Impulsos literarios

Gracias a estas cartas os voy dando pistas muy jugosas sobre cómo soy de verdad. Hay más verdad en mi ocio que en muchas otras facetas de mi vida. Buena parte de mis obsesiones y necesidades culturales son manifestaciones de mi personalidad y no dudo en mostrarme de esa manera: para mí es la mejor manera de hacerlo sin ser demasiado explícito.

Esa persona que soy yo se emociona profundamente cuando encuentra nuevos proyectos y formas de ver la literatura y la semana pasada ha visto nacer dos proyectos de diferentes características que, particularmente, vuelven a diversificar mis lecturas y se convierten algo que espero con muchísimas ganas y que añadiré a mi itinerario cultural.

En primer lugar, Carla Bataller y Aitana Vega han lanzado el Patreon Voces de lo insólito, nada define mejor el proyecto que su post inicial:

“Voces de lo insólito, con el objetivo de publicar relatos de ciencia ficción, fantasía y terror.

¿Y cómo funcionamos? Pues es muy fácil. Todos los meses publicaremos un relato enmarcado en alguno de estos tres géneros fantásticos y traducido del inglés. Además de la historia, también podrás acceder a una biografía de le autore en cuestión y podrás leer la entrevista que le hagamos.”

Elles ya tuvieron la experiencia de haber realizado el ahora difunto Matreon de Crononauta donde siempre me descubrieron nueves autores y por lo que veo, este proyecto guarda una cierta continuidad con aquel, sinceramente, me parece excelente porque me abrió la mente y descubrí un amplio rango de nuevas posibilidades literarias.

Me encanta que hayan escogido tres Tier de patrocinio con el nombre de tres grandes autoras de ciencia ficción (Russ, Le Guin y Butler) y estoy deseando que esto se empiece a mover ya. Tenéis el enlace arriba para uniros a este proyecto sin ánimo de lucro que va a estar lleno de sorpresas.

En segundo lugar, algo totalmente diferente, Sergio S. Morán lanzó su cuarta aventura de la detective Parabellum en Verkami y pulverizó en un día el mínimo para conseguir financiarse, a partir de ahora serán todo mejoras para los que queremos recibir el libro, habrá que ver hasta dónde es capaz de llegar. Vaya público que tiene el creativo Morán. Naturalmente estáis todavía a tiempo de uniros a la campaña para tener vuestro ejemplar.

Ahora también Arkham Horror

En los últimos días os he hablado alguna vez del Marvel Champions, en abril llegará todo lo que me queda para tener lo que han sacado, me quedaban algunos packs de héroes y dos campañas (Motivos siniestros y La sombra del titán loco); va a estar genial, la verdad. El otro día hice una partida contra la Brigada de Demolición y fui de poder a poder con Thor y Hulk y sendos mazos de agresividad. A lo loco. Fue muy divertido vencerlos a pesar de no poder controlar amenazas ni planes secundarios pero dan tortas a lo grande.

Al final me he decidido y voy a incorporar al vicio que tengo con estos juegos de cartas el Arkham horror, otro LCG con un montón de expansiones que aprovecha el lore de las historias de Lovecraft para crear historias de terror, investigación y aventuras. Me hice con el Core (la caja inicial con 5 investigadores y una campaña pequeña y manejable para aprender) y el otro día me puse con ella haciendo la primera parte de la campaña. He acabado yendo a por ella porque me apetece jugar a algo que se acerque a las historias de terror y porque me gusta la forma en que diseñan juegos de cartas los de Fantasy Flight Games. Tras haberla realizado he sacado varias conclusiones:

-Haber aprendido antes el Marvel Champions hace que sea más fácil ponerme en marcha con el Arkham horror ya que hay muchas dinámicas que son parecidas.

-Es un juego bastante más complejo (lo que antes eran dos fases, ahora se convierten en cuatro) hay que tener en cuenta más temas; además he ido directo a jugar con dos investigadores a la vez, que siempre complica más las dinámicas.

-El diseño de las cartas es mucho más cuidado (sin estar mal el del Marvel Champions, ojo), pero resulta más artístico a simple vista.

-Es un juego mucho más narrativo, no sólo para empezar la partida sino en el medio cuando vas avanzando fases del plan o del acto y naturalmente al terminar la partida. Para un lector como yo esto supone un cambio radical y le da más puntos de interés por una ambientación muy bien lograda. No había probado juegos narrativos y es un gusto que exista esta posibilidad y que la pueda hacer en solitario (que no siempre tengo gente para jugar).

-Lo anterior tiene dos pequeños efectos secundarios ligeramente negativos… por un lado, la partida, leyendo todo bien (al ser la primera tuve que leer muchas cartas) se fue a más de 3 horas; por otro lado, se pone tanta letra en las cartas que es necesario hacerla ligeramente pequeña y sufro un poco para discernir los caracteres (problemas de la edad).

-A pesar de jugar 3 horas seguidas disfruté muchísimo, está todo muy logrado y eso que es una campaña corta. Y conseguí vencer al Sacerdote Gul aunque uno de mis investigadores murió y tendrá tramas para la siguiente parte. Ya contaré más novedades pero esto empieza de manera inmejorable.

Mis neuras sobre las “obras maestras”

Por defecto, debido a mi pasado como crítico cultural, sigo a varios críticos o me llegan noticias de ellos por otras personas. Uno de los fenómenos que más me divierten es la necesidad de algunos de ellos de constatar en cada momento que cada libro que se leen es una obra maestra. Como si sólo ellos tuvieran el paladar para distinguir obras de este calibre del resto de los mortales.

Y me hace gracia porque, leyendo siempre más de doscientos libros al año, en raras ocasiones aprecio estos niveles de perfección y, mejor aún, no me preocupa demasiado, ni falta que hace estar leyendo obras maestras a todas horas, ¡qué agotador!

Conque un libro me entretenga es más que suficiente y no hace falta tener más. Bien lo decía Chesterton: “La literatura es un lujo; la ficción una necesidad.” Y es mejor ser consciente de ello para de verdad no sentir ningún tipo de ansiedad con el ocio.

Ansiedad es que estoy viendo trasladada a otras facetas culturales, especialmente en TV, cada persona que ve una serie necesita estar cada vez más convencido de que está al día con la última serie importante y de que sea otra POM (el significado de esta expresión os la podéis figurar) y no, no hace falta que lo que veas o disfrutes sea así, si te diviertes con ello no hay nada más legítimo.

Bola Extra: SMILE

Como la última semana no pude hacer carta, hoy me extiendo aún más con un par de apéndices. El primero tiene que ver con Smile, la increíble película de terror de Parker Finn que fue toda una sorpresa el año pasado y que acaban de añadir a Prime Video. No deja de ser una buena noticia lo rentables que están siendo las películas de terror (los casos de Scream, Negan, The black phone, etc..), películas que no tienen presupuestos elevados y que recuperan con creces en poco tiempo. Mejor aún si, además, son tan desasosegantes como esta. Lo terrorífica que puede ser una sonrisa si se usa de la manera adecuada. Esta me sacó unos pocos escalofríos de madrugada. Grandísimo trabajo que por lo que he comprobado va a tener continuación. Bien por ella.

Doble Bola Extra: Los últimos conciertos

Me siento muy afortunado de poder pertenecer a un coro como el de la Politécnica de Madrid. Cuando entré hace ya unos cuantos años buscaba la posibilidad de hacer obras grandes y mis deseos se están colmando como nunca. Obras como el Requiem alemán de Brahms, La pasión según San Mateo de Bach. Etc. Obras capitales para entender la música sacra universal son parte de nuestro repertorio y es una grandísima suerte.

La pasada semana interpretamos en dos conciertos dos obras contemporáneas bellísimas (Sunrise Mass de Gjeilo y Lux Aeterna de Lauridsen) y es muy difícil expresar con palabras lo que significa cantarlas, lo que sí espero es poder seguir haciéndolo durante mucho tiempo. Pocas cosas hay más satisfactorias.

Cuidaos mucho

Un abrazo

“Mataré a vuestros muertos” de Daniel Ausente. Lovecraft quinqui

MATARÉ A VUESTROS MUERTOSSiempre es un placer traer a este blog a Daniel Ausente del que hablé ya largo y tendido a propósito de su fantástica “Mentiré si es necesario” , una novela a medio camino entre el ensayo y la narración autobiográfica que iba muy en consonancia con la faceta más ensayística del autor. Ahora ha vuelto y, esta vez, por fin se ha arriesgado con una ficción, encuadrada por temática y formato en el pulp: novela corta, de capítulos rápidos con cliffhangers adictivos y terror a raudales.

En la construcción de la novela utiliza cada uno de los capítulos iniciales para establecer una base, con los siguientes ejes: por un lado, la amenaza, bien conocida por todos los que leemos a Lovecraft; en el encantador siguiente pasaje podemos reconocer, sin atisbo de duda, una de sus criaturas primigenias:

“Algo parece arrastrarse hacia ella en un reptar viscoso. Levanta como puede la nuca para enfocar mejor y de la oscuridad emerge algo indefinido, una silueta irregular que no se parece a nada de este mundo. La iluminación es tenue y apenas permite apreciar cómo agita lo que parecen brazos largos y asimétricos. Puede centrar la vista en una de esas extremidades porque avanza hacia ella con un movimiento ondulado, como si fuera una enorme serpiente de carne despellejada, lleva de palpitantes bulbos blanquecinos y negros filamentos que se mueven enhiestos. El aullido se incrementa, excitado, y Selena se da cuenta de que está desnuda y de que sus piernas atadas y separadas forman un triángulo cuya cúspide es su sexo abierto e indefenso, y que ese es el destino de aquella cosa asquerosa que ahora puede ver algo mejor, porque el apéndice ya está allí mismo y su extremo delantero parece la cabeza de una gaviota que abre el pico. Entonces Selena grita, pero nadie la escuchará, ni ahora ni nunca más.”

La escritura de Daniel es prolija en detalles sexuales y viscerales que refuerzan  expresivamente el relato enmarcado, sin lugar a dudas, en el terror; muchos años de visionado del noveno arte son un bagaje incalculable para afrontar este tipo de narración. Por otro lado Daniel apela, en el grandísimo segundo capítulo, “Fauna”, a sus vivencias personales; dicho capítulo finaliza de la siguiente manera:

“-¡Joder, Sole, que estamos abajo, me cago en tu puta madre! –grita la Nati.

-¡Vete a la mierda, Nati! –responden desde una ventana.

Toda la escena sucede en el cruce de tres calles, Voltés, Plom y Enriqueta Martí, que forman un pequeño reducto del viejo barrio chino de Barcelona, cada vez más pequeño y arrinconado.”

Refleja a la perfección la vida de la Barcelona más arraigada, la de los personajes que habitan esas tres calles; un barrio de miserias, un barrio de gente humilde y trabajadora que se erigirán en verdaderos protagonistas de una historia de terror “lovecraftiano”; Daniel sabe llevar lo que vive día a día, lo que lleva observando a lo largo de toda su vida, la cotidianidad quinqui se suma al terror sobrenatural en una mezcla explosiva de fatídicas consecuencias.

No se olvida de ningún detalle, como podemos extraer del siguiente pasaje, el nexo entre los dos ejes mencionados:

“-¿Y esto a dónde lleva, Juan?

-Uf. La verdad es que no lo sé bien. Ya sabes que todo el barrio está lleno de túneles y caminos y hay quien dice que antaño iban de la falta de la montaña de Montjuich hasta la Catedral. Recto, como a unos treinta metros, se llega al piso inferior del garaje aquel al que se entraba por Voltés y que lleva cerrado cinco o seis años. Es un sitio curioso porque tiene arcos y columnas como de claustro de monjas, que es lo que debía de ser antes, sólo que ahora están bajo tierra. De ahí salen varios caminos pero la mayoría están tapiados o acaban haciéndose inaccesibles.”

Túneles y caminos (desde antaño construidos) que servirán para dotar a los suburbios de Barcelona de un elemento mítico; la ciudad y lo que tiene de oculto servirán como vehículo para que nuestra deliciosa (y mortífera) criatura se desplace sin que sea detectada de un sitio a otro causando muertes por doquier.

En otro memorable capítulo (“Pantera Rosa”) tenemos una muestra del gran talento del escritor barcelonés; cargado de buen humor, recursos y, desde luego, mucha creatividad, para dotar a narración de riqueza; no le faltan medios, hasta nuestro entrañable Chuck Norris puede servir para ello:

“-Tu madre hacía las mejores mamadas del Chino, Sardina, sobre todo cuando se sacaba la dentadura.

El Sardina asiente sin alterarse porque hace años que se acostumbró al comentario. Con la mirada busca la cosa del Kala, que no es otra cosa que un subfusil Kalashnikov AD-47. Al Kala le llaman así por eso, porque hace veinte años se hizo con uno. Hay diversas teorías al respecto; que fue parte del botín tras una guerra de bandas, que movió cielo y tierra para comprarlo tras ver la película “Delta Force”, donde lo llevaban los terroristas que se enfrentaban a Chuck Norris o, simplemente, porque el destino lo puso en sus manos.”

La narración funciona como un verdadero tiro; los personajes, inolvidables, van entrelazando sus historias hasta llegar a una batalla final que denota su afán por sorprendernos y que adolece de algún pequeño defecto lógico: una vez que todo está establecido se acaba muy abruptamente, estoy seguro que de que podría haber desarrollado otras cien páginas sin ninguna dificultad. Parece que, ya llegando a esa parte, está tan cómodo que le cuesta horrores tener que cortar por el formato.

Un libro con tantísimas virtudes que no me voy a cansar de recomendarlo, a menos que no guste el terror claro; esperamos más maravillas como esta Sr Ausente, buena literatura (pulp o lo que sea), ni más ni menos.

Febrero 2014: La lista de lecturas

Febrero no suele ser un buen mes de lecturas, habitualmente por diversos motivos. Parece mentira, pero esos tres días de menos con respecto al resto de meses unidos a que, tras enero, que suele tener el impulso inicial, el segundo mes del año suele ser de relajamiento. Con todo esto, era lógico que tuviera menos lecturas que el mes anterior. Aun así no han estado mal las que he sacado y que os pongo a continuación:

“Vida y época de Michael K” de J.M. Coetzee,  con el sudafricano (ahora australiano) retomaba el proyecto literario, le seguirían McCarthy y Philip Roth. Otra joya que me iluminó este post conjunto con la ayuda del primer norteamericano.

“I wear de Black Hat: Grappling with Villains” de Chuck Klosterman, su último ensayo podría haber estado entre lo mejor del año pasado. Qué capacidad para “leer” en la cultura popular.

“Mentiré si es necesario” de Daniel Ausente, ¿quién dijo que la nostalgia era siempre ñoña? Don Daniel Ausente lo confirma con esta obrita incomensurable.

“El guardián en el vergel” de Cormac McCarthy, una primera obra siempre es interesante, sobre todo cuando hablamos del bueno de Cormac. Su reflejo de la realidad lo traté en el post que tiene enlazado junto con Coetzee.

“Lionel Asbo: El estado de Inglaterra” de Martin Amis, el espléndido escritor inglés no estuvo tan afortunado con esta obra y de ello hablé más profundamente.

“Kinsey y yo” de Sue Grafton, defendí lo detectivesco a cuenta de la grandísima Grafton, estupendos relatos cortos de misterio , un ensayo muy clarificador y una extraña última parte donde la escritora juega con lo autobiográfico.

“Primer Amor” de Ivan Turgenev, estoy cada vez más convencido de que la literatura rusa es mi siguiente hito a explorar. Una pequeña nouvelle donde la condensación de lo lírico está más que presente.

“Maten al león” de Jorge Ibargüengoitia, el buen uso de la sátira por parte del mexicano siempre augura buenas novelas, en este caso nuevamente lo confirma.

“Clavos en el corazón” de Danielle Thiéry, una propuesta interesante de novela policíaca, aunque se quede sin brillantez la conclusión ante una trama potencial con muchas posibilidades.

“El resucitador” de H.P. Lovecraft, no es el mejor relato de Lovecraft, pero ay, es Lovecraft.

“El avión rojo de combate” de Manfred von Richthofen, un relato de aventuras del legendario Barón rojo en el marco de la Gran Guerra. Una propuesta excelente de una editorial humilde pero con ganas de editar, que no es poco.

“Le ParK” de Bruce Bégout, una de las primeras grandes sorpresas del año este texto dixtópico del francés. La edición exquisita de Siberia lo puso fácil, me tenía ganado desde el principio.

Se supone que lo que toca en marzo es lo que debería poner a continuación, siempre ayuda poner la foto de las últimas compras.

Adquisicionesultimas

 Lo que tengo claro es que hay ciertos libros que van a ser un MUST; en efecto, son fijos pase lo que pase:

“La noche a través del espejo” de Fredric Brown, por fin la reedición de un clásico de la novela policíaca.

“Trabajos de amor ensangrentados” de Edmund Crispin, el tercer caso de Gervase Fen es uno de los mejores motivos que existen para ponerse a leer.

“La ciudad de N” de Leonid Dobychin, Nevsky recupera uno de esos autores rusos con mucho que contarnos. ¿Un clásico olvidado?

“Jagannath” de Karen Tidbeck, nueva escritora sueca que nos trae igualmente Nevsky; imagínate que sale algo tan bueno como Anna Starobinets. Tenía tantas ganas de leerla que cuando salga publicado este post ya habrá caído.

“Las dos señoras Abbot” de D.E. Stevenson, el tercer libro de la saga de la señora Buncle siempre es un motivo para estar de enhorabuena.

“Muerto el perro” de Carlos Salem, “Matar y guardar la ropa” es tan bueno que, cualquier libro del argentino me parece un pequeño acontecimiento.

Y seguiré con el proyecto literario, no puedo descansarlo ni un mes. Este mes caerá Roth, Nooteboom, Delillo, Joyce Carol Oates…  en fin, una mezcla muy sana e interesante. Veremos hasta dónde llego.

“El resucitador” de Howard Phillips Lovecraft. El terror no sería nada sin el genio de Providence.

Re-AnimatorNo deja de ser curioso que conociera la obra “Herbert West: Reanimator” de Lovecraft a través de su adaptación al cine “Re-Animator” dirigida por Stuart Gordon; habida cuenta de que conozco la mayoría de las obras del norteamericano a través de diferentes ediciones de todo tipo y que, sin embargo, no tenía recuerdo consciente de haber leído esta.  La película, encomiable en su realización, es deliciosamente trash y hay que reconocer que es una adaptación más que aceptable del universo lovecraftiano, muy disfrutable para todos los amantes del terror.

Esta historia tuvo una génesis muy particular y distinta a las otras obras del escritor: fue publicada por entregas en la revista “Home Brew” en el período comprendido entre octubre de 1921 y Junio de 1922; él manifestó a través de sus cartas que quería hacer una parodia del “Frankenstein” de Mary Shelley y no quedó muy satisfecho del resultado ya que se vio obligado a adaptarse al tipo de entrega, jugando con medios no muy comunes para él, como el uso del cliffhanger entre una entrega y la siguiente.

El narrador en primera persona, del que no sabemos el nombre en ningún momento, ayuda al profesor Herbert West, modelo típico de “mad doctor”, en su obsesión por devolver a la vida a las muertos, por sobrepasar los límites de lo vivido:

“West era entonces un joven con gafas, de baja estatura, esbelto, y con rasgos delicados, rubio, los ojos de color azul pálido y una voz suave, así que resultaba siniestro oírlo sopesar los méritos relativos del Cementerio Cristiano y las fosas comunes. Al final optamos por las fosas comunes, ya que prácticamente todos los cuerpos del Cementerio Cristiano estaban embalsamados, algo que por supuesto constituía una adversidad para las investigaciones de West.”

Los primeros intentos de resucitar a los muertos resultan fallidos, trayendo a la vida horrores que les aterrorizan a ellos y a nosotros como lectores, ya que lo que vuelve a la vida puede ser muy peligroso, nos envuelve en incertidumbre el hecho de la resurrección de los muertos; sorprende que en esos momentos el humor negro aflore:

“Tanto para Herbert West como para mí, el disgusto y el horror fueron supremos. Incluso ahora siento escalofríos de sólo pensar en ello. Aunque, por supuesto, me estremecí mucho más aquella mañana en que West mascullo entre sus vendajes: “¡Maldita sea, tampoco estaba lo bastante fresco!”

Sin título-1En este libro se producen unas de las primeras apariciones literarias de los  muertos vivientes; en el caso del nihilista Lovecraft se convierte en su repuesta descreída a la fe; la respuesta atea que desafía la resurrección cristiana convirtiendo al hombre en dador de vida, en un “Dios”:

“Lo que buscaba era, nada más y nada menos, que un abundante suministro de hombres recién asesinados en todos los posibles estados de desmembramiento.

Herbert West necesitaba cadáveres frescos porque el trabajo de su vida era la resurrección de los muertos.”

El formato por entregas no benefició a Lovecraft, encorsetó su estilo y le obligó a repetir en cada entrega parte de lo que había sucedido en la anterior;  aun así, el final, digno de una pesadilla, nos congratula y consigue que disfrutemos de la fuerza de la prosa del gran escritor (cada vez más venerado) de terror.

El terror actual no sería lo mismo sin la influencia subyugadora de Lovecraft, creador de una mitología fascinante que aviva cada día nuestros miedos más profundos. Nuestros miedos ante lo desconocido e incognoscible.

Los textos provienen de la traducción del inlés de Juan Cárdenas para “El resucitador” de H. P. Lovecraft para esta edición en Periférica.

“La casa y el cerebro” de Edward Bulwer-Lytton

La casa y el cerebroTengo que reconocer que el subgénero de casas de fantasmas dentro de las historias de terror siempre me atrae, quizá el que más junto con los vampiros y los “slashers”. No son pocos los que lo han practicado y no son pocos los que lo harán en el futuro. También en el cine se ha hecho con mejor o peor suerte y el número de muestras es prácticamente tendente al infinito.

De ahí que cada vez que sale algún exponente del género no pierda ocasión en hacerme con él; siempre tengo en la mente a muchos autores, quizá Henry James es el primero que se me viene a la cabeza por su relato cargado de ambigüedad “Vuelta de tuerca” pero tampoco olvido a Shirley Jackson y su “La maldición de Hill House”, espléndida muestra psicológica y la aproximación científica de “La casa infernal” de Matheson. En el cine, últimamente siempre me viene a la mente el “Expediente Warren”, última y terrorífica actualización simplemente sorprendente.

El caso que nos ocupa hoy es el de “La casa y el cerebro” de Edward Bulwer-Lytton, publicada en 1857 con el nombre de “The Haunted and the Haunters” o “The House and the Brain” y que ahora nos trae Impedimenta en su excelente colección. Esta obra supone un antecedente ineludible en el género porque fue una de las primeras publicadas en este tipo de novelas y, desde luego, influenció inevitablemente a escritores posteriores.  El planteamiento en este tipo de historias es fundamental, tiene que ser lo suficientemente terrorífico y al mismo tiempo inconcreto para que nos entren ganas de saber lo que sucede a continuación, en el siguiente párrafo podemos comprobar que se cumple con creces esta premisa:

“-Disculpa; no deseo que se burlen de mí y me tachen de soñador supersticioso, ni tampoco podría solicitar que aceptes bajo mi testimonio lo que tú, sin la evidencia de tus propios sentidos tendrías por increíble. Déjame decirte solo una cosa: más que lo que vimos u oímos (respecto a eso supondrías con justicia que éramos víctimas de nuestra imaginación alterada o de la impostura de otros), lo que nos ahuyentó fue un terror indefinible que nos atenazaba a ambos al pasar junto a la puerta de cierta habitación vacía en la que ninguno de los dos vio ni oyó nada; y lo más asombroso y extraño es que, por primera vez en mi vida, estuve de acuerdo con mi esposa, pese a lo estúpida que sea, y admití tras la tercera noche que era imposible permanecer una cuarta en aquella casa.”

El protagonista de la historia, ese narrador en primera persona, se hace eco de una teoría que, probablemente, era la misma del proprio Bulwer-Lytton y que intenta dar sentido a lo sobrenatural indicando que, en realidad, está dentro de la naturaleza pero no ha sido comprobado aún:

“Ahora bien, mi teoría afirma que lo sobrenatural es un imposible; lo que se llama sobrenatural solo es algo, dentro de las leyes de la naturaleza, que hasta ahora hemos ignorado. Si un fantasma se alza delante de mí, no tengo razón al decir: Luego lo sobrenatural es posible, sino más bien; Luego la aparición de un fantasma está, en contra de la opinión recibida, dentro de las leyes de la naturaleza, es decir, no sobrenaturales.”

Con esta base puede permitirse entonces jugar con lo sensorial y resolverlo de la manera que él crea conveniente, le permite cualquier posibilidad; no ahorra en descripciones de lo más ominoso para mostrarnos una situación horrorosa dentro de la casa:

“A veces sentía que me tocaban, pero no ellas; me tocaban manos invisibles. Una vez sentí que unos dedos fríos y suaves me oprimían la garganta. Aún era consciente de que si me rendía al miedo me hallaría en peligro físico, así que concentré mis facultades en resistir con voluntad obstinada. Y alejé la mirada de la sombra, sobre todo por aquellos extraños ojos de serpiente… Ojos que eran claramente visibles. Pues ahí, y no en las otras cosas que me rodeaban, me daba cuenta de que había una voluntad; y una voluntad de una maldad intensa, creativa, activa, que muy bien podría aplastar a la mía.” 

Una vez resuelto el “enigma” viene un epílogo que explica con todo lujo de detalles lo que sucedió, ahí se mezclan mesmerismo (muy en boga en la época), vida más allá de la muerte, superstición, maldiciones… de una manera explosiva, es en ese epílogo donde se comprende el porqué de que a Lovecraft le gustara tanto esta historia y, además, la que la vuelve más redonda. Lástima que se lea en un suspiro, habría estado bien hacer una recopilación de historias del autor con esta como buque insignia para que no se pasara tan rápido. Aún así, es una historia de fantasmas estupenda de esas que nos gustan tanto a los apasionados del terror.

Los textos provienen de la traducción y prólogo a la edición de Arturo Agüero Herranz de “La casa y el cerebro” de Edward Bulwer-Lytton.

“Una Edad Difícil” de Anna Starobinets

La pequeña editorial Nevsky Prospects, que abanderan Marian y James Womack, ha escogido un sello de identidad característico y que los diferencia claramente del resto del panorama literario español. Ese sello es un catálogo formado casi enteramente por literatura rusa y donde tienen cabida los clásicos desde Chejov, Pushkin o Turguenev, hasta obras más actuales como aquella de la que voy a hablar más adelante; tiene además el aliciente de buscar nuevas traducciones de obras consagradas y, en algunos casos, muy cercanas a la literatura de género, sobre todo ciencia ficción e incluso terror. Se nota que hay mucho cariño en la elección y edición de los títulos. Y el resultado es excelente, ya que, a veces, incluso rescatan joyas como una de mis obras favoritas del año pasado, de los hermanos Strugatski, “El lunes empieza el sábado”, que no me cansó de recomendar.

Hoy vengo a hablar de otra de esas pequeñas obritas que he tenido el placer de descubrir este año y que, desde luego, merece un rincón en este blog. Se trata de la recopilación de cuentos “Una edad difícil”, de la joven escritora rusa Anna Starobinets, de quien se ha dicho que cuenta entre sus influencias a Neil Gaiman y Stephen King, e incluso Philip K. Dick.

En el interesante prólogo, Ismael Martínez Biurrun comenta al hablar de la escritora  que es “una de esas rarísimas mentes con el don de traducir las obsesiones en literatura”. Se la ha intentado etiquetar en el género de la “fantasía intelectual”, pero sin embargo, como muy acertadamente comenta Ismael “estos cuentos tienen que ver mucho contigo”, ya que “los personajes de estos cuentos son gente tan normal y satisfecha como cualquiera de nosotros. Esto es, a punto de estallar. Al borde de la locura y del deseo aberrante. Enamorados del abismo.” En la elección de lo cotidiano como fuente generadora del terror, se acerca a King; en la temática, cercana a la ciencia ficción, encuentro paralelismos con Philip K. Dick.

Ya en el primer cuento que da nombre a la recopilación encontramos estas dos características, el magnífico texto se convierte en el “relato de una transformación tanto como de una posesión,” una especie de bildungsroman perverso y desasosegante. En “Vivos”, sin embargo, nos enfrentamos al comienzo de una dixtopía cercana a las obsesiones de George A. Romero, la alegoría está servida. “La familia” se recrea en la rotura de lo cotidiano que conlleva la inestabilidad de la identidad, el paradójico final nos desestabiliza más de lo que podemos esperar. Mi relato favorito, “Las reglas”, es un estudio del trastorno obsesivo compulsivo; es redondo de principio a fin, la elipsis final nos transmite terror  según la tradición más clásica del género (“Mamá, no estás sentada correctamente”). Es en “La agencia” donde encontramos referencias más explícitas a otros relatos de King. También las hay de Poe en “La eternidad de Yasha”, con ese corazón que no late, inmortal. Lovecraft podría ser el referente para “La grieta”, pero ella lo toma como base e innova el relato, como en ese curioso y extraño final que supone “Espero”.

La prosa resulta concisa, sencilla, no la adorna con artificios innecesarios, pero cada palabra está en su sitio, lo podemos ver este fragmento de “Una edad difícil”: “Tenía miedo de encontrarse, en el estrecho pasillo que llevaba al baño o en la cocina pequeña y ordenada, a Maxim. A aquel ser seboso, sudado y cubierto de costras del acné. No quería tocar los mismos pomos de las puertas que tocaban aquellas manos pegajosas ni sentarse en las mismas sillas calentadas por aquel culo gordo. No quería recordar lo cerca que había estado de ser casi un padre para aquel monstruo”. Casi podemos oler, rozar, sentir a Maxim con nuestros propios sentidos.

En definitiva, estamos ante un debut más que prometedor, consistente, ecléctico en los temas elegidos para sus cuentos, con influencias evidentes, pero con voz propia. Un pequeño goce para los que seguimos el mundo de la novela de terror y ciencia ficción. Habrá que seguir todos sus próximos trabajos, y más aún si nos vienen publicados tan bien como lo hace Nevsky.