarán; para terminar, no puede faltar un poco de novela negra o policíaca, Crispin y “El canto del Cisne” así como las dos últimas novelas de Martin Beck por los suecos Sjöwall y Wahlöö llenarán este espacio, puede que Himes también aparezca.

No puedo estar más contento con lo que se acerca este mes. Puede ser, sencillamente, electrizante en lo literario.

“El post de las estadísticas”

Todos los años, desde hace ya tiempo, intento realizar una retrospectiva a nivel cuantitativo, de los libros leídos, esto se suele complementar con la visión más cualitativa que pasé el día anterior con las lecturas que más me han gustado; y sirve para hacerme una idea de mi avance literario desde otro punto de vista.

floating admiralDe tal manera, el 2012 no puede ser menos, fríamente hablando, he leído una cantidad bastante aceptable de libros, mi reto lector era 120, y al final he llegado a 131 libros, superado con creces como podéis comprobar (sirva como referencia que el año anterior leí 100 libros); de todos modos este dato es aún más divertido si comparamos el número de páginas leídas, en el 2011 fueron 30.000 páginas; este año han llegado a las 40581 páginas; esto sí asustará algo más al lector ocasional o no-lector porque supone lo siguiente:

1º El libro medio en el 2011 tenía unas 300 páginas de media; sin embargo, este año ha sido de 310 páginas aproximadamente.

2º Teniendo en cuenta los 12 meses del año, la media de libros mensual ha sido de casi once (lo que supone unas 3382 páginas mensuales)

3º Si dividimos el año en 52 semanas, compruebo de esta manera que he leído, de media, dos libros y medio (780 páginas) por semana. Suele ocurrir que compagino dos o tres lecturas a la vez, de ahí que pase esto; alternar lecturas no es más complicado y ayuda a coger más velocidad lectora, está certificado.

No está nada mal la verdad. Como toda estadística, no es exacto; en meses veraniegos, leo mucho más que en los meses de trabajo y, desde luego, todos los libros no tienen ese tamaño, los he leído desde 1380 páginas a 50… un abanico muy amplio de posibilidades.

En cuanto a la lista de libros ha sido la que pongo al final del post, las conclusiones son claras, muy variado todo, con poca concentración de autores, muchos distintos, los autores más leídos han sido por este orden: Stefan Zweig, Philip Roth y Terry Pratchett, Muriel Spark y Jo Nesbo. Una mezcla extraña desde luego. Otro dato curioso es que 11 de los 131 libros fueron en inglés completamente, y tiene pinta de que este año vayan a ser más, una tendencia muy incesante. Como finalización, a pesar de leer mayoritariamente de escritores anglosajones, ha habido hueco para muchas nacionalidades, solo hay que ver el caso de Zweig o Nesbo.

Y para acabar, la lista….

Eric Ambler

Causa de Alarma

Javier Pérez Andújar

Los príncipes valientes

Paul Auster(con J. M. Coetzee)

Aquí y ahora. Cartas (2008-2011).

Poesía completa. (inglés)

Bill S. Ballinger

Retrato de humo

Linwood Barclay

El accidente

John Franklin Bardin

El percherón mortal.

Henry Howarth Bashford

Augustus Carp

Anthony Berkeley

El caso de los bombones envenenados

Lawrence Block

Tiempo para crear, tiempo para matar.

Louis Borgenicht

Manual de instrucciones del bebé.

Willy Breinholst

Hola, estoy aquí

Fredric Brown

El asesinato como diversión

Ed Brubaker

Ascensión y caída del imperio Shi’ar

Edward Bunker

Perro come perro

A.S. Byatt

Posesión

El libro negro de los cuentos.

Javier Calvo

El jardín colgante

Francisco Casavella

Elevación, elegancia y entusiasmo: Artículos y ensayos (1984-2008)

Jerome Charyn

Ojos azules

James Hadley Chase

Un loto para miss Quon

Gilbert Keith Chesterton

Lectura y locura

Charles Dickens

Detection club

The floating admiral (Inglés)

Jonathan Coe

La terrible intimidad de Maxwell Sim

J.M. Coetzee

Foe (inglés)

Robert Coover

Noir

Don Delillo

Fascinación

Los nombres

Body Art

Charles Dickens

Las memorias de Joseph Grimaldi

Estampas de Italia.

Francis Scott Fitzgerald

The great Gatsby (ingles)

John Fowles

El coleccionista

Jonathan Franzen

Libertad

Stella Gibbons

Navidades en Cold Comfort Farm

Wolfgang von Goethe

47 poemas.

Graham Greene

The quiet American (ingles)

Ernest Hemingway

The snows of Kilimanjaro (ingles)

Vicki Hendricks

Poesía Cruel

Stefan Heym

Rehenes

George V. Higgins

Mátalos suavemente

Zora Neale Hurston

The gilded Six-bits (ingles)

Kazuo Ishiguro

The remains of the day (ingles)

P. D. James

La muerte llega a Pemberley

B. S. Johnson

La contabilidad privada de Christie Malry

Paul Johnson

Humoristas.

Stephen King

22/11/63

El viento por la cerradura.

Chuck Klosterman

Pégate un tiro para sobrevivir.

Stanislaw Lem

El hospital de la transfiguración

La investigación

Elmore Leonard

Un tipo implacable

Bernard Malamud

El reparador

Los inquilinos

George R.R. Martin

Danza de Dragones

Ed McBain

Odio

James McClure

La canción del perro.

El leopardo de medianoche

El huevo ingenioso.

Val McDermid

El canto de las sirenas.

Margaret Millar

La bestia se acerca

Arthur Miller

Death of a salesman (inglés)

Gladys Mitchell

Cuando sale la luna

Nancy Mitford

Trifulca a la vista

Dr Vicente Munar

Preparaos papás.

Jo Nesbo

Némesis

La estrella del diablo

El redentor

Headhunters

Nele Neuhaus

Blancanieves debe morir

David Nobbs

Caída y auge de Reginald Perrin

Cees Nooteboom

Tenía mil vidas y elegí una sola

Flann O’brien

La gente corriente de Irlanda.

Flannery O’Connor

Cuentos completos

Joyce Carol Oates

Del boxeo

Hermana mía, mi amor

Jean Patrick Manchette

El caso N’Gustro

Pilar Pedraza

La pequeña Pasión

Daniel Pennac

Diario de un cuerpo

Terry Pratchett

Buenos presagios

Los pequeños hombres libres

Regimiento monstruoso

Nación

Carpe Jugulum

Douglas Preston, Lincoln Child

Venganza

Sangre fría

Thomas Pynchon

Mason y Dixon

Contraluz

Adrienne Rich

Poemas (1963-2000) (inglés)

Alex Ross

Escucha esto

Philip Roth

Zuckerman encadenado

La contravida

El animal moribundo

El pecho

El profesor del Deseo

Patrick Rothfuss

El nombre del viento

Maj Sjöwall, Per Wahlöo

La habitación cerrada

Terry Southern

El cristiano mágico

Muriel Spark

El asiento del conductor

Memento mori

Los solteros

La abadesa de Crewe

Mickey Spillane

Mi pistola es veloz

Anna Starobinets

Una edad difícil

D.E. Stevenson

El libro de la señorita Buncle

Leonie Swann

¡Qué viene el lobo!

Josephine Tey

La hija del tiempo

Jim Thompson

Mujer endemoniada

Noche salvaje

Un cuchillo en la mirada

Ko Un

Fuente en llamas

Diez mil vidas

Fred Vargas

Los que van a morir te saludan

El hombre de los círculos azules

El ejército furioso

Susan Rich

Miedos de medio minuto

Vidocq

Mis memorias

 Kurt Vonnegut

Matadero 5

Mientras los mortales duermen

Edith Wharton

Souls Belated (Inglés)

Charles Willeford

Miami Blues

 Cornell Woolrich

La novia vestía de negro

 Stefan Zweig

Carta de una desconocida

Novela de Ajedrez

Veinticuatro horas en la vida de una mujer

Momentos estelares de la humanidad

Ardiente secreto

Mendel el de los libros

Los milagros de la vida

“La abadesa de Crewe” de Muriel Spark.

Me permitiréis recurrir al cliché, pero es cierto que se han escrito “ríos de tinta” sobre Richard Nixon y su mandato en Estados Unidos. La literatura no fue menos, y tuvo distintas manifestaciones. 

nuestra_pandilla_medPor ejemplo, tenemos el caso de Philip Roth que en su libro “Nuestra pandilla”(1972) modeló como una sátira despiadada del gobierno de Richard Nixon y de toda su “pandilla” o políticos y otras figuras que estaban al lado de él en esa época. Roth escogió la sátira explícita y no escondía las verdaderas identidades de la época: el periodismo ( hay periodistas con nombres tan gráficos como lameculos, osado, cójame-en-contradicción, cacho-bruto), el FBI (“Es lo que decimos los del FBI: no me hagas preguntas y no te contaré mentiras”), el propio pueblo americano (“nunca he perdido mi fe en la maravillosa indiferencia del pueblo norteamericano“), McCarthy, que lo llama McCatastrophy y, cómo no, a Nixon (Tricky Dixon en el libro) con perlas como “Nadie en este país supera mi deseo de PARECER religioso”. Una forma que, sobre el mismo fondo, nos sugiere momentos de felicidad total en un libro más que recomendable a pesar de que se refiere muy explícitamente a una época de la historia norteamericana.

Muriel Spark escribió “La abadesa de Crewe” en 1974, habían pasado ya dos años después del escándalo que supuso el famoso “Watergate” en el que Richard Nixon no salió indemne y tuvo que dimitir; el único presidente norteamericano que lo ha hecho hasta ahora, debido a las escuchas ilegales que hacía en los pasillos de la Casa Blanca. 

cubiertacontrase–adoctor.inddSpark decide, sobre esta base, reflejar estos hechos, y para ello elige la ironía, sin ser explícita en cuanto a los personajes, pero con reminiscencias evidentes que nos hacen recordar el caso en cuestión: “Me atrevo a decir que en esta hora triste ha llegado para Inglaterra la decadencia. ¡Toda esa polvareda pública, que no ha hecho más que aumentar de mes en mes, por un dedal de plata! Jamás habría estallado en Estados Unidos un escándalo semejante. Allí hay sentido de la medida y se comprende la naturaleza humana; es el secreto de su éxito. Una raza realista, aunque no tenga ni idea de cómo se comen los espárragos”.

Todo el libro es una parodia del caso Watergate, no en vano pone escuchas a lo largo del convento que son oídas y grabadas: “Arriba, lejos de ellos, las grabadoras de la sala de control, activadas por sus voces, continúan dando vueltas. Hay tantos oídos en las paredes de la Casa que ni Mildred ni Walburga, al contrario que en el momento de su instalación, cuentan con ello. Es como saber, porque siempre te lo han dicho, que te contempla el ojo de Dios, lo cual, por significarlo todo, no significa nada.”

 Tenemos nuevamente a la escritora inglesa en estado de gracia, ya hablé de dos de sus grandes momentos por aquí, destilando humor negro e ironía raudales y no dejando títere sin cabeza, como el propio Roth hacía en su obra, al hablar del periodismo y la función que lleva a cabo: “-Lo tergiversarán –dice la abadesa-. Eso es lo que necesitamos ahora, hermanas una tergiversación. Estamos abandonando el ámbito de la historia para entrar en el ámbito de la mitología. La mitología no es otra cosa que la historia tergiversada, igual que la historia es una tergiversación de la mitología; a eso se reduce la historia de la humanidad. ¿Quiénes somos nosotras para alterar la naturaleza de las cosas? En lo referente a nuestro caso, mis queridas hermanas, buscar la verdad sería como buscar los miembros, los dedos y las uñas perdidas de un cadáver desmembrado en un accidente aéreo.” 

Qué brillante novela de una Spark divertidísima y negra como la vida misma, siempre innovando, siempre intentando dar con lo que mueve y martiriza la sociedad. Dos maneras de utilizarlo, la de ella y la de Roth, mismo material, diferentes formas estilísticas, con el mismo resultado paródico.

Las malas noticias literarias del 2012

Antes de publicar el próximo día 1 de enero los libros que más me han gustado del 2012, me gustaría reflexionar sobre lo menos bueno del año, ya que suele ayudar a poner en perspectiva, que suele perderse con tantas listas de los mejores del año que proliferan como los mosquitos en el verano.

He meditado mucho sobre si llamar a este artículo decepciones o malas noticias, lo dejo mejor en el segundo término ya que intentaré a bote pronto acordarme de aquellos hechos relacionados con la literatura y que han sido, o malas noticias, o decepciones o, simplemente no han sido lo que se podía esperar.

poemasRich-Las peores noticias desde luego han sido las de los fallecimientos de escritores; ya que, inevitablemente se nos ha privado definitivamente de su talento creativo; de entre todos ellos, quería destacar a Adrienne Rich, olvidada en casi todas las listas, pilar de subversión, buscadora de nuevas formas narrativas y que, aún no estando de acuerdo con sus ideas, siempre reconoceré su capacidad innovadora. Naturalmente no puedo olvidar en este pequeño homenaje a uno de los padres de la ciencia ficción, al simpar Ray Bradbury; ni a la poetisa polaca ganadora del Nobel Wislawa Szymborska, no demasiado conocida por estos lares, pero que es más que recomendable.

-Por otro lado, me gustaría destacar, las decisiones, respetables y razonables por la forma en que se han realizado, pero que no dejan de ser malas noticias ya que perdemos las plumas de Imre Kertész y Philip Roth, que han decidido “secar su tinta” para ya no sacar más libros; el legado que dejan es, sencillamente, excepcional; la suerte que tengo es que aún no me he leído todos sus libros y me quedan horas de diversión por delante.

-En cuanto al resto del año una de las grandes decepciones literarias y de la que hablé en profundidad en este blog en este artículo fue la “esperada” publicación del quinto tomo de “Canción de hielo y fuego” de George R.R. Martin, “Danza de dragones”, un libro, que no lo puedo llamar ya de transición, sino de caída total en el abismo de la mediocridad y el cliché.

-Resultó poco agradable constatar la baja forma de Daniel Pennac en “Diario de un cuerpo”, parece mentira que este mismo escritor hiciera las apasionantes aventuras de la “tribu de Malaussène”, verdadero paradigma de buena literatura y que, al paso que va, está entrando en una involución creativa bastante preocupante; desgraciadamente esto está ocurriendo en otros autores que han gozado de un cierto estatus y que, no sé si se han relajado o escriben simplemente por sacar dinero, pero no son lo que eran: Palahniuk, Cormac McCarthy, Javier Calvo

pennacdiario-Patético el compadreo que se está dando a nivel de redes sociales y otros medios entre ciertos escritores y editoriales que se enlazan unos a otros para darse bombo y platillo con el único criterio de su amiguismo, olvidándose aún más de los lectores y de la calidad de las obras.

-Deleznable la política editorial en la que se han enrocado las grandes editoriales tanto en la elección de escritores (hoy en día cualquier famosillo puede sacar un libro) como en la falta de criterio en la publicación de e-books, con precios abusivos y no acordes con la realidad imperante y que está haciéndoles disminuir el negocio; poca innovación y actitudes anacrónicas.

-Y cómo no, acabar con la tristeza que da ver cómo se reparten premios de una manera igualmente partidista y buscando únicamente la promoción de los libros que interesan a ciertas editoriales. El caso reciente de “Bahbelia” ha sido simplemente flagrante, cambiando reglas el medio de una votación para conseguir lo que buscaban; lástima la previsibilidad de ciertos premios como el Nobel, donde ha tocado asiático, y que el año que viene puede estar previsto una mujer porque hay que equilibrar, no debería ser este el criterio. Una puntita extra de amargura por la no presencia de Roth para recibir el Príncipe de Asturias y que sirvió como prolegómeno a su retirada literaria.

Y eso es todo, no ha sido tanto, han sido mucho más las alegrías y en el próximo post que ponga en el blog las veréis: los libros que más he disfrutado del 2012.

“El reparador” de Bernard Malamud

 

Hablando a veces con personas vinculadas a los libros: libreros, editores, escritores, etc…, uno de los temas de discusión habituales es el cómo la gente decide qué leer. La opinión más extendida habitualmente es que la gente quiere que se lo den muy hecho; por lo tanto, casi nadie se dedica a leer un suplemento para decir su próxima lectura; muy al contrario, normalmente lo que más funciona es el “boca a boca” que puede hacer que, una obra sobre la que no se ha hecho casi propaganda, se haga cada vez más famosa; o incluso, a veces, pedir consejo al librero que, con pocos datos, hace lo que buenamente puede.

Otra opción, más laboriosa eso sí, a la que no suele estar habituada la gente, es la de “autoformación”, ésta es, quizás, una de mis fuentes mayores de conocimiento y ordenación de las futuras lecturas y es una de las más satisfactorias aunque lleve un trabajo detrás. En mi caso, también recibo la ayuda inestimable de @JonatanSark, que siempre me aporta nuevos autores y obras a descubrir.

Hablo de estos métodos porque, si conozco a Bernard Malamud (1914-1986) y me he leído un libro suyo, es debido a que uno de mis escritores preferidos es el norteamericano Philip Roth y siempre que se cita a éste se habla de sus influencias más cercanas: Saul Bellow y Bernard Malamud. Incluso el propio escritor lo cita en varias ocasiones. La novela que escogí para empezar a descubrir su literatura fue “El reparador”, tenía también sus cuentos completos y “Las vidas de Dubin”, pero la que me llamó más la atención fue la primera. 

La novela fue escrita en 1966 y está ambientada en la etapa final de la Rusia zarista justo antes de revolución de 1917, el protagonista, un judío llamado Yakov Bok que, viviendo en Ukrania, es acusado de haber asesinado a un  joven cristiano y llevado a prisión. Malamud escoge para esta historia un narrador omnisciente y focaliza toda la acción desde la perspectiva del judío que, cual Job bíblico, pasa una penuria tras otra en un camino de sufrimiento ignominioso por un crimen que no ha cometido. 

El escritor se vale de este marco para presentar dos dimensiones: la del judío en el mundo, lo social; y la del desarrollo de la identidad de la persona. 

El marco temporal y geográfico, la Rusia zarista y antisemita, le sirve en la primera parte del libro para denunciar la situación histórica a la que se tuvieron que enfrentar los judíos, el odio brutal de un régimen que les temía (“como le decía, que Dios nos libre de los sanguinarios judíos, esos parásitos narigudos picados de viruela tramposos y chupadores de sangre. Nos robarían la luz del sol si pudieran”,”día tras día arruinan nuestra patria y el único modo de salvarnos es aniquilándolos” ) y que escoge al bueno de Yakov como cabeza de turco (“él era la víctima occidental escogida para el sacrificio”) y escarmiento de todo el pueblo asentado en territorio ruso. 

En la segunda parte, a través del monólogo interior del protagonista, nos hace pasar por todos los castigos de orden físico y psicológico que sufre el convicto, penurias que le hacen vivir una patética muerte en vida, sin esperanza de poder recibir un juicio justo. Esta situación le ocasionará una epifanía que le servirá para perdonar a la esposa que le abandonó y que le hará crecer, a pesar del dolor, como persona, haciéndole recordar lo necesario que es vivir cada momento como si fuera el último (“Ojalá hubiera sabido gozar entonces de esa pizca de comodidad que, en cierto sentido, significaba libertad”) y a no rendirse ante la situación.

Valoración del libro: