Marzo será para Atwood y alguno más…

Con el cambio de año no había vuelto a hacer este típico post con el resumen de lecturas del mes anterior y avance del que viene. Una vez regularizada la situación, vuelvo a estos posts empezando, como de costumbre con un pequeño repaso a lo que leí el mes anterior:

El mes se pudo dividir en tres grandes bloques, parece mentira; el primero de ellos tenía que ver con la literatura “pulp” de la que he hablado sobradamente en este post final con el resumen de todo lo que he publicado en el primer monográfico del blog en su corta vida; acabé los dos últimos volúmenes de la recopilación “¡Bang,Bang! Estás muerto” de los que ya  hablé sobradamente; en este bloque también entró la estupenda colección de artículos “Bolsilibro & Cinema BIS” y las muestras de pulp moderno publicadas gracias a la editorial Memento Mori y sus “Perros del desierto” y “Nigromancia en el reformatorio femenino”; el segundo bloque lo podríamos resumir como el comienzo de mi Proyecto literario para los próximos  tres años que tuvo su inicio con la lectura de las novelas “Esperando a los bárbaros” de Coetzee y “Goodbye Columbus” de Roth, de las que hablaré en profundidad en próximos posts; el último bloque, una miscelánea integrada por el norteamericano William Gaddis, con “Gótico Carpintero” y “Ágape se paga”, uno de los grandes de la literatura norteamericana, próximamente le dedicaré el tiempo que se merece; y Julian Barnes, del que leí en su idioma original el maravilloso “The sense of an Ending”.

Tampoco había puesto esta última representación de adquisiciones que irán cayendo según pasen los meses aunque no toquen en un futuro próximo.

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Una vez he repasado lo leído, paso a comentar lo que puede ser el mes de marzo, claro que, por el título podéis imaginar quién es la gran protagonista; he demorado en exceso introducirme en el universo de Margaret Atwood y le voy a poner solución por fin con la lectura, al menos, de “Asesinato en la oscuridad” y dos de sus obras paradigmáticas: “El cuento de la criada” y “El asesino ciego”; otra grande, de rabiosa actualidad por la publicación de su último libro en España en estos días, es Hillary Mantel, dos veces ganadora del Man Booker y de la que también pretendo leer “En la corte del lobo” y “Bring up the bodies” (aquí llamada “Una reina en el estrado”); ante tal representación femenina hay que contraponer exponentes masculinos que puedan contrarrestarlas, tarea difícil por otra parte, David Foster Wallace con “La escoba del sistema” y Ned Beaumon con “Boxer Beetle” y “The teleportation accident” lo intentarán; para terminar, no puede faltar un poco de novela negra o policíaca, Crispin y “El canto del Cisne” así como las dos últimas novelas de Martin Beck por los suecos Sjöwall y Wahlöö llenarán este espacio, puede que Himes también aparezca.

No puedo estar más contento con lo que se acerca este mes. Puede ser, sencillamente, electrizante en lo literario.

“Miedos de medio minuto” edición de Susan Rich

La web de www.halfminutehorrors.com  surgió como un proyecto de colaboración con First Book, una organización sin ánimo de lucro que consigue libros para niños que, por la precariedad de medios, no pueden adquirirlos. El eslogan de esta recopilación se entrelazaba directamente con la idea subyacente en todos los textos:

“How scared can you get in thirty seconds? Dare to find out!”(¿Cuánto te puedes asustar en treinta segundos? ¡Atrévete a averiguarlo!!

Con el objetivo de poner los pelos punta y hacer pasar miedo a los lectores (en este caso, además, infantiles) en los treinta segundos que duran la lectura de cada relato, más de setenta escritores y artistas (algunos de tan alto nivel como Joyce Carol Oates, Margaret Atwood o Neil Gaiman) se unieron por esa causa benéfica y surgió la recopilación “Half-minute horrors”, con la edición de Susan Rich, que ahora la editorial Hidra nos trae con el sugestivo nombre de “Miedos de medio minuto”.

El resultado es muy variado, se alternan lo estilos: desde relato breve a más largo, pasando por poesía, cómics o, incluso, simplemente dibujos. Tenemos relatos en los que se juega con el elemento de terror pero, sin embargo, se adereza con elementos cómicos como en la siguiente historia de Jenny Nimmo:

La sopa

Ojalá alguien me hubiera dicho lo que me iba

a pasar si me tomaba la sopa de Alicia.

Ahora voy a tener que vivir para siempre con

estos cuernos.

¡Bee!

En cambio, en otros, como el que pongo a continuación de la inigualable Margaret Atwood, la sutileza del final no esconde un momento terrorífico previsible en un futuro no muy lejano:

La mano que acecha

                La mano subía las escaleras del sótano, arrastrándose. Estaba marchita y sucia, y tenía unas uñas larguísimas. Se escabulló por el oscuro pasillo. Cuando encontró una puerta cerrada, la olfateó con la yema de los dedos, saltó cual araña, se aferró el pomo de la puerta y lo giró.

                En el interior de la habitación encontró un calcetín, luego un zapato y luego…. Otra mano  colgando en el borde de la cama. Era una mano joven, una mano que podría robar y llevarse consigo al sótano. El problema era que estaba unida a un brazo. Habría que solucionarlo.

Hay de todo, desde luego la irregularidad es lógica, habida cuenta de que consta de tantísimos relatos, unos funcionan mejor que otros; pero, aún así, el resultado es fantástico, una delicia en algunos momentos y una puerta de entrada al miedo, al terror, para los pre-adolescentes.

Valoración del libro: