Lecturas Mayo 2014. Mes de antología(s) y Mujeres

Es curioso comprobar mes a mes por dónde te llevan las lecturas. Cada vez soy menos programático y las novedades que llegan van sustituyendo a otras sin ningún criterio en particular; sirva de ejemplo la feria del libro que ha ocurrido entre medias y que ha variado sustancialmente el orden de lecturas.

Pues bien, repasando las lecturas de mayo, me he dado cuenta de que se pueden resumir en tres ejes principales:

-Antologías de relatos, tanto de un autor único como de varios con un eje principal que las una.

-Escritoras, para eso ha influenciado claramente el fallo reciente del Baileys Womens Prize for  Fiction.

-Novela policíaca y de género.

Teniendo en cuenta estos temas principales, ¡que entre la pila! Como diría uno que yo me sé. Ya sabéis que siempre es estricto orden cronológico:

“Silencios de pánico. Historia del cine fantástico y de terror Español, 1897-2010” de Diego López y David Pizarro, voluminoso y consistente ensayo sobre ese gran desconocido para el público general, el cine fantástico y de terror. Quizá exhaustivo es una palabra que se queda corta en esta ocasión.

“La cámara sangrienta” de Ángela Carter, reedición de la estimulante recopilación de cuentos de la británica con el aliciente de las magníficas ilustraciones de Alejandra Acosta y una edición de excelente de Sexto piso. Una reescritura de los clásicos en clave de perversidad.

“¿Y tú qué clase de madre eres?” de Paula Daly, una de esas novelas tremendamente bien planteadas en la trama y que desfallece en su recta final. Policíaca para mujeres, pero disfrutable también por hombres.

“Los entusiastas” de Arturo Borja, nunca habría pensado que un libro para moteros pudiera convencerme e interesarme. Macadán y su autor Arturo Borja me llevan la contraria.

“Tras las huellas de Arsenio Lupin” de varios autores, irregular recopilación de historias que giran en torno a las novelas de Leblanc, cinco cuentos clásicos y un poco de morralla.

“Relatos hispánicos asombrosos y de terror” edición de Emilio J. Sales Dasí, se comienza a rellenar un hueco aún más escondido de nuestra literatura: los relatos de ciencia ficción y terror. Verdaderamente delicioso.

“Cuentos de detectives Victorianos” edición  de Ana Useros, desde su publicación esta antología se ha convertido en una obra de referencia. Necesaria para entender el devenir histórico de la novela policíaca antes de la edad dorada.

“La cábala” de Thornton Wilder, la primera novela del norteamericano plantea sus teorías conspiranoicas de una manera atractiva; el desarrollo, por el contrario, adolece de interés y se lee sin pasión; eso sí, su prosa embriaga por momentos.

“El estafador” de Ed McBain, la última de McBain denota una vez más las grandes virtudes de su autor. El final está cargado de tensión y se acerca, prácticamente a la perfección. Trepidante.

“Ritos funerarios” de Hannah Kent, ópera prima de la australiana, nominada para el Baileys. Una buena obra que trata de la Islandia del siglo XIX y el papel de la mujer en dicha sociedad. Es un tipo de obra que busca empatizar con el lector y lo consigue con creces con muy buenos momentos.

“El traficante” de Ed McBain,  leyendo la anterior del mismo autor, me acordé de que tenía pendiente la tercera de la serie del Distrito 87; dicho y hecho, leerla y disfrutar es todo uno. Otra muy buena novela policíaca.

“La última noche” de James Salter, forma excelente para comenzar a leer al escritor norteamericano. Una recopilación breve pero de una intensidad proverbial.

“La hondonada” de Jhumpa Lahiri, otro de los nominados al Baileys, la india-americana es una garantía segura de calidad. Gracias a esta maravillosa lectura en la feria del libro adquirí su primera gran obra “Tierra desacostumbrada”. La historia de dos hermanos indios a lo largo del tiempo le sirve de contexto para mostrar hechos históricos y reflejar con todo lujo de detalles las complejidades de las relaciones humanas y el papel de la mujer con una óptica postcolonialista de fondo.

“Bark: Stories” de Lorrie Moore, la última antología de la autora norteamericana no ha sido traducida al castellano aún. No pude resistir la espera. Es una debilidad y vale la pena disfrutarla en inglés.

“Asesinato en la torre Eiffel” de Steve Stevenson, una serie de libros de detectives infantiles con la gran inspiración de Sherlock Holmes de fondo. Muy bien ejecutada, con humor y una trama que no te toma por tonto. Buena serie que seguiré leyendo.

Y eso es todo, no ha ido mal. En cuanto a Junio, lo que decía de la feria es verdad, estas fueron las compras. Y alguna más que no está en foto; y han trastocado lo previsto.

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Lo que sí tengo claro es que me apetecen especialmente estas dos lecturas.

“Arte salvaje. Una biografía de Jim Thompson” de Robert Polito, todos los que amamos la obra de uno de los más grandes de lo policiaco-hardboiled esperábamos esta obra con verdadera ansia. Leído una cuarta parte, puedo certificar que la espera ha valido la pena.

“NOS4A2” de Joe Hill, el hijo de Stephen King ha entendido perfectamente cómo sacar su propia voz más allá de su parentesco  con el coloso del terror. Espero que siga la senda de “Cuernos” y veamos al mejor Hill.

Y lo demás, quién sabe… el próximo mes lo sabréis, ya estamos casi a mitad de año por cierto.

Dos Antologías: “Tras las huellas de Arsenio Lupin” y “Relatos hispánicos asombrosos y de terror”

tras-las-huellas-de-arsenio-lupin-9788494148941Lo que son las cosas, estas últimas semanas no hago más que leer antologías de cuentos de diferentes tipos; las dos propuestas que traigo hoy tienen que ver con el género y se caracterizan por tener autores de lo más variado, no son de un autor únicamente.

La primera, desde su título, “Tras las huellas de Arsenio Lupin” nos aclara de alguna manera por dónde puede ir, en el prólogo de Miguel Ángel de Rus de M.A.R. Editor queda meridiana esta condición:

“Cinco clásicos se reúnen en este libro, para deleite de quieres conocieron la literatura negra, criminal y detectivesca en sus orígenes: Maurice Leblanc, Marcel Schwob, Ambrose Bierce, Arthur Conan Doyle y Guillaume Apollinaire. Les rinden homenaje autores que en su obra literaria han buscado habitualmente el lado más oscuro del alma humana como Manuel A. Vidal, Kalton Harold Bruhl, Isaac Bélmar, Juan Guerrero Sánchez, Andrés Fornells y Joseba Iturrate, y autores que han preferido decantarse por disfrutar del hecho histórico, de la vivencia de la época, como Montserrat Suáñez, Belén Rodríguez Quintero, Raymond Mora Espinosa, Sol Antolín Herrero, Ángela Hernández, Pilar Mata Solano, Javier Fernández Jiménez y Sonia Ehlers. 

M.A.R. Editor ofrece al lector volver al pasado y sanar las heridas del alma. El lector decide si avanza a través de sus páginas.”

Los cinco clásicos que comenta son ciertamente imprescindibles: desde el ocurrente caso de Arsenio Lupin en “El collar de la Reina” hasta “Su último saludo en el escenario” de Doyle pasando por “Mi crimen favorito” (Incluido también en “El clan de los parricidas y otras historias macabras” de Bierce que comenté aquí) que rebosa maldad y buen hacer a partes iguales (“Sin excepción, creo poder afirmar que en lo referido a atrocidad artística, mi asesinato del tío William ha sido superado muy pocas veces”) .

Los motivos para incluir ciertas historias en una antología con este nombre están, en algunos casos, ciertamente difusos, hay una sensación de irregularidad más que patente que desluce el resultado final.

A pesar de algunos relatos reseñables como “Los comediantes” de Raymond Mora Espinosa (“-El mundo es un teatro, y los hombres no son más que meros comediantes”) o el “Gambito Veneciano” ambientado en la Venecia del siglo XIX de Montserrat Suáñez; o incluso “El foulard escarlata” de Pilar Mata Solano, donde la prensa se convierte en el desencadenante de los asesinatos.

Junto a estos, nos encontramos un despropósito total en cuanto a historia, edición y faltas de ortografía en cada página: “La encantadora Madame Delamieux” de Andrés Fornells. No es posible que un cuento de esta calaña haya pasado algún filtro, me sorprende desagradablemente.

Por fortuna, la recopilación no deja mal sabor de boca por un par de buenas historias en su etapa final: “Ojos Pardos” de Joseba Iturrate,  con una historia que le da la  vuelta al mito del destripador, a la inversa, con las prostitutas acuchillando a criminales o el fantástico “El caso de la muchacha de los cabellos de seda” de Juan Guerrero Sánchez con un guiño final muy conforme  a Leblanc y su Arsenio.

En conclusión, una mezcla ciertamente irregular y agridulce.

relatos-hispanicos-asombrosos-y-de-terror-9788437632667Sin embargo la segunda propuesta que os traigo “Relatos hispánicos asombrosos y de terror” en la edición de Emilio J. Sales Dasí es tan genial que no sé cómo no os la habéis leído ya.

Vale la pena ver la nómina de autores escogida (Relatos de Juan Montalvo, Pedro Antonio de Alarcón, Julio Calcaño, Benito Pérez Galdós, Emilia Pardo Bazán, Miguel de Unamuno, Miguel Sawa, Rubén Darío, Vicente Blasco Ibáñez, Amado Nervo, Pío Baroja, Abraham Valdelomar); en primer lugar, por su calidad; en segundo, porque se demuestra que ellos también se dedicaron a realizar historias de terror o ciencia ficción; esto confirma que cada vez se derriba más la frontera entre literatura “seria” y de género y esto es una gran noticia. Sobre todo porque se trata de una edición didáctica, muy pensada para la enseñanza, que no ignora el valor de dicha literatura.

En la imprescindible introducción  tenemos un esbozo del género citando a sus referentes en el extranjero, los Lovecraf, Hoffmann, Poe, etc… para luego centrarse en los autores escogidos y su implicación en lo fantástico:

“La atracción hacia lo fantástico, en todo caso, fue más relevante en unos escritores que en otros. Cuantitativamente, Alarcón, Pardo Bazán, Darío, Nervo o el propio Pérez Galdós probaron las posibilidades de lo inverosímil en varios de sus relatos, mientras que la incursión en estos territorios sería más ocasional en Blasco Ibáñez o Baroja. Por otra parte la oportunidad de tales ejercicios surgió en momentos diferentes de la trayectoria creativa de cada escritor. Así, mientras el cuento “Médium” se integraría en “Vidas sombrías”, primer título dado a la imprenta por Pío Baroja, el relato “¿Dónde está mi cabeza?” fue escrito por Galdós después de su etapa naturalista, en tanto que “El préstamo de la difunta” apareció cuando Blasco Ibáñez ya era un autor sobradamente conocido por sus novelas valencias.”

La selección, no como en la anteriormente mencionada, posee una ordenación cronológica y una unidad temática que aglutina y da sentido al resultado final:

“En la selección de los relatos que integran la antología se ha tenido en cuenta el criterio cronológico, recopilando títulos representativos del cuento fantástico y de terror en castellano del siglo XIX y principios de la centuria siguiente. Pero, asimismo, se ha atendido al propósito de conferirle a la colección una interesante variedad temática que resulte ilustrativa de los motivos característicos de dicho género  y, a la vez, asegure el entretenimiento, sin descartar la opción de animar al público juvenil a la lectura futura de otras obras de la misma índole. […] Si la literatura fantástica se caracteriza por desafiar a las certezas que todos admitimos tradicionalmente, deberás considerar los ejercicios planteados también como un reto que te impulse a penetrar en los reinos del misterio y lo ambiguo. Para esos deberás estar bien despierto y no dejarte doblegar por cualquier visita inesperada. Por si acaso.”

A partir de ahí, solo tenemos que dejar volar nuestra imaginación y disfrutar de lo lindo con propuestas de todo tipo de una gran calidad, por citar alguna:

En “La mujer alta” de Alarcón se afrontan las figuras fantasmagóricas:  “…cuando, a poco de penetrar en mi calle por el extremo que da a la de Peligros, y al pasar por delante de una casa recién construida de la acera que yo llevaba, advertí que en el hueco de su cerrada puerta estaba de pie, inmóvil y rígida, como si fuese de palo, una mujer muy alta y fuerte, como de sesenta años de edad, cuyos malignos y audaces ojos sin pestañas se clavaron en los míos como dos puñales, mientras que su desdentada boca me hizo una mueca horrible por vía de sonrisa….”

En “¿Dónde está mi cabeza?” de Galdós, asistimos a una faceta no tan conocida del autor de “Misericordia”, su capacidad para mostrarnos una situación altamente terrorífica con todo nivel de detalle:

“Antes de despertar, ofreciose a mi espíritu el horrible caso en forma de angustiosa sospecha, como una tristeza hondísima, farsa cruel de mis endiablados nervios que suelen desmandarse con trágico humorismo. Desperté; no osaba moverme; no tenía valor para reconocerme y pedir a los sentidos la certificación material de lo que ya tenía en mi alma todo el valor del conocimiento… Por fin, más pudo la curiosidad que el terror; alargué mi mano, me toqué, me palpé… Imposible exponer mi angustia cuando pasé la mano de un hombro a otro sin tropezar en nada.. El espanto me impedía tocar la parte, no diré dolorida, pues no sentía dolor alguno…, la parte que aquella increíble mutilación dejaba al descubierto….”

En “El que se enterró” de Unamuno encontramos una clave oculta que, en realidad está inherente en nuestras vidas, aunque no queramos ser conscientes de ello:

“En el tratado a que hago referencia sostenía, según me dijeron, que a muchas, a muchísimas personas les ocurren durante la vida sucesos trascendentales, misteriosos, inexplicables, pero que no se atreven a revelar por miedo a que se les tenga por locos. “La lógica –dice- es una institución social a la que se llama locura una cosa completamente privada. Si pudiéramos leer en las almas de los que nos rodean veríamos que vivimos envueltos en un mundo de misterios tenebrosos, pero palpables.”

En “Médium” de Pío Baroja la frontera entre el sueño y la realidad se desvanecen peligrosamente:

 “¿Quién ha dicho que estoy loco? ¡Miente!, porque los locos no duermen, y yo duermo… ¡Ah! ¿Creíais que yo no sabía esto? Los locos no duermen, y yo duermo. Desde que nací, todavía no he despertado.”

El “Finix Desolatrix Veritae” de Valdelomar  nos trae una dixtopía desasosegante, un mundo destruido incomprensible, parece mentira que estemos ante un autor clásico español, ¿verdad?

“-Decidme, por Dios, una palabra! […] ¿Dónde estamos?…

-En la tierra.

-Pero ¿y el Tiempo?

-Ya no hay Tiempo.

-¿Y el Espacio?

-Ya no hay Espacio.

-¿Y el Sol?

-Vele allí, que agoniza; ya está inmóvil.

-¿Qué ha pasado por el mundo?

-Los siglos.

-¿Estamos, pues, en el fin? ¿Hemos sido llamados por Dios?…

-¡Quién sabe!”

Simples ejemplos para demostrar la grandeza de la selección y la edición impecable de esta antología que nos trae Cátedra.  Esto sí que vale la pena.