Noviembre se ha acabado ya y ya está uno pensando en diciembre, las últimas lecturas del año e, inevitablemente, en la selección de lo mejor del año. Este año me va a costar bastante (como siempre digo) por el aumento de lecturas. Pero promete ser interesante y, espero, ecléctica. Por ahora vamos a repasar los últimos libros leídos que se han encontrado con tres escollos considerables que han jerarquizado mi ritmo lector: “Bleeding Edge”,” Jota Erre” y “La Casa de Hojas”.
“La maldición de Hill House” de Shirley Jackson, una de las grandes del género en una novela que se caracteriza por su sutileza.
“Prince” de Matt Thorne, sorprendentemente exhaustiva biografía del gran genio musical con el que me aficioné a la música pop. Es difícil no disfrutar de ella.
“Bleeding Edge” de Thomas Pynchon, el coloso ha vuelto, en plena forma, para demostrar con su creatividad que es el más grande vivo.
“Diario de una dama de provincias” de E.M. Delafield, divertidísimo diario con mucho humor inglés y que no se limita a lo anecdótico.
“¿Quién será a estas horas?” de Lemony Snicket, historia de detectives para niños, inteligencia a raudales, dibujos de Seth, ¿hace falta algo más?
“Los drusos de Belgrado” de Rabee Jaber, viaje a lo largo de las desdichas, una maravillosa forma de comenzar la nueva colección de ficción contemporánea árabe de Turner.
“El oasis” de Bahaa Taher, viaje a un oasis de contradicciones con Alejandro Magno en retrospectiva, el pasado como argumento. Una muy buena propuesta y de calidad.
“El doctor proctor y la bañera del tiempo” de Jo Nesbo, el noruego deja a Harry Hole aparcado para hacer literatura juvenil, esta vez, con viajes en el tiempo. Hay sobrados motivos para disfrutarlo.
“La música de los bosques” de Carmen del Bosque, una propuesta clásica de literatura para niños.
“El Sunset Limited” de Cormac McCarthy, no es lo mejor del titán, pero es McCarthy.
“El consejero “ de Cormac McCarthy, la ultimísima de McCarthy, más thriller que novela contemporánea, razonable calidad. Entretenimiento digno.
“El árbol” de Slawomir Mrozek, mi pequeño homenaje póstumo al escritor polaco, un maestro de la micronarrativa.
“La casa y el cerebro” de Edward Bulwer-Lytton, un clásico del subgénero de casas encantadas del siglo XIX que se lee en un suspiro.
Si decía que las han jerarquizado es porque el primero supuso muchas horas terminarlo, Pynchon en inglés, es posiblemente, de lo más complejo a lo que puedas aspirar leyendo la lengua de la Pérfida Albión. Una lectura excelente, eso sí.
En cuanto a “Jota Erre” y “La Casa de hojas”, están suponiendo la lectura de finales de noviembre y parte de principio de diciembre. Sobre todo la primera de ellas resulta bastante densa y absorbente: una obra de mucha calidad pero que requiere su tiempo, ya que, además, son casi 1200 páginas. “La Casa de Hojas” es otra cosa, una experimentación no sólo de la palabra sino de cómo se dispone en el propio libro, la tipografía utilizada, el color, etc… todo ellos para promover diferentes niveles de lectura. Hablaré de las dos en cuanto las acabe. Próximamente en este blog.
Esta es la foto con las últimas compras.
Diciembre se presenta como poco bonito, con muchas posibilidades de alternar entre grandes autores. Será difícil decidir lo que voy a leer, nunca había sentido esta sensación pero creo que vale la pena vivir la incertidumbre de no saber qué elegir porque todo lo que tienes, a priori, tiene tan buena pinta.
El siguiente artículo de este tipo serán los mejores del año. Nada más y nada menos.