100 títulos de Impedimenta

la-segunda-vida-de-viola-wither-9788415578024Es motivo de celebración que una editorial pequeña independiente consiga llegar a la friolera de 100 títulos; entre otras cosas, porque hoy en día cada vez es más difícil publicar (y tener éxito), al menos para las editoriales que abogan por unos catálogos distintos y muy alejados de los best-sellers mainstream que llenan mes a mes las librerías y centros comerciales gracias a Espasa, RHM y similares.

La verdadera baza de estas es, entonces, conseguir ganar una clientela fija mediante la elección de unos títulos muy reconocibles para esos clientes y mantenerse fieles a esta filosofía y, si da la casualidad, pegar un bombazo que te aúpe a un número mayor de potenciales. En el caso de Impedimenta (su web está por aquí y podéis echarle un vistazo), podemos encontrar todas estas características:

-El catálogo es perfectamente reconocible, su base, literatura británica preferiblemente (Bennet, Spark, Gibbons, Woolf, Nobbs… etc…) aunque podemos ver publicados otros títulos de diferentes nacionalidades como polacos (Lem), rumanos (Catarescu), japoneses (Soseki) y un largo etcétera, el único requisito es la calidad de las obras. De hecho también abogan por novelas contemporáneas de autores españoles como Fernando San Basilio o Pilar Adón. El resultado es variado y, desde luego, de un alto nivel cualitativo.

“La hija de Robert Poste” de Stella Gibbons supuso un bombazo, un espaldarazo a su labor; no en vano, el número de ediciones de esta obra ha crecido gracias a la recomendación casi unánime de sus lectores. Era el éxito que necesitaban para poder llegar a más lectores de lo habitual en estos casos.

-El diseño y la edición, imprescindibles, por dos razones: las portadas son atractivas y por ocasiones bellas, llaman la atención para los neófitos de la editorial; ese tipo de diseño es evidente que se ha convertido en un sello distintivo.

La filosofía de la editorial resume sin dudas su actitud:

“Publicar lo más valioso de la literatura clásica y moderna es nuestra más firme intención, en ediciones que nos satisfagan a nosotros en tanto lectores exigentes. Obras inspiradas por el ideal de calidad que queremos que sea nuestro inconfundible distintivo como editorial.

Impedimenta, fundada en el año 2007 en Madrid por Enrique Redel, aspira a recuperar y redescubrir aquellas obras literarias esenciales para poder disfrutar de nuestro largo camino como lectores: obras que se lean, que se disfruten y que se guarden.”

Voy a aprovechar este post para recomendar tres títulos de la insigne colección y que, desde luego, pueden ser buenas opciones para conocerla:

El primero de ellos se trata, como no podía ser de otra manera del título que ha supuesto el número 100, y no podía ser otra la elegida que su bandera y una de las artífices de su éxito: Stella Gibbons. El libro en cuestión es “La segunda vida de Viola Wither” y reúne una de esas tramas tan características suyas en la que Viola Wither, la protagonista, se casa con alguien a quien no ama y al enviudar va a vivir con su familia política teniendo a partir de ese momento la posibilidad de conocer a un magnate soltero que se parece a Gatsby y que se caracteriza por su superficialidad.  Esta trama le sirve como pretexto para montar todo tipo de situaciones cómicas, con una sátira que siempre se mete con el orden y costumbres imperantes y te lleva en volandas con su prosa elegante sin olvidar momentos entrañables. Nada nuevo a lo que ya nos tenía acostumbrados en sus otras novelas, bien hecho, sin deslumbrar, pero siempre de manera interesante. Es una buena recomendación, sobre todo para el verano.

enterradoenvidaLa segunda novela que quería traer era la fantástica “Enterrado en vida” del también británico Arnold Bennett y lo voy a introducir gracias al postfacio a esta edición que realiza José C. Vales

“Decía en una carta privada Virginia Woolf a su amiga Lady Cecil “Me deprime el astuto realismo del señor Bennet”

“A muchas obras de Arnold Bennet, alejado de las exquisiteces intelectuales de Bloomsbury y sus alrededores clasistas y esnobs, no tardó en aplicárseles el distintivo potboilers. La palabra deriva de la expresión boil the pot, literalmente “hacer hervir la olla” y figuradamente “buscarse la vida”. “¿Es que voy a quedarme ahí mirando cómo alumnos se embolsan dos guineas por historias que yo puedo hacer mucho mejor? Por supuesto que no. Si alguien piensa que mi único objetivo es el arte por el arte, siento decirle que está lamentablemente equivocado”.  En definitiva, se acusó a Arnold Bennet de escribir para ganarse la vida, de ser un mercenario de la sintaxis, un mercader del párrafo y un fariseo de la literatura.”

Lejos quedan para nosotros en estos instantes las agrias polémicas que surgieron en la época entre dos formas de entender la literatura: la modernista introspectiva de Virginia Woolf y la más pragmática y tradicional, anclado en lo decimonónico, de Arnold Bennet. Desgraciadamente, con el tiempo, la figura de la primera se ha agigantado en detrimento de la segunda y Bennet, está bastante denostado por los lectores en general.  Lo bueno de verlo es perspectiva es que nosotros podemos disfrutar de ambas formas de literatura sin tener que tomar partido. Como Woolf va a venir en los próximos años con mi proyecto literario,  mi lanza de hoy va en favor del gran Bennet. Este “Enterrado en vida” es una muestra de su buen hacer, con un comienzo plenamente dickensiano no podemos evitar disfrutar de uno de esos personajes que nos recuerdan a la más firme tradición británica: Priam Farrl. Un tímido elemento que no dudará en fingir su muerte para desaparecer de la vida moderna aunque luego no le resulte tan fácil la nueva situación. Todo se convierte en una comedia de enredo con dobles identidades y situaciones que, inevitablemente, nos sacan una sonrisa y, por momentos, carcajadas. Una pequeña maravilla que arrancará el deleite de los que se atrevan con él.

Y para acabar con una de esas sorpresas que a veces te encuentras: “La promesa de Kamil Modracek” del checo Jiri Kratochvil con traducción de Elena Buixaderas, de la que voy a poner los textos que vienen a continuación.

lapromesakamilY es sorpresa porque nos encontramos con una novela donde se mezclan mucho mejor de lo esperado la culpa y el castigo, ficción y realidad, una venganza cargada de humor negro: la venganza del arquitecto Modracek por la muerte de su hermana en un interrogatorio y su alter ego investigador el peculiar Dan Kocí alias Stanley Pinkerton, cuya única arma era el flash: “Para cuando usaba el flash la pareja adúltera ya sabía que la diversión se había acabado.”

Lo que parece inicialmente una novela policíaca checa, trasciende el género para presentar además, elementos metaficcionales, solo tenemos que observar la propia presencia del escritor en la obras, como vemos en el interrogatorio a Modracek:

“Escuche, Modracek. Enfrente de usted viven unos tales Kratochvil, ¿no es cierto? (Y miró otra vez sus papeles.) Anezka Kratochvil y sus hijos Kiri y Josef.”

Las fronteras entre ficción y realidad se vuelven difusas y Kratochvil aprovecha  para discutir sobre ello:

“Así que al principio quise entender que lo que le interesaba era averiguar la proporción entre “verdad y poesía” en un texto literario. Pero me equivoqué. Por alguna razón incomprensible para mí, le interesaba saber si lo que está escrito, lo que existe en principio solo como texto literario, en un relato por ejemplo, puede luego ocurrir en la vida real. O como lo diría y: si la realidad puede copiar a la ficción, igual que la literatura suele copiar a la realidad.”

No es casualidad que Nabokov se convierta entonces en un personaje imprescindible para el avance de la trama:

“Bien, el Le Corbusier es suyo si en una semana, es decir, en ciento sesenta y ocho horas, es capaz de resolver usted el único problema en dos movimientos de Nabokov que tengo en casa.”

Juega con el flujo de pensamientos  y  el monólogo interior, se producen continuos cambios de perspectiva, llegando a confluir en una novela policíaca netamente postmodernista que destaca por su originalidad y que no esconde un microcosmos que se puede extrapolar como alegoría a la realidad que vivimos:

“Es curioso cómo hasta una sociedad tan pequeña (qué son veintiuna personas a fin de cuentas) después de un tiempo acaba tomando la estructura de una mucho más grande. En la gente debe haber algo como un gen social que les lleva a aceptar ciertos roles y, en coordinación con los demás, a modelar una sociedad de estructura estadística similar.”

En definitiva, una novela completísima que nos ofrece mucho más de lo habitual y que se me antoja imprescindible dentro del ya completo catálogo de esta fantástica editorial. Gracias a Impedimenta y a su editor Enrique Redel por traernos estas propuestas distintas y, afortunadamente, retadoras por su calidad.

El resumen de julio y lo que se avecina en agosto

El mes de julio ha resultado este año bastante extraño; principalmente porque he estado casi todo el mes de vacaciones y, además, por la influencia de “El plantador de tabaco” que me absorbió bastante tiempo. El caso es que he tenido acceso muy limitado a mi procesador de textos habitual y se me ha acumulado todo de una manera considerable. La pena de esto hasta que me ponga al día, es que se van a quedar en el tintero varios libros que, sin duda, merecerían un comentario mayor y que, sin embargo, solo los voy a citar en este post conjunto. Sí que pondré las relacionadas con mi Proyecto literario que irán apareciendo sucesivamente:

Sin más dilación, este es el resumen de lecturas del mes:

“Un paraíso inalcanzable” de John Mortimer, de esta joya ya tenía preparada la reseña y caerá en no mucho tiempo, mientras llega, ya os aseguro que va a estar entre lo mejor del año. Una delicia.

“El plantador de tabaco” de John Barth, el post 150 de este blog, todo un éxito para mí, ya lo comenté anteriormente por aquí.

“Joyland” de Stephen King, sí habrá reseña de él, al menos algún comentario. Un muy buen King como últimamente nos tiene acostumbrados.

“Cómo hacer bien el mal” de Harry Houdini, una verdadera sorpresa la publicación de este catálogo de escritos del gran y conocido ilusionista por parte de Capitán Swing. Una lectura diferente para aquellos que piensan que un ensayo es aburrido. Houdini sorprende primeramente con un relato que bien pudiera haber sido escrito a dos manos con el gran Lovecraft; el resto se trata de artículos realizados por él y que nos desvelan secretos para hacer que un ilusionista triunfe además de desvelar algunos de los increíbles trucos de los tragasables o tragapiedras… sí, habéis leído bien. Lectura muy original, divertida y refrescante para el verano.

“Enterrado en vida” de Arnold Bennett, comentaré algo más sobre él, aprovechando el centenario de títulos de la editorial Impedimenta. Baste, como adelanto, comentar que es una lectura anclada en el realismo decimonónico y cargado de mucho buen humor con un personaje dickensiano.

“El último pasajero” de Manuel Loureiro, ya lejos queda la trilogía de zombis del gallego cuando vemos un giro en su carrera con este thriller con viajes en el tiempo, nazis, elementos de terror y, sobre todo, mucha emoción. Una novela que bien podrían haber escrito los increíbles Preston y Child y que sienta un precedente muy interesante, sobre todo por una presentación del conflicto excelente aunque decaiga más en la parte final. Una más que recomendable propuesta de lectura veraniega con más calidad de lo habitual.

“Cartas a Poseidón” de Cees Nooteboom, uno de esos libros de viajes a los que nos tiene acostumbrados; una simple premisa cargada de mucha belleza y de la que hablaré en un post individual.

“Mujer de Barro” de Joyce Carol Oates, uno de esas novelas que nos brinda normalmente la gran narradora norteamericana, más introspectiva por momentos pero juguetona como pocas, y más comprometida que nunca. Oates siempre embriaga con sus ideas, y aquí no puede ocurrir de otra manera. Próximamente prepararé algo sobre ella.

“Luz por todas partes” de Cees Nooteboom, maravillosa antología poética del holandés que comentaré  más adelante en un post a tal efecto.

“La piedra de moler” de Margaret Drabble, es un acontecimiento que publiquen una novela de la hermana de A.S. Byatt, entre otras cosas, porque no hay nada de ella disponible en castellano. El problema en este caso es la elección de un título de sus inicios que, sinceramente, no es demasiado representativo de su calidad. Estamos ante un relato de autorrealización con la típica mujer de la época que intenta compatibilizar vida personal y laboral. Anclado en la tradición realista la novela se lee muy bien, pero queda lejos de sus experimentos postmodernistas (más interesantes en mi opinión), que realizó posteriormente, sobre todo en su Trilogía “The Radiant Way”. Aun así, es una buena lectura para conocerla y esperemos que venda lo suficiente para que veamos más ejemplos de su pluma.

“La maldición de Eva” de Margaret Atwood, me extenderé aún más sobre este libro de ensayos, vale la pena introducirse en el universo de la escritura sobre todo por la sencillez y el sentido común que demuestra.

“La segunda vida de Viola Wither” de Stella Gibbons, si la editorial Impedimenta tiene un valor seguro, es sin duda el caso de Gibbons, sello de una forma de hacer las cosas y que, además, ha sido elegido para ser el título 100. Muy apropiado.

“Luna Llena” de Jim Butcher, qué divertido e imaginativo es Butcher con las aventuras de Harry Dresden, en esta segunda entrega (que ha salido ahora en bolsillo) aprovecha los elementos que ya presentó en el primero y le da una vuelta al mito del hombre lobo. Lo mejor es que presenta datos sobre el pasado de Harry que servirán, más que probablemente, como germen para las siguientes aventuras. El único pero es que consiga que los métodos usados en su investigaciones no se vuelvan monótonos. Veremos si lo logra en las siguientes entregas. Esta, como la anterior, sigue en buena forma.

“Apartamento 16” de Adam Nevill, con lo poquísimo que se publica de terror en España (aparte de los King, Barker y alguna cosilla más…), intento cada vez más hacerme con todo lo que va saliendo. Este escritor británico es una posibilidad razonable de disfrutar del terror. Estamos ante una típica historia de habitación fantasma, un hotel donde los personajes se ven influenciados por el mal que emana en la habitación, un pasado por descubrir y un personaje maligno muy unido al arte. A pesar de caer en tópicos muy asociados a este tipo de relatos el libro se deja leer y tiene buenos momentos, probaré otros  libros suyos sin dudarlo.

“Los tres estigmas de Palmer Eldritch” de Philip K. Dick, cada vez que leo a Dick tengo la misma sensación: es como si la cabeza fuera a estallar con los innumerables conceptos que empieza a presentarte sin que apenas te dé tiempo a aclimatar tu pensamiento. Es una delicia de ciencia ficción, inconmensurable y que sigue asombrando a pesar de haberse escrito ya hace cincuenta años…  Un coloso imprescindible.

“Boston. Sonata para violín sin cuerdas” de Todd McEwen, este no era una lectura muy veraniega a pesar de tratarse de una lectura estupenda. Principalmente porque el recurso utilizado por el autor, ese continuo flujo interior de pensamientos en la cabeza del protagonista tras darse un golpe en la cabeza, obliga a una lectura más detallada para no perder el ritmo de lo que cuenta y eso se hace notar en la velocidad lectora. Eso sí, a pesar del reto que supone, es muy divertido y la historia desborda buen hacer por su imaginación y momentos de lirismo; además está muy bien acabado. Es muy recomendable si se busca algo más exigente.

Y con esto acabo el resumen, jugoso, como habréis comprobado, de este mes de vacaciones.

El otro día realicé las compras mensuales que os pongo a continuación.

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Sin embargo, no creo que en agosto lea ninguno de ellos, aprovechando que tengo que estudiar para los últimos exámenes (espero) de la carrera en septiembre voy a profundizar en algunas lecturas que no tuve tiempo de hacer relacionadas con el siglo XX británico. Por lo tanto estaré centrado en Spark, Lessing, Fowles, Barnes, Plath, Hughes y cosas por el estilo. Ya comentaré el próximo mes cómo va la cosa con ellos.

El próximo mes, de hecho, se acerca una efemérides de gran importancia para mí, ¿adivináis cuál es?

Una mañana de adquisiciones en la Feria del Libro 2013

Ir a la Feria del Libro se ha convertido en una tradición que practico en familia. No por el hecho de que me firmen un libro, de hecho, rara vez es el año que busco este propósito; muy al contrario, lo bueno es aprovechar que vienen las editoriales para buscar libros que, aunque estén descatalogados, pueden estar en el fondo editorial. También es buen momento para hacerse con las últimas novedades y, desde luego, es una excusa para promocionar el hecho de leer libros.

El año pasado todavía no tenía en marcha este blog; así que no podía hacer este post que paso a poner a continuación, donde voy a hacer un repaso a las últimas adquisiciones. En primer lugar, la foto oficial con todas las compras, jugosas compras…

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No está nada mal la muestra, hay un poquito de todo en esta ocasión, desde poesía y teatro, a ficción, best sellers y algún clásico contemporáneo. Voy a empezar  a poneros unas fotos temáticas y haré un poco de comentario al respecto:

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“Mujer de barro” es la última novela publicada en España de la prolífica escritora norteamericana Joyce Carol Oates; sabéis de mi predilección con respecto a ella, o sea que, como se puede suponer, va a subir en la lista de lecturas.

-Siempre es un gusto comprobar que una editorial cumple los 100 títulos publicados, en este caso, una de mis favoritas por catálogo, Impedimenta, lo celebra a lo grande y lo hace con una de sus escritoras bandera, Stella Gibbons, “La segunda vida de Viola Wither” será garantía de diversión.

“Todo va bien” de Socrates Adams es el quinto título de la peculiar colección que está haciendo “Pálido Fuego”, los tengo todos, aunque no estén leídos aún y este pinta tan bien que, probablemente, no me haya equivocado.

-No sé por qué puse en esta foto el “Paseos Nocturnos” de Dickens, pero bueno, el caso es que tenemos una recopilación de ensayos de uno de los más grandes. Mi objetivo con el inglés es tenerlo todo todo todo….

“Historias inverosímiles en general” es el peculiar título de esta recopilación de cuentos del escocés Alasdair Gray; cuánto me gusta un poco de humor disparatado de vez en cuando, y este parece prometerlo.

“¿Quién ha visto el viento?” reúne todos los cuentos de Carson McCullers, una de las grandes damas del gótico sureño, coetánea de Faulkner, no hace falta decir mucho más sobre ella.

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 –“Joyland” es la última novela del siempre interesante Stephen King, lástima la portada española, convencional como pocas; sobre todo si conoces la que se ha puesto en EEUU. Experimento en el formato por parte de RHM que veremos cómo va. Ya no sé las diferentes ediciones que tengo de las obras del norteamericano.

-Parece que el gallego Manel Loureiro se ha olvidado de los Zombies e intenta hacer algo distinto; sinceramente, “El último pasajero” tiene muy buena pinta, mejor de lo que me esperaba, y sé de buena fuente que el cambio resulta una mejora; o sea que no habrá que perdérselo, además el amable autor me lo firmó muy personalmente.

-No había leído nada de China Miéville, y es hora de remediarlo, este “Embassytown” parece ser un buen pretexto para hacerlo de una vez.

“El misterio de Pont Aven” de Jean Luc Bannalec es una apuesta personal, me gustan las novelas de detectives,  y de esta no hay ninguna referencia, pero bueno, veremos si vale la pena.

“Wild Thing” de Josh Bazell y “Los hermanos Sisters” de Patrick deWitt tienen una pinta excelente, si lees la contraportada del primero te convences de sus posibilidades; el segundo, novela policíaca del oeste, no puede estar demasiado mal.

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Aquí tenemos tres de esas obras contemporáneas y que, en algunos casos, son prácticamente imposibles de conseguir y son un buen ejemplo de las bondades de la feria.

-De entre las difíciles de conseguir tenemos el “Amsterdan” de Ian McEwan, el maravilloso creador de “Expiación” que consiguió el Man Booker, sin embargo, por esta obra extraña y subyugante.  Coe es otro de esos escritores actuales capaces de crear historias maravillosas y que, además, consiguen que te rías con ganas. Este “El círculo cerrado” lo programaré en su momento con “Menudo reparto”.

-La última de esta recopilación ha sido reeditada hace nada y es uno de los paradigmas del postmodernismo británico; excelente muestra de nuestro tiempo y con un(os) final(es) que deja(n) huella. Hablo naturalmente de John Fowles y esa obra maestra que es “La mujer del teniente francés”.

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Y para el final otras dos obras de magno calibre:

-En “Teatro reunido” se recogen todas las obras de teatro del gran Samuel Beckett, solo por “Esperando a Godot” y “Fin de partida” encontramos motivos de sobra para disfrutar de la incertidumbre de nuestro tiempo con una economía de medios sintácticos que, sin embargo, están cargados de significado. Un coloso.

-Exquisita la edición de Bartleby Editores para esta edición de la “Poesía completa” de la malograda Sylvia Plath, edición bilingüe como no puede ser de otra manera y que será un disfrute para los sentidos con la fuerza dramática de una escritora sin igual. Me falta acompañarlo de las “Cartas de cumpleaños” de su marido Ted Hughes y que irá en no poco tiempo para una lectura conjunta.

Y se acabó por ahora, que esto se está alargando; una selección ecléctica con lecturas para mucho tiempo, me encanta poder elegir entre lecturas; es uno de mis mayores vicios, unido inherentemente al de leer.

BOLA EXTRA: Se me habían olvidado las tres novelitas de Zweig que pongo a continuación, directamente relacionadas con mi proyecto literario y que voy completando poco a poco!

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“La formación de una marquesa” de Frances Hodgson Burnett

la-formacion-de-una-marquesaFrances Hodgson Burnett  (1849-1924) fue una escritora que nació en Gran Bretaña aunque luego se trasladó a Estados Unidos. Alba, a través de su sello Rara Avis nos ha traído “La formación de una marquesa”, que consta de dos partes, aunque inicialmente se publicaron separadas en el mismo año 1901, ahora se publican conjuntamente; estas dos partes son “La formación de una marquesa” y “Los métodos de Lady Walderhurst”.

En esa primera parte asistimos a uno de esos relatos típicos de época que tanto se popularizó y dio tantas buenas muestras de saber hacer, solo hay que recordar los casos de Stella Gibbons o Nancy Mitford; en el que una muchacha de origen humilde busca solucionar su vida casándose con un rico heredero que haga que todo sea más fácil, aunque ni siquiera se lo proponga, pero con la ayuda inestimable de una madre esforzada: 

“A veces, cuando hablaba con la muchacha, miraba a Lord Walderhurst con impaciencia. Una madre inquieta apenas podría haberlo observado con mayor deseo de analizar sus sentimientos. Harían una pareja estupenda. Él sería un excelente marido. Y tenía tres casas, y magníficas joyas. Lady Maria le había hablado de cierta tiara de diamantes que con frecuencia imaginaba refulgiendo en la exquisita frente de Agatha. A ella le quedaría infinitamente mejor que a la señorita Brooke o a la señora Ralph, que nunca la lucirían con espíritu.”

A pesar de resultar más convencional, la narración es sutil, clásica, modélica, ágil a pesar de no descuidar la forma más bien lírica de ciertos momentos. Sin embargo, esta convencionalidad desaparece al avanzar en la magnífica segunda parte. La aparición de Alec Osborn, el posible heredero que se ve perjudicado por la aparición de la nueva marquesa y su exótica esposa desencadenan momentos de  una mala leche excepcional y muy alejados del típico relato decimonónico, solo hay que comprobar el momento en el que el tal Osborn se entera del matrimonio de Lord Walderhurst con la inocente y bondadosa Emily Fox Seton:

“Cuando recibió la noticia, Alec Osborn se encerró en sus habitaciones y estuvo blasfemando hasta que se le amorató la cara y corrieron sobre ella gruesas gotas de sudor. Era la maldita y negra suerte; y la maldita y negra suerte merecía negras maldiciones. Lo que los muebles de la habitación del bungaló oyeron fue bastante tremebundo, pero el capitán Osborn creía que la ocasión lo requería.”

Enervante le resulta al heredero la sola presencia de Emily, marquesa de Walderhurst que, si cabe, resulta del todo empalagosa y contraria a sus intereses y que, sin embargo, es tan sencilla que con poquito se conforma:

“Disfrutar del silencioso y perfecto funcionamiento de la gran mansión, salir en un carruaje sola o con cochero, pasear y leer, entretenerse el tiempo que fuera en las huertas y los invernaderos, para una mujer sana y con una flamante capacidad para disfrutar eran lujos de los que no podía cansarse.”

Hasta la mujer de Alec, Hester, no podrá abstraerse de la situación y, en un principio, ayudará a su marido a intentar deshacerse de ella: “-¡Sí, sácala a montar! –gritó- ¡A mí qué más me da! ¡La odio!¡La odio! Te dije que no podía, pero sí puedo. ¡Qué mujer tan estúpida! No tiene la menor idea de cómo me siento. Creía que me alegraría. No sabía si escupirle a la cara o echarme a reír. Me miraba a los ojos como platos, como la Virgen María el día de la Anunciación. ¡Necia! ¡Maldita, inhumana y necia!” sobre todo cuando se enteren de la maternidad de Emily.

De ahí hasta el final, y aprovechando la ausencia del marqués, Emily tendrá que luchar contra los elementos para poder sobrevivir a una situación que no era predecible desde el momento inicial. No desvelaré más detalles sobre la trama, ya que es mejor descubrirlos con la, en un principio amable lectura que se convierte, en su segunda parte, en una muestra de perversidad femenina deliciosa y estimulante, a la par que adictiva. Poco más se puede pedir para disfrutar de una lectura más que recomendable para casi cualquier mortal al que le guste la buena lectura.

“Navidades en Cold Comfort Farm” de Stella Gibbons

navidadescoldcomfortLa publicación hace algunos años de ”La hija de Robert Poste”  de Stella Gibbons fue un bombazo para la editorial Impedimenta, fue una de esas sorpresas que la gente recomendaba naturalmente, el boca a boca (o boca a oreja) sirvió para auparla y convertirla en un clásico de obligada visita, una diversión muy loca y metaficcional con las andanzas de un grupo de brutos ingleses que son visitados por la refinada Flora Poste y hace que cambien sus vidas; no en vano llevan ya 19 ediciones de este libro.

Su publicación original en 1932 ocasionó algo parecido, su autora ganó el reconocimiento general a nivel de crítica y público y le sirvió para ir publicando más libros, además de algunos relacionados con este gran éxito.

El caso de “Navidades en Cold Comfort Farm” en 1940 es un poco fruto de este aprovechamiento, el título es exacto al de la edición inglesa; pero sin embargo, una vez leído al completo, se da uno cuenta de que solo hay una historia, especie de “precuela” de la primera novela de la que hablé, ambientada en la granja “Cold Comfort Farm”, a pesar de estar llamado de esta manera el libro; otro dato curioso es el referente a las “historias navideñas” porque si bien es cierto que el libro empieza con una típica (“El arbolito de Navidad”), es también un evento aislado; ya que, en el resto de relatos, las referencias son tan sutiles que, a veces se  vuelven inexistentes.

Impedimenta aprovecha, no sabemos si conscientemente, estos mismos hechos y lo saca en período navideño para sacar el mayor filón posible de una de sus escritoras  más importantes y, para qué engañarnos, es una decisión excelente, porque el libro es fantástico, los relatos son muy eclécticos y funcionan, como de costumbre en esta insigne escritora, como disecciones perspicaces de la sociedad de la época, por citar algunos de los fantásticos cuentos:

Así, en “La marca del crimen” tenemos una historia de detectives a la vieja usanza con el boticario quiromántico capaz de ayudar a resolver un caso; en “Hermanas” el final está cargado de amargura, todo por  el desdén de una sociedad que se alimenta del escándalo; “Vanidad dorada” le sirve para hablar sobre la idealización del escritor por algunos lectores ahondando en los motivos por los que la gente lee libros para concluir que, muchas veces, no es por la calidad de los mismos; más doloroso por sus consecuencias es “Más que amable”, donde ataca despiadadamente la diplomacia sobre lo “políticamente correcto” en el trato personal y familiar; me gustaría citar también, por su audacia, esa joya freudiana e introspectiva que es “El hermano del señor Amberly”, donde profundiza aún más, si cabe, en el estudio de la identidad de la persona y en la forma de afrontar los miedos personales.

En fin, estamos, cómo no, ante una obra excelente, variada, exquisita y, desde luego, de calidad de una autora que, actualmente, aún siendo del siglo XX, me parece simplemente imprescindible. Stella Gibbons tiene ya varias de sus obras publicadas por aquí y, desde luego, nadie debería perderse ninguna de ellas.

¡Feliz Navidad con libros!

No podía dejar pasar la oportunidad de felicitar las navidades a los lectores de este blog, que, aunque sean pocos, desde luego son escogidos.

Se puede ver en la portada la imagen del Nacimiento que tenemos puesto en casa, una imagen navideña y con la que os hago partícipe de nuestra alegría para el año que viene.

Os pongo una foto de las últimas adquisiciones y aprovecho para recomendar alguna de ellas para estas fechas, aunque todavía no las haya leído pero puedo asegurar que van a cumplir su cometido.

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Mi primera recomendación es una recopilación de relatos ambientados en la Inglaterra costumbrista de comienzos del siglo XX, “Navidades en Cold Comfort Farm” de Stella Gibbons es un conjunto de historias cortas con los protagonistas de las dos anteriores novelas que ya hemos visto publicadas por aquí “La hija de Robert Poste” y “Flora Foste y los artistas”, con el acicate de ser, además, navideñas; nos puede ofrecer historias clásicas, muy divertidas y chisposas, un entretenimiento sano garantizado.

El segundo, aunque no aparezca en la foto, me va a caer en Reyes; es otra recopilación, la de los “Cuentos completos de Navidad” de Charles Dickens, con todos los que hizo el imprescindible escritor inglés para esta época y que viene muy a cuento para conmemorar el bicentenario del nacimiento del británico. ¿Hace falta defenderlo a estas alturas? Es tan necesario que toda persona debería tenerla en su casa.

El siguiente ya es algo más personal; con motivo del estreno de “The perfect American” de Philip Glass en el Teatro Real en Enero se acaba de publicar en España el libro homónimo que ha inspirado la obra en cuestión. Escrita por Peter Stephan Jungk, su lectura promete una visión muy distinta de la que tenemos en la cabeza del siempre interesante Walt Disney, espero que, desde luego, sea amena y, por qué no, enriquecedora como todo aquello que trastoca un canon establecido.

Y para acabar, algo más transgresor, dos predilecciones mías en cuanto a novela de género; para los amantes del terror, Valdemar acaba de sacar una edición con una espléndida recopilación de textos de los últimos 25 años, “Miedo en el cuerpo”, que asegura escalofríos y miedo del bueno para los grandes aficionados como yo. Y para los amantes de la novela negra de calidad, Sajalín nos trae la última de Edward Bunker, “Little Boy Blue”, hardboiled del más radical y muy bien escrito.

Eso es todo por ahora, a principios de año pondré la lista de lo que más me ha gustado este año que, por lo que estoy viendo no coincide casi con nada de lo que hacen en distintos periódicos y blogs… eso me llena de satisfacción, hay que reconocer que va a ser muy personal.

¡Feliz Navidad!! ¡Qué pases unos días muy entrañables con vuestras familias!

“Caída y auge de Reginald Perrin” de David Nobbs

Siempre he guardado afinidad lectora con la editorial Impedimenta, especialmente por un catálogo escogido con buen gusto y del que no hay muchas editoriales que se encarguen; un segmento de obras que han escogido son las inglesas, en particular de principios del siglo XX, recuperando de esta manera para los lectores españoles a E. F. Benson, Edmund Crispin o Stella Gibbons, por poner algunos ejemplos estupendos y muy representativos. Ahora han vuelto a la carga con otra historia propiamente inglesa de la mano de David Nobbs y su archiconocido “Caída y auge de Reginald Perrin”, novela que, en el Reino Unido, originó la creación de una exitosa comedia televisiva en la BBC.

El arrebatador comienzo invita a la risa desde casi la primera frase:

“Cuando Reginald Iolanthe Perrin se dispuso a salir para el trabajo aquella mañana de jueves, no entraba en sus planes llamar hipopótamo a su suegra. Nada más lejos de su pensamiento”

En esas primeras páginas se descubren los traumas infantiles de tan curioso personaje, relacionados con su gran cantidad de pelo corporal: “Tenía el cuerpo recubierto de vello, tanto que en el colegio le apodaban Felpudo Coco” o con su torpeza natural: “Siempre había sido bastante torpe  en el colegio cuando no era Felpudo Coco, era Pato Patoso”.

Los gags se suceden cada dos por tres y en cada página tenemos un motivo más para pasarlo bien, con momentos memorables que arrancan las carcajadas como aquellos con el insigne doctor o en la cena sin comida que organiza el propio Perrin. Todo este comienzo está desencadenando la caída a los infiernos del personaje, que busca como sea un cambio de vida, de trabajo, de todo lo que le aflige, se vuelve tan incrédulo que no puede seguir adelante (“Tienes derecho a preguntarme en qué creo, yo que me declaro tan antitodo. Pues se lo diré: creo en el nihilismo en la medida en que creo en la ausencia de ismos. Sé que no sé y creo en no creer”).

El final del camino, que desembocará en el cambio, llegará sólo cuando Reginald Iolanthe Perrin desaparezca, no en vano, las siglas (RIP) eran una prolepsis de lo que iba a ocurrir con el personaje, aprovecha el autor para mostrarnos su momento más lírico justo en el momento más doloroso para él:

“Había una larga franja de guijarros y, por detrás de la bahía, la tierra se elevaba en una pendiente de hierba salpicaba de arbustos vencidos por el viento. El pueblo estaba al final de ninguna parte. Era un lugar ideal para poner fin a una vida.”

Como adelantaba el título del libro, estamos hablando de una tragicomedia, Nobbs utiliza estos momentos para que Perrin cambie de personalidad, buscando algo con lo que de verdad identificarse, algo con lo que iniciar su nueva vida, las dudas le acucian:

“Me tienta pensar en mí mismo como una figura espectral, igual que ellos, pero la verdad es otra bien distinta. Para mí el problema de la identidad no es no saber quién soy sino saber demasiado quién soy: soy Reginald Iolanthe Perrin, Felpudo Coco Perrin. Soy absurdo luego existo. Existo, luego soy absurdo”

Según va encontrando su identidad los momentos cómicos empiezan a originarse nuevamente, ahora las ironías se suceden; llegando a asistir a su propio funeral, tronchante el momento en el que el predicador indica en el sermón:

“En cierto sentido Reggie Perrin no ha muerto. ¡Él está aquí hoy entre nosotros, de una forma real y significativa, en esta precisa iglesia, a esta precisa hora!”

La ironía final, deliciosa, es genial; ya que su “muerte” desencadena el cambio del resto de sus familiares, amigos, jefe,… todos cambios a mejor, su aparente muerte es anecdótica pero necesaria para el devenir del resto; sin embargo, él se vuelve a casar con la misma persona, y todo vuelve, casi, a ser como era, pero diferente, incluso trabajando para su mismo jefe pero en una fundación a su nombre. Qué paradoja, qué cambio de actitud para darse cuenta de lo importante que es vivir.

Valoración del libro:

En Noviembre: Joyce Carol Oates y el resto

El octubre otoñal ha sido un mes de lo más musical gracias a Alex Ross y su “Escucha esto” del que próximamente pondré por aquí una reseña de lo más jugosa. Antes de esto tocó finalizar “Contraluz” como ya comenté y del que empiezo a hablar aquí . El descanso necesario tras tan mastodóntica aventura fue la maravillosa poesía de Ko Un, concretamente sus selecciones de poemas “Diez mil vidas” y “Fuente en llamas” con el que ya puse el siguiente comentario ; el humor llegó con “Augustus Carp” de Henry Howarth Bashford, lectura entretenida pero no especialmente reseñable, la sátira se fuerza tanto que, al final del libro, resulta ligeramente cargante; la novela negra tuvo su representación con “Un tipo implacable” de Elmore Leonard y “La canción del perro” de James McClure, dos joyas de las que hablaré próximamente; me sorprendió nuevamente Joyce Carol Oates con su ensayo “Del boxeo” que citaré este mes tras la lectura de su obra más reciente. No acabó el mes hasta que leí “Los inquilinos” de Malamud y “The quiet American” de Graham Greene, de la primera tengo ya preparado un comentario porque lo merece; de la segunda, no voy a descubrir al autor ahora, además, ahora puedo decir con conocimiento de causa que en inglés es accesible y satisfactorio.

Noviembre, aprovechando Halloween ha empezado con los escalofríos divertidos de “Miedos de medio minuto” en la edición de Susan Rich y los más terroríficos de Shirley Jackson con “Siempre hemos vivido en el castillo” que continuaré después de la anterior. Estas dos obras y otras tantas que van a formar parte de las lecturas del mes provienen de las últimas adquisiciones que os pongo a continuación.

Continuando con ello, está claro que esta vez sí que toca “Caída y auge de Reginald Perrin”, que se me había traspapelado por ahí y la tengo muchas ganas; también habrá lectura en inglés con Ishiguro y su “The remains of the day” sin poder quitarme a Anthony Hopkins y Emma Thompson de la cabeza. Luego pueden ocurrir muchas cosas, pero mi idea es que el libro 120 con el conseguiré el reto de lectura de este año sea para una estrella, y la elegida ha sido Joyce Carol Oates y su “Hermana mía, mi amor”; como homenaje de no-ganadora del Nobel que todavía espero que pueda ganar el año que viene; a priori nos podemos encontrar con una novela llena de las obsesiones de la escritora y tirando a novela policíaca, veremos si es así, la lectura promete;. entre medias, irán cayendo cosas como el “Poesía Cruel” de Vicki Hendricks, resultado del crowdfunding exitoso de Es pop ediciones; me espera el Sr King con la última aventura de su descomunal Torre Oscura y la recopilación de cuentos de Don Delillo; puede que ventile los que tengo pendientes de Sallis y su detective Lew Griffin, pero también es cierto que tengo el último de McBain, o el de Ballinger, o el de Hadley Chase… dudas, dudas… veremos lo que pasa en el siguiente resumen.

El año está acabando, apenas quedan lanzamientos reseñables, aunque siempre caerá algo, como esas cartas entre Coetzee y Auster, principalmente por ese genio que es el sudafricano; también parece que Impedimenta nos tiene reservadas sorpresas como los nuevos libros de Crispin y su detective Gervase Fen del que ya hablé aquí  y otra entrega de la grandísima Stella Gibbons ambientada en la Navidad, será un buen momento para adquirir alguna de esas novelas que se quedó en el camino por otras compras.

Sí, va a ser un mes grande, Joyce Carol Oates en el centro, como no podía ser de otra manera, con una de las mejores escritoras vivas, si no  la mejor.

“El libro de la señorita Buncle” de Dorothy Emily Stevenson

Aunque ya hace bastante que me leí esta novela, no quiero dejar pasar la oportunidad de hacer una pequeña reseña de él, ya que sería una verdadera pena que este libro quedara olvidado. La hasta ahora inédita Dorothy Emily Stevenson se ha publicado en este año gracias a la editorial Alba y su siempre interesante sello Rara Avis.

Publicado inicialmente en 1934, “El libro de la señorita Buncle” tiene un argumento tan sencillo como este: la señorita Buncle, siendo una solterona de una típica villa de principios del siglo XX decide escribir un libro para intentar conseguir algunos ingresos extra, pero como cree que no es imaginativa decide pintar la vida de todos los habitantes de la villa con la única precaución de cambiarles los nombres, además del suyo propio. Todo empezará a enredarse cuando sus queridos vecinos se den cuenta de que son ellos los reflejados en el libro e intenten acabar con el que creen que es el escritor.

Esta premisa sirve para crear una historia tremendamente cómica, muy en la línea de Nancy Mitford, Stella Gibbons, Muriel Spark o E. F. Benson, donde todos los personajes se enredan en tramas y subtramas llenas de diversión. Sorprende el hecho de que el libro no decae en ningún momento aunque parezca mentira, sobre todo por el buen hacer de la escritora escocesa, que consigue retorcer cada situación y llevarla a lo absurdo y proponernos un juego metaficcional donde refleja, indudablemente, la situación real de las editoriales y las publicaciones y ediciones de libros. Especialmente desternillante es el momento en que saca las reseñas que le hacen críticos acusándola de hacer una historia que no tiene verosimilitud y que debería irse a vivir a una villa para saber lo que es cierto; ¿no es la vida misma?

Según avanza la trama, el grado de enrevesamiento llega a su cima cuando Buncle empieza a escribir un segundo libro y deja anonadado al editor, el señor Abbot:

“El tema era poco usual e intrigante, el señor Abbot nunca había leído una novela sobre una mujer que escribe una novela sobre una mujer que escribe una novela”.

Genial.

El resultado es que tenemos una de las novelas más consistentes y, sobre todo, divertidas del año, un texto que me puedo arriesgar a decir que casi el 100% de los que lo lean disfrutará enormemente con él.

A veces no es necesario escribir más para defender algo, pero sí hacerlo fervientemente.

Valoración del libro: