Febrero 2014: La lista de lecturas

Febrero no suele ser un buen mes de lecturas, habitualmente por diversos motivos. Parece mentira, pero esos tres días de menos con respecto al resto de meses unidos a que, tras enero, que suele tener el impulso inicial, el segundo mes del año suele ser de relajamiento. Con todo esto, era lógico que tuviera menos lecturas que el mes anterior. Aun así no han estado mal las que he sacado y que os pongo a continuación:

“Vida y época de Michael K” de J.M. Coetzee,  con el sudafricano (ahora australiano) retomaba el proyecto literario, le seguirían McCarthy y Philip Roth. Otra joya que me iluminó este post conjunto con la ayuda del primer norteamericano.

“I wear de Black Hat: Grappling with Villains” de Chuck Klosterman, su último ensayo podría haber estado entre lo mejor del año pasado. Qué capacidad para “leer” en la cultura popular.

“Mentiré si es necesario” de Daniel Ausente, ¿quién dijo que la nostalgia era siempre ñoña? Don Daniel Ausente lo confirma con esta obrita incomensurable.

“El guardián en el vergel” de Cormac McCarthy, una primera obra siempre es interesante, sobre todo cuando hablamos del bueno de Cormac. Su reflejo de la realidad lo traté en el post que tiene enlazado junto con Coetzee.

“Lionel Asbo: El estado de Inglaterra” de Martin Amis, el espléndido escritor inglés no estuvo tan afortunado con esta obra y de ello hablé más profundamente.

“Kinsey y yo” de Sue Grafton, defendí lo detectivesco a cuenta de la grandísima Grafton, estupendos relatos cortos de misterio , un ensayo muy clarificador y una extraña última parte donde la escritora juega con lo autobiográfico.

“Primer Amor” de Ivan Turgenev, estoy cada vez más convencido de que la literatura rusa es mi siguiente hito a explorar. Una pequeña nouvelle donde la condensación de lo lírico está más que presente.

“Maten al león” de Jorge Ibargüengoitia, el buen uso de la sátira por parte del mexicano siempre augura buenas novelas, en este caso nuevamente lo confirma.

“Clavos en el corazón” de Danielle Thiéry, una propuesta interesante de novela policíaca, aunque se quede sin brillantez la conclusión ante una trama potencial con muchas posibilidades.

“El resucitador” de H.P. Lovecraft, no es el mejor relato de Lovecraft, pero ay, es Lovecraft.

“El avión rojo de combate” de Manfred von Richthofen, un relato de aventuras del legendario Barón rojo en el marco de la Gran Guerra. Una propuesta excelente de una editorial humilde pero con ganas de editar, que no es poco.

“Le ParK” de Bruce Bégout, una de las primeras grandes sorpresas del año este texto dixtópico del francés. La edición exquisita de Siberia lo puso fácil, me tenía ganado desde el principio.

Se supone que lo que toca en marzo es lo que debería poner a continuación, siempre ayuda poner la foto de las últimas compras.

Adquisicionesultimas

 Lo que tengo claro es que hay ciertos libros que van a ser un MUST; en efecto, son fijos pase lo que pase:

“La noche a través del espejo” de Fredric Brown, por fin la reedición de un clásico de la novela policíaca.

“Trabajos de amor ensangrentados” de Edmund Crispin, el tercer caso de Gervase Fen es uno de los mejores motivos que existen para ponerse a leer.

“La ciudad de N” de Leonid Dobychin, Nevsky recupera uno de esos autores rusos con mucho que contarnos. ¿Un clásico olvidado?

“Jagannath” de Karen Tidbeck, nueva escritora sueca que nos trae igualmente Nevsky; imagínate que sale algo tan bueno como Anna Starobinets. Tenía tantas ganas de leerla que cuando salga publicado este post ya habrá caído.

“Las dos señoras Abbot” de D.E. Stevenson, el tercer libro de la saga de la señora Buncle siempre es un motivo para estar de enhorabuena.

“Muerto el perro” de Carlos Salem, “Matar y guardar la ropa” es tan bueno que, cualquier libro del argentino me parece un pequeño acontecimiento.

Y seguiré con el proyecto literario, no puedo descansarlo ni un mes. Este mes caerá Roth, Nooteboom, Delillo, Joyce Carol Oates…  en fin, una mezcla muy sana e interesante. Veremos hasta dónde llego.

“Lionel Asbo” y “Maten al león” de Amis e Ibargüengotia. La sátira como elemento aglutinador.

Por causas que ahora no vienen al caso, voy a reunir en este post dos libros a los que, sinceramente, no los unía aparentemente nada.

plantLIONEL.qxd:PlantALBA.qxdEn “Lionel Asbo. El estado de Inglaterra” se supone que Amis nos quería, aparentemente, mostrar el estado de la Inglaterra a través de la extraña figura de su protagonista, el bulldog británico Lionel Asbo:

“Así, los signos externos de la riqueza, en el caso de Lionel Asbo, no han sido sino meros recordatorios de su inanidad de base. Su autoestima no es más alta que su coeficiente de inteligencia (que apenas puede aspirar a un porcentaje de dos dígitos). Esto, unido a unos trastornos emocionales graves, y a una alarmante inestabilidad en el terreno sexual, ha dado como resultado un terrible cóctel de inseguridad violenta y orgullo vano.”

Aunque no lo elige como narrador, sino a su sobrino Desmond Pepperdine que protagoniza un relato de formación con la influyente figura de su tío de fondo. Por momentos da la impresión de que se va a tratar de una sátira salvaje sobre dicha sociedad como podemos ver por su opinión sobre la política estadounidense en Irak:

“-Pues claro que sé lo de Irak -dijo Lionel sin levantar la mirada-. El 11-S. Verás, Des, el 11-S esos tipos con telas en la cabeza fueron y…

-¡Pero Irak no tenía nada que ver con el 11-S!

-¿Y…? Des, eres bastante ingenuo. Verás: Norteamérica es el chico grande. Es Papá. Y cuando se follan la libertad, como en el 11-s, bueno, se rompe la baraja y Papa se revuelve hecho una furia.

-Sí, pero ¿contra quien?

-no importa contra quien. Cualquiera vale.”

El problema viene cuando todo lo salvaje que podías pensar se queda corto ante el grado de enrevesamiento y locura que es capaz de mostrar el escritor inglés, ya famoso por ser bastante polémico en el tratamiento de sus temas.  De tan transgresor que es se queda a un medio camino de lo humorístico y lo serio. Con momentos como este te da la impresión de que es capaz de hacer de todo:

“-Verás. Hay ciertas cosas, Des …, hay ciertas cosas que un hombre no puede hacer hasta que su madre estira la pata.”

En el final, de hecho, creía que iba a cometer la barrabasada que se sugiere por la narración. Me temo que el afán de ser tan bestia me deja con una sensación amarga al acabarlo. La sensación de que podría haber sido mucho mejor y que se queda en un entretenimiento pasable con buena prosa.

maten-al-leon_jorge-ibarguengoitia_libro-OAFI970Lo curioso de “Maten al león” de Jorge Ibargüengoitia es que no la elegí por afinidad con respecto a la novela de Amis y, sin embargo, sí que tienen elementos en común que son ejecutados de distinta forma. 

El mexicano Jorge Ibargüengoitia es un maestro de la sátira (que también utiliza Amis con frecuencia), en esta ocasión nos encontramos con Arepa, una isla gobernada por un tirano, el Mariscal Belaunzarán, que rige con mano firme y que no duda en “cargarse” a quien no esté de acuerdo con él:

“-Dentro de un momento van ustedes a entrevistarse con la prensa. Esto es un privilegio. Ya cada uno sabe lo que confesó, y lo que tiene que decir. Si alguno mete la pata, lo pasamos por las armas. ¿Está claro?”

O cambiar las leyes de tal forma que pueda hacer perpetuo su mandato:

“Se aprueba la petición, y a las once y cinco, cuando los moderados están llegando a casa del muerto, la Cámara aprueba, en pleno, por siete votos contra cero, la eliminación del párrafo que dice: “Podrá permanecer en el poder durante cuatro periodos como máximo y no podrá reelegirse por quinta vez.”

“-Este país necesita progreso. Para progresar necesita estabilidad. La estabilidad la logramos quedándonos ustedes con sus propiedades y yo con la presidencia. Todos juntos, todos contentos y adelante.

-Yo estoy en completo acuerdo con usted, señor Presidente -dice Don Carlitos.

-Me alegro, señor Berriozábal -dice Belaunzarán y advierte a los otros dos-: Sin presidencia Vitalicia, las cosas serían más difíciles. La ley de Ratificación del Patrimonio, por ejemplo, no tiene la menor esperanza en la cámara.”

En un marco tal, que podría extrapolarse a situaciones actuales de diferentes regímenes, Pepe Cussirat se convierte en la mejor elección como candidato por los motivos equivocados:

“En el acta se asentó, y se dijo en la carta que le enviaron, que habían llegado a esa decisión, “en consideración a sus altas virtudes cívicas, a la austeridad de su posición política, reflejada en el exilio voluntario que se ha impuesto, y de sus méritos personales”. Pero, en realidad, uno de los factores que ganaron la batalla lo expresó don Bartolomé González, en un momento optimista  y visionario:

-Si llega en avión, ganamos las elecciones.

Porque en Arepa nadie había visto un avión.”

De hecho, ante su imposibilidad de desbancar la figura del mariscal, la única manera que se le ocurre de solucionar esta papeleta es matarlo, convirtiéndose en un “coyote en busca de un correcaminos” tan difícil de agarrar como en los dibujos de la Warner.

Si lo consigue o no… es mejor que lo descubra el lector. Lo que importa, en este caso, es el manejo de la sátira como elemento conductor que realiza el mexicano; parodiando de esta manera cualquier régimen absolutista y, por extensión, cualquier gobierno que intenta imponer su poder sobre los ciudadanos. Las intenciones de Ibargüengoitia están claras desde el principio y las lleva a cabo con buen humor no falto de crítica en una novela mucho más consistente que la de Amis, el inglés no consigue transmitir el tono adecuado, quedándose a medias de todo y llevándonos a una conclusión no tan satisfactoria.

Dos formas distintas de utilizar el mismo medio: la sátira. Una mejor realizada que otra pero, desde luego, dos maneras interesantes de hacerlo.

Los textos vienen de la traducción del inglés de Jesús Zulaika para “Lionel Asbo. El estado de Inglaterra”  de Martin Amis.

“Los relámpagos de agosto” de Jorge Ibargüengoitia

los-relampagos-de-agosto-9788490066331“Los relámpagos de agosto” es la primera novela de Jorge Ibargüengoitia (1928-1983), escritor y periodista mexicano y que ahora vemos publicada gracias a RBA. Para la ocasión, el descacharrante mexicano escogió narrar una serie de acontecimientos históricos (los de la revolución mexicana) pero de una forma distinta, ya que cambió sus nombres y, de esta manera, pudo utilizar la sátira para diseccionar con afilado bisturí los sucesos más significativos de dicho hecho.

La frontera entre ficción y realidad, por lo tanto, es difusa, pero perfectamente reconocible a través del elemento conductor: la ridiculización de cada hecho que va sucediendo. Esta sátira, además, no puede por menos que arrancarte carcajadas; tenemos así el momento en el que nuestro Guadalupe, sin par protagonista y narrador de todo lo que sucede, asiste a un funeral y su comentario jocoso ante un hecho que, sin embargo, debería ser serio:

“Zenaidita nos empujó hasta el féretro.

-Mírenlo, parece que está dormido.

Juro que nunca vi un cadáver tan desfigurado.”

Sin embargo, en el reflejo de los tejemanejes entre los generales, con Lupe como protagonista, es donde exprime al máximo sus capacidades de satirización, solo tenemos que ver la reunión de generales en la que se comenta:

“-Tengamos en cuenta, compañeros, el mal efecto que causará en la opinión pública cualquier intento de anulación del inciso N.

Aquí intervino Trenza, que después de todo, era el Héroe de Salamanca, el Defensor de  Parral y el Batidor del Turco Godínez, para decir por qué parte del cuerpo se pasaba a la opinión pública.

Todos prorrumpimos en aplausos, ante una actitud tan varonil […]”

Esta broma le sirve para caricaturizar, no demasiado benignamente, a este colectivo del ejército que ante una decisión que puede hacer daño al pueblo reacciona con un instintivo gesto de hombría de dudoso gusto que, sin embargo, jalean todos ellos.

No solo el ejército sale malparado del agudo análisis de Ibargüengoitia; los políticos, en general, ; los altos mandatarios dan una imagen en la novela que, desgraciadamente, se acerca mucho a una realidad que no varía según pasa el tiempo; así en una conversación entre Lupe y Vidal Sánchez podemos ver las características que debe tener una persona para gobernar:

“-Para alcanzar este fin -es decir, el gobierno revolucionario- debemos estar unidos, y nadie se une en torno a una figura enérgica, como tú, como yo, como González; necesitamos a alguien que no tenga amigos, ni enemigos, ni simpatías, ni planes, ni pasado, ni futuro: es decir, un verdadero fantoche. Por eso escogí a Eulalio.”

Para complementar esta visión no puede faltar lo que ya comenta más adelante….

“[…] Juan era un candidato perfecto, tenía una promesa para cada gente y nunca lo oí repetirse… ni lo vi cumplir ninguna, por cierto.”

En fin, un ejemplo maravilloso sobre cómo el humor puede servir para pintar la realidad. Una novela más que recomendable, necesaria.