Marzo será para Atwood y alguno más…

Con el cambio de año no había vuelto a hacer este típico post con el resumen de lecturas del mes anterior y avance del que viene. Una vez regularizada la situación, vuelvo a estos posts empezando, como de costumbre con un pequeño repaso a lo que leí el mes anterior:

El mes se pudo dividir en tres grandes bloques, parece mentira; el primero de ellos tenía que ver con la literatura “pulp” de la que he hablado sobradamente en este post final con el resumen de todo lo que he publicado en el primer monográfico del blog en su corta vida; acabé los dos últimos volúmenes de la recopilación “¡Bang,Bang! Estás muerto” de los que ya  hablé sobradamente; en este bloque también entró la estupenda colección de artículos “Bolsilibro & Cinema BIS” y las muestras de pulp moderno publicadas gracias a la editorial Memento Mori y sus “Perros del desierto” y “Nigromancia en el reformatorio femenino”; el segundo bloque lo podríamos resumir como el comienzo de mi Proyecto literario para los próximos  tres años que tuvo su inicio con la lectura de las novelas “Esperando a los bárbaros” de Coetzee y “Goodbye Columbus” de Roth, de las que hablaré en profundidad en próximos posts; el último bloque, una miscelánea integrada por el norteamericano William Gaddis, con “Gótico Carpintero” y “Ágape se paga”, uno de los grandes de la literatura norteamericana, próximamente le dedicaré el tiempo que se merece; y Julian Barnes, del que leí en su idioma original el maravilloso “The sense of an Ending”.

Tampoco había puesto esta última representación de adquisiciones que irán cayendo según pasen los meses aunque no toquen en un futuro próximo.

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Una vez he repasado lo leído, paso a comentar lo que puede ser el mes de marzo, claro que, por el título podéis imaginar quién es la gran protagonista; he demorado en exceso introducirme en el universo de Margaret Atwood y le voy a poner solución por fin con la lectura, al menos, de “Asesinato en la oscuridad” y dos de sus obras paradigmáticas: “El cuento de la criada” y “El asesino ciego”; otra grande, de rabiosa actualidad por la publicación de su último libro en España en estos días, es Hillary Mantel, dos veces ganadora del Man Booker y de la que también pretendo leer “En la corte del lobo” y “Bring up the bodies” (aquí llamada “Una reina en el estrado”); ante tal representación femenina hay que contraponer exponentes masculinos que puedan contrarrestarlas, tarea difícil por otra parte, David Foster Wallace con “La escoba del sistema” y Ned Beaumon con “Boxer Beetle” y “The teleportation accident” lo intentarán; para terminar, no puede faltar un poco de novela negra o policíaca, Crispin y “El canto del Cisne” así como las dos últimas novelas de Martin Beck por los suecos Sjöwall y Wahlöö llenarán este espacio, puede que Himes también aparezca.

No puedo estar más contento con lo que se acerca este mes. Puede ser, sencillamente, electrizante en lo literario.

Monográfico Pulp: El resumen

SilverKane

Tras dos semanas (que se han alargado a tres por mi reciente paternidad…, ;-))), ya he dado por finalizado el monográfico pulp, a pesar de que los posts han sido prácticamente seguidos, voy a emular a otros blogueros poniendo un índice en este último texto que los ordena y que clarifica el contenido para que estén fácilmente accesibles desde uno solo.

  1. Monográfico Pulp.
  2. Primeras Recomendaciones policíacas “pulp”
  3. Segunda parte de recomendaciones policíacas “pulp” y un homenaje: Curtis Garland
  4. Tercera parte de recomendaciones policíacas “pulp”
  5. “Bolsilibro & Cinema BIS” edición de Javier G. Romero
  6. Una propuesta de pulp actual: Memento Mori

Y con esto doy por finalizado este pequeño especial; espero poder hacer cosas distintas más adelante, con temas diversos, escritores, etc… Según lo que se le ocurra a esta cabeza y puedan pedir las circunstancias. El tiempo lo dirá.

Una propuesta de pulp actual: Memento Mori

Una vez que he puesto todo este repaso al pulp español de la edad dorada en post anteriores, la pregunta que surge, inevitablemente, es la siguiente: ¿es posible realizar pulp hoy en día? No sé si es posible, pero desde luego algunos lo intentan; este es el caso del sello Memento Mori incluido dentro de la editorial Alegoría  y capitaneado por el ubicuo participante de redes sociales Alberto Haj-Shaleh; aquí podéis acceder a su web  donde, si os apetece, podéis adquirir alguno de sus libros.

La idea, desde luego es interesante, y la podemos ver en las dos muestras con la que han empezado la colección. Libros pequeños, ligeritos, de tapa blanda, a buen precio y que tratan temáticas que pueden ir del terror al oeste pasando por la ciencia ficción.

perros_webEl libro con el que han inaugurado la colección es “Perros del desierto” de Francisco Serrano. Mezcla irresistible de ciencia ficción y western (al menos lo fue para mí en la serie de Joss Whedon “Firefly” y en la saga de “La torre oscura” del maestro King) y que cumple con creces con lo prometido: diversión a raudales no exenta de calidad, conforme a la tradición del pulp en su edad dorada.

No faltan los polis duros (“Sé cuidadoso, sé amable y, a ser posible, sácate la polla sólo para mear.”) como el protagonista Rai Cruz, paisajes desérticos descritos maravillosamente, un líder malvado con afán de mesianismo, perros antropófagos y acción sin freno como podemos ver en la siguiente descripción, ejemplo de narración de una escena dinámica:

“Cogió la escopeta y se volvió hacia el perro que lo alcanzaba ya, una presencia invisible que no era otra cosa que el sonido de su avance, pura inercia de músculos y dientes en la oscuridad, y tiró del gatillo. El muelle se soltó cuando el perro despegaba las patas delanteras del suelo. A dos palmos de distancia la masa de fuego y clavos y tuercas candentes no estaba más dispersa que un puño y dio al animal en su ancho pecho de res. La detonación retumbó en las estrechas paredes. La llamarada iluminó al perro girando sobre sí mismo, como atropellado por un tren, el pelo ardiendo, las costillas pulverizadas, suspendido en el aire. El retroceso arrojó a Cruz sobre los cadáveres envueltos que se elevaron y mezclaron en una nube de polvo con el humo de la pólvora.”

Excelente muestra de cómo debería hacerse literatura pulp en los tiempos que corren.

nigros_webEl segundo texto de la colección es “Nigromancia en el reformatorio femenino” del inefable e inquieto creador del Focoforo, especialista en videojuegos y genial creador de textos John Tones que nos propone un cóctel a simple vista ineludible; con un reformatorio para féminas, con escena subiditas de tono, terror, ritos satánicos y una criatura que parece surgida del averno o de una pesadilla lovecraftiana. No puede ocultar Tones su amor por el terror en su variante más pulp y lo refleja sin complejos:

“Perfecto, una de muertos vivientes del espacio de los años cincuenta. O algo así. Aunque durante una larga temporada Jean había odiado las viejas películas de ciencia-ficción blanquinegras, hoy le resultan entrañables. Le recordaban a largas madrugadas de Halloween con su hermano, después de haber arramblado con los caramelos de todo el vecindario, escondidos tras el sofá y creyendo que sus padres no sabían que habían bajado a hurtadillas al salón.”

Pero esto es una simple isla en una narración muy gráfica y potente, jugando con los sentidos (“La bala, hirviendo, arrastraba tras de sí la piel del rostro mientras penetraba en el cráneo y trituraba los sesos de su madre como un berbiquí.”) y que consigue que las páginas pasen sin esfuerzo a pesar del lastre que puede resultar, a veces, las excesivas ganas de agradar del autor; demostrando sin limitación toda su sapiencia en cada momento de la narración con apuntes no del todo necesarios para su avance. A pesar de esto, el resultado es recomendable.

Debut prometedor de la editorial que espero que confirmen en sus próximas propuestas; deseo que vayan por estos derroteros más que entrar en temas autorreferenciales que solo podrían disfrutar los que conocen dichas historias, sobre todo las referidas al Focoforo.

Y con este último post termino este monográfico pulp, espero que os haya gustado  la recopilación de textos que se me han ocurrido para el evento.

“Bolsilibro & Cinema BIS” edición de Javier G. Romero

Es más que reseñable que se realice un libro de este tipo, entre otras cosas porque suelen faltar propuestas de este estilo que, además, consigan cumplir su objetivo con sobriedad y se conviertan en una referencia. En el prefacio de Jesús Parrado nos comenta la función que se busca con esta recopilación de artículos: “Objetivo, pues, de este libro es destacar la relación fecunda y fluida entre la pulp fiction europea y su equivalente cinematográfico, donde literalmente hubo de todo, y para todos.”

bolsilibroSí, una mezcla de pulp con la cinematografía, más atractivo no se podía presentar, hay que ver si de verdad el objetivo se cumple; para ello Pablo Herranz y Javier G. Romero han dividido el volumen en cuatro partes bien diferenciadas:

Primera parte: en palabras del coordinador, “seleccionamos un cuarteto de escritores de los llamados “eternos” y “universales”, cuyas obras han sentado las bases para mucha literatura posterior, cada uno además de distinta nacionalidad: el español José Mallorquí, el italiano Emilio Salgari, el inglés Edgar Wallace y el alemán Karl May, padres, respectivamente, de mitos populares de la categoría del Coyote, Sandokán, el Krimi y Winnetou.”

Es especialmente destacable, en el capítulo sobre Emilio Salgari, la descripción que se realiza del estilo y prosa del italiano y que se puede aplicar a parte de la novela pulp en general: Ya se dijo antes: técnicamente no era un gran escritor y, además, escribía a destajo, sin ocasión de corregir. Algo debía estar haciendo muy bien para compensar todo eso y mantener hipnotizada a su gran masa de lectores. Aunque tienda a olvidarse, ciertamente “redactar” no es sinónimo de “escribir”. Emilio Salgari quizá no redactase muy bien, pero imaginaba en su fantasía desmesurada historias que uno quería oír, leer, conocer. Las narraría mal, de forma atropellada, con diálogos increíbles y situaciones imposibles… pero creaba personajes, escenarios y acontecimientos que llevaban al lector a donde este nunca había estado y ensoñaba estar.”

Esa sensación de sueño, de magia, de fantasía… que arrastraba a los lectores, se reafirma en el  dedicado a Karl May: “Lo cierto es que el Oriente de Kara Ben Nemsi o el Oeste de Winnetou tienen tanto que ver con las ubicaciones auténticas como el exaltado lector quiera. No son lo real, sino la imagen enfebrecida, idealizada, mítica, de la idea de lo real. En ese marco legendario, más grande que la vida,; desde luego más grande que la vida de los lectores e incluso que la de May, novelesca de por sí,; los europeos podían vivir sus propias aventuras, crear sus propios paisajes y construir su propia mitopoética en tierra extraña, en un país de sueños, en una topografía mental.”

Las mismas virtudes aparecen en distintos autores que resaltan además esa capacidad para crear una mitopoética de una tierra extraña, tan atractiva para el lector de estas novelas.

En la segunda parte escogieron personajes de gancho: dos policías americanos y una heroína francesa, Lemmy Caution, Jerry Cotton y Angélica.

Muy interesante resulta especialmente el retrato que hacen del primero de ellos, verdadero precursor de la literatura posterior: “Lemmy Caution (creado por el escritor inglés Peter Cheney) surgió en 1936, agente del FBI, prefigura esa retahíla de detectives/policías/espías típica de los decenios posteriores, que esgrimen cual tarjeta de visita una fanfarronería machista que hoy por hoy resulta casi (auto) caricaturesca, incluyendo el gusto por la violencia y una lujuria sin fondo. En efecto, sin Lemmy Caution acaso no habrían existido Mike Hammer y James Bond (creaciones de Spillane y Fleming, respectivamente), por escoger los epígonos más populares y representativos de sus continentes correspondientes.”

Que además entrelazan con el actor que le dio vida en la pantalla grande (Eddie Constantine) “logró ganar una celebridad especial, por esta su recreación de Humphrey Bogart en formato irónico-casposo, valga la definición con su físico algo simiesco, los ojos saltones, una faz correosa con secuelas de viruela y una sonrisita repelente.”

Esto mismo lo realizan con Jerry Cotton y con la menos conocida Angélica que, sin embargo, se trata prácticamente de una institución en Francia: “Ningún francés o aficionado avezado al folletín contemporáneo, ha dejado de reconocer a Angélica. En ese homenaje al género de capa y espada, que es Belladona, aparecen hermanados, con categoría de mitos, los tres mosqueteros, el jorobado de Lagardere y Angélica.”

En la presentación de los tres personajes ya tenemos ese esfuerzo por emparentarlos con sus documentos cinematográficos, y esto se agradece porque sirve para comprobar cómo de las grandes fuentes pulp surgieron historias para el cine y cómo se realizaron dichas adaptaciones a un medio tan distinto.

Ya en la tercera parte contemplamos los espléndidos capítulos dedicados a la relación entre los bolsilibros y la cinematografía; en el caso español se relata la menor o mayor suerte en estas adaptaciones de autores como Keith Luger, Curtis Garland o Clark Carrados; en la parte europea no podían faltar los entrañables Fantomas, Fu Manchú o el Doctor Mabuse.

Para acabar, la última parte contiene un repaso final a la labor que desempeñaron portadistas e ilustradores realizando verdaderas obras de arte  que contribuyeron con su arte al éxito de los bolsilibros.

La galería de portadas del final de este conjunto de artículos es un digno colofón, muy gráfico, para finalizar un libro estupendo, bien documentado, riguroso, y que se lee sin esfuerzo para mostrar un marco de tiempo tan atractivo como olvidado. Más que recomendable para aficionados al género y su extensión al cine.

Tercera parte de recomendaciones policíacas “pulp”

Tras haber comentado aquí  y aquí  los anteriores libros, acabo con estas estupendas recopilaciones que nos ofrece Akal con el comentario sobre el último de ellos: “¡Bang, Bang. Estás Muerto!”(Vol 4).

La primera de las historias del volumen es “Han linchado un negro” (1959) de Fel Marty (Félix Martínez), en el que tenemos una pequeña ciudad del sur de EEUU donde dos agentes del FBI desentrañarán el linchamiento de un negro que es acusado de violar a una blanca. Una historia de amor interracial de fondo y racismo a raudales:

“Sammon tardó en acostumbrarse a la semioscuridad del calabozo. Allí dentro no había más que negros.

Negros tendidos en el suelo, unos; otros de pie, arrimados a la pared; algunos en cuclillas en actitud de fatalista resignación.

Había quien gritaba, aunque nadie le prestase atención, exponiendo las razones de su inocencia.

Otros maldecían.

Semejaban una partida de antiguos esclavos, en espera de ser sacados a pública subasta.”

bang4Sorprende la crudeza con la que Fel Marty describía el linchamiento, la violencia no tenía censura en la época, sorprendentemente puede resultar poético:

“Sí, tenía suficiente. Domingo Sammon, un pobre negro que no había cometido más delito que el nacer con la piel de distinto color a la de aquellos que acababan de lincharle, era sólo una masa sanguinolenta, un cuerpo destrozado, una vida rota.”

“Doce horas para morir” (1961) de Eddie Thorny (Eduardo de Guzmán) es el segundo de los autores que aparecen; con un repertorio típico de las novelas con mujeres despampanantes, tipos duros, asesinos, gánsteres y policías corruptos. Todo entremezclado y liado de tal forma, que justo hasta la última página, no se desenreda. La trama es tan compleja que se vuelve casi inverosímil, con subtramas por doquier y aparentes giros sin sentido. Thorny sabía cómo se podía describir una mujer y apelaba al conocimiento del lector de la época como podemos ver en la descripción siguiente:

“Además de la cara, la rubia tenía un cuerpo. Y el cuerpo…

Era el de Jayne Mansfield antes de conocer a Míster Universo, con incrustaciones de la Marilyn Monroe que no soñaba aún con emular a Sarah Bernhardt. Podía tomársela por una Venus rediviva, con brazos y treinta libras menos de grasa. En cualquier caso, y prescindiendo de toda posible comparación para verle tal como era, el cuerpo hacía olvidar las perfecciones del rostro y cortaba la respiración a quien lo contemplaba.”

Qué manera de relatar un momento de acción:

“Hay días que pasan con la rapidez del relámpago y minutos que tienen la duración de un siglo. Los primeros suelen ser los felices; los segundos, aquellos que no hubiésemos deseado vivir. Paul Benson vivió un minuto interminable frente al desconocido. Tuvo tiempo para muchas cosas; incluso para ver desfilar mentalmente la película entera de su existencia. No quedó muy satisfecho; pero ni aún así le agradaba que llegase tan pronto a su final.”

No es de extrañar que sus novelas encandilaran en su época, la mezcla resultaba irresistible; llamaban a la aventura.

En “Las rubias son peligrosas” (1960) de Keith Luger (Miguel Oliveros Tovar). “Si alguien sabe de rubias ese es Keith Luger”, prolífico autor de novelas de género, uno de los más famosos en su momento, con novelas donde no faltaba el sentido del humor y las chicas guapas. El protagonista no puede envidiar a los abogados de Grisham, ya que se trata de un abogado humilde sin más armas que sus puños, contra todo el sistema, que luchará por salvar a los integrantes de una empresa de transportes.

La última y excelente historia es “In memoriam” (1967) de Alexis Barclay (Antonio Viader). El cuál, aprovechando el tirón de las novelas de Ian Fleming sobre los agentes 00 y sus adaptaciones  cinematográficas; importó el modelo británico con las novelas de la serie Bang, acrónimo de Bringer Advide Nomenclatura Gemini, protagonizadas por el agente 000 (Alan Nolan) y el resto de sus agentes con licencia para matar en los cinco continentes. Bang lucha contra el hampa internacional y lo hace con entrenamiento específico en el corazón del Himalaya en disciplinas variadísimas como electrónica, toxicología, defensa personal o armamento.

El protagonista es Konrad Dawson, agente 019 (casi un James Bond) y que protagonizará una venganza “In memoriam” por la muerte de su misteriosa compañera Jessica Crittenden. Venganza que ejecutará cueste lo que cueste y siguiendo las reglas que sean necesarias, aunque sean fuera de la ley:

“Cuando concluyó, Mac Leod, duro, aceptó participar en aquella conspiración contra el crimen… pese a que las reglas de la inmediata lucha no aparecían en ningún tratado de técnica policíaca.”

No quiero dejar de señalar alguna mención a las entrevistas y encuestas que aparecen en el anexo final; único pero que puedo encontrarle a esta edición, ya que, en vez de acumular los artículos y entrevistas en el primero y el cuarto volumen, habría sido mucho más interesante distribuirlas en los cuatro equitativamente.

De la entrevista que le hacen al siempre sabio González Ledesma, somos capaces de captar la forma en que tuvieron que realizar estas novelas, con mucho esfuerzo y lucha por su parte:

“Acabé la carrera de Derecho y trabajaba de noche en “La vanguardia”. Es decir, llevaba una vida de joputa y además loco, pero así pude ayudar a mis padres y casarme. Toda mi obra es fruto del insomnio y el sacrificio. Apenas dormía, y además no salía sábados ni domingos. … Vean ustedes mi ridiculez: ni siquiera sé bailar o montar en bicicleta.”

Como último apunte, me gustaría reflejar lo que comenta en la encuesta que realizaron a Frank Caudett cuando se le pregunta si la novela popular de quiosco estimuló a la lectura, él comenta: “Si consideramos la situación social, económica y política de aquellos años (casi cuarenta) en que el bolsilibro fue amo, dueño y señor de todos los quioscos de España, rotundamente sí. Los lectores, por poco dinero, compraban una de aquellas novelitas y luego, incluso, podían cambiarlas por una módica cantidad en las famosas tiendas de compra-cambio-venta. Era una lectura amena, evasiva, en la que el lector se metía pronto en la piel del “chico”, y las lectoras en la de aquella jovencita humilde que acababa casándose con un galán apuesto y adinerado. Era una oferta de sueños maravillosos para toda aquella gente que tenía una realidad cotidiana dura, difícil y complicada. Fueron muchos y muchas las que, prácticamente, aprendieron a leer con nuestras novelas, lo que les permitió en el futuro, cuando las cosas fueron cambiando, acceder a otras esferas literarias.”

Esta última cita me parece un colofón más que digno para estas críticas: una forma de trabajar con amor por la lectura que consiguió muchos y buenos lectores futuros.

Segunda parte de recomendaciones policíacas “pulp” y un homenaje: Curtis Garland

Lo que son las cosas y cómo evoluciona todo; en un principio pensé con este segundo post acabar con las reseñas de la recopilación “¡Bang, Bang. Estás muerto!” pero las circunstancias me obligan a dividirla en dos artículos diferentes por dos razones principales: la primera tiene que ver con la extensión, no quiero que sean extremadamente largos; la segunda, y más importante es dedicar unas palabras a uno de los integrantes en la tercera recopilación: el recientemente fallecido Curtis Garland (el pasado día 5 de febrero).

bang-bang-estas-muerto-voliii-9788446036272La segunda historia incluida en este “¡Bang, Bang. Estás Muerto!”(Vol 3), “Flores en tu funeral” (1956), viene firmada por Donald Curtis (pseudónimo junto con Curtis Garland, de Juan Gallardo). En ella se narran las vicisitudes de Mark Graham “la vergüenza de los federales”, que  fue expulsado por sus métodos brutales y  reparte leña a diestro y siniestro en un caso que mezcla de todo: drogas, tulipanes…, con muchas ramificaciones y subtramas cumpliendo maravillosamente con su objetivo de entretener. No se resuelve hasta el último instante en un giro final inesperado.

Esta historia ejemplifica el buen hacer de un escritor superlativo, un escritor trabajador pero sin estar exento de una calidad que atesoraba en todo momento, solo hay que ver qué bien describía a las mujeres de la época:

“Allí estaba Jan, con un prodigioso pijama de seda, cuya chaqueta blanca contrastaba con el azul eléctrico de su pantalón ceñido a las maravillosas piernas de la rubia millonaria. Mark contempló asombrado la imagen de juventud, vitalidad y belleza de aquella linda muñeca de cabellos rubio ceniciento, ojos rasgados y chispeantes, boca roja y nariz agresivamente graciosa.”

yocurtisgarland“Yo Curtis Garland” (no incluida en esta antología y que leí ya hace un tiempo en la edición de Morsa Ediciones ) es la autobiografía del escritor Juan Gallardo Muñoz en su seudónimo más conocido. Escritor que tenía a sus espaldas más de 2000 bolsilibros de unos tiempos muy distintos a los de ahora, en los que se tenían que escribir 4 o 5 libros al mes y donde el único recurso era el ingenio, la creatividad, el buen hacer… y sobre todo el amor por la literatura. Una joyita que sirve para reinvidicar un género, el de las novelas populares o pop, que tenía muchísima más calidad de lo que pudiera aparentar y que el tiempo está poniendo en su sitio. Escrito con mucha delicadeza y nostalgia, es una perla breve de buena lectura. Un ejemplo más si alguien quiere conocer un poco a este espléndido autor.

Los demás relatos de la recopilación, tan recomendables como el de Curtis Garland son:

“Pistola de alquiler” (1960) de Mark Halloran (Jorge Gubern) un thriller en la exótica Río Caimán, ”mercenario duro pero sentimental que defenderá los intereses de una honrada propietaria de una mina frente a la codicia de sus malvados competidores. Johnny Roberts se llevará el gato al agua y a María Casablanca”.

Impagable la descripción que realiza de la morada del corrupto Juez Ortega “El juez les recibió en una biblioteca muy surtida, cuya apariencia general venía a demostrar que era hombre de vasta y profunda lectura. La apariencia del propio Ortega tendía a lo mismo. Todo en él era superficial y espectacular, destinado a producir una impresión de respetabilidad que escondía sin duda un interior miserable.”

En el tercer relato, “¡Señores del jurado!” (1960) de Clark Carrados (Luís García Lecha), tenemos el típico thriller judicial, a lo John Grisham, con todas las añagazas jurídicas posibles unidas a mamporros por doquier. Douglas Pentecost, Patito Feo en la novela, vuelve de la nebulosa de la infancia para salvar a su esbelta amiga Lorelei, acusada injustamente. Vibrante en su ejecución, a pesar de los típicos comentarios de detective duro:

“Douglas se sintió asqueado ante el repugnante cinismo de que hacía gala aquella mujer. Hubiera deseado que fuera hombre para estrangularla con sus propias manos, pero se sabía impotente para causarle el menor daño físico.”

El último, “Un crimen… y mucha imaginación” (1973) de Vic Logan (Victoria Rodoreda). La muerte de un editor es cargada a un escritor. Introduce el ordenador y los estudios de mercado para conseguir un best seller y que tenga éxito según el patrón de gustos de los lectores. Una novela con final no apto para cardíacos, una reflexión que, además resulta metaficcional por momentos:

“-Oh, claro. Pero todo evoluciona. Digamos que tengo la sección de ideas. La componen unos cuantos hombres de mi plantilla, que ocupan el piso sexto. Nadie les molesta. Cuando tienen un puñado de ideas seleccionadas, las pasan al computador, que resume la sinopsis y, de rechazo, vienen a parar a esta máquina. Ella nos dice a cuántos de los grupos de lectores de los que les he hablado antes gustará la nueva idea, y cuántos son capaces de adivinar el final. Si la máquina responde que la idea es apta para más de un ochenta por cierto, y que solo un veinte son capaces de descubrir el final, la idea sirve. Es el resultado óptimo.”

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Pero que, al fin y al cabo, solo pretendía:

“-Has conseguido interesarme – sonrió ella.

-Es lo que pretendió el escritor al redactar esto; interesar a la gente”

Este es mi sentido homenaje al irrepetible Curtis Garland, cuánto nos has hecho disfrutar y nos harás disfrutar con tantas historias que seguiremos descubriendo.

Primeras Recomendaciones policíacas “pulp”

Con este post inauguro unos cuantos artículos referentes a  la literatura “pulp” que irán apareciendo en el blog en los próximos días, será una especie de monográfico, el primero que haga, si no contamos los artículos referentes a Contraluz claro.

Para los no habituados al término podemos decir que la literatura “pulp” hace referencia a un tipo de literatura popular con formato encuadernación rústica y que solía ser barato y de consumo popular; se popularizó en el primer tercio del siglo XX y continuó durante este siglo, extendiéndose, en el caso español, hasta bien avanzado este. Los tipos de argumentos que englobaban iban de la ciencia ficción al terror, pasando por el romance, la novela policíaca, los vaqueros o las hazañas bélicas, por poner algunos ejemplos.

Sí que es cierto que me voy a centrar en el mercado patrio y todo ello debido a la publicación, a través de la editorial Akal de los siguientes cuatro tomos en claro homenaje al pulp español en su temática más policíaca  con el representativo y expresivo nombre “¡Bang, Bang. Estás Muerto!”.

Esta edición a cargo de Moncho Alpuente y Luís Conde reúne una buena muestra, 16 autores españoles de novelas policíacas de género y que aparecen distribuidos a lo largo de esos cuatro libros, el primer volumen recoge una serie de artículos a cargo de los editores y de Manuel Blanco Chivite, que, en uno de ellos comenta lo siguiente:

“Aún así, y siguiendo ese hilo que educó sentimentalmente y pobló de imágenes de fantasía no sé qué parte del cerebro de varias generaciones y que, con mano persuasiva, las condujo a la lectura, a la gran literatura y en no pocos casos a la escritura, a mí me llevó, con el correr del tiempo y centrándonos en el tema, al conocimiento de aquellos esforzados de la pluma y la máquina de escribir portátil, a la vida y vicisitudes de aquellos proletas nocturnos, capaces de escribir una novela en cuarenta y ocho horas, a veces en una o dos semanas máximo, según la extensión, y a veces, muchas veces, en veinticuatro horas… Y con todo, hacernos soñar, transportarnos a otros mundos, a otros países  en los que, por imposición de la censura, sucedía casi todo lo malo y que, no obstante, todos deseábamos conocer.”

bangbang1Este párrafo resume muy precisamente lo que supuso en la época este tipo de literatura: una mezcla de trabajo contrarreloj al que se le unía creatividad a raudales para crear un tipo de novelas que tenían que “enganchar” desde la primera página y conseguir que cualquier persona, independientemente de su estamento social, las leyera con fruición; máxime en un tiempo que se estaba viviendo, en medio de la dictadura franquista, donde la censura estimulaba a estos escritores para intentar conseguir de una manera menos explícita y con muchas sutilezas tratar temas tan espinosos como el sexo o la violencia.

Paso ya a comentar los dos primeros volúmenes; en el “¡Bang, Bang. Estás Muerto!”(Vol 1), tenemos las siguientes historias incluidas:

“Cementerios de París” (1962) de Silver Kane (más conocido como Francisco González Ledesma), trama necrófila que empieza con una guillotina, juega con la posible existencia de vampiros y donde los cadáveres como las mujeres de armas tomar y tremendas piernas hacen su aparición para montar una historia brumosa, que refleja todo el buen saber de un magnífico escritor, de los más grandes de la novela negra española. Es mi historia favorita de este volumen por esa mezcla del imaginario sobrenatural con la realidad y, cómo no, por su estilazo; solo hay que fijarse en las sutilezas que destila en esta descripción de una mujer para esquivar exitosamente la censura:

“Sus ojos recorrieron poco a poco la figura de la mujer, que parecía exhibirse ante él, sentada en la calzada. Pero se exhibía con naturalidad, con una especie de impudor que la hacía aún más excitante. Llevaba zapatos negros de alto tacón, medias muy finas, de apretada costura, y un vestido gris de punto. Sus ojos eran quietos, grises. Uno parecía poder hundirse en ellos con una especie de infinita calma”.

En el “¡Culpable!” de Alf Manz (1958), nos encontramos con una de las constantes de la época, el autor, Alfonso R. Manzanares creó la historia de un duro agente del FBI, Ray Brand, que en su búsqueda de venganza se introducirá en el FBI para conseguirlo; para ello tuvo que ir a la Academia de Quantico en Virginia, en la que se formaban los agentes del FBI y documentarse exhaustivamente de cara a la “americanización” del lector de la época. Esto resulto en la aparición de la colección FBI de la editorial Rollán; espionaje y agentes más cerca de James Bond que de lo procedimental, y todo ello con momentos de sorprendente lirismo (“Velado estaba el cielo por el manto de nubes; velado se hallaba el parabrisas con la lluvia; velada tenía la vista Edna, a causa de las lágrimas; pero en su corazón brillaba diáfana el alba de un amor”).

El tercer escritor es Frank McFair (Francisco Cortés) y su “Esta es mi historia”(1960), el testimonio escrito de un gánster condenado a muerte, asesino  a sueldo y crupier de un casino; Original Mossy es su nombre y, aunque parezca mentira, puede tener un arrebato de buen corazón a pesar de que todo le vaya mal (“Pero yo no estaba alegre, pueden ustedes creerme, porque me encontraba un poco solo y ni siquiera mi gato Quarles me parecía compañía apropiada para un hombre.”) Novela desde la perspectiva de un criminal, a lo Jim Thompson, Goodis o Block.

El último relato lleva por nombre “El 13-13, número de la muerte” de Peter Debry (1956).  Pedro Víctor Debrigode confeccionó una típica historia en el que Kent Nolan, su protagonista, se encarga de proteger a niñas desvalidas a la espera de un juicio en el que pueden quedar mal paradas, matones muy duros y mucho machismo reunían un cóctel irresistible para aquellos tiempos:

“-Las mujeres no están capacitadas para intrigas inteligentes. Sus emociones se mezclan importunas con sus negocios, ambiciones, caprichos.”

bang2En el “¡Bang, Bang. Estás Muerto!”(Vol 2), la primera de ellas es  “La oscura sombra del miedo” de Burton Hare (1966), José María Lliró construyó una intriga con científico secuestrado, agentes de la CIA y persecuciones por doquier; según la leía no paraba de pensar en “Cortina Rasgada”; es representativo el momento en que el agente de la CIA Frank Murdock reflexiona sobre su profesión:

“Extraña profesión la suya, monologó para sí. Siempre entablando conocimiento con gentes extrañas, peligrosas, llevándolas unas veces a la muerte, otras al deshonor…

Un mundo de perros, se dijo.”

Imposible no sentir empatía con este sufrido agente y soñar que una nueva aventura estaba comenzando en ese libro.

“El caso de los crímenes incomprensibles” de Frank Caudett (1967), es el segundo de los relatos y, sin lugar a dudas, mi favorito del segundo volumen. En él Francisco Caudet Yarza, pinta al mujeriego y alérgico al matrimonio, detective Héctor Ridgway, que prefiere los métodos deductivos, al estilo de los clásicos de la novela enigma, para solucionar los crímenes de un sofisticado asesino en serie. Él mismo habla sobre su método:

“Por eso, a través de muchos libros, he llegado a la conclusión evidente de que, para combatir el criminal, hay que pensar, hay que estudiarlo sociológicamente, hay que tratar de introducirse en su cerebro y prever sus actos, sus reacciones,…. adivinar sus procedimientos. Esta es, en resumen, la clave y el secreto de mis éxitos”.

Todo para conformar un clásico maravilloso de novela de detectives al más puro estilo del Detection Club, con una trama milimétrica y llena de sorpresas que nos deja para el final una sorpresa aún mayor.

“Los guerreros de la niebla” de Ros M. Talbot (1968), es el tercero de los autores incluidos, pseudónimo de Rosa María Núñez, que tenía que escribir con ese apodo masculino por todo lo que conllevaba ser mujer; que, en un prólogo brutal, describe desde su óptica una emboscada vietnamita desde un onirismo destructor:

“Figuras de guerreros corrían en medio de la niebla, sable en alto, gritando algo. Figuras imprecisas de ojos alargados, de rostros impenetrables, de idioma distinto y creencias distintas, resucitando un Bushido en el que no cabía la piedad. Samuráis  de otra raza y otro país, adaptados a otro ambiente en el que los samuráis primitivos ni siquiera hubieran podido soñar: soldados fanáticos que combatían en medio de la oscuridad, sin que sus rostros surgieran a la luz, usando armas distintas al sable, usando palabras hermosas y hermosas mujeres.”

Finaliza este volumen con “La cucaracha” de Lou Carrigan (1975) En la que Antonio Vera nos presenta al detective en paro Lamont Lamb que, digamos, no se deja llevar tanto por los métodos de la novela enigma y que guardaba como trasfondo un contenido social, el de las luchas de clases. Una novela atípica de un clasicazo del género.

Estos libros, en su momento, fueron denostados, como sigue haciéndose hoy, por la crítica más “seria”, que no la consideraba literatura propiamente dicha, como la mayoría de la literatura de género; hoy en día, afortunadamente, estas fronteras se están diluyendo, y se está poniendo en su sitio testimonios como estos que, no solo entretenían, sino que, además, estaban llenas de calidad.

Espero que os haya gustado este comentario porque, en no mucho tiempo, pondré dos más con los dos libros restantes. Espero, eso sí, no extenderme tanto.

Monográfico Pulp

El tiempo es una restricción muy grande a la hora de actualizar el blog, una de las ideas que me viene rondando desde hace tiempo es hacer monográficos, durante cierto tiempo, según autores, temáticas u otro tipo de criterio que se me ocurra.

portadacurtisAhora dispongo de un poco de ese preciado tiempo, y se me ha ocurrido hacer un pequeño monográfico, en este caso sobre la literatura “pulp”. Durante las próximas dos semanas con las que finalizará el mes de febrero por este blog irán pasando diferentes posts relacionados ello.

El grueso de estas reseñas tendrá que ver con la recopilación en cuatro volúmenes  que ha realizado Akal denominada “¡Bang, Bang! Estás muerto” y que recoge una muestra de los autores que hicieron grandes los bolsilibros en España. Sí que es cierto que este monográfico irá centrado en lo que ha salido en nuestro país, excepto en el ensayo sobre los bolsilibros y su relación con el cine en el que se da de pasada una pequeña reflexión con respecto a Europa.

El último post tendrá un invitado excepcional, una propuesta de hacer “pulp” en los tiempos que corren, muy actual y divertida.

Estad atentos al blog e iréis viendo los contenidos. Espero que os gusten.