Fidelio en el teatro real: espectáculo digno pero olvidable

Artículo publicado inicialmente en Ópera World en este enlace.

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No me acordaba prácticamente de la producción de Pier ‘Alli cuando en el 2001 vino Barenboim a interpretar este Fidelio en el Teatro Real. No es un montaje que deslumbre especialmente, la primera parte es muy inmovilista, con pequeñas subidas y bajadas de decorados y escasa dirección artística siendo lo máximo el uso del coro en un momento puntual; sin embargo, la segunda parte utiliza de manera muy original un proyector que da mayor profundidad a lo que estamos viendo, especialmente interesante es la bajada a los calabozos y el clima claustrofóbico que se puede vivir con la entrada de Florestán y su rescate de la cárcel; no se puede decir que desentone, en general, la propuesta, y no cabe duda de que cumple su objetivo y es acorde a lo que se trata en el texto.

Tampoco es deslumbrante el trabajo en el foso de Harmut Haenchen, que opta por utilizar pasajes de la quinta sinfonía que parece que fueron escritos para la obra, aunque un servidor prefiere otras opciones; ciertamente fueron esos pasajes los que dirigió con más brío y ánimo ya que el resto de la obra se caracterizó por la monotonía, por una falta de chispa que solamente nos ofreció corrección pero lejos de la inspiración necesaria para sacar todo el jugo a una partitura que tiene muchísimos matices. La orquesta estuvo dubitativa y adormecida, especialmente en el caso de los metales. Además hubo un desequilibrio manifiesto en algunos pasajes donde la orquesta estaba muy por encima de los solitas, causando que estos tuvieran que gritar para poder ser oídos. Haenchen no cuidó demasiado estos momentos y de ahí que funcionase mejor cuando estuvo el coro en escena como en el concertante final.

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Entre los cantantes de Fidelio en el Teatro Real hubo de todo. Bien la Leonora de Adrianne Pieczonka, cálida y poderosa en su papel, muy lírica, quizá le faltó un poco de fuerza en el final sobre todo desde el dúo con Florestán, la lucha contra la orquesta en dicha parte final minó sus fuerzas y no pudo cerrar el papel como se merecía, aun así, fue un buen trabajo y bien actuado; flojo, en cambio el Florestán de König, desde su aria de comienzo del segundo acto no dejó lugar a los matices, afortunadamente su vibrato no es muy exagerado pero en las notas más altas acusaba tirantez, sobre todo el final de su aria o el dúo con Leonora donde habría sido necesaria una mayor suficiencia, parece que en estos últimos años está volviéndose más heroico pero está perdiendo claridad en el registro más agudo; estupenda Anett Fritsch con una Marzellina bien actuada y mejor cantada, facilidad para hacer agudos y coloraturas y no perder nada de potencia, sorprende, de hecho, lo bien que se oía en el concertante final, por encima de Pieczonka; buenísimo igualmente el Rocco de un Franz-Josef Selig que se está volviendo una referencia en el registro bajo, poderoso y sonoro, noble en su factura en la mezza voce y agudos potentes y bien timbrados, un verdadero deleite escucharle; correcto sin más alardes el Don Pizarro de Alan Held, muy tosco en general en toda su actuación, sobre todo si lo comparas con Selig, la actuación por lo menos equilibraba estos detalles para obtener un resultado medio al menos suficiente; adecuados sin más Juric y Lyon como Don Fernando y Jaquino, no sobresalieron pero tampoco desentonaron. Sobresaliente el coro de nuevo en sus dos importantes intervenciones, sobre todo en ese final que suele dejar tan buen sabor de boca al público.

Aplausos y contento general de un público que disfrutó de un espectáculo digno, aunque olvidable según pase el tiempo.

Las fotos pertenecen a Javier del Real.

Lo que podremos ver en la temporada 2014/2015 del Teatro Real

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Había mucha expectación por comprobar lo que iba a pasar con la nueva temporada del Teatro Real; parece que la era Mortier ha acabado pero, hasta que no se vieran las nuevas temporadas parece que no es oficial. El resultado tras el anuncio de la nueva temporada se ha quedado, de hecho, todavía en un estado intermedio, un limbo musical con ciertos atisbos de cambio que son los que promueve Matabosch y otras óperas que son herencia todavía del legado de Mortier. Entre dichos atisbos se puede ver la mayor presencia de intérpretes españoles, la elección de Ivor Bolton como director musical titular (aunque en ese año solo va a hacer una producción, ya que lo oficial será el próximo año) y algunas producciones que iban a ir al Liceo y que vienen por aquí. Además de la vuelta de cantantes mediáticos que tan poco le gustaban a Mortier.

Vayamos pues a lo que podemos esperar, que no es poco:

-Se abrirá la temporada con la reposición del ya conocido montaje de “Las bodas de Fígaro” de Mozart de Emilio Sagi; no seré yo el que me queje pero, ciertamente, se programó no hace mucho y es una de esas óperas que ha venido en no pocas ocasiones, con todo lo que se podría programar de Mozart…  Lo más interesante será ver de nuevo a Ivor Bolton (flamante director musical titular) dirigiéndola (es la única que hará ese año hasta su entrada oficial) y dos elencos heredados, especialmente de los que ya hemos visto en la etapa de Mortier, varios bastante conocidos  ya de estos años, sin ser especialmente importantes; por lo menos son adecuados al repertorio.

-La segunda ópera “La hija del regimiento”, de Donizetti, sí que es algo nuevo por fin. Tenemos la producción de Laurent Pelly y la dirección musical de Bruno Campanella y Jean-Luc Tingaud. Oportunidad de oro de descubrir otra de esas joyas del compositor, no se programa con tanta frecuencia y que constituye un emblema del bel canto. Los papeles de la soprano que alternará a Natalie Dessay (aunque está prácticamente retirada), Kurzak  y Rancatore y del tenor con su famosa aria de los 9 “dos de pecho” (“Ah Mes amis), que tendrá a Siragusa y Camarena como protagonistas, son paradigmas de lo más endiablado y bello del canto. Pietro Spagnoli y Luis Cansino como Sulpice y Ewa Podles y Ann Murray completan los roles principales. Mediática, además de anecdótica, será la presencia de Carmen Maura como Duquesa de Krakenthorp, pero atraerá a mucha más gente y se venderá muy bien. De todos modos valdrá la pena. Es muy disfrutable. Echo de menos lo que podría haber hecho Celso Albelo con un papel que borda especialmente como es el caso de Tonio.

“Muerte en Venecia” del británico Benjamin Britten es una coproducción con el Liceo que ha llegado demasiado tarde por partida doble, no solo por la producción sino por el centenario de Britten. Aun así la fantástica producción de Willy Decker puede triunfar; veremos si otro de los prometidos de Mortier, Alejo Pérez, corrobora las buenas sensaciones que dejó este año con “The Indian Queen”María José Suárez y Vicente Ombuena completan un reparto muy especializado en este tipo de obras y del que se puede esperar un buen rendimiento.

-Tres funciones hay programadas para “Romeo y Julieta” de Gounod.  Versión concierto que, sin embargo, tiene más de un atractivo; en primer lugar, en la dirección musical con Plasson a la batuta; lo segundo serán sin duda los cantantes, la presencia de Tagliavini, Yoncheva y, sobre todo, el tan cacareado “divo” Roberto Alagna (suspenderá función antes de cantar?? Con él nunca se sabe) aseguran por lo menos impacto y, posiblemente, tres buenas noches de música.

-El cuento de hadas de Humperdinck “Hansel y Gretel” tendrá el aderezo del vestuario de Agatha Ruíz de la Prada. La dirección musical será de Paul Daniel y Diego Rodríguez. La dirección escénica de Joan Font de los Comediants. Esperemos que esta pequeña obra maestra se vea reforzada por estas propuestas escénicas; la música, deliciosa, lo merece. Parece que Alice Coote y Sylvia Schartz en los papeles de Hänsel y Gretel  y el gran Bo Skovhus como Peter pueden asegurar un buen papel en lo musical.

“El público” de Mauricio Sotelo, sobre el texto de Andrés Ibáñez de la obra de Federico García Lorca, será el primer estreno mundial del año, y además español. Con dirección del fantástico Pablo Heras-Casado y unos cantantes que tendrán que enfrentarse, auguro, a una partitura contemporánea difícil y de texto complicado igualmente (no en vano la obra de Lorca es bastante compleja). Esta, así como el otro estreno, generará sentimientos encontrados como suele ocurrir con este tipo de obras. La escena vendrá a cabo de Robert Castro. El foso será ocupado por la Klangforum Wien.

Matabosch habrá tenido mucho que ver en “La traviata” de Verdi que tendremos a continuación con producción de David McVicar y dirección musical de Renato Palumbo ya que se trata de una coproducción del Teatro Real, el Gran Teatre del Liceu de Barcelona, la Scottish Opera de Glasgow y la Welsh National Opera de Cardiff. Siempre es un gusto encontrarnos con esta maravilla. Habrá que ver si Ciofi puede con él todavía, se alternará con Irina Lungu y Ermonela Jaho. Alfredo será interpretado por Francesco Demuro, Antonio Gandía y Teodor Ilincái, sin demasiadas garantías para sacar algo más digno que lo que podría haber hecho más de un español. Cubierto con creces el papel de Giorgio Germont con el inmenso Juan Jesús Rodríguez, Ángel Ódena y el experimentado Nucci. Siempre es un éxito de público, o sea que, tiene pinta de triunfar a lo grande con su música imperecedera y archiconocida.

Harmut Haenchen dirigirá el “Fidelio” de Beethoven con esta nueva producción del Teatro Real en coproducción con l’Opéra national de Paris que realizará Alex Ollé (La fura dels Baus) con Valentina Carrasco. Los cantantes, con la figura bien conocida de König como Florestan y de Pieczonka como Leonore estarán bien acompañados por el Rocco del poderoso Franz-Josef Selig. Completan reparto Anett Fritsch, Ed Lyon, Alan Held y Goran Juric.

-Si mediático era lo de Carmen Maura, qué podemos decir de este “Gianni Schichi”, tercera ópera del Tríptico pucciniano que tendrá la dirección escénica nada menos que de Woody Allen y Plácido Domingo debutará en el barítono protagonista. La dirección musical de Giuliano Carella se quedará oscurecida por el tamaño escénico propuesto. Acompañarán en esta divertida obra de Puccini Maite Alberola, Elena Zilio, Albert Casals, Maria José Suárez, Vicente Ombuena, Luis Cansino… para una posibilidad realmente atractiva para el público, el texto de la obra junto con las ocurrencias de Allen pueden resultar más que entretenidas.

Plácido Domingo es el gran protagonista de las “Goyescas” de Granados en esta coproducción del Teatro Real y Los Angeles Opera, ya que se encargará de su dirección musical. José Luís Gómez será el encargado de la escena. El trío protagonista nos trae, desde hace bastante tiempo, de nuevo a María Bayo a la que acompañarán Andeka Gorrotxategi y José Carbó. Es una verdadera maravilla, preveo éxito total.

-Para acabar la temporada el otro estreno mundial español, “La ciudad de las mentiras” de Elena Mendoza con libreto de Matthias Rebstock basado en relatos de Juan Carlos Onetti (Un sueño realizado, El álbum, La novia robada y El infierno tan temido). La dirección escénica será de Matthias Rebstock y Titus Engel asegurará una siempre profesional dirección musical. En cuanto a los cantantes, seguro que tendrán que trabajar a lo grande por las dificultades inherentes. Katia Guedes, Anne Landa, Anna Spina y Graham Valentine serán algunos de los valientes. Mi comentario anterior a la obra de Sotelo aplica perfectamente a esta.

Eso es todo, comienza el cambio, se pueden ver los indicios, pero tendremos que esperar un poco más para comprobar de lo que es capaz Joan Matabosch, mientras disfrutemos en lo posible esta temporada de transición.

Artículo publicado inicialmente en Ópera World

“Escucha esto” de Alex Ross

En su anterior y exitoso (en cuanto a crítica y público) ”El ruido eterno”,  Alex Ross realizaba un repaso de todo la música clásica del siglo XX encadenándola a al contexto cultural e histórico consiguiendo un libro de fácil lectura y que además quitaba prejuicios y ayudaba a comprender a gente tan extraña como John Cage o Alban Berg, además lo acompañaba de un imprescindible acompañamiento musical disfrutable a través de su web que hacía aún más sencilla la escucha. Con su nuevo libro “Escucha esto”, de nuevo publicado por Seix barral, pretende obtener el mismo resultando aunque aquí intenta realizar una retrospectiva desde el punto de vista histórico de lo musical haciendo énfasis en la cada vez más frecuente fusión de estilos y géneros: “Las fronteras entre lo “popular” y “clásico” están empezando a desdibujarse de modo creativo”.

Esta va a ser la base de la mayoría de los ensayos que vendrán después; todo muy en la línea de la escuela de los “Cultural Studies” de Stuart Hall, corriente crítica que relativiza el posible canon establecido históricamente para ponderar la cultura en general con todas sus manifestaciones.

El segundo capítulo, “Chacona, lamento y walking blues”, ya justifica por sí mismo su lectura; es, curiosamente, el único que se ha escrito específicamente para este libro y para hacerlo el autor se inspira en una conferencia que dio el compositor György Ligeti en 1993 en el conservatorio de Nueva Inglaterra de Boston (“En un momento dado, Ligeti cantó las notas “La, Sol, Fa, Mi” –el bajo del lamento de la ninfa- y empezó a catalogar su sinfín de apariciones en la música occidental, tanto en el repertorio clásico como en las melodías folclóricas que había aprendido de niño.”)

Tomando esta base, establece una cronología histórica comparada desde los primeros momentos en los que surgió ese motivo descendente y la chacona “que se convirtió en un emblema del lamento”. En su increíble web hay un vídeo del autor explicándolo y que pongo a continuación:


 Por el documento musical de la web con respecto a ese artículo desfilan el “Lamento della Ninfa” de Monteverdi, el Lamento de Dido de Purcell, la “Misa en sí menor” de Bach, Beethoven en su Novena Sinfonía… para llegar a la música pop del siglo XX con los Beatles y su “Michelle” acabando con el Blues, Bob Dylan y Led Zeppelin. Me apetece especialmente poner el Lamento de Dido, mágico, y su reflejo en Bach para que comparéis vosotros.

Este artículo es el culmen de esta forma de hacer las cosas, la total conjunción entre el texto y la música a través de la web, es sencillamente excepcional. Os podéis dar una vuelta por ella desde aquí, y así os hacéis una idea.

A partir de aquí, el libro no mantiene tanto el nivel, aunque sí que es cierto que sigue siendo interesante: “Máquinas infernales” explora el típico tema de la tecnología como liberación o esclavitud, adoptando una posición intermedia “la máquina no es ni Dios ni demonio”. Luego empieza la segunda parte donde tenemos un artículo de Mozart que orienta como retrospectiva nuevamente y que hace énfasis en su parte final en los anticlimáticos finales de “Don Giovanni” y “Cosí Fan Tutte”; esta estructura se mantiene en el de Schubert: consigue unos ensayos interesantes aunque no deslumbrantes; no deja de ser curioso aprovechar el que dedica al director de orquesta Esa-Pekkä Salonen para desarrollar los entresijos burocráticos que se producen habitualmente en una sala de conciertos;. notables contribuciones de música “pop” resultan ser los dirigidos a Björk y Radiohead, igualmente claros en su exposición exhaustiva de las carreras musicales de ambos; sin embargo, el artículo sobre el interés de China por la música occidental y su posible futuro en la música no deja de ser una simple anécdota estirada de su viaje al país y no pasa del aprobado.

Hasta el final se van sucediendo los ensayos con mayor o menor suerte, pero siempre caracterizados por el eclecticismo, la claridad y la abundancia de notas y datos al respecto del tema que trate: desde la vida de un cuarteto de cámara, pasando por el tirón de  Verdi entre los aficionados, a los obituarios en clave de ensayo del siempre controvertido John Cage o la contralto de color Marian Anderson tienen cabida en estas páginas; incluso Bob Dylan y Sonic Youth tiene su espacio. 

La conclusión es que el autor nos ha conseguido transmitir la importancia que tiene la música actualmente y la influencia en la cultura de la sociedad, abogando por eliminar elitismos y por la fusión de géneros; lo que importa de verdad es oír música e intentar entender sus manifestaciones por extrañas que puedan parecer. Una espléndida lectura musical complementada de manera admirable con la información que aparece en el sitio web: una experiencia única y enriquecedora.

 

Valoración del libro: