Resumen Marzo 2015. Volando voy

Cierto. Esta vez el subtítulo es muy descriptivo.

Este mes he avanzado. Ayudado inestimablemente  por los deliciosos libros de Agatha Mistery de Steve Stevenson; está claro, de todos modos, que, aparte de ellos la cosecha ha sido variada y numerosa. Estoy muy contento por el resultado y más adelante acometeré obras de un nivel mayor. Además he leído libros de mi proyecto y en inglés, lo cual resulta aún más productivo. Dicho esto, pasemos al listado de Marzo, ya sabéis que varios de ellos tienen el enlace directo a su reseña/post en el blog:

El mundo deslumbrante de Siri Hustvedt, me extendí tan profundamente que cualquier cosa que diga de más será redundante. Es uno de los mejores libros del año pasado.

El gran misterio de Bow de Israel Zangwill, lo mismo que en el anterior, podéis entrar en la reseña para ver más detalle. Un clásico mistery, uno de los primeros que supone un anticipo del futuro por lo arriesgado de su propuesta.

Thor 4: Asedio de Kieron Gillen, el crossover relacionado con el Asedio de Asgard dio bastante de así. Esta historia centrada en Thor se deja leer sin deslumbrar. Entretenido al menos.

El asesinato de Margaret Thatcher de Hilary Mantel, recopilación de cuentos de la escritora británica que nos demuestran nuevamente su buen hacer.

En el Japón fantasmal de Lafcadio Hearn, ya lo dije, antología deliciosa y variada donde destaca prácticamente todo. Si queréis saber más sobre su composición y fortalezas pinchad en ella. 

Cuentas pendientes de Juan Madrid, aprovechad para leerlo, antes de que se nos vaya. El gran amigo de Ledesma era un gran creador de historias policíacas.

La habitación de Jacob de Virginia Woolf, parece mentira lo claro que tenía por dónde iba a ir Woolf, en este relato primerizo se empiezan a atisbar sus rasgos sin ninguna duda.

Grupo de Noche de Juan Madrid, quizá es el libro más consistente y mejor realizado dentro de la serie de Toni Romano, que ya es decir.

El secreto de Drácula de Steve Stevenson, el italiano se atreve con todo, hasta con maldiciones y vampiros. ¡Y funciona!

Complot en Lisboa de Steve Stevenson, lo mismo se podría decir de este caso donde nada es lo que parece en un caso sin cerrar desde hace diez años.

Operación Amazonas de Steve Stevenson, diversión irregular, se nota que le faltaba evolucionar un poco en la elaboración de las tramas.

La espada del rey de Escocia de Steve Stevenson, entretenido a pesar de no ser de los mejores de la saga.

Ángeles robados de Shaun Hutson, ya lo dije, pero vuelvo a decirlo, qué libro más desasosegante. Todo un soplo de dolor.

Miracleman 2: El síndrome del Rey rojo, pues fíjate, yo ya creía que no iban a poder seguir con estos cómics; me encanta equivocarme. ¿Os he dicho que está Alan Davis? Pues él solo es un motivo de peso para leerlo y disfrutar. 

Adictos a El Crack de Varios Autores, tenía que haber hecho una reseña sobre él, ya no toca, pero os recomiendo encarecidamente que os leáis esta recopilación de ensayos sobre dos de las mejores películas policíacas españolas. A pesar de su brevedad consiguen un grado de análisis más que loable.

El maestro de Petersburgo de J. M. Coetzee, siempre un placer leerlo. Coetzee es un gran narrador y ofrece puntos de vista distintos de las formas más interesantes. En este caso, con la ayuda de Dostoievski. Más información en el post.

Sobre el dragón del abismo de Izumi Kyoka, la pereza y la falta de tiempo se han conjuntado para evitar que ponga algún texto con respecto al grandísimo escritor japonés. Quizá es porque su intimismo y sutileza deben quedar para una lectura personal, da miedo compartirlo. 

La perla de Bengala de Steve Stevenson, a pesar de ser de las primeras historias, el autor tenía claro por dónde debía ir para hacerlo interesante.

Robo en las cataratas del Niágara de Steve Stevenson, el mundo de la ópera y sus tópicos no podían faltar. Otra buena historia. 

Destino Samarcanda de Steve Stevenson, quizá es de los más previsibles pero no pierde su interés gracias al buen humor y las situaciones  habituales.

The Sacrifice de Joyce Carol Oates, el primero de los libros escritos por la norteamericana este año es una magnífica propuesta. Oates vuelve a hacer una mezcla de géneros irresistible.

A la caza del Tesoro en Nueva York de Steve Stevenson, aquí se salta la estructura habitual para plantear el típico reto de agencias de detectives, la novedad y lo bien llevada que está la historia lo convierte en uno de los mejores de la serie.

Perillán de Terry Pratchett, una de las verdaderas penas del año, nos deja el hombre del sombrero, pero queda un legado indiscutible de creatividad. Aquí, como ya comenté, la Inglaterra victoriana y Charles Dickens están más cercanos a nosotros que nunca.

Sobre la escritura de Virginia Woolf, edición de Federico Sabatini, comenté en el post al respecto el valor de las cartas de Woolf, también comenté el batiburrillo que resulta esta selección, interesante, pero escasa teniendo en cuenta todo el material que hay al respecto todavía sin editar.

Y ya está bien.

Este mes no voy a poner lecturas futuras porque tengo un buen caos montado… os referencio al anterior post, la nube de libros sigue vigente, eran demasiados libros y, además, han salido algunos otros por el camino que se han entrometido por su interés.

Quién sabe los libros que vendrán en abril. Os pongo la última foto de compras porque de ella han salido varios de los que estoy leyendo este mes.

Compras_Marzo1

¡Buenas lecturas!

Ángeles Robados de Shaun Hutson. Horror hecho carne

AÌ-ngeles robados portadaNo será porque no lo avisaba el propio autor en la introducción:

“Escribí Ángeles Robados en 1994, antes de ser padre. […] No estoy diciendo que no hubiese escrito el libro de haber sido padre por aquel entonces, pero mi hija nació entre la finalización y la revisión del primer borrador de la novela, de modo que quedé profundamente afectado. Escenas y pasajes que no habría dudado en escribir antes del nacimiento de mi hija, ahora me resultaban aterradores, y fue en ese momento cuando comprendí lo verdaderamente espantoso que era el tema en que se basaba la novela que estaba escribiendo.”

Stephen King ha explotado en muchas ocasiones, sin dejar de lado lo sobrenatural, lo que denominamos el terror cotidiano; basado sobre todo en la cualidad de encontrar el terror poniendo como base lo que es más cotidiano y aparentemente inofensivo, precisamente por estar en un intervalo de comodidad en el que nos manejamos; si lo que nos da estabilidad se convierte en fuente de miedo, ese miedo suele ser mayor, de ahí que siempre temamos más aquello que nos puede suceder a nosotros.

Por estas razones uno de los libros que más me ha sobrecogido en los últimos años  ha sido La chica de al lado de Jack Ketchum, un ejemplo de tensión narrativa llevado al límite y una mezcla de truculencia y realidad que, sencillamente, es brutal, inimaginable hasta que lo lees; Ketchum añadía otro ingrediente que hacía aún más reveladores los hechos que narraba: la presencia de niños. La indigesta mezcla causaba una enfermiza situación de malestar según lo ibas leyendo que, desde luego, se volvió inolvidable por la sensación vivida.

chicadealladoEn Ángeles Robados, salvando las distancias (menor grado de truculencia y el manejo de niños como víctimas, no como ejecutores de maldad), Shaun Hutson consigue en algunos momentos recordarme las sensaciones que tuve al leer al maquiavélico Ketchum; este es un libro que impresiona aún más en el caso de ser padre, es un hecho innegable; pero, afortunadamente, la trama está tan bien llevada que impresionará a todo lector que se sumerja en su lectura.

El desencadenante de la trama es la sucesión de una serie de suicidios de personas aparentemente felices, Hutson lo refleja muy bien en cada uno de ellos:

“-Maldito machista –dijo entre risas.

Parriam se tambaleaba de la risa.

-Me acordaré de eso, Graham –se burló.

Luego, con un movimiento experto, hizo girar el tambor de la 357, se metió el cañón en la boca y apretó el gatillo.”

Personas con una conversación normal, incluso riendo, que deciden de pronto suicidarse sin causa aparente.

Por otro lado tenemos a un protagonista, James Talbot, que se va perfilando según avanza la historia, un pasado dudoso en el que recibió malos tratos y abusos le predispone ante lo que pueda llegar:

“-¿Es cierto? ¿Le pegaste durante el interrogatorio?

-Por culpa de sus malditas acusaciones me suspendieron durante dos semanas, ¿recuerdas? Por culpa de ella y de sus “fuentes”. Puede que fuera algo brusco con él, pero te diré algo, yo no fui el único poli que lo trató mal.

-Fueron varios niños, ¿no?

-Tres. Era un puto pederasta.[…]”

Por último, el hermano de la periodista Catherine Reed, profesor, descubre que algún alumno puede estar recibiendo abusos físicos. Hutson urde una trama aparentemente inconexa que se va uniendo poco a poco: lo que sospechamos siempre puede ser peor según avanzan las páginas:

“-Creía que ya había quedado claro lo que tenemos, María –dijo Nikki en tono mordaz-. Una red de pedofilia. ¿Cuántas pruebas más necesitas?

María Goldman mantuvo la vista en la hoja de papel trazando con los ojos el contorno del dibujo que había en el centro.

-No me cabe duda de que tienes razón, Nikki –dijo ella, tocando el dibujo garabateado-. Solo espero que eso sea todo.”

El británico ahonda en la impunidad de los actos que se cometen, no tanto echando la culpa a la prensa sino a los que la leen, más interesados en el último cotilleo que en las desgracias de los demás. Su radiografía de la sociedad es ciertamente poco halagüeña:

“-No es una noticia novedosa –dijo Cross.

-Dios mío, Phil, estamos hablando de la violación de al menos nueve niños, una posible red de pedofilia, padres bajo sospecha de abusar de sus propios hijos y, para colmo, la probabilidad de que haya elementos rituales en todo el asunto… y a nadie le importa un carajo. Prefieren saber cuánto se ha gastado la princesa Diana en una maldita manicura.” 

Hutson no da respiro al lector, ni siquiera le da la oportunidad de completar la novela con un final feliz; no esperéis redención, esperad más bien indefensión y, desde luego horror, mucho horror. Un verdadero mal rato, una muy buena novela de terror.

Los textos provienen de la traducción de Javier Martos Angulo de Ángeles Robados de Shaun Hutson para Tyrannosaurus Books.