Resumen de lecturas del Estío del 2014

Fuego-BlancoSi recordáis este post antes de irme de vacaciones, ahí exponía los libros que podrían entrar en este tiempo vacacional; al final, de lo que uno se propone a lo que realmente ocurre va un buen trecho; el caso es que era muy exigente, aquí están las píldoras de todas ellas, en casos puntuales hay enlace a reseña que ya he publicado en blog (sobre todo las que salieron en la votación); vayamos al tema, que han sido unos pocos los que han caído en este verano:

“¿Soy una Esnob? ¿Qué regalar a una Snob?” de Virginia Woolf y Walter Benjamin, texto corto de Woolf que sirve para conocer aún más a la escritora británica en una de sus facetas más ocultas.

“El adoquín azul” de Francisco González Ledesma, un crepuscular Ledesma nos relata una historia de postguerra que no deslumbra pero está llena de buen oficio.

“El general Ople y Lady Camper” de George Meredith, nouvelle que nos arranca sonrisas a la par que descubrimos una buena muestra de literatura británica.

“Fuego Blanco”  de Douglas Preston y Lincoln Child, los verdaderos especialistas del thriller nos vuelven a traer otra de esas aventuras para no levantarse del sillón hasta terminarla. Pulp a raudales, imaginación y creatividad como bandera.

“Pequeño Teatro” de Ana María Matute, descubrir a “la Matute”, tras su reciente fallecimiento, es siempre un gusto; esta pequeña maravilla no hace más que realzar su figura literaria.

“La mujer de otro hombre y su marido debajo de la cama” de Fyodor Dostoyevsky, recopilación de cuentos cómicos del grandísimo escritor ruso para pasar el rato (y alternarlo con su tocho de los Karamazov).

“Pandora” de Henry James, James siempre me llamó la atención por su forma de reflejar la “nueva mujer”, esta novela vuelve a este tema, además de mostrar el conflicto Inglaterra-américa que vivió en sus propias carnes; su estilo, su escritura, configuran una muy buena novela.

“LEGO Star Wars: The Yoda Chronicles” de Daniel Lipkowitz, curiosidad que pillé de casualidad en Bookdepository por su precio y que nos cuenta las crónicas de Yoda con un montón de piezas de Lego como protagonistas.

“El ciclo del hombre lobo” de Stephen King, la revisión del mito del hombre lobo por parte de King está anclada en los parámetros más clásicos pero, aun así, resulta tremendamente entretenida.

colorado“Colorado Kid” de Stephen King, King meets postmodernism, una historia de un crimen sin un aparente final; un ejercicio de estilo narrativo en cuanto a estructura en intenciones. Una obra muy diferente a lo suyo habitual pero delicioso igualmente.

“Riding the bullet” de Stephen King, no sé si lo hizo a posta, pero desde luego esta pequeña historia que nació como un ebook no es de lo mejor del autor norteamericano, aunque se deja leer.

“El ladrón del rayo” de Rick Riordan, primera parte de la saga de los Héroes del Olimpo que tiene como personaje protagonista a Percy Jackson; los elementos en común con Harry Potter son abundantes, si bien es cierto que Riordan monta una historia donde la acción no deja respiro.

“El fugitivo” de Stephen King, increíble, después de tantos libros leídos, encontrarse con los primeros, los que escribió como Richard Bachman, y maravillarme de nuevo con una historia que mezcla ciencia ficción y terror, visceral, con un estilo diferente y un final trepidante que traerá, sobre todo a los norteamericanos, infaustos recuerdos; no me extraña que hasta hace poco el propio King prohibiera su publicación.

“El mar de los monstruos” de Rick Riordan, una vez lees el libro te das cuenta del fracaso que supuso la segunda película; muy influenciado aún por la marca “Potter”, pero empiezan a verse elementos diferenciadores.

“Carretera Maldita” de Stephen King, otra excelente muestra de esta primera época con el pseudónimo Bachman. Menos brutal, la potencialidad de lo que va a ocurrir sostiene la trama; que a nadie se le ocurra leer la sinopsis editorial que revela vilmente lo que va a suceder.

“Enemigo” de Jiro Taniguchi, quién dijo que Taniguchi no podría escribir un Thriller; sale indemne de esta historia llena de acción pero sigo prefiriendo sus “Slice of life”.

“La dama de provincias prospera” de E.M. Delafield, ¡qué divertida era Delafield!, qué buen rato puedes pasar con las andanzas de su dama de la alta sociedad británica. Lástima la lasitud que demuestra la traducción que podría ser más exhaustiva y detallista (de las innumerables notas en francés  y de las referencias de la época), que ayudaría para obtener un mayor disfrute.

zombie“Zombie” de Joyce Carol Oates, una muestra excelente, nuevamente, de la capacidad de Oates para ahondar en lo más oscuro del corazón humano; en este caso con uno de esos protagonistas, Quentin P, que dejan huella por sus cualidades monstruosas e impunidad. Es una novela de una crudeza y una violencia no apta para estómagos “sensibles”.

“Pastoral” de George Saunders, el talento de Saunders desborda en cada palabra, en cada frase… pero la traducción-edición deja mucho que desear, espero que no sea la norma, pero en esta recopilación de cuentos no ha estado muy afortunada.

“La maldición del titán” de Rick Riordan, indudablemente, este tercer libro supone el despegue definitivo, Riordan olvida conscientemente la evolución educativa para centrarse en las aventuras y se separa del mito Potter; el resultado es una saga cada vez más divertida y disfrutable.

“Los hermanos Karamazov” de Fyodor Dostoyevsky, obra maestra de un escritor en su madurez creativa, una de esas obras inolvidables y que proporciona horas de literatura al mejor nivel posible. Deslumbrante la capacidad del ruso para caracterizar psicológicamente a unos personajes que se convierten en reflejos de nuestra propia vida.

“Fantasmas y Samurais. Cuentos modernos del viejo Japón” de Kido Okamoto, buena recopilación de Kaidanes (Cuentos de fantasmas japoneses) del creador de Hanshishi; esto es lo que llamo una buena lectura “playera”.

“Una aventura del tiempo” de Charlotte Moberly y Eleanor Jourdain, decepcionante sucesión de repeticiones de la misma historia sin apenas cambios, aburre, y quería que me gustara.

“Máquinas del tiempo” de Nina Allan, recopilación de historias, aparentemente independientes, que tienen al tiempo como verdadero protagonista. Las variaciones de los roles de los protagonistas, de sus vidas y de sus historias nos llaman la atención a través de pequeños detalles. Muy buena propuesta veraniega.

“La batalla del laberinto” de Rick Riordan, Riordan sabía lo que se hacía, en esta entrega de Percy Jackson tenemos un montón de sorpresas que había ido preparando y muchas ideas interesantes; sería la mejor entrega si no fuera por el apocalíptico y épico final en el quinto libro.

“El último héroe del Olimpo” de Rick Riordan, ¿es posible que un libro cuya trama es una batalla estirada no sea aburrido? El norteamericano consigue guardar golpes de efecto suficientes para que la acción no decaiga en ningún momento; épica a raudales, lo trepidante como leit motif; y asentar las bases para la siguiente saga. Un gran colofón para una grandísima serie.

nacidodehombre“Nacido de hombre y mujer (y otros relatos espeluznantes)” de Richard Matheson, esta recopilación de las primeras historias de Matheson es, sencillamente, excepcional; relatos cortos de ciencia ficción y terror que se caracterizan por su eclecticismo y su buen hacer; no extraña que King y otros autores reconozcan la influencia del escritor. La de ideas que anticipó. Una obra maestra.

“El mar” de John Banville, el reciente premio Príncipe de Asturias de las Letras ganó el Booker Prize por esta obra imprescindible. Un “thriller espiritual”, como dice Fresán, que es paradigmático en cuanto al estilo de orfebre del irlandés, sencillamente subyugador.

“Sombra y hueso” de Leigh Bardugo, se ha convertido, por derecho propio, en el truño veraniego y del año. Tanto rubor, tantas lágrimas, tantos clichés han conseguido que yo me ruborice y casi lloré ante el que se supone verdadero bombazo de literatura juvenil para chicas; una almibarada historia donde todo es previsible y anodino. Me sorprende muy negativamente que este producto (que tanto alaba Veronica “Divergente” Roth) esté tan bien valorado…

“Miracleman: el sueño de volar” de varios autores, tras mucho tiempo podemos ver publicado de nuevo uno de esos cómics que resultó toda una revolución. Si además contamos con los dibujos de Alan Davis… esta historia cargada de oscuridad se convierte en toda una diversión.

“El maestro y Margarita” de Mijáil Bulgákov, en la reseña me extiendo más al respecto de la obra maestra del ruso.  Baste decir que estamos ante la edición definitiva de esa maravilla. Una verdadera delicia.

“La detective miope” de Rosa Ribas, novela negra e investigación detectivesca de la mano; la venganza de fondo; bien narrada, bien tramada, bien divertida.

“Historia mínima de la literatura española” de José-Carlos Mainer, encomiable esfuerzo de resumir en menos de trescientas páginas toda la historia de la literatura española con sus autores y sus obras. La comento más profundamente en su reseña.

“La trama nupcial” de Jeffrey Eugenides, Eugenides, al igual que Tartt, dedica bastante tiempo a la creación de cada novela, de hecho solamente tiene tres hasta ahora como la susodicha; el resultado, eso sí, está bastante lejos del de la norteamericana; esta trama nupcial tan metaliteraria me ha convencido y mucho. Un grandísimo autor.

el-fantasma-de-baker-street1“El fantasma de Baker Street” de Curtis Garland, Mitografía Creativa, sí, gracias al excelente prólogo de Darkland editorial me entero del término, una nueva editorial que apuesta por traernos títulos desaparecidos del amado bolsilibro; hay que tener muchas narices para, en un contexto como el actual, lanzarse con este tipo de libros. Yo, desde luego, aplaudo y apoyo, y más, si traen títulos tan emblemáticos como esta maravillada del ya fallecido Curtis Garland.

“Rancho Drácula” de Silver Kane, el otro título, en realidad, es el primero de la colección, que Darkland ha sacado para iniciar su andadura; Silver Kane, junto con Garland, son tan paradigmáticos del pulp como puede parecer. Una muestra de weird western que se lee con pasión. Viva el pulp, larga vida.

“Una trampa para cuervos” de Ann Cleeves, novela policiaca atípica por varios aspectos: en primer lugar por la descentralización de la trama criminal en un primer momento para, sin embargo, realizar un enfoque más personal de los tres personajes femeninos principales; en segundo lugar por la importancia de la localización geográfica, los Peninos del Norte escoceses, como elemento necesario para la caracterización de la trama y de los personajes; el tercer elemento es, sin lugar a dudas, la personalidad de la originalísima Vera Stanhope, una detective que sale de los cánones establecidos tanto en lo físico como en el carisma que desprende. Todo ello conforma una novela que se olvida de lugares comunes para plantear algo distinto.

“Los visitantes” de Jonathan Stroud, el escritor británico inicia una nueva saga juvenil con la Agencia Lockwood y no podemos más que congratularnos ante su propuesta: un mundo donde los fantasmas están a la orden del día y existen unas agencias que se encargan de eliminar a estos fantasmas. La mezcla de lo sobrenatural, magia y elementos terroríficos (casas tétricas donde no sabes dónde te llegará el susto, bisagras que suenan, amenazas indeterminadas…) es un cóctel mezclado con sabiduría, una buena premisa al que acompaña un fantástico desarrollo y la potencialidad inherente que promete muchas sorpresas futuras.

Agencia Lockwood. Los visitantes - Jonathan Stroud“La larga marcha” de Stephen King, escrita en 1979, nos encontramos ante otra de las creaciones de su primera época con el pseudónimo de Richard Bachman y que se caracteriza por la crudeza de una historia brutal; un perverso juego a modo de reality televisivo que avanza inexorablemente en un tour de force plagado de horrores, sorprende tanto por lo claustrofóbico y por el dolor transmitido; anticipó mucho de lo que vamos viendo, una sociedad morbosa, los realities televisivos y lo más oscuro que tiene el hombre en su interior.

Y este fue el último libro leído en este verano. Se han quedado muchos en el camino que leeré en meses posteriores pero creo que la mezcla es indudablemente interesante. Ha sido muy divertido, afortunadamente es de lo que se trata.

Otro día  vendré con una pequeña selección de los libros que más me interesan para este otoño-invierno.

Reseñas ”Express”: Ledesma, Meredith y Matute. Tres historias de amor diferentes

el-adoquin-azul-9788415740100Llegan las vacaciones y yo cada vez tengo menos tiempo para escribir reseñas; aun así, no quiero dejar pasar la oportunidad de dejar algunos libros en el limbo veraniego, por lo menos con un poco más de extensión que un simple resumen, este es el caso de las que traigo hoy; reseñas “express” de tres novelas cortas, de muy diferente temática cada una de ellas:

“El adoquín azul” de Francisco González Ledesma, Menoscuarto ediciones nos trae a un ya crepuscular Ledesma, grande de la novela policíaca, inconmensurable autor pulp, ciudadano de Barcelona con una capacidad de observación por encima de lo habitual; para mostrarnos una típica historia de postguerra en Barcelona cuyos protagonistas son Montero, traductor  y poeta, herido en una redada  que escapará gracias a Ana, la mujer de su peor enemigo; en Montero se aglutinan las inquietudes del autor,  sobre todo en lo artístico, aunque también conforma la lucha contra un orden establecido:

“Montero escribía sobre cosas tan perfectamente frágiles como las calles que cambian y las mujeres que envejecen, y supongo que eso hizo que no se le considerara nunca un poeta de valores permanentes, al revés de lo que ocurre con los sabios que te cantan a ti, Señor, a la patria o a la madre, inversiones espirituales siempre seguras y que Montero desdeñó. Yo no sé si fue un gran poeta, pero imagino que debió de serlo, porque no lo cita ninguna antología y porque alguna vez, sin embargo, he oído sus letrillas en la calle, en boca de alguna vieja que aún las recuerda. Montero interpretó la luz de los portales, la risa de los niños, el llanto de las mujeres y la mirada de los perros, es decir, hizo un trabajo perfectamente inútil sobre cosas pasajeras de las que ninguna historia se acuerda.”

La historia de amor entre los dos protagonistas se funda en lo que se no se dice, en ese verdadero amor basado en el silencio:

“El verdadero amor –le hubiera gustado escribir a él- es el que está hecho de silencios, el que no necesita afirmarse, el que tiene como único soporte un tiempo hecho para dos. El verdadero amor no es un grito –pensaba-, es un susurro.”

el-general-ople-y-lady-camper-9788494123566Sobrevivirá al tiempo, a un tiempo que refleja el devenir del autor, un autor que es cada vez más consciente de lo que ha vivido.

Curiosa propuesta la que nos trae la editorial Ardicia  en “El general Ople y Lady Camper” de George Meredith, una poco común historia de amor entre el militar retirado, el general Ople, y una excéntrica vecina, lady Camper, en el marco de la campiña británica; se trata de una comedia amable donde asistimos a la lucha del general por entender a su vecina:

“Desde primera hora, el general Ople se hallaba listo para iniciar la batalla. Sus fuerzas consistían en la anticipación de la victoria, un aseo personal meticuloso y, en el terreno de la palabra, un insólito espíritu emprendedor, porque lady Camper ya no le inspiraba aquel temor reverente de antes.”

De la que acabará enamorada locamente; con la simple pronunciación de una palabra basta para que esto ocurra:

“¡Y pensar que esa mujer está a punto de convertirse a la nuestra! De no haber tenido la certeza absoluta de que esas cosas no existen, el general habría creído que estaba en manos de una bruja.

El “adieu” de lady Camper fue absolutamente maravilloso: amable, cordial, íntimo sobre todo, capaz de satisfacer los anhelos del general; el “adieu” de una mujer  elegante y delicada que acaba de abandonar el fondeadero de los cuarenta para poner rumbo a la cincuentena.”

Es novedoso el empleo de la mujer como verdadera dominadora y conductora de la relación en la época; de hecho, el general retirado notará como todo aquello en lo que cree, su intervalo de comodidad, tiene que cambiar para poder conquistarla; es inevitable que sienta que, cual bruja, ella le tiene hechizado:

“¿Por qué ejercía Lady Camper tanto poder sobre él?… ¡Una señora que ocultaba sus setenta años con una caja de colorete o un pote de pintura! Era una brujería de la peor especie. Llevaba seis meses a sus órdenes, haciendo vida propia de un animal, degradado ante sí mismo, amoscado por las risas ajenas, perdido, sobrecogido y, por así decirlo, marcado o herrado, para luego dejar que el proceso se repitiera.”

Sin ser una obra que vaya a pasar a la historia, funciona bastante bien esta pequeña historia de amor casi en la senectud; se lee con gusto y ayuda a pasar un buen rato.

pequeno-teatro-9788408100850Los textos provienen de la traducción de Pepa Linares de “El general Ople y Lady Camper” de George Meredith en Ardicia.

Para acabar, empiezo a empaparme en la prosa de Ana María Matute, recientemente fallecida y de la que no había tenido la oportunidad de leer alguna obra suya; para remediar esto “Pequeño Teatro”, obra que ganó el planeta a pesar de la juventud de su autora en el momento de escribirla:

Ese “Pequeño teatro” supone la metáfora de la vida, una vida que se caracteriza por su amargura:

“El tiempo descendía, rodando, impasible. Marco se miraba la muñeca, porque no tenía reloj. Pero las horas tampoco le importaban. Lo único que importaba era ganar tiempo. La luz iba hundiéndose en el mar, como si las olas la tragaran. Marco notaba entre sus labios un sabor salado, embriagador. “Hay una vida, es indudable. En alguna parte, andará escondida la vida.” La vida es violenta, brutal, y a veces deja en el paladar un regusto agrio y seco de polvo. “Pero hay una vida. Tiene que estar en alguna parte, esperándonos. Yo creo que algún día…”. Entonces, Marco olvidó. Marco olvidó el polvo, la sed, el tiempo y la infancia solitaria.”

Los inolvidables personajes son muñecos, marionetas zarandeadas por la vida, verdadera manejadora de las cuerdas de nuestro destino; hay mucha poesía en cada momento de esta historia de amor que va más allá de lo efervescente preciosista y que se acerca más a lo que tiene de oscuro el amor, o su falta de él:

“Súbitamente, Kepa experimentó una gran decepción, salió de allí, con paso rápido. En realidad, Kepa huía. Huía de su casa, de su hija, del muchacho. De aquel muchacho,  que, en un rincón, le miraba anonadado y confuso. “Todo es siempre igual. El vacío, la tristeza, la inútil soledad. Yo sé de hombres que no encontraban la orilla, que se ahogaban sin remedio y no alcanzaban la orilla. Siempre igual. ¿No acabará nunca?”

Cuadro que refleja con toda su sordidez (belleza igualmente) el desigual camino que tenemos que seguir todos. Ciertamente dolorosa, pero hermosa sin lugar a dudas. Vaya legado el de Matute.

Tercera parte de recomendaciones policíacas “pulp”

Tras haber comentado aquí  y aquí  los anteriores libros, acabo con estas estupendas recopilaciones que nos ofrece Akal con el comentario sobre el último de ellos: “¡Bang, Bang. Estás Muerto!”(Vol 4).

La primera de las historias del volumen es “Han linchado un negro” (1959) de Fel Marty (Félix Martínez), en el que tenemos una pequeña ciudad del sur de EEUU donde dos agentes del FBI desentrañarán el linchamiento de un negro que es acusado de violar a una blanca. Una historia de amor interracial de fondo y racismo a raudales:

“Sammon tardó en acostumbrarse a la semioscuridad del calabozo. Allí dentro no había más que negros.

Negros tendidos en el suelo, unos; otros de pie, arrimados a la pared; algunos en cuclillas en actitud de fatalista resignación.

Había quien gritaba, aunque nadie le prestase atención, exponiendo las razones de su inocencia.

Otros maldecían.

Semejaban una partida de antiguos esclavos, en espera de ser sacados a pública subasta.”

bang4Sorprende la crudeza con la que Fel Marty describía el linchamiento, la violencia no tenía censura en la época, sorprendentemente puede resultar poético:

“Sí, tenía suficiente. Domingo Sammon, un pobre negro que no había cometido más delito que el nacer con la piel de distinto color a la de aquellos que acababan de lincharle, era sólo una masa sanguinolenta, un cuerpo destrozado, una vida rota.”

“Doce horas para morir” (1961) de Eddie Thorny (Eduardo de Guzmán) es el segundo de los autores que aparecen; con un repertorio típico de las novelas con mujeres despampanantes, tipos duros, asesinos, gánsteres y policías corruptos. Todo entremezclado y liado de tal forma, que justo hasta la última página, no se desenreda. La trama es tan compleja que se vuelve casi inverosímil, con subtramas por doquier y aparentes giros sin sentido. Thorny sabía cómo se podía describir una mujer y apelaba al conocimiento del lector de la época como podemos ver en la descripción siguiente:

“Además de la cara, la rubia tenía un cuerpo. Y el cuerpo…

Era el de Jayne Mansfield antes de conocer a Míster Universo, con incrustaciones de la Marilyn Monroe que no soñaba aún con emular a Sarah Bernhardt. Podía tomársela por una Venus rediviva, con brazos y treinta libras menos de grasa. En cualquier caso, y prescindiendo de toda posible comparación para verle tal como era, el cuerpo hacía olvidar las perfecciones del rostro y cortaba la respiración a quien lo contemplaba.”

Qué manera de relatar un momento de acción:

“Hay días que pasan con la rapidez del relámpago y minutos que tienen la duración de un siglo. Los primeros suelen ser los felices; los segundos, aquellos que no hubiésemos deseado vivir. Paul Benson vivió un minuto interminable frente al desconocido. Tuvo tiempo para muchas cosas; incluso para ver desfilar mentalmente la película entera de su existencia. No quedó muy satisfecho; pero ni aún así le agradaba que llegase tan pronto a su final.”

No es de extrañar que sus novelas encandilaran en su época, la mezcla resultaba irresistible; llamaban a la aventura.

En “Las rubias son peligrosas” (1960) de Keith Luger (Miguel Oliveros Tovar). “Si alguien sabe de rubias ese es Keith Luger”, prolífico autor de novelas de género, uno de los más famosos en su momento, con novelas donde no faltaba el sentido del humor y las chicas guapas. El protagonista no puede envidiar a los abogados de Grisham, ya que se trata de un abogado humilde sin más armas que sus puños, contra todo el sistema, que luchará por salvar a los integrantes de una empresa de transportes.

La última y excelente historia es “In memoriam” (1967) de Alexis Barclay (Antonio Viader). El cuál, aprovechando el tirón de las novelas de Ian Fleming sobre los agentes 00 y sus adaptaciones  cinematográficas; importó el modelo británico con las novelas de la serie Bang, acrónimo de Bringer Advide Nomenclatura Gemini, protagonizadas por el agente 000 (Alan Nolan) y el resto de sus agentes con licencia para matar en los cinco continentes. Bang lucha contra el hampa internacional y lo hace con entrenamiento específico en el corazón del Himalaya en disciplinas variadísimas como electrónica, toxicología, defensa personal o armamento.

El protagonista es Konrad Dawson, agente 019 (casi un James Bond) y que protagonizará una venganza “In memoriam” por la muerte de su misteriosa compañera Jessica Crittenden. Venganza que ejecutará cueste lo que cueste y siguiendo las reglas que sean necesarias, aunque sean fuera de la ley:

“Cuando concluyó, Mac Leod, duro, aceptó participar en aquella conspiración contra el crimen… pese a que las reglas de la inmediata lucha no aparecían en ningún tratado de técnica policíaca.”

No quiero dejar de señalar alguna mención a las entrevistas y encuestas que aparecen en el anexo final; único pero que puedo encontrarle a esta edición, ya que, en vez de acumular los artículos y entrevistas en el primero y el cuarto volumen, habría sido mucho más interesante distribuirlas en los cuatro equitativamente.

De la entrevista que le hacen al siempre sabio González Ledesma, somos capaces de captar la forma en que tuvieron que realizar estas novelas, con mucho esfuerzo y lucha por su parte:

“Acabé la carrera de Derecho y trabajaba de noche en “La vanguardia”. Es decir, llevaba una vida de joputa y además loco, pero así pude ayudar a mis padres y casarme. Toda mi obra es fruto del insomnio y el sacrificio. Apenas dormía, y además no salía sábados ni domingos. … Vean ustedes mi ridiculez: ni siquiera sé bailar o montar en bicicleta.”

Como último apunte, me gustaría reflejar lo que comenta en la encuesta que realizaron a Frank Caudett cuando se le pregunta si la novela popular de quiosco estimuló a la lectura, él comenta: “Si consideramos la situación social, económica y política de aquellos años (casi cuarenta) en que el bolsilibro fue amo, dueño y señor de todos los quioscos de España, rotundamente sí. Los lectores, por poco dinero, compraban una de aquellas novelitas y luego, incluso, podían cambiarlas por una módica cantidad en las famosas tiendas de compra-cambio-venta. Era una lectura amena, evasiva, en la que el lector se metía pronto en la piel del “chico”, y las lectoras en la de aquella jovencita humilde que acababa casándose con un galán apuesto y adinerado. Era una oferta de sueños maravillosos para toda aquella gente que tenía una realidad cotidiana dura, difícil y complicada. Fueron muchos y muchas las que, prácticamente, aprendieron a leer con nuestras novelas, lo que les permitió en el futuro, cuando las cosas fueron cambiando, acceder a otras esferas literarias.”

Esta última cita me parece un colofón más que digno para estas críticas: una forma de trabajar con amor por la lectura que consiguió muchos y buenos lectores futuros.

Primeras Recomendaciones policíacas “pulp”

Con este post inauguro unos cuantos artículos referentes a  la literatura “pulp” que irán apareciendo en el blog en los próximos días, será una especie de monográfico, el primero que haga, si no contamos los artículos referentes a Contraluz claro.

Para los no habituados al término podemos decir que la literatura “pulp” hace referencia a un tipo de literatura popular con formato encuadernación rústica y que solía ser barato y de consumo popular; se popularizó en el primer tercio del siglo XX y continuó durante este siglo, extendiéndose, en el caso español, hasta bien avanzado este. Los tipos de argumentos que englobaban iban de la ciencia ficción al terror, pasando por el romance, la novela policíaca, los vaqueros o las hazañas bélicas, por poner algunos ejemplos.

Sí que es cierto que me voy a centrar en el mercado patrio y todo ello debido a la publicación, a través de la editorial Akal de los siguientes cuatro tomos en claro homenaje al pulp español en su temática más policíaca  con el representativo y expresivo nombre “¡Bang, Bang. Estás Muerto!”.

Esta edición a cargo de Moncho Alpuente y Luís Conde reúne una buena muestra, 16 autores españoles de novelas policíacas de género y que aparecen distribuidos a lo largo de esos cuatro libros, el primer volumen recoge una serie de artículos a cargo de los editores y de Manuel Blanco Chivite, que, en uno de ellos comenta lo siguiente:

“Aún así, y siguiendo ese hilo que educó sentimentalmente y pobló de imágenes de fantasía no sé qué parte del cerebro de varias generaciones y que, con mano persuasiva, las condujo a la lectura, a la gran literatura y en no pocos casos a la escritura, a mí me llevó, con el correr del tiempo y centrándonos en el tema, al conocimiento de aquellos esforzados de la pluma y la máquina de escribir portátil, a la vida y vicisitudes de aquellos proletas nocturnos, capaces de escribir una novela en cuarenta y ocho horas, a veces en una o dos semanas máximo, según la extensión, y a veces, muchas veces, en veinticuatro horas… Y con todo, hacernos soñar, transportarnos a otros mundos, a otros países  en los que, por imposición de la censura, sucedía casi todo lo malo y que, no obstante, todos deseábamos conocer.”

bangbang1Este párrafo resume muy precisamente lo que supuso en la época este tipo de literatura: una mezcla de trabajo contrarreloj al que se le unía creatividad a raudales para crear un tipo de novelas que tenían que “enganchar” desde la primera página y conseguir que cualquier persona, independientemente de su estamento social, las leyera con fruición; máxime en un tiempo que se estaba viviendo, en medio de la dictadura franquista, donde la censura estimulaba a estos escritores para intentar conseguir de una manera menos explícita y con muchas sutilezas tratar temas tan espinosos como el sexo o la violencia.

Paso ya a comentar los dos primeros volúmenes; en el “¡Bang, Bang. Estás Muerto!”(Vol 1), tenemos las siguientes historias incluidas:

“Cementerios de París” (1962) de Silver Kane (más conocido como Francisco González Ledesma), trama necrófila que empieza con una guillotina, juega con la posible existencia de vampiros y donde los cadáveres como las mujeres de armas tomar y tremendas piernas hacen su aparición para montar una historia brumosa, que refleja todo el buen saber de un magnífico escritor, de los más grandes de la novela negra española. Es mi historia favorita de este volumen por esa mezcla del imaginario sobrenatural con la realidad y, cómo no, por su estilazo; solo hay que fijarse en las sutilezas que destila en esta descripción de una mujer para esquivar exitosamente la censura:

“Sus ojos recorrieron poco a poco la figura de la mujer, que parecía exhibirse ante él, sentada en la calzada. Pero se exhibía con naturalidad, con una especie de impudor que la hacía aún más excitante. Llevaba zapatos negros de alto tacón, medias muy finas, de apretada costura, y un vestido gris de punto. Sus ojos eran quietos, grises. Uno parecía poder hundirse en ellos con una especie de infinita calma”.

En el “¡Culpable!” de Alf Manz (1958), nos encontramos con una de las constantes de la época, el autor, Alfonso R. Manzanares creó la historia de un duro agente del FBI, Ray Brand, que en su búsqueda de venganza se introducirá en el FBI para conseguirlo; para ello tuvo que ir a la Academia de Quantico en Virginia, en la que se formaban los agentes del FBI y documentarse exhaustivamente de cara a la “americanización” del lector de la época. Esto resulto en la aparición de la colección FBI de la editorial Rollán; espionaje y agentes más cerca de James Bond que de lo procedimental, y todo ello con momentos de sorprendente lirismo (“Velado estaba el cielo por el manto de nubes; velado se hallaba el parabrisas con la lluvia; velada tenía la vista Edna, a causa de las lágrimas; pero en su corazón brillaba diáfana el alba de un amor”).

El tercer escritor es Frank McFair (Francisco Cortés) y su “Esta es mi historia”(1960), el testimonio escrito de un gánster condenado a muerte, asesino  a sueldo y crupier de un casino; Original Mossy es su nombre y, aunque parezca mentira, puede tener un arrebato de buen corazón a pesar de que todo le vaya mal (“Pero yo no estaba alegre, pueden ustedes creerme, porque me encontraba un poco solo y ni siquiera mi gato Quarles me parecía compañía apropiada para un hombre.”) Novela desde la perspectiva de un criminal, a lo Jim Thompson, Goodis o Block.

El último relato lleva por nombre “El 13-13, número de la muerte” de Peter Debry (1956).  Pedro Víctor Debrigode confeccionó una típica historia en el que Kent Nolan, su protagonista, se encarga de proteger a niñas desvalidas a la espera de un juicio en el que pueden quedar mal paradas, matones muy duros y mucho machismo reunían un cóctel irresistible para aquellos tiempos:

“-Las mujeres no están capacitadas para intrigas inteligentes. Sus emociones se mezclan importunas con sus negocios, ambiciones, caprichos.”

bang2En el “¡Bang, Bang. Estás Muerto!”(Vol 2), la primera de ellas es  “La oscura sombra del miedo” de Burton Hare (1966), José María Lliró construyó una intriga con científico secuestrado, agentes de la CIA y persecuciones por doquier; según la leía no paraba de pensar en “Cortina Rasgada”; es representativo el momento en que el agente de la CIA Frank Murdock reflexiona sobre su profesión:

“Extraña profesión la suya, monologó para sí. Siempre entablando conocimiento con gentes extrañas, peligrosas, llevándolas unas veces a la muerte, otras al deshonor…

Un mundo de perros, se dijo.”

Imposible no sentir empatía con este sufrido agente y soñar que una nueva aventura estaba comenzando en ese libro.

“El caso de los crímenes incomprensibles” de Frank Caudett (1967), es el segundo de los relatos y, sin lugar a dudas, mi favorito del segundo volumen. En él Francisco Caudet Yarza, pinta al mujeriego y alérgico al matrimonio, detective Héctor Ridgway, que prefiere los métodos deductivos, al estilo de los clásicos de la novela enigma, para solucionar los crímenes de un sofisticado asesino en serie. Él mismo habla sobre su método:

“Por eso, a través de muchos libros, he llegado a la conclusión evidente de que, para combatir el criminal, hay que pensar, hay que estudiarlo sociológicamente, hay que tratar de introducirse en su cerebro y prever sus actos, sus reacciones,…. adivinar sus procedimientos. Esta es, en resumen, la clave y el secreto de mis éxitos”.

Todo para conformar un clásico maravilloso de novela de detectives al más puro estilo del Detection Club, con una trama milimétrica y llena de sorpresas que nos deja para el final una sorpresa aún mayor.

“Los guerreros de la niebla” de Ros M. Talbot (1968), es el tercero de los autores incluidos, pseudónimo de Rosa María Núñez, que tenía que escribir con ese apodo masculino por todo lo que conllevaba ser mujer; que, en un prólogo brutal, describe desde su óptica una emboscada vietnamita desde un onirismo destructor:

“Figuras de guerreros corrían en medio de la niebla, sable en alto, gritando algo. Figuras imprecisas de ojos alargados, de rostros impenetrables, de idioma distinto y creencias distintas, resucitando un Bushido en el que no cabía la piedad. Samuráis  de otra raza y otro país, adaptados a otro ambiente en el que los samuráis primitivos ni siquiera hubieran podido soñar: soldados fanáticos que combatían en medio de la oscuridad, sin que sus rostros surgieran a la luz, usando armas distintas al sable, usando palabras hermosas y hermosas mujeres.”

Finaliza este volumen con “La cucaracha” de Lou Carrigan (1975) En la que Antonio Vera nos presenta al detective en paro Lamont Lamb que, digamos, no se deja llevar tanto por los métodos de la novela enigma y que guardaba como trasfondo un contenido social, el de las luchas de clases. Una novela atípica de un clasicazo del género.

Estos libros, en su momento, fueron denostados, como sigue haciéndose hoy, por la crítica más “seria”, que no la consideraba literatura propiamente dicha, como la mayoría de la literatura de género; hoy en día, afortunadamente, estas fronteras se están diluyendo, y se está poniendo en su sitio testimonios como estos que, no solo entretenían, sino que, además, estaban llenas de calidad.

Espero que os haya gustado este comentario porque, en no mucho tiempo, pondré dos más con los dos libros restantes. Espero, eso sí, no extenderme tanto.