Impulsos literarios

Gracias a estas cartas os voy dando pistas muy jugosas sobre cómo soy de verdad. Hay más verdad en mi ocio que en muchas otras facetas de mi vida. Buena parte de mis obsesiones y necesidades culturales son manifestaciones de mi personalidad y no dudo en mostrarme de esa manera: para mí es la mejor manera de hacerlo sin ser demasiado explícito.

Esa persona que soy yo se emociona profundamente cuando encuentra nuevos proyectos y formas de ver la literatura y la semana pasada ha visto nacer dos proyectos de diferentes características que, particularmente, vuelven a diversificar mis lecturas y se convierten algo que espero con muchísimas ganas y que añadiré a mi itinerario cultural.

En primer lugar, Carla Bataller y Aitana Vega han lanzado el Patreon Voces de lo insólito, nada define mejor el proyecto que su post inicial:

“Voces de lo insólito, con el objetivo de publicar relatos de ciencia ficción, fantasía y terror.

¿Y cómo funcionamos? Pues es muy fácil. Todos los meses publicaremos un relato enmarcado en alguno de estos tres géneros fantásticos y traducido del inglés. Además de la historia, también podrás acceder a una biografía de le autore en cuestión y podrás leer la entrevista que le hagamos.”

Elles ya tuvieron la experiencia de haber realizado el ahora difunto Matreon de Crononauta donde siempre me descubrieron nueves autores y por lo que veo, este proyecto guarda una cierta continuidad con aquel, sinceramente, me parece excelente porque me abrió la mente y descubrí un amplio rango de nuevas posibilidades literarias.

Me encanta que hayan escogido tres Tier de patrocinio con el nombre de tres grandes autoras de ciencia ficción (Russ, Le Guin y Butler) y estoy deseando que esto se empiece a mover ya. Tenéis el enlace arriba para uniros a este proyecto sin ánimo de lucro que va a estar lleno de sorpresas.

En segundo lugar, algo totalmente diferente, Sergio S. Morán lanzó su cuarta aventura de la detective Parabellum en Verkami y pulverizó en un día el mínimo para conseguir financiarse, a partir de ahora serán todo mejoras para los que queremos recibir el libro, habrá que ver hasta dónde es capaz de llegar. Vaya público que tiene el creativo Morán. Naturalmente estáis todavía a tiempo de uniros a la campaña para tener vuestro ejemplar.

Ahora también Arkham Horror

En los últimos días os he hablado alguna vez del Marvel Champions, en abril llegará todo lo que me queda para tener lo que han sacado, me quedaban algunos packs de héroes y dos campañas (Motivos siniestros y La sombra del titán loco); va a estar genial, la verdad. El otro día hice una partida contra la Brigada de Demolición y fui de poder a poder con Thor y Hulk y sendos mazos de agresividad. A lo loco. Fue muy divertido vencerlos a pesar de no poder controlar amenazas ni planes secundarios pero dan tortas a lo grande.

Al final me he decidido y voy a incorporar al vicio que tengo con estos juegos de cartas el Arkham horror, otro LCG con un montón de expansiones que aprovecha el lore de las historias de Lovecraft para crear historias de terror, investigación y aventuras. Me hice con el Core (la caja inicial con 5 investigadores y una campaña pequeña y manejable para aprender) y el otro día me puse con ella haciendo la primera parte de la campaña. He acabado yendo a por ella porque me apetece jugar a algo que se acerque a las historias de terror y porque me gusta la forma en que diseñan juegos de cartas los de Fantasy Flight Games. Tras haberla realizado he sacado varias conclusiones:

-Haber aprendido antes el Marvel Champions hace que sea más fácil ponerme en marcha con el Arkham horror ya que hay muchas dinámicas que son parecidas.

-Es un juego bastante más complejo (lo que antes eran dos fases, ahora se convierten en cuatro) hay que tener en cuenta más temas; además he ido directo a jugar con dos investigadores a la vez, que siempre complica más las dinámicas.

-El diseño de las cartas es mucho más cuidado (sin estar mal el del Marvel Champions, ojo), pero resulta más artístico a simple vista.

-Es un juego mucho más narrativo, no sólo para empezar la partida sino en el medio cuando vas avanzando fases del plan o del acto y naturalmente al terminar la partida. Para un lector como yo esto supone un cambio radical y le da más puntos de interés por una ambientación muy bien lograda. No había probado juegos narrativos y es un gusto que exista esta posibilidad y que la pueda hacer en solitario (que no siempre tengo gente para jugar).

-Lo anterior tiene dos pequeños efectos secundarios ligeramente negativos… por un lado, la partida, leyendo todo bien (al ser la primera tuve que leer muchas cartas) se fue a más de 3 horas; por otro lado, se pone tanta letra en las cartas que es necesario hacerla ligeramente pequeña y sufro un poco para discernir los caracteres (problemas de la edad).

-A pesar de jugar 3 horas seguidas disfruté muchísimo, está todo muy logrado y eso que es una campaña corta. Y conseguí vencer al Sacerdote Gul aunque uno de mis investigadores murió y tendrá tramas para la siguiente parte. Ya contaré más novedades pero esto empieza de manera inmejorable.

Mis neuras sobre las “obras maestras”

Por defecto, debido a mi pasado como crítico cultural, sigo a varios críticos o me llegan noticias de ellos por otras personas. Uno de los fenómenos que más me divierten es la necesidad de algunos de ellos de constatar en cada momento que cada libro que se leen es una obra maestra. Como si sólo ellos tuvieran el paladar para distinguir obras de este calibre del resto de los mortales.

Y me hace gracia porque, leyendo siempre más de doscientos libros al año, en raras ocasiones aprecio estos niveles de perfección y, mejor aún, no me preocupa demasiado, ni falta que hace estar leyendo obras maestras a todas horas, ¡qué agotador!

Conque un libro me entretenga es más que suficiente y no hace falta tener más. Bien lo decía Chesterton: “La literatura es un lujo; la ficción una necesidad.” Y es mejor ser consciente de ello para de verdad no sentir ningún tipo de ansiedad con el ocio.

Ansiedad es que estoy viendo trasladada a otras facetas culturales, especialmente en TV, cada persona que ve una serie necesita estar cada vez más convencido de que está al día con la última serie importante y de que sea otra POM (el significado de esta expresión os la podéis figurar) y no, no hace falta que lo que veas o disfrutes sea así, si te diviertes con ello no hay nada más legítimo.

Bola Extra: SMILE

Como la última semana no pude hacer carta, hoy me extiendo aún más con un par de apéndices. El primero tiene que ver con Smile, la increíble película de terror de Parker Finn que fue toda una sorpresa el año pasado y que acaban de añadir a Prime Video. No deja de ser una buena noticia lo rentables que están siendo las películas de terror (los casos de Scream, Negan, The black phone, etc..), películas que no tienen presupuestos elevados y que recuperan con creces en poco tiempo. Mejor aún si, además, son tan desasosegantes como esta. Lo terrorífica que puede ser una sonrisa si se usa de la manera adecuada. Esta me sacó unos pocos escalofríos de madrugada. Grandísimo trabajo que por lo que he comprobado va a tener continuación. Bien por ella.

Doble Bola Extra: Los últimos conciertos

Me siento muy afortunado de poder pertenecer a un coro como el de la Politécnica de Madrid. Cuando entré hace ya unos cuantos años buscaba la posibilidad de hacer obras grandes y mis deseos se están colmando como nunca. Obras como el Requiem alemán de Brahms, La pasión según San Mateo de Bach. Etc. Obras capitales para entender la música sacra universal son parte de nuestro repertorio y es una grandísima suerte.

La pasada semana interpretamos en dos conciertos dos obras contemporáneas bellísimas (Sunrise Mass de Gjeilo y Lux Aeterna de Lauridsen) y es muy difícil expresar con palabras lo que significa cantarlas, lo que sí espero es poder seguir haciéndolo durante mucho tiempo. Pocas cosas hay más satisfactorias.

Cuidaos mucho

Un abrazo

Resumen Octubre 2015. Dificultades de diferente índole

santoEste mes ha sido un poco atípico, tanto en lo lector como en la actividad del blog. En lo lector he improvisado mucho y he adaptado un poco las lecturas al nuevo sitio donde estoy escribiendo que por si no lo sabéis es www.caninomag.es , y que me viene muy bien para dar salida a mis comentarios sobre obras de género y así dejo mi blog personal para las obras más “serias” por llamarlas de alguna manera. Por otro lado la actividad del blog la he disminuido por escribir en el nuevo sitio y por el aumento de carga laboral en mi lugar de trabajo, que conlleva menos tiempo y, además, estar más cansado en general.

Una vez explicado esto pasemos a las lecturas, al final he conseguido seguir la media de quince libros mensuales:

Odisea 2050. La economía mundial del siglo XXI de Jaime Requeijo, han pasado unos cuantos años desde su publicación y, sin embargo, el texto de Requeijo sigue estando en plena actualidad, con un análisis del escenario macroeconómico muy lúcido una gran claridad, especialmente para neófitos como yo. Realmente  interesante es leer lo particular relacionado con la economía española donde habla sobre sus puntos fuertes (alguno hay) y los puntos débiles (demasiados)  que, además, no están acometiendo los sucesivos gobiernos que llevamos teniendo desde hace tanto tiempo. Es desangelador comprobar su ignorancia ante estos aspectos lastrada, como siempre, por su inherente necesidad de favorecer a sus amigos y enriquecerse ellos mismos. Nadie piensa en nadie, mejor saberlo cuanto antes para no llevarse decepciones.

En busca de una víctima de Ross Macdonald, sorprendente giro el que acometió MacDonald en esta nueva novela de nuestro gran Lew Archer, sobre todo porque empieza de una manera muy distinta, con más acción de la habitual, y porque deslocaliza al detective, poniéndolo en un ambiente alejado de lo que conoce. En un lugar extraño podemos observar al Archer más cínico y divertido, también el que se lleva más palizas, pero siempre tenemos a un gran investigador con una trama fantástica, muy hardboiled, que se decide casi en la última página.

Folloneras de VVAA, fanzine que surgió del festival de microedición HUL y que está cargadito de textos que tienen que ver con mujeres y escritos, en su mayoría, por ellas mismas. Es ecléctico e irregular pero se lee con gusto porque, como suele ocurrir, es bueno leer otras perspectivas y más si vienen de participantes tan diversos y profesionales como estos. Una buena lectura.

Salem’s Lot de Stephen King, este caso es una relectura por motivos que espero comentar en el futuro. Baste por ahora decir que ha sido una lectura fabulosa, con todo el bagaje de lecturas que llevo ahora mismo podría haber esperado una desvalorización de la obra y no solo no es así sino que estoy dispuesto a afirmar  todo lo contrario. Este King empezó muy bien, puede que escribiera peor pero el manejo narrativo, la creatividad, la espontaneidad equilibran las pequeñas carencias. 

Nu)n(ca de Luigi Amara, pinchando en su título podéis entrar en la crítica que hice de este fantástico poemario. 

La furia de Gene Kerrigan, estupenda novela negra ambientada en la Irlanda contemporánea y que, en breve, saldrá reseñada en canino. 

H de Halcón de Helen Macdonald, aplausos a una editorial como Ático de los libros que se atreve a publicar algo tan distinto como esta pequeña joya. Tengo pendiente preparar una crítica donde me extenderé aún más en el futuro. Esperad noticias.

485378118_39bd4bd119_oFormas breves de Ricardo Piglia, por fin puedo decir que he leído a Piglia, y el comienzo ha sido inmejorable, estos pequeños relatos-ensayos están llenos de sapiencia y saber estar; es apasionante su disección de las fórmulas utilizadas para componer un cuento para al fin elaborar una pequeña tesis del cuento que embriaga por su lucidez. Todos y cada uno de ellos constituyen pequeñas dosis de buena literatura. Seguiré con Piglia, eso lo tengo claro.

Alarmas y digresiones de G.K. Chesterton, siempre es un placer leer los artículos de Chesterton, aunque en este caso se trate de un primerizo, siento decir que no habrá reseña de él pero siempre es recomendable disfrutar de la contagiosa elocuencia del orondo británico.

Carrie de Stephen King, otra relectura, esto de empezar a leer al Sr King desde el principio es toda una experiencia; un estilo más primigenio, poco depurado, incluso tosco no descuadra demasiado de una historia visceral que tiene como protagonista a la archiconocida telekinética.

La niña gorda y otros relatos inquietantes de Marie Luise Kaschnitz, otro de esos libros que espero que aparezcan en breve en canino. La antología es de mucha calidad. Vaya año de publicaciones que lleva Hoja de lata.

El santo de César Aira, coged el texto anterior y poned Aira en vez de Piglia, bueno, también habría que quitar lo del cuento y que esto es una obra de ficción pero la conclusión es la misma. Aira es un gran escritor al que voy a seguir leyendo.

Lecturas de mí mismo de Philip Roth, dentro de poco haré una reseña de este libro para el blog, entra dentro de mi proyecto. Ahí me extenderé sobre este buen libro para los amantes de Roth al que el resto le pueden sacar también su jugo.

Refugio_3/9 de Anna Starobinets, también aparecerá tarde o temprano una crítica en canino. Nuevo gran libro de la rusa que nos ha descubierto con gran tino Nevsky.

Y eso es todo por ahora. El próximo mes no sé lo que va a ser en cuanto a próximas lecturas. Solo sé que seguiré leyendo y, eso sí, vendré a comentarlo luego.

¡Buenas lecturas!

Resumen Diciembre 2014. Grandísimo colofón

Menuda forma de terminar el año. Diciembre fue un mes excelente por las lecturas escogidas. Empezó con Gaddis y acabó con Coover, pasando por Rohan O’Grady, Allie Brosh o “American Noir”. Todos ellos incluidos en mi top del año por méritos propios, por su calidad. Fue difícil llegar al reto que me había propuesto, porque la lectura de “La hoguera pública” estuvo marcada por su complejidad… ¡se reducía mi capacidad lectora a la mitad! Pero vaya lectura. Un mes, como de costumbre, muy variado y de buen nivel, con alguna pequeña decepción. El resumen, a continuación:

“Hipérbole y media” de Allie Brosh, entró con pleno derecho en el top del año la recopilación de posts del blog de la autora. Una mezcla irresistible de buen humor, estética inocente y tragicomedia.

“Los reconocimientos” de William Gaddis, una obra para nada redonda pero, sin embargo, una obra maestra en su irregularidad y pretensiones. Obra clave para entender el postmodernismo literario norteamericano.

“Nobles y rebeldes” de Jessica Mitford, por falta de tiempo no me pude extender en una reseña, sin embargo, no quiero dejar pasar la oportunidad de recomendar este libro; la hermana de Nancy  ofrece un ensayo autobiográfico al que no le falta diversión y un fresco inolvidable de su familia y la época histórica que vivió.

“El gran mínimo” de G. K. Chesterton, como ya comenté, no es la mejor obra para conocer al gran Chesterton, pero sí que es una manera de complementar su obra para los que ya estamos rendidos al orondo escritor británico.

“Pero…¿quién mató a Harry?” de Jack Trevor Story, tampoco hice reseña, no porque no lo mereciera sino por falta de tiempo. Una comedia negra que, a pesar de llevar un chiste hasta la extenuación sorprendentemente funciona.

“Las cinco máquinas simples” de Todd McEwen, Automática intentó repetir el éxito de su maravillosa “Boston” con esta recopilación de cuentos sexuales del autor. Desafortunadamente, está lejos de aquel, se deja leer pero no embriaga para nada. Prescindible.

“Matemos al tío” de Rohan O’Grady, una verdadera delicia que me sorprende que no haya aparecido en ninguna lista del año. Así están las cosas.

“La escucha oblicua, una invitación a John Cage” de Carmen Pardo, espléndido intento de explicar la figura del polémico Cage. En breve aparecerá reseña por aquí.

“Un impulso criminal”  de P.D. James, la segunda novela de su detective Dalgliesh es, como de costumbre, un gran ejemplo de las virtudes por las que destacó la inglesa.

“Ananda:108 poemas Zen” de Ko Un, qué lástima que no podamos ver más poesía del surcoreano por estos lares, todavía espero que gane el Nobel y se produzca el milagro.

“Los papeles de Mudfog” de Charles Dickens, uno de esos libros al que completistas como yo no nos podemos resistir a pesar de la desigual propuesta.

“American Noir” de varios autores, edición de James Ellroy y Otto Penzler, imprescindible selección de relatos negros con varios autores que han engrandecido el género.

“El nadador en el mar secreto” de William Kotzwinkle, me temo que no entré demasiado bien con él. Donde algunos ven sutileza yo veo torpeza a la hora de extender la metáfora en la que se basa y abuso del sentimentalismo como herramienta para empatizar con el lector. Me consta que muchas personas que lo están disfrutando, yo no lo he hecho.

“Viaje a Rusia” de Stefan Zweig, anecdótico viaje del escritor austriaco que tampoco pasará a la historia por su calidad.

“La hoguera pública” de Robert Coover, el último libro del año fue, sin lugar a dudas, una obra maestra. Y entra en ese panteón de los mejores libros que he leído. Intentaré en unos días escribir algo más largo sobre esta obra capital

No puede faltar, como de costumbre, una foto de las últimas adquisiciones de la biblioteca.

Últimas compras

Como ya adelanté en este post  intentaré hacer una previsión de lecturas del mes, sobre todo para centrarme en las lecturas que me interesan más allá de cantidad. Las elegidas del mes de enero son las siguientes:

Lecturas_Enero Este mes he cogido varios de los que tenía pendientes del mes anterior como es el caso de los de King, Dickie, PD James, etc… y los he complementado con los del siguiente mes donde he puesto una muestra de literatura japonesa y alguno de mi proyecto como Dickens, Oates o Nooteboom. Claro que, al final, me he dado cuenta de que son más de los quince que tenía previstos. Es probable que no acabe con todos. Pero quiero ver hasta dónde va el asunto.

Lo que sí tengo claro es que son muy disfrutables y no me saldría de lo previsto cumpliendo con mi proyecto y con los objetivos de principios de año.

Ya os contaré qué tal va la cosa y cómo avanzo.

“El gran mínimo” de Gilbert K. Chesterton. Una faceta para profundizar más en el autor

El_Gran_MínimoDespués de tantos libros leídos de Chesterton, con cada nueva edición de su ingente obra siempre encuentro algo nuevo (o recuerdo lo que ya sabía) y vuelvo a disfrutar con él. Es el caso de esta antología poética bilingüe del autor inglés que nos trae Salto de página. La introducción de Miguel Salas Díaz nos ofrece en pocas líneas un resumen que serviría para cualquier obra del prolífico autor, en este caso particularizada para su obra poética. De hecho, es muy relevante el comienzo donde repasa varias de las características de sus poemas a nivel estilístico y temático:

“No es de extrañar tal éxito popular, pues la poesía de Chesterton combina elementos muy atractivos: fue un excelente versificador y, a pesar del tradicionalismo de sus formas poéticas y de su léxico –utiliza a menudo formas arcaicas-, sus imágenes son muy modernas y sugerentes. A veces su estilo es transparente –en sus poemas más tiernos, ya hable del amor humano o del divino, y también en los humorísticos o más claramente combativos- y otras su voz se adensa y se vuelve hermética, dando lugar a composiciones de sesgo más visionario, cargadas de difíciles presagios y hondas intuiciones. Sus temas –la religión, los problemas sociales, el amor, la guerra- eran los que preocupaban a la mayoría de sus contemporáneos.”

En efecto, el tratamiento de dichos temas (universales) hace que no pierda vigencia y el manejo de formas resulta muy acorde con lo tratado. Salas Díaz aprovecha esta antología para subrayar la característica esencial de la obra de Chesterton para lo bueno y para lo malo, aunque en menor medida: ser un autor de tesis:

“Si hay algo que hace especial la poesía de Chesterton, pero que a su vez limita su vuelo, es que en todo lo que escribió a lo largo de su vida fue un autor de tesis. Sus ensayos, sus novelas, su teatro y su poesía –incluso los relatos detectivescos del padre Brown- pretenden demostrar algo, transportar una idea de carácter moral hasta el corazón del lector, y a veces esto los lastra en exceso.”

Su explicación de la “teoría del gran mínimo” es inspiradora y esclarecedora para el lector habitual del orondo escritor:

“¿Y cuál es esa tesis que Chesterton defendió en toda su obra, y también, si hemos de hacer caso a los testimonios de los que le conocieron bien, con su ejemplo diario a lo largo de toda su vida? Él mismo la denominó la “teoría del gran mínimo” –uno de los poemas recogidos en esta antología se titula así-. Surgió de una intensa crisis vital –después de unos años ensimismado, apático, dedicado sin entusiasmo y sin éxito a los estudios de bellas artes, durante su primera juventud- convencido de que el pesimismo reinante –fruto del relativismo moral propio de la época, del venenoso industrialismo contra el que se rebeló con tanta virulencia en sus posteriores artículos, del materialismo cientificista- era el ácido que corroía el alma del de sus contemporáneos. El hombre debe, en su opinión, ejercitarse en la contemplación de las maravillas de la existencia y en el sentimiento de gratitud que inevitablemente deriva de ellas. La gloria de lo minúsculo –la convicción de que hasta lo más pequeño es un regalo lleno de infinitas posibilidades- es la base en la que se funda la cosmovisión chestertoniana.”

Miguel de Salas, en un arranque de sinceridad  que comparto, precisamente, establece que no parece que la poesía sea la mejor forma de conocer la obra de Chesterton; estos poemas se convertirían en una manera imprescindible de conocer otras facetas del autor que complementan su obra; es mejor, por tanto, recomendarlo a conocedores de su obra que a neófitos:

“Es cierto que jamás recomendaría la poesía de Chesterton a quien no lo conozca ya como novelista o ensayista, pero no lo es menos que quien no haya leído sus poemas no puede tener una visión completa de su obra. Están en ellos todos los grandes temas de su prosa, pero expresados en un personalísimo lenguaje poético que los convierte en algo completamente nuevo. Para elaborar esta antología hemos seguido la primera edición de sus Collected Poems, publicada cuando Chesterton aún estaba vivo. No recoge todos sus poemas, pero sí todos aquellos que él consideró esenciales y quiso que se incluyeran –que son la gran mayoría-, y sigue también el orden en el que decidió disponerlos: de los más modernos a los más antiguos.”

Su original forma de hacer la antología va a la contra de lo habitual, pasamos de los más elaborados a los más sencillos; lo que perdemos en evolución, lo ganamos en frescura y lozanía de los primeros poemas, más cortos por otra parte. La “teoría del gran mínimo” que comentaba el prologuista y traductor es más que patente en sus últimos poemas, en las siguientes dos muestras se puede observar:

“A second childhood”

 “[…]

A thrill of thunder in my hair:

Though blackening clouds no be plain,

Still I am stung and startled

By the first drop of the rain:

Romance and pride and passion pass

And these are what remain.”

 

“To M.E.W.”

“[…]

In the calm of the last white winter, when all the past is ours,

Old tears are frozen as jewels, old storms frosted as flowers.

Dear Lady, may we meet again, stand up again, we four,

Beneath the burden of the years, and praise the earth once more.”

En ambos ejemplos podemos apreciar ese énfasis chestertoniano por encontrar el más pequeño detalle para justificar tu propio sentido en la vida; dar gracias por el más mínimo detalle creado (“and praise the earth once more”, y alabad lo creado (la tierra que pisamos) una vez más”. )

Su poesía más elaborada posiblemente sea “Lepanto” donde hace un repaso histórico-poético a la batalla, aquí es más palpable el uso tradicional del lenguaje y los arcaicismos léxicos, aunque no falten las rimas, en muchos casos consonantes, y otros recursos como aliteraciones o encabalgamientos, el resultado es excelente, no faltan ni Cervantes ni Don Juan de Austria:

“[…]

Cervantes on his galley sets the sword back in the sheath

 (Don John of Austria rides homeward with a wreath)

And he sees across a weary land a straggling road in Spain,

Up which a lean and foolish knight forever rides in vain,

And he smiles, but not as Sultans smile, and settles back

                [the blade…

(But Don John of Austria rides home from the Crusade.)”

Redundando en la teoría anteriormente mencionada, el poema homónimo “The great mínimum” es un compendio de la tesis del autor:

“[…]

Lo, blessed are our ears for they have heard;

Yea, blessed are our eyes for they have seen:

Let the thunder break on man and beast and bird

And the lightning. It is something to have been.”

No me gustaría terminar este pequeño post sin poner un poema de su primera etapa,  en este “At night” vemos varios de los temas ya mencionados anteriormente y funcionan maravillosamente a pesar de su pequeña extensión, la brevedad en este caso alienta la belleza:

“How many million stars there be,

That only God hath numbered;

But this one only chosen for me

In time before her face was fled.

Shall not one mortal man alive

Hold up his head?” 

Por si fuera poco, esta antología se complementa con un ensayo “On bad poetry” (Sobre la mala poesía) que sirve como perfecto colofón, utiliza referencias eruditas a los grandes poetas de los de la antigüedad a los clásicos y lo lleva a su terreno, la última frase vuelve a tratar sobre la teoría de la que he hablado extensamente:

“And he (Carlyle) did whitewash Cromwell and Frederick, as nobody whitewashed Achilles. Shakespeare and Shelley were better than Cromwell and Frederick; but they also were men and not statues. Even their bad poetry may be productive of good philosophy.”

Selección, traducción y prólogo de Miguel Salas Díaz para esta edición de “El gran mínimo” de G. K. Chesterton en Salto de Página.

“Trabajos de amor ensangrentados” de Edmund Crispin. Shakespeare como excusa.

trabajos de amor ensangrentadosSiempre es un acontecimiento que veamos publicada una novela de detectives; no deja de ser curioso que con el impulso de Agatha Christie, figura reconocible  y prestigiosa de este tipo de novelas y miembro del famoso “Detection Club” del que ya he hablado alguna vez en otros posts, no haya sido aprovechado para publicar otros autores similares del club o fuera de él.

Ni el auge de la novela negra ha conseguido que se publiquen más y es una verdadera pena; solo Chesterton y Christie son publicadas con regularidad. Berkeley no tiene pinta de aparecer más y no digamos el resto. Crispin no fue exactamente de dicho club pero es, inequívocamente, una muestra espléndida de dicho género, sobre todo por su capacidad de crear tramas detectivescas de alto nivel y poblar sus obras de referencias metaliterarias que hacen que los disfrutes aún más si cabe.

En “Trabajos de amor ensangrentados” tenemos otro ejemplo magnífico de su buen hacer con una trama que, desde el título, tiene resonancias “shakespereanas” que utiliza con frecuencia a lo largo de la obra.

El caso comienza, aunque parezca mentira, con un simple hecho, el nerviosismo de una muchacha en un campus:

“-Nada más. Esa muchacha es terca como una mula… Solo hay una cosa de la que estoy segura. 

-¿De qué?

-De que vio algo que la aterrorizó -sentenció la señora Parry.”

Un robo en el laboratorio de química y… a partir de ahí se desencadenan los crímenes.

La novela está a medio a camino de las “novelas de campus”, en las que se reflejaba con todo lujo de detalles la vida dentro de ellos:

“El resto del recinto, por su parte se iba animando paulatinamente. Los coches llegaban y se detenían en la diminuta media luna de gravilla del patio, o a los lados de la avenida que daba a la entrada. Los muchachos iban saliendo cada vez en mayor número para saludar, para guiar o controlar a su nerviosa parentela. El señor Philpotts venía corriendo por el campo de críquet de los first Eleven, y con su toga agitándose como una bandera. Y por todas partes había padres y más padres -padres como ratoncillos, padres agresivos, padres ostentosos, padres modestos, padres tímidos, padres animados: una riada de padres cada vez más abundantes se reunía bajo el brillante cielo azul celeste… ¿Y para qué?, se preguntaba el director. Era improbable que aquello les divirtiera en lo más mínimo. Era improbable, incluso, que sus retoños se estuvieran divirtiendo. Y sin embargo, aquello tenía un cierto glamour que hacía hervir la sangre de todos los participantes, y el propio director, mientras contemplaba el espectáculo, no era inmune a esa emoción.”

La figura del divertido Fen sigue siendo primordial a la hora de discernir quién puede ser el posible asesino, pero han pasado diez años desde “La juguetería errante” (Primer caso); Fen es famoso y reconocido por la gente; de hecho esto le sirve para bromear sobre sí mismo con los lectores:

“-Es usted el profesor Fen, ¿verdad? […] He visto su foto en los periódicos -añadió la joven-, y he seguido todos sus casos.

-¡Ah! ¡Excelente! -exclamó Fen, encantado-. eso es más de lo que los lectores de ese tal Crispin pueden decir. Y dígame señorita, ¿puedo ayudarte de algún modo?”

A mi tierno corazón literario le vuelve loco el motivo por el que se originan los crímenes, sobre todo porque tiene “lo literario” como razón principal y Shakespeare aparece de fondo, el bardo como excusa, como eje de la trama detectivesca y razón principal. Si Crispin me ganó con “El canto del cisne” y su reflejo de la ópera, aquí me ha encandilado definitivamente. Si a ello añadimos una prosa efectiva y que, por momentos alcanza gran calidad, estamos ante una de esas lecturas que siempre se vuelve necesaria:

“A Fen no le costó mucho imaginarse la escena: el fulgor de los frascos y las botellas y las pipetas a la débil luz de las estrellas, un esqueleto articulado, tal vez, con sus blanquecinos huesos pulidos, los macabros cuadros del sistema linfático, y el húmedo y penetrante olor de las ranas diseccionadas y abiertas en canal y metidas en formol. Un escenario bastante sórdido, pensó Fen, para ambientar los inocentes éxtasis del tierno amor.”

La broma final, con el propio Fen dispuesto a crear su novela aunque sin usar lo que ha acontecido en ese caso porque,  ¿a quién se le ocurriría hacer algo así? Nos muestra a un Crispin que se autoparodia, se ríe de sí mismo de una manera muy saludable.

“-¿Galbraith? -dijo Fen-. ¿Somers? ¿Trabajos de amor logrados? -Con un gesto desdeñoso apartó aquella idea de su mente-. Mi querido amigo, no hay nadie que pueda sacar una novela detectivesca de esta historia y estos personajes… Ahora bien, mi chica de los Catskills, verás…”

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(Máxima a seguir en siguientes ocasiones)

Los textos vienen de la traducción del inglés de José C. Vales de “Trabajos de amos ensangrentados” de Edmund Crispin en Impedimenta.

“Sobre el concepto de barbarie” de Gilbert K. Chesterton

En la fantástica introducción del libro “Sobre el concepto de barbarie” publicado por la editorial Espuela de Plata, Emilio Quintana deja muy claras las intenciones de un Chesterton ubicado temporalmente en 1914:

“Sobre el concepto de la barbarie  tiene como único fin demostrar la incompatibilidad de Alemania con la idea de civilización, puesto que su único propósito es “la destrucción de la libertad en todas las partes del mundo”

El libro se divide en cinco partes, que en esta edición española van precedidas por una serie de citas sacadas de revistas, periódicos y otras fuentes que complementan los capítulos relatados por el rubicundo escritor inglés, que construye su panfleto desde la semántica asociada al conceptsobre-el-concepto-de-barbarie-ebook-9788415177623o de barbarie como bien nos indica el mencionado Quintana:

“Chesterton se centra en el concepto de barbarie […]. Alemania no es, como Rusia, una civilización imperfecta, “sino algo deliberadamente antitético a la civilización y enemigo de ella, algo que ha declarado la guerra a los principios que han hecho posible hasta hoy día la existencia de la sociedad humana”. […] Chesterton tiene la extraña capacidad de percibir la intrínseca perversión de una Modernidad mostrenca, que se está constituyendo como el negativo de la civilización humana, a partir de su propio desarrollo tecnológico”

A partir de ahí, razona el escritor lo que le lleva a asociar Alemania a lo bárbaro y la necesidad de parar a este país.

En el capítulo “Hechos” establece las razones por las que cree que Europa puede ir mal: “Se trata nada menos, que de localizar, (después de haber perdido más de un siglo de recriminaciones injustas y explicaciones erróneas) el mal de Europa, de encontrar la fuente que ha vertido sobre todas las naciones de este continente el veneno de la discordia y del malestar”

En  “Guerra a la palabra”, establece la definición de barbarie y lo que significa en cuanto a su oposición a la civilización: “No queremos decir una civilización accidentalmente imperfecta, sino algo deliberadamente antitético a la civilización y enemigo de ella, algo que ha declarado la guerra a los principios que han hecho posible hasta hoy día la existencia de la sociedad humana”.

En el tercer capítulo define la “negación de la reciprocidad” como una de las características de  los alemanes, esencial para entender sus reticencias: “Otra idea existe en el fondo de todas las acciones humanas, tan fundamental, que ya se ha olvidado, tan sabida, que se calla siempre, se podría llamar la idea de reciprocidad, o, dicho en buen castellano, el toma y daca. El prusiano aparece intelectualmente incapaz de esta idea, se nos figura que no puede concebir lo que es fundamento de toda convivencia, es decir, que a los ojos de un hombre, él no es más que otro hombre.”

No tiene compasión a la hora de establecer las prioridades de los prusianos y lo que esto puede significar, en términos de libertad, para toda Europa: “En Prusia, no; lo mejor del mecanismo de la civilización se ha puesto al servicio de lo más odioso de la mentalidad bárbara. Ni por casualidad realiza el prusiano un acto meritorio; no conoce ninguna de estas afortunadas resurrecciones, ninguno de estos tardíos arrepentimientos de que se compone la gloria de Rusia, hecha de remiendos. En Prusia todo se aguza hasta que acaba en punta y se dirige a un solo propósito; este propósito, si es que los actos y las palabras han de significar algo, es la destrucción de la libertad en todas las partes del mundo”.

Más doloroso resulta comprobar en el prólogo que hizo Miguel de Unamuno a esta obra en 1914 el concepto “tontos a la prusiana”, verdaderos defensores de la supremacía alemana y abanderados de una forma de hacer las cosas que, quizá, no sea la panacea a todos los problemas sino un problema potencial en sí mismo para nuestro futuro:

“Y vencer para Prusia significa dictar ella la ley a todo el mundo: Ueber alles in der Welt! […] Más de una vez ha escrito Cherterton que lo terrible del prusiano es que no duda. […] Que sean tan tontos que ni siquiera sospechen su propia tontería y estén sincera y profundamente convencidos de ser el pueblo escogido de Gott, se comprende. Allá ellos. Pero lo triste es que hayamos descubierto entre nosotros, aquí, en España, tantos tontos a la prusiana.”

“La salvación de España, dicen, está en ponerse en manos de Alemania, imitarla y organizarse a la alemana. Y a esto le llamo hispanofilia y a los que no nos dejamos convencer de ello nos motejan de malos españoles y de descastados”.

Se complementa esta edición con las “Cartas a un viejo garibaldino” del propio escritor británico y que se centra igualmente en esta demostración de la barbarie alemana y en cómo intentar evitarla mediante el estrechamiento de las relaciones con el país transalpino, hacer una piña contra esta ocupación:

“En la primera carta, Chesterton intenta estrechar los lazos entre Italia y Gran Bretaña, haciendo alusión a un enemigo común: el pangermanismo. Italia e Inglaterra deben luchar juntas contra un enemigo de características singulares, que ni siquiera cabe considerar bárbaras:

Luchamos para evitar que la Europa futura sea alemana. Creemos que sería más estrecha, más desagradable, menos sana, menos capaz de libertad y de risa que cualquiera de los peores momentos del pasado europeo”.

En los tiempos que corren, en el que Alemania ha adoptado su papel de dominador desde el punto de vista económico e ideológico; esta recopilación de textos del visionario Chesterton no puede estar de más rabiosa actualidad y abrirnos aún más los ojos a, si cabe, lo que estamos presenciando.

“El pulp es el invitado del comienzo del año. Mi proyecto literario”

Enero estuvo marcado por tres hechos esenciales en lo literario: lo primero fue la lectura de la primera novela de la británica Zadie Smith, “White Teeth”, casi el “tochazo” del mes, 600 páginas de prosa desaforada en inglés marcada por influencias de todo tipo y con infinitas posibilidades de lectura, una visión, profunda, sobre el fenómeno de la inmigración en Gran Bretaña pero cargado de muy buen humor y con un final que a más de uno dejará con la boca abierta; el segundo acontecimiento fue la lectura de la recopilación de cuentos de terror que ha hecho Valdemar para conmemorar el 25 aniversario desde su creación, en breve pondré una buena reseña sobre él, lo merece; el último pilar del eje de lecturas del mes sería el comienzo de mi monográfico sobre literatura “pulp” marcado por la lectura de los imprescindibles volúmenes 1 y 2 de la recopilación “¡Bang, Bang. Estás muerto!” que continuaré a principios de febrero complementándola con un ensayo sobre el género además de un poco de “pulp” moderno.

Además de estas apasionantes lecturas, la primera del año resultó ser “El Vivo”, la nueva novela de Anna Starobinets que comenté en este enlace ; no faltó esta vez Chesterton del que próximamente pondré un comentario de su “Sobre el concepto de barbarie”, divertido panfleto sobre los peligros de los alemanes; también hubo un pequeño pero estupendo Dickens, sobre el que ya comenté por aquí; aprovechando el estreno de la ópera, cayó la obra de Peter Stephan Jungk sobre Walt Disney .

Las últimas compras las podéis ver en esta foto que os pongo a continuación. No voy a comentar más sobre lo que tocará el próximo mes, ya he adelantado, eso sí, la temática “pulp”.

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Enero, comienzo de año, suele ser el momento ideal para hacerse propósitos: adelgazar, dejar de fumar, etc…. En lo literario, este año, he podido constatar que estos propósitos suelen extenderse en los blogs literarios; esto, sin duda, suele resultar un acicate para tener, si cabe, aún más ganas de leer y fomentar la lectura del resto; es decir, hay una dimensión social aparte de la individual; de entre los retos, me he encontrado de todo, desde el típico de la página de goodreads donde la mayoría ponemos el número de libros (he vuelto a poner el del año pasado de 120 libros) que queremos leernos este año; hasta temas tan curiosos como proponerse leer 10 o 20 libros en inglés al año o leer un porcentaje mayor de autores femeninos (esto es, por otra parte, tremendamente absurdo, por distintas consideraciones que no vienen al caso).

En mi caso, esto me ha servido para darme cuenta de una realidad que se viene repitiendo año tras año: la demora de lecturas de los autores que más me gustan por las novedades recién salidas del horno, en aras de estar puesto al día de la más rabiosa actualidad. Esto, indudablemente, es una pena, siempre acabo lamentándome de haber olvidado a mis favoritos. Para solucionarlo, he preparado un proyecto al que llamaré ilustrativamente “Mi proyecto de lecturas (2013 a 2015)” donde pondré todos los títulos de ciertos autores que quiero leer ineludiblemente y que os pongo a continuación.

La mayoría los leeré en orden cronológico de aparición original, aunque en el caso de Zweig o King no la seguiré; en el resto se me antoja imprescindible, caso de Roth, David Foster Wallace o Coetzee, por ejemplo.

He creado una página personal, que será accesible en la web, de hecho ya la tenéis arriba; donde se irá actualizando con las reseñas que vaya haciendo de ellas según las lea… hay trabajo para aburrir…

A lo mejor me he columpiado demasiado, soy consciente de que es MUY exigente, pero la vida sin exigirte a ti mismo no es tan divertida ¿no? ¿Qué os parece?

 

John M. Coetzee

Esperando a los bárbaros (1980)

Vida y época de Michael K (1983)

El maestro de Petersburgo (1994)

Contra la censura. Ensayos sobre la pasión por silenciar (1996)

Costas extrañas. Ensayos, 1986-1999 (2002)

Elizabeth Costello (2003)

Hombre lento (2005)

Diario de un mal año (2007)

Mecanismos internos. Ensayos, 2000-2005 (2007)

 

Philip Roth

Goodbye, Columbus (1959)

Deudas y dolores (1962)

Cuando ella era buena (1967)

Mi vida como hombre (1974)

Lecturas de mí mismo (1976)

Los hechos. Autobiografía de un novelista (1988)

Engaño (1990)

Patrimonio. Una historia verdadera (1991)

El teatro de Sabbath (1995)

Pastoral americana (1997)

Me casé con un comunista (1998)

La mancha humana (2000)

El oficio. Un escritor, sus colegas y sus obras (2001)

La conjura contra América (2004)

Sale el espectro (2007)

 

Don Delillo

Americana (1971)

Jugadores (1977)

Libra (1988)

Mao II (1991)

Submundo (1997)

En las ruinas del futuro (2001)

El hombre del salto (2007)

El ángel Esmeralda (2011)

 

Cormac McCarthy

El guardián del vergel (1965)

Suttree (1979)

II – En la frontera (1994)

III – Ciudades de la llanura (1998)

El Sunset Limited (2006)

 

Joyce Carol Oates

Un jardín de placeres terrenales (1967)

Bellefleur (1980)

Las hermanas Zinn (1982)

Solsticio (1985)

Qué fue de los Mulvaney (1996)

Blonde (2000)

Infiel (2001)

Monstruo de ojos verdes (2003)

Niágara (2004)

Mamá (2005)

Sexi (2005)

La hembra de nuestra especie (2006)

La hija del sepulturero (2007)

 

Cees Nooteboom

Una canción del ser y la apariencia (1981)

Mokusei (1982)

En  las montañas de Holanda (1984)

La historia siguiente (1991)

El desvío a Santiago (1992)

Zurbarán (1992)

Cómo ser europeos (1997)

El día de todas las almas (1998)

Hotel Nómada (2002)

Lluvia Roja (2007)

Perdido el paraíso (2004)

Tumbas de poetas y pensadores (2007)

 

David Foster Wallace

La escoba del sistema (1987)

La niña del pelo raro (1989)

La broma infinita (1996)

Entrevistas breves con hombres repulsivos (1999)

Extinción (2004)

Hablemos de langostas (2005)

El rey pálido (2011)

Conversaciones con David Foster Wallace (2012)

 

Charles Dickens

Escenas de la vida de Londres (1836)

Relatos londinenses (1838)

Nicholas Nickleby (1839)

La pequeña tienda de antigüedades (1841)         

Barnaby Rudge (1841)

Notas desde América (1842)

Cuento de Navidad (1843)

Las campanas (1844)    

El grillo del hogar (1845)

La batalla por la vida  (1846)      

El Hombre encantado (1848)      

(Incluidas estas cinco en cursiva en el volumen “Cuentos de Navidad”)

Vida y aventuras de Martin Chuzzlewit  (1844)

Dombey e hijo (1848)

Para leer al anochecer (1852)

Tiempos difíciles (1854)

Cuentos de viajeros y posadas (1855) (Con Wilkie Collins)

Pequeña Dorrit (1857)

Una casa de alquiler (1858) (con Wilkie Collins)

El viajero sin propósito (1860)

Grandes esperanzas (1861)

La señorita Lirriper (1863)            

Nuestro común amigo (1865)

El guardavías (1866)

 

Stefan Zweig

Fouché

La embriaguez de la metamorfosis

Miedo

Confusión de sentimientos

Clarissa

El candelabro enterrado

La impaciencia del corazón

Los ojos del hermano Eterno

(Incluídos los siete en cursiva dentro de la recopilación “Novelas”)

María Antonieta

Correspondencia (Herman Hesse)

Montaigne

La curación por el espíritu

La mujer y el pasaje

Tres maestros

Noche fantástica

El legado de Europa

Amok

Castellio contra Calvino

Las hermanas

El mundo de ayer

¿Fue él?

Viaje al pasado

La lucha contra el demonio

El amor de Erika Ewald

María Estuardo

 

Stephen King

Danza Macabra

El ciclo del hombre lobo

Montando la bala

Colorado kid

Corazones en la Atlántida

Todo es eventual: 14 relatos oscuros

Rabia

La larga marcha

Carretera maldita

El fugitivo

 

Flannery O’Connor

Novelas

 

A.S. Byatt

La virgen en el jardín (1978)

Naturaleza muerta (1985)

La torre de babel (1996)

El libro de los niños (2009)

 

Alice Munro

La vida de las mujeres (1971)

Las lunas de Júpiter (1982)

Demasiada Felicidad (2009)

 

Carson McCullers

El corazón es un cazador solitario (1940)

Reflejos de un ojo dorado (1941)

El aliento del cielo (1951)

La balada del café triste (1951)

Reloj sin manecillas (1951)

 

A.M. Homes

El Fin de Alice

La hija del amante

 

Margaret Atwood

El cuento de la criada (1985)

El asesino ciego (2000)

Resurgir (1972)

Desorden moral (1979)

 

Virginia Woolf

El lector común (1925)

Al faro (1927)

Orlando (1928)

Las olas (1931)

Los años (1937)

Entreactos (1941)

Momentos de vida (1976)

Relatos completos (1985)

 

Doris Lessing

El Cuaderno Dorado.

“El caso de los bombones envenenados” de Anthony Berkeley

En el prólogo de la edición inglesa de “The floating admiral”(1931), el presidente en la actualidad del Detection Club, Simon Brett, comenta a propósito de las novela negras en el momento presente que “they are certainly more psychologically credible than many of the works produced at that time. They are also more serious, sometimes even to the point of taking themselves too seriously. In crime fiction, noir is the new black”. Opinión generalizada y que tiende a denostar, en cierta manera, lo que fue la edad dorada de las historias de detectives, sobre todo ofreciendo los aspectos en los que se ha mejorado, sin duda esa credibilidad psicológica de los personajes y la seriedad de los aspectos tratados. De todos modos Simon utiliza este argumento a su favor para concluir que “Most of these differences could be seen as improvements but the one thing that has been lost with the passage of time is the sense of fun that used to be associated with crime fiction”, es decir, a pesar de que esas diferencias pueden ser vistas como mejoras, una cosa se ha perdido con el tiempo: ese sentido de la diversión que solía estar asociado con la ficción criminal.

La gran Dorothy Sayers, integrante destacada del Detection Club, comentaba “whether the detection game thus played for our own amusement will succeed in amusing other people also is for the reader to judge”, resaltando el hecho de que ellos lo hacían para divertirse y si eso divertía a otras personas, sólo el mismo lector podía juzgarlo. Ciertamente se lo debían pasar muy bien, y el propio Chesterton lo comentaba en un artículo sobre esta obra (incluido en la fantástica colección de artículos “Cómo escribir relatos policíacos” de Acantilado), que consistía en que cada uno de los integrantes del club escribía uno de los capítulos siguiendo la trama que iban dejando los predecesores hasta llegar a un increíble capítulo final donde el último “afortunado” debía cuadrar todos los cabos introducidos anteriormente, tarea harto complicada, ya que no se lo ponían fácil entre ellos.

El encargado de realizar tan titánica tarea (y que no se resolviera como un sueño, tentación que intentaba evitar), fue el destacado Anthony Berkeley; ya que, como bien sabían todos, si alguien era capaz de arreglar el entuerto era él, autor de la obra “El caso de los bombones envenenados” en 1929 en la cual demostraba que era el mayor especialista en urdir todo tipo de argumentos y acabarlos de la manera más ingeniosa.

“El caso de los bombones envenados” es la tercera obra que vemos publicada por aquí del autor y desde luego, se trató de la protohistoria, el germen, que sirvió para engendrar otros juegos del club que vinieron después, como es el caso de “The floating admiral”. La trama es aparentemente sencilla, seis componentes de un Club de Misterio (a lo Detection Club), entre los que se encuentra Roger Sheringham, deciden ayudar a Scotland Yard a descubrir quién es el asesino de un crimen que se encuentra sin resolver; pero deciden que cada uno, usando los métodos que crea convenientes, presentará su solución al caso; es decir, no trabajarán conjuntamente.

Así vemos sucederse las soluciones y los métodos utilizados, desde los métodos inductivos (cui bono? ¿quién es el beneficiado?), pasando por los simplemente psicológicos, deductivos (a lo Sherlock Holmes), recopilación de pruebas materiales o mezclas de ambos, es decir, una “lección muy instructiva en el campo de la investigación comparada” como indica Chitterwick, el último de los que habla y que crea una tabla en su argumentación con los métodos seguidos, las pruebas usadas y el asesino deducido, que es distinto en cada uno de los investigadores. De hecho, cada método, la forma de desgranar el misterio va dibujando puntualmente la personalidad de cada uno de ellos.

Lo más increíble de la situación es su capacidad de retorcer la trama pareciendo cada solución la correcta, hasta el punto de que uno de ellos, Bradley, es capaz de demostrar que él es el asesino en un desternillante ejercicio paródico, con sus propios motivos incluso. Naturalmente sólo hay una solución, que sólo se desvela en la última página, dejando una elipsis magnífica para el lector, al que sólo le puede quedar ese “sentido de la maravilla” que te deja el regusto de una gran obra.

Dorothy Sayers tenía dudas de si el lector se podría divertir con estos juegos, puedo confirmar ahora que sí, que se lo puede pasar estupendamente con un juego de tal inteligencia y humor. Estamos ante una obra que es un clásico de la novela de detectives. Una obra maestra del género. ¡Qué talento tenía el gran Anthony Berkeley!.

“Charles Dickens” de Gilbert Keith Chesterton

Qué mejor forma de empezar mi homenaje particular a Dickens, a los doscientos años de su nacimiento en 1812, que leyendo la biografía que el novelista británico Gilbert Keith Chesterton, gran admirador suyo, le dedicó en 1906. Qué mejor forma de profundizar en su literatura y en su persona que a través de quien mejor le supo comprender.

Repasando el otro día mi biblioteca, resulta que Chesterton es el segundo escritor del que más libros tengo y el segundo al que más he leído (el primero llegará más adelante, ya lo comentaré en una crítica futura que se está modelando en mi cabeza) y tenía unas ganas tremendas de dedicarle unas páginas a algún libro suyo. La oportunidad apareció cuando se me vino a la cabeza que este era el año Dickens, y, casualmente, esta biografía se encontraba al lado de los librosdel inmortal escritor (sabia decisión). Por lo tanto, las cartas estaban dispuestas. Mi musa particular me estaba inspirando doblemente.

¿Y qué podemos decir sobre Chesterton? Posiblemente nos encontremos ante uno de los mejores escritores de la historia, polifacético hasta niveles insospechados, capaz de escribir todo tipo de obras: poemarios, obras de teatro, novelas policíacas, novelas históricas, ensayos, biografías, libros de viajes, textos filosóficos y religiosos, etc. Prolífico hasta lo inconcebible, sobre todo teniendo en cuenta que, desgraciadamente, sólo llegó a vivir sesenta y dos años.  Se le llamó el “príncipe de la paradoja” por el uso que hace de este medio estilístico, llevado hasta sus últimas consecuencias como, posiblemente, nadie ha hecho ni hará jamás. A mí me encanta llamarle “profeta del sentido común”, ya que toda su obra, genial, está escrita teniendo en cuenta “el menos común de los sentidos”. Sería estéril, de todos modos, dedicarle más adjetivos, porque nunca harían justica, hay que leer sus libros, hay tanto que descubrir en ellos. No me gustaría quedarme sin nombrar alguna obra emblemática como “Las novelas del padre Brown”, un prodigio en sí mismas, una forma distinta de escribir literatura policíaca con un personaje estrambótico y enternecedor como es el padre Brown; “El club de los negocios raros”, una de esas novelas suyas enigmáticas, sorprendentes, como “El hombre que fue jueves”. Y, cómo no, acabar con esa obra inclasificable que son los “Cuentos del arco largo” que es, simplemente, magistral.

Y, claro, también podríamos empezar con “Charles Dickens”. En este caso nos encontramos ante una biografía centrada,como el mismo escritor dice, en su parte literaria. No vamos a encontrar más que un par de fechas en todo el libro y relatará su vida en  tanto en cuanto le sirvan para justificar el ensayo literario sobre el autor.

En los primeros capítulos, Chesterton se dedica a describir la época, sobre todo en contraposición a lo que otros biógrafos habían escrito sobre ella: “Mas hubo un mundo  que de todos esperaba algo. Un mundo que exaltaba a cada hombre enviándolo a la grandeza. Su expresión viva, en Inglaterra y literatura se llama Dickens”. Es evidente que no fue una época fácil, pero, al contrario de lo que estamos viviendo,  la esperanza era una virtud. Sí que es cierto, que, a pesar de las dificultades que vivió Dickens en esos primeros años, no solo sobrevivió sino que forjó su carácter (“Las vicisitudes de la vida rompen a muchos los huesos; nunca se ha probado que rompan a nadie el optimismo”).

Estos primeros capítulos le sirven al orondo escritor para presentar una de las grandes virtudes de nuestro protagonista: “No es que esos lugares se le grabasen a Dickens en el pensamiento; es que su pensamiento se grabó en ellos. Aquellas calles poseyeron después para él poesía y alma; impregnadas quedaban de los colores purpúreos de la trágica mocedad y teñidas para siempre de crepúsculos irrevocables.” No en vano, las atmósferas, la forma de describir los lugares, la época, etc. son tan vivos que se pueden ver, palpar, oler…

Comono podía ser de otra forma G.K. Chesterton utiliza la paradoja para modelar, a su manera, lo que es Dickens para él. Así, cuando habla especialmente de esta primera etapa de su literatura, sentencia que “a fuerza de ser absurda sin más, una cosa cualquiera puede hacerse divina. Y de lo ridículo a lo sublime solo hay un paso”,  o cuando habla de dos de sus grandes características: “Esas dos principales virtudes de Dickens – la de ponerle a uno la carne de gallina y la de hacerle retorcerse de risa- iban en él hermanadas; nunca una lejos de la otra” “Dickens se relamía con lo terrorífico como se relamía con el pudding de navidad. Porque era un optimista y podía darse un banquete con cualquier cosa”. Siempre consigue que tengamos una sonrisa en la boca.

Según van pasando las páginas, Dickens deja de ser un extraño para los que lo leemos, ya que “Dickens permanecerá como señal imperecedera de lo que ocurre cuando un gran genio de las letras tiene un gusto literario coincidente con el común de los hombres”; cuando lees Chesterton sabes que en algún momento aparecerá y aquí está: el ensayo le sirve para dilucidar sobre la importancia del sentido común, y más cuando se aplica al gran escritor inglés, “lo esencial  en el carácter de Dickens es que el sentido común fuese tan unido a una sensibilidad descomunal”; de hecho, aprovecha para definir el sentido común como “el equilibrio perfecto de sensibilidades”.

El ensayo no carece de rigor, lo podemos ver al empezar a describir la segunda etapa de su literatura, la que empieza con “David Copperfield”; aquí Chesterton no puede evitar hablar irónicamente del término “reeducación realista de Dickens” ya que, para él, “Dickens resultaba tanto más exacto cuando más fantástico era”,  y concluye refiriéndose a sus últimos libros: “Desde entonces y hasta el final, sus libros se van haciendo cada vez más graves y va pesando en ellos una mayor responsabilidad; si no siempre gana el creador, el artista se hace cada vez más diestro”. No puede evitar reconocer (honesto y riguroso) que prefiere al creador, el de su primera época, que al mejor artista de más adelante.

En la parte final del ensayo-biografía, llega a sus últimas consecuencias, a definir lo que de verdad hace grande a un escritor como Charles Dickens, presentando los últimos esbozos de su personalidad presentes en todos sus libros. Expresa la idea de que “lo que le importaba era el carácter, o sea, algo no solo más importante en sí que el intelecto, sino mucho más interesante”, para desarrollarla a continuación, dando matices a ese carácter; ya que “siempre encontraremos esa riqueza y desbordamiento de la personalidad donde la halló Dickens: entre los humildes”, acabando con la idea inherente en su literatura y de la que Chesterton tampoco está muy alejado: “Es en la vida cotidiana adonde hemos de ir a buscar portentos y prodigios”.

Quizá todo esto sirva para atisbar en sus libros el tremendo éxito de Dickens, tanto a nivel popular (fue el best-seller de su época) como de crítica, y lleva al biógrafo a ser capaz de decir sin ningún rubor: “Pues yo me atrevo a arriesgar la afirmación de que cuantos más años pasen, y se haga un cribado mayor, Dickens dominará toda la Inglaterra del siglo XIX; él solo ocupará el pináculo” . Sinceramente, estoy totalmente de acuerdo con esta afirmación, y eso que la época fue increíble en cuanto a creación literaria, pero Dickens siempre brillará con luz propia.

Me gustaría acabar con la frase utilizada para introducir el libro y que, me sirve igualmentecomointroducción para descubrir la obra de este escritor imperecedero: “Rinde la misma flor de tu cultura; renuncia a lo más preciado de tu orgullo; abandona la desesperanza antes de entrar aquí”. Abandonemos la desesperanza que nos ocupa y descubramos a Dickens.

Valoración del libro:

 

 

“La juguetería errante” de Edmund Crispin

Aprovechando la inminente publicación de la segunda aventura de Gervase Fen, nuevamente por la editorial Impedimenta, recupero la reseña que hice para su primera y fantástica novela “La juguetería errante”:

Si no fuera por Sir Arthur Conan Doyle y Agatha Christie, gracias a sus detectives más famosos y paradigmáticos del género como son Sherlock Holmes y Hércules Poirot, la novela más tradicional de género como es la novela de detectives, hoy en día estaría más que olvidada; no porque no guste, que no es así, sino más bien debido al auge tremendo de la novela negra, que ahoga las pretensiones de un tipo de libros que no buscaba tanto lo negro del asunto sino crear una trama ingeniosa en la que un detective era capaz, mediante la deducción, a través de todos los detalles de la situación, de resolver un asesinato (u otro conflicto) aparentemente irresoluble.

Uno de los grandes hitos de la novela de detectives fue la creación del famoso “Detection Club” en Londres en 1930, entre los fundadores de este selecto club estuvieron los archiconocidos Agatha Christie, Gilbert Keith Chesterton Dorothy Leigh Sayers,  y que permanece aún activo hoy en día.

Edmund Crispin, seudónimo de Rober Bruce Montgomery, es un escritor inglés heredero de esa época  e, influenciado por dicho club, creó novelas de detectives basadas en la verdadera tradición inglesa, aunque alejado de sus reglas. Su detective es el ingenioso Gervase Fen (“El excéntrico comportamiento de Gervase Fen, profesor titular de Inglés y Literatura en St. Christopher, no se ajustaba en absoluto a los modelos tradicionales del profesorado”) que recorre las calles de Oxford (“el único lugar de Europa donde un hombre puede hacer cualquier cosa e incurrir en cualquier excentricidad y no despertar ningún interés ni emoción en absoluto en nadie”) sobre su deportivo que él llama Lily Christine III.

La premisa inicial de “La juguetería errante” es tan ingeniosa como retadora: una juguetería con un cadáver en su interior que aparece y desaparece para consternación del poeta Richard Cadogan, amigo de Gervase, y que desencadenará todo el meollo. Es mejor no contar nada más sobre la historia para que cada uno pueda ir descubriéndola. Sí es inevitable mencionar que la novela se lee con adicción, que la trama es muy ingeniosa, ya que desde la premisa inicial llegamos a un típico caso de “habitación cerrada” habitual en novela de detectives; pero no faltan persecuciones, no faltan personajes a cuál más divertido (como el peculiar camionero que lee a D. H Lawrence), ni humor en cada página que va pasando  (“Entre los bajos que ululaban malhumorados como barcos perdidos en la niebla del Canal de la Mancha – que es como suenan todos los bajos en todas las orquestas del mundo”).

Si a eso añadimos todos los juegos literarios que se trae entre manos Crispin en la boca de su detective Gervase y el poeta Cadogan (“Vamos a jugar a los libros infumables. -De acuerdo. El Ulises. – Vale. Todo Rabelais. -Vale. El Tristram Shandy”) y las constantes referencias literarias que pueblan la obra, la novela se convierte en una delicia para disfrutar sin prejuicios.

Necesitamos más novelas de Edmund Crispin (“Mi querido amigo, ¿te encuentras bien? – Estaba pensando títulos para las siguientes novelas de Crispin”), entretenimiento imprescindible, disfrutable a todos los niveles y, en definitiva, diversión de esa que te ayuda a amar cada vez más la literatura, no todo tiene que ser denso, sesudo y cerebral. Reír es bueno y, desde luego, hay que hacerlo siempre.

Valoración del libro:

Un comienzo…

Vivimos tiempos convulsos.

Vivimos tiempos de apresuramiento.

Vivimos tiempos donde la reflexión y el texto meditado pierden terreno a pasos gigantes con respecto a los más directos y alocados textos cortos.

En estos tiempos, los que nos han tocado, inauguro este blog, www.lecturaylocura.com para aportar un poco de mi pasión por la cultura en general y por la lectura en particular.

El nombre escogido viene del homónimo primer texto de un libro ensayos del gran Gilbert Keith Chesterton con el que se inicia el mismo. En dicho texto, Chesterton comenta sobre los libros:

“Un libro es sin duda un objeto sagrado. En él están las mayores joyas encerradas en el cofre más pequeño.”

Y sobre la locura:

“No hay definición absoluta de la locura, fuera de la definición que cada uno de nosotros suscribiría: que la locura es la conducta excéntrica de otra persona”

Para concluir:

“Las posibilidades de desarreglo mental que acarrea la literatura no se deben tanto al amor a los libros como a una indiferencia hacia la vida y hacia el sentimiento que registran los libros.”

Los estimulantes textos del rubicundo escritor inglés me animaron a denominar el blog de esta manera; qué mejor forma de encadenar estas dos palabras que designan la pasión que siento por los libros y que siempre me hacen recordar, además,  el “Quijote” de Cervantes, el mayor paradigma de la lectura y la locura.

Los protagonistas serán los libros (desde Charles Dickens y Pynchon hasta la novela de género, haciendo especial mención a la novela negra-policíaca y de terror, dos de mis grandes aficiones)  pero no serán los únicos; la ópera, mi otra gran pasión, puede aparecer en cualquier momento, y la música clásica, y las series de televisión… ¿por qué no? Todo es posible a partir de ahora.

El objetivo es que la cultura sea el “leit-motif”, un motivo para realimentarnos positivamente y hablar, comentar… y disfrutar un poco de la vida, no todo tienen que ser penurias.

En el apartado de agradecimientos, es obligatorio mencionar la paciencia infinita que mi compañera Mar ha mostrado en todo momento para ayudarme a configurar este blog.

Agradecer además especialmente a FHNavarro su estupenda aportación al nacimiento de este rincón con con una portada que podremos disfrutar próximamente. No está de más recordar la visita a su magnífica web.

Basta ya de hablar. ¡Emprendamos la marcha!