Resumen Verano 2016. Julio

9788494367991Empiezo el resumen del verano con los libros que cayeron en el mes de Julio. Mi impresión general es que fue un mes un poco extraño por varios motivos que se pueden resumir en dos cuestiones principales: por un lado, tenía muchos temas pendientes del mes anterior relacionados con libros de música (alguno de un volumen considerable), críticas de ópera y artículos de Canino; por el otro, tenía que terminar algún libro que no podía dejar a medias (Shibiku).

Debido a esto tuve que empezar a mitad de mes con las lecturas propiamente veraniegas que tenía previstas y se me ha ido retrasando todo durante el verano y, como segunda consecuencia, en julio se me han igualado las lecturas debido a los compromisos, los escritores se acercaron bastante a las escritoras. En septiembre espero volver a la senda femenina, todavía me quedan cuatro meses de lecturas para descubrir y ratificar muchas más.

No voy a dilatar más esta introducción y me zambullo en los pequeños comentarios referentes a las lecturas de julio. Veintidós lecturas y muchos sabores, desde el sushi hasta el mate argentino. 

Reina del crimen de Megan Abott,  lástima que a EsPop no le haya funcionado la colección de novela negra que lanzó junto con Valdemar. Este libro era uno de los exponentes más interesantes (junto todo lo que sacaron de Neil Cross) de una forma de experimentar, de buscar novelas que no estuvieran tan vistas. Al menos por su personaje femenino, muy poderoso, verdadera protagonista innominada junto a la mafiosa Gloria Denton que la erige en su sucesora. El resultado era una novela hardboiled muy interesante con diferentes puntos de vista y perspectivas a pesar de un desarrollo de la trama más convencional.

La historia de Genji, Vol. 2 de Murasaki Shikibu, espléndido colofón a un clásico ya milenario que embriaga a pesar de su indudable dificultad. Una de las mejores lecturas del año y de la que habría que hablar en algún momento, aunque nunca se sabe con el tiempo que queda disponible.

La condesa sangrienta de Alejandra Pizarnik, me encanta la manera que he escogido para encontrarme con la escritora argentina; esta pequeña obra es una pequeña joya, reúne los textos de la escritora sobre la condesa Erzébet Báthory, una criminal ciertamente temible que se aprovechó de su poder para matar a más de 650 jóvenes, junto a las ilustrativas estampas de Santiago Caruso; la mezcla es de una total simbiosis y resulta cautivadora a pesar de los horrores que refleja. Ahora toca afrontar su poesía. 

PensamientoMágicoCómics (1986-1993) de Julie Doucet, sin ser muy aficionado al cómic underground, tengo que reconocer que esta recopilación de la escritora canadiense es todo un disfrute. Me parece sorprendente cómo logra tratar temas de todo tipo, la mayoría relacionados con temática femenina, con un dibujo tan sucio aparentemente, sobre todo cuando consigue ser tierna a pesar de que el dibujo indique otra dirección.

El año del pensamiento mágico de Joan Didion, afrontar el duelo” es uno de los grandes temas literarios y la norteamericana construye su caso particular (la muerte de su marido Gregory Dunne) de una manera excepcional. Quizá lo que más sorprende de esta breve crónica es la distancia emocional que escoge la autora, se puede palpar el dolor pero nunca hay sensiblería.

La amiga estupenda de Elena Ferrante, me temo que la #FiebreFerrante en mi caso sólo ha conseguido unas décimas. No ha conseguido ni siquiera entretenerme con la historia, ni su estilo me ha embriagado. Y he tenido la insoportable sensación de que Ferrante es un hombre por la forma de tratar ciertos temas; esto quizá antes no habría sido tan consciente pero es cierto que este año, leyendo a tantas escritoras, esta sensación era inevitable. 

Léxico familiar de Natalia Ginzburg, definitivamente la italiana ha entrado con fuerza entre mis lecturas. Ginzburg consigue una mezcla irresistible entre la ficcionalidad aparente y su confesionalidad. El relato de lo cotidiano, en sus manos, resulta siempre muy atractivo.

El joven Moriarty y la Ciudad de las Nubes de Sofía Rhei, la saga de Moriarty es una garantía de diversión sin más pretensiones. Pensado para un público más juvenil, un adulto lo puede leer igualmente pero disfrutando de las referencias que nos ofrece la autora.

La Furia: Proclamas y manifiestos de una revolucionaria caníbal de Théroigne de Méricourt, la verdad es que no esperaba encontrar lo que encontré en esta lectura. En efecto había textos de Méricourt, pero la idea era construir la figura de esta pionera de la lucha feminista. Lógicamente, para ello era necesario que aparecieran textos sobre ella creados (sobre todo) por sus enemigos. Es muy interesante conocer su historia mediante el odio que generó en sus perseguidores, al fin y al cabo, son ellos los que mejor te conocen.

FantasmaWebFantasma de Laura Lee Bahr, vaya irrupción a lo grande de la nueva editorial Orcinny con este libro de la autora norteamericana; parece increíble que a nadie se le hubiera ocurrido esta idea hasta entonces: volver  a los cuentos de Elige tu propia aventura y utilizarlo narrativamente quitando las opciones. Exponente de la Bizzarre Literature,  el resultado es una experiencia en la que la forma se come con patatas cualquier idea preconcebida que tuviéramos, la verdad es que es difícil de olvidar. Y está muy bien acabado.

Hijos de Sedna de VVAA, buena idea para un desarrollo ciertamente irregular; el hilo conductor de la historia es la colonización del planeta Sedna, para tal propósito se han creado una serie de textos por diferentes autores/as que tienen que ver con dicha colonización con más o menos suerte. Se puede leer pero esperaba algo ligeramente diferente, o una cierta conexión entre relatos.

El huésped de Marie Belloc Lowndes, bien por editoriales como Menoscuarto que abogan por recuperar clásicos de esta índole: relato victoriano de misterio. Lowndes tomó como referencia la historia de Jack el destripador y le sirvió como base para un relato en el que, más que entrar en la vena más escabrosa de los sucesos, se centra en jugar con la ambigua identidad del mismo. A un libro como este se le pide que mantenga el suspense hasta el final y lo cumple con creces.

El extraño caso de la isla Panorama de Rampo Edogawa, el Poe japonés siempre resulta un lujo, en este caso con una novela corta donde lo lisérgico se convierte en parte esencial de una isla utópica donde la realidad se mezcla con lo que lo parece. Edogawa transita de lo onírico a lo real y convierte su recta final (alucinante) es un espectáculo visceral altamente recomendable.

El ejército negro de Servando Rocha, tarde o temprano saldrá a la luz la crítica que he realizado al respecto; Rocha es un crack y se dedica a emular a Hunter S. Thompson pero con la banda de moteros negros más famosa de Estados Unidos. El libro es ciertamente interesante desde muchos aspectos pero especialmente por reflejar la vertiente más oscura del sueño americano. 

El libro de la ley de Aleister Crowley, es más una curiosidad que otra cosa pero vale  la pena echarle un vistazo a este texto tan particular de Crowley; la edición facsímil incluye los textos originales que escribió el propio autor al respecto. 

9788494367991Asesinato en la catedral de Edmund Crispin, poco a poco impedimenta nos sigue trayendo las aventuras del detective Gervase Fen; en este caso, no hay que llevarse engaños, estamos posiblemente en el peor de los casos publicados pero, aun así, sigue estando bastante por encima de la media habitual de novelas policíacas. Además resulta un poco atípico ya que la trama está más centrada en asuntos de espionaje que en temas detectivescos, de ahí que resulte más de aventuras que noir. En el caso de Crispin resulta un hándicap y no está tan bien acabada como otros misterios suyos.

Historia insólita de la música clásica (II) de Alberto Zurrón, ya me extendí en Ópera World al respecto, en el enlace tenéis toda la información.

El siglo de Jenufa: Anatomía de la ópera. Desde sus orígenes hasta el siglo XX de Santiago Martín Bermúdez, hablé en profundidad sobre este excepcional libro en la crítica ad-hoc.

María Galvany, una diva en Pinos Puente de José Antonio García López, esta sucesión de datos sin sentido es, posiblemente, uno de los peores libros que me he leído nunca. Intragable. 

Los crímenes del jorobado de Rampo Edogawa, este libro es una buena muestra de la versatilidad de Edogawa, es un libro ciertamente atípico si lo comparas con el que he comentado anteriormente ya que se centra en aspectos muy distintos; el título induce a pensar que estamos ante una novela policiaca pero esto solo ocurre en el primer tercio. Sin embargo, el resto juega más con elementos que abundan en lo grotesco, en una visión de la isla del doctor Moreau pero llevado a su terreno. El caso es que se disfruta como siempre aunque me imagino que más de uno no se esperaba este giro de acontecimientos.

978849446852Duffy de Dan Kavanaugh, parece mentira que desde los años ochenta no hayamos tenido noticia de la serie que protagoniza Duffy, el detective bisexual que creó el gran Julian Barnes con el pseudónimo de Dan Kavanaugh;  también parece mentira que una editorial como Alfabia no haya aprovechado esta circunstancia como en otros casos actuales (Banville-Black) a nivel de promoción: web sin actualizar, olvido del hecho que es el gran Barnes el que está detrás, marketing inexistente, nada en redes sociales… En fin. No creo que veamos las otras entregas por aquí porque casi nadie lo puede conocer en estas circunstancias. Por lo menos desde mi persona no va a faltar la recomendación de esta novela que juega en el terreno del harboiled (aprovechando inmejorablemente las características sexuales del personaje) y que finaliza con un relato que nada tiene que envidiar a James Bond o series como White Collar. Una de las grandes lecturas del verano.

Laberinto de hierba de Izumi Kyoka, Kyoka es un seguro de calidad, este libro es sencillamente excepcional. Cada frase, cada palabra de la maravillosa traducción es un deleite para los sentidos. Estáis perdiendo el tiempo si no estáis leyendo a este autor, un prodigio cada uno de los libros que nos ha traído Satori (y ya van tres).

Y esto es todo por ahora, al menos en julio. Agosto, la próxima semana.

Un abrazo y ¡buenas lecturas!

Resumen Octubre 2014. Un mes “negro”

Sabéis que siempre tardo en poner resumen del mes. Entre otras cosas porque me gusta que hayan aparecido las reseñas del mes en cuestión antes; ha sido un mes difícil, con un ritmo menor de lecturas, debido precisamente a la lectura de una de esas lecturas “grandes” por calidad, número de páginas y tamaño. Es el caso de la obra “¿Por qué manda el occidente… por ahora?” de Ian Morris. Del que veréis reseña próximamente, ya que se extendió su lectura y lo terminé en  noviembre. Del resto de lecturas, sin lugar a dudas me centré temáticamente en la novela negra y policíaca como habéis ido observando en las reseñas mensuales.

Pasemos entonces a la ristra de lecturas, quince, a pesar de Morris:

“Hacer el bien” de Matt Sumell, tercer libro de la nueva colección “El cuarto de las maravillas” de Turner. Un pseudo-Palahniuk que ofrece una lectura más que entretenida con un poco de barrabasadas y situaciones que rozan lo transgresor polémico.

“Cartas sobre Luis II de Baviera y Bayreuth” de Richard Wagner, Fórcola nos trajo uno de esos libros que sacan a relucir una faceta del compositor que no conocíamos: epistológrafo. Sirven para entender además el contexto histórico y saber de primera mano el mecenazgo que vivió.

“El expreso de Tokio” de Seicho Matsumoto, una verdadera delicia detectivesca que nos trae una trama que funciona “al segundo” por su precisión.

“La sangre de los King” de Jim Thompson, no es lo mejor de Thompson, para nada. Estamos hablando de una obra del crepúsculo creativo del autor. Pero, claro, es una novela de Thompson.

“Wild Boy” de Rob Lloyd Jones, aproximación “freak” al mito de Sherlock Holmes, el protagonista, nuestro peludo “chico salvaje” hará las delicias del público juvenil, y del adulto. Buena nueva de presentación.

“Candentes Cenizas” de Erwin Schrödinger, un texto de esos curiosos y lleno de calidad, el físico y sus contradicciones. Poesía en estado puro.

“Niveles de Vida” de Julian Barnes, ya me extendí en su reseña. Baste decir que me encanta encontrar cualquier libro del británico. Es pequeña pero muy bella.

“Al borde del camino” de Seumas O’Kelly, recopilación de cuentos del irlandés que dejan tan buen sabor de boca que piden relectura próxima. Mezcla de costumbrismo y mito.

“El Leopardo” de Jo Nesbo, prefería al Nesbo de antes, aunque siempre ofrece un divertimento de calidad; en la reseña podéis ver las razones.

“Días de guardar” de Carlos Pérez Merinero, nuestro Jim Thompson patrio en una novela donde el punto de vista del criminal asusta y divierte por igual.

“Galveston” de Nic Pizzolato, el primero número de Salamandra Black ha sido un bombazo comercial que viene de la mano de su escritor, el creador de la famosa True Detective; lo que en la serie quedaba oculto tras la producción y dirección artística queda desnuda a la hora de escribir; un escritor mediocre, con “ecos” de todo según sus fervientes seguidores y que no hace más que mostrar sus vergüenzas en cada palabra: incoherencias, falta de cohesión, estilo inexistente, trama previsible…; una de las peores novelas negras de que he leído últimamente, una decepción que hace que se me ponga la mosca detrás de la oreja con lo que tiene que ofrecernos este nuevo sello.

“Laidlaw” de William McIlvaney, fantástica novela del escritor escocés con uno de esos detectives que tiene una personalidad única.

“Caminando entre tumbas” de Lawrence Block, por fin una novela más de Scudder, a ver cuánto tiempo tendremos que esperar para tener otra por aquí.

“Los perseguidos” de C.S. Forester, atípica novela policíaca con un punto de vista bastante arriesgado para la época en que fue escrita. Un tour de force más que una novela negra.

“This is Water” de David Foster Wallace, el famoso (y paradójico) discurso del norteamericano que complementa lo poco que queda por publicar de su intensa obra.

Y ya estamos en pleno noviembre, las compras del mes anterior, a pesar de que no se distinguen muy bien, fueron copiosas.

ComprasÚltimas2

En medio del mes lo que está claro es que  Gaddis va a ser la lectura central, “Los reconocimientos”, su primera y fabulosa obra está jerarquizando el resto del mes. No sé qué vendrá después. Es difícil saberlo, el vendaval Gaddis tiene efectos secundarios y duraderos.

Lo que sí he pensado es en preparar una especie de  novelas que me voy a leer en el siguiente mes. Este mes imposible claro, Pero en el siguiente, sí tocará y pondré foto. Entre otras cosas porque la buena marcha del año que viene dependerá muy mucho de ser previsor y un poco programático. Si no, mi proyecto no hay manera de avanzarlo.

Y eso es todo por ahora. ¡Buenas lecturas!

“Niveles de vida” de Julian Barnes. Sehnsucht y ausencia

Maquetación 1Siempre que leo a Julian Barnes me vuelve a recordar el infinito placer que siento al leer cualquiera de sus obras y cómo dejo pasar demasiado tiempo entre una y otra lectura. Barnes tiene la extraña cualidad de conseguir emocionarme con una apariencia formal que no busca dicha emotividad sino una aproximación alejada de sentimentalismos.

En “Niveles de vida” Barnes nos propone un juego de relojería que divide en tres partes; en la primera de ellas “El pecado de la altura”, donde habla sobre los pioneros de la conquista del cielo mediante globos aerostáticos, consigue contarnos un hecho muy general que utilizará más adelante, ya que, de fondo, esta historia es una alegoría que le servirá de hilo conductor. Sólo hay que fijarse en lo que significa estar en las alturas según sus locos aeronautas:

“En este espacio silencioso, moral, el aeronauta experimenta una salud física y también espiritual. La altitud “reduce todas las cosas a sus proposiciones relativas, y a la Verdad.” Se esfuman las cuitas, los remordimientos, las aversiones: “Con qué facilidad se disipan la indiferencia, el desprecio, la desmemoria… y surge el perdón.”

En la segunda parte, “En lo llano”, se produce la particularización a través de uno de los personajes que veíamos en esa primera parte, Fred Burnaby, y refleja especialmente su obsesión por Sarah Bernhart, una de las grandes experimentadoras y conocida actriz de la época.

“Vivimos a ras del suelo, en lo llano, y sin embargo aspiramos a elevarnos. Terrestres, a veces ascendemos tan alto como los dioses. Algunos se elevan por medio del arte, otros con la religión; la mayoría con el amor. Pero al elevarnos también podemos caer en picado. Hay pocos aterrizajes suaves. Podemos rebotar en el suelo con tal fuerza que se nos fractura una pierna y somos arrastrados hacia una vía férrea extranjera. Cada historia de amor es en potencia una historia de aflicción. Si no al principio, más tarde. Si no para uno, para el otro. A veces para ambos.”

Aspiramos a lo máximo, el amor nos puede elevar hasta lo máximo; pero también nos puede conducir a lo más hondo, “cada historia de amor” se convertirá en algún momento “en una historia de aflicción”.

La tercera parte, “La pérdida de profundidad”, supone el paso de lo ajeno a lo propio, en este caso, lo personal más íntimo, las consecuencias de la muerte de su mujer en su vida. Es aquí cuando te das cuenta de cómo ha ido preparando Barnes la narración para llegar a su punto culminante y aprovechar lo andado, donde el reloj, con todos sus mecanismos, funciona perfectamente, con su correcto tic-tac; como cuando dos personas se juntan y se produce dicha simbiosis:

“Juntas a dos personas que nunca habían estado juntas. A veces es como aquel primer intento de acoplar un globo de hidrógeno a otro de aire caliente: ¿prefieres estrellarte y arder o arder y estrellarte? Pero a veces funciona y se crea algo nuevo y el mundo cambia. Después, tarde o temprano, en algún momento, por alguna razón u otra, una de las dos desaparece. Y lo que desaparece es mayor que la suma de lo que había. Esto es quizá matemáticamente imposible, pero es emocionalmente posible.”

Ese reloj que funciona a la perfección se rompe en algún momento, lo malo es que, como comenta el británico, se pierde mucho más que la suma, algo probable únicamente en el terreno emocional. Es capaz de entrar en un terreno tan espinoso sin caer en lo cómodo, solo hay que comprobar la forma en que la añora, en lo que hace y en lo que no hace:

“Lloro su pérdida de un modo muy simple y absoluto. Tengo esa buena y también esa mala suerte. Antes las palabras venían a mi cabeza: la añoro en cada acción y en cada inacción. Era una de esas frases que me repetía para confirmarme dónde estaba y lo que era. Al igual que, al volver a casa, me preparaba para el regreso diciendo en voz alta: “No estoy volviendo con ella ni hacia ella.” Al igual que, cuando algo fallaba o se rompía o se perdía alguna cosa, me tranquilizaba diciendo: “En la escala de las pérdidas no es nada.”

Sorprende siempre por su capacidad para racionalizar aspectos tan emocionales como es en el caso de discernir entre dos conceptos tan próximos como aflicción y duelo; exactamente, la aflicción es vertiginosa y es la que causa el verdadero estado de dolor.

“Está la cuestión de la aflicción frente al duelo. Cabe intentar diferenciarlos diciendo que la primera es un estado y el segundo un proceso; sin embargo, es inevitable que se superpongan. ¿Disminuye el estado? ¿Progresa el proceso? ¿Cómo saberlo? Quizá sea más fácil pensarlo metafóricamente. La aflicción es vertical –y vertiginosa-, mientras que el duelo es horizontal. La aflicción te trastorna el estómago, te quita la respiración, corta el suministro de sangre al cerebro; el duelo te proyecta hacia una nueva dirección.”

Cuando muere alguien más querido, no solo muere la persona sino lo que esa persona tenía de ti como he comentado en un texto anteriormente; esa condición de pérdida genera una añoranza inevitable que define con una palabra alemana única en su sonoridad:

“Hay una palabra alemana, Sehnsucht, que no tiene un equivalente inglés; significa “añoranza de algo”. Tiene connotaciones románticas y místicas; C. S. Lewis la definió como el “inconsolable anhelo” del corazón humano de “no sabemos qué”. Parece bastante alemana la capacidad de especificar lo inespecificable. El anhelo de algo o, en nuestro caso, de alguien. Sehnsucht describe el primer tipo de soledad. Pero el segundo tipo procede del estado opuesto: la ausencia de un alguien muy específico. No es tanto soledad como la ausencia de ella. “

Esta ausencia de la persona con la que has compartido (o no) tantas cosas es la que genera una añoranza casi mística, que roza el romanticismo pero no cae en el sentimentalismo barato, ya que, por momentos, se vuelve inespecificable. La dificultad de expresar lo vivido con Barnes fluye hasta transmitir un sentimiento de congoja durante su lectura que nos sobrecoge y subyuga. La facilidad de la palabra del británico, una total experiencia lectora donde no cabe la mediocridad.

Los textos provienen de la traducción de Jesús Zulaika de “Niveles de vida” de Julian Barnes para Anagrama.

“Mentiré si es necesario” de Daniel Ausente. La nostalgia como eje narrativo

MentiréNostalgia, la  nostalgia nos trae tantos recuerdos; pero, ¿qué significa en realidad esta palabra? Acudamos a nuestra rae que siempre es la mejor opción en estos casos.

nostalgia.

(Del gr. νόστος, regreso, y -algia).

1. f. Pena de verse ausente de la patria o de los deudos o amigos.

2. f. Tristeza melancólica originada por el recuerdo de una dicha perdida.

La segunda acepción es, quizá, la más extendida actualmente a casi cualquier ámbito; impregna prácticamente cada momento de nuestra vida y se acrecienta su influencia con el tiempo. La máxima “cualquier tiempo pasado fue mejor” se hace demasiado patente resultando en una pérdida de objetividad; la nostalgia suele convertirse en elemento “nulificador” del raciocinio. Si habitualmente tenemos elementos que subjetivizan nuestros actos, cuando la nostalgia aparece, estos elementos se exacerban y nos llevan a la falta de criterio. Lo podemos observar claramente con “lo ochentero” que varias cadenas de radio utilizan en su programación de forma continuada aprovechándose de los oyentes que sienten que todo lo que vivieron en aquella época era dichoso porque lo vivieron ellos.

En el caso de la literatura es aún más difícil sustraerse de esta influencia; sobre todo cuando hablamos de relatos que narran acciones acontecidas en el pasado, más si se trata de historias de formación; inevitablemente, el discurso puede abusar de elementos nostálgicos, que suelen desencadenar relatos ñoños, buscando las lágrimas fáciles y las emotividades a flor de piel. No me voy a dedicar a hablar sobre los relatos que caen en la facilidad de este discurso (hay ejemplos innumerables), sino en aquellos que intentan salirse de estos lugares comunes y presentar el pasado de una manera diferente, más arriesgada, o, sencillamente diferente a la habitual.

Recuerdo precisamente a Julian Barnes en su fantástica novela “The sense of an ending” donde ya comenté que Barnes escapaba de la trampa y subrayaba, precisamente, cómo las emociones que se creen vivir en esos momentos suelen desencadenar este sentimiento cuando careces de ellas.

Daniel Ausente es el creador del Blog Ausente uno de los mejores blogs de cultura popular que conozco, de visita obligatoria; pero no se conforma con esto, sino que escribe en varios sitios, uno de ellos: el Butano Popular se ha lanzado hacia la autoedición recopilando textos suyos y de otros tres colaboradores habituales. “Mentiré si es necesario” es el resultado de esta iniciativa y constituye, por derecho propio, un ejemplo maravilloso de escribir sobre el pasado sin dejarse caer en la nostalgia fácil y, al mismo tiempo, ser emocionante y, por momentos, aunque parezca incongruente por el tipo de narración, heroico.

Heredero de los Pérez Andújar o González Ledesma, retratadores magníficos de los barrios de Barcelona; Daniel se revela como una voz única y distinta de un pasado vivido en primera persona. Estamos ante un Bildungsroman muy particular, un coming of age de lo trash donde su formación como persona se entrelaza de manera casi indistinguible con su formación cultural pop.

“Lo explica mi abuelo durante la comida. Comidas pantagruélicas que él y mis tíos llaman un bon tiberi y que conforman mi educación tanto o más que los tebeos de Bruguera, la televisión de Lazarov o los cuadernos Total de caligrafía.”

En el siguiente texto refleja uno de esos momentos pasados, esas luchas que vivió en sus carnes y cómo, de una manera sencilla, se lamenta de algo que ya no ocurre; esa última frase muestra su malestar ante el avance del progreso pero consigue expresarlo de una manera, parece mentira, objetiva. Sin vanos efectos lacrimógenos.

“Recuerdo que al salir de los Toy Dolls, en el viejo Zeleste, había una batalla campal entre punkis y skins fachas. Una punki bajita y culona iba repartiendo piedras que llevaba en una caja. Luego hubo cargas policiales y carreras por el Borne. Donde hoy hay una diseñadora vendiendo anillos para pulgares guiris antes había una punki con munición. Podemos llamarlo progreso.”

No cae en la tentación de ser un “abuelo cebolleta” a la hora de relatar los eventos pasados; no hay nada heroico en su supervivencia, sino inconsciencia e incluso eurte; su relato está cargado de una sinceridad que (eso sí) tinta todas sus emociones; no duda en reconocer sus problemas y de esta manera consigue ser maravillosamente épico. Consigue que un relato de hechos pasados, quizá, consciente o inconscientemente, se vuelva heroico por momentos.

“He perdido muchos rastros. Busco nombres en las redes sociales y nos los encuentro. A muchos los perdí en los aledaños de la Plaza Real, comprando papelinas a príncipes africanos. Me sabe mal por las chicas. Algunas eran muy guapas aunque veía cómo sus tetas se iban escuchimizando. Yo en cambio sigo aquí. Mi instinto de supervivencia funcionó a pleno rendimiento. Tuve suerte o fui cabal en pleno apocalipsis. Creo que la clave es que mis amigos se ponían a vomitar tras el chute y luego no había manera de correrse una juerga demente con ellos.

Tuve suerte, sí, porque si hubiera dicho que sí solo una vez hoy no estaría aquí. Por mi adn corre el gen de la adicción y vengo de una familia de alcohólicos. Pero mi decisión no tuvo nada de heroico y mucho de inconsciente. Ellos se bombeaban opiáceos en vena mientras yo trazaba rayas de speed con una tarjeta de crédito. Dinámicas tóxicas irreconciliables. No necesitaba dormir mi cerebro sino excitarlo más.”

Una hipótesis futura, la pregunta a su madre, nos lleva al final de su historia, una historia de supervivencia. Ni más ni menos.

“Pero aun así, siempre notaré que me falta una pieza, que el puzzle no encaja. Un día le preguntaré a mi madre.

-Oye, mamá, en la historia del avi en la Guerra Civil hay algo que no entiendo. Se dedicaba a proyectar películas de propaganda republicana y se iba de juerga con los rusos, pero luego no le pasó nada y enseguida le fueron muy bien las cosas.

Mi madre me mirará en silencio un rato.

-Mira, lo que hizo tu abuelo fue lo que harías tú: sobrevivir como fuera.”

Podría acabar así este comentario a esta obra necesaria, pero, por afinidad me gustaría terminar con ese momento en el que descubre el terror, a los seis años y sabe que será su compañero para siempre:

“Tengo seis años y en la soledad de mi habitación invoco demonios, recito conjuros y realizo un sortilegio que emana de mi interior, que es innato porque nadie me lo ha enseñado. Una fórmula inconfesable que incluye sangre, carne y agujas afiladas. Abrazo el horror y ay, nunca más volveré a tener miedo.”

Qué placer inmenso imbuirnos en tu prosa Daniel.

Mis estadísticas del 2013

No os salváis este año tampoco, queridos lectores, de aguantar este post.

Me sigue siendo muy muy útil para saber cuantitativamente la cantidad de libros leídos; la calidad se evalúa de otras maneras, especialmente con el post de los mejores del año.  Este punto de vista suele ser frío pero valioso.

timesarrowEl 2013 se ha caracterizado por tener un avance evidente en el número de libros leídos mientras el año anterior llegué a 131, en este mi reto lector de Goodreads era 150 y, finalmente ha llegado hasta los 171, superándolo con holgura. Además, el número de páginas ha aumentado igualmente, he llegado al bonito número de 50195 páginas, que también es más que las 40581 del 2012. Según este número de páginas:

1º El libro medio en el 2012 tenía unas 310 páginas de media; sin embargo, este año ha sido de 295 páginas aproximadamente, ha habido una cierta disminución, pero nada reseñable ya que he leído más en inglés y han vuelto a caer libros de dificultad lectora inherente.

2º Teniendo en cuenta los 12 meses del año, la media de libros mensual ha sido de casi 15 (lo que supone unas 4182 páginas mensuales)

3º Si dividimos el año en 52 semanas, compruebo de esta manera que he leído, de media, más de tres libros por semana (965 páginas) por semana. La alternancia de dos o tres lecturas a la vez es culpable de esto.

Es interesante saber que el libro más largo ha sido de 1176 páginas, podéis adivinarlo, fue “El plantador de tabaco “de John Barth, hubo alguno de menos de 50 páginas también. Variedad, en ella está el gusto.

En cuanto a la lista de libros ha sido la que pongo al final del post,  muchísima variedad de autores este año, los únicos de los que he leído tres libros o más son en orden de mayor a menor Cees Nooteboom (10), Margaret Atwood (7) y Barnes, Gaddis, Nesbo, Munro, Oates y Spark con 3 cada uno. Esto significa que mi proyecto a tres años ha avanzado poco… En cuanto a la famosa distinción de hombres y mujeres, de estas últimas han caído 41 libros lo que supone un 24% de libros de mujeres. En inglés, ha habido 20, un 12% sobre el total. Y las nacionalidades, ha habido una mezcla variada desde luego, ya lo podréis comprobar a continuación.

Y para acabar, la lista…. Que ya toca…

Martin Amis

Time’s Arrow (inglés)

Jacinto Antón

Héroes, aventureros y cobardes

Aleksey Apukhtin (y otros)

Pioneros de la ciencia ficción rusa.

Margaret Atwood

Un día es un día

El cuento de la criada

El asesino ciego

Chicas bailarinas

Resurgir

Asesinato en la oscuridad

La maldición de Eva

Javier Avilés

Fantasmas contra extraterrestres

Julian Barnes

El loro de Flaubert

The sense of an Ending (inglés)

A history of the World in 101/2 chapters (inglés)

John Barth

El plantador de tabaco

Ned Beauman

Boxer Beetle (inglés)

The teleportation accident (inglés)

Brian Michael Bendis

Los poderosos vengadores: La iniciativa Ultrón

Los poderosos vengadores: La bomba de Veneno.

Arnold Bennett

Enterrado en vida

Rafael Bernal

El complot mongol

Lauren Beukes

Las luminosas

Zoo city (inglés)

Denis Bodart

Green Manor: el crimen no es nada sin un mínimo de elegancia

Carmen del bosque

La música de los bosques

Stewart Brown

The Heinemann Book of Caribbean Poetry (inglés)

Edward George Bulwer-Lytton

La casa y el cerebro

Edward Bunker

Stark

Little Boy Blue

Frances Hodgson Burnett

La formación de una marquesa

Jim Butcher

Luna llena

Tormenta

Luisfer Romero Calero

Integridad

Emilio Carrere

Ciencia ficción. Poemas, artículos y novelas cortas.

Carrigan (y otros)

¡Bang, bang, estás muerto! Vol. II

James Hadley Chase

Acuéstala sobre los lirios

Gilbert Keith Chesterton

Sobre el concepto de barbarie

Lincoln Child, Douglas Preston

El cadáver

J.M. Coetzee

Esperando a los bárbaros

Edmund Crispin

El canto del cisne

Neil Cross

Luther: El origen

James Crumley

El pato Mexicano

Mark Z. Danielewski

La casa de hojas

Don Delillo

Americana

La calle Great Jones

Peter Debry (y otros)

¡Bang, Bang, estás muerto! (Vol 1)

E. M. Delafield

Diario de una dama de provincias

Philip K. Dick

Los tres estigmas de Palmer Eldritch

Ubik

Charles Dickens

Doctor Marigold

Joël Dicker

La verdad sobre el caso Harry Quebert

Assia Djebar

Lejos de Medina

Margaret Drabble

La piedra de moler

Friedrich Dürrenmatt

La promesa

Gillian Flynn

Perdida

John Fowles

La mujer del teniente francés

Matt Fraction

Ojo de halcón 1

Brian Friel

Translations (inglés)

William Gaddis

Gótico Carpintero

Ágape se paga

Jota Erre

Stella Gibbons

La segunda vida de Viola Wither

William Golding

El señor de las moscas

David S. Goyer

JSA Vol 2: Darkness Falls (inglés)

JSA Vol 3: The return of Hawkman (inglés)

Charles Homer Haskins

El renacimiento del siglo XII

George V. Higgins

La rata en llamas

Chester Himes

Algodón en Harlem

Harry Houdini

Cómo hacer bien el mal

Ted Hughes

Cartas de cumpleaños (inglés)

Shaun Hutson

Slugs

Jorge Ibargüengoitia

Los relámpagos de agosto

Rabee Jaber

Los drusos de Belgrado

Shirley Jackson

La maldición de Hill House

Elizabeth Jenkins

Harriet

Lidio Nieto Jiménez

Páginas amarillas

Geoff Johns

JSA, Vol 4: Fair Play (inglés)

Jane Johnson

Eidolon

Peter Stephan Jungk

El americano perfecto

William Kennedy

La jugada maestra de Billy Phelan

Stephen King

Rabia

Joyland

Jiri Kratochvil

La promesa de Kamil Modracek

Benjamin Lacombe

Swinging Christmas

Doris Lessing

El cuaderno Dorado

Thomas Ligotti

Noctuario

Vic Logan (y otros)

¡Bang, bang, estás muerto! Vol III

Manel Loureiro

El último pasajero

Jean Patrick-Manchette

Balada de la costa oeste

Hilary Mantel

En la corte del lobo

Dacia Maraini

Bagheria

Fel Marty (y otros)

¡Bang, bang, estás muerto! Vol IV

Daphne du Maurier

El muñeco

Ed McBain

El atracador de mujeres

Cormac McCarthy

El consejero

El sunset limited

James McCLure

El cazador sordo

Ian McEwan

Atonement (inglés)

Amsterdam

Todd McEwen

Boston. Sonata para violín sin cuerdas.

John Mortimer

Un paraíso inalcanzable

Slawomir Mrozek

El árbol

Alice Munro

El amor de una mujer generosa

La vida de las mujeres

Las lunas de Júpiter

Jo Nesbo

El doctor Proctor y los polvos tirapedos

El doctor Proctor y la bañera del tiempo

El muñeco de nieve.

Nele Neuhaus

Amigos hasta la muerte

Adam Nevill

Apartamento 16

Carmen del bosque Nieto

El libro de Nebal

Cees Nooteboom

Zurbarán

Mokusei/ El buda tras la empalizada

Autorretrato de otro

Cartas a Poseidón

Luz por todas partes

Así pudo ser

Cómo ser europeos

La historia siguiente

Una canción del ser y la apariencia

En las montañas de Holanda

Flann O’Brien

La saga del sagú de Slattery

Joyce Carol Oates

Mujer de barro

Sexy

Infiel. Historias de transgresión.

Okamoto Kido

Hanshichi. Un detective en el Japón de los samuráis

Margaret Oliphant

Una ciudad asediada

Greg Pak

World War Hulk

Robert B. Parker

El manuscrito Godwulf

Stephen Pastis

Desastre & Total. Agencia de detectives

Daniel Pennac

Entre moros y cristianos

Allan Pinkerton

Los forajidos del Misisipí

Harold Pinter

The dumb waiter (inglés)

Sylvia Plath

Poesía completa (inglés)

Edgar Allan Poe

Cuentos de muerte y demencia

Miedo en el cuerpo. 25 años de terror con Valdemar

Douglas Preston (y Lincoln Child)

Dos tumbas

Prince

21 Nights (inglés)

Thomas Pynchon

Bleeding edge (inglés)

James Robinson

JSA, Vol 1: Justice be done (ingles)

Javier G. Romero

Bolsilibro & Cinema Bis

James Ross

Mal dadas

Philip Roth

Goodbye Columbus

Ango Sakaguchi

En el bosque, bajo los cerezos en flor

George Saunders

Diez de diciembre

Giorgio Scerbanenco

La muñeca ciega

Francisco Serrano

Perros del desierto

Maj Sjöwall/Per Wahlöo

El asesino de policías

Los terroristas

Thorne Smith

¿Se cayó….?

Zadie Smith

White teeth (inglés)

Lemony Snicket

¿Quién será a estas horas?

Muriel Spark

El único problema

La intromisión

La plenitud de la señora Brodie

Anna Starobinets

El vivo

D. E. Stevenson

El matrimonio de la señora Buncle

Bahaa Taher

El oasis

Prince

Matt Thorne

James Thurber

La maravillosa O

Lavie Tidhar

Osama

Eloy Tizón

Técnicas de iluminación

John Tones

Nigromancia en el reformatorio femenino

Kurt Vonnegut

La cartera del cretino

David Foster Wallace

La escoba del sistema

Evelyn Waugh

Un puñado de polvo

Marc Weingarten

La banda que escribía torcido

M. A. West

El viento y la sangre

Geoffrey Willans

¡Abajo el colejio!

Cornell Woolrich

Rendez Vous en negro

Patrick deWitt

Los hermanos Sisters

Lo que fue septiembre y parte de octubre… y el miedo!

Con el acontecimiento del Nobel he dejado pasar bastante tiempo entre el resumen de septiembre y parte del de octubre; ciertamente las mujeres con posibilidades de ganar el Nobel han sido las verdaderas protagonistas del pequeño monográfico que dediqué; pero no fueron las únicas lecturas de ese mes y medio; a continuación: ellas y el resto; la mayoría tienen post en el blog o review en goodreads que enlazo en el título:

“La mujer del teniente francés” de John Fowles: una obra maestra del postmodernismo británico, una leyenda por su juego de perspectiva y variabilidad final. Una obra asentada en una base clásica, prácticamente decimonónica y que, sin embargo, al desarrollarla subvierte la propia narración. Una obra imperecedera.

“El Loro de Flaubert” de Julian Barnes: Barnes es tan variado que puedes encontrar todo tipo de temáticas; en esta curiosa obra ficción y realidad se juntan en la figura del escritor francés Flaubert y lo realiza con tal maestría que me abruma.

“Un puñado de polvo” de Evelyn Waugh: poco se conoce a este autor británico más allá de su “Brideshead”, mal hecho; este novelón sorprende en todo momento, qué humor más negro que tenía el puñetero.

“Resurgir” de Margaret Atwood: Atwood fue gran protagonista del monográfico, esta novela supuso en mi caso un descubrimiento por lo diferente de sus propuestas habituales.

“El cadáver” de Preston y Child: segundo libro de la saga de Gideon Crew, siguen sin ofrecer algo diferenciador, no acaban de despegar.

“Un día es un día” de Margaret Atwood: buena manera de relanzar la obra de la canadiense, sobre todo si goza de continuidad, lo que está por ver ahora por el tema Munro… en fin.

“El señor de las moscas” de William Golding: obra de una inusitada violencia, potentísima, de poderosas e inolvidables imágenes y con multiplicidad de interpretaciones. Genial, qué arriesgado era el británico.

“Fantasmas Vs Extraterrestres” de Javier Avilés: el creador de uno de esos blogs que hay que seguir “El lamento de Portnoy” compuso un relato libre y estimulante. Un buen ejemplo de narrativa breve.

“JSA Justice Be Done” de James Robinson: primero de los volúmenes de la JSA que se relanzó hace algunos años, revisitación de cómics en inglés que iré haciendo.

“La vida de las mujeres” de Alice Munro: la única novela de Munro o un ciclo de relatos cortos de formación de la protagonista y una declaración de principios de la escritora en sus comienzos. Imprescindible para entender su evolución estilística.

“La maravillosa O” de James Thurber: fábula para niños y adutos que, a pesar de su brevedad, se convierte en una delicia.

“JSA Darkness Falls” de Geoff Johns: Segundo de los volúmenes que comentaba, buena historia, a pesar de la irregularidad.

“Las Lunas de Júpiter” de Alice Munro: una de esas recopilaciones fantásticas de relatos que han supuesto los méritos para que gane el Nobel.

“Bagheria” de Dacia Maraini: una espléndida manera de descubrir la prosa de una de las escritoras italianas más importantes, si no es la que más.

“Zoo City” de Lauren Beukes: la sudafricana es un valor seguro de diversión; escribe maravillosamente y resiste cualquier categorización; esperemos que esta obra la podamos ver traducida en breve.

“La rata en llamas” de George V. Higgins: siempre hace lo mismo, pero lo hace tan bien que se lo podemos perdonar. Higgins es un maestro de los diálogos y del humor.

“El amor de una mujer generosa” de Alice Munro: solo el excelso relato homónimo merece el esfuerzo de leerla al completo.

“Las luminosas” de Lauren Beukes: un asesino en serie que viaja en el tiempo, ¿qué mejor premisa se puede uno encontrar? Y más con ese desarrollo, acción desenfrenada y caracterización. Imprescindible.

“JSA The return of Hawkman” de Geoff Johns: por recopilaciones como esta vale la pena leer esta etapa.

“JSA Fair Play” de Geoff Johns: la innegable relajación ante nuevos retos.

“Sexy” de Joyce Carol Oates: hasta en los relatos para adolescentes  sabe lo que se hace,

“Infiel. Historias de Transgresión” de Joyce Carol Oates: una obra maestra de la transgresión de la subversión de todo lo establecido. Hacía tiempo que un cuento no me causaba esta impresión. Aquí lo hacen varios. Brutal.

“El libro de Nebal” de Carmen del Bosque: un buen relato infantil con ilustraciones a juego, en la fiel tradición de los grandes, no hay innovación pero hay buen hacer.

“Lejos de Medina” de Assia Djebar: muy buena aproximación a la prosa de la argelina, relato fundado en una base histórica y que sirve para reescribir la historia de las mujeres en el Islam.

“El viento en la sangre” de M.A. West: novela muy pulp del recuperado escritor norteamericano, Navona Negra quiere dejar huella en el género.

Cierto, han sido unos pocos.

De las compras del mes que os pongo a continuación:

2013-10-14 23.06.24

Caerá alguno seguro, y más los relacionados con el género del Terror; en efecto, aprovechando la proximidad de Halloween realizaré un pequeño monográfico en noviembre con varias novelas de terror. Espero que os guste. Habrá variedad. No todo puede ser King, aunque estará presente por supuesto.

Y con esto finalizo el resumen, en otro mes y medio nos vemos en esta sección habitual.

¡Buenas lecturas!

“The sense of an ending” de Julian Barnes

sense-of-an-ending1Me adelanté a la asignatura de literatura inglesa, sí, no lo pude evitar; se supone que tenía que leer una obra de Julian Barnes para el trimestre final, pero la aparición de su última obra en España me motivo para leerla en inglés; y además, no era demasiado larga. Así que aprovecharé para utilizarla en mis reseñas sobre obras en inglés inaugurada con la increíble “Boxer, Beetle” de Beauman.

“The sense of an ending” ganó en el año 2011 el Man Booker Prize y se ha publicado, para no anglo parlantes, en España con el sugestivo título de “El sentido de un final” gracias a la editorial Anagrama. Los comentarios serán sobre la obra inglesa, sin tener en cuenta la labor del traductor, evidentemente.

La obra se divide en dos partes muy diferenciadas, la primera, más corta, contiene un flashbacks donde conocemos en primera instancia a los protagonistas, el narrador Tony Webster y sus amigos; entre ello se encuentra el curioso Adrian Finn; la explicación de este flashback nos la da el propio Tony:

“I need to return briefly to a few incidents that have grown into anecdotes, to some approximate memories which time has deformed into certainty. If I can’t be sure of the actual events any more. I can at least be true to the impressions those facts left.”

Hechos de la niñez que se convierten en anécdotas, recuerdos aproximados que el tiempo deforma sin que seamos conscientes de ellos, se convierten en impresiones de los hechos reales, es muy importante tener en cuenta lo que comenta, ya que se convertirá en una de las claves.

No en vano, en boca de su amigo Finn se concreta el verdadero valor de la historia: “History is that certainty produced at the point where the imperfections of memory meet the inadequacies of documentation.” Esa certeza en medio de las imperfecciones de los recuerdos y lo inadecuado de la documentación oficial.

El narrador corrobora esta sensación: “Again, I must stress that this is my reading now of what happened then. Or rather, my memory now of my reading of what was happening at the time.” Es muy interesante la segunda parte de la frase ya que, en realidad, constata que un recuerdo ahora es la lectura que tenemos de lo que nos estaba pasando entonces, por lo tanto, el recuerdo, de por sí, es inexacto y no refleja lo que ocurrió realmente.

Esta parte finalizará con el suicidio de su amigo tras haberle comunicado que iba a salir con su antigua novia Verónica. En la parte 2 ya volvemos al tiempo actual; un hecho, dos documentos que la madre de Verónica le deja, harán que vuelva a recordar todo lo que ocurrió en ese momento. Y nos llevará en volandas hacia el sorprendente final, con la amargura del recuerdo real, que le traerá otra persona, de lo que ocurrió y de lo que no era consciente en el momento pasado.

sentidodeunfinalDurante ese camino Barnes jugará especialmente con conceptos extendidos de lo que comenta en la primera parte, así diferenciará entre la juventud y la vejez:

“It strikes me that this may me one of the differences between youth and age: when we are young, we invent different futures for ourselves; when we are old, we invent different pasts for others” (cuando somos jóvenes inventamos futuros, cuando somos viejos inventamos pasados diferentes para los otros).

Me gusta especialmente el tratamiento poco habitual que da a lo nostalgia, ese enemigo del raciocinio:

“[…]Nor do I want to deceive myself sentimentally about something that wasn’t even true at the time –love of the old school, and so on. But if nostalgia means the powerful recollection of strong emotions – and a regret that such feelings are no longer present in our lives – then I plead guilty.”

La mayoría de las veces la nostalgia es el recuerdo de algo sentimental que ni siquiera nos gustaba en ese momento; sin embargo, tiene más sentido definirlo como ese montón de emociones fuertes que ya no están presentes en nuestra vida. Lo mismo sucede con el tiempo y nuestra concepción del mismo:

“But time… how time first grounds us and then confounds us. We thought we were being mature when we were only being safe. We imagined we were being responsible but were only being cowardly. What we called realism turned out to be a way of avoiding things rather than facing them. Time… Give us enough time and our best-supported decisions will seem wobbly, our certainties whimsical.”

Con el tiempo todo lo que creamos que ha sido seguro parecerá voluble e inestable, el tiempo desarma nuestras certezas y nos lleva, inevitablemente al remordimiento:

“And no, it wasn’t shame I now felt, or guilt, but something rarer in my life and stronger than both: remorse. A feeling which is more complicated, curdled, and primeval. Whose chief characteristic is that nothing can be done about it: too much time has passed, too much damage has been done, for amends to be made.” (Un sentimiento primario, mucho más complicado que la culpa o la vergüenza y ante el que nada se puede hacer, ya que, normalmente, el daño se hizo antes de poder solucionarlo.)

Ante la sorpresa final, consecuencia de varias acciones pasadas, entre ellas las del propio Tony, poco se puede hacer; lo mismo suele suceder en nuestras vidas a menos que estemos atentos a lo que realmente estamos haciendo. El tiempo, los recuerdos, el remordimiento…. Sobre ellos, y con mucho humor, hace que reflexionemos Barnes en está gran novela.

“There is accumulation. There is responsibility. And beyond these, there is unrest. There is great unrest.” (Hay acumulación. Hay responsabilidad, y más alla de estos, hay intranquilidad, desasosiego, una gran intranquilidad). 

Marzo será para Atwood y alguno más…

Con el cambio de año no había vuelto a hacer este típico post con el resumen de lecturas del mes anterior y avance del que viene. Una vez regularizada la situación, vuelvo a estos posts empezando, como de costumbre con un pequeño repaso a lo que leí el mes anterior:

El mes se pudo dividir en tres grandes bloques, parece mentira; el primero de ellos tenía que ver con la literatura “pulp” de la que he hablado sobradamente en este post final con el resumen de todo lo que he publicado en el primer monográfico del blog en su corta vida; acabé los dos últimos volúmenes de la recopilación “¡Bang,Bang! Estás muerto” de los que ya  hablé sobradamente; en este bloque también entró la estupenda colección de artículos “Bolsilibro & Cinema BIS” y las muestras de pulp moderno publicadas gracias a la editorial Memento Mori y sus “Perros del desierto” y “Nigromancia en el reformatorio femenino”; el segundo bloque lo podríamos resumir como el comienzo de mi Proyecto literario para los próximos  tres años que tuvo su inicio con la lectura de las novelas “Esperando a los bárbaros” de Coetzee y “Goodbye Columbus” de Roth, de las que hablaré en profundidad en próximos posts; el último bloque, una miscelánea integrada por el norteamericano William Gaddis, con “Gótico Carpintero” y “Ágape se paga”, uno de los grandes de la literatura norteamericana, próximamente le dedicaré el tiempo que se merece; y Julian Barnes, del que leí en su idioma original el maravilloso “The sense of an Ending”.

Tampoco había puesto esta última representación de adquisiciones que irán cayendo según pasen los meses aunque no toquen en un futuro próximo.

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Una vez he repasado lo leído, paso a comentar lo que puede ser el mes de marzo, claro que, por el título podéis imaginar quién es la gran protagonista; he demorado en exceso introducirme en el universo de Margaret Atwood y le voy a poner solución por fin con la lectura, al menos, de “Asesinato en la oscuridad” y dos de sus obras paradigmáticas: “El cuento de la criada” y “El asesino ciego”; otra grande, de rabiosa actualidad por la publicación de su último libro en España en estos días, es Hillary Mantel, dos veces ganadora del Man Booker y de la que también pretendo leer “En la corte del lobo” y “Bring up the bodies” (aquí llamada “Una reina en el estrado”); ante tal representación femenina hay que contraponer exponentes masculinos que puedan contrarrestarlas, tarea difícil por otra parte, David Foster Wallace con “La escoba del sistema” y Ned Beaumon con “Boxer Beetle” y “The teleportation accident” lo intentarán; para terminar, no puede faltar un poco de novela negra o policíaca, Crispin y “El canto del Cisne” así como las dos últimas novelas de Martin Beck por los suecos Sjöwall y Wahlöö llenarán este espacio, puede que Himes también aparezca.

No puedo estar más contento con lo que se acerca este mes. Puede ser, sencillamente, electrizante en lo literario.

Contraluz y el otoño

Cada cierto tiempo, me gustaría ir comentando un breve balance de las lecturas del último mes así como un avance las próximas, también futuras compras y lanzamientos; sirve para hacerse un estado de situación literaria.

Por la portada está claro qué libro y autor va a ser el protagonista del mes, podemos llamarlo “lectura-tochal”. Hablaré un poquito más adelante de él.

Pero primero, hagamos un resumen de lo que me ha deparado agosto a nivel lector. Es importante tener en cuenta que, después de un julio exuberante, agosto languidece en comparación; principalmente porque, claro, los exámenes no se preparan solos.

La primera lectura (y más voluminosa) del mes correspondió a uno de los fenómenos literarios del año en España: el quinto tomo de la serie de “Canción de Hielo y Fuego”, “Danza de Dragones” de George R.R. Martin, después de unos cuantos años desde el último volumen había muchas ganas por conocer cómo seguía la historia, me ha despertado muchos sentimientos encontrados que al final han desembocado en decepción, me extenderé en intentar explicar esto en una próxima reseña-crítica-ensayo. ¡¡¡Permanezcan atentos a sus monitores!!!

La siguiente lectura, sin embargo, “El leopardo de medianoche”, supuso mi introducción inmejorable a las aventuras detectivescas en clima de apartheid sudafricano de los detectives Kramer y Zondi del escritor James McClure; novela muy sólida y con una trama fabulosa que ha originado que me esté leyendo sus últimas novelas justo en este momento. “Habemus” clasicazo de novela policíaca con la novelita de John Franklin Bardin “El percherón mortal”, una de esas novelas que asentaron y dignificaron el género. Del “Headhunters” de Jo Nesbo hablé ya largo y tendido por aquí. El último de Daniel Pennac, “Diario de un cuerpo”, hace que tome la decisión de no comprar ya el siguiente en tapa dura, el bajón en cuanto a creación de historias es manifiesto, y el creador de la familia Malaussène no levanta cabeza desgraciadamente. Por fortuna, después de una mala, suele venir lo bueno, y en este caso lo mejor del mes, el “Rehenes” del alemán Stefan Heym, con el que espero extenderme en una próxima crítica, uno de los libros del año sin dudarlo. La reedición de “El coleccionista” de John Fowles en una exquisita edición de Sexto Piso fue otra gran noticia, otra oportunidad de conocer esta perturbadora y claustrofóbica novela. Tampoco fueron malas lecturas el último que nos trajo Impedimenta de Muriel Spark, “Los solteros”, y el libro de viajes por Italia de un Dickens en “tercera marcha literaria” en Nórdica. Tampoco puedo olvidar el fantástico “Mis memorias” de Vidocq, la historia del protodetective por antonomasia narrada por él mismo.

Y, ¿qué es lo que nos puede deparar este mes? En primer lugar la lectura de “Contraluz”, verdadero e inigualable protagonista literario, gracias al incomparable Thomas Pynchon. Una lectura que, seguramente, no será la última, pedirá relectura futura; ya lo he empezado y es, como de costumbre, una viaje que puede deparar todo y nada a la vez, avanzar por los vericuetos de una prosa tecnológica-literaria-cripto-histórica. También toca este mes ponerse al día, más tras su premio Príncipe de Asturias, del también norteamericano Philip Roth; una de mis lagunas eran sus historias de su alter ego Nathan Zuckerman, así que ya empiezo con la lectura cronológica de “Zuckerman encadenado”, al que seguirán “La contravida” y, si da tiempo, “Pastoral Americana”, su archiconocida obra. También estoy seguro que, en novela negra o policíaca seguiré con McClure, ahí están esperando “El huevo ingenioso” y “La canción del perro”, y es muy posible que caigan un par de Thompsons que tengo por ahí, y, luego ya veremos qué viene…

En cuanto a próximas novedades que se van a publicar, nos esperan bastantes cosas en esta recta final del año, y algunas muy buenas, especialmente destacables son: la nueva novela de George V. Higgins, “Mátalos suavemente”, coincidiendo con el estreno de la película homónima con Brad Pitt, una joya indiscutible del género; “La caída y auge de Reginald Perrin”, de David Nobbs , una de esas comedias británicas deliciosas que particularmente me apasionan. Ya en un segundo plano y más adelante tenemos nuevas novelas de Edmund Crispin; del gallego más negro Domingo Villar (“Cruces de piedra”), que como sea la mitad de buena que las anteriores será más que suficiente; también viene una nueva Oates, uno de cartas de Auster y Coetzee,  hasta el último Delillo. Además un Manchette, que parecía que RBA lo había olvidado vilmente. En fin, una buena remesa que augura buenas y variadas lecturas, ya veremos si satisfactorias.

No quería marcharme de este post tan abigarrado en nombres sin una última foto que servirá de colofón. Ahí podéis ver las que van a ser las lecturas de este año en su lengua original (para acabar, si todo va bien, Filología inglesa); ah… falta el “Posesión” de A.S. Byatt, pero bueno… están casi todos: Coetzee, Amis, Ian McEwan, Zadie Smith, Julian Barnes…, qué verdadero placer va a ser.