“El pulp es el invitado del comienzo del año. Mi proyecto literario”

Enero estuvo marcado por tres hechos esenciales en lo literario: lo primero fue la lectura de la primera novela de la británica Zadie Smith, “White Teeth”, casi el “tochazo” del mes, 600 páginas de prosa desaforada en inglés marcada por influencias de todo tipo y con infinitas posibilidades de lectura, una visión, profunda, sobre el fenómeno de la inmigración en Gran Bretaña pero cargado de muy buen humor y con un final que a más de uno dejará con la boca abierta; el segundo acontecimiento fue la lectura de la recopilación de cuentos de terror que ha hecho Valdemar para conmemorar el 25 aniversario desde su creación, en breve pondré una buena reseña sobre él, lo merece; el último pilar del eje de lecturas del mes sería el comienzo de mi monográfico sobre literatura “pulp” marcado por la lectura de los imprescindibles volúmenes 1 y 2 de la recopilación “¡Bang, Bang. Estás muerto!” que continuaré a principios de febrero complementándola con un ensayo sobre el género además de un poco de “pulp” moderno.

Además de estas apasionantes lecturas, la primera del año resultó ser “El Vivo”, la nueva novela de Anna Starobinets que comenté en este enlace ; no faltó esta vez Chesterton del que próximamente pondré un comentario de su “Sobre el concepto de barbarie”, divertido panfleto sobre los peligros de los alemanes; también hubo un pequeño pero estupendo Dickens, sobre el que ya comenté por aquí; aprovechando el estreno de la ópera, cayó la obra de Peter Stephan Jungk sobre Walt Disney .

Las últimas compras las podéis ver en esta foto que os pongo a continuación. No voy a comentar más sobre lo que tocará el próximo mes, ya he adelantado, eso sí, la temática “pulp”.

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Enero, comienzo de año, suele ser el momento ideal para hacerse propósitos: adelgazar, dejar de fumar, etc…. En lo literario, este año, he podido constatar que estos propósitos suelen extenderse en los blogs literarios; esto, sin duda, suele resultar un acicate para tener, si cabe, aún más ganas de leer y fomentar la lectura del resto; es decir, hay una dimensión social aparte de la individual; de entre los retos, me he encontrado de todo, desde el típico de la página de goodreads donde la mayoría ponemos el número de libros (he vuelto a poner el del año pasado de 120 libros) que queremos leernos este año; hasta temas tan curiosos como proponerse leer 10 o 20 libros en inglés al año o leer un porcentaje mayor de autores femeninos (esto es, por otra parte, tremendamente absurdo, por distintas consideraciones que no vienen al caso).

En mi caso, esto me ha servido para darme cuenta de una realidad que se viene repitiendo año tras año: la demora de lecturas de los autores que más me gustan por las novedades recién salidas del horno, en aras de estar puesto al día de la más rabiosa actualidad. Esto, indudablemente, es una pena, siempre acabo lamentándome de haber olvidado a mis favoritos. Para solucionarlo, he preparado un proyecto al que llamaré ilustrativamente “Mi proyecto de lecturas (2013 a 2015)” donde pondré todos los títulos de ciertos autores que quiero leer ineludiblemente y que os pongo a continuación.

La mayoría los leeré en orden cronológico de aparición original, aunque en el caso de Zweig o King no la seguiré; en el resto se me antoja imprescindible, caso de Roth, David Foster Wallace o Coetzee, por ejemplo.

He creado una página personal, que será accesible en la web, de hecho ya la tenéis arriba; donde se irá actualizando con las reseñas que vaya haciendo de ellas según las lea… hay trabajo para aburrir…

A lo mejor me he columpiado demasiado, soy consciente de que es MUY exigente, pero la vida sin exigirte a ti mismo no es tan divertida ¿no? ¿Qué os parece?

 

John M. Coetzee

Esperando a los bárbaros (1980)

Vida y época de Michael K (1983)

El maestro de Petersburgo (1994)

Contra la censura. Ensayos sobre la pasión por silenciar (1996)

Costas extrañas. Ensayos, 1986-1999 (2002)

Elizabeth Costello (2003)

Hombre lento (2005)

Diario de un mal año (2007)

Mecanismos internos. Ensayos, 2000-2005 (2007)

 

Philip Roth

Goodbye, Columbus (1959)

Deudas y dolores (1962)

Cuando ella era buena (1967)

Mi vida como hombre (1974)

Lecturas de mí mismo (1976)

Los hechos. Autobiografía de un novelista (1988)

Engaño (1990)

Patrimonio. Una historia verdadera (1991)

El teatro de Sabbath (1995)

Pastoral americana (1997)

Me casé con un comunista (1998)

La mancha humana (2000)

El oficio. Un escritor, sus colegas y sus obras (2001)

La conjura contra América (2004)

Sale el espectro (2007)

 

Don Delillo

Americana (1971)

Jugadores (1977)

Libra (1988)

Mao II (1991)

Submundo (1997)

En las ruinas del futuro (2001)

El hombre del salto (2007)

El ángel Esmeralda (2011)

 

Cormac McCarthy

El guardián del vergel (1965)

Suttree (1979)

II – En la frontera (1994)

III – Ciudades de la llanura (1998)

El Sunset Limited (2006)

 

Joyce Carol Oates

Un jardín de placeres terrenales (1967)

Bellefleur (1980)

Las hermanas Zinn (1982)

Solsticio (1985)

Qué fue de los Mulvaney (1996)

Blonde (2000)

Infiel (2001)

Monstruo de ojos verdes (2003)

Niágara (2004)

Mamá (2005)

Sexi (2005)

La hembra de nuestra especie (2006)

La hija del sepulturero (2007)

 

Cees Nooteboom

Una canción del ser y la apariencia (1981)

Mokusei (1982)

En  las montañas de Holanda (1984)

La historia siguiente (1991)

El desvío a Santiago (1992)

Zurbarán (1992)

Cómo ser europeos (1997)

El día de todas las almas (1998)

Hotel Nómada (2002)

Lluvia Roja (2007)

Perdido el paraíso (2004)

Tumbas de poetas y pensadores (2007)

 

David Foster Wallace

La escoba del sistema (1987)

La niña del pelo raro (1989)

La broma infinita (1996)

Entrevistas breves con hombres repulsivos (1999)

Extinción (2004)

Hablemos de langostas (2005)

El rey pálido (2011)

Conversaciones con David Foster Wallace (2012)

 

Charles Dickens

Escenas de la vida de Londres (1836)

Relatos londinenses (1838)

Nicholas Nickleby (1839)

La pequeña tienda de antigüedades (1841)         

Barnaby Rudge (1841)

Notas desde América (1842)

Cuento de Navidad (1843)

Las campanas (1844)    

El grillo del hogar (1845)

La batalla por la vida  (1846)      

El Hombre encantado (1848)      

(Incluidas estas cinco en cursiva en el volumen “Cuentos de Navidad”)

Vida y aventuras de Martin Chuzzlewit  (1844)

Dombey e hijo (1848)

Para leer al anochecer (1852)

Tiempos difíciles (1854)

Cuentos de viajeros y posadas (1855) (Con Wilkie Collins)

Pequeña Dorrit (1857)

Una casa de alquiler (1858) (con Wilkie Collins)

El viajero sin propósito (1860)

Grandes esperanzas (1861)

La señorita Lirriper (1863)            

Nuestro común amigo (1865)

El guardavías (1866)

 

Stefan Zweig

Fouché

La embriaguez de la metamorfosis

Miedo

Confusión de sentimientos

Clarissa

El candelabro enterrado

La impaciencia del corazón

Los ojos del hermano Eterno

(Incluídos los siete en cursiva dentro de la recopilación “Novelas”)

María Antonieta

Correspondencia (Herman Hesse)

Montaigne

La curación por el espíritu

La mujer y el pasaje

Tres maestros

Noche fantástica

El legado de Europa

Amok

Castellio contra Calvino

Las hermanas

El mundo de ayer

¿Fue él?

Viaje al pasado

La lucha contra el demonio

El amor de Erika Ewald

María Estuardo

 

Stephen King

Danza Macabra

El ciclo del hombre lobo

Montando la bala

Colorado kid

Corazones en la Atlántida

Todo es eventual: 14 relatos oscuros

Rabia

La larga marcha

Carretera maldita

El fugitivo

 

Flannery O’Connor

Novelas

 

A.S. Byatt

La virgen en el jardín (1978)

Naturaleza muerta (1985)

La torre de babel (1996)

El libro de los niños (2009)

 

Alice Munro

La vida de las mujeres (1971)

Las lunas de Júpiter (1982)

Demasiada Felicidad (2009)

 

Carson McCullers

El corazón es un cazador solitario (1940)

Reflejos de un ojo dorado (1941)

El aliento del cielo (1951)

La balada del café triste (1951)

Reloj sin manecillas (1951)

 

A.M. Homes

El Fin de Alice

La hija del amante

 

Margaret Atwood

El cuento de la criada (1985)

El asesino ciego (2000)

Resurgir (1972)

Desorden moral (1979)

 

Virginia Woolf

El lector común (1925)

Al faro (1927)

Orlando (1928)

Las olas (1931)

Los años (1937)

Entreactos (1941)

Momentos de vida (1976)

Relatos completos (1985)

 

Doris Lessing

El Cuaderno Dorado.

Estreno mundial en el Teatro Real: “The Perfect American” de Philip Glass

Un estreno es siempre un acontecimiento, pero cuando este estreno tiene la repercusión del que nos ocupa, se vuelve todavía más relevante. “The perfect American” está basada en el libro del escritor alemán Peter Stephan Jungk “Der König von America”, que aquí se ha traducido convenientemente como “El americano perfecto. Tras la pista de Walt Disney”; me imagino que, por este motivo, la “crítica especializada” habla del título de la ópera como homónimo del libro, aunque no indique que se refiere a la traducción; el original sería, en realidad, “El rey de America”. americanoperfectoEl libro, del que hablé por aquí en profundidad , se trataba de una biografía ficcionalizada tomando como narrador uno de los trabajadores de Disney que fue despedido por él mismo, nos ofrecía un personaje lleno de contradicciones, con sus cosas buenas y sus cosas malas, pero que, indefectiblemente, era la personificación del mito americano: el hombre hecho así mismo, el sueño americano. Por mucho que se esfuercen estos mismos medios especializados, la visión no era tan negativa, más bien se reconoce claramente su valía a pesar de sus contradicciones; esto me lleva a pensar que, la mayoría, han oído hablar del libro, pero no lo han leído.

Con este material de base Gerard Mortier encargó la ópera al compositor norteamericano Philip Glass, quizá uno de los más importantes actualmente; y el estreno es el resultado de este encargo. Tras estas puntualizaciones, paso a comentar el resultado final.

Rudy Wurtlitzer, en su adaptación del libro, ha estructurado la ópera en 2 actos, con un prólogo, 11 escenas y un epílogo; no queda duda de que esta, como en otras óperas del compositor, es la forma que mejor se adapta a su música, ya que, a falta de una unidad musical se fragmenta; el libro de Jungk se convierte en una serie de retales que van conformando la personalidad del megalomaníaco Disney. Lo que era realmente novedoso, la narración del “poco fiable” Dantine, aquí desaparece; se convierte prácticamente en la narración en primera persona del propio Walt, Dantine queda reducido a un personaje desahuciado que aparece y desaparece como alma en pena en dos o tres momentos puntuales (siempre negativos); al poner el centro en Disney, somos conscientes del mito, Glass y Wurtlitzer convierten la ópera en la personificación del “Sueño Americano”, en la figura de Walt Disney, un hombre que, a pesar de sus contradicciones evidentes (solo hay que ver su charla con el autómata Lincoln donde reconoce que es racista y que no comulga con sus valores), ha sido capaz de prosperar, se ha hecho a sí mismo; se ha convertido casi en un Dios, más conocido que Jesucristo y Budha. La aparición, anecdótica en el libro, de Andy Warhol, aquí sirve, sorprendentemente, para ubicar el personaje con toda su importancia en la cultura “pop(ular)”, importancia subrayada por el propio Slavoj Zizek, hace algunos años, que señala la paradoja que supuso que Disney distribuyera una película de David Lynch, ese resumen de la condición ética de nuestra época: “la superposición de la transgresión con la norma”.

the perfect american

Phelim McDermott, habitual colaborador de Glass, diseñó una puesta en escena muy dinámica y efectista, una plataforma circular en el medio del escenario giraba según las circunstancias, una pantalla en el fondo del escenario nos mostraba el cine de los antiguos años, mostrando sin pudor el mito de la frontera, del medio oeste norteamericano; unos figurantes, omnipresentes representaban los dibujantes a las órdenes de Disney y aportaban diferencias en cada momento de la escena; del techo colgaban unas cámaras, un escenario de producción de Disney, todo era como ver una película de la vida de Walt Disney, consiguiendo momentos muy logrados como la conversación con el autómata, o las diferentes acciones de los dibujantes. Quizá fue lo más interesante de la noche, a pesar de omitir, deliberadamente, cualquier presencia de alguna de sus creaciones (excepto los tres círculos para dibujar a Mickey), el resultado era oscuro, brumoso, pero logrado.

¿Y la música? Aquí quería llegar yo. Era consciente, le he oído muchas cosas, que Glass no es un Mozart; pero esperaba, por lo menos, al mejor Glass; desgraciadamente esto no sucedió, excepto algún momento puntual como la conversación con el autómata, o quizá el dúo con Hazel George, su enfermera… todo quedó deslavazado; como la distribución de escenas, falto de una unidad dramática, ni siquiera los momentos más minimalistas fueron reseñables, cundió la monotonía solo levantada por alguna melodía con los chelos o los contrabajos, sobre todo el prólogo que luego se vuelve a reproducir a lo largo de la obra; totalmente desprovista de emoción, fría por momentos; sin demasiado interés, muy alejada del compositor de “Satyagraha” o “Einstein on the Beach”.

Con este material Dennis Russell Davies, la mano derecha de Glass en la dirección musical, estuvo muy preciso, sacando todo lo que podía de una orquesta más grande de lo habitual en estas obras, sobre todo por la variedad de instrumentos de percusión; pero que actuaba la mayoría de las veces de forma de cámara y que aumentaba de volumen The-Perfect-AmericanLincolnmusical en los momentos corales, prácticamente al unísono. De los cantantes, el verdadero protagonista fue Christopher Purves, que construyó un Walt Disney con gran personalidad y una voz cálida, plena en el centro; peor estuvo David Pittsinger como el hermano Roy Disney, demasiado frío y desprovisto de emoción; los pocos momentos disponibles de Donald Kaasch como Dantine estuvieron bien cantados; bien el papel de Janis Kelley en la ninguneada Hazel George; los demás más bien discretos, poco precisos, con una mención al papel de Zachary James como Abraham Lincoln. El coro, razonable, tampoco podía lucirse demasiado con lo que había.

Tibios aplausos finales de un público que no entró definitivamente en la obra y que esperó a ver si salía Glass al final de la representación, cosa que no ocurrió; lástima, podría haber sido inconmensurable, pero se quedó todo un poco a medias. Otra vez será.

“El americano perfecto” de Peter Stephan Jungk

Con motivo del estreno mundial el próximo día 22 de enero de la ópera sobre la vida de Walt Disney, “The perfect American” de Philip Glass, se ha publicado anteriormente el libro en el que se basa el libreto de la ópera: “El americano perfecto. Tras la pista de Walt Disney” (“Der König von America”) del norteamericano, aunque con lengua materna alemana, Peter Stephan Jungk.

americanoperfectoEl libro no es una biografía al uso, está a medio camino de la biografía y el relato de ficción y se basa en la vida de Wilhelm Dantine que es el que se encarga de construir la narración al completo desde su punto de vista. Dantine fue el creador de los bocetos para “La bella durmiente” y fue expulsado por el propio Disney en 1959, lo cual desencadenó su obsesión por el creador estadounidense:

“Echo la vista atrás y contemplo la historia de su vida, como si me fuera más próxima y familiar que la mía propia. Incluso ahora, treinta años después de nuestro último encuentro, le sigo dedicando mi primer pensamiento cuando me levanto al amanecer y el último cuando me voy a la cama por la noche. Hace algunas semanas, cuando me propuse dar forma a lo vivido, no sabía si saldría una elegía, un libelo difamatorio o una epopeya”

Esta mezcla de veneración y odio que deviene en obsesión nos hace ver, casi desde el principio, lo falible, lo poco fiable que es este narrador y; desde luego, todo lo que vaya sacando de Disney irá entre lo elegíaco y lo despreciativo. Construirá su vida desde los momentos en que se relacionó con él, pero también a través de los testimonios de aquellos lo trataron. Y todo con continuos cambios en el tiempo, según le interese, lo que convierte la narración en algo poco predecible y por supuesto tremendamente entretenida, además de estar bien escrita.

Casi al principio de todo nos damos cuenta de que era un “megalomaníaco” sin lugar a dudas:

“Soy un líder, soy un pionero, soy uno de los grandes hombres de mi época; en su interior, a Walt estas palabras le resuenan como un eco. Esta oración de alabanza de sí mismo se la repite todas las mañanas, mientras está tendido despierto, antes de que salga el sol, desde Blancanieves, desde 1937. Mi nombre está en boca de más personas que el de Jesucristo. Millones de personas conocen, por lo menos, una de mis películas. Soy un mito. Mi ratón gusta más que el Niño Jesús y Papá Noel juntos. Es algo que no existía antes de mí: un género artístico, una idea, un concepto, que llega a toda la humanidad, que gusta y deleita a todos. He creado un universo. Mi fama durará siglos.”

A pesar de que el discurso, ciertamente, acusa de delirio de grandeza, el tiempo nos ha mostrado que no estaba muy lejos de la realidad. Otras pinceladas de su personalidad, igualmente menos agradables, tenían que ver con su falta de reconocimiento de los demás en público:

“Walt casi nunca daba su aprobación, y cuando esto ocurría lo hacía de una manera indirecta, con rodeos: hacía saber que otro había hecho un trabajo sorprendentemente bueno. con lo cual quedaba implícito que, aquel al que se dirigía debía comprobar en sí mismo si había dado muestras satisfactorias de su capacidad para entusiasmar al jefe.”

O simplemente con sus sentimientos racistas o machistas:

“Siente usted una llamativa simpatía por los negros, así sí que no estamos de acuerdo. […] No permito, bajo ningún concepto (y en todo caso no se ha dado nunca hasta ahora) que trabajen para mí, ni aquí, en Anaheim, ni en los estudios de Burbank. Dejo que haya uno o dos como jardineros, y la mayoría de las mujeres de la limpieza del estudio son negras, por supuesto. Pero yo prefiero apartarme de su camino.”

“Que nunca ha permitido ni a una mujer tomar parte de un proceso creativo. Las mujeres estaban autorizadas a copiar, pintar y colorear con tintas las ideas, los patrones y los bocetos de los hombres, pero no a producir ni el más mínimo trabajo creativo.”

A pesar de estos delirios, se nos revela como hombre, con sus miedos, quizá el miedo mayor sea a que desaparezca en el tiempo su persona:

“En los últimos tiempos no me abandona la sensación de que mi nombre ya no me pertenece. Es como si yo fuera el portador de este nombre, cuyo propietario es, en realidad una empresa. Una compañía que ofrece mi nombre como si fuera el suyo ¿Yo soy yo o soy una empresa? Dentro de cincuenta años, mi estudio aún existirá, pero nadie sabrá ya que tras él había un hombre de carne y un hueso, un tal Walter Elías Disney”

Miedos visibles por la forma en que se refiere a los animales: “Prefiero los animales a las personas, con mucho. Y creo que a la mayoría de la gente le sucede lo mismo. El éxito, en todo caso, me da la razón.” Walt Disney resulta, cómo no en este tipo de grandes figuras, un personaje muy paradójico según lo que nos cuenta Dantine: por un lado tenemos al visionario e influyente empresario capaz de influir en las elecciones democráticas de EEUU, recibir al presidente ruso o hablar con Neil Armstrong para conseguir que sea el primero en salir a la luna con un muñeco de Mickey Mouse (si no lo consiguió es porque murió antes); por otro tenemos a una persona insegura, anclado en la nostalgia de su niñez (visitó muchas veces su ciudad de origen, Marceline), profundamente asexual (tuvo una amante con la que prácticamente ni se acostaba) y temeroso de las relaciones con las personas.

Sin embargo este hombre de contradicciones supo rodearse de personas de mucho talento, (tal es el caso de Ub Iwerks, creador de Mickey y “capaz de crear 700 dibujos en un día”. Ward Kimball,  creador de Dumbo, o el propio Dantine, etc.), y exprimirlos para crear lo mejor que se podía hacer con un punto de partida muy claro y que nunca perdió en su horizonte:

“Nosotros no producimos filosofía, Bill, sino entretenimiento. […] Puede que una metáfora tan rebuscada satisfaga tu cerebro retorcido, pero no a los millones de personas que forman mi público.”

Esta biografía ficcionalizada nos ofrece esto y más (las pequeñas anécdotas y muchos más datos es mejor descubrirlos leyéndolo), pinta a Walt desde una óptica postmodernista que podemos creernos o no pero que no está muy lejos de la realidad, y que pone en perspectiva a una de las más importantes figuras del siglo XX, un visionario que ya es inmortal (como su empresa), en boca de su colaborador Ward Kimball:

-De Leonardo todavía nos acordamos hoy, cuatro siglos y medio después de su muerte. Y lo mismo ocurre con Miguel Ángel, Rubens y Velázquez. De igual manera se recordará a Walt Dinsney, en un futuro lejano , muy lejano. Y así debe ser. Puede que las películas de Walt sean simplificaciones., pero son clásicos. Deberían ser preservadas; no, no deberían, se preservarán de hecho como la Biblia de Gutenberg.”

Guste o no, la influencia de Walt Disney y el imperio que creó es inmensa y, sobre todo, decisiva en la forma de entender la cultura popular :”Resulta difícil imaginar un mundo sin Walt”.

No me gustaría acabar sin una carta-anécdota que se nombra en las últimas páginas, tras su muerte, y es la que Disney dirigió a Charles Chaplin pidiéndole perdón por haberle acusado en la caza de brujas contra los izquierdistas; en esa carta Disney comenta: “Tan solo quería hacerle saber lo mucho que usted ha significado para mí. Sin su ejemplo, nunca habría existido el ratón Mickey. Sin su inspiración, no habrían existido Blancanieves ni Pinocho, ni casi ninguna de mis películas. Usted fue mi maestro y mi modelo. Sin usted, nunca habría existido Walt Disney.”

Gracias Chaplin, gracias Walt, por haber hecho tantísimo por la cultura.

¡Feliz Navidad con libros!

No podía dejar pasar la oportunidad de felicitar las navidades a los lectores de este blog, que, aunque sean pocos, desde luego son escogidos.

Se puede ver en la portada la imagen del Nacimiento que tenemos puesto en casa, una imagen navideña y con la que os hago partícipe de nuestra alegría para el año que viene.

Os pongo una foto de las últimas adquisiciones y aprovecho para recomendar alguna de ellas para estas fechas, aunque todavía no las haya leído pero puedo asegurar que van a cumplir su cometido.

2012-12-15 16.27.08

Mi primera recomendación es una recopilación de relatos ambientados en la Inglaterra costumbrista de comienzos del siglo XX, “Navidades en Cold Comfort Farm” de Stella Gibbons es un conjunto de historias cortas con los protagonistas de las dos anteriores novelas que ya hemos visto publicadas por aquí “La hija de Robert Poste” y “Flora Foste y los artistas”, con el acicate de ser, además, navideñas; nos puede ofrecer historias clásicas, muy divertidas y chisposas, un entretenimiento sano garantizado.

El segundo, aunque no aparezca en la foto, me va a caer en Reyes; es otra recopilación, la de los “Cuentos completos de Navidad” de Charles Dickens, con todos los que hizo el imprescindible escritor inglés para esta época y que viene muy a cuento para conmemorar el bicentenario del nacimiento del británico. ¿Hace falta defenderlo a estas alturas? Es tan necesario que toda persona debería tenerla en su casa.

El siguiente ya es algo más personal; con motivo del estreno de “The perfect American” de Philip Glass en el Teatro Real en Enero se acaba de publicar en España el libro homónimo que ha inspirado la obra en cuestión. Escrita por Peter Stephan Jungk, su lectura promete una visión muy distinta de la que tenemos en la cabeza del siempre interesante Walt Disney, espero que, desde luego, sea amena y, por qué no, enriquecedora como todo aquello que trastoca un canon establecido.

Y para acabar, algo más transgresor, dos predilecciones mías en cuanto a novela de género; para los amantes del terror, Valdemar acaba de sacar una edición con una espléndida recopilación de textos de los últimos 25 años, “Miedo en el cuerpo”, que asegura escalofríos y miedo del bueno para los grandes aficionados como yo. Y para los amantes de la novela negra de calidad, Sajalín nos trae la última de Edward Bunker, “Little Boy Blue”, hardboiled del más radical y muy bien escrito.

Eso es todo por ahora, a principios de año pondré la lista de lo que más me ha gustado este año que, por lo que estoy viendo no coincide casi con nada de lo que hacen en distintos periódicos y blogs… eso me llena de satisfacción, hay que reconocer que va a ser muy personal.

¡Feliz Navidad!! ¡Qué pases unos días muy entrañables con vuestras familias!