Los Reyes del 2013

No todos los posts que pongo por aquí tienen que ser sesudos análisis; precisamente lo más interesante es poder alternarlos con otros más lúdico-festivos como es el caso que me ocupa hoy. Sí, este es el típico y conocido post de “alardeo” de regalos, en este caso de los “reyes magos .” Qué mejor que empezar con la foto que reúne varios de ellos:

2014-01-06 09.02.25

Aparte de zapatillas y cinturón, ejem… tenéis a la vista dos óperas de Haendel: “Rodelinda” y “Sosarme, ré di Media”, tengo que ir terminando el casi infinito número de óperas que me faltan. La música no puede faltar.

Y luego libros, cómo no, en este caso dos excepcionales opciones de ensayo histórico, que vaya, me está dando últimamente con él:

“1914. De la paz a la guerra” de Margaret McMillan es una gran edición de Turner. Todo lo que se puede saber sobre la primera guerra mundial en palabras de la catedrática de Oxford, uno de los primeros “tochazos” del año. Para empezar con fuerza.

“Imperios del mar” del también británico Roger Crowley, editado con mucho mimo por Ático de los libros en su increíble sello de historia. Tendremos la oportunidad de conocer el período del 1521 a 1580 en lo que ha dado en llamar la “batalla final por el Mediterráneo”.

De ambos tendréis reseñas cuando tenga un momento, llevarán su tiempo.

Los reyes son políglotas, me han traído unos libros en inglés:

2014-01-05 17.50.55

“The luminaries” de Eleanor Catton. Nada menos que la ganadora del Man Booker Prize en el año 2013. Teniendo en cuenta que Siruela ha decidido que lo va a publicar en el 2015, pues mira, casi que me lo leo antes yo por mi cuenta.

“Maddaddam” de Margaret Atwood. Nadie ha dicho si va a publicar esta obra. Ni más, ni menos. Lumen se supone que tiene los derechos sobre lo “nuevo” pero habida cuenta de la variedad de títulos que están sacando, ya casi tampoco los espero.

“Daddy Love” y “The museum of Dr Moses” de Joyce Carol Oates. Si sale un libro al año de la prolífica escritora norteamericana como está ocurriendo ahora y ella tiene más de cien… sinceramente, no creo que veamos muchos por aquí. Mejor adquirirlos de otras maneras.

Los títulos en inglés son la respuesta al trabajo editorial que se está realizando en algunos casos por aquí. Una pena.

Para terminar… que no se me olvide. También ha caído esto:

2014-01-08 10.27.27

Qué majos son los Reyes, ¿verdad? ¡También les gusta James Bond!

Espero que os hayan caído muchos regalos también. Yo estoy contentísimo.

“Felices reyes sabios”

Espero que vuestros reyes hayan ido muy bien. Los míos han sido “sabios” y me han regalado verdaderas maravillas que paso a comentar a continuación. Una imagen, esa que vale a veces más que mil palabras, lo dice todo:

2013-01-06 21.58.01

Aparte de otros regalos de tipo más pragmático, como tiene que ser; en cuanto a lo cultural, que es lo que aparece en la foto, me gustaría comentarlos.

En libros tengo ya en mis manos dos recopilaciones extraordinarias:

En primer lugar el que ya comenté como posible regalo navideño en este post a comienzos de la Navidad : los “Cuentos de Navidad” de Charles Dickens, qué mejor colofón para acabar el bicentenario de su nacimiento con esta recopilación plagada de buenas historias y muy adecuadas para la época en la que estábamos.

El segundo lugar, una recopilación excelente de las “Novelas” de Stefan Zweig, el imponente escritor austríaco que nos ofrecía siempre buena literatura; en este caso tenemos todas sus novelas, con el aliciente de haber tres inéditas: “Miedo”, “Confusión de sentimientos” y “Clarissa”. A pesar del precio, es tan recomendable que si tuviera que llevarme una novela a  una isla desierta me llevaría esta, casi sin dudarlo.

También es conocida mi predilección por la música, y, especialmente, por la ópera; pero como dice mi hermano, cada día es más difícil encontrar algo que ya no tenga; pues sí, este año lo han vuelto a conseguir, un monográfico Haëndel con varias óperas de él que no tenía: “Tolomeo”, “Solomon” y “Eracle”. Un festín musical que disfrutaré mucho.

Aunque no aparezca en la foto me gustaría comentar el regalo de la función de  “The perfect American” de Philip Glass, un estreno mundial que espero con expectación.

Para acabar los Reyes, una noticia etérea pero que desemboca una esperanza a seguir este año y es el anuncio por parte de la editorial Penguin de la publicación, aún sin fecha, del nuevo libro de Thomas Pynchon, “The Bleeding Edge”.

Y eso es todo por ahora. ¡Disfrutad lo que queda del día!

“Momentos estelares de la humanidad” de Stefan Zweig

Da un poco de vergüenza reconocer, a estas alturas, que no había leído nada del escritor austríaco Stefan Zweig. Pero todo se puede solucionar, y estoy dispuesto a pagar mi deuda pendiente con él a partir de ahora mismo. Se ha escrito mucho y muy bueno sobre él, por lo tanto dudo que pueda aportar algo sustancioso; lo que sí me propongo es poner mi granito de arena para que, aquella gente que no lo conozca aún, pueda acercarse a este magnífico autor.

Dicho y hecho, el primer libro que me recomendaron para empezar fue “Momentos estelares de la humanidad” (en adelante “MEDLH” para abreviar), y no podía ser mejor opción, estamos ante una de esas obras ineludibles de la historia de la literatura.

Stefan Zweig (1881-1942) fue un escritor austríaco de principios del siglo XX, nacido en el seno de una familia judía y que alcanzó mucha popularidad en su tiempo, capaz de crear novelas, relatos y biografías, fue uno de los primeros intelectuales en criticar a Alemania en la segunda guerra mundial.

Para realizar sus “MEDLH”, trabajó durante veinte años, y la obra está compuesta por catorce frescos históricos, momentos puntuales, que el escritor consideraba muy importantes para la historia de la humanidad. Estos relatos a medio camino entre el relato histórico y el ensayo, son tremendamente eclécticos y van desde Cicerón a la presidencia del presidente norteamericano Woodrow Wilson pasando por la composición de “El Mesías” y la conquista del polo sur, no se limita a explorar esta forma literaria sino que algún relato lo modela en forma de poema (“Momento heroico” con Dostoyevsky) o como obra de teatro (como el que afecta a Lev Tolstoi). Y todo ello, escrupulosamente ordenado de manera cronológica.

A mí inicialmente me echaba un poco para atrás la implicación histórica, no suelo aceptar con facilidad este tipo de relatos, suelen aburrirme en demasía, pero claro, en cuanto empecé los “MEDLH” todas esas reticencias cayeron en el olvidó y me dejé subyugar por la prosa inmortal de Zweig, cómo no iba a rendirme con momentos como este en el primer relato de Cicerón:

“Un estremecimiento recorre a los oyentes, mitad miedo y mitad admiración por ese hombre viejo que solo con el valor del desesperado, de una íntima desesperanza, defiende la independencia del hombre de espíritu y el derecho de la república”

O el apasionante relato sobre la “Huída hacia la inmortalidad que tiene a Núñez de Balboa como personaje destacado: “Pero incluso con sus favoritos, el destino no siempre se muestra magnánimo. Rara vez conceden los dioses a los mortales más de una hazaña única e imperecedera”.

La elección de los momentos era también esencial y la personificación (imprescindible) que utiliza el autor para cada uno de ellos, hace que tengamos aún más implicación emocional; yo estaba rendido ante tales lecturas, pero entonces, aunque no lo parezca, llegó lo sublime: el capítulo llamado “La resurrección de Georg Friedrich Händel”.

En ese insigne capítulo observé a un Händel hundido, abatido, sin ganas de vivir, que resurgirá de sus cenizas mediante la composición de su legendario “Mesías”, hace gala Zweig de un conocimiento musical mediante la experiencia y lo transmite en palabras y, en mi caso particular, habiendo cantado la obra, llegué al éxtasis, ya que entendí perfectamente lo que pudo sentir el compositor. Esto hizo que vibrara con esa frase referida al primer fragmento cantado por el narrador de la obra y que reproduzco a continuación del texto:

“Con las primeras palabras se estremeció: “Confort ye”. Así empezaba el texto. ¡Consolaos! Aquella palabra… No, no era una palabra sino una respuesta divina, una llamada angelical desde el cielo cubierto a su abatido corazón”

Para llegar al final con su resurrección tras componer el archiconocido y universal “Hallelujah”:

Reflejo de su alegría al componerla y renacer, afirma el compositor: “Nunca cobraré dinero por ella, jamás. Por ella estoy en deuda con otro. Será siempre para los enfermos y los presos, pues yo mismo he sido un enfermo y me he curado con ella. Y fui un preso y ella me liberó”

Inmenso.

Y los relatos que siguen no desmerecen para nada este culmen. Espléndido el momento en el que Grouchy, lugarteniente de Napoleón, tomó la peor decisión para su líder: “La falta de ánimo de un hombre pequeño, insignificante, ha destruido lo que el más osado, el más perspicaz, construyera en veinte años de heroísmo”; o la composición de la “Elegía de Marienbad” por Goethe, en palabras del escritor austríaco: “Podemos considerar memorable aquella fecha, pues desde el punto de vista de los sentidos, la poesía alemana no ha conocido un momento más grandioso que aquel en el que el más primigenio sentimiento se vertió en este imponente poema”.

No quisiera dejar de nombrar, por lo menos, el increíble capítulo relacionado con el Capitán Scott, es difícil mostrar de una manera tan descarnada y poética la desesperación de un héroe: “Todo el trabajo, todas las privaciones, toda la angustia, ¿para qué?, escribe Scott en su diario, nada más que por un sueño que se ha derrumbado”.

Sin alargarme más en la apología de un texto como este, imprescindible obra maestra para aquel que se jacte de apreciar la literatura, y que se defiende por sí mismo sin necesidad de críticos como yo. Quiero, eso sí, acabar con una última cita de Zweig: “Una vez más, en medio de la niebla, se desvanece en lontananza la eterna quimera de un mundo humanizado”, el signo de nuestros tiempos.

 

Valoración del libro: